“Necesito poder contarles a mis hijos que en este país se hizo justicia”

“Necesito poder contarles a mis hijos que en este país se hizo justicia”

El martes 10 de septiembre se llevó adelante la segunda sesión del juicio Mansión Seré IV y RIBA II, donde prestó testimonio Mariana Eva Perez, víctima y querellante. También amplió su declaración Julio Cesar Leston, imputado en la megacausa.

Mariana Eva Perez en la primera audiencia de Juicio.

“Necesito que la justicia me contemple. Que me incluya a mí en el lugar que corresponde. En esa casa en donde me llevaron no sé si en brazos de mi mamá”, declaró Mariana Eva Perez, víctima y querellante por la desaparición de sus padres Patricia Roisimblit y José Manuel Perez Rojo. “Este es el agujero negro por el que se me va la vida”, agregó con la voz ahogada, en referencia a aquello que no puede reponer de su historia en aquellas horas en que la secuestraron cuando era apenas una bebé. Pidió que se contemple su secuestro, no solo la desaparición de sus padres y la apropiación de su hermano, alegando que ella también fue víctima de aquel crimen: “Yo no era la estufa. Soy una persona. Yo estaba ahí. A mí me llevaron”.

Alrededor de las 9 de la mañana varias personas comenzaron a aglomerarse en la puerta del Tribunal Oral Federal N°5 de la localidad de San Martín. En esta segunda instancia se dio inicio a la audiencia por el juicio de la causa Mansión Seré IV y RIBA II en la que prestó testimonio Mariana Eva Perez. En su testimonio a lo largo de la jornada, la testigo focalizó en cómo se llevó a cabo el procedimiento del secuestro de su padre y su madre embarazada, por parte de la fuerza aérea, crimen por el que tiene que responder en este juicio Juan Carlos Vázquez Sarmiento.

La testigo intentó reconstruir lo que sabe a partir del relato de sus familiares: los secuestraron por separado, a su madre junto a ella siendo apenas una bebé de su domicilio, mientras que a su padre se lo llevaron junto con Gabriel Pontnau del comercio familiar. A Mariana Eva Perez la devolvieron a su familia. Pero desde aquel momento no se supo más de sus padres, más allá de algunas llamadas que recibieron los familiares: en una única oportunidad Rosa Tarlovsky de Roisinblit, abuela de Mariana, logró comunicarse con su hija Patricia. Nunca más tuvieron noticias, hasta que Julio Cesar Leston, imputado en este juicio, admitió saber que a la mamá de Mariana la tiraron al mar. De su hermano, Guillermo Perez Roisimblit, no supo nada por más de veinte años hasta que, por una denuncia registrada en Abuelas, logró dar con su paradero.

Juan Carlos Vazquez Sarmiento. Foto: 27/8/2024  

Ambas esquinas del juzgado estaban cortadas por una patrulla y decenas de policías desperdigados por la cuadra. Muy de a poquito, de a una, de a dos, de a tres, el lugar se fue llenando de personas pidiendo justicia: las familias, las querellas, las organizaciones, los medios comunitarios de comunicación, comenzaron a superarlos enormemente en número: la frase “somos más pueblo que milicos” resuena en el aire. 

“Moreno por la memoria”, “Asociación Seré por la memoria y la vida”, son las inscripciones que cuelgan de las banderas que penden entre dos árboles, rodeados por canteras que profesan la palabra Justicia construida entre pedacitos de cerámica celeste y pañuelos blancos pintados. Así el día haya estado gris, la garúa que cayó no les movió un pelo a quienes estaban esperando para entrar.

Las personas hablan de las novedades de la causa, de cómo llegaron, cómo viajaron, si es necesaria la acreditación, si acaso podrán entrar: hubo involucrados que se encontraron con que no podían asistir a la sesión por ser testigos futuros, sin estar aún notificados al respecto. El clima es de espera paciente hasta que hacen pasar a todos y  ya se palpita el inicio.

Una vez adentro, la sala se llenó de prisa. Del lado derecho los acusados y sus defensas. Del lado izquierdo, las querellas y el público. Julio Cesar Leston, excabo primero de la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA), tiene que responder por los crímenes de privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos en el circuito de inteligencia de zona oeste de Buenos Aires. Se mantiene serio e indemne, totalmente inexpresivo, casi desentendido de la realidad, mirando ajeno hacia adelante. Atrás de él se encuentra otro acusado, José Juan Zyska, quien se negó a declarar. Lo mismo decidieron hacer Rafael Lynch, Juan Carlos Herrera y Juan Carlos Vázquez Sarmiento, quienes se encontraban presentes a través de la plataforma zoom.

Tras varios inconvenientes técnicos se inició la audiencia. El abogado de Mariana Eva Perez, Pablo Llonto, realizó una petición para que ella pueda estar presente en la sesión, situación que le estaba siendo negada por ser testigo en la causa y tener que declarar en la jornada. Llonto se amparó en la Ley de víctimas que avala el derecho a la participación de los testigos damnificados en la causa. La moción es secundada por todas las querellas y defensas exceptuando al doctor Gonzalo Miño -abogado defensor de militares, policías y agentes del Estado acusados de ser autores en casos de lesa humanidad- que, en defensa del debido proceso, se posicionó en contra. La jueza María Claudia Morgese Martin definió conceder el pedido de Llonto y Mariana Eva Perez ingresó a la sala. 

Los imputados fueron los primeros en declarar. Zyska, Herrera y Lynch no vacilaron en su respuesta, no tenían intención de ampliar su testimonio, oportunidad que pueden utilizar en cualquier instancia del juicio. Vázquez Sarmiento, entre divagues y titubeos también se negó, alegando estar muy enfermo para siquiera recordar su fecha de nacimiento, mucho menos tener conocimiento de haber cometido algún tipo de crimen por los cuales se lo está enjuiciando. Como bien recordó Mariana Eva Perez en su testimonio un rato más tarde a todos los presentes, Vázquez Sarmiento fue parte de la tan repudiada visita de los diputados libertarios a los genocidas que tuvo lugar el pasado 11 de julio: “Lo reconocí. Cuando nadie más lo había reconocido, yo lo reconocí”, destacó en referencia a la foto que se divulgó de la visita.

