Los peritos declararon que la pólvora hallada en el cuerpo de Nahuel pudo haber llegado por contaminación

Los peritos declararon que la pólvora hallada en el cuerpo de Nahuel pudo haber llegado por contaminación

En una nueva audiencia del juicio que investiga el asesinato del joven mapuche, los investigadores aportaron a la hipótesis que solo dispararon los gendarmes. Piden una inspección ocular en el lugar de los hechos.

La orden de la inspección ocular, solicitada después de seis años del suceso, siembra expectativas en las partes para avanzar en sus teorías del caso. Los tres testigos que declararon el miércoles terminaron concordando en un punto central para la hipótesis de las querellas: los residuos de pólvora hallados en Nahuel y sus compañeros pueden haber sido producto de transferencia o contaminación ambiental por el aire, o incluso por el propio disparo.

El homicidio de Rafael Nahuel tuvo lugar el 25 de noviembre de 2017 en Villa Mascardi, cerca de Bariloche, en un terreno ocupado por la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu. El Tribunal Oral Federal a cargo del juicio por este caso ha decidido realizar una nueva inspección ocular en el sitio del crimen con los cinco miembros de Prefectura acusados del hecho. La primera había sido realizada en diciembre de 2017 y arrojó como principal resultado la recolección de 32 vainas correspondientes a disparos efectuados con proyectiles 9 milímetros, pertenecientes a las dos armas que portaban los efectivos del grupo Albatros: pistolas Beretta y subfusiles MP5.

Esta medida, solicitada por el Ministerio Público y programada para noviembre, tiene como objetivo principal determinar con precisión la ubicación exacta de los disparos efectuados por los uniformados. «La medida resulta manifiestamente útil», aseguró el presidente del tribunal federal Simón Bracco en la jornada de debate. 

Esta nueva inspección ocular se llevará a cabo aproximadamente seis años después de la trágica muerte de Rafael Nahuel. La solicitud para esta diligencia fue presentada por el fiscal Rafael Vehils Ruiz, quien consideró que era necesaria para «esclarecer los detalles mencionados en los testimonios» de testigos pertenecientes a varias fuerzas de seguridad presentes en el lugar, aunque no están siendo acusados en el caso.

En palabras de Vehils Ruiz es necesario que los imputados “den detalles de dónde estaban en cada uno de los momentos» en los que transcurrió la agresión contra los integrantes de la comunidad mapuche”.

Entre ellos se encuentra Sergio Cavia, miembro del grupo Albatros de Prefectura, quien enfrenta cargos por «homicidio agravado cometido en exceso de legítima defensa». También se espera que participen sus compañeros acusados: Francisco Javier Pintos, Juan Ramón Obregón, Carlos Valentín Sosa y Sergio García, quienes han sido procesados como partícipes necesarios. También asistirían dos testigos clave, Fausto Jones Huala y Lautaro González Curruhuinca, quienes estaban presentes junto a Rafael Nahuel en el momento del disparo y ayudaron a trasladarlo hacia la ruta en busca de atención médica.

Las querellas que representan a la familia, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de Bariloche y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación respaldaron la solicitud del fiscal y consideraron valiosa la posibilidad de que los protagonistas del hecho vuelvan al lugar del crimen para realizar esta inspección.

El representante de la Secretaría, Mariano Przybylski, dijo que le parece «necesario que el Tribunal observe las características del terreno». Sobre la topografía del lugar, Przybylski sostuvo que la distancia de cien metros en la que aparecieron dispersas las vainas de los proyectiles debe ser entendida como una extensión mayor, en razón de los accidentes del terreno. «Caminando son mucho más, ya que se trata de un sendero zigzagueante y con muchos obstáculos», puntualizó.

Por otra parte, el abogado Marcelo Rocchetti, defensor de los prefectos Cavia, Pintos y Sosa, se opuso a la solicitud por considerarla «extemporánea e innecesaria», argumentó que la inspección ocular es una actividad propia de la etapa de instrucción de un caso y señaló que el terreno en el que se llevará a cabo es «agreste, boscoso y salvaje, y cambia constantemente». «Estamos a cinco años de un hecho ocurrido en un lugar cuya vegetación no paró de crecer y esas acciones van a hacer que sea absolutamente distinto de aquel del que se sucedieron los hechos», objetó Rocchetti, y adelantó que sus defendidos no participarán de la diligencia. 

En la primera inspección ocular el perito Enrique Prueger informó que no se encontraron indicios de otros disparos en el terreno o en los árboles que no fueran atribuibles a los prefectos.

¿Quién fue el autor?

En las audiencias previas del juicio habían declarado los peritos de las dos primeras pruebas balísticas. Esta semana fueron interrogados dos licenciados en criminalística que participaron como peritos en la tercera pericia balística, realizada en el Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) del Ministerio Público de Salta, que contradijo los resultados del primer estudio del que resultaba el cabo Pintos como autor del disparo.

