La domesticación de la cultura

La domesticación de la cultura

Se estrena Danubio, una ficción documental que da cuenta de las operaciones de inteligencia de la dictadura de Onganía sobre los artistas de Europa del este en el Festival de Cine de Mar del Plata.

Este jueves 9 de marzo se estrena Danubio, una ficción documental dirigida y producida por Agustina Pérez Rial que busca recrear lo que sucedía en el año 1968, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, cuando los servicios de inteligencia se dedicaban a vigilar “la infiltración del comunismo en la cultura”. La producción llega a la Sala Leopoldo Lugones de la Ciudad de Buenos Aires buscando interpelar al público a través de una historia inédita.

Siendo licenciada en Ciencias de la Comunicación y habiendo recorrido un largo camino en el ámbito académico, Agustina Pérez Rial decidió buscar su lugar en el mundo de lo audiovisual ya que “sentía que había algo de la forma académica y escrita que tenía un límite en cuanto a las personas que se podía llegar”, según contó en diálogo con ANCCOM. Fue en ese momento cuando Paulina Battendorff, compañera y  guionista de Danubio, le acercó unos legajos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) que hablaban sobre las persecuciones que se llevaron a cabo en el Festival de Cine Internacional de Mar del Plata, durante el gobierno de Onganía y en plena Guerra Fría, cuando el comunismo era objeto de terror y persecución.

“Ese legajo tenía solo tres hojas en las que se hablaba de una fiesta que había hecho una sociedad Danubio para que miembros del Partido Comunista local marplatense se pudieran acercar a las delegaciones de los países del este que vinieron al festival durante el año 1968”, relató la directora y comentó que “el primer trabajo fuerte era ver quiénes eran las personas que estaban en esos legajos porque todos los informes eran anulados por Habeas Corpus y Habeas Data para que los nombres no estuvieran expuestos. Más allá de eso, por la manera que tenían de describirlos fue posible averiguar quiénes eran haciendo un trabajo de contrainteligencia”. Es que, más allá de la ficción, la película fue fruto de seis años de una intensa investigación y recopilación de archivos mediante la cual se nos permite entrar en una época de la que poco se habla. Sobre esto, Pérez Rial confesó que “fue muy difícil encontrar los archivos, muchos estaban en manos de coleccionistas privados y eso nos hace pensar el problema del acceso público a los archivos que son parte de una memoria que está muy dispersa”.

La película fue fruto de seis años de investigación y recopilación de archivos.

Mediante una amplia recopilación de archivos de diferentes tipos, ésta ficción documental busca recrear una época en la que el cine, como referente de la cultura, era objeto de censura y de vigilancia por ser considerado peligroso. “En esa época se pensaba que una persona por ir a ver una película podía salir convertida en comunista. El miedo era directamente a la cultura, eso es lo más interesante de la época”, expresó la directora y agregó: “Primero vino la domesticación de la cultura y luego la de los cuerpos en los años posteriores, una domesticación que también era cultural pero que antes estaba más escondida”. Por lo que más allá de la época, Danubio intenta que el público pueda interpelar y repensar la relación entre la cultura y la política en la actualidad.

Danubio se presenta como una ficción documental que sobrepasa todos los límites de un documental tradicional porque hace hablar a la época desde el lugar de la mujer, un lugar de enunciación poco común en una sociedad ampliamente masculinizada. “La historia se cuenta desde la voz ficcional de una mujer rusa que en sí nunca existió, sino que está hecha de mil retazos de entrevistas e investigaciones y representa a todas las que podrían haber sido perseguidas en ese momento”, sostuvo la directora.

Por otro lado, se vuelve interesante pensar el lugar que ocupa la ciudad de Mar del Plata en ésta historia, aquella ciudad “feliz” en la que se realizaban operativos de censura y de inteligencia para controlar a los miembros del Partido Comunista. “Mar del Plata tiene un lado facho muy fuerte –subraya la directora-. Es una ciudad de tres meses de actividad y nueve meses de retracción. En su momento le molestó mucho el peronismo, sobre todo cuando las vacaciones fueron universales y empezaron a llegar las masas: lo necesitó pero le molestó”. Danubio también busca mostrar aquel lado de la “ciudad feliz” que está oculto y es importante conocer.

Después de recorrer festivales nacionales e internacionales Danubio llega a la Sala Leopoldo Lugones, perteneciente al Complejo Teatral de Buenos Aires, del 9 al 12 de marzo a las 21 y del 14 al 16 de marzo a las 18, para invitarnos pensar, reflexionar y disfrutar de una historia nunca antes contada.

 

Trabajo disfrazado de amor

Trabajo disfrazado de amor

Llega un nuevo 8M. En la agenda feminista sigue siendo central –además de la insoportable violencia física- las brechas de género y la desigual distribución de tareas domésticas. Los trabajos de cuidado aportan al PBI más que la industria y el comercio mientras el proyecto de Ley Cuidar en Igualdad sigue esperando en los cajones del Congreso.

Alejandra tiene 58 años y es ama de casa. Se encarga del cuidado de su nieto como lo hizo años atrás con la crianza de sus hijos. Además es emprendedora y artesana: vende mandalas y conservas por internet. Es solo una de las millones de mujeres argentinas que dedican sus días al trabajo gratuito doméstico y de cuidado, solas.

“Es importante concientizar sobre el trabajo tedioso y cansador de las mujeres en el hogar y la falta de remuneración a pesar de su importancia”, dice Alejandra. El proyecto de Ley Cuidar en Igualdad, presentado en el Congreso nacional el 2 de mayo de 2022 fue un avance en la propuesta por desnaturalizar los roles dentro del hogar. Pero aún espera tratamiento. Entre otras cosas, el proyecto reconoce el derecho a cuidar de monotributistas, cambia el régimen de licencias para personas gestantes y no gestantes, promueve la adaptación de las jornadas laborales para ellas y reconoce como tiempo aportado al sistema de seguridad social los períodos de licencia por tareas de cuidado, entre otras iniciativas.

En Argentina, según el INDEC, “Las mujeres pasan 5.7 horas por día haciendo trabajo de cuidado no remunerado mientras que los varones dedican en promedio sólo 2 horas diarias.”  La feminización de las tareas del hogar y la falta de organización social justa en la distribución de tareas entre hombres y mujeres dentro de los hogares es una realidad. Esto implica menos tiempo y posibilidades a las mujeres y niñas para acceder a estudios y trabajos de calidad.

Muchas mujeres, incluso, crean espacios de sociabilidad dentro del hogar y en el marco de las responsabilidades de cuidado. Por ejemplo, Alejandra ayuda a su hija en la limpieza y mantenimiento de la casa porque reconoce lo desgastante que es “trabajar fuera y volver al hogar a hacer las tareas sola”. Hay una transmisión de generación en generación de estos hábtios.

