Algo huele mal en el Río Reconquista

Algo huele mal en el Río Reconquista

Frigoríficos y otras industrias que costean al Río Reconquista, el segundo cauce más contaminado de la Argentina, continúan volcando sus desperdicios tóxicos allí a pesar de las causas judiciales en su contra y los reclamos de los vecinos.

Repugnante. Penetra las fosas nasales. Nauseabundo. Expulsa lágrimas, contrae el rostro. Los
vecinos de Tigre y San Fernando se tapan la nariz y aguantan la respiración cada vez que
transitan los alrededores. El hedor emana de la sangre, grasa y bosta desechada sobre el curso del
río, que son los principales responsables de la contaminación hídrica y atmosférica de la zona.
El río baña 18 municipios de la Provincia de Buenos Aires. Al menos 2 millones de personas
dependen de él para sus actividades. Aproximadamente 12 mil industrias se encuentran en sus
costas y muchas de ellas vierten residuos ilegalmente.
Una fuente del Conicet afirma que si bien los frigoríficos son los que más aportan a la
contaminación orgánica, las contribuciones a la cuenca son varios. Entre ellas encontramos
cloacales clandestinas que llevan a los cursos de agua.

Desde electrodomésticos hasta fauna del Delta flotan por las aguas. Daniel Márquez (60), vecino
del partido de Tigre, declara que toda su vida ha notado al río en pésimas condiciones. “La
contaminación comenzó en la década del 60 y cada vez fue peor. Hay muchas industrias a los
lados, no solo acá, sino también río arriba. Imaginate que el Reconquista nace en el partido de
Marcos Paz que está a unos 50 kilómetros. También está contaminado atmosféricamente, los
frigoríficos largan mucho olor en la zona de Bancalari, ‘baranda’ a bosta, un asco. Depende de
dónde viene el viento, se siente más o menos –refiere–. Además, el río está lleno de basura, si
tienen la posibilidad acérquense a una de las mangas que tiene y vean todo lo que hay. Hemos
encontrado plásticos, lavarropas, hasta caballos muertos”.
Debido a la multicausalidad de la contaminación, los procesos judiciales contra las empresas
contaminantes son lentos. Para los organismos públicos, recabar la información lleva tiempo.
Desde el Conicet, una fuente subraya que poder atribuirle esa contaminación a la empresa no es
una cuestión de cercanía, sino de poder probar quién causó el delito ambiental.
Si alguien visita el municipio de Tigre y pasa por el puente Larralde, por donde corre el
Reconquista, será inevitable que sienta el olor a putrefacción que emana del curso de agua y que
se pregunte cómo vive la gente allí, puesto que se observan muchas viviendas.
“A las empresas no les molesta cuánto contaminan, si no cuánta plata generan”, asegura la
vecina y militante medioambiental María Dulce Pérez, quien sostiene que cada vez son más las
personas que repudian y visibilizan este conflicto con tal de tener una vida digna. Sin embargo,
el control y monitoreo de los recursos naturales recae sobre la jurisdicción de cada provincia.

Los deportistas también son víctimas de la contaminación. Desde 1972, en Tigre se encuentra la
Pista Nacional del Remo, donde entrenan los federados y la selección nacional. Se ubica,
precisamente, en uno de los canales más contaminados del Río Reconquista. Muchos de los
atletas denunciaron haber sufrido vómitos, diarrea e incluso infecciones en la piel por bacterias
del agua. En declaraciones recientes a la prensa, el presidente del Club de Regatas La Marina de
Tigre, Patricio Louzao, lamentó el hecho de que la pista no tiene el mantenimiento
correspondiente desde unos diez años atrás.
Otra problemática que se superpone es la Sudestada, que afecta la zona múltiples veces al año,
principalmente entre julio y octubre, causando fuertes inundaciones. Cada vez que el agua sube,
las calles cercanas al río se llenan de basura y deshechos.
“A pesar de disfrutar de las embarcaciones que ofrecen en el catamarán, si uno se fija, por tan
solo unos segundos, puede ver la basura que se encuentra en él”, reflexiona Malena Maciel, residente de la zona. Según ella, es increíble que, a pesar del desarrollo turístico, la
contaminación persista.
María Dulce Pérez mira a través de su ventana. A lo lejos, se ve el dejo marrón del Río
Reconquista. Con tono de preocupación, habla sobre el abandono de la delegación argentina a la
Cumbre Ambiental COP29. Se mira las manos, las retuerce. El Estado, opina, debería recurrir a
un plan evaluativo ambiental para arreglar estos conflictos con las empresas. Y concluye: “Se
viola el derecho de un ambiente saludable y digno. No se hace nada para que los vecinos puedan
respirar aire puro y tener una vida sin contaminación”.

