Vender en la plaza para zafar de la malaria

Vender en la plaza para zafar de la malaria

Los fines de semana, una multitud desborda los límites de la feria en el Parque Los Andes. Son vendedores que buscan intercambiar sus ropas, objetos de cocina, juguetes en desuso o su propias obras de arte para sobrevivir a la durísima crisis de los últimos meses. El miedo a la policía y un gobierno sin empatía.

Enfrente de la estación Lacroze de la línea Urquiza se encuentra el Parque Los Andes, donde una gran cantidad de personas se encuentran en los puestitos de la feria, que ocupa dos de las tres plazas en que se divide el parque para vender sus productos. Pero desde hace un tiempo, la única plaza que se encontraba vacía pasó a llenarse de gente. A los cinco manteros que eran al principio se le sumaron cada vez más y más personas que buscan hacerse unos mangos los fines de semana y feriados, incluso en días nublados y con pronóstico de lluvia como lo es este. Son cientos.

 Algunos se acercan a vender sus ropas que no usan, otros nuevas que quién sabe donde la consiguen, unos ofrecen  juguetes que sus hijos ya no usan, instrumentos para la cocina, golosinas, libros, cuadros, lo que sea que los ayude a tener algún ingreso extra. Y a pesar del frío, familias y amigos se acercan a ver la feria, a comprar algo que necesitan por un precio menor al que lo conseguirían en algún comercio..

En una parte, un poco aislada, se encuentra una mujer mayor. Se llama Juana y alguna vez pudo llevar la vida de una artista, recibida en Bellas Artes. Vendió cuadros a Europa y tuvo la experiencia de vivir afuera. Pero ahora se encuentra sentada en una reposera, a la espera de la llegada de algún cliente. A un costado, una manta con ropa. 

 Hace tres años que viene a tirar manta a la plaza. ‘’Desde que he comenzado hacer la feria no he parado un solo día’’, cuenta. Juana vivía en Parque Chas cuando el alquiler de su departamento subió de un día para el otro y tuvo que mudarse a otro lugar. También hizo que tuviera que venir a la feria a trabajar. ‘’Estoy cansada. Es agobiante esto’’ dice, con el rostro serio. Ahora pasa los fines de semana y feriados en el Parque, desde las siete de la mañana hasta que anochece. 

 Juana ha dejado de pintar. Por un problema económico y de espacio. ‘’Los pintores profesionales necesitan un lugar que sea agradable, que haya luz natural, se necesitan muchas cosas’’ dice. No tiene los medios ni el lugar. ‘’Es complicado ser artista en Argentina’’. 

 Tiene una hija y un hijo, pero cada uno tiene su vida. ‘’No me gusta ser una carga así que me arreglo como puedo’’. Tiene un  tono de voz firme, determinante. El próximo mes va a cumplir setenta años y dice de manera orgullosa que lleva todos los años bien vividos. ‘’Si yo no salgo a buscar el mango, nadie va a golpear a mi puerta a traermelo. Yo tengo una jubilación, porque es mi derecho, porque tengo la edad, porque la luché’’, dice, y hace un silencio.‘’En la vida nada es fácil, y es lo que te enseña’’.

Algo parecido piensa Miriam, quien se encuentra del lado de la calle Corrientes, vendiendo cosas de cocina y golosinas. Miriam es de Formosa. Tiene cincuenta y cinco años y trabaja de enfermera, pero el sueldo no le alcanza y sale los fines de semana a las cinco de la mañana de su casa para venir a la feria. 

‘’Hace un mes estoy acá pero porque sacaron todo en Parque Patricios. La gente del Gobierno no sé qué quiere hacer con nosotros. Yo trabajo pero no alcanza la plata. A nadie le alcanza’’ dice, haciendo notar la indignación que siente por haber perdido su antiguo lugar.

Miriam junto con otras personas, llevan unas semanas tirando manta en este Parque porque el Gobierno de la Ciudad los echó de donde estaban antes. Los manteros de Parque Patricios, de Retiro y de Constitución tuvieron que reinstalarse en otros lugares para seguir vendiendo y poder seguir comiendo, pero la acumulación de personas en el Parque Los Andes hace que los vendedores que se encuentran en el lugar desde hace más tiempo tengan el miedo de que venga la policía y los eche a ellos también. 

‘’Esta bien que es un parque pero hay gente que en verdad vive de esto, es su único ingreso. Si no venden y no tienen donde ir a trabajar, no comen. Hay gente que la está pasando mal. Todos tenemos derecho a vender. Hacerse la suerte.’’

