Continúa el paro en el Premetro

Continúa el paro en el Premetro

Los trabajadores del Premetro reclaman medidas de seguridad. En diciembre pasado, dos trenes chocaron de frente por un sistema de señalización obsoleto.

Dos tranvías vacíos, estacionados, sólo con sus maquinistas dentro, mantienen sus luces titilando a modo de protesta. Las personas que ingresan a la terminal escuchan en los parlantes “la línea Premetro se encuentra interrumpida por medidas de fuerza gremial contra Emova”. Todos buscan formas alternativas de llegar a su destino. Sin embargo, los trabajadores del Premetro siguen sin llegar al suyo.

Los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) convocaron ayer a un paro de dos horas. Entre las 14 y las 16 horas del lunes interrumpieron su servicio como “medida de autodefensa” por el “incumplimiento de la concesionaria Emova en la implementación de medidas de seguridad para el servicio”, explicaron mediante un comunicado. La medida de fuerza continuará hoy entre las 17 y las 19 horas, frente a la falta de respuestas.

Los trabajadores del Premetro esperan desde septiembre de 2021 que Emova, el nuevo nombre de la empresa Metrovías, automatice las vías para aportar mayor seguridad a quienes trabajan y viajan todos los días en ese transporte público. Según el comunicado de AGTSyP, el plazo se venció el 8 de abril y la empresa sigue sin actuar.

En diálogo con ANCCOM, Roberto Pianelli, secretario general de AGTSyP expresó: “Hace mucho tiempo existen problemas de seguridad en las señales en la zona de Villa Lugano. En el 2020, por este mismo problema, dos tranvías chocaron de frente. No hubo víctimas fatales por el excelente desempeño de los conductores, pero podría haber pasado lo peor”. Además, agregó que “las condiciones deben ser seguras tanto para los trabajadores como para los pasajeros, quienes debido a estos inconvenientes ponen en riesgo su vida todos los días. No los escuchan”.

Enrique Rositto, secretario de prensa de AGTSyP, desarrolló: “En diciembre del 2020, mientras había un tren saliendo de la estación Centro Cívico, por la vía única de ingreso y egreso, otro tren apareció de frente y los dos colisionaron. Este accidente dejó siete heridos, entre ellos los conductores”. También agregó que “esto se debió a que no había una persona idónea o un sistema automatizado de cambio de vía que asegurara la vida de los trabajadores y pasajeros”.

 

Rositto aseguró que “la medida que se llevó a cabo fue la respuesta a la actitud intransigente de la empresa Emova al no cumplir lo prometido en septiembre del 2021”. También añadió que, en la actualidad, “la responsabilidad del cambio de vías recae en los conductores. Esto no está especificado en el convenio de trabajo. Además, en otro sistema ferroviario no sucede, de eso se encarga un señalista. El conductor desde arriba del tranvía no tiene una visión clara para saber si está bien cambiada o no. No queremos otro diciembre del 2020”.

Luego de la medida de fuerza realizada por la tarde, los trabajadores del Premetro votaron en una asamblea que hoy de 17 a 19 se llevará a cabo una medida similar a la del lunes, interrumpiendo nuevamente el servicio del Premetro. Según Rositto, “en el caso de que sigamos sin ser escuchados, se va a discutir otra medida que afecte a otras líneas”. Marcelo Villavicencio, delegado gremial agregó que sumarán a las medidas de fuerza un paro de la línea E del subte en la apertura del miércoles.

«El fútbol me ayudó a vivir con dignidad después de la guerra»

«El fútbol me ayudó a vivir con dignidad después de la guerra»

Dos exfutbolistas que combatieron en Malvinas cuentan cómo atravesaron la experiencia bélica y cómo el deporte los mantuvo a flote una vez terminado el conflicto.

«Cuando teníamos hambre, afloraban las peores miserias humanas», recuerda Julio Vázquez, ex futbolista de Centro Español y combatiente de Malvinas.

