Por Oriana Estrada
Fotografía: Gentileza Paula Yasan

A 40 años del retorno democrático se presentó el informe “Juventudes, política y cultura” en FLACSO. El estudio señala que quienes tienen entre 16 a 24 años no tuvieron experiencias positivas con la política debido al impacto de la crisis social y económica después de la pandemia. ¿Se puede explicar por eso el voto a Milei? El compromiso político no partidario.

Ayer se presentó en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales el informe “Juventudes, política y cultura”, que indaga sobre el impacto de la pandemia y sus consecuencias políticas a través del análisis de expectativas, sentimientos y percepciones de las juventudes argentinas en la actualidad.

El estudio sociológico está orientado a partir de investigaciones previas, publicadas en 2022, para las cuales se realizaron cien entrevistas a referentes sociales, barriales, comunitarios, educativos, religiosos y de la salud, con la idea de investigar las percepciones sociales que ocasionó la crisis social y económica después de la irrupción del covid 19. Muchos testimonios recolectados hacían énfasis en la preocupación por las juventudes. ¿Por qué una buena parte adhiere al movimiento libertario conducido por el candidato a presidente Javier Milei? ¿Qué está sucediendo con las juventudes?

Se realizó un trabajo de campo donde se llevaron a cabo 75 entrevistas a nivel nacional distribuidas en varios centros urbanos del país a mujeres y varones de entre 16-29 años. La investigación tuvo tres etapas: la primera se realizó en agosto de 2022, la segunda en febrero de 2023 y la tercera en junio último.

Los resultados fueron presentados por Nahuel Sosa, director de Argentina Programa, Gabriela Llamosas, antropóloga y co-coordinadora del proyecto CITRA, Beatriz Elizalde, comunicóloga e investigadora del CONICET con maestría en Antropología, y Pablo Nuñez, doctor en Ciencias Sociales, quienes expusieron los puntos más importantes de la investigación.

Como explicó Llamosas, en la primera etapa se determinó que los jóvenes de entre 16 a 24 años no tuvieron las mismas experiencias, sobre todo políticas, que los jóvenes de entre 24 a 29 años. Los más chicos transitaron su adolescencia en plena pandemia y crisis económica algo que impactó de forma negativa en la opinión acerca del Estado, las figuras políticas y las expectativas hacia el futuro. Para la segunda etapa, se pensó un nuevo recorte etario con los más chicos: “Los jóvenes nos trajeron cosas que nosotros no necesariamente habíamos pensado que eran centrales dentro de sus experiencias, sus vivencias y su tránsito habitual: la salud mental, la educación junto con el mundo del trabajo y las redes sociales”, sintetiza Llamosas. El estudio se dividió en seis ejes principales: la participación política, el Estado y las políticas públicas, la educación, el trabajo y los ingresos, la salud mental y la visión hacia el futuro.

«Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”, dice Llamosas.

Participación y educación

 “La participación política no necesariamente la tenemos que seguir pensando con las categorías que teníamos antes”, explicó la antropóloga. “Hay que salir un poco de esa idea. Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”.

Llamosas hace énfasis en este punto, que destaca como útil a la hora de pensar herramientas que ayuden a dialogar con ellos. En consecuencia con este punto, destaca el enfoque más llamativo: las figuras políticas. Los más chicos tampoco parecen confiar en la figura del político tradicional, en el cual también juega un rol muy importante las redes sociales: “No encontramos que la juventud se volvió de derecha o antipolítica. La realidad es que en la narrativa no nos encontramos con un discurso que adhiere a las ideas de la ultraderecha. Pero sí, a su vez, lo cual es contradictorio, se sienten atraídos por la figura de Javier Milei”.

Sin entrar en generalizaciones, la mayoría de los jóvenes no tienen una noción muy clara acerca de qué es el Estado y que es una política pública. Incluso, siendo beneficiarios de ella o utilizando instituciones que pertenecen al Estado. Llamosas lo relaciona con la educación: “En la mayoría de los casos se encontró una ausencia muy marcada, debido a la pandemia, de un espacio de formación, pero además de socialización y expresión política. Ahí hay una función que la virtualidad no pudo reemplazar”. Sin embargo, el equipo de investigación encontró que a pesar de las experiencias negativas, la educación sigue siendo primordial para ellos: “Cuando les preguntamos cuáles son las políticas que pueden mejorar la situación de las juventudes, la mayoría nos respondió ‘mejorar la política educativa’. Eso también nos apunta a que no todos ‘son de derecha’”, sintetiza Llamosas.

 

La variable género

 Un rasgo particular que se destacó a partir de las investigaciones, fue la amplia diferencia entre hombres y mujeres al elegir una figura política que los represente. Por un lado, un 40% de jóvenes varones considera que Milei es quien mejor defiende a los intereses de los jóvenes, mientras que dentro de las mujeres solo lo piensa un 12,8%. Lo curioso es que el porcentaje más alto entre las encuestadas destaca que un 51,9% no se siente representado por ninguna figura política actual. En los varones ese porcentaje baja a un 30,7%. Al igual que en la educacion, la ausencia de espacios de movilizacion feminista tambien tuvo que ver con este impacto negativo. El avance de discursos en oposición a la conquista de derechos fue una de las interrogantes que surge de la investigación.

Gabriela Llamosas descarta que tenga que ver con una posible falla en el feminismo: “Si es cierto que en un contexto de crisis puede pasar que haya algunas políticas que quizá llegaron a las mujeres por la ampliación de derechos, que eso nunca está mal, pero que también no hay que desconocer la existencia de sectores que quizás sienten que hubo un avance para algún sector y no para otro”. Y aclara: “Lo que vimos de entrada fue este desfasaje entre la atracción por un candidato pero que no necesariamente incluye el aspecto ideológico de lo que plantea. Me parece que ahí hay una clave, porque entonces no es que son pibes o pibas que están de acuerdo con esas consignas. Hay más bien una capacidad de captar la atención del grupo”.

El futuro incierto

 La pandemia articuló un malestar vinculado a los procesos sociales: crisis, inflación, pérdida de poder adquisitivo, ineficacia del estado, que además impactó sobre la idea de comunidad y nación. Sin embargo, a pesar de los estereotipos que usualmente surgen sobre la idea de política en los jóvenes, el estudio destaca con claridad los ejes que priorizan. Se descarta que todos ellos sean a-políticos, ya que se encontraron respuestas variadas que representan a un sector heterogéneo. La gran mayoría prioriza la calidad de la educación como camino hacia el progreso personal pese a que la palabra que más se repetía acerca de cómo imaginaban su futuro era “incertidumbre”. El informe busca comprender a la juventud en sus dimensiones socio-históricas y propone herramientas para pensar políticas públicas para y junto a los jóvenes.