José Juan Zyska y Julio Cesar Leston. Foto: 27/8/2024  

Leston sí declaró. Entre un cinismo desentendido y una jocosidad ensayada confirmó que estaba dispuesto incluso a contestar preguntas: “Resulta que ahora me encuentro con que me llueven denuncias”. Relató que como excabo primero de la RIBA su principal tarea era realizar informes religiosos y que para ello su fuente principal eran los diarios de papel. Niega haber torturado a alguien: “No sería capaz de disparar ni a un gato”, expresó. De la misma manera niega haber participado en conflictos o enfrentamientos armados a lo largo de su carrera. Para contrastar su afirmación, la fiscalía presentó un informe escrito por Leston hacia sus superiores en el año 1990, en el que realizaba una declaración de sus tareas y de su compromiso como militar, para conseguir un beneficio previsional. En aquel informe admite no sólo haber participado en enfrentamientos, sino que detalla que eran parte de su desempeño casi diario y que estaba inmiscuido en la lucha contra las organizaciones “clandestinas”. Ante la pregunta sobre esta nota por parte de la fiscalía, él respondió que era una exageración y amplió: “Esperaba que me sirviera para que me den una manito”. Minutos después vuelven a preguntarle por su tarea en la RIBA y el “factor religioso” que él registraba. Leston repite que su fuente eran los periódicos y los medios. Ante el interrogante acerca de la utilización de informantes, el imputado alegó que para ello requeriría dinero y eso es algo que no tenía a la hora de realizar su tarea. La incredulidad del público solo aumentaba tras pasar el tiempo y llegó a un pico máximo cuando declaró que “solo quise ser un oficinista” en relación a las tareas que desempeñaba. Definitivamente la elección de frases de Leston causaron una indignación inusitada a lo largo de la jornada, como ocurrió momentos después cuando dijo que “el espacio no daba” para tener detenidos, mujeres embarazadas y bebés en la RIBA. En todo caso sostenía que, de realizarse, constituiría un evento “reservado”.

Mariana Eva Pérez

“Querían que yo tenga un hermano”, expresó Mariana Eva Perez, cuando finalmente llegó su turno para hablar como testigo. Relató la historia de su familia, de su madre Patricia Roisimblit y de su padre José Manuel Perez Rojo. Mencionó su vocación de militancia, su compromiso, su lucha colectiva. La testigo afirmó que se hallaba emocionada por todo este proceso de memoria y que encontraba un paralelismo entre la construcción y acompañamiento colectivo de los juicios y las convicciones de sus padres.

En torno al tópico del apoyo social a los juicios, Perez afirmó al terminar la sesión y en diálogo con ANCCOM: “Llegar a esta instancia colectivamente es algo muy distinto, diferente al juicio de 2016, que era muy chiquito, por nuestro caso solo. Entonces, no había más público que el que podíamos movilizar nosotros”. Luego enfatizó: “Me hace sentir bien llegar ahora a este juicio siendo una más entre otros”, haciendo referencia a la cantidad de víctimas que registra esta megacausa y que comprende aquellos crímenes perpetrados en un circuito represivo comandado por la Fuerza Aérea en toda la zona oeste. Su testimonio sigue: “En este juicio,  por fin, se le está imputando a Vázquez Sarmiento su desaparición” declaró la testigo y víctima, haciendo referencia al secuestro de su familia. En varios puntos del relato volvió hacia la responsabilidad de la Fuerza Aérea en este crimen. Mariana relató cómo ha podido reconstruir el momento del secuestro de sus padres, su periodo en cautiverio y finalmente, cómo desde su trabajo en Abuelas, logró dar con la identidad de su hermano secuestrado y apropiado, Guillermo Perez Roisimblit, quien pudo recuperar su identidad.

En torno a las tareas que desempeñó aquel circuito represivo, Perez apuntó: “La RIBA se creó para eliminar a la ‘subversión’. Del primero al último estaban empleados en eliminar a la disidencia política de la zona oeste”. La testigo demandó que dentro de aquel circuito represivo existía todo un engranaje que se encargaba de tareas de inteligencia: “Acá tendría que estar toda la RIBA”, puntualizó.

El público escuchó atento y conmovido el relato de la testigo, lleno de detalles, de emoción, que intentó reponer discursivamente toda su historia de vida en una declaración. Un relato desordenado, en el que ella admite perderse, atravesada entre los recuerdos y las emociones encontradas.

Unas oraciones fueron dichas hacia Leston, que se encontraba a unos metros de ella: “Quiero pedirle a Leston que rompa el pacto de silencio, que no le va a afectar en nada, pero que nos va a aportar a nosotros un poco de verdad” -expresó la testigo y agregó- “Es un derecho que nos vienen negando desde aquel momento”.

Las palabras finales de Mariana merecen todo el reconocimiento: “Estoy detenida en este punto. Necesito que esto deje de ser tan personal entre la RIBA y yo. Necesito poder contarle a mis hijos que en este país se hizo justicia”.

 

Comenzó otro juicio por gatillo fácil a policías de la Ciudad

Comenzó otro juicio por gatillo fácil a policías de la Ciudad

Los agentes policiales Ramón Pérez, Beatriz Manzanelli y Daniela López están acusados de asesinar de ocho balazos, en Villa Crespo, al remisero Claudio Romano, de 39 años.

Ramón Romano, padre de Claudio, junto a su abogada María del Carmen Verdú, familiares y otros integrantes de la Correpi.

Tras el procesamiento de los agentes policiales Ramón Pérez, Beatriz Manzanelli y Daniela López, en el 2019, por el asesinato del remisero Claudio Romano, este lunes 9 de noviembre se llevó a cabo la primera de las cuatro audiencias del juicio oral y público que determinaran el destino de los tres imputados. Un nuevo episodio de abuso de la autoridad en la historia de la Policía de la Ciudad -la más letal del país-, teñido con armas de fuego y con una víctima mortal.