La Organización Internacional del Trabajo creó la calculadora del cuidado que permite visualizar la remuneración en base a las horas que se dedican a las tareas de cuidado, mostrando las diferencias de género.

 

En Argentina esta actividad no está contemplada en el cálculo del PBI. Pero un trabajo de la Dirección de Nacional de Economía, Igualdad y Género, realizado en 2020, señala que si se realizara tal medición, las tareas de cuidado aportarían un 15,9% al PBI argentino, es decir dos y cuatro décimas más que el comercio y la industria, las dos ramas que más contribuyen al producto bruto argentino.

Este 8M, con nuevas voces y nuevas luchas, carga aún con la consigna “Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado”. El objetivo es visibilizar el valor social y económico de las mujeres como Alejandra que aseguran la reproducción y el bienestar de sus hogares solas. Además de promover el derecho de cuidar y ser cuidado a todas las personas.

Los trabajadores del Bauen no se dan por vencidos

Los trabajadores del Bauen no se dan por vencidos

La pandemia logró lo que no pudo el poder: que cierre el autogestionado hotel Bauen. Pero sus integrantes ya armaron tres nuevas cooperativas y sueñan con una cuarta.

La cooperativa Sweet Canela la integran cinco extrabajadores del Bauen.

La pandemia de covid-19 causó la pérdida de innumerables puestos de trabajo y con ello la necesidad de decenas de familias de encontrar en medio de la crisis, nuevas formas para sustentarse. El coronavirus, entre otras cosas, logró lo que no pudo el Poder Judicial, el macrismo y empresariado: el Hotel Bauen cerró en octubre de 2020, luego de casi dos décadas de autogestión cooperativista y constantes luchas por las recurrentes amenazas de desalojo, los trabajadores tuvieron que abandonar el edificio debido a las deudas por la falta de ingresos a y previo a esto, los tarifazos y el veto de Mauricio Macri a la Ley de Expropiación, en el 2016.

Se cerró un capítulo para el exBauen, pero sus integrantes se repensaron junto con compañeros de otras cooperativas y así inició una nueva etapa, esta vez con mucha experiencia acumulada. Por eso, tras abandonar el edificio, surgieron tres experiencias cooperativistas. De estas, dos son gastronómicas: Sweet Canela, que administra el bar del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini; Los Carpinchos, que asume la gestión del bar de los trabajadores del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (en la ex ESMA, Avenida del Libertador 8151) y Rutas Argentinas, la agencia de turismo que les va a permitir a todos los trabajadores conocer los alojamientos y destinos turísticos en manos de cooperativas y mutuales en todo el país y se espera que para el segundo semestre del año este en función en Avenida Cabildo al 1700.

Los exintegrantes de la cooperativa del Bauen ya crearon dos emprendimientos gastronómicos y uno turístico.

“Aún nos resta continuar con el Hotel. Es difícil pero no vamos a parar hasta encontrarlo. Como lo posible no se encuentra tirado por ahí sino que se construye espalda con espalda, salimos nuevamente a la cancha con más ganas que nunca”, indica Federico Tonarelli, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA).

En este sentido, Tonarelli cuenta: “Nos encontramos en la búsqueda de un edificio estatal que cumpla con las condiciones necesarias para el desarrollo de la actividad hotelera, estamos gestionando los permisos de uso con la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), es un proyecto a mediano plazo”.

En paralelo al cierre del Hotel Bauen, algunos trabajadores siguieron en la cooperativa, otros desarrollaron proyectos personales y algunos están trabajando en relación de dependencia. “La dispersión del grupo fue medio inevitable; sobre todo, por no haber podido resolver rápidamente lo del nuevo edificio”, dice Tonarelli. Sin embargo, hubo un grupo que siguió con el horizonte puesto en el asociativismo y la economía solidaria. En la actualidad, son 15 los trabajadores directos, 5 en cada una de las tres nuevas cooperativas, y a ellos se sumarían otros puestos de trabajo, según el número de habitaciones que tenga el futuro hotel y el crecimiento de cada una de las nuevas empresas autogestivas.

Sweet Canela asumió la administración del café-bar del Centro Cultural de la Cooperación en junio de 2022; el equipo de trabajo está integrado por cinco personas (tres mujeres y dos varones) y las ganancias se reparten entre todos por igual. Nancy Galván es la presidenta de esa cooperativa, y también es la encargada del local, en donde trabaja su hija mayor, Jacqueline.

Sweet es el proyecto que más recorrido tuvo en este tiempo y la más pura de los exBauen, aunque son poquitos por ahora, porque el bar de la CCC da para pocos todavía», explica el presidente de FACTA y adelanta “Cooperativa Los Carpinchos somos compañeros de la cooperativa Bar La Cacerola y yo que vengo del Hotel”.

La cooperativa Rutas Argentinas, en tanto, está integrada por siete trabajadores exBauen junto con compañeros de la Cooperativa Escuela Mundo Nuevo y la de lácteos La Ciudad (Séptimo Varón). “Si bien aún el proyecto está en sus inicios, ya tiene matrícula y CUIT y está tramitando el legajo de agencia de turismo en el Ministerio”, explica Tonarelli.

El objetivo a mediano plazo es reabrir el hotel.

El objetivo central es la reapertura del hotel que para el Mundial de 1978 fue hecho para albergar turistas y que tras la crisis económica, política y social del 2001 desatada por las políticas neoliberales que llevaron adelante los presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa terminó con sus puestos de trabajo. Así nació la cooperativa de los trabajadores que por casi 20 años hospedó a miles de personas y comensales y en sus últimos años supo ser la casa y cuna de diferentes proyectos culturales y sociales tales como las redacciones de las revistas La Garganta Poderosa y Cítrica, el grupo teatral El Descubridor (con Manuel Callau a la cabeza) y un almacén de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

“La suma de tantas voluntades hizo nacer el Espacio Cooperativo Bauen, y esperamos poder continuar con el trabajo de tantos años. A estas tres cooperativas que hablamos, se le sumaría la cuarta, que es la cooperativa del Hotel Bauen. Dependemos para poder avanzar de las negociaciones que con la AABE estamos motorizando para conseguir un edificio estatal en comodato. Si conseguimos un edificio habría un rápido reagrupamiento de los compañeros, de eso no tenemos dudas», cierra Tonarelli.