Martín Spotorno -perito de parte de la defensa y testigo solicitado por la defensa de García y Obregón- y Agustina Oberti -perito por la querella- defendieron el resultado de la tercera pericia balística, que arrojó como resultado que el proyectil 9 milímetros que mató a Nahuel salió de la pistola Pietro Beretta modelo 92, número de serie 05-P83332Z, que portaba el cabo 1º Cavia.

La abogada defensora de dos de los prefectos investigados, Anabella Schmidt, consultó al licenciado en criminalística Spotorno cuál podía ser la explicación para que dos pericias de ese tipo arrojaran resultados divergentes. Spotorno defendió la actuación de los peritos de la tercera diligencia, aunque reconoció que la opinión sobre la coincidencia entre los proyectiles era de «carácter subjetiva». Dijo, también, que en los estudios balísticos pesa la «experticia, capacitación, entrenamiento, formación, experiencia» de los peritos intervinientes, así como el equipo que utilizan para los análisis.

Finalmente, Spotorno manifestó que había encontrado «gran coincidencia» entre el proyectil extraído del cuerpo de Nahuel y la bala testigo obtenida de la pistola Beretta que portaba Cavia, aunque luego reconoció: «Al fin y al cabo uno se puede equivocar».

Todas las pruebas analizadas hasta el momento en este proceso confirman que el grupo mapuche perseguido no tuvo armas de fuego en su poder.

Mapuches desarmados

Este miércoles 13 de septiembre, comenzó la décima audiencia con el testimonio del gendarme Báez, “en algunas muestras dio positivo para residuos de disparo y en otras había dado negativo”, respondió Báez, pero aclaró tras las preguntas que: «Eso no implica que sí o sí haya disparado».

Luego continuó Alejandro Converso, jefe de laboratorios forenses de Gendarmería nacional. «Si hay más armas, y más disparos se van a generar de manera proporcional más residuos de disparo que se van a estar aportando al medio ambiente», reveló el doctor en Bioquímica. 

Converso estaba a cargo de la división de Análisis Instrumental de Gendarmería Nacional al momento de realizar la pericia y explicó hoy que se utilizó la técnica microscopía electrónica de barrido basado en la Norma ASTM 1588.

«Siempre que haya una superficie contaminada y en contacto con otra, puede haber transferencia (de residuos de pólvora)», respondió Converso y agregó que también puede ser por aire, cuando salen las partículas tras el disparo y se liberan al medio ambiente; y depende del clima como será su dispersión. 

«Suponiendo que se disparen gran cantidad de disparos de arma de fuego, más de 100 disparos y circulen personas por ahí, ¿se puede transferir los residuos?», preguntó el querellante Mariano Przybyksky. «Sí, si se encuentran cerca de la pluma de disparos», respondió Báez entre silencios prolongados. 

Finalmente declaró Adriana Serquis, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, quién fue confrontada de manera agresiva por el abogado defensor de tres prefectos, Marcelo Rocchetti. «La forma que se está dirigiendo que sea con respeto», pidió el juez Simón Bracco en un momento del testimonio.

Para Serquis; el hallazgo de residuos de pólvora puede indicar varias cosas: «O disparó o estuvo cerca o estuvo en contacto con alguien que disparó. Existe algo que se llama la transferencia», y habló sobre la existencia de superficies contaminadas como pueden ser los móviles policiales. Los residuos de disparo bien podrían haber llegado a las manos de Nahuel y los dos detenidos, Lautaro González y Fausto Jones Huala; por transferencia luego de ser esposados, por la manta con la que se tapó el cuerpo y por superficies contaminadas en el móvil policial donde fueron demorados.

En definitiva, todas las pruebas analizadas hasta el momento en este proceso confirman que el grupo mapuche perseguido no tuvo armas de fuego en su poder, algo que en su momento fue afirmado en la mesa de la conductora Mirtha Legrand por parte de la exvicepresidenta Gabriela Michetti.

 

Un lobizón suelto en la Biblioteca Nacional

Un lobizón suelto en la Biblioteca Nacional

En la sala Juan L. Ortiz se exhibe una muestra sobre relatos, leyendas y mitos de la cultura popular argentina. Desde La Luz Mala hasta el Alma Mula.

Cada sociedad en particular fue transmitiendo de generación en generación sus propios relatos y leyendas que sirvieron como respuesta a distintas dudas existenciales de su época y que a su vez influyeron a muchas de sus producciones culturales venideras.

Argentina también ha conformado su propia mitología. Relatos de pueblos originarios y otros provenientes de las grandes olas de inmigración han sido algunas de las fuentes de las que se ha ido conformando este acervo cultural. Bestiario Nacional es la muestra que habla sobre toda esa fauna imaginaria.

La Biblioteca Nacional Mariano Moreno seleccionó de su archivo diverso material relacionado con esta temática. Así, podemos encontrar piezas hemero-bibliográficas que se exhiben en conjunto con objetos, fotografías, música, material audiovisual y dibujos originales de  ilustradores y dibujantes de historietas como Leonardo Batic, Marcelo Basile, «Quique» Alcatena y Lautaro Fiszman, quienes acompañan dándole forma a esta mitología autóctona.