 

“El fútbol fue un salvoconducto para retomar la vida después de la guerra”, afirma Luis Escobedo, uno de los soldados que combatieron en Malvinas. El conflicto bélico fue un antes y un después en la vida de miles de jóvenes. Luis vio interrumpida su carrera futbolística, igual que Julio Vázquez, quien, en diálogo con ANCCOM, sostiene: “En la guerra pensás mucho en el fútbol porque es el ancla que tenés para seguir existiendo”.

Uno y otro quedaron marcados por los compañeros perdidos, las bajas temperaturas, los fuertes vientos, las condiciones inhóspitas de las islas y la falta de alimentos, y a 40 años del inicio de las hostilidades, ambos consideran que los sucesivos gobiernos les han dado la espalda a los reclamos de los excombatientes. Por la insuficiente ayuda médica y psicológica para sobrellevar la experiencia, muchos de sus compañeros se suicidaron a causa del estrés postraumático. “Otros no tienen en dónde vivir”, se queja Vázquez. “La clase política desconoce nuestra lucha y nos tratan de meter junto a los militares –asevera Escobedo–. Nosotros sólo fuimos un grupo de jóvenes que defendimos al país”.

 

“El día que me llegó la carta para presentarme me estaba preparando para enfrentar a Central Ballester en la cancha de Ituzaingó”, evoca Vázquez.

En 1982, Vázquez tenía 19 años y disputaba sus primeros partidos en el club Centro Español que militaba en la quinta división, mientras que Escobedo, también de 19, formaba parte del plantel del Club Atlético Los Andes que, por entonces, jugaba en la máxima categoría del fútbol argentino. Los dos fueron convocados por el Ejército en medio de una fecha del campeonato local. “El día que me llegó la carta para presentarme me estaba preparando para enfrentar a Central Ballester en la cancha de Ituzaingó”, evoca Vázquez, sentado en su escritorio y rodeado de imágenes que refieren, precisamente, al futbol y a Malvinas. El sábado previo a viajar a las islas, Escobedo había jugado contra San Lorenzo en el estadio de Independiente: “Al día siguiente leí en el diario que el Ejército llamó a mi compañía. Fui al cuartel para ver la situación y tuve que quedarme. Me fui a las islas sin poder despedirme de mi familia”, relata.

Tanto Escobedo como Vázquez habían hecho “la colimba” y, aunque habían sido dados de baja el año anterior, fueron convocados para combatir. “El servicio militar a algunos les servía y a otros no. En mi caso no me sirvió porque me postergó no sólo la posibilidad de jugar al fútbol por un año sino también la de estudiar”, dice Vázquez. Los primeros días en las islas fueron tranquilos, pese a las temperaturas que no superaban los 4° C. “En poco tiempo pasamos de un clima otoñal a un freezer”, asegura Vázquez, quien hoy, además de ser entrenador, es el presidente de la Cámara de Perfumerías de la Argentina. “Fueron días monótonos. Solamente hacíamos pozos. Creíamos que solo íbamos por unos días y luego volvíamos. Lamentablemente no fue así”, señala Escobedo, quien al regresar continuaría su carrera y se retiraría a los 38 años jugando en Dock Sud.

Uno de los momentos más duros del combate ocurrió el 2 de mayo de 1982, cuando se produjo el hundimiento del crucero General Belgrano que provocó la muerte de 323 soldados argentinos. “Enterarte que muchos murieron ahí fue una de las noticias más tristes. Eso nos transformó de pibes en hombres en un instante”, cuenta Escobedo. Las condiciones de subsistencia también fueron duras. “Las sensaciones de hambre y sed son terribles. Comíamos cualquier cosa con tal de sobrevivir”, recuerda Vázquez. “Cuando teníamos hambre afloraban las miserias humanas, el frío y, sobre todo, el miedo. Hubo momentos en donde sobrevivíamos con una lata de comida”, agrega Escobedo.

Mientras soportaban los continuos bombardeos británicos, el fútbol seguía siendo importante para ellos. “Cuando estaba en combate pensaba muchas veces en volver a jugar a la pelota”, confiesa Vázquez. Escobedo no se olvida de una radio Spika que utilizaba en una trinchera de combate para escuchar los partidos o los programas deportivos. “Buscaba sintonizar Radio Colonia para saber cómo había salido Los Andes o tener alguna información sobre el fútbol”, dice.

