Luz, cámara, periodismo

Luz, cámara, periodismo

De personaje de los bajos fondos a héroe de guerra, de mercenario sensacionalista a guardián de la democracia, el cine ha representado de diversas formas al cuarto poder. Dos periodistas argentinos analizaron más de 3.000 películas, seleccionaron las mejores y las reseñaron en un sitio web.

El portal Periodistas en el cine reúne más de 3.000 películas que ofrecen representaciones sobre el periodismo y los medios. Incluye filmes de más de cien países, desde la era del cine mudo hasta hoy, y dispone de un buscador que permite filtrar por género, director, actores, temática o nacionalidad, “un excelente recurso para estudiantes”, según sus desarrolladores. Además, presenta un ranking de las 150 obras cinematográficas más destacadas sobre el cuarto poder, encabezado por los clásicos El ciudadano Kane (1941), de Orson Welles, Todos los hombres del presidente (1976), de Alan Pakula, y Lo que sucedió aquella noche (1934), de Frank Capra. En el marco del Día del Periodista, ANCCOM dialogó con los creadores de este original sitio, Manuel Barrientos y Federico Poore, ambos licenciados en Ciencias de la Comunicación de la UBA.

Barrientos, quien afirma haber nacido periodista, se desempeña como docente de Investigación Periodística en TEA y en la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES). Muchos años antes de escribir para Página/12, Ámbito Financiero o la revista Debate, trabajó cortando cables en el diario local de su ciudad natal, Chacabuco, mientras sus compañeros del secundario se iban de vacaciones. Es autor de los libros 2001. Relatos de la crisis que cambió la Argentina y Quién construye qué agenda.

El sueño de Poore, magíster en Economia Urbana por la Universidad Torcuato Di Tella, era ser editor de la sección de política en Página/12. Cuenta que en la entrevista que le hicieron para una pasantía en ese diario, le advirtió a su jefe que lo reemplazaría en el cargo. No se equivocó. Luego trabajó en las redacciones de Debate y Buenos Aires Herald y publicó artículos en Clarín, La Nación, Ámbito Financiero, Playboy y Noticias. En 2014, junto a otro colega, escribió El poder del juego. El gran negocio de la política Argentina.

¿Por qué el cine se interesó siempre por el periodismo?

Federico Poore: El periodismo comercial surge en paralelo con el cine. Son fenómenos simultáneos y se representan mutuamente. Desde 1895 hasta hoy, los periodistas aparecen en numerosas películas porque, gracias a su rol de detectives, colaboran de una manera sencilla y divertida poniendo al espectador en situación de observador.

Manuel Barrientos: Tanto el cine como el periodismo tratan de buscar y construir una verdad, aunque de distinto modo. El periodismo le sirve al cine como puerta de entrada para que el público conozca a ciertos personajes históricos. Las películas biográficas, en su mayoría, arrancan con un periodista. Muchos directores y guionistas de principios del siglo XX eran periodistas. En aquel momento, tenían más trabajo en las redacciones que en la industria del cine.

¿Qué tipo de periodista construyó el cine en cada etapa?

FP: En los inicios, el periodista era una figura de los bajos mundos: alcohólico, marginal, que frecuentaba policías y prostitutas. Con la implantación del Codigo Hays (una serie de reglas restrictivas para las producciones estadounidenses), Hollywood intenta “sanitizar” esa imagen y el periodista se domestica. A partir de la Segunda Guerra Mundial, se convierte en una figura heroica, y en los últimos años, con el ascenso de Trump, pasa a cumplir el papel de guardián de la democracia, tal cual se ve en películas como En primera plana (2015) o The Post. Los oscuros secretos del Pentágono (2017).

MB: Coexisten diferentes representaciones del periodista, a veces más críticas y otras de exaltación. Hay distintos tipos de heroísmo. En los años 30, en los westerns, aparece como parte de la estrategia civilizatoria, mientras que en los 40 se resalta el modelo heroico de los corresponsales extranjeros durante la guerra. Con la emergencia de la televisión, en los 50, se consolida la tendencia del periodista villano o sensacionalista.

¿Cómo fue el trabajo para construir el sitio?

MB: Comienza con mi tesina de grado, a finales de los 90. Después, cuando nos reunimos con Federico, teníamos la idea de incluir unos 300 títulos como máximo. En las películas buscábamos ver el rol que cumplían los periodistas en la sociedad y como eran vistos por ella, los niveles de precarización laboral, la relación con la tecnología, entre otros criterios. Pero la base estalló y pasó de 300 a 3.000.

FP: Hicimos un trabajo importante de curaduría. Exigimos que las películas tengan una mínima calificación en The Movie Database (TMDB) e información disponible respecto a actores y directores. Por este motivo, hay obras dejamos de lado. La gracia de esta investigación es que estos filmes están disponibles para ser vistos por los usuarios. Más allá de la tradición hollywoodense, todos los países con cultura cinematográfica tienen películas sobre periodistas, y en ellas destacamos aspectos generales, como las peleas editor-redactor, y las particularidades de cada país, que son muy interesantes.