«En la escuela me decían que no existíamos»

«En la escuela me decían que no existíamos»

Víctor Vargas Filgueira trabaja en el Museo del Fin del Mundo y es autor de “Mi sangre Yagán”. Artesano e investigador de la cultura de su pueblo, cuenta su historia y la de su comunidad. ¿Cómo es ser indígena en el siglo XXI?

Es domingo por la tarde, un hombre recorre las céntricas y vertiginosas calles de Ushuaia con su campera rompevientos azul y su mochila negra. Con paso seguro se dirige a la cafetería de la esquina de Rosas y San Martín donde lo esperan. Encuentra rápidamente la mesa y luego de pedirse un café, comienza la charla.

Cuénteme sobre usted, ¿quién es Víctor Vargas Filgueira?

Soy un integrante de la comunidad Yagán de Ushuaia. Estamos instituidos ante el INAI desde el año 2021, nos han reconocido después de muchos años de burocracia, de idas y vueltas de papeles. Mi madre es Catalina Yagán, pertenece a los últimos integrantes de aquel pueblo que fuera colonizado en los primeros años del 1900. Ella nació en 1930 y nos trajo su legado, sus costumbres, con la finalidad de conocerlas y emularlas, salvando las distancias, desde nuestro contacto siempre presente con la naturaleza.

Imagino que siempre supo que era Yagán pero ¿cuándo comprendió el significado histórico y cultural que implica?

Nosotros nacimos y sabíamos que pertenecíamos a ese pueblo, nos lo decían. Cuando empecé en la escuela no entendía, porque me decían que no existíamos más. Me contaban la historia desde un punto de vista muy cerrado y eso me impulsó a ser autodidacta, a pasar veinte años de análisis. Cuando mi madre podía ir a lugares como Punta Arena, en Chile, donde había más literatura que hablaba sobre los pueblos, siempre me traía un libro de regalo. Con 12 ó 13 años, la inquietud iba creciendo. Fue un proceso de redescubrirse uno mismo, de entender que el paso del tiempo fue dejando de lado a los pueblos originarios. Tenemos una conquista tangible, en la que se cazó indígenas, literalmente. Y luego estuvo la conquista oral, esa que llevó a que los pueblos empiecen a separarse, que digan: “No quiero ser indio y no quiero ser lo que se dice de ser indio.” Había algo que no podía explicar y que me llamaba a mi origen. Ello me llevó a no tener vergüenza de hurgar y cuando analizaba encontraba sabiduría. Pero sabía que la sociedad fueguina en ese momento, veinte años atrás, no estaba preparada para que alguien dijera: “Yo soy descendiente de Yagán.” Aún no era el momento de hablar, sabía que podía ser perjudicial para nosotros. Entonces, si bien existía un orgullo puertas adentro y hablábamos de las costumbres, afuera no había todavía que decirlo. 

¿Qué fue lo que cambió para que dieran ese paso?

La sociedad cambió pero también lo hicieron los integrantes de nuestros grupos, quienes también están presentes en Puerto Williams. Sabíamos que éramos pocos, en la actualidad somos entre 150 y 200, así que dijimos “es ahora o nunca.” Eso nos llevó a tomar el toro por las astas y ver qué se podía hacer con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) Además, mi mamá ya era reconocida en la CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) en Chile. A muchos de los nuestros se los registró allí, somos un pueblo nómade que navegaba de Puerto Williams a Ushuaia permanentemente. Aunque no se conozca mucho, tenemos el Artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional Argentina que habla del derecho de los pueblos, que el Estado los debe reconocer, tiene la obligación de hacerlo. Pero no se cumple y cuando te presentas, te piden todo tipo de documentación. A nosotros nos impulsó el encontrar a nuestro bisabuelo en literatura de investigadoares del pasado. Había que recuperar esa historia y como investigador familiar me resultó muy impactante. Mi mamá lo conocía como Tomás y al leer al sacerdote y antropólogo Martín Gusinde, ahí  estaba él. Ese cura hizo un montón de trabajos de campo y entre los que no se llegaron a publicar encontré el nombre Asenewensis. Así descubrimos su nombre original, no Tomás, y al conocer la lengua supimos que había nacido en un lugar boscoso porque significa “hombre del bosque”. Todo eso te va llamando y atando cabos, estudiando llegamos hasta el día de hoy.  Luego, con información que llegó de Chile, descubrí que era el Yekamush, es decir, el Chamán, el hechicero, el hombre sabio. Tuve la posibilidad de leer la ceremonia de duelo más importante que tenían los Yaganes, cuando muere mi bisabuela. Se me caían las lágrimas. Tuvo una vida excepcional. En ese ir descubriendo fuimos entendiendo la importancia que tenía poder formar esa comunidad y brindarle conocimiento a la gente. Por otro lado, entendimos la encrucijada en la que nos encontramos en relación al medio ambiente. La gente cree que nació como vivimos hoy: en la gran ciudad con los rascacielos y que no hay naturaleza. Por eso debíamos llevar nuestros saberes e incorporarlos a los museos, las escuelas. Es lo que necesita el planeta y la gente queda impactada con el mensaje porque es muy sencillo y no hay un libreto, todo viene del conocimiento.

«¿Qué nos deja a nosotros el arqueólogo, el historiador, el artista? Había un chico que había grabado distintos audios de Tierra del Fuego entre las que estaban los cantos de las abuelas del pueblo Yagán, tenía dieciséis premios internacionales», cuenta Vargas,

Tuvo la oportunidad de ir a la Sorbona de París, ¿cuál es la mirada que tienen allí respecto a los pueblos originarios? ¿Hay diferencias en relación a nuestro país?

En la sociedad en general hay mucha ignorancia. Tal vez la gente más vinculada al ambiente tiene más curiosidad, más interés. Nosotros estuvimos diez días en el sur de Francia, en Bayona, donde se hizo un festival en honor a los pueblos originarios de Tierra del Fuego. Todo aquel que trabajaba en relación a los pueblos fue invitado y presentaba su temática. Había un panel donde nosotros interactuábamos y decíamos qué nos había parecido y en qué fallaban. Pero era muy curioso porque nadie había pedido autorización, nosotros no sabíamos nada. Llegamos junto con un hermano Yagán y una hermana Selk’nam, del pueblo del norte. A ella le mostraron un libro con una entrevista que le habían hecho tiempo atrás y nunca le dijeron para qué era. Hubo momentos en los que tenías que pararte e irte porque era una locura lo que hacían. Un chico de Gran Bretaña, desnudo con plumas pegadas al cuerpo y con un slip, haciendo un baile y sonidos en los que buscaba mostrar la colonización de Tierra del Fuego, pero era tan loco el baile que terminaba siendo una falta de respeto. Hay cosas que la gente no entiende, cuando respetas y sos respetado, tenes que saber que nadie entra a la casa de alguien, le saca los cuadros, los audios de la abuela y se lo llevan para mostrar y lucrar en otros lados. Eso forma parte de la privacidad. ¿Qué nos deja a nosotros el arqueólogo, el historiador, el artista? Había un chico que había grabado distintos audios de Tierra del Fuego entre las que estaban los cantos de las abuelas del pueblo Yagán, tenía dieciséis premios internacionales. Está perfecto que vos trabajes con eso pero anda a la casa de las abuelas y fijate cómo están, no les dejaste nada a ellas. Existe un video realizado por franceses en el año 1925 donde está mi bisabuelo. Los derechos los tiene una familia francesa y yo no tengo ningún tipo de derecho. Es muy loco, muy contradictorio.