El derecho a saber quién soy

El derecho a saber quién soy

La titular de la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo y nieta restituida nº 88, María Belén Altamiranda Taranto cuenta cómo restituyó su identidad en el ciclo “Los derechos que supimos conseguir”. La avanzada negacionista y los anticuerpos de la sociedad argentina.

El derecho a la ciudad, al hábitat y al espacio son esenciales

El derecho a la ciudad, al hábitat y al espacio son esenciales

En la XX entrega de la serie “Los derechos que supimos conseguir”, el arquitecto, investigador y docente de FADU-UBA Javier Fernández Castro hace un recorrido sobre la historia del derecho a la vivienda en la Argentina, reconocido formalmente a partir de la constitución del 49 como un derecho social. Repasa el proyecto que coordinó de urbanización de la villa 31, en contraposición a la idea de la erradicación de los barrios populares. Reivindica Fondo de Integración Socio Urbana creado en 2019, paralizado hoy, como un instrumento de intervención para promover el derecho a la vivienda y a la ciudad, indisociables en el siglo XXI.

La comunicación como un derecho social

La comunicación como un derecho social

El vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, Diego de Charras, analiza el devenir del derecho a la comunicación, desde la perspectiva liberal-individualista hasta la concepción colectiva. La paradoja del Estado como cercenador y garante de la pluralidad de ideas. El peligro de la concentración de medios y de la pérdida de soberanía en pos de la inclusión digital. El rol de las asociaciones civiles.

Diez años de lucha contra el asbesto

Diez años de lucha contra el asbesto

Trabajadores del subte marcharon a las oficinas de SBASE para reclamar la incorporación de nuevas formaciones en la Línea B y retirar las actuales que contienen asbesto. El Gobierno porteño les aseguró que no habría más prórrogas y que este 10 de enero se realizaría la apertura de sobres Ya murieron cuatro empleados contaminados.

Los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro marcharon a las oficinas de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE) para reclamar al Gobierno porteño que se avance con la compra de nuevas formaciones sin asbesto para la Línea B, cuyo concurso inició en 2023 y ha sido prorrogado en cinco ocasiones.

«Estamos en la continuidad de un plan de lucha, que venimos sosteniendo desde hace casi 10 años los trabajadores exigiendo que se compren las flotas para reemplazar las existentes contaminadas y que se deje de postergar la licitación», expresó el delegado Claudio Dellecarbonara en diálogo con ANCCOM.

La manifestación arrancó al mediodía de ayer en Plaza Miserere, donde trabajadores del subte, en especial de la línea B, realizaron una concentración en reclamo de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires deje de postergar la apertura de sobres de la licitación para comprar 29 formaciones que reemplacen a los actuales con presencia asbesto.

«Es un material cancerígeno que está prohibida su utilización. Después de todas las denuncias y conflictividad, que reconozca el Gobierno que existía este mineral que estaba enfermando a los compañeros y con cuatro fallecidos, empezamos a retirarlo, pero hay una parte de eso que no se puede sacar porque sino hay que cerrar la línea», dijo el secretario general, Roberto Pianelli, sobre el estado de la flota actual.

Posteriormente y con presencia policial debido a la activación del protocolo anti piquetes para evitar cortes en Avenida Rivadavia, los Metrodelegados marcharon desde las 13 a las oficinas de SBASE para pedir respuesta a los reclamos que realizan desde hace tres años.

Durante el trayecto, la columna no llegaba media cuadra. Algunos de los mnifestantes movilizaron con bombos y banderas representativas del gremio. Al llegar a la sede ubicada en Agüero 48, cortaron brevemente la calle hasta que se les ordenó liberar el carril, por lo que la concentración siguió en ambas veredas.