Todos estos filmes subrayan aspectos como el manejo de la información, la rigurosidad o el resguardo de las fuentes, ¿son valores presentes en la práctica actual?

MB: Hay películas como En primera plana que trabajan con un nivel de detalle altísimo. Chequean sus informaciones una y otra vez, y no publican algo hasta que no haya tres o cuatro fuentes confiables. En cambio, otras muestran el criterio de sensacionalismo. En cualquiera de los dos casos, el cine tiene impacto sobre el periodismo. En los 70, Todos los hombres del presidente provocó un estallido en las matrículas de las escuelas de periodismo de Estados Unidos. Hoy, el periodismo no tiene ese rol único y central. El cine tampoco. Pero los criterios periodísticos siguen vivos.

FP: Los criterios de selección, tematización y contextualización están más vigentes que nunca, a pesar de lo precaria que se ha vuelto la práctica periodística. No es lo mismo que alguien haga correr un rumor sobre un tema, a que The New York Times haga una investigación, busque fuentes y ponga los resultados en primera plana. La película Ella dijo,  sobre el movimiento Me Too, lo muestra a la perfección.

¿Qué es lo mejor y lo peor del periodismo?

FP: Lo mejor es este rol insustituible de informar y explicar un suceso. Descubrir las causas que hay detrás y decirlo en un lenguaje sencillo y llano. Eso no es algo que cualquiera pueda hacer. Hay un método, un saber hacer involucrado. La suma de las personas que intentamos hacerlo conformamos un contrapoder a los grandes poderes de la sociedad. Así que es saludable participar de eso. Además, ser periodista te llena más espiritualmente que otras profesiones. Lo malo del periodismo hoy es la situación precaria de quienes los ejercen, incluso en los grandes medios y ocupando cargos jerárquicos. Antes era una fuente fija de ingresos.

MB: Lo mejor es que da la posibilidad de comprender el mundo, conocer personas que uno admira y hablar con ellas. He colaborado en distintos medios buscando esa gratificación, más que por la remuneración económica. También permite conocer gente interesante y hacer amigos. Con Federico nos conocimos en la redacción de la revista Debate. Lo peor es que históricamente fue un oficio mal pago y las mismas películas lo muestran. Hoy existen más posibilidades que antes de ejercerlo, pero no de vivir solamente de eso.

¿Qué opinan del periodismo actual?

FP: El periodismo está desesperado porque no tiene un modelo de negocio sustentable, y en esa desesperación se desdibuja y pierde su valor agregado. Si lo que produce un medio en redes sociales es indistinguible de lo que hace un influencer, entonces ese plus periodístico no existe y la suscripción no vale la pena. Ahora bien, si la crítica es que el periodismo atraviesa un estado banal y estupido, es válida y se justifica en los titulares y contenidos que los medios publican. El periodismo casi siempre está en crisis, pero el nivel de precarización laboral actual está en niveles inéditos. Más allá de esto, la figura del periodista sigue siendo muy importante.

MB: Siempre se criticó al periodismo porque muchas veces actúa como contrapoder a la política o a las corporaciones de turno. Hoy los contenidos más vistos en YouTube son las entrevistas, pero los medios gráficos hacen pocas. Tampoco existe otro formato importante, ni realizan informes complejos. En su mayoría, se trata de notas básicas o editoriales, en parte porque es lo más barato. Sin embargo, el periodismo sigue vivo en múltiples ámbitos y formatos, no sólo en los medios. Saber hacer una investigación, buscar un título, volver una idea sencilla y potente, es sinónimo de saber hacer periodismo y eso sirve para un montón de cosas en la vida.

¿Qué consejo le darían a los estudiantes de comunicación y periodismo?

FB: Los egresados de cualquier carrera no saben qué van a hacer de su vida a largo plazo. Están juntando herramientas para ver cómo se desenvuelven en lo inmediato. En el caso de los comunicadores, si acaso tienen otros intereses, hay muchos vínculos posibles, la carrera otorga una amplia caja de herramientas.

MB: A lo mejor después podés trabajar de otra cosa, pero el periodismo te sirve para la vida. Estudiar Comunicación me abrió la cabeza, y hacerlo en la UBA te ofrece un pantallazo de la historia de la humanidad. Ahora que lo pienso, esta base de datos que armamos “es muy” de Comunicación de la UBA: esa imposibilidad de recortar objetos de estudio tiene que ver con una carrera que te hace entender que todo es importante. A quienes estudian, les diría que sigan y le metan ganas porque el periodismo siempre va a ser útil y necesario, sobre todo en un mundo cada vez más complejo.