Miriam termina de decir eso cuando los rumores empiezan a correr. ‘’Se dice que va a venir la policía a sacarnos’’ dicen dos vendedoras, y comienzan hacer circular entre los manteros el miedo.

– ¡Reunión! ¡Hay reunión!

 Los gritos se repiten varias veces mientras, en la parte de atrás de la plaza, se comienza a formar un gran círculo de personas, todas que venden su mercadería en el lugar, para hablar sobre los rumores que comenzaron a circular.

 Las personas van de todas las edades. Hay personas mayores, como Juana, y chicos muy jóvenes, como Francisco, que tiene quince años y vende ropa con sus amigos.‘’Vine un día porque necesitaba la plata, me fue bien, me hice un par de amigos y empecé a venir todos los fines de semana’’. Con él también está Pachito, de veintidós años, que vino desde la Patagonia a Buenos Aires para estudiar estilismo. Pachito considera que es inspirador ver a Fran y a los demás. 

 En medio de la gran ronda está la coordinadora de la feria. Carolina pone orden mientras La Turca está a su lado, grabando.  

 Caro trata de calmarlos diciendo que no van a venir a sacarlos, que fue una falsa alarma. Pero que para que no vengan, tienen que estar organizados. Les recuerda de dejar siempre limpio el lugar, nada de llamar la atención ni de faltar el respeto a ningún compañero. 

 Ellas dos están desde el principio de la feria, cuando eran cinco manteros los que iban a vender ahí. Empezaron a venir antes de la pandemia por necesidad. ‘’En el Gobierno no hay empatía hacia la otra persona, no hay empatía hacia el pobre. Lo único que quieren son las plazas limpias para que el rico pueda pasear en paz. No les interesa si la gente pobre viene a laburar’’, dice la coordinadora de los manteros una vez que la plaza se tranquilizó. 

Todos vuelven a su lugar. Algunos charlan con el mantero vecino o simplemente esperan a que transcurra el día, como Dulce, que espera tranquila a que lleguen las ventas. Dulce está en la mitad de la plaza porque hace dos años que está en la feria y sabe que no se puede estar del lado de la Avenida Corrientes por un arreglo con la policía. Pero la llegada de los vendedores de las otras ferias, además de la situación económica del país  que hace que se sumen cada vez más personas a vender, hace que el lado de la avenida esté lleno de gente y corran el riesgo de que venga la policía y levante todo. 

La ropa que vende es de ella y también compra para vender. ‘’Lo que no se vende yo lo regalo, porque si pasa una temporada ya sé que son cosas que no van a salir’’ dice, y al igual que otros, a veces le toca ir a la plaza con la ropa repetida porque no puede invertir si no gana. 

Dulce estudia kinesiología y su único ingreso es la feria. ‘’La facultad me consume mucho tiempo entonces los fines de semana vengo acá, que me puedo traer los apuntes y estudiar’’.

De a poco la gente se va marchando y los manteros comienzan a levantar sus cosas. 

‘’Adiós Dulce’’ se escucha, suave y amable, un saludo. 

Está lloviznando. Dulce le devuelve el saludo y comienza a levantar sus cosas, para volver como cada fin de semana y feriado, bien temprano a la mañana. 

 

«En Argentina no se habla lo suficiente de la salud mental”

«En Argentina no se habla lo suficiente de la salud mental”

Víctima de abuso sexual infantil a manos de su padre, la multifacética escritora e influencer Ilay Ventura se reivindica como una sobreviviente y plantea que a través del humor se pueden romper estigmas y superar traumas.

En la mitología griega Quirón es un centauro de buen carácter –a diferencia del resto– y en la astrología está relacionado con el arquetipo del «sanador herido”. Según esta figura, toda persona tiene una herida y puede sanarse a sí misma y a otros. Esto lo sabe muy bien Ilay Ventura, no sólo porque su hermana es astróloga y maneja al derecho y al revés cada posición de su carta natal, sino también por su propia historia como víctima (“sobreviviente” prefiere decir ella) de abuso sexual infantil por parte de su padre y por la resiliencia que le permite hoy ayudar a los demás a superar sus propios traumas.

Oriunda de Quilmes, Ventura, a sus 26 años, se dedica a acompañar a quienes se puedan ver reflejados en ella a través de su trabajo en las redes sociales, el teatro y dos libros publicados: Cómo arreglarse después de romperse y De víctima a sobreviviente. En conversación con ANCCOM, la creadora de contenido se presenta anunciando que le gusta abordar temas que siguen siendo tabú, como la salud mental, y cuenta que fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático y trastorno límite de la personalidad.