« El día después resultó complicado. Teníamos que negar que éramos excombatientes porque no podíamos conseguir trabajo», describe Vázquez.

El final de la guerra les generó sensaciones encontradas. “No sabíamos si estábamos felices o tristes, porque doce compañeros de regimiento ya no estaban más”, remarca Vázquez. “El momento de la rendición fue un alivio y bronca en simultáneo. Bronca porque nos estábamos preparando para combatir y alivio porque estaba nevando, faltaba comida y las primeras líneas ya no estaban”, destaca Escobedo, quien permaneció detenido durante seis días hasta que fue enviado de regreso al país en el rompehielos Almirante Irízar. Disminuidos físicamente y con hambre, ambos estaban dispuestos a seguir peleando por la memoria de sus compañeros caídos.

El retorno a Buenos Aires fue difícil, no solo por los problemas físicos producto del combate, sino también por los daños psicológicos. “El día después resultó complicado. Teníamos que negar que éramos excombatientes porque no podíamos conseguir trabajo –afirma Vázquez–. Desde junio del 82 hasta marzo del 83 no sé nada de mi vida, no recuerdo nada de ese período”. “Cuando regresamos sólo nuestras familias nos recibieron. Los gobiernos no nos ayudaron y muchos nos tuvimos que arreglar como pudimos”, enfatiza Escobedo.

En uno y otro caso, el fútbol tuvo un rol fundamental no sólo como forma de reinserción social, sino también para olvidar, progresivamente, los traumas de la guerra. Escobedo abandonó el deporte por unos meses hasta que fue a ver un partido de Los Andes y le sirvió como estímulo para volver. “Después me presenté en un entrenamiento y dos semanas después volví a jugar en primera”, cuenta Escobedo, quien valora el papel que tuvieron sus compañeros: “En el vestuario existen personalidades, actitudes. El fútbol es grupal. Muchos me protegieron y eso me ayudó a olvidar, a no hablar de Malvinas por un tiempo”. “El fútbol ocupa un espacio importante en mi vida. El deporte me salvó de un estrés postraumático mucho más grave, como tuvieron otros”, afirma Julio Vázquez y concluye: “El fútbol me ayudó a vivir con dignidad después de la guerra”.

Las acreedoras salieron a la calle

Las acreedoras salieron a la calle

Tras dos años de pandemia, el colectivo de mujeres volvió a salir a la calle para exigir igualdad y el cese de la violencia de género. Acorde al contexto político, esta vez se sumaron las consignas contra la deuda externa. «La deuda es con nosotras. Que la paguen los que la fugaron».

Con carteles, banderas, canciones, bailes y la emoción a flor de piel, se reclamó por los 55 femicidios que hubo en lo que va del 2022 y por todas las que ya no están, por la separación de la Iglesia del Estado, porque se terminen de una vez los crímenes de odio, por la aparición con vida de Tehuel, por la absolución de Higui, por frenar las exigencias estéticas, por un Estado presente, por la igualdad de derechos; por que ser mujer no nos cueste la vida.

En familia, con amigas, solas y también agrupadas bajo los nombres de Ni una Menos, Actrices Argentinas, Transfeminismo antirracista, La Poderosa, Las Rojas, Fuba, Doulas, Futbol feminista, Las mariposas, La Cámpora, Migrantes, Frente Popular Darío Santillán, Nuevo Mas, Pan y Rosas, SiTraRePa, La Chilinga, RadFem, entre otros; la cuestión era marchar y poner el cuerpo.

“Si no estamos acá, nunca nadie se va a dar cuenta de lo que nos toca vivir. ¿Cuánto tiempo llevamos aguantando? ¡Hay que moverse! Estamos acostumbradas a bancar la violencia machista hace años, si no nos movemos no va a cambiar nada”, sostuvo Jordana Silva, quien se puso la remera de River y se juntó en la Plaza del Congreso con sus compañeras que militan el fútbol feminista. Específicamente reclaman para que el equipo femenino pueda jugar en el Monumental. Al lado de ellas, también se reunieron las chicas de San Lorenzo y Boca; podrán defender colores distintos adentro de la cancha, pero afuera las une la lucha por la igualdad de derechos.