A las 9 de la mañana se abrieron las puertas del Tribunal Oral Criminal nº 12, frente a Plaza Lavalle, para dar comienzo a la jornada inicial. El 1 de octubre de 2019, en el barrio de Villa Crespo, el remisero de 39 años Claudio Romano recibió ocho tiros por parte de tres oficiales del cuerpo policial de la Ciudad, lo que resultó en la muerte del conductor.

La causa cuenta con numerosos registros y pruebas de los hechos, entre ellos, videos de las cámaras de la vía pública –Malabia al 900–  que muestran cómo Romano estacionó su auto en doble fila detrás del patrullero. El remisero se encontraba previamente herido en el abdomen y las muñecas, por motivos que aún se desconocen, y se dirigió al móvil policial ensangrentado con una navaja tipo “kerambit” en las manos. Por otro lado, se encuentran las pericias realizadas por la Asesoría Pericial de la Policía Federal que demuestran que, en el orden de los disparos, el último le atraviesa los dos pulmones y la vena aorta, con lo cual la hemorragia es instantánea y la muerte se produce en segundos. 

Los agentes policiales acusados Ramón Pérez, Beatriz Manzanelli y Daniela López junto a su Defensa. 

La defensa, conformada por los abogados Manuel Ramallo y Rodolfo Barrios, del Ministerio de Seguridad de la Ciudad, intenta sostener la “legítima defensa” y bajo el “legítimo ejercicio de su deber” contra un hombre violento que se acercó a ellos de manera amenazante, atentando contra sus vidas. Sin embargo, los videos dejan ver cómo a pesar de que Romano, estando ya herido, recostado sobre el suelo e incapacitado para levantarse, no presentaba una amenaza, aún así los oficiales le causaron ocho heridas de bala con sus armas reglamentarias hasta matarlo.

 La querella y la fiscalía, conformados por Ramón Romano, el papá de Claudio, Lucía Cáceres, María Carmen Verdú, Sandra Berthe y María Ángeles Ramos, acusan a Manzanelli, Lopez y Perez de homicidio agravado por el abuso de sus funciones y la utilización de armas de fuego. Además, piden prisión perpetua para los tres oficiales. “Tenemos por un lado tres imputados, por el otro lado la policía más letal del país, superando a la Bonaerense y a la de Santa Fe, si tomamos en cuenta la cantidad de efectivos que tiene cada una”, afirmó la abogada de la familia de Romano, María del Carmen Verdú.  “Hay una chance real de una condena importante -adelanta-, porque los tres llegan a juicio imputados por homicidio calificado, no solo por nosotros, la querella, sino también por la Fiscalía, con lo cual la expectativa de que se pueda lograr una condena ejemplar es bastante grande”, agregó.

En esta primera instancia de debate, luego de las presentaciones de los jueces Luis Oscar Márquez, Darío Martín Medina y José Pérez Arias, los tres oficiales se dieron a conocer frente al Tribunal. La inspectora Beatriz Manzanelli fue la primera en brindar su versión de los hechos y, si bien aceptó declarar, se negó a responder preguntas que sus abogados no autorizaran, y preguntas de la querella. Luego de una ronda de preguntas personales de parte de los jueces, Manzanelli dijo que “nunca me tocó pasar por una situación así, inesperada y repentina”, y continuó su relato: “Ese día me levanté y fui a trabajar como todos los días. Estaba a cargo del móvil, hicimos una comisión con mi chofer en busca de un testigo con declaración pendiente. Apareció este hombre fuera de sí y atacó a mi compañero. Después vino con el cuchillo directo hacia mí, tuve que sacar mi arma para defenderme. Di la voz de alto pero él nunca se detuvo. Y tenía miedo de que me mate porque venía directo con el cuchillo levantado”, declaró con un leve quiebre en la voz pero sin lágrimas.

Ramón Romano, padre de la víctima.

A pedido de la doctora Verdú, Manzanelli debió aclarar su situación actual de revista. “En servicio efectivo, sin atención al público ni uso de armas, en trabajo administrativo”, respondió. A continuación, la fiscal Ramos puntualizó la divergencia entre su declaración actual y aquella que la inspectora dio a saber el 3 de octubre de 2019. “Hay contradicciones. El contenido es distinto, ya que en su momento se había negado a declarar”, expresó.

La totalidad de esta escena, desde las preguntas de los jueces y los quejidos en las declaraciones, la insistencia en la intención violenta de Ramos, el temor por su propia vida, la negación a responder preguntas no autorizadas por la defensa, la aclaración de la continuidad en su trabajo administrativo en la actualidad, y la inconsistencia debido a que los efectivos policiales se habían negado a declarar en su momento, se repitió cuando fueron los turnos de los compañeros de Manzanelli, Daniela Isabel Lopez y Ramón Darío Pérez.

En suma, la declaración de los tres acusados planteó el escenario de lo que a lo largo del juicio será la estrategia de la defensa: sostener una teoría del caso basada en la actitud violenta y aspecto amenazante del fallecido, como justificativo para su asesinato.

Sobre la posibilidad de los tres efectivos de continuar sus funciones laborales en libertad de manera administrativa, la doctora Verdú comentó a esta agencia: “Son policías. Si estuviéramos hablando de un robo en grado de tentativa o de cualquier otro tipo de delito, relativamente menor, no estaría teniendo la menor chance de que más aún en las actuales condiciones, la persona acusada estuviera en libertad. De no ser policías, hubieran estado presos desde el primer día”.

Durante la audiencia de cinco horas, diez testigos fueron convocados a declarar sus recuerdos del día de la muerte de Claudio. La mayoría presentó dificultades para recordar los eventos del fatídico octubre de 2019. Entre ellos, Lucía Sanchez Cáceres, testigo, pareja de Claudio y acompañante del padre de la víctima, Ramón Romano, fue la primera en brindar su versión de los hechos y, gracias a su vínculo emocional con el fallecido, logró reconstruir los hechos.