 “Me gusta generar un cambio en las personas mediante la comedia o con acompañamientos en coaching”, explica, tras expresar que la apasiona trabajar este tipo de contenidos hace ya más de diez años. Dice Ventura que su cercanía al humor viene desde siempre, gracias a su familia materna, y que allí ha encontrado una herramienta de sanación.

“La comedia que utilizo es un método de defensa que he creado en base a mis traumas y no hubiera podido hacer eso si no hubiera podido sobrevivir a ellos”, subraya. Desde que se decidió por la escritura, la influencer encuentra que las palabras son importantes para darle un sentido a sus vivencias. Así marca diferencias entre los términos: “Víctima es aquel que se fue, me parece más correcto llamarlo sobreviviente”, sostiene.

En sus cuentas de Instagram y TikTok (@ilayventura), recibe miles de reacciones a sus videos, en donde puede sacar risas hablando, por ejemplo, de un episodio de ansiedad: “Empecé a ayudar a las personas una vez que pude ayudarme a mí misma y entender el sufrimiento que pasan quienes tienen algún trauma”. Ventura aclara que nunca ha pretendido tomar un rol que solo es pertinente a profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos. No obstante, su papel resulta clave, ya que comunica sobre los estigmas que padecen quienes han sido diagnosticados con algún trastorno mental.

«En Argentina no se habla lo suficiente de la salud mental como se debería. Sin ir más lejos, tenemos un presidente –no me gusta meterme en política, pero es necesario– que dijo ‘si tenés un problema mental, andá y matate’. Si tenemos un referente, que es la persona que se supone que debe gobernar el país, hablando de la salud mental de esa manera, ¿qué nos espera a los visibilizadores?», se pregunta.

«Siento que hay mucha discriminación hacia las personas que convivimos con un trastorno, porque nuestra vida no es la de una persona neurotípica, sin embargo, no significa que no podamos ser productivos –asegura–. Los estigmas existen porque existe la desinformación y los que tienen que informar son justamente las autoridades gubernamentales, provinciales, escolares y hasta espirituales, ya que vivimos en un país que no es laico”.

“Todos estamos atravesados por el hogar”

“Todos estamos atravesados por el hogar”

En el marco de la muestra “Casa. La vivienda es un derecho”, cuatro fotógrafos dialogaron sobre sus trabajos en torno a la problemática habitacional: hogares en la traza de una fallida autopista de la dictadura, la toma de terrenos en Guernica, una cooperativa en una fábrica abandonada y una casa en un country.

¿Vivís donde querés? La pregunta agita en el cartel verde que reluce en la entrada al conversatorio de fotoperiodistas “Mirar el Hogar”, organizado por el grupo de fotógrafes Movida Colectiva, en el marco de la muestra Casa. La vivienda es un derecho, que por estos días se realiza en la sede de Inquilinos Agrupados, en Bartolomé Mitre 1767, a una cuadra del Congreso Nacional.

Las respuestas a ese interrogante inicial evocan diferentes ideas, realidades disímiles, cotidianidades diferentes, aunque interpeladas por el mismo tópico: el acceso a la vivienda digna. Algunos se lamentan por no poder elegir donde vivir, pero anhelan en un futuro poder conseguirlo; otros abandonaron aquella ilusión, les cuesta hasta pensarlo. “Comparto habitación con cuatro hermanos”; “No, alquilo sin gas para que salga más económico”; “Que paren de construir edificios chetos”, registra aquel afiche colgado en la exposición. Pero también otras declaraciones desde realidades opuestas se reflejan: “Yo vivo donde quiero, soy Emi 6 años” y “Si y quiero que vos también”.

Cuatro reporteros gráficos con trabajos referidos a la problemática del derecho a la vivienda participaron del conversatorio: Victoria Gesualdi, autora de La Traza – La casa y sus formas imaginarias en la autopista que nunca existió; Germán Romeo Pena, con sus imágenes de la toma de un predio en Guernica; Dan Damelio sobre Santa Cruz 140, una cooperativa de viviendas montada en una antigua fábrica en Parque Patricios; y Nicolás Pousthomis y su ensayo A puertas cerradas, centrado en la casa en un country de una familia acaudalada. “La idea fue hacer dialogar las imágenes, los significados, y que se potencien mutuamente”, puntualiza Camila Godoy, de Movida Colectiva, en diálogo con ANCCOM. “Ahí hay una riqueza muy grande, que va a complementar y nutrir al resto de las obras que están colgadas”, destacó. Por su parte, María Bessone, moderadora del conversatorio, remarcó que los trabajos que eligieron convergen en que nacieron de la ausencia del Estado, de la carencia de políticas públicas suficientes, de la desidia y del abandono.