A las 18, frente a una plaza llena y mientras puertas adentro del recinto se debatía el futuro de la deuda contraída con el FMI, comenzó la lectura del documento colectivo cuya propuesta principal fue que el endeudamiento lo paguen quienes fugaron capitales. A ello se sumó el pedido por la sanción de las leyes de humedales, de Acceso a la Tierra y de Soberanía Alimentaria, una modificación a la legislación que regula los alquileres, que se garantice la aplicación de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo e Interrupción Legal del Embarazo en todo el país y que se haga efectiva la Educación Sexual Integral. Algunas de las firmantes del documento fueron Nora Cortiñas y Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; el Colectivo Ni una Menos; la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; la Asamblea Feminista de la Villa 31 y 31 bis, CABA; la Unión de Trabajadorxs de la Tierra; y el Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS); entre otros.

Para Ailén Tomke, integrante del conjunto Las Rojas, quien se acercó a marchar desde la Zona Oeste del conurbano bonerense, el reclamo más urgente es por el presupuesto para combatir todas las violencias hacia las mujeres y diversidades: “Que no haya refugios, que no haya educación sexual integral en todos los espacios educativos, hace que miles de mujeres estén hoy acá en las calles”. Sobre ella, el pasacalle firmado por La Poderosa sostenía: “Somos parte del PBI invisibilizado”. 

En tanto, Agustina Cabaleiro, también reconocida en Instagram como @onlinemami_, con sus 27 años, es referente del Colectivo de Gordes Activistas. La organización proclama que “sin gordes no hay feminismo”. Y agrega: “El reclamo es por la despatologización de los cuerpos; ser gordas no es estar enfermas”. En cuanto a la movilización general, considera que el llamado más urgente es bajar la tasa de femicidios.

Por su parte, Isabella Del Vechio y Valentina Ruiz, ambas de 15 años, se acercaron a marchar por primera vez. “Estamos acá para reclamar por la abolición de la industria pornográfica”, dice Isabella. “Me metí en el Radfem (feministas radicales) y entendí que todo lo que había aprendido en mi vida estaba mal”, agrega Valentina. Las dos concuerdan en la importancia de asistir a la convocatoria.

Como todos los años, las protagonistas refuerzan su lucha con la exposición de carteles que visibilizan el miedo, la incomodidad y la injusticia que enfrentan día a día. “No es no”, “el Estado es responsable”, “Se va a caer”, “Nos venden, violan, matan y nosotras somos las nazis”, “Me cuidan mis amigas”, “Nadie me preguntó cómo se veía mi agresor”, “Hoy lucho para existir mañana”, “Protesto porque cuando me pasó sentí culpa”, son algunas de las leyendas. El cartel lo sostiene una, pero representa a miles; cuando la vivencia particular se repite en centenares de historias la cuestión abandona el plano individual para convertirse en colectivo.

Razones para marchar hay tantas -o más- como la cantidad de personas que pusieron el cuerpo en la calle. Sin embargo, todas ellas tienen algo en común: defender los derechos y la vida de las mujeres.

Como todos los años, desde aquel 2015, que marcó un antes y un después en la lucha feminista en Argentina, los 8M y en cada marcha convocada por los movimientos de mujeres y disidencias hay un eco que retumba en las paredes del Congreso: “Abajo el patriarcado, se va a caer; arriba el feminismo que va a vencer.”

 

¿Fracasó la Ley de Alquileres?

¿Fracasó la Ley de Alquileres?

Oficialismo y oposición anunciaron que la nueva normativa, que se proponía ampliar derechos de los inquilinos, no funcionó. Unos y otros proponen modificarla. ¿La normativa es mala o falta impulso político para implementarla?

Tras cuatro años de discusión en comisiones y debates parlamentarios, así como también entre los actores involucrados, se sancionó en junio de 2020 la
Ley de Alquileres que tiene como fin regular el mercado de las viviendas. A un año y medio de la sanción, tanto oposición como parte del oficialismo coinciden en su fracaso. Para complementar la afirmación cabría preguntar, ¿para quién?