Una manifestación, cinco muertes y un perito

Una manifestación, cinco muertes y un perito

«Maelström 2001» es el documental que reconstruye, a partir de las pericias del físico Wally Pregliasco, las cinco muertes ocurridas en Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2001. Desde este jueves, podrá verse en el Gaumont.

El documental Maelström 2001 reconstruye la jornada de manifestación social ocurrida el 20 de diciembre del 2001, en la que cinco personas fueron asesinadas por parte de la Policía Federal tras una represión en las inmediaciones de Plaza de Mayo. Juan Pollio, director y guionista del film producido por Conicet Documental, se basó en el peritaje que realizó el físico Guillermo Wally Pregliasco para la causa que condenó a las fuerzas de seguridad y funcionarios públicos de alto rango por los crímenes ocurridos ese día.

Para Juan Pollio, lograr entender que pasó ese día fue el impulsor del proyecto, “Se sabía muy poco de que hubo un juicio y condenas. A 22 años permanece bastante desordenada la lógica que tuvo ese día, cómo empezó, cómo se desarrolló, por qué la violencia policial nunca pudo controlarse ni detenerse. Tampoco se sabe cómo fueron los asesinatos ni que hubo muchos más heridos de bala de plomo de lo que se sabe popularmente. También, entender que el estado de sitio decretado por Fernando De la Rúa no prohibía la protesta social. Y que los deberes de los funcionarios y las fuerzas era velar por la seguridad de las personas que se manifiestan, todo lo contrario a lo que hicieron”, afirmó.

Para las ocho de la mañana del 20 de diciembre, pese a que la noche anterior el entonces presidente De la Rúa decretara el estado de sitio por las manifestaciones masivas, oficinistas, motoqueros, jubilados, desempleados y una gran variedad de sectores sociales comenzaron a acercarse a Plaza de Mayo con el fin de protestar en contra de la crisis económica y política que atravesaba Argentina. “Eso del reconocimiento mutuo en la masa, de reconocerse en un ‘nosotros’, de abrazarte con gente que no conocés, creo que eso está en la película. Había cierta felicidad en ese encuentro de protestar por algo, de reconocerse en un ‘juntos’”, expresó Juan Pollio.

«A 22 años permanece bastante desordenada la lógica que tuvo ese día, cómo empezó, cómo se desarrolló, por qué la violencia policial nunca pudo controlarse ni detenerse», dice Juan Pollio, director del documental.

: dLa distancia en el tiempo con los hechos resultó todo un desafío para el director: “Descubrí el devolverle humanidad a las víctimas. Se va olvidando y se mira como con distancia y esto se trata de volver a construir esa empatía hacia las víctimas. El objetivo era reconstruir los momentos previos, el después, cómo había sido cada uno, su historia, cómo había llegado ahí, qué les estaba pasando, por qué decidieron ir a manifestarse. Algunos tenían formación más de la militancia, otros nada que ver y era su primera manifestación, otros salían de trabajar, pasaban por ahí y recibieron un disparo. Es interesante porque también te saca un poco del lugar común que el tiempo construye sobre los manifestantes y las manifestaciones”, aseguró Pollio.

El documental resalta parte del trabajo realizado por el físico Pregliasco, un programa en donde se sincronizaban todas las imágenes de video y de fotografías que había de ese día. Se podía filtrar por lugar y hora una escena en la medida en que hubiese material filmado desde diferentes lugares. Fue lo que le aportó al juicio que se hizo casi 13 años después del 20 de diciembre de 2001. “Es interesante esta cosa detectivesca que hace Pregliasco de encontrar herramientas en las imágenes para poder armar una cronología: desde los relojes que tienen puestos las personas, donde se puede ver en qué momento fue tomada esa imagen, a las sombras que hay en el piso por la posición del sol. Todos estos elementos empiezan a estructurar el día con imágenes analógicas que no tenían horario. Fue un trabajo que él hizo súper interesante y también apasionante”, afirmó el cineasta.

“Es interesante esta cosa detectivesca que hace Pregliasco, de encontrar herramientas en las imágenes para armar una cronología: desde los relojes de las personas a las sombras por la posición del sol», dice Pollio.

A mediados de los años 90, Pregliasco trabajaba con el doctor Ernesto Martínez en un laboratorio de propiedades ópticas de materiales, respondiendo consultas judiciales para la reconstrucción de accidentes viales. “Un día aparece gente de La Plata en un camión de Penitenciaría con un comisario esposado y un libro: era el de la comisaría donde estaba asentado que había ingresado Miguel Bru al destacamento. Cuando lo matan, lo borran de la entrada del libro y escriben otro nombre encima”, comentó el físico. Ese caso fue el puntapié para empezar a participar en peritajes de causas judiciales de violencia institucional. “Hoy el Conicet acepta las pericias como trabajos relevantes de los investigadores, no fue hace mucho que se instauró el Programa Nacional de Ciencia y Justicia, que articula las demandas del Poder Judicial con la ciencia. Hay muchas cosas que se pueden hacer desde el método científico”, comentó.