Gesualdi, licenciada en Ciencias de la Comunicación en la UBA, trabajadora de Télam y coordinadora de fotografía de ANCCOM, destacó que con La traza buscó poner en evidencia las problemáticas de una zona, en los barrios de Saavedra y Coghlan, que había caído en la absoluta negligencia estatal, una situación iniciada durante la última dictadura militar, que decidió expropiar, demoler y desalojar a familias enteras de alrededor de quince manzanas, con el proyecto de construir una futura autopista que jamás se terminó realizando. En ese territorio abandonado por el negocio inmobiliario, alrededor de la década del 80, muchas personas iniciaron un proceso de ocupación y encontraron un espacio para habitar. Gesualdi analiza que aquel proyecto dejó una huella muy visible en el entramado urbano y que constituye un problema de magnitud insoslayable de complejidad política, social y legal.

“Es un trabajo documental que cuenta una problemática en la ciudad, de emergencia habitacional, tratando de iluminar una perspectiva de la vivencia de los espacios, de la casa vivida, de la casa habitada, del espacio apropiado”, analizó Gesualdi en diálogo con ANCCOM; La traza fue su tesina en la carrera, con la que ganó un premio de la editorial La Luminosa. “Todos estamos atravesados por el hogar, por la casa, por la vivienda, por esa construcción”, agregó. Durante su participación en el conversatorio contó sobre el acercamiento a las historias de las familias, al conocimiento del terreno y también a aquellas significancias del hogar, que muchas veces quedan relegadas ante la problematización de la vivienda desde lo comercial o inmobiliario. La constante incertidumbre de la magnitud de personas que ocupaban aquel terreno de la traza, al no tener ninguna certeza en cuanto a su estabilidad. “Era un espacio habitado vulnerable”, apuntó la fotoperiodista, y destacó el espíritu colectivo y cooperativo entre quienes estaban en la misma situación.

Germán Romeo Pena fue invitado por sus imágenes de los desalojos en Guernica. Creció allí y quiso formar parte de lo que ocurría contribuyendo desde lo comunicacional y lo visual. En torno a la construcción del acontecimiento y la visibilización de la problemática del lugar aportó desde la agencia de noticias Red en Acción, ANRed, para contrarrestar el relato que los medios hegemónicos buscaban instalar, un espacio para contar lo que estaba pasando: convertirse en la prensa del barrio. “Los cabezas tuvieron la osadía de cuestionar la propiedad privada”, sintetizó el fotoperiodista. Fue un hito para la comunicación popular la cobertura y difusión de lo que estaba sucediendo en Guernica, destacó Romeo Peña, y señaló que en esa gesta por lograr contribuir desde la prensa alternativa, se empezaron a querer entre los vecinos y ahí adentro empezó a surgir algo primitivo: la comunidad.

“Aprendí que la tierra no es una mercancía”, expresó Tomás Deniz, vecino de Guernica que participó en el conversatorio, quien se retrotrajo a unos años, cuando se sucedían dos eventos en simultáneo y a la vez de forma excluyente: los desalojos en Guernica en plena pandemia. La ironía de que les pidieran quedarse en casa cuando al mismo tiempo los estaban desalojando de sus viviendas.

En diálogo con ANCCOM, Deniz resaltó: “La importancia del encuentro es encontrarme con personas que están en la misma situación que yo o pasando por los mismos procesos de lucha. Por ahí no conozco la historia o los procesos y me parece muy importante porque nutre, porque educa, y forma un poco la militancia”. En forma de protesta y de reclamo Deniz enuncia el emblema de “Tierra para vivir”.

Dan Damelio, fotoperiodista freelance, fue invitada para dialogar acerca de su trabajo Santa Cruz 140, en el que se aborda la problemática de una toma iniciada hace estimativamente veinte años, que surgió a raíz de la quiebra en la década de los 90 de una fábrica de toallones ubicada en Parque Patricios. El orgullo del hogar fue uno de los puntos que más destacó entre sus palabras, resaltando que hay que romper con ese estereotipo acerca de cómo se ilustra o narra la pobreza y este tipo de realidades. La fotoperiodista hizo hincapié en que las personas, en la realidad de la toma, tienen el derecho de tener una casa como cualquier otra, ya que también están construyendo su lugar.

Damelio contó que se acercó a las familias mediante un largo periodo de diálogo en la que participó de las asambleas y diferentes actividades. En aquella cercanía entrevió de cerca cómo la realidad habitacional de múltiples familias ha sido arrasada por la especulación inmobiliaria, que adquiere grandes territorios a costos irrisorios y termina haciendo y deshaciendo con la materialidad de enorme cantidad de personas. Por otro lado se refirió al privilegio y el poder que tiene quien narra detrás del lente, y en ese sentido destacó la importancia de la sensibilidad para el fotoperiodista, ya que para los fotografiados, planteó, se trata de la completitud de su vida.