Ustedes conformaron la Comunidad Paiakoala. ¿Cuáles son los proyectos, ideas y luchas que tienen por delante?

Paiakola significa “gente de la playa”. Mi proyecto ahora es personal porque vi que la burocracia te para, te frena. Es muy difícil tener un proyecto de tierra cuando el INAI me lo puede dar dentro de treinta años o incluso más, cuando ya me esté por ir de este mundo. Si es que me lo da. Cuando obtuvimos la personería comenzamos con el relevamiento territorial, se trata de decir “vengan a ver las tierras que quiero para mi comunidad”. Estamos en 2023 y aun no vinieron, ni si quiera nos conocen cara a cara.

¿Se trató de una cuestión de un título pero las cosas no cambiaron? 

Por eso no simpatizo con ningún partido político, trato de que mi corazón me diga “este es más sincero que los otros”. Hoy lo único que quieren es la foto y nosotros, como sociedad en general, somos un número para ellos. Por eso no me ato a nadie y a mis jefes del museo en el que trabajo les digo: “Vos sos político cuatro años pero yo soy Yagán toda la vida”. En el Congreso del Patrimonio Patagónico, una vez me dijeron que nos teníamos que empoderar. Yo ya venía empoderándome por eso soy respetado en mis charlas, todos comprenden que el mensaje está bueno y cuando me decían que me iban a poner un libreto yo contestaba que entonces me iba. Yo respondo a mi sentido común y a eso apelo en mis charlas. Si yo digo que termino de hablar y me voy volando a casa, no me crean porque nadie puede volar. Nos dijeron que íbamos a cruzar la estratósfera y nos van seguir diciendo cosas, hay que estar atentos porque de eso depende el futuro de nuestros hijos. La posibilidad de estar en los dos ámbitos genera una apertura mental y permite decir “esto sí y esto no”. Tenemos que ponernos a la altura del llamado “blanco” y trabajar con las mismas herramientas que tienen ellos. La Constitución Nacional, los artículos que nos amparan, las leyes de derecho a la tierra, hay que conocerlo todo. Esa es la forma de luchar. Y hay que dejar de tener la autoestima cinco metros bajo tierra. Se trata de estar equilibrado, no me subestimes porque vengo de un pueblo subestimado y si lo seguís haciendo, tenés todas para perder.

«Nos queda algo que es fundamental y que se lo hago ver a la gente: venimos de la naturaleza. Es cuestión de ir a un campamento y ver lo distendido que estás y darte cuenta lo apretado que te sentís en el cemento», subraya Vargas.

¿Cuál es el mensaje que da en el museo, qué quiere transmitirle a la gente?

En principio, tengo el pensamiento de que si el “indígena” no iguala al “blanco” nunca va a luchar por sus derechos. Tenemos que igualarlos primero, figurativamente hablando. Lo principal de mi mensaje es que ellos eran y somos seres humanos. Luego de eso los elevo, contando lo hermoso que tenían, todo su contenido, sus costumbres, el trabajo en equipo, la carencia de pertenencia, de sentido de propiedad. La gente queda asombrada y piensa ojalá fuéramos así porque nosotros, hoy en día, queremos todo lo que tienen los demás. Ellos no vivían en ese mundo y hay que darlo a conocer para lograr un 10% de eso. No se trata de volver a sacarnos la ropa, mi anhelo es que todo el mundo tenga en el bolsillo la cuestión del origen de su identidad. Por eso todo lo que es el “baby shower”, el “happy hour”, todo eso lo destruyo en mi charla también. No nos colonizan, nos colonizamos nosotros hoy en día. Saquemos lo que no nos sirve y tomemos ese trabajo en equipo, la cooperación familiar, los nenes cuidando el fuego con los abuelos, la mamá remando. ¿No hay una familia hoy que podría llegar a ser así? Muestro aquello que no se ve, abro ojos que están cerrados o que tienen una anteojera. Yo vine a este mundo a brindar un testimonio, a dar a conocer que los Yaganes estamos vivos, que existe un mensaje natural y que debemos tener una acercamiento con la naturaleza. Siempre doy el ejemplo del castor: si en la mesa que designó la llegada de ese animal a Tierra del Fuego hubiese estado sentado un integrante de los pueblos originarios, o alguien con conocimiento natural, hubiera advertido y explicado por qué no. Hay que dejar en claro que el sistema ecológico funciona a la perfección donde sea, no hay que cambiarlo. Nosotros conocemos, sabemos porque nos hemos criado rodeados de animales, entendemos la naturaleza. En la actualidad, con la artificialidad en la que vivimos hemos perdido mucho.

Por fuera de la comunidad Yagán, ¿qué le queda a la sociedad actual de este pueblo?

Nos queda algo que es fundamental y que se lo hago ver a la gente: venimos de la naturaleza. Es cuestión de ir a un campamento y ver lo distendido que estás y darte cuenta lo apretado que te sentís en el cemento. Es algo que tenemos todos, no se perdió, el humano sigue siendo humano. Cuando vas a tomar mate no elegís la escalera de cemento sino que vas a la placita, buscas pasto, un árbol. La naturaleza nos llama, el origen nos está llamando. Tal vez aquí los ancestros estén más cerca porque está más fresca la huella de aquella conquista, de ese asesinato. Mucha gente tiene esa inquietud al venir acá, hay energía. Quizá sea así. Una vez me preguntaron en un coloquio sobre el cambio climático, si tenía esperanzas de que pueda cambiar la situación. Y sí, si no me quedaría en mi casa haciendo zapping. Todos somos humanos y sé que en el fondo tenemos esa naturaleza. Poder hablarle y llegarle a chicos que tal vez han salido poco a esa naturaleza, llevarles la canoa, la cesta que las pasan de mano en mano y ver que la observan, la olfatean. Y luego observar cómo les queda la lengua Yagan cuando yo les digo: “Apasha” que es hola y “Ala Yala”, hasta pronto. Cuando me encuentran en el supermercado y me dicen “¡Apasha!”. Esa es la semilla que yo se que está. Todos tenemos un origen y los que se dicen “blancos” no tienen idea de dónde salieron en el planeta y cuánta migración genética tienen dentro. ¿Cuál es la idea mía? Que quienes tenemos el origen cerca y lo conocemos perfectamente podamos empujar a los otros. Y si no encontrás tu origen, hacete amigo de los originarios. Esa es mi esperanza y las generaciones que vienen se interesan más,  hacen más preguntas y como dicen ellos, ya no se les puede “mandar fruta” y con esa mirada es todo más fácil. 