Lejanas parecen ya las promesas de las y los candidatos en la última campaña electoral. Muchas de ellas, quizás, tendrán lugar nuevamente en la agenda mediática de cara a los próximos comicios. Sin embargo, misteriosamente hay un asunto que desde entonces y hasta ahora, no ha dejado de estar presente en los matutinos nacionales. Se trata de la ¿controvertida? Ley de Alquileres.

María Eugenia Vidal hizo su campaña como candidata a diputada nacional con un fuerte eje en la necesidad de derogar la norma en cuestión. Semanas más tarde, cuando todavía no estaba claro el resultado final de los sufragios, el propio presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, habló sobre el “fracaso” de la Ley 27.551 y de la necesidad de “discutir una nueva Ley de Alquileres que le dé certeza al propietario y garantías y tranquilidad al inquilino para que el sector pueda desarrollar libremente ese emprender noble que tienen a lo largo y a lo ancho del país”.

Desde allí, casi ininterrumpidamente, semana tras semana, se publican artículos sobre el supuesto fracaso de la ley, sobre la necesidad de derogarla o modificarla. Raro planteo para una norma que, tras perder estado parlamentario años antes, finalmente consiguió el consenso necesario y fue sancionada sin ningún voto en contra.

Daniel Lipovetsky, ex diputado nacional de la entonces coalición Cambiemos, y mentor del proyecto de ley, reconoce en ella “programas muy positivos como lo es el alquiler social” al mismo tiempo que en su balance expresó que “claramente (la ley) tiene cosas por corregir”. Para el actual Diputado provincial bonaerense “lo correcto sería hacer una reforma”

En diálogo con ANCCOM, el legislador de Juntos por el Cambio marcó como puntos deficientes de la ley el índice de actualización y el registro de los contratos en la AFIP. Coincide, entonces, con las peticiones de los sectores que manejan el mercado inmobiliario. Otro de los puntos que reclama el sector empresarial es el tiempo del contrato de alquiler, que en la norma tiene un piso de tres años para locación de inmuebles para vivienda y que dichos sectores buscan volver a la modalidad anterior, es decir, de dos años.

El legislador del mismo espacio, Martín Tetaz, presentó al poco tiempo de asumir en su cargo, un proyecto de ley en el que busca modificar los mismos puntos que vienen cuestionando los sectores inmobiliarios. Sin embargo, el proyecto de Tetaz va más allá y propone que los contratos se celebren cada un año y que los ajustes puedan celebrarse de “común acuerdo”, desconociendo de este modo que la desigualdad en las relaciones entre locador y locatario.

La otra mejilla

Quien se encargó de sacar el velo mediático fue Gervasio Muñoz, presidente de la agrupación de Inquilinos Agrupados. Desde ese espacio explicaron a ANCCOM que en el país hay alrededor de nueve millones de personas que viven en viviendas alquiladas y que, si bien la nueva ley no soluciona el problema habitacional de fondo, sí “fija un piso para elevar la discusión sobre la regulación del mercado”.

Muñoz respondió de manera crítica a los dichos de Massa en aquel acto por el Día de la Construcción: “Una ley no fracasa, lo que fracasa es la implementación de una ley que en todos los artículos amplía derechos de los inquilinos”. Y además agregó: “Evaluarlo desde el fracaso de alguna manera es discutir en los términos que intenta el mercado inmobiliario y la oposición, e inclusive parte del gobierno, del massismo, el albertismo y en particular el ministro Ferraresi, porque es mucho más fácil decir que hay fracaso que instrumentar los mecanismos del Estado para que esa ley se cumpla”.

Para el representante de los inquilinos los puntos más fuertes de la ley son tres: “Extender el plazo mínimo a tres años”, “el índice con el que se actualiza el precio del alquiler” que se ajusta al Índice de Precios al Consumidor (IPC) y a la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) de manera anual, y “el otro punto importante es el registro de contratos de alquiler en AFIP”. Justamente los puntos que marcan como falencias los detractores de la ley.