Para Pregliasco, ver todos los días por más de un año esas imágenes, lo llevó a descubrir que de la manera en que ese día la gente se manifestó, nunca más volvió a verse. “Para mí la estrella de la película es la gente en la calle’. Existía una base social que era distinta, se llega al 20 de diciembre del 2001 con una creatividad de organización social como los grupos barriales, el trueque, los movimientos piqueteros, los cacerolazos, todos unidos. Cuando la gente se embronca, actúa y esa fecha hizo que se vaya un presidente. Era una sorpresa y una indignación que a vistas de hoy suena rara, porque hoy vas a una marcha pensando en que mi cuerpo puede recibir un balazo, en ese momento era impensable que eso pudiera suceder. De alguna manera, seguía vigente el pacto del ‘Nunca Más’, ese pacto se rompe ese día”, expresó el físico.

Las mapuches de Villa Mascardi más cerca de la libertad y de recuperar su espacio ceremonial

Las mapuches de Villa Mascardi más cerca de la libertad y de recuperar su espacio ceremonial

El Estado y la comunidad originaria firmaron un acuerdo por el cual se le reconoce sus tierras y se desistiría de las causas penales por las que ocho mujeres están en prisión domiciliaria.

Betiana Colhuan Nahuel, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y María Celeste Ardaiz Guenumil son los nombres de las mujeres pertenecientes a la comunidad mapuche que se encuentran encerradas con sus hijos e hijas en condiciones lamentables desde octubre del año pasado cuando se produjo un violento desalojo en Villa Mascardi en manos del Comando Unificado de fuerzas represivas. Desde hace casi ocho meses están cumpliendo prisión domiciliaria en una casa de Bariloche, luego de haber sido procesadas por la jueza federal María Silvana Domínguez. Pero a partir del acuerdo firmado ayer durante la tercera Mesa de Diálogo entre el Estado nacional y referentes de las comunidades indígenas de la Patagonia se encuentran más cerca de la libertad, y sobre todo de recuperar su rewe (espacio ceremonial) en un sector del Parque Nacional Nahuel Huapi, territorio que reclaman como propio. ANCCOM habló con su abogada y reconstruyó estas últimas intensas horas.

Luego de sucesivas postergaciones, en la sede de la secretaría de Derechos Humanos en la exESMA poco después de las 14 comenzó la reunión encabezada por el anfitrión, el secretario nacional del área Horacio Pietragalla, el presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas Alejandro Marmoni y otros funcionarios del gabinete de Alberto Fernández, junto a representantes indígenas –Orlando Carriqueo, Isabel Huala y Soraya Guitart, entre otros– y veedores de organismos de derechos humanos como Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel. La firma del acuerdo había sido prometida en febrero en la Casa Rosada y estuvo a punto de no concretarse. Tras un cuarto intermedio y cerca de las 20 llegaron a la redacción final que hará posible el retorno de la machi (autoridad espiritual) Betiana, al rewe, lo cual implica un reconocimiento como sitio sagrado, y la construcción de tres viviendas, que fueron destruidas al momento de la represión, para que ella y su familia viva allí y pueda ejercer sus tareas espirituales y medicinales con sus asistentes. 

La parte mapuche aceptó que los demás integrantes de la comunidad que fueron desalojados en octubre de 2020 sean reubicados en tierras aún no definidas, asunto a abordar en la próxima mesa de diálogo. Asimismo, el Ministerio de Seguridad se comprometió a garantizar la seguridad de rewe, recientemente vandalizado. Pero uno de los puntos más importantes fue el compromiso de firmar un “acuerdo de conciliación” entre las partes, que podría destrabar el proceso judicial por el cual están detenidas con prisión domiciliaria las cuatro mujeres integrantes de la comunidad, quienes recuperarían su libertad.

Este ítem se refiere a la llamada “causa madre” del 2017, cuyo querellante es Parques Nacionales, y a la que se abrió en 2022. Las comunidades y el Estado llegarían a esta “conciliación” según los términos del Artículo 34 del Código Procesal Penal. Este contempla como “no punible” a aquel que obra en defensa propia o de sus derechos. Laura Taffetani, defensora y miembro de la Gremial de Abogados y Abogadas, en diálogo con ANCCOM dijo que “la conciliación entre las lamngen (hermanas) que son las imputadas y Parques Nacionales, la parte damnificada, permitiría que se extingan las causas penales, pero aún dependemos de lo que haga la justicia con este acuerdo, tenemos una lucha más que dar”. En el caso de que cualquiera de las partes no cumpla con dichas pautas, el acuerdo conciliatorio cae y por lo tanto resurgirán las causas penales. Sin embargo, Taffetani destacó que “en este acuerdo por primera vez el Estado nacional reconoce a la comunidad y a la autoridad de la machi”.