“Metimos el cuchillo desde otro lugar”, expuso a su turno Nicolás Pousthomis, de Sub Cooperativa, quien realizó el trabajo A puertas cerradas, diferente al resto de los expositores del conversatorio. Una labor “más amena y ambigua”, en el que se propusieron retratar un estrato social que siempre escapa de la luz del registro fotográfico: las familias de zonas ricas, particularmente, una familia acaudalada dentro de un country en zona norte de la provincia de Buenos Aires.

El fotoperiodista destacó que llegaron a aquella familia con muchos prejuicios y concepciones preestablecidas sobre lo que iban a retratar, en torno a lo que sí iban a encontrar. Pousthomis señaló que aquella idea se quebró, ya que habían pensado ciertos preceptos que se demolieron, con prejuicios entre dicotomías de buenos y malos, que resultaron no ser tan sencillas. Entonces decidieron construir un relato fotográfico en el que el espectador pueda reponer de significancia la obra desde su perspectiva personal y llevar adelante un trabajo más reflexivo y coral.

Pousthomis señaló que, lejos de querer ridiculizar a aquellas familias, buscaron retratar su cotidianeidad. A su vez, hizo énfasis en la dificultad que resulta fotografiar a esta clase social, que permanece siempre cuidada y aislada entre muros, en contraposición a una clase subalterna que aparece generalmente expuesta. En este sentido Romeo Pena coincidió con la idea de que a las personas carenciadas siempre es más sencillo llegar y que justamente por ese motivo hay que tener cuidado en no caer en seguir quitándole, en este caso, su intimidad.

Con el apoyo del Cels, Ni Una Menos e Inquilinos Agrupados, el conversatorio sobre estos trabajos a fondo sobre el hogar fue la primera de las actividades propuestas por las fotógrafas de Movida Colectiva, inaugurada el 12 de julio con un nombre elemental, preciso, que mucho habrá que reiterar: Casa. La vivienda es un derecho.  

 

Los otros Loan

Los otros Loan

Desde 1999, los voluntarios de Missing Children Argentina trabajan para difundir y mantener viva la búsqueda de los chicos desaparecidos en el país. Hoy, además de Loan Peña, hay otros 100 niños cuyo paradero sigue siendo desconocido.

El caso de Loan Danilo Peña, el niño de 5 años desaparecido el pasado 13 de junio en el paraje El Algarrobal, en la localidad correntina de 9 de Julio, ha desatado una reacción popular pocas veces vista en la provincia y la atención permanente de los medios nacionales. Además, obligó al gobernador radical, Gustavo Valdés, a desplazar al ministro de Seguridad y a toda la cúpula policial.

En diálogo con ANCCOM, la presidenta de Missing Children Argentina, Ana Llobet, afirma que la organización activó sus protocolos de difusión, antes del Alerta Sofía, que tardó 24 horas en implementarse. Según Llobet, la rapidez en la acción es crucial, ya que cada minuto cuenta en estos casos.

La presión mediática es una herramienta poderosa. En el caso de Loan, la difusión masiva ha mantenido viva la búsqueda y movilizado a la comunidad para aportar información. Esta visibilidad opera sobre las autoridades, para que actúen con celeridad, y disuade a quienes puedan estar cometiendo un delito.

Missing Children gestiona unos 100 casos de niños desaparecidos en el país. Más de 70 son actuales y unos 40 corresponden a chicos buscados desde hace 30 años, cuyas imágenes han sido recreadas con IA para mostrar cómo podrían lucir de adultos.

A la espera de novedades en el caso que conmociona al país, Llobet comenta que Missing Children gestiona los de más de 100 niños desaparecidos en el país. La plataforma principal destaca más de 70 casos actuales, mientras que otros 40 corresponden a niños desaparecidos hace 30 años, cuyas imágenes han sido recreadas con IA para mostrar cómo podrían lucir de adultos.

Esta asociación civil sin fines de lucro está formada por 19 voluntarios que trabajan desde sus hogares, utilizando sus propios recursos. “El tiempo que le dedicamos es lo que más insume esta tarea”, destaca Llobet, quien sostiene que el objetivo es ser un puente entre las familias, la comunidad y las fuerzas de seguridad.