Además, la exposición cuenta con un juego de cartas llamado salamanqueros, que fue creado por la Biblioteca y sus colaboradores. Los visitantes pueden acercarse a leer las reglas y ver el mazo de 40 naipes ilustrados por Sémola Souto y el “Polaco” Scalerandi, que además contiene las ventajas y desventajas de los personajes en el juego, acompañado de algunas características particulares de la historia de cada uno.

Bestiario Nacional realiza un recorrido basado en cinco regiones del territorio argentino y sitúa geográficamente a algunos de los seres mitológicos más populares de cada lugar: el Runa Uturunco y el Ucumar en el Noroeste, la Luz Mala y el Chancho de Lata en la Pampa, las aves mágicas en Cuyo ,el Pombero, el Lobizón y el Yasí Yateré en el Litoral y los duendes de los bosques patagónicos, entre otros seres.

La exposición se inspira a partir de la digitalización de los documentos que pertenecían a la encuesta nacional de folklore que se realizó en 2021. En uno de sus apartados indagaba acerca de los distintos tipos de mitos, leyendas y creencias que existían a lo largo del país.

Fernanda Olivera, investigadora de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno y una de las curadoras de la muestra junto a Martina Kaplan y Mariano Buscaglia, señala: “Dentro de todas las características que preferimos priorizar, se encuentra la de hablar sobre estos sujetos o personajes ‘zoantropos’, es decir aquellos que son como una mezcla entre animales y humanos o lo que han sufrido una transmigración que terminan por convertirse en animales,  como el cacuy, este personaje cuyano que se convierte en un ave que existe y hoy puede oírse su canto por la zona

Bestiario Nacional se caracteriza por estar cargada de información sobre cada personaje. Olivera explica: “Intentamos que la muestra cuente con un carácter similar a las enciclopedias de los años 80, donde aparecían divididos por especies distintos grupos de animales junto a sus imágenes , clasificados con una rigurosidad científica que nos ponía en relación con la información de cada uno.”

La curadora agrega: “En nuestro caso decidimos disponer a los seres a lo largo de la sala con una descripción e información exhaustiva sobre cada uno como por ejemplo el nombre, lugar de avistamiento, su forma de contrarrestarlo si es que tiene y los materiales que den cuenta de sus existencia. Por ejemplo, en el caso del lobizón pusimos fotos de bautismos realizados a los séptimos hijos varones o dibujos de las criaturas para que puedan tomar forma en la muestra”.

Algunos de los visitantes quedaron sorprendidos al conocer a seres de los que no tenían registro, como es el caso de Raúl , politólogo de 37 años. ”Yo soy oriundo de la Provincia de Buenos Aires, pero en mi familia no era común contar estas historias , la mayoría las conocí acá, como por ejemplo la historia de Zapam-Zucum que es una especie de protectora del bosque” .

 Similar fue la experiencia de Victoria, de 38 años, analista de datos:“Yo no conocía  muchas  historias, me crié en Capital Federal y con lo único que me asustaban era con el cuco. Me llama la atención que la imagen de la mujer esté tan relacionada a seres que son considerados malignos, se nota que son relatos de otra época”.

Fernando, en tanto, comerciante de 47 años y nacido en Avellaneda, dice recordar a algunos de esos seres por las historias que le contaba su abuelo: “Mi abuelo era de Catamarca, a veces le pedíamos que nos cuente historias de terror  y me di cuenta que muchas de las historias que él nos contaba eran la zona del Noroeste, como el Zupay o el Alma Mula”.

La muestra Bestiario Nacional se encuentra hasta el 24 de septiembre en la Sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional de lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19.

¿Qué piensan los jóvenes sobre la política?

¿Qué piensan los jóvenes sobre la política?

A 40 años del retorno democrático se presentó el informe “Juventudes, política y cultura” en FLACSO. El estudio señala que quienes tienen entre 16 a 24 años no tuvieron experiencias positivas con la política debido al impacto de la crisis social y económica después de la pandemia. ¿Se puede explicar por eso el voto a Milei? El compromiso político no partidario.

Ayer se presentó en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales el informe “Juventudes, política y cultura”, que indaga sobre el impacto de la pandemia y sus consecuencias políticas a través del análisis de expectativas, sentimientos y percepciones de las juventudes argentinas en la actualidad.

El estudio sociológico está orientado a partir de investigaciones previas, publicadas en 2022, para las cuales se realizaron cien entrevistas a referentes sociales, barriales, comunitarios, educativos, religiosos y de la salud, con la idea de investigar las percepciones sociales que ocasionó la crisis social y económica después de la irrupción del covid 19. Muchos testimonios recolectados hacían énfasis en la preocupación por las juventudes. ¿Por qué una buena parte adhiere al movimiento libertario conducido por el candidato a presidente Javier Milei? ¿Qué está sucediendo con las juventudes?