Cuénteme sobre el proceso de escritura de su libro “Mi sangre Yagán”

Mi libro es fruto de todas las inquietudes que tenía, contradicciones que veía. Yo digo que soy un espía, soy un “indígena” infiltrado en el mundo de los “blancos” y por eso puedo dimensionar. Yo tomé la comunión pero después decidí no hacer la confirmación porque me dije: “Ese que está ahí no bajó del cielo, no es un santo en la tierra”. También notaba cómo en todas las religiones se dejaba fuera a la naturaleza. Nosotros creemos que Warauinewa creó al Yagán, al animal, a las plantas y a la geografía en la que vivimos. Eso se llama inclusión, lo otro es la idea del ser humano por encima de todo lo demás. Quiero que se incorpore el cariño por la naturaleza pero sobretodo entender, rápido y bien, que el árbol tiene vida y que no podemos ir con hachas y tirarlo abajo. Cuando estaba en el colegio y me decían que no había más de nosotros, sentía que me mentían y hoy, con toda la inocencia de un niño, no quiero que nos mientan más. Por eso hice este libro y estoy trabajando en el segundo para hablar de nuestra existencia, de todo lo lindo de la vida de nuestro pueblo. Me ha dicho gente que ha pasado por todas los estados mientras lo leía y a mí me pasó eso mientras lo escribía. Es un libro para pensar diferente, para quererse, para entender lo que significaba estar juntos y ver la preocupación respecto a qué será de nuestras vidas, que está siempre presente. Me preguntan cómo logré escribir un libro sobre una época en la que no estaba y yo digo que quizá Assenewesis está en mí, hay más de él en mí de lo que yo creo. Pero además el libro tiene mucho conocimiento natural, yo conozco todo el archipiélago y cómo afecta el humano a la naturaleza. Por eso cuento cómo ellos iban notando que el “blanco” había avanzando por allí y afectaba todo en su camino. 

¿Hay diferencias entre Chile y Argentina en relación a la burocracia?

No, es igual en todos lados. En Francia te ponen los carteles en francés y en bretón, hasta ahí llegan. Hay que entender que pueblos originarios hubo en todos lados: en Francia, en Australia, Gran Bretaña. Pero los Estados de todo el planeta utilizan el capitalismo para respirar. Por eso cuando me preguntan por los derechos de los pueblos, por más que yo sea el Intendente de Tierra del Fuego y diga “a partir de ahora no ingresa nada del comercio, vamos a autoabastecernos”, los demás me masacran. Todos los revolucionarios quisieron salir del sistema capitalista y el imperialismo con Estados Unidos arriba y los llamados “países del primer mundo” lo impidieron, están todos unidos. Si alguien quiere hacer algo diferente, le aplastan la cabeza. El revolucionario siempre está mal mirado. Por eso se odia a los Kirchner porque les dijeron basta a los “platudos”, démosle algo a los demás. Sentido común y objetividad. Un hombre que pagó la deuda externa, no deberíamos ni hablar de él. Se trata de pensar cómo estás viviendo hoy y cómo estabas viviendo antes.

¿Cuál es su opinión respecto a los conflictos que hubo en el último tiempo en la Patagonia con los pueblos originarios? Y en especial la manera en la que lo retratan los medios

Volvemos a la Campaña del Desierto, a la historia de la humanidad. Yo te dejo ver a vos lo que me conviene y lo que no, no. Luego hay gente con poder que te arma distintas situaciones. Puedo pagarles a diez personas para que armen la escena del crimen y te hago ver como culpable. Esto es así. La hegemonía del poder hace que el mensaje sea más fuerte y mucho más disperso. En Chile, una vez había un experto en guerrilla que analizaba un galpón que supuestamente habían quemado los mapuches con pasamontaña y decía: “Esos movimientos que tienen, son de profesionales.” Los reconocía. A veces doy ejemplos en mi charla y digo: “Si ustedes se ponen un pasamontañas, van a romper un vidrio y luego dicen que fue Víctor reclamando por los derechos de los Yaganes, entonces cualquiera puede ser Víctor. Cuidado.” Todo armado. Pero es fácil para el presidente de Chile, o cualquier persona de poder, mandar gente a hacer desmanes y luego decir “los mapuches”. Lo mismo sucede en Argentina. Por eso, el sentido común es el que desbarata todas esas cuestiones, lo que puede llegar a ser y lo que no. 

Al principio comentaba que tiene un proyecto personal pero ¿qué deseo o intención tiene para su pueblo?

Yo tengo un proyecto en comunidad que lo veo verde por eso prefiero seguir con el propio de divulgar en donde sea. Tengo contactos y la posibilidad de dar entrevistas permanentes para que se sepa que existimos, que estamos en Ushuaia, en Puerto Williams. Pero, además, tengo un proyecto de tener un lugar específico donde construir un sector ancestral y un sector de granja sustentable y mezclarlo con turismo. Un emprendimiento en el que los mismos Yaganes guíen, muestren,  enseñen la naturaleza y te permitan volver a ella. Hacer un museo que enseñe quiénes somos nosotros. Está diseñado como un sueño de vida pero con el tiempo lo estuve descartando. Tal vez mañana asume otro presidente y decreta que nos den las tierras y se convierte en realidad. También necesitamos ese espacio para sepultar a los paisanos que, de lo contrario, van a parar a tierra común. Ojalá la vida me dé la oportunidad de ver eso. También hay muchos Yaganes y miembros de pueblos originarios con necesidades, no todos tienen la posibilidad de trabajar en un museo y tener un sueldo por mes. Entonces equilibrar la balanza y saber que el que no quiere hablar o hacer artesanías, no tiene que hacerlo pero puede manejar una combi, llevar gente al recorrido, cobrar los tickets. Hay un montón de salidas laborales pero lo ideal es que sean todos Yaganes los que trabajen ahí.

Después, el sueño familiar que llevo adelante y que involucra a mis hijos, un par de hermanos y que tiene que ver con la artesanía. Pero ojalá se logre el otro sueño, que es como vivíamos nosotros e incluye a toda la comunidad. 