Muñoz apuntó al rol del Estado como eje para conquistar los nuevos derechos. Al respecto señala: “El precio de los alquileres en Argentina no está regulado; está regulada la actualización durante el contrato pero el precio está completamente librado al mercado”. Además señaló que “hay un Estado que en materia de alquiler de vivienda ha dejado todo en manos del mercado, inclusive la información y sin información es imposible tener políticas de Estado, pues esos tres puntos son los más importantes y son justamente los que el mercado necesita del hogar”. Finalmente concluyó: “En materia de vivienda no hay ventanilla del Estado que se encargue de mediar controlar y proteger los derechos de aquellos necesitan un lugar donde vivir”.

Un folletín peronista

Un folletín peronista

La Cuestión del Puerto: un folletín que circula por medios digitales y planea editarse en libro impreso en julio de este año.

Gastón Garriga y Rodolfo Parissi, creadores de La cuestión del puerto.

La Cuestión del Puerto es una novela producida por Los Incorregibles, que se publica en formato folletín en medios digitales y por Telegram, de manera abierta y gratuita. Sitúa al lector en 2040, en un mundo diferente y acostumbrado a vivir con el covid. En el relato, se combinan la ficción y algunos elementos de la realidad y del pasado histórico. En él, Argentina tiene la oportunidad de ser líder regional, aunque primero debe resolver la cuestión del puerto. No es una tarea fácil: el alto al fuego que pactaron unitarios y federales y que  permitió la convivencia por siglos posteriores a la independencia de España terminó por socavarse con la secesión armada de 2023. ¿De qué lado se inclinaría la balanza con este contexto internacional, del de la Ciudad Pantano, o del de Argentina? Los patriotas imaginan un horizonte posible y dan batalla con la ayuda de aquellos inmortales que con la política han cambiado nuestra historia, el Comando Celestial.

«–Acá los compañeros del comando estamos todos de acuerdo en que el momento para resolver la cuestión del puerto es ahora. En algún otro momento nos sentaremos tranquilos a hablar de política, a ajustar detalles, pero andá pensando en eso.»

 

La naturalidad con la que hablan los conductores mortales y los próceres del pasado agrupados en el Comando Celestial procura una sensación de extrañamiento y familiaridad a la vez, que sólo podría rastrearse en el realismo mágico de la herencia literaria latinoamericana. En diálogo con ANCCOM, el autor, Gastón Garriga, expresó: “Si las batallas que damos hoy son remedos de batallas que se dieron hace más de un siglo, conviene apoyarse en los monstruos: Néstor, Perón, Rosas, San Martín. Es difícil que el gorilaje reivindique su historia, que es impresentable. El campo nacional tiene una fortaleza enorme en la historia. Por eso, en la novela, a los muertos los traemos a la vida”.

¿En qué se inspiraron?

Tomamos elementos que están hoy, como las discusiones de hace dos siglos que se vuelven a dar y tiramos de la cuerda para ver cómo seguirá dentro de veinte años. La mayoría de los peronistas pasamos cada coyuntura por esa máquina, que es la unidad de concepción, y llegamos a conclusiones muy similares. El Viejo dejó una doctrina para que nos juntemos y digamos: “Che, ¿qué hacemos con esto?” Nosotros, entonces, nos imaginamos una Ciudad Pantano escindida del resto y, por otro lado, una Argentina a salvo de las toxinas porteñas. Lo que hoy es el PRO son los unitarios del siglo XIX, hay una continuidad. La Constitución del 1994 permitió la autonomía porteña y fue el puntapié para que las fuerzas unitarias gobernaran el país por elecciones democráticas. Por ejemplo, la ciudad no podía tener una fuerza propia, porque eso era parte de los acuerdos posteriores a Cepeda y Pavón; ahora tienen la Policía de la Ciudad… y hasta municipalizaron el puerto, ¡es increíble!

«La ciudad pantano, como habían empezado a llamarla los argentinos, intentó ser un paraíso fiscal, una especie de Bahrein o San Marino. Los grandes