La línea B conecta el exCorreo Central (hoy Palacio de la Libertad) con el barrio de Villa Urquiza. En palabras de los metrodelegados, está en estado de emergencia debido a las malas condiciones en las que se encuentra: desde una reducción de la velocidad de la línea, hasta vías partidas, fisuradas y en el aire. Hay «un riesgo constante de descarrilamiento, desprendimiento de rieles», según Dellecarbonara.

«Las estaciones y la infraestructura en general están muy abandonadas, no se hacen las obras que corresponden. No se hace mantenimiento, muchas veces no hay ni escaleras mecánicas, ni ascensores funcionando, no hay acceso para personas con capacidades diferentes habilitados para que ingresen, lo poco que hay está roto».

En el medio, recientemente, fue cerrada la estación Pueyrredón para llevar adelante «obras de renovación integral», según fuentes oficiales. Se trata de una estación clave para varios pasajeros, ya que es una parada de combinación con la estación Corrientes de la H.

Por otro lado, la flota actual de la B está conformada por una mayoría coches traídos de segunda mano de Japón, fabricados hace más de 70 años y traídos en la década del 90. A su vez, durante la gestión de Mauricio Macri, fueron traídos en 2013 trenes provenientes del Metro de Madrid fabricados a fines de los 90 y que iban a ser vendidos como chatarra.

En ambos casos, presentan niveles de asbesto, un mineral que fue prohibido en Argentina en 2003 por ser cancerígeno. Debido a estar en contacto constante, cuatro empleados del Subte fallecieron, 107 resultaron afectados (de los cuales cinco tienen cáncer) y más de dos mil se encuentran bajo vigilancia médica.

Una licitación, muchas postergaciones

Subterráneos de Buenos Aires llamó a licitación en agosto de 2023 para la adquisición de material rodante para la línea y reemplazar a la flota actual. La apertura de sobres estaba prevista para el 20 de diciembre de aquel año y estipulaba la adquisición de 16 formaciones por un monto total de 155 millones de dólares y un plazo de entrega total de 36 meses.

Sin embargo, fue postergada por SBASE en cinco ocasiones. En el medio, se sumaron 13 trenes más al proceso y el presupuesto ahora es de 294 millones. «Teóricamente el día 10 (de enero) sería la nueva fecha que dieron, por eso la idea de esta movilización es decirles que para nosotros no se sostiene más esta situación. Cualquiera que viaja en la Línea B, va a ver que cada dos por tres hay problemas en la línea», comentó Pianelli.

Consultado por los motivos de la postergación, Dellecarbonara no supo decir exactamente el motivo, aunque aseguró que la gestión macrista no tiene interés en resolver de fondo la emergencia.

«Cada vez que hacen algún tipo de compra de material, hay un negociado atrás. Se puede ver con los últimos trenes que trajeron para la B de Madrid, pagándolos más caros que si fueran nuevos, cuando eran chatarra, además de saber que estaban contaminados».

Después de unas horas de incertidumbre, los trabajadores recibieron una respuesta de SBASE, la cual fue reproducida a las 14:50 por megáfono a los presentes: no habría más prórrogas en la licitación y la apertura de sobres se haría este 10 de enero. «Ellos están tan interesados en que el proceso avance rápidamente», expresó Pianelli a ANCCOM.

A su vez, destacó que hay un principio de diálogo con la propietaria del Subte: «Hablamos otros temas más, como los trenes que faltan en las líneas A y C. También dijeron que están avanzando, después infraestructura y otros asuntos que quedamos en reuniones posteriores para poder seguir avanzando».

Repelente bueno y universitario

Repelente bueno y universitario

Una cátedra de la Facultad de Farmacia y Bioquímica produce repelente para mosquitos que distribuye de manera gratuita para contribuir a mitigar el dengue.

Silvia Lucangioli , doctora en Farmacia y Bioquímica y profesora titular de Tecnología Farmacéutica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA recibió a ANCCOM para conversar sobre la producción del repelente de mosquitos a cargo de la cátedra que conduce. El producto se distribuye sin costo a través del programa “UBA en Acción”, que recorre diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires. Lucangioli habló sobre los comienzos de  la producción, sus costos, las dificultades en la producción y su contribución a la sociedad. 

¿Qué motivó el desarrollo de estos repelentes en la Facultad de Farmacia y Bioquímica?