“La noche anterior hubo tormenta. A día de hoy sigo sin poder dormir cuando llueve” comienza Cáceres, combatiendo las lágrimas que le dificultaron hablar con claridad. La testigo dio detalles sobre su vínculo con Romano, y resaltó su carácter amigable y la comunicación constante que ambos mantenían. “Él era muy sociable, a donde iba se relacionaba con todo el mundo. Era simpático, nunca tuvo episodios violentos”, declaró Cáceres.

“Nosotros hablábamos todo el tiempo. Él me comentaba por donde andaba, yo miraba la tele y le avisaba si había algún corte o algún problema, porque a él no le gustaba atrasarse con sus viajes”, relata Cáceres. “Prendí la tele y vi en Canal 9 que en Malabia habían matado a un civil. Le mandé un mensaje [a Romano] para que no pase por ahí porque estaba cortado, y el fallecido resultó ser él”. 

La viuda relató cómo, luego de intentar reconstruir el paradero de su marido, llegó al lugar de los hechos en la calle Malabia: “Fui corriendo. Fueron las dos calles más largas de mi vida hasta que llegué ahí. No estaba, ya se lo habían llevado. El auto estaba lleno de sangre, y un periodista de Canal 9 me dijo ‘investigá, acá está pasando algo, están tapando todo’”.

A su testimonio le siguieron el resto de los testigos, dos de los cuales se presentaron vía Zoom. Los relatos fueron mayormente consistentes: olvidos debido al paso del tiempo, una víctima ensangrentada y completamente reducida que aún así continuó recibiendo balazos, y entre siete y ocho tiros contiguos en escasos segundos. 

Los allegados de Romano, además, coincidieron en el carácter afable de la víctima. Por ejemplo, Rogelio Sebastián Molina, amigo de Claudio y compañero de trabajo en la misma empresa de traslado, afirmó: “Siempre fue respetuoso, tenía muchas cosas buenas, demasiadas”. Cuando la defensa le preguntó si Romano se encontraba deprimido o consumía algún tipo de droga, Molina respondió: “Siempre lo conocí sano. Iba al gimnasio, se cuidaba, iba con su agua”. En consonancia con esto, Adolfo Javier Quiroga, jefe de Romano, dijo que “nunca hubo quejas de parte de la gente que transportaba. Se desempeñaba bien en el laburo. Nunca me llegó ningún reclamo, ni siquiera un comentario. Él hacía su trabajo, cumplía, se manejaba bien con los clientes”.

Durante las cinco horas que duró la jornada, Ramallo y Barrios repitieron las mismas preguntas a todo aquel que se sentara en el banco de testigos: “¿Romano era violento? ¿Estaba pasando por un periodo de depresión? ¿Qué tipo de ejercicios hacía en el gimnasio? ¿Era musculoso? Describí su contextura física ¿Consumía esteroides? ¿Tuvo alguna vez problemas de consumo?” El relato de Daniel Romano como alguien agresivo y factible de coaccionar a un policía estaba implantado en las preguntas y las nuevas declaraciones de los acusados. Sin embargo, no coincide con la actitud que se ve en las grabaciones ni en los recuerdos, aunque borrosos, de sus allegados. 

Sobre la teoría de legítima defensa que sostienen los abogados de los oficiales, Lucía Cáceres afirmó: “Yo soy veterinaria: si hay un rottweiler que muerde, es responsabilidad mía. Como profesional tengo que saber controlarlo sin lastimarlo. Si sos policía, tenes que saber como reducir a alguien sin matarlo”. 

A esta primera sesión de debates, le seguirán tres jornadas más, el 12 y el 13 de octubre con más testigos, y el 20 de octubre para dar a conocer los alegatos de cierre.

Abrazo por la memoria y contra los despidos

Abrazo por la memoria y contra los despidos

Los trabajadores del exCentro de Detención Clandestino Club Atlético organizaron un abrazo al sitio de la memoria contra los despidos y el desguace de las estructuras del centro iniciado desde hace días por el gobierno negacionista de Javier Milei.

El horror tiene la mala costumbre de reptar el cuerpo, como una serpiente que asfixia a su presa y la toma por completo. Pararse en un sitio de memoria implica dejar que ese horror histórico suba desde la planta de los pies, que de a poco empiece a ocupar espacio. Primero cosquilleando entre los pelos de las piernas y los brazos, subiendo pausadamente para asentarse en el estómago, para hacerlo pesar y retorcerse. Después, toma la garganta para enredarse en ella y desde allí encuentra la forma de subir hasta los ojos, ojos que se humedecen por demás. Los oídos no son inmunes,
-Y me dijeron, que te diviertas con los gusanos.
Las palabras llegan susurradas a través de un tubo. Son parte de un poema escrito por Dardo S. Dorranzoro, y una susurradora, entre muchas otras, se encarga de hacerlas llegar a los presentes en el abrazo solidario al sitio de memoria y exCentro de Detención Clandestino Club Atlético.
El sol del mediodía se alza alto sobre la autopista pero no consigue inmiscuirse en la escena. La sombra le gana terreno. Desde lo alto, los motores y las bocinas ahogan las voces de los pocos ansiosos que llegaron a horario. Son pequeñas figuras debajo de un gigante de cemento que está haciendo todo lo posible por ocultarlos. Entre el barullo, el recorte generado por las susurradoras se vuelve solemne, la voz toma forma y se independiza, se abre y cede potestad para dejar que la tome alguien más. Alguien a quien hayan desaparecido junto con su voz.

Hay algo imponente en la estructura, en sus columnas anchas de cemento gris, en lo lúgubre del espacio que los banderines colgados no logran alegrar. Huele a tierra y humo de caño de escape, de nuevo los gusanos. Que la autopista circule sobre un ex centro clandestino no es casualidad, como tampoco lo es que haya llevado años de lucha, burocracia y reuniones de ingenieros y arquitectos encontrar la forma de quitar el talud de tierra que mantenía ocultas las celdas en las que estuvieron secuestradas 1500 personas. Hoy la continuidad de las excavaciones peligra.