Se realizó un trabajo de campo donde se llevaron a cabo 75 entrevistas a nivel nacional distribuidas en varios centros urbanos del país a mujeres y varones de entre 16-29 años. La investigación tuvo tres etapas: la primera se realizó en agosto de 2022, la segunda en febrero de 2023 y la tercera en junio último.

Los resultados fueron presentados por Nahuel Sosa, director de Argentina Programa, Gabriela Llamosas, antropóloga y co-coordinadora del proyecto CITRA, Beatriz Elizalde, comunicóloga e investigadora del CONICET con maestría en Antropología, y Pablo Nuñez, doctor en Ciencias Sociales, quienes expusieron los puntos más importantes de la investigación.

Como explicó Llamosas, en la primera etapa se determinó que los jóvenes de entre 16 a 24 años no tuvieron las mismas experiencias, sobre todo políticas, que los jóvenes de entre 24 a 29 años. Los más chicos transitaron su adolescencia en plena pandemia y crisis económica algo que impactó de forma negativa en la opinión acerca del Estado, las figuras políticas y las expectativas hacia el futuro. Para la segunda etapa, se pensó un nuevo recorte etario con los más chicos: “Los jóvenes nos trajeron cosas que nosotros no necesariamente habíamos pensado que eran centrales dentro de sus experiencias, sus vivencias y su tránsito habitual: la salud mental, la educación junto con el mundo del trabajo y las redes sociales”, sintetiza Llamosas. El estudio se dividió en seis ejes principales: la participación política, el Estado y las políticas públicas, la educación, el trabajo y los ingresos, la salud mental y la visión hacia el futuro.

«Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”, dice Llamosas.

Participación y educación

 “La participación política no necesariamente la tenemos que seguir pensando con las categorías que teníamos antes”, explicó la antropóloga. “Hay que salir un poco de esa idea. Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”.

Llamosas hace énfasis en este punto, que destaca como útil a la hora de pensar herramientas que ayuden a dialogar con ellos. En consecuencia con este punto, destaca el enfoque más llamativo: las figuras políticas. Los más chicos tampoco parecen confiar en la figura del político tradicional, en el cual también juega un rol muy importante las redes sociales: “No encontramos que la juventud se volvió de derecha o antipolítica. La realidad es que en la narrativa no nos encontramos con un discurso que adhiere a las ideas de la ultraderecha. Pero sí, a su vez, lo cual es contradictorio, se sienten atraídos por la figura de Javier Milei”.

Sin entrar en generalizaciones, la mayoría de los jóvenes no tienen una noción muy clara acerca de qué es el Estado y que es una política pública. Incluso, siendo beneficiarios de ella o utilizando instituciones que pertenecen al Estado. Llamosas lo relaciona con la educación: “En la mayoría de los casos se encontró una ausencia muy marcada, debido a la pandemia, de un espacio de formación, pero además de socialización y expresión política. Ahí hay una función que la virtualidad no pudo reemplazar”. Sin embargo, el equipo de investigación encontró que a pesar de las experiencias negativas, la educación sigue siendo primordial para ellos: “Cuando les preguntamos cuáles son las políticas que pueden mejorar la situación de las juventudes, la mayoría nos respondió ‘mejorar la política educativa’. Eso también nos apunta a que no todos ‘son de derecha’”, sintetiza Llamosas.

 

La variable género

 Un rasgo particular que se destacó a partir de las investigaciones, fue la amplia diferencia entre hombres y mujeres al elegir una figura política que los represente. Por un lado, un 40% de jóvenes varones considera que Milei es quien mejor defiende a los intereses de los jóvenes, mientras que dentro de las mujeres solo lo piensa un 12,8%. Lo curioso es que el porcentaje más alto entre las encuestadas destaca que un 51,9% no se siente representado por ninguna figura política actual. En los varones ese porcentaje baja a un 30,7%. Al igual que en la educacion, la ausencia de espacios de movilizacion feminista tambien tuvo que ver con este impacto negativo. El avance de discursos en oposición a la conquista de derechos fue una de las interrogantes que surge de la investigación.

Gabriela Llamosas descarta que tenga que ver con una posible falla en el feminismo: “Si es cierto que en un contexto de crisis puede pasar que haya algunas políticas que quizá llegaron a las mujeres por la ampliación de derechos, que eso nunca está mal, pero que también no hay que desconocer la existencia de sectores que quizás sienten que hubo un avance para algún sector y no para otro”. Y aclara: “Lo que vimos de entrada fue este desfasaje entre la atracción por un candidato pero que no necesariamente incluye el aspecto ideológico de lo que plantea. Me parece que ahí hay una clave, porque entonces no es que son pibes o pibas que están de acuerdo con esas consignas. Hay más bien una capacidad de captar la atención del grupo”.