Puertas afuera del encuentro, el Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir” transmitió en vivo la palabra de dos de las mujeres detenidas. Con la consigna “Libertad a las presas políticas Mapuche” primero Romina y luego la machi Betiana aclararon que se encuentran “prisioneras del Estado que ha sembrado el terror, sin tener una condena y que, en caso de que existiera un juicio y una pena, esta sería excarcelable”. Dijeron que se las acusa de “usurpadoras cuando el pueblo mapuche tiene el derecho a tener estas tierras que hemos habitado desde siempre”. Desde Bariloche, las mujeres reclamaron nuevamente la acción del Estado para que cumpla la promesa que estuvo postergando. “Confiamos en que quieren solucionar el conflicto pero nos han mentido y se han burlado”, señaló Romina, quién al momento de la represión se encontraba transitando un embarazo de 40 semanas y tuvo que parir bajo la mirada de la custodia policial.

Betiana se lamentó por las condiciones de su espacio ceremonial sagrado que hoy se encuentra militarizado y que sufrió el martes 30 de mayo un acto de vandalismo denunciado por Lof Lafken Winkul Mapu. Recordó también lo sucedido en el 2017 cuando fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel, joven del Alto barilochense que estaba transitando su proceso de reconocerse mapuche. “Él sigue allí presente, en ese territorio que no se vende ni se negocia, la lucha sigue mientras nuestra sangre resista”, aseguró la machi. Para ella, “la mal llamada Conquista del Desierto hoy continúa con represión, castigo y presos políticos por defender y luchar la vida de los territorios libres, queremos que nuestros hijos sean libres y que tengan un espacio para poder desarrollarse y crecer”. Y Romina apuntó: “El problema son los intereses que hay detrás, el Estado termina siendo un títere y por eso nos ven a nosotras como terroristas cuando en realidad estamos cuidando el territorio”.

El miércoles 31 de mayo se había producido un reclamo con cortes intermitentes del tránsito en Viedma por parte de integrantes de los pueblos originarios y de la CTA Autónoma de Río Negro, con la finalidad de pedir la liberación de las cuatro mujeres, que se sumó a cantidad de convocatorias en distintos puntos del país para continuar protestando y visibilizando por ellas, a quienes consideran “presas políticas”. Desde Rosario hasta la Embajada de Argentina en Chile, los “vecinos conscientes”, o los wenuy (amigo blanco) no quieren quedarse afuera del reclamo. 

De todas ellas, Celeste Guenumil está más cerca de la libertad dado que la Cámara Federal de Casación Penal hizo lugar al recurso presentado por su defensa y atendió al “principio de interés superior del niño” en relación a sus tres hijos. Guenumil, a diferencia de sus compañeras, no está imputada en la llamada “causa madre” por la usurpación del territorio.

Por su parte, Orlando Carriqueo, coordinador del Parlamento Mapuche-Tehuelche,  dijo a TeleSISA que “en el contexto de “criminalización del pueblo mapuche y de un ataque fascista de la derecha lograr la devolución del rewe es un objetivo impensado años atrás”. También hizo hincapié en la importancia de hacer públicas las conclusiones, “que la sociedad esté al tanto de lo que está en juego para lograr un debate social sobre las falencias de la democracia” y “discutir la verdadera identidad de la Argentina”.

 

El Cordobazo en blanco y negro

El Cordobazo en blanco y negro

A 54 años del levantamiento contra la dictadura de Onganía, se estrenó el documental «¡Quemenlos!», que recupera las crónicas televisivas de la época.

El 28 de mayo en la sala Argentina del Centro Cultural Nestor Kirchner tuvo lugar el estreno de ¡Quémenlos!, el proyecto más reciente del cineasta Adrian Jaime. El documental narra los hechos acontecidos en Córdoba, en 1969, cuando miles de estudiantes universitarios y trabajadores salieron a las calles para resistir a la dictadura de Juan Carlos Onganía: aquellas protestas quedaron en la historia como “El Cordobazo”. El documental fue realizado con videos originales de los canales de televisión que transmitieron lo ocurrido en las manifestaciones. Gracias a este intenso trabajo de archivo se pudieron ver las imágenes de la primera marcha silenciosa, los homenajes al estudiante y obrero Santiago Pampillón (asesinado por una bala policial), los violentos cruces y represiones que tuvieron lugar en el centro cordobés y en la Universidad de Córdoba. Las únicas voces narradoras que ofrece el documental son las de los propios conductores de televisión de esos años.

Lo que se hizo para el documental fue “un trabajo arqueológico”, según lo define el director, refiriéndose al tratamiento de sonidos e imágenes que se llevó a cabo. “Trabajamos con un volumen de materiales muy grande, de archivistas en Córdoba y en Buenos Aires. No fue una tarea sencilla porque hubo que seleccionar entre cientos de horas”, explica Jaime. Junto con Pablo Pérez Montiel, sonidista que participó en producciones musicales de Fito Paez y Cerati, fue recolectando el material sonoro para la elaboración de un documental histórico que busca transmitir un clima de época. La reconstrucción de voces fue realizada desde cero. Para varias de las imágenes reproducidas se utilizaron sonidos de marchas más recientes, como la del 28 de diciembre en el gobierno de Macri, por ejemplo.