-En 2023 avanzamos la excavación y vinieron sobrevivientes a reconocer las celdas. La semana pasada se llevaron el trailer que usábamos de oficina, la anterior se llevaron los baños químicos. El desarme es doloroso, no hay baños, hay despidos y hay trabajadores cansados – dice Vanina, trabajadora del Área de Arqueología y Conservación del Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos del ExCCDYE Club Atlético, mientras imprime el dibujo de un pañuelo con un stencil de goma. Los entrega en retazos de lienzo.

-Esto termina en el bolsillo de un delantal, colgado de un balcón, en un patio, en un aula. El otro día fui a otro sitio de memoria y había uno ahí. Se ve que alguien me lo había pedido y lo dejó allá, porque comunica y crea un lazo.

Cuesta escucharla porque al sonido de los autos se le suma el de las voces de los asistentes, que ahora son más, y la de Marcela Bublik que está empezando a entonar sus primeras notas.
La gente hace malabares para sostener en las manos un vaso de gaseosa, un chori, el celu y los papeles que van recolectando a lo largo del abrazo. Alguno que otro logra encontrar el equilibrio justo para poder fumar.
Bublik canta y la gente se le suma. Para cuando llega al coro de “Y qué más” la canción se transforma en protesta y muta, la hacen propia.
“Y qué más/ qué más quisiera /que no haya más despidos / y los compas estén de vuelta”.
Las sillas se fueron ocupando de a poco y la suave caída de la tarde hace que los abrigos se vuelvan un problema porque ahora sí pega el sol. Los más chicos corren por el lugar y gritan. Tienen los dedos manchados de tempera. Se ríen y el sonido rebota en el espacio. Se mezcla con la chacarera que comienzan a tocar artistas chilenos que también buscan personas. Al “Cholo” se lo llevó la dictadura de Pinochet, y ahora sus familiares transforman su recuerdo en canción, una a la que los presentes se suman, porque también quieren recordar. Y es un grito y los autos ya no se escuchan, y el sol que se cuela entre los puentes por fin empujó la sombra, no están enterrados, ni tapados, ni escondidos.
Para las seis de la tarde el lugar vibra y varios suertudos sonríen con sus premios de la rifa bajo el brazo. Es entonces cuando los asistentes cruzan Paseo Colón para ir al sitio de la excavación, donde se encuentra una silueta en honor a los desaparecidos y un mural con la cara de todos ellos, quienes fueron secuestrados y desaparecidos en el ex “Club Atlético”. Las celdas donde los encerraron y torturaron están a metros nada más, los ladrillos cómplices se asoman y el horror atenta con reaparecer, el pecho se tensa.

Elia Espen, Madre de la Plaza de Mayo, Línea Fundadora, recibió toda la tarde las miradas de quienes creen tener frente a sí a un prócer. Pero un prócer no es de carne, no tiene las manos arrugadas ni las venas calcadas a través de su piel traslúcida, el prócer se vuelve inalcanzable. Elia camina pausadamente entre la gente, sobre los restos del lugar donde sufrió su hijo. Se acerca hacía el mural con las fotografías acompañada por dos amigas.
-Mirá, acá está.
Le señalan la foto de Hugo, su hijo, desaparecido. En una inscripción en el lugar se lee 18/02/77. Instintivamente se lleva las manos al pañuelo que lleva en la cabeza, donde la misma fotografía está impresa. Limpia con los dedos la foto del mural, como una caricia, una de todas aquellas que les fueron arrebatadas a ambos. Se lleva la mano a la boca y se la besa, para luego posar aquel beso sobre la cara de Hugo. Luego ella se va, pero son muchos, muchísimos, los otros que se acercan a buscar a sus familiares y amigos en el lugar. El coro invitado comienza a cantar y los familiares prenden las antorchas de la silueta. Para no ser invisibles nunca más, resistir, luchar, cantar.

(…) Que te diviertas con los gusanos
pero olvidaron
de borrar las huellas
que mis pasos marcaron
entre tantas calles y caminos del mundo.
Dardo S. Dorranzoro.

Exigen soluciones urgentes al Gobierno porteño

Exigen soluciones urgentes al Gobierno porteño

Organizaciones políticas y sociales entregaron un petitorio al Jefe de Gobierno Porteño, en el que se reclama intervención en políticas públicas desfinanciadas en la ciudad con más presupuesto del país.

Organizaciones políticas, sindicales, asociaciones civiles, centros de jubilados y de estudiantes entregaron el viernes último un petitorio al Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, que reúne focos de conflicto de diferentes sectores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CABA. El objetivo fue visibilizar los distintos reclamos en la jefatura de gobierno, ubicada en Uspallata al 3150. La convocatoria también llevó a cabo una radio abierta y una merienda popular.

El petitorio aborda ejes como la educación, la salud, el acceso a la vivienda, el transporte, los derechos humanos, el trabajo estatal, la economía social, la seguridad, los merenderos y comedores comunitarios, las personas mayores, la cultura, los clubes deportivos y la situación de calle. Diferentes referentes de cada una de estas problemáticas compartieron sus reclamos en el escenario armado en la vereda de la sede porteña.

“Venimos de muchos años de una gestión a cargo de Soledad Acuña que se empecinó en vaciar la educación pública y no solo eso, si no también en hostigar a las comunidades”, declaró Lucía Cancela, subsecretaria de “Docentes nóveles” y “Estudiantes de la Unión de Trabajadores de la Educación de CTERA”, en diálogo con ANCCOM. “Si bien ahora hubo un cambio de gestión en el Ministerio, es importante organizarnos porque el Estado de la situación de la educación después de muchos años de desfinanciamiento y de vaciamiento es muy grave y tenemos que discutir la educación que nuestros pibes necesitan y en qué condiciones se puede desarrollar eso”.

El informe “Financiamiento educativo provincial”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, demuestra que CABA fue la jurisdicción del país en la que más cayó el presupuesto para Educación entre 2004 y 2021. Este año se ha destinado un 20% al área. Lucía agrega que se necesita que “el presupuesto educativo aumente notablemente y que eso tenga un correlato en los programas que hacen al ingreso y a la permanencia de los pibes en el sistema”.