El futuro incierto

 La pandemia articuló un malestar vinculado a los procesos sociales: crisis, inflación, pérdida de poder adquisitivo, ineficacia del estado, que además impactó sobre la idea de comunidad y nación. Sin embargo, a pesar de los estereotipos que usualmente surgen sobre la idea de política en los jóvenes, el estudio destaca con claridad los ejes que priorizan. Se descarta que todos ellos sean a-políticos, ya que se encontraron respuestas variadas que representan a un sector heterogéneo. La gran mayoría prioriza la calidad de la educación como camino hacia el progreso personal pese a que la palabra que más se repetía acerca de cómo imaginaban su futuro era “incertidumbre”. El informe busca comprender a la juventud en sus dimensiones socio-históricas y propone herramientas para pensar políticas públicas para y junto a los jóvenes. 

 

 

 

 

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

Diana Zurco es la primera presentadora trans del noticiero central de la TV Pública. Su recorrido profesional, los obstáculos que debió saltar y su mirada sobre el periodismo actual.

¿A qué edad empezó su carrera como periodista? ¿Qué cosas no negocia para ser ella misma? ¿Qué opina sobre el periodismo actual? De estos y otros temas habló Diana Zurco, la primera mujer trans egresada del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y, desde 2020, una de las presentadoras del noticiero central de la TV Pública de Argentina.

Diana Zurco se muestra amable y atenta durante la entrevista con ANCCOM aunque distintos compromisos reclaman constantemente su atención. Zurco nació en Hurlingham en 1980. En diciembre de 2014 se recibió de locutora en el ISER, dos años después de la sanction de Ley de Identidad de Género en Argentina. Inició su carrera en medios como locutora de Radio Ciudad AM 1110.

 

¿Quién o qué te impulsó a estudiar en el ISER?

En el colegio, desde la primaria, me di cuenta que ciertas aptitudes ya venían conmigo. Pero en ese tiempo estudiaba en un colegio católico binario, estereotipado… pensá que estoy hablando de hace más de treinta años. En ese contexto era imposible imaginarse una nena trans. Me sacaba buenas notas en expresión oral y escrita: en eso me destacaba. Esas aptitudes no fueron impulsadas y motivadas por nadie. Mi padre es de Misiones y mi madre de Salta: ninguno de ellos tuvo la posibilidad de hacer una carrera. Ni siquiera terminaron el secundario. No tenían las herramientas para apoyarme o estimularme y eso es lo que más me faltó. Tuvieron una crianza severa, de campo, y orígenes estructurados. Pero los valores de trabajo, respeto hacia el otro, de ser consciente de que me puedo equivocar, que me enseñaron mis padres no los negocio.

 

¿Tenés claro el punto inicial de tu carrera profesional?

Sí, a los doce años se me ocurrió grabar un saludo para el Día de la Madre en un cassette que había comprado mi mamá. Junto a mis dos hermanos menores le hicimos un saludo cortito. Todo muy rústico. Esto fue en el año 91 o 92. En ese tiempo algo pasaba por mi cabeza, por mis deseos. Ya entrando a la adolescencia escuchaba mucha radio. En el 93 mi mamá me regaló un centro musical y para mí era como la NASA, comparado con el grabador anterior. Es ahí que me grababa, jugaba a hacer radio, presentar temas, publicidades, un musical, a veces, hasta sin micrófono. En ese momento iba más por la parte artística y la publicidad, pero todo esto se me ocurría sin una referencia cercana o familiar. Creo importante el hecho de jugar a lo que me gustaba. Me escondía porque aún no era Diana y mi voz era atípica para la de un varón. En tercero y cuarto año de secundaría jugaba a hacer las voces de las locutoras de Cadena 100. Todas esas locutoras me inspiraban y con mis compañeros jugábamos a hacer publicidades. Pero tenía mucho temor a desenvolverme libremente por el miedo al rechazo, todavía era un chico que iba al secundario: ni pensaba que iba a ser una locutora y mujer trans.

¿A qué edad comienza tu autopercepción como mujer trans?

Fue a los 18 años. En ese momento no pensaba en estudiar porque en mi cabeza tenía el tema de mi identidad de género que se estaba construyendo y tomando forma física. Por eso se pospuso mi sueño: de hecho, lo había desechado. A los 21 años tuve mi primer trabajo en una cadena de peluquerías muy grande. Sabía que las mujeres trans somos discriminadas y como opciones de trabajo tenemos la prostitución. Por suerte mi viejo no me echó a la calle y tener techo y comida ya me cambiaba la vida…mirá lo que te estoy diciendo. Es que en muchas provincias del país se da con frecuencia que las mujeres trans son expulsadas de sus casas. Se vienen a las grandes ciudades y sufren en la calle por su condición de género.

 

¿Pensaste en la opción de la prostitución?