¿En qué quedó la UniCABA?

¿En qué quedó la UniCABA?

Después de un ruidoso conflicto con la comunidad educativa porteña, la UniCABA comenzó a funcionar de manera silenciosa y ya tiene su primera egresada. Dos modelos de docentes en disputa. El proyecto para limitar las huelgas.

Julieta Accari es docente en constante formación. Se recibió de bachiller con orientación docente, es profesora de enseñanza primaria y enseñanza de adultos, y realizó varios postítulos, como políticas de la infancia y seminarios de ecología. Hace dos años se animó a dar un paso más en su formación profesional y comenzó a estudiar la Licenciatura en Enseñanza Integrada de Ciencias Naturales, Tecnología y Matemática para Educación Primaria en la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires, y el 31 de agosto de 2022 se convirtió en la primera egresada de esa casa de estudios.

La Universidad de la Ciudad de Buenos Aires es una institución pública destinada a la formación de profesionales mediante carreras de grado y de posgrado vinculadas a la educación, la tecnología y la producción de la gestión pública en el área metropolitana. En marzo de 2021 se inauguró el primer ciclo lectivo con más de 350 estudiantes inscriptos. “Mi experiencia en la universidad fue desafiante, ya que hacía años que no tenía una exigencia tan grande en cuanto a cantidad de materias y ritmo de estudio. Yo soy profesora de Matemática y Ciencias Naturales en 6° y 7° grado, soy referente de escuelas verdes y trabajo con la tecnología digital en el aula. Me pareció muy oportuna la temática de la licenciatura de enseñanza integrada en las tres áreas de mi competencia, ya que se nos pide esa integración, pero no se nos enseña cómo hacerlo”, expresó Accari.

Sin embargo, la Universidad de la Ciudad, también conocida como “UniCABA”, presenta un origen conflictivo en el que hay diferentes concepciones y modelos de la educación en juego, así como intereses políticos que hasta hoy generan disputa en la comunidad educativa.

Tiempos de reformas

El 22 de noviembre de 2017 el Ministerio de Educación porteño presentó en la Legislatura el primer proyecto de ley que proponía la creación de la UniCABA, una nueva universidad gratuita que concentrará toda la formación docente de gestión estatal de la Ciudad de Buenos Aires. De esta manera, se reemplazaría a los 29 institutos de formación docente existentes en la Capital Federal mediante la correspondiente transferencia “de sus patrimonios, personal docente y no docente, matrícula y sus partidas presupuestarias” hacia la nueva institución, como explicita el artículo 6°.

Entre los principales fundamentos de este proyecto se encontraban la falta de docentes en la Ciudad y el descenso paulatino de nuevos graduados en esta área cada año. En aquel entonces, la ministra de Educación porteña Soledad Acuña detalló a Infobae: “La formación docente es el aspecto central en la reforma que queremos para las escuelas del futuro, pero partimos de un problema: no hay docentes”.

En un diagnóstico realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) sobre la formación de nuevos docentes se observa la cantidad de graduados que año a año disminuye, así como la cantidad de cargos sin cubrir en escuelas. A la vez, se advierten ciertas desventajas de las carreras terciarias frente a las universitarias, por ejemplo, debido a la demora para recibirse o a la rigidez de los formatos.

El GCBA esperaba la aprobación de este proyecto de ley con la intención de que la UniCABA abra sus puertas en 2019. Sin embargo, la polémica no tardó en llegar y la comunidad educativa salió a repudiar estas medidas, alegando que los directivos de los profesorados no fueron consultados sobre las mismas. “La UniCABA se plantea en 2017 con el objetivo de cerrar los 29 institutos de formación docente que hay en la Ciudad de Buenos Aires. Ese era el proyecto original presentado en la Legislatura, y solo fue impedido a partir de la lucha que llevaron adelante los profesorados”, expresó Enzo Valenzuela, representante estudiantil del Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González.

Y esa lucha docente se vio plasmada a lo largo de 2018 mediante paros, movilizaciones, asambleas y reclamos de los 29 profesorados contra el proyecto UniCABA. “Fue muy importante lo que sucedió en 2018 en términos de movilización y se siguen sosteniendo esos mismos principios en términos de lo que debe ser la formación docente y la importancia de los profesorados”, sostuvo Gabriela Gelber, pedagoga y docente en el Instituto de Educación Superior Juan B. Justo.

A mediados de 2018, la ministra Acuña declaró que el proyecto de ley avanzaría, pero con algunas modificaciones. Y en septiembre de ese mismo año se presentó un segundo documento que reconoce la continuidad de los Institutos de Formación Docente, aunque no menciona el respeto a su autonomía.

Aún así, el nuevo proyecto no fue bien recibido por los profesorados y sus voces se hicieron escuchar en la calle. Luego de dos tensos días de acampe y represión que dejaron personas heridas, el 2 de noviembre de 2018 se aprobó la Ley 6053, titulada como “Ley de la Formación Docente del Sistema Educativo y Creación de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. 

Así es como en 2019 se puso en marcha la creación de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires con un presupuesto de más de $42 millones para reacondicionar el, hasta entonces, Ministerio de Educación de la Ciudad ubicado en Av. Paseo Colón 255, nueva sede de la UniCABA.

En marzo el GCBA emitió el Decreto 92/2019 que crea un nuevo organismo de regulación para los institutos docentes: la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente. Su principal objetivo es supervisar y coordinar a los profesorados para formular una nueva política para la formación de los maestros.

Mariano Palamidessi, doctor en Educación, fue nombrado director de esta unidad y detalló en su momento a Clarín: “La Ciudad invierte mucho dinero en la formación docente, pero con una eficiencia muy baja. Los institutos tienen un grado de autonomía muy grande pero no hay planificación ni coordinación, lo que genera superposición geográfica y de contenidos. Acá nunca hubo una política de formación docente, así que el sistema está generando egresados con diversos niveles”. Nueve meses más tarde, Palamidessi fue designado como el primer rector de la Universidad de la Ciudad, cargo que actualmente sigue ejerciendo.

El año 2020 fue particular a nivel histórico y mundial. La pandemia del covid-19 detuvo el reloj y por ese motivo se retrasaron algunas cuestiones organizativas de la UniCABA. Se pueden destacar algunos avances: se efectuó la mudanza del Ministerio de Educación al Barrio Rodrigo Bueno (ex villa 31), se terminó de acondicionar el edificio de Av. Paseo Colón y se anunció la apertura de la universidad para el año 2021. Mientras tanto, la incertidumbre de los institutos de formación docente crecía día a día.