El petitorio de cinco páginas pone de manifiesto que en CABA se concentra el mayor presupuesto por habitante en términos comparativos con el resto de las jurisdicciones argentinas. “Si a esto le sumamos la presencia de recursos del Estado Nacional y la menor superficie a abordar en relación con las provincias del país, las condiciones de vida de una gran parte de quienes habitan esta ciudad solo se explican por la falta de respuestas concretas a los conflictos”, dice el petitorio.

El documento también trata sobre la falta de las políticas de ayuda económica a los clubes de barrio frente a los tarifazos en los servicios y reclama por un aumento en la infraestructura deportiva por ser de vital importancia para la contención social y el desarrollo de la comunidad. “Tenemos muchos becados porque los padres no pueden pagar la cuota del club, no queremos que los pibes dejen de practicar un deporte por la crisis”, alertó Ana Rodríguez, presidenta del club Malvinas Argentinas y miembro de “Defendamos los clubes”, en diálogo con ANCCOM. “Acá hay un consejo asesor del deporte en la ciudad que da un subsidio a un monto de 2 millones anuales como máximo. Con esa plata para un club para todo el año no podes hacer nada. Entra menos dinero de las cuotas, menos dinero de los Deportes, sube el precio de los servicios y es insostenible”.

En el petitorio también se reclama por el cumplimiento de la Ley 3706 de “Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo de Situación de Calle”, de 2013. En esta se manifiesta la necesidad de la formulación e implementación de políticas públicas en materia de salud, educación, vivienda, trabajo para los ciudadanos que viven por debajo de la línea de la pobreza.

“Hubo más de 10 personas que fallecieron por el frío en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires este año. La respuesta del Gobierno de la Ciudad fue represiva con operativos desde el BAP que es el organismo que se encarga, en teoría, de asistir a la gente que está en situaciones habitacionales complicadas. Iban y les sacaban las cosas como los colchones o la ropa”, describió Lucía Hamilton, secretaria adjunta de la Juventud Peronista de CABA.

El acto cerró con una merienda popular para los vecinos del barrio, a la que se acercaron varias personas en situación de calle para pedir comida. “La ciudad es autónoma como lo marca su constitución, por ende tiene la facultades para dar respuesta a cada uno de estos reclamos”, sentenció Juan Cruz Ayala, secretario de deporte, cultura y medioambiente de la juventud peronista. Y agregó que “hay un montón de vacíos de los que la ciudad tiene que hacerse cargo porque ya pasó el tiempo suficiente en estos siete meses como para que se acomoden en la gestión y encuentren la botonera para dar respuestas”.

El petitorio fue firmado por Juventud Peronista CABA – La Cámpora – Grupo Bicentenario- Peronismo por la Ciudad Simón Bolívar – Peronismo Militante – Unidos y Organizados – El Hormiguero – Soberana – Partido Comunista- Federación Juvenil Comunista CABA – Partido Comunista Congreso – Extraordinario – Nuevo Encuentro – Militancia Popular – Puebla – Juventudes del Instituto Patria – Kolina – Flores Solidario – Juventud Comunista Revolucionaria – Frente Papa Francisco – Frente Social Peronista – Proyecto 7 – Cuidadores de la Casa Común – Juventud Sindical de la CGT – Juventud de la CTA de los Trabajadores – Juventud de la CTA Autónoma – Asociación de Trabajadores del Estado – Sindicato de Prensa de Buenos Aires – Club Social y Deportivo Rodrigo Bueno – Defendamos Los Clubes – Asamblea Permanente por los Derechos Humanos – Vecinos Unidos de la Ex AU3 – Organizaciones Populares – Hábitat Autogestivo Urbano – Ley 341 – Coordinadora de Estudiantes de Base – Red Nacional de Centros de Estudiantes – Frente de Adultos Mayores – Juventud de la Confederación General Empresaria – Resistentes – HIJOS CABA.

Las víctimas toman la palabra y buscan justicia

Las víctimas toman la palabra y buscan justicia

En una nueva audiencia del juicio que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Comisaría 5ª de La Plata, declararon el sobreviviente, Carlos de Francesco y el nieto apropiado y restituido Leonardo Fossati, quien nació en ese Centro Clandestino.

En una nueva audiencia del juicio por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Comisaría 5ª durante la última dictadura militar, ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, ayer brindaron testimonio Leonardo Fossati, nieto restituido nacido en ese centro clandestino de detención, tortura y exterminio y Carlos de Francesco, uno de los pocos sobrevivientes. Mientras tanto los imputados Jorge Bergés, Pedro Muñóz y José Saravia Day se conectaron mediante videoconferencia . Este juicio investiga los crímenes contra 131 víctimas, entre ellas embarazadas desaparecidas, además de nietas y nietos apropiados que fueron restituidos. Los ex policías Cecilio Reinaldo Gómez y Néstor Ramón Buzzato también estaban imputados en esta causa pero fallecieron antes de llegar a esta instancia.

Colleen Torres abogada querellante de Abuelas de Plaza de Mayo y representante de Fossati en este juicio expresó en relación a los dos testimoniantes: “Son dos miradas distintas, dos experiencias diferentes de lo que fue el terrorismo de Estado. La importancia que tienen son la inmediatez de que los jueces, juezas y personas presentes puedan conocer en primera persona lo que fueron estas historias, no solamente por las que fueron victimizados, sino también las consecuencias que tiene para las familias de las víctimas”.

 Leonardo Fossati nació el 12 de marzo de 1977 en la Comisaría 5ª de La Plata. Él inició la jornada de testimonios guiado por las preguntas de Colleen Torre: “Desde el 11 de agosto de2005, en estos tribunales, el juez Corazza me informó que yo había nacido en la Comisaría 5ª. Me brindó el expediente y me dijo que no me habían abandonado, como yo creía, sino que mi mamá y mi papá aún están desaparecidos desde la última dictadura militar”. Sobre las dudas de su identidad, desde que era pequeño, por las diferencias físicas, repasó: “En marzo del 2004 me acerqué por primera vez a la filial La Plata de Abuelas de Plaza de Mayo. Ahí inició la investigación con los documentos que pude llevar. Me realicé un estudio de sangre para confirmar que mis padres son  Inés Beatriz Ortega y Rubén Leonardo Fossati”.