Sí. Ya pensaba en este fantasma de la calle. Eso fue hace más de 20 años. No había leyes de igualdad de género, no había cupo laboral trans, ni matrimonio igualitario ganados gracias al activismo y la militancia. La calle nos ronda a las mujeres trans, pero un amigo me dijo, “Yo estudio para colorista, ¿Por qué no probás?”. Por los consejos de este amigo, estudié para asistente en peluquerías. Lavaba la cabeza a las clientas. Pero, en realidad, no quería trabajar en peluquerías. Sentía que no era lo mío. En ese momento se venía dando una maduración mental en mí y, como digo siempre, “Los tiempos tienen sus tiempos”. Cada tiempo marca algo y tiene una coyuntura alrededor; pasan cosas que se tienen que vivir y hay que crecer. A esa edad no tenía ni las herramientas psíquicas ni emocionales para poder decir “Voy al ISER aunque me rechacen”.

 

¿Cómo es que decidís estudiar locución en el ISER?

Finalizando el secundario escuché sobre el instituto pero empecé a estudiar a los 32 años. Se decía que los aspirantes eran muchos y sólo había un cupo de cerca de 60 personas por año. Encima yo con mis temas de identidad, pensaba que sería imposible. Pero atravesé distintos cambios y ya de más grande empecé con el instituto.

¿Qué pensás de los derechos de género adquiridos?

Los tenemos ganados gracias al activismo y la militancia en coordinación y articulación con la política. Se fue dando así porque nuestro colectivo LGTB o Comunidad trans entendió que el camino era por ese lado: unirnos de manera colectiva y articular con el estamento político. Ahí se empezaron a lograr las leyes y no creo que nos hayan regalado nada. Fue militado, trabajado y por eso no le atribuyo a ningún gobierno. Un grupo político apoyó más que otro, eso sin duda, pero la militancia viene desde los años 70 y 80, por mujeres trans que dieron la vida al alzar la voz por nuestros derechos; y eso no se puede negar.

 

¿Creés que ha sido estigmatizada la comunidad trans?

Quien lea nuestra historia LGTB sabrá que el primero en alzar la voz por los derechos de nuestra comunidad fue Carlos Jáuregui, el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) entre 1984 y 1987. Esta etapa está muy vinculada a los derechos de las personas con HIV. En ese tiempo estaba muy asociado con nuestra comunidad. Si no se hubiese alzado la voz para pelear porque había injusticias y desigualdades no se hubiesen abierto los caminos y hoy nos incorporamos nuevos y nuevas referentes. También nos estigmatizan con que somos anti-familia. Yo no me considero de esa manera. Creo que a veces tengo más valores que alguien heterosexual que discrimina. La miseria está en el ser humano, no en el género o una orientación sexual.

 

¿Qué pensas en relación a los medios y la televisión?

Este ambiente, a veces, no es tan simple. El paisaje se vuelve un poco turbio y difícil. Hay bemoles en el ambiente de la comunicación, porque se entrecruzan energías, complejidades internas del trabajo y la política. Hay normativas, hay sindicatos, decisiones, formas de proceder, caracteres que se cruzan, convenios; entonces, hay una serie de cosas que hace que tu vida laboral se desarrolle de una manera u otra. No es lo mismo trabajar en medios privados que en medios públicos. No he trabajado para medios privados, pero sí conozco muchos colegas y sé que la forma de trabajar en un ambiente privado suele ser más difícil porque se manejan con otros procederes. Quizás hay más abuso por parte de las patronales o empresas más grandes. Colegas periodistas que dicen: “Me conviene no hablar porque compromete mi trabajo y me castigan, me frizan, me apagan y dejan en una oficina”. Estas cosas todavía siguen pasando. Sigue habiendo maltrato laboral y qué decir de los micromaltratos que se van sumando y te tiran más para abajo que para adelante como trabajador.

Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe que hablamos desde un escritorio y creemos que el universo social pasa por ese microclima.

Diana Zurco

Considerando que hace poco fueron las elecciones, ¿cómo ves el resultado de las PASO?

Pienso que la cabeza social que hace que voten a un candidato que trae un discurso de odio, de negacionismo, de bajar una agenda de derechos ganados, no es casual. Está más allá de la coyuntura económica o de que hubo un voto castigo; es el reflejo de un hartazgo, una desilusión con la clase dirigente política. Ahora hay una reflexión, un llamado a la conciencia sobre por qué atrapa un discurso que trae toda esta visión de recortar derechos adquiridos. Creo que debemos proponernos mirar más desde la empatía y qué le sucede al otro que tenemos en el entorno. Ver las carencias y fallas sociales como la inseguridad, la inflación, la economía, el odio, la intolerancia. Hablo de los medios. Tenemos que ver quienes nos hablan y desde dónde nos hablan. Hay que poner en práctica la observación crítica de qué es lo que viene de uno y qué nos metieron de manera arbitraria.

 

En relación al contexto que se está viviendo ¿qué pensás sobre el periodismo actual?