“Yo lo que trato de trabajar son las imágenes visuales y sonoras. Cuando trabajás con una voz en off trabajás como en otro plano dentro de la narración. Yo lo que consideraba es que debía poder escucharse por sí misma la situación sin tener a un ´otro´ que narrara aquellas cosas que acontecieron”, explica Jaime sobre la elección de la estrategia narrativa. “A diferencia de otras veces retiramos la palabra y le dimos mayor autoridad y trabajo a la construcción de escenas e imágenes tanto visuales como sonoras”.

La recopilación de archivos sonoros comenzó en plena pandemia. El documental nació como un proyecto sobre los libros quemados en la última dictadura al que se dedican las primeras imágenes del documental.  Luego de ese inicio se transitan varios momentos clave que marcaron el principio del fin del gobierno de Onganía y que tienen como protagonistas a las juventudes militantes de la época, en su mayoría hombres trabajadores provenientes de las industrias automotrices. La participación de jóvenes adolescentes y mujeres tampoco fue un detalle menor, así como la aparición de figuras políticas relevantes como la de Agustín Tosco, líder sindical que se manifestó en contra del gobierno dictatorial y murió años más tarde en la clandestinidad.

Jaime agradeció el apoyo que recibió del Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales para realizar la película. También explicó las dificultades que presenta realizar este tipo de contenido, así como también la necesidad de una cinemateca y políticas públicas que protejan o equilibren la convivencia entre las grandes productoras multinacionales y las producciones nacionales. Actualmente los documentales se realizan con un 8% del presupuesto que tiene una película de ficción. Al trabajar con los porcentajes más bajos del presupuesto, aclaró el director, “siempre es un desafío para nosotros poder compatibilizar los deseos con la calidad”.

El documental podrá verse en el Cineclub Municipal Hugo del Carril de Córdoba, del 27 al 31 de mayo y en el Cine Municipal El Cairo de Rosario los fines de semana a partir del 27 de mayo.   

La villa sin Photoshop

La villa sin Photoshop

Una muestra fotográfica recorre la vida de Ciudad Oculta los días previos a la recordada toma del Parque Indoamericano. Su autor, criado allí, dice que fue una respuesta a la estigmatización de los medios con los villeros.

Nacido en Moreno, pero con el corazón en Villa Lugano, más precisamente en Ciudad Oculta -tal como se titula la muestra que se exhibe en el Centro Cultural Borges-, Nahuel Alfonso cuenta, a través de imágenes, la realidad que vivió su familia y su barrio antes de la Navidad de 2010.

El recorrido refleja el camino que transitó Nahuel desde chico. En 1999, a los 12 años, cuando vivía en la localidad de Moreno con su madre, llegó a tener 82 faltas en la escuela. En aquel tiempo, prefería estar en Ciudad Oculta, sacarle unos pesos a su abuela de su “negocio” -el almacén de la familia de su padre-, y con eso comer y andar por la calle con sus primos. En ese momento, Nahuel descubrió que era “un gran mentiroso”, algo que más tarde, reflexionando, lo relacionaría con la creatividad que practica hoy.

En las escapadas a Ciudad Oculta, se interesó por aprender a dibujar, porque veía en su padre, artesano y dibujante, un ejemplo. Su padre quiso enseñarle, pero pronto Nahuel lo dejó porque se le hacía difícil dibujar desde la imaginación, siempre necesitaba algo para copiar. Una cosa parecida le pasó con la poesía, otra de las aficiones de su padre. Sucede que Nahuel, por ser el “carilindo” del barrio y de la escuela, tenía muchas pretendientes. Mirándolo en términos actuales, se consideraba emocionalmente responsable: “Yo tenía relación con las chicas, siempre traté de ser amigo, no me gustaba defraudarlas”, dice Nahuel. Entonces les escribía poemas. Pero también se cansó de la poesía, ya que solo la podía hacer copiando a Bécquer y eso no le gustaba nada.

A los 13 años, ya descubiertas sus 82 “rateadas” de la escuela, su madre decidió enviarlo a vivir con su padre a Malvinas Argentinas, zona norte del Gran Buenos Aires, donde en realidad vivió con su hermano David, puesto que a su padre, como trabajaba en Capital, le convenía quedarse en Ciudad Oculta e ir cada tanto a su casa a dejarles unos pesos a sus hijos para que se mantengan y paguen los servicios. Ese mismo año, a la madre de Nahuel le diagnosticaron cálculos biliares y Nahuel la iba a visitar con frecuencia. En uno de estos encuentros, de profundo sinceramiento, mantuvieron una charla en la que Nahuel reconoció que su madre ya se había rendido con el futuro de su hijo. “Que sea lo que tenga que ser”, es la última frase que dijo ella y que Nahuel recuerda siempre.