Leonardo es el nieto restituido número 81, gracias a los testimonios de Adriana Calvo y de otros testigos que compartieron cautiverio con sus padres, pudo reconstruir su historia: “Mis papás eran muy jóvenes, mi mamá tenía 17 años, estaba embarazada de siete meses y era militante en la Unión de Estudiantes Secundarios de Parque Castelli, mientras que mi papá tenía 22 años y militaba en la Juventud Peronista. Los secuestraron en Quilmes, un 21 de enero de 1977, se supo que llegaron a esa esquina varios Falcon verdes y que cuando los interceptaron cada uno se fue corriendo para lados contrarios, pero cuando agarraron a mi mamá, mi papá vuelve para entregarse”.

Fueron llevados a la Comisaría 5ª y es ahí donde nació Leonardo: “Adriana Calvo compartió celda con mi mamá, dijo que realizó el trabajo previo de parto, que llamaba insistentemente para que vaya un doctor, y fue recién a la tarde fue el médico que supuestamente era Bergés. También me dijo que a mi mamá la ataron de manos y pies en la mesa de la cocina, y mientras yo nacía la escupían y se escuchaban los insultos de los policías. Parir también era una tortura”, detalló Leonardo sobre las condiciones en las que su madre lo dio a luz en esa “maternidad clandestina, que de maternidad no tenía nada”.

También pudo saber, gracias al testimonio de Calvo el breve momento que estuvo con su madre: “Me dijo que no estuve mucho tiempo con ella, se cree que solamente un día. Hasta que entraron en la celda y dijeron que el coronel me quería conocer, desde ese momento nunca más la vi. Le dijeron a mi mamá que me llevaron con mi familia materna”. Pero eso nunca ocurrió.

Fossati pudo encontrarse con su familia recién en 2005, luego de haber iniciado su proceso de búsqueda, que lo llevó a enterarse de que era hijo de personas desaparecidas: «Fue muy lindo y también doloroso. Porque me encontré con un montón de compañeros y amigos de mi papá y mi mamá, pero también muy doloroso, porque supe que no los iba a encontrar. Y por el dolor en mi familia», describió su proceso de restitución “que sigue hasta el día de hoy”. La abogada Collen Torre agregó: “Son delitos que trascienden generaciones, porque no solo se restituyó la identidad de Fossati sino también de su hijo, que en 2005 tenía 8 años”.

Al finalizar su testimonio, Fossati mostró imágenes de sus padres en los momentos más cercanos a su desaparición: «Son pequeños tesoros -dijo- porque buscaron borrar todo. Pero ese legado sigue en pie”. Entonces la sala entera respondió a su cierre de pie: “¡30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, presente! ¡Ahora y siempre!”.

Luego de un cuarto intermedio declaró Carlos De Francesco que fue detenido ilegalmente en la Comisaría en Arana y luego trasladado a la Comisaría 5ª de La Plata: “Yo fui detenido un 9 de diciembre de 1976. En ese momento estaba haciendo mi tesis de física química y era docente. Yo no tenía intereses políticos, ni era afiliado de partidos políticos. Era solamente un investigador científico”. Además agregó: “Primero me llevaron a una Comisaría en Arana pero a los días me trasladaron en auto a la Comisaría 5ª, ahí me torturaron con picana eléctrica. Todo era una tortura, dormíamos sobre cemento, no nos daban nada para taparnos y teníamos que brindarnos calor entre nosotros, aparte nos daban de comer cada 3 días, yo baje 20 kilos en 4 meses”.

Luego de reconocer a algunos desaparecidos que la fiscal Ana Oberlin le fue nombrando durante la audiencia, recordó a la mamá de Leonardo Fossati -a quien luego del parto le hicieron limpiar el espacio- y se detuvo unos segundos con los brazos cruzados y con la voz entrecortada dijo reiteradas veces: “Hay que ser muy malas personas para hacer eso”. Luego de unos minutos prosiguió con el testimonio: “Había detenidas mujeres también y muchas embarazadas. Adriana Calvo nos pasaba la información de lo que pasaba en el sector donde estaban las mujeres. Lo más relevante que nos dijo fue de un nacimiento de un chico en la mesa de la cocina. Y ese chico era Leonardo Fossati. El padre estuvo con nosotros un tiempo; era hijo de un ordenanza del Departamento de Física, muy querido por todos”. Finalmente, en abril de 1977 fue liberado junto a otros compañeros de celda: “Cuando el auto se alejó y nos dimos cuenta que no nos iban a tirar un tiro, nos sacamos las vendas y nos abrazamos”.

Un Espacio de Memoria

Leonardo Fossati durante su testimonio explicó cómo se logró llegar a que la Comisaría 5ª se transforme en un espacio para la memoria: “Con Abuelas de Plaza de Mayo solicitamos colectivamente que la Comisaría sea un espacio de memoria para que el lugar no sea impune y para recordar a las víctimas que pasaron por ahí. Hoy soy coordinador de este espacio. Es un orgullo formar parte de ese equipo”, señaló. Sobre su lugar en Abuelas de Plaza de Mayo describió: “Para mí es parte de un proceso de sanación que lo he visto en familiares, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, que es poner todo ese dolor en acción, en generar las herramientas para que esto no ocurra nunca más y que se haga justicia”.

Colleen Torres agregó, en diálogo con ANCCOM: “La resignificación del dolor, del terrorismo de Estado se ve reflejado en que funciona como un espacio de memoria y también allí está la filial de La Plata de Abuelas de Plaza de Mayo. En ese lugar hoy buscamos a los nietos y nietas que no conocen su verdadera identidad. Allí se cuenta todos los días a muchos jóvenes la historia de lo sucedido para que puedan conocer la historia del centro de detención y de las personas que pasaron por ahí”.

Un documental sobre los vuelos de la muerte

Un documental sobre los vuelos de la muerte

Este jueves se estrena el documental «Traslados», de Nicolás Gil Lavedra, una recopilación cronológica de archivos, testimonios y evidencias de uno de los procedimientos de aniquilación más feroces utilizado por la última dictadura argentina.