El periodismo desde hace un tiempo no intenta ser parte de las soluciones. Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe, se ve esto de trabajar en un microclima donde hablamos desde un escritorio, desde un estudio de televisión, con un micrófono o una cámara y creemos que el universo social pasa por ese microclima. Eso se ve en la charla de la gente. No es de ahora este periodismo guiado por intereses más que por un ejercicio de la profesión. Me parece que hay que retomar ese rumbo de un periodismo con responsabilidad, de soluciones, de construcción social; que comunique lo menos contaminado posible. Desde ese lado miro el periodismo. El desafío está en si comunicamos para la sociedad o si el periodismo busca congraciarse con el poder.  

 

A los jóvenes que se sienten sin metas, sin proyectos, ¿qué le dirías?

Que yo en un momento también estuve abatida por la depresión y hasta pensé que el camino era pasar a otro plano. Pero un día dije: “Tengo estos sueños, tengo estos componentes, estas pequeñas herramientas cerca de mí y, ¿si me animo?”. Y así fue. Pero mi fuerza de carácter y de personalidad no tienen por qué ser la de todos. Quizás podemos ser fuente de inspiración y llevar una palabra de ayuda. Hablo desde ese lugar, después cada uno tiene que hacer su camino. Si una persona tiene la pierna lastimada, puedo ayudarlo, pero no puedo caminar por esa persona. En todo caso les diría que nunca abandonen sus sueños y, si pueden, que busquen ayuda o referencias para saber si con eso pueden hacer algo. Mi fe y esperanza está en los jóvenes y se interesan por causas justas. Para que se den los cambios, hay que militar, activar y alzar la voz. Falta mucho por aprender.

Un museo vivo

Un museo vivo

IMPA, una fábrica recuperada por sus trabajadores, que se transformó en un centro de iniciativas culturales, una escuela primaria, un bachillerato, la Universidad de los Trabajadores y ahora también en un Museo de la Cultura del Trabajo. Ruido de maquinarias, aromas a tintas y obreros con mamelucos son parte de la muestra.

Martillazos y el ruido metálico de máquinas en acción. Esos son los primeros sonidos que se escuchan al atravesar el portón del Museo IMPA. En vez del silencio reflexivo, retumba la sinfonía descoordinada de las tapadoras y los engranajes. En vez de vitrinas que cubren las máquinas casi centenarias, están sus trabajadores manipulándolas, sacando nuevos pomos de aluminio al mundo. En vez de la pulcritud brillante, la tinta y el esmalte embarran el piso de este museo.

Aquella cristalización de la cultura de la que hablaba el historiador británico Peter Burke cuando se refería a la tradición convertida en museo entra en conflicto con el proyecto de IMPA. ¿Hay lugar, entonces, para algo más que historia muerta en un museo? “Este museo tiene que ver con lo vivo, porque estamos en un espacio donde todo el tiempo estamos produciendo”, abre las puertas Vanesa Zito Lema, socióloga y responsable del área de Relaciones Institucionales del espacio autogestivo.

Sobre Querandíes al 4288, en pleno barrio porteño de Almagro, Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA) es sede desde hace tiempo de diferentes iniciativas, como Barricada TV,  las Ferias del Libro Independiente y de espectáculos culturales como la ópera proletaria de Lírica Lado B. Así también, la fábrica alberga proyectos cooperativos y autogestionados: un centro cultural, un bachillerato popular, una escuela primaria, la Universidad de los Trabajadores y el Museo de la Cultura del Trabajo y la Identidad Obrera. Su fachada insoslayable está cubierta de dibujos y letras grandes que rezan: “Cultura, Trabajo, Resistencia, Educación”.

“Es el ruido, el olor, los colores, los movimientos. Por eso nosotros siempre decimos que es un museo vivo’”, cuenta Margarita Robertazzi, directora del espacio, mientras avanza por la fábrica. Enseguida advierte que esta no es una calificación museológica: “Todos los museólogos nos dicen que eso no existe. ¡Yo los invito a conocerlo!”.

“Este museo tiene que ver con lo vivo», describe Vanesa Zito Lema.

Ocupar, resistir y producir

A finales de 1997, ante una crisis galopante que derivó en una política de vaciamiento, comenzó la ocupación. La toma, que duró unos cuantos meses sin gas ni luz, contó con la amenaza de desalojo de la policía e intentos de espionaje, pero también con el apoyo de los vecinos y vecinas que se acercaban a colaborar.

Es al año siguiente que el conflicto se resolvió en la conformación de la fábrica como Empresa Recuperada por sus Trabajadores (ERT), y se inscribió formalmente bajo el nombre de Cooperativa 22 de Mayo”. Finalmente, en 2015, momentos antes de la asunción del macrismo, IMPA obtuvo la aprobación de la Ley Nacional de Expropiación Definitiva.

Por los vidrios esmerilados se filtra poco sol, compensado por tubos de luz fría. Tapia maneja la máquina prensapomos de memoria, con los ojos cerrados. Los pomos de aluminio salen escupidos uno atrás de otro por un tobogán metálico. Después, con Vera y Cejas, llega el embellecimiento: su máquina se encarga de pulir, cortar, ajustar el diámetro y hacer el control de calidad.