A los 15 años, con la excusa de regularizar sus estudios, Nahuel se fue a Ciudad Oculta y le pidió a su abuela paterna vivir con ella, pero ya era abril, tarde para arrancar el año escolar. Ahí fue que se acercó a un centro comunitario donde se desarrollaba un programa llamado “Vuelta a la escuela”, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde le consiguieron una vacante y además le brindaron acompañamiento por fuera de la escuela. Y allí recibió una invitación a participar de un taller de fotografía al que fue con sus tres primos, en la Fundación PH15. Por su rebeldía, Nahuel duró sólo tres meses en el taller, pero en la exposición Ciudad Oculta, en el Borges, se pueden ver algunas fotos suyas de esa etapa.

Volvió al taller de PH15 cuatro años después, y a sus 20 años, tras hacer la foto de unos niños bajo la lluvia, Nahuel hizo un clic. “Sentí que había compuesto ‘The End’ de The Doors, y fue así: esta foto fue la que me abrió las puertas”. A poco de que trascendiera, conoció a Carlos Bosch, una figura destacada del fotoperiodismo argentino, con quien luego logró forjar una estrecha relación y de quien pudo aprender gracias a los talleres abiertos que Bosch daba en su casa de Boedo. Esta relación también le permitió conocer a Adriana Lestido, Jorge Abot, Pablo Piovano. “Eminencias que nunca pensé conocer”, dice Nahuel.

A los 23 años, Bosch le regaló una cámara profesional para que su serie de Ciudad Oculta se siga armando. Como cuando era chico, andaba de acá para allá. De Parque Patricios, otro de los barrios que lo albergó, a Boedo. De Ciudad Oculta al conurbano. Siempre con una mochila grande, que lo llevó a definirse como “un mochilero en la ciudad”.

En diálogo con ANCCOM, Nahuel afirma: “Primero, el trabajo Ciudad Oculta surge porque quería expresarme. Segundo, es una respuesta a la toma del Parque Indoamericano y la estigmatización de los medios de comunicación masiva hacia la gente de las villas. Y tercero, quería ser Cartier Bresson” (risas). Nahuel se refiere, de manera crítica, a una cierta “narrativa poética de la villa” que practicaban algunos fotoperiodistas, utilizando lo que en Photoshop se llama clarity, una suerte de filtro que termina ensuciando las pieles de quienes están retratados.

Esa mirada nunca le gustó. “Si vas a una olla popular en la villa y fotografiás a unos nenes, ellos están limpios, tienen unos padres que hacen todo lo posible para que estén así”. Por eso él siempre trató de hacer algo más verídico. “La militancia que llevaban adelante estos fotoperiodistas estaba mal trabajada, y yo logré entender el valor de retratar a la villa sin Clarity. Quería mostrar que un villero es una persona normal, que festeja la Navidad, que se pone alegre cuando alguien cumple años, que se enorgullece cuando a alguien del entorno le va bien, y que también puede estar triste”.

La muestra Ciudad Oculta se puede visitar de miércoles a domingos de 14 a 20, hasta el 30 de junio inclusive, en el Centro Cultural Borges, Viamonte 525, CABA.

Teatro histórico y transhumante

Teatro histórico y transhumante

En clave de comedia y desde hace casi tres décadas, la compañía Museo Viajero repone el pasado para estudiantes de diversas edades. Cada año, 30.000 chicos asisten a sus funciones.

El Museo Viajero es una compañía de teatro fundada hace 27 años cuyo objetivo es ir a salas e instituciones a representar un género que ellos llaman «comedia histórica». Fabián Ucello es historiador, también director y fundador. “Aunque parezca un chiste, esto empezó en un asado. Yo coleccionaba cosas antiguas de la vida cotidiana, y con Héctor López Girondo, titiritero del Teatro General San Martín, creamos una obra llamada Un siglo en un ratito donde había que llevar objetos que contaban la vida de los papás cuando eran chicos, y también de los abuelos y bisabuelos. Se hizo una conjunción entre nosotros, más el aporte de Raquel Prestigiácomo, que es licenciada en Letras”.

Actualmente, no tienen una sede fija, ya que la Asociación Amigos del Museo Saavedra, donde estuvieron todo este tiempo, decidió utilizar el lugar para otros fines. “Es un divorcio. Es una relación de 27 años. Al principio ellos tenían una sala totalmente vacía y el director de entonces, Alberto Piñeiro, me dice: ‘Vamos a hacer una o dos funciones’. Tuvieron tanto éxito que me pidió que me quedara. Venía cada vez más gente y a partir de ahí empezamos a armar una sala para 200 personas. La Asociación de Amigos cobraba una entrada y el Museo se llevaba un porcentaje”.