El jueves 6 de septiembre se estrena  el documental Traslados, una obra dirigida por Nicolás Gil Lavedra y basada en una idea de la actriz y productora Zoe Hochbaum que reúne, por primera vez en Argentina, material de archivo, testimonios y recreaciones para relatar y contextualizar los vuelos de la muerte, uno de los más atroces métodos de exterminio que se llevó a cabo durante la última dictadura cívico-militar en nuestro país.

El término “traslados” es un eufemismo que utilizaban los represores asesinos de la dictadura para referirse al método genocida que consistía en subir a los prisioneros secuestrados a un avión, drogarlos y, en estado de somnolencia, arrojarlos vivos al mar o al Río de la Plata. “Dentro de la ESMA, ellos realmente nos decían que la gente iba a ser trasladada a una finca al sur del país en donde iban a poder estar al aire libre, donde iban a tener mejores condiciones de detención”, contó Miriam Lewin, periodista y sobreviviente de la dictadura, en diálogo con ANCCOM. Y sentenció que: “‘Traslados’ no quería decir para nosotros eliminación o solución final, ni mucho menos para la sociedad que no conocía la terminología. Era un término que utilizaban para enmascarar el asesinato de las y los desaparecidos”.

“Traslados” funciona como una especie de rompecabezas cronológico que pretende, exitosamente, exponer las evidencias que se recolectaron a lo largo de estos casi 50 años acerca de los vuelos de la muerte. Para lograrlo, la obra se vale de material de archivo, de testimonios de exdetenidos, familiares, periodistas y especialistas, y de recreaciones que muestran una ficcionalización de lo que los entrevistados relatan. Entre ellos, se encuentra la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el juez federal Daniel Rafecas, el piloto y director cinematográfico Enrique Piñeyro y la ya mencionada Lewin; estos dos últimos relevantes, además, por su rol decisivo en la localización y la repatriación de uno de los aviones utilizados para llevar a cabo dichos vuelos, el Skyvan PA51. “Este es un documental donde los hechos son lo más importante porque lo que hace es demostrar, a través de testimonios y pruebas, este método de exterminio”, recalcó el cineasta y guionista Gil Lavedra.

En este sentido, el director destacó que “Miriam es una de las entrevistadas centrales que tenemos” ya que tanto su testimonio como su libro Skyvan. Aviones, pilotos y archivos secretos sirvieron para la investigación del documental. Lewin relató que, en 2007, se acercó a ella un fotógrafo italiano que le hizo una propuesta que marcaría su vida de allí en adelante: buscar a los aviones de los vuelos de la muerte para identificar a los pilotos asesinos. “Durante mucho tiempo yo no había querido investigar sobre temas que tengan que ver con mi experiencia personal en la dictadura. Pero después de un taller de ética periodística que hice, y justamente no muy lejos de donde estaba el avión Skyvan, entendí que más que un impedimento era un deber que yo tenía, o cierta ventaja en cuanto a sensibilidad, por ejemplo, para entrevistar a otras víctimas de otros genocidios”, expresó la periodista. El avión se encontraba en el Estado de Florida, Estados Unidos y con el tiempo se pudo comprobar que fue el mismo que se utilizó para arrojar a las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, y a las integrantes fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, por órdenes de Alfredo Astiz. El año pasado fue repatriado y ahora se encuentra exhibido en la exESMA.

El director también reflexionó acerca del título del documental: “Era lo suficientemente potente como para representar lo que estábamos contando. Es un término muy específico y me parece que ahora se va a hacer un poco más conocido en la gente”, recalcó el cineasta y guionista. Asimismo, recordó que el título y la idea original surgieron por parte de Zoe Hochbaum, actriz con quien anteriormente había participado en otros proyectos. “Ya en la adolescencia, Zoe quería hacer un trabajo sobre los vuelos de la muerte. Ella había empezado a hacer un audiovisual sobre el tema y a juntarse con gente, pero por alguna razón el proyecto se puso en pausa. Cuando lo retomaron, me llamaron a mí”, explayó Gil Lavedra.

“Estaba familiarizado con la temática, pero no específicamente con los vuelos. Sabía que tiraban gente al mar o al río, pero no de manera tan específica como después de involucrarme en la investigación y de hacer este documental. Con el tema de la dictadura ya había trabajado, y también por mis viejos es un tema que siempre me conmovió y me interesó abordar audiovisualmente”, mencionó el cineasta. El hijo del abogado y juez del Juicio a las Juntas Militares, Ricardo Gil Lavedra, y el también director de la biopic de Estela de Carlotto, agregó: “Desde hace unos años, los documentales cobraron otra importancia con las plataformas en el sentido de la difusión. Me parece que había algo de eso y de cómo se estaban haciendo los documentales en Argentina en estos últimos años que le llamaba la atención a Zoe. Por eso también quería hacer un material sobre los vuelos de la muerte que era algo que no existía en tono de documental”.

Además, tanto el director como Lewin aludieron a la relevancia de un film como este en tiempos donde los discursos negacionistas y hasta reivindicadores de la atrocidad se expresan con completa impunidad. “Cuando lo empezamos a hacer era otra la Argentina. Una película o documental que hable de nuestra memoria siempre es importante. Pero se fue volviendo mucho más necesario. Más ahora que hace unas semanas nos enteramos que hubo una visita de diputados a represores, entre ellos Astiz es aún más importante para que la gente pueda saber qué es lo que nos pasó”, sentenció Gil Lavedra. Lewin, por su parte, retomó como clave la vuelta al país del Skyvan y aseguró que: “En épocas de negacionismo, un avión desde el que se tiraron madres y en donde se asesinaron monjas es una evidencia de que aquellos a los que quieren reivindicar los integrantes de este gobierno no merecen reivindicación alguna. Son meramente asesinos. Esto no fue una guerra en absoluto. Esto fue un proceso de aniquilación de la sociedad civil. Por esto también es muy necesario este documental”.

“Traslados” se podrá ver en la sala Cine Arte Cacodelphia y estará disponible solo por dos semanas.