¿Qué se enseña a los que enseñan?

La creación de la UniCABA y el enfrentamiento con el cuerpo educativo de los 29 profesorados puso en debate dos modelos distintos de formación docente. Según Enzo Valenzuela “el perfil de docente al que aspira un estudiante de un profesorado es totalmente diferente al propuesto desde el Ministerio de Educación de la Ciudad.” Y argumentó: “El primero apunta a la construcción de un pensamiento crítico, a un conocimiento al servicio del pueblo, a que se trabaje con valores democráticos genuinos en el aula”.

En la misma línea la representante estudiantil del Joaquín V. González, Lourdes Yuguero, comentó a este medio: “Sabemos que la educación a la que apuntan ellos es una educación para el mercado, y la educación que proponen los profesorados es una educación totalmente diferente: una educación liberadora, que más allá de que sirva para salir al mercado laboral, es para ser formadores de futuros ciudadanos críticos, con base y eje en los derechos humanos. Esto no aparece en la UniCABA”.

Si bien a partir de las reformas al proyecto de ley la UniCABA se planteó como una institución que no competiría con los profesorados, su oferta académica coincide, aunque con significativas diferencias en su contenido.

María Mercedes Zambrana, profesora y coordinadora del programa de Enseñanza de las Ciencias de la UniCABA hizo declaraciones a este medio sobre la formación docente de la institución: “Nosotros tenemos carreras que si bien tienen títulos similares tienen un enfoque totalmente diferente, enfoques integrados y novedosos, por lo cual no estamos compitiendo en el momento que no ofertamos lo mismo. El año que viene se abren carreras como la Licenciatura en Tecnologías Digitales, ya nos vamos del rubro exclusivamente educativo”. Y agregó: “La idea es fortalecer al equipo de la Ciudad de Buenos Aires, con otras herramientas conceptuales y didácticas que en este momento no están necesariamente en todos los lugares”.

Una cuestión de prestigio

Para Julieta Accari, la primera egresada de la UniCABA, la universidad implicó todo un desafío: “Nunca había asistido a una universidad por diferentes motivos. Antes la universidad no era tan accesible. Mi familia es de clase media, nunca nos faltó nada, pero los ritmos académicos estaban por encima de mis tiempos, tenía que colaborar con la casa.” También agregó: “El título universitario jerarquiza nuestra profesión y nos abre otras posibilidades”.

Gabriela Gelber, profesora en el I.E.S. Juan B. Justo opinó: “Hay una mirada más elitista de la universidad en términos de la educación superior no universitaria.” 

La UniCABA al ser una universidad, ¿tiene mayor jerarquía que los profesorados? Gabriela Gelber explica que “los dos son de educación superior. A partir de la Ley de Educación Superior está la educación superior universitaria y no universitaria. Me parece igual que hay un efecto más simbólico, ligado al sentido común que la universidad tiene más jerarquía en términos valorativos que un profesorado”.

Aunque la UniCABA tiene rango de universidad, sus títulos emitidos otorgan menos habilitaciones que los títulos de los profesorados. Lourdes Yuguero explica: “Hay varios problemas ahí. Primero, los títulos de la UniCABA son sólo válidos en la Ciudad, no son títulos nacionales. En los profesorados, el título te habilita a dar clases en todo el territorio nacional. Segundo, el título de la UniCABA solo te habilita a ser profesor de Nivel Inicial y Medio. El título para nivel superior no existe y queda reservado para los licenciados. Es un recorte a nivel territorial y a nivel formativo”.

¿Coexistencia o unificación?

 

El 10 de marzo de 2021 comenzó el primer ciclo lectivo en la Universidad de la Ciudad con más de 350 inscriptos. Una vez iniciadas las clases, el debate se centró en si es posible la coexistencia entre la UniCABA y los profesorados históricos, o si el caso culminará con la integración de estos a la nueva universidad.

Lourdes Yuguero manifestó: “Que exista la UniCABA junto a los profesorados implica ir desfinanciándolos de a poco. Lo que están buscando es que la educación sea de tan poca calidad que los estudiantes elijan a la UniCABA. Porque para que haya una educación de calidad también se necesitan condiciones materiales”. En ese sentido, se explayó: “Por ejemplo, en el Joaquín robaron microscopios que son carísimos y que nadie los va a reponer. Imaginate estar cursando el profesorado en biología y no tener un microscopio para estudiar. Eso condiciona tu tipo de educación. De forma directa o indirecta el objetivo es el mismo, que se concentren todos los estudiantes en la UniCABA”.

Por su parte, Gelber analiza: “En la Ciudad de Buenos Aires faltan muchos docentes en el Nivel Primario y Secundario. A mí me llama la atención que no haya una política específica en términos de promoción de formación docente en los profesorados. No termino de entender cuál es la apuesta, si apuntan a una verdadera coexistencia, si apuntan a fortalecer uno en detrimento del otro, o si el punto es ese, que la formación docente sea universitaria”.

El 2021 también fue un año signado por la movilización docente, incluyendo reclamos por la titularización de más de 35.000 profesores del Nivel Terciario, así como el desfinanciamiento de los profesorados en beneficio de la UniCABA. “Con la no titularización masiva están haciendo lo mismo. Que los docentes estén en situación de interinos, que es este puesto intermedio entre suplente y titular, demuestra una intención de querer dejar las instituciones acéfalas. Sin titulares no hay directivos y sin directivos es mucho más fácil cerrar los 29 profesorados”, aclara Lourdes Yuguero. “La UniCABA no es autónoma. Sus autoridades y decisiones son dictaminadas directamente por el Ministerio de Educación de la Ciudad. Tampoco tiene órganos de co-gobierno con participación estudiantil”, afirmó Enzo Valenzuela, del Joaquín V. González.

El mejor estratega

Aunque los años pasan, las estrategias del Gobierno de la Ciudad para vaciar las aulas de los profesorados de la Ciudad persisten. En marzo de este año el Gobierno presentó en la Legislatura porteña el proyecto de la Reforma del Estatuto Docente, que, pese a las movilizaciones y protestas, fue aprobado en mayo.

Según la página del Gobierno de la Ciudad, los objetivos de la Reforma del Estatuto Docente son: “Actualizar la carrera y los contenidos brindando nuevas oportunidades de desarrollo profesional a los docentes, jerarquizar la profesión docente otorgando nuevos incentivos y formas de reconocimiento salarial vinculados al mérito, profesionalizar la práctica a través de propuestas formativas para que los docentes estén más preparados para formar a los estudiantes en los desafíos del presente y del futuro”, entre otros.