Ante la desaparición de un niño, el primer consejo es realizar la denuncia inmediatamente, ya que «la primera hora es clave para la búsqueda». Si la comisaría local se niega a recibirla, se recomienda acudir a una fiscalía de turno. Una vez hecha la presentación, Missing Children difunde la imagen del niño y recoge información de la comunidad, transmitiéndola a las autoridades competentes.

La colaboración de la población es esencial. El teléfono 0800-333-5500 y el WhatsApp (11) 4157-3101 están disponibles durante la jornada completa y la comunicación puede ser anónima, igual que el correo electrónico info@missingchildren.org.ar. Llobet subraya la importancia de las redes y los medios: “La difusión de la imagen ayuda a que alguien que reconoce a un niño pueda aportar información”.

La integración de Missing Children en redes internacionales permite que la búsqueda trascienda fronteras. La colaboración con países como Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, México y España amplía aún más su alcance. Asimismo, la tecnología juega un papel clave, con herramientas como el reconocimiento facial y la inteligencia artificial, ayudando a identificar coincidencias en fotos y videos.

La organización trabaja en estrecha colaboración con la Red de Infancia Robada y la Red Internacional de Asociaciones de Personas Desaparecidas (RIAPD), entre otras entidades. Además, los voluntarios de Missing Children mantienen el vínculo con las familias hasta obtener noticias concretas sobre el paradero del niño. “Seguimos en contacto mientras tenemos datos, tratamos de mantener la empatía y seguimos publicando la foto hasta tener noticias”.

Además, la institución trabaja con el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), lo que permite una coordinación más efectiva a nivel nacional. Llobet insiste en la importancia de hacer la denuncia y difundir la imagen del niño desaparecido, incluyendo campañas publicitarias.

Empresas privadas, como Ecovita, colaboran incluyendo fotos de los niños en sus productos. Llobet resalta campañas realizadas solidariamente por agencias publicitarias, como la Agencia Di Paola Latina, basada en un hecho que se volvió viral –un niño extraviado un rato en el barrio de San Telmo– y que sirvió para visibilizar la problemática.

Pero, en definitiva, lo más importante a la hora de encontrar a los niños desaparecidos, es la colaboración comunitaria. Llobet lo sintetiza con una frase de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, que escuchó en una reunión de la RIAPD, de boca de una representante de Ecuador,y que la emocionó: «La solidaridad es la ternura de los pueblos».

Volver a la casita de los viejos

Volver a la casita de los viejos

Desregulación de alquileres, devaluación, inflación y salarios por debajo de la línea de pobreza han generado una tendencia inédita: muchos jóvenes después de independizarse deben regresar a la casa familiar y no pueden proyectar un futuro propio.

 

La ley de alquileres fue derogada por el DNU 70/2023. Foto: Archivo ANCCOM

Eugenia (28) hacía cuatro años que había logrado mudarse de lo de sus padres a un monoambiente en Capital Federal, cerca de su trabajo. Pero en enero de este año tuvo que regresar a la casa familiar, en la zona oeste del conurbano bonaerense, porque el dueño del departamento le avisó que en febrero el monto del alquiler aumentaría un 120 por ciento. “Sólo lo que me pedía de alquiler, sin contar las expensas, era más que mi sueldo”, explica Eugenia, quien por entonces ganaba unos 150 mil pesos por mes.

Luz (34) y Paz (34) son amigas y vivían juntas en un departamento que alquilaban hace tres años en Quilmes Oeste, ambas tenían un espacio propio y compartían los gastos. Pero en diciembre del año pasado, en medio del cambio de gobierno y la devaluación, el nuevo monto que les pedía la propietaria para renovar se disparó: “No nos alcanzaba el sueldo para pagar el aumento. La dueña nos ofreció un precio temporal para enero con la idea de después ver cómo seguíamos el resto del año. Pero no nos daban las cuentas. Nos quedamos en enero con ese precio fuera de contrato para acomodarnos y mudarnos con tiempo cada una a la casa de sus familias”, cuenta Paz.

Julieta (26), por su parte, se había ido de la casa de sus padres en 2020. “Tuve que volver hace dos años, cuando me separé. Vivía en el departamento de mi pareja de ese momento, en el cual no pagábamos alquiler. La idea era volver por un tiempo hasta poder alquilarme algo”. Pero su sueldo aún no le permite mudarse: “Hoy, al ser docente extraprogramática y trabajar media jornada, debería pensar en que todo mi sueldo se iría solo en un alquiler”.