La editorial Eudeba va a publicar dos libros con referencias, dibujos e información extra para chicos en edad escolar. Al respecto, Ucello cuenta: “A los docentes les ayudamos con guías de lectura. Hay una obra que se llama La pequeña aldea que cuenta la vida cotidiana en 1810 a través de una maqueta maravillosa de cómo era la ciudad de Buenos Aires, y toda la investigación se volcó en un libro con el mismo título, también publicado por Eudeba, y que lleva cuatro ediciones, la última con prólogo de Felipe Pigna”.

Ucello considera que es una herramienta para el docente y que, aparte de las obras, cuenta con mucha información esclarecedora sobre los usos y costumbres: “Los chicos hace 20 años dibujaban en forma de campana los vestidos de las mujeres y eso no se usaba en 1810, sino en la época de Rosas”, señala.

Cada obra está diseñada para alumnos de distintos ciclos así como un gran catálogo de actividades para seguir trabajando en clase después de cada función. Raquel Prestigiácomo, además de licenciada en Letras es formadora de docentes y la encargada del diseño de varios de los manuales que se encuentran publicados en la web. “Es una especialista en las necesidades del docente”, destaca Ucello.

A diferencia de otros teatros, en vacaciones se toman un receso, por lo que no tienen actividad tanto en verano como invierno. Al ser obras de corte educativo, prefieren desarrollarlas en el período escolar. En números, el director detalla que asisten por año entre 23 mil a 30 mil chicos de diversos lugares. En un mismo día trabajan 24 personas entre bailarines, cantantes, actores y magos, poseen tres trailers que viajan por distintas instituciones y la cantidad de obras disponibles son 26.

ás allá de que ahora no tienen una sede propia, visitan sitios como el Museo Sarmiento en el barrio de Belgrano, la Facultad de Veterinaria, la Sociedad Científica Argentina, e incluso la ciudad de Luján, sin dejar de lado la presencia en las escuelas. “Siempre tratamos de ir a un lugar de referencia, donde tengan un plus para hacerlo”, agrega Ucello.

Sobre el recibimiento del público, tanto de alumnos y docentes, manifiesta: “Los docentes lo toman como una herramienta pedagógica. De hecho ya nos conocemos. Me llaman por el nombre de pila y algunos me han visto actuar en las obras, pero ya dejé para pasar a ser director”. En su momento, Ucello pensaba que los docentes solo iban por las exhibiciones en el Museo Saavedra, pero en realidad querían ver las obras de teatro.

Como en varios lugares de la cultura y la vida social, el cambio de época es un hecho y El Museo Viajero no es ajeno a su circunstancia. “Nosotros teníamos una obra de Cristóbal Colón que fue un boom y ahora los chicos no van porque lo ven a Colón con otra mirada, a pesar de que nosotros contábamos sólo el viaje. Ahora tenemos dos obras sobre los pueblos originarios”.

No hay demasiados antecedentes de una experiencia así. Ucello no puede creer que en estos 27 años nadie los haya copiado. “El estilo de teatro que nosotros hacemos se puede aplicar a todo, no solo para la historia. Todas las obras se basan en un diálogo entre un director y uno o dos ayudantes que realizan una pregunta adecuada o van a interpretar una situación no necesariamente cómica, sino visual, que atraiga a los chicos”. En los 45 minutos que dura la obra utilizan como recursos títeres, baile, música, canto y hasta magia.

El Museo Viajero a lo largo de su historia recibió distinciones y reconocimientos del Fondo Nacional de las Artes y el Instituto Nacional del Teatro. Sin embargo, no cuenta con apoyo gubernamental, pero a Ucello no le preocupa: “No nos ayuda nadie. Cuando vos pedís que te ayuden, te agarran la cabeza y tratan de hundir. Te soy sincero: a nosotros siempre nos fue bien sin que nos ayuden, porque siempre te piden algo y no es fácil venderse. Ahora pasó esto del Museo Saavedra y buscaremos otro lugar para hacer lo nuestro”.

A futuro, piensan sumar obras. “En noviembre vamos a estrenar Obligada estaba la vuelta con la historia del combate de Vuelta de Obligado que va a ser de cuarto grado para arriba. También tenemos obras para los chicos de jardín a tercer grado como Pequeño corazón, que narra el viaje de Manuel Belgrano desde Buenos Aires hacia Rosario, un hecho casi desconocido del que, hace poco, se encontró un manuscrito de él donde lo cuenta”.

 

 

¿Dónde ver al Museo Viajero?

Las obras Chocolate por la Libertad, Mondongo para Manuel, El Arbolito frente al Cabildo, Cabildo Abierto, La Gran Semana de Mayo, La Pulpería de Jacinto se pueden ver hasta el 2 de junio en el Museo Sarmiento, Cuba y Juramento (CABA). Las entradas cuestan 1.500 pesos y 1.400 para escuelas públicas.