Fue un pedido del Decano y quien mejor que nosotros, nuestra cátedra, para hacerlo. En nuestra asignatura “Tecnología farmacéutica I» vemos los geles o las lociones. Es una materia del último año, los estudiantes las distintas formas farmacéuticas en nuestro caso las líquidas y las semi ólidas. Entonces teníamos la tecnología y los recursos para hacerlo. La idea era contribuir a la escasez que hubo, sobre todo el año pasado, y a combatir la suba de precios, queríamos aportar en ese sentido. La fórmula no es un desarrollo nuestro sino que es una fórmula codificada en el Codex Farmacéutico de la Provincia de Buenos Aires donde su seguridad y la eficacia está comprobada. Nosotros aseguramos la calidad, así están presentes los tres pilares para cualquier tipo de formulación.

 ¿Cuáles son los principales componentes activos de los repelentes y cómo actúan contra los mosquitos transmisores del dengue?

En realidad repelen,  evitan que se acerquen los mosquitos y en este caso tiene uno de los componentes más utilizados que se llama DEET (Dietil-meta-toluamida, una sustancia química, la más común para repelentes) y está preparado en un 7%, de manera que es permitido también en niños.  El porcentaje varía de acuerdo a la frecuencia de la aplicación, usando este repelente, a las 2 a 3 horas hay que reponerlo para que siga teniendo efecto.

Silvia Lucangioli , doctora en Farmacia y Bioquímica y profesora titular de Tecnología Farmacéutica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaron al desarrollar estos repelentes?

 La compra de los insumos porque el activo es muy difícil de conseguir porque la Universidad de Buenos Aires tiene procesos muy rígidos para las adquisiciones, igual que la administración  pública, entonces es muy difícil hacer una licitación. Fue difícil poder comprar el DEET, pero además fue difícultoso conseguirlo por el precio, por la demanda y porque es importado. Las etiquetas son especiales. Lo más difícil de conseguir fueron el DEET y los frascos. El diseño es nuestro y es un producto “Hecho en UBA”.

 ¿Cuáles son los próximos pasos o avances que esperan lograr en este proyecto en el corto y largo plazo?

Al respecto de la producción de repelente, se está tratando de hacer en una escala mayor. Nos falta comprar un agitador más grande para producir en mayor cantidad. Nosotros hacemos solo 20 litros por vez, que es muy poquito pero es la escala que manejamos en esta cátedra.

 ¿Qué tipo de financiación y apoyo institucional recibieron para llevar adelante este proyecto?

El apoyo y los recursos son propios de la Facultad ¿Que son los recursos propios?: el dinero que ingresa por actividades de posgrado, que son aranceladas, y por actividades de transferencia tecnológica y servicios. La Facultad realiza muchos que son arancelados. Con esos fondos se compran los insumos para fabricar los repelentes. Por lo menos en esta etapa fueron recursos propios de la Facultad, no del rectorado de la UBA. Recibimos otros tipos de donaciones: un particular donó glicerina, algunos docentes de la propia cátedra trajeron cosas de sus farmacias,  fue todo muy a pulmón. Recibimos felicitaciones de la comunidad científica y además la gente está muy receptiva respecto a los repelentes.

¿Existen planes para llevar estos productos al mercado?

Nosotros bajo el paraguas de la UBA  lo hacemos como una formulación magistral y los entregamos de manera gratuita. Si quisiéramos vender deberíamos asociarnos con un laboratorio que pueda registrar ese producto, porque tenemos que cumplir una serie de requisitos. El propósito es otro: nuestra idea es colaborar con la sociedad y entregarlo de forma gratuita dado a la escasez y los altos precios. El producto no aporta nada distinto a lo que ya existe en el mercado como para licenciarlo, este no sería el caso, el producto ya existe es solo colaborar.

¿Qué papel juegan los estudiantes y profesores en el desarrollo de estos proyectos?

Algunos  estudiantes estuvieron y colaboraron, ellos no pueden preparar porque no están habilitados, entonces lo que pueden llegar a hacer es rotular y pegar etiquetas en los frascos. Este es un proyecto de extensión.

¿Cómo impacta este tipo de proyecto en la lucha contra el dengue?

Es aportar un granito, sobre todo para las poblaciones más vulnerables que no pueden acceder a un repelente. Dado que es estacional, el pico seguramente será en marzo, entonces unos meses antes contar con repelente para el uso diario es importante.