Rocío (30) se fue en mayo de 2020 del barrio de Liniers, donde vivía con sus padres. Vivió sola en Villa Luro y en Lomas de Zamora, tres años después convivió con su pareja en zona sur: «Me fui a vivir en pareja porque el alquiler se me iba de 35 a 80 mil pesos y no lo podía pagar. Alquilamos juntos porque pagar algo a medias era mejor”, relata.Pero este año tuvo que regresar a la casa de sus padres: “Volví hace casi seis meses. Mi pareja se quedó sin trabajo, el alquiler aumentó, me endeudé con el banco y la pareja comenzó a desgastarse por lo económico”.Según sus cálculos, hoy para volver alquilar tendría que gastar de su sueldo unos 350 mil pesos.

El 95,5 por ciento de los inquilinos sufre aumentos en plazos iguales o menores a los seis meses, señala Inquilinos Agrupados. Foto: Archivo ANCCOM

 

El DNU 70/2023 que firmó el presidente Javier Milei el 20 de diciembre de 2023 dejó sin efecto la Ley de Alquileres vigente, y convirtió en un calvario la situación de millones de inquilinos. Actualmente, al realizar un contrato de alquiler, no hay ninguna regulación respecto a plazos, ajustes ni moneda de pago, tal es así que muchos propietarios e inmobiliarias piden que les paguen en dólares o hasta en euros.

Según el último informe de Inquilinos Agrupados, 7 de cada 10 inquilinos que firmaron sus contratos tras el decreto sufren aumentos mensuales o cada tres o cuatro meses. El 95,5 por ciento padecen actualizaciones en el precio en plazos iguales o menores a los seis meses. “Las propiedades más baratas que vi en internet no bajan de los 250 mil pesos. En este momento no puedo alquilar porque yo no tengo aumento de sueldo cada tres o cuatro meses, entonces no sé cuánto podría sostenerlo en el tiempo”, remarca Eugenia.

“La gran mayoría de las propiedades mono o dos ambientes que veo en alquiler cuestan el 100 por ciento de mi sueldo o incluso más”, señala Luz, quien se desempeña como empleada municipal. “Hay un tema de fondo y es que el sistema te castiga si estás soltera –expresa–. Aunque quiera alquilar algo con una sola habitación, el precio me parece imposible de pagar con un solo sueldo. Lo que conseguimos con mi amiga antes fue una excepción, y aun así no pudimos seguir pagándolo”.

“Sin ninguna intervención estatal de control de precios y contratos, la idea de alquilar es muy difícil de planear”, subraya Paz y aclara: “Ni te digo ser propietaria, cosa que ya estaba lejos para nuestra generación, ahora es directamente impensable. La media de salarios no permite independizarse. Implica alquileres con condiciones pésimas, o muy lejos de los lugares de trabajo. Mi idea es vivir con mi pareja, y aun siendo los dos trabajadores y sin hijos, no vemos la posibilidad de hacerlo en un futuro cercano”, agrega.

Ni siquiera al regresar a la casa de su madre, que es jubilada, Paz encontró una mejora en lo económico: “Al no pagar alquiler puedo llegar a fin de mes solo cubriendo gastos básicos entre las dos, pero hasta ahí. No me ahorro nada, porque la suba de precios hace que lo que gastaría en alquiler lo tenga que usar en comida, servicios y también deudas”,sostiene.

“Sobreviviendo en el día a día, con los aumentos en las tarifas y en los precios de los alimentos, se hace muy difícil proyectar a futuro una posibilidad de seguir sosteniendo una vivienda –concluye Julieta–. Los salarios están cada vez más bajos, los alquileres no tienen ningún tipo de regulación que nos favorezca y nos garantice la posibilidad de alquilar, sumado a las condiciones que se piden para ingresar, que son cada vez más complejas, generando obstáculos para acceder a un departamento”.

Radio Nacional cada día es más porteña

Radio Nacional cada día es más porteña

El director ejecutivo Héctor Cavallero levantó gran parte de la programación local de las emisoras provinciales. Las estaciones locales están sin directivos y las autoridades nacionales piden a los trabajadores para que se busquen auspicios.

Una disposición poco federal y centralista, anunciada el último viernes, afecta a la programación local de 49 emisoras de la red de Radio Nacional en todo el país. La medida implica que la programación local, en el horario central de la mañana, será reemplazada por espacios producidos en LRA1, Buenos Aires, eliminando el carácter regional que caracteriza a estas emisoras, lo que incrementa el temor por los efectos de la desinformación en las provincias.

La resolución, firmada por el director ejecutivo de Radio Nacional, Héctor Cavallero, comunicó a las 49 emisoras que, en lugar de la programación local de cada región, de 7 a 10 se escuchará “Ramos Generales”, un magazine conducido por el actor Diego Ramos. De 13 a 14 se emitirá el programa deportivo “Pasión Nacional”, y esto sumado a los panoramas nacionales de noticias que se emiten a las 6, 12 y 20 horas. Además, los mensajes al poblador sólo se emitirán a las 8 y durarán cinco minutos.