A su vez, en junio la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente envió un documento llamado “Propuesta de renovación de la formación docente” a los profesorados de Educación Física, donde propone una fuerte reducción en la carga horaria y la eliminación de 24 cátedras. Dicha propuesta sería puesta en marcha este 2023, eliminando de la currícula materias como filosofía y sociología.

Otra de sus estrategias utilizadas fue la creación de un examen de ingreso para los 29 profesorados de la Ciudad. La evaluación diagnóstica, además de acortar los plazos de inscripción, traía un mensaje agregado: luego de ser tomada, los postulantes a la inscripción recibían un correo electrónico donde les recomendaban guardar un número de trámite para presentarlo en la Universidad de la Ciudad.

Las luchas docentes también persisten. Bajo las consignas «Basta de vaciar a los profesorados», «Titularización Ya» y «No a la UniCABA», profesores porteños se presentaron en la charla que Mariano Palamidessi dictó, la edición en 2022 de la Feria del Libro. 

 Pablo Jaruf, director del Profesorado de Historia del Joaquín V. González, aseguró a este medio la necesidad de revisar y diagnosticar el estado de los planes de estudio para no incorporar reformas impuestas desde el Gobierno de la Ciudad. “Nuestra propuesta es que armemos un gran movimiento de estudiantes, docentes, egresados y egresadas en el que podamos discutir qué tipo de planes necesitamos, cómo hacer mejoras y cómo actualizarlo con la realidad laboral que nos vayamos a encontrar cuando trabajemos en la escuela secundaria”.

 Por el lado de la organización estudiantil, durante el último semestre de 2022 se realizaron clases públicas, asambleas y marchas para hacer frente al nuevo tipo de educación impuesto por el Gobierno. Ante este panorama, Yuguero declaró que lo que queda es “resistir y visibilizar. Crear estrategias, lazos, salir a las calles juntos. Pensando en grande, y siendo muy optimista, diría que queda concientizar a la gente de la Ciudad para que deje de votar modelos que tienden a recortar el gasto público, con una idea de educación mercantil”.

Licitaciones, remates e innovación

La Universidad de la Ciudad, el año pasado comenzó su segundo ciclo lectivo de forma presencial con 1.100 estudiantes. De 2021 a 2022, duplicó la oferta educativa y triplicó la cantidad de ingresantes. A principios de septiembre de 2022, la casa de estudios tuvo su primera egresada, Julieta Accari, quien declaró: “Al ser la primera corte todo nos era muy próximo y es un camino que se está forjando”.

En enero de 2020 se realizó el “Concurso Internacional de Anteproyectos para la Construcción del Edificio para la Educación del Futuro”. El GCBA mostraba una nueva estrategia: la creación de un novedoso espacio en los terrenos que ocupaba anteriormente el Tiro Federal, ubicado en Núñez, donde se instalaría la nueva sede de la UniCABA. Este nuevo proyecto se llama “Parque de la Innovación”.

Seis meses después, Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, presentó oficialmente el Parque de la Innovación. En la página web oficial de este proyecto se define como “un nuevo espacio de la Ciudad de Buenos Aires que impulsará las actividades de emprendedores, estudiantes e investigadores, facilitando el encuentro entre ellos y generando sinergias con instituciones innovadoras públicas y privadas del país y del mundo con especial foco en educación, salud y tecnologías exponenciales”.

El futuro de la formación docente 

La convivencia de dos modelos de formación docente plantea interrogantes. “Me parece que la UniCABA fue el dispositivo político que se construyó, siendo una de las piezas claves de una estrategia política educativa. Hay un análisis sobre los docentes que existen en el sistema educativo y sobre el docente al que se aspira, que evidentemente no coincide con el modelo docente que quieren fomentar desde el GCBA”, reflexionó Gelber. A su vez, deslizó un debate sobre el rol de la docencia: “Este conflicto plantea también una idea de lo que es el trabajo docente, si la docencia es un trabajo o es un servicio. Hay discusiones en términos de concepciones ideológicas acerca de la educación, de la docencia, de los futuros docentes y de los estudiantes”.

Consultada al respecto, Accari opinó: “El gran debate es para qué sirve la escuela, si es que sirve para algo o es solo una guardería, un comedor y un lugar de contención para los chicos. Espero que podamos volver al rol central de educar y que la sociedad pueda ocuparse de lo demás, mejorando sus posibilidades socioeconómicas”.

En una charla dictada en la UniCABA, en septiembre de 2022, este medio accedió a las palabras del ex ministro de Educación de la Nación y actual diputado, Alejandro Finocchiaro, quien presentó un proyecto de ley vinculado a declarar la educación como “servicio estratégico esencial”, que todavía no tuvo tratamiento.

Esta nueva propuesta plantea evitar la pérdida de clases debido a las huelgas docentes e impulsa la creación de un sistema de guardias escolares para garantizar la apertura de las escuelas. “Vamos a replantear toda la discusión sobre el derecho a la huelga, que claramente debe existir en mi opinión, pero con sanos equilibrios. Está bien que los trabajadores tengan derecho a huelga, pero también está el derecho a aprender, derecho humano básico e inalienable de nuestros chicos. Nosotros decidimos equilibrar los dos derechos. Para eso, en el mismo momento en que la directora entrega la planificación anual, debe entregar un sistema de guardias de directivos, docentes y no docentes. Y entonces, cuando venga la huelga, la escuela se abre”, explicó el exministro. Advirtió: “Nos vamos a empezar a replantear este absurdo de que hay un gremio en la República Argentina que puede hacer 30 días de paro durante un año”.

En caso de que no funcionen las guardias, Finocchiaro respondió “por supuesto que preveré sanciones. También estamos trabajando en una red que se llama Eco Educativo, con la cual le vamos a distribuir a cada mamá y a cada papá un recurso de amparo, para que un juez ordene abrir la escuela inmediatamente. El día que logremos la primera apertura será el día que cambie la historia, porque será el día en que la educación de los chicos triunfe sobre el oscurantismo de la huelga”. Ese mismo día, Sabrina Ajmechet, diputada nacional, agregó: “Con la charla de hoy del profesor Alejandro Finnochiaro estamos iniciando un ciclo que es sobre política educativa, que responde a una de las necesidades que llevó a la creación de esta universidad”.

El GCBA no parece tener reparos que ir contra los derechos de los trabajadores docentes y la autonomía de las trayectorias profesionales. Se vislumbra un futuro agitado en el que ambos modelos de educación siguen enfrentándose. Si bien la UniCABA ya está en funcionamiento y con una expansión notable en su oferta académica, no es desatinado pensar en una nueva etapa de movilización docente, observando los planes a futuro del GCBA.