Trabajaba en una imprenta hasta que me echaron. Una compañera de trabajo me dijo: Mirá, tengo a mi primo que trabaja en una fábrica, y me hizo el contacto. Yo estaba estudiando para ser tornero mecánico, trabajé arriba en la parte mecánica, en preparación. Antes hacíamos bandejas para comida. Ahora no las hacemos más y me tuve que venir acá en la producción de los pomos”, explica Carlos Hessling, quien comenzó a trabajar en IMPA exactamente hace 44 años.

El recorrido por el museo avanza esquivando a los trabajadores mientras realizan sus tareas. Su misma presencia se vive como una experiencia performática en medio de las instalaciones de la fábrica acompañada por sus ruidos, olores y movimiento.

Según los trabajadores, el objetivo de hacer un museo fue crear un espacio donde se pudiera mostrar la lucha de las empresas recuperadas: Poder narrar la historia desde la memoria social, recuperar las voces de los sectores que generalmente son silenciados, invisibilizados”, explica Zito Lema.

Un grupo de seis investigadores de distintas disciplinas, que eran parte de la Universidad de los Trabajadores, comenzaron a organizar lo que luego sería el Museo IMPA. Nos pareció importante recuperar la historia, conocerla. Los y las trabajadoras aceptaron la idea con los brazos abiertos y comenzamos con las entrevistas”, señala la socióloga.

Un proyecto comunitario

Desde 2011 y hasta 2020, el museo funcionó en una parte de la planta baja en desuso. Durante la pandemia del covid-19, en su carácter de fábrica recuperada, IMPA se vio afectada por la difícil situación económica del país y sufrió algunas reestructuraciones. Además de tener que adquirir un generador por la falta de electricidad, el museo tuvo que modificarse. Es una historia que en realidad no se cierra nunca, sino que todo el tiempo se va repensando. Se rearma el guion a partir de lo que los propios trabajadores van trayendo a la historia. Porque es su propia historia, laboral y familiar”, cuenta Zito Lema.

En la medida en que las piezas se modifican, se cambian, se aumentan las colecciones, uno podría preguntarse qué museo no está vivo”, plantea Sandra Escudero, antropóloga especialista en Museología, y agrega: Si bien se puede discutir si es o no relevante la terminología de vivo, la experiencia de IMPA puede definirse sin dudas como un museo”.

Según el Consejo Internacional de los Museos (ICOM), un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad.

A partir de la década de 1960 entran en crisis un montón de cosas, entre ellas, el modelo del museo tradicional. De ahí surgen los museos comunitarios. Su idea base está en una gestión comunitaria, de manera participativa: qué se va a mostrar y cómo o qué se va a coleccionar se piensa comunitariamente”, explica Escudero. Aunque cada experiencia comunitaria tiene sus matices, lo que nunca se deja de lado es el hecho de que tiene que ser participativo de la comunidad. En ese sentido IMPA es además un museo comunitario”, resalta.

Fábrica de ideas

Zito Lema cuenta que, al cabo de un tiempo de la creación del museo, comenzaron a llegar a la fábrica muchos pedidos de escuelas para hacer visitas guiadas: Entonces empezamos a armar, a partir de la investigación que hicimos con los trabajadores, un guión museológico para narrarle la historia de IMPA a los chicos”.
La escuela y el museo funcionan en conjunto como dos aparatos del Estado moderno”, afirma Escudero, y agrega: En la mayoría de escuelas, cuando hacen visitas a museos te llevan al museo tradicional, al que te disciplina en la historia oficial. Los museos comunitarios rompen un poco con eso: la gente de la comunidad es la que lo sostiene y sus objetos están vivos, no son esa cosa sacrosanta atrás de la vitrina. Los objetos se usan y circulan”.

«Durante el recorrido, la gente está trabajando», cuenta Margarita Robertazzi, directora del espacio.

En este sentido, como directora del museo, Robertazzi coincide: Durante la recorrida, la gente está trabajando. Los museos memoriales no son así, porque en general lo que conservan es lo edilicio. Conservan el campo y adentro está el museo. Pero nadie está trabajando al mismo tiempo que hay un museo. Por eso lo llamamos museo vivo’”.

La recorrida se detiene en medio del primer piso de la fábrica, donde se abre un pozo de aire y luz. En contraste con la oscuridad del interior, el patio se luce con sus pintadas de colores llamativos, fileteados que intervienen las escaleras, retratos del Diego y del Gauchito Gil, murales de los trabajadores y viejos tachos de tambos que hacen las veces de macetas para un sinfín de plantitas y flores. En este espacio se sintetiza la idea de IMPA que muchos definen como una fábrica de ideas. Acá se ven los atravesamientos centrales de su identidad: la producción, la cultura y la educación”, cierra Zito Lema.