Además de quitarle espacio a las emisoras locales, hubo una serie de lineamientos que no se comunicaron de manera oficial sino a través de mensajes de whatsapp o charlas con los “representantes”, ya que no hay directores nombrados. “Nos piden que hagamos programas de entretenimiento, con información cultural, sin ninguna bajada política, sin ninguna opinión. Se cuidan de no comunicarlo de manera oficial”, comentó a ANCCOM Mariana Steckler, periodista y exdirectora de Radio Nacional Santa Fe, quien tenía su informativo de 9 a 12 y ahora se le redujo una hora.

Otra bajada de los representantes fue que, de ahora en más, la radio debe ser sustentable, “nos proponen que si tenemos alguna empresa o político que nos quiera auspiciar, que les pasemos ese dato”, comenta Steckler. Y agrega: “Hay radios nacionales que tienen mucho auspicio, está perfecto mientras no interfiera con el espíritu básico que tiene un medio público. Pedirle a un trabajador de la radio que salga a vender publicidad me parece que no se puede tolerar”.

La situación fue similar en todas las provincias. Laura Lescano, trabajadora y delegada de Radio Nacional Mendoza, comentó en diálogo con ANCCOM: “Nos comunicaron los lineamientos artísticos y la nueva programación mediante una reunión por Zoom el jueves”.

En Córdoba, la medida fue oficializada el viernes al mediodía en una asamblea donde participaron representantes de la gerencia nacional de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA). “Nos confirmaron también que debíamos seguir transmitiendo las conferencias del vocero presidencial que duran entre 25 y 30 minutos, por lo que nos queda sólo una hora y media de programación local entre las 10 y 12 del mediodía”, comenta en diálogo con ANCCOM, Facundo Arzamendia, trabajador de Radio Nacional Córdoba y miembro de la Comisión Directiva del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (CISPREN).

Con respecto a la situación de los trabajadores, todavía no hay precisiones ni anuncios de despidos, pero siguen en alerta ya que su labor diaria se ve afectada, sobre todo quienes forman parte de la programación de la mañana. En el caso de Córdoba, Arzamendia, quien participaba del magazine “Hay Mañana” aclara: “Nos estamos reacomodando porque no tenemos ningún tipo de autoridad de la radio, estamos tratando de integrar los contenidos informativos en sólo una hora y media. No tenía sentido mantener un magazine ya que se perdía un montón de información local, nos vimos en la necesidad de armar un informativo acotado. Tenemos especialistas en política, economía, deportes y todo queda reducido a una expresión mínima”.

Cómo afecta a la población

Un servicio fundamental que se ve afectado con estas nuevas medidas son los mensajes al poblador, un servicio que ofrece la radio para cada localidad con sus determinadas características geográficas y climáticas. “Tiene que ver con la cobertura total que da la radio, sobre todo en localidades muy inhóspitas donde no hay conectividad ni señal telefónica, la radio brinda la información para que se puedan comunicar entre puesteros, pobladores, información relevante para las personas”, explica Laura Lescano. Además, la radio es crucial para dar cuenta de cómo funcionan los servicios, operativos de distribuidoras eléctricas, paros de transporte, estado de las rutas nacionales. “Ahora, en cambio, te estás informando con lo que pasa en el microcentro porteño”, agregó.

Esta decisión también afecta al acervo de los contenidos locales que apuntan a lo artístico. “Las radios públicas somos un espacio de contención, promoción y fomento de los artistas locales. Éstos ven recortada una importante cantidad de horas de programación que muchas veces incluían entrevistas, reproducción de su propia música, sorteo de entradas y demás mecanismos de promoción que tenemos muy aceitados”, comenta la delegada.

Desde los gremios que representan a los trabajadores y trabajadoras como el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (CISPREN), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), entre otros, están en alerta ante este nuevo embate contra las radios públicas del país.

La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) emitió en un comunicado: «Este anuncio se inscribe en el vaciamiento de la radio pública, que se manifiesta duramente los fines de semana y los feriados: no hay programas en ninguna emisora, incluyendo Buenos Aires». Fatpren repudió esta decisión, argumentando que atenta contra el carácter federal de la radio pública, y exigió un freno al silenciamiento de las emisoras de Radio Nacional. La intervención de los medios públicos se realiza en el marco de una gestión que, desde febrero de este año, busca centralizarlos y privatizarlos, aunque no haya prosperado en el Congreso el apartado específico de la Ley Bases que habilitaba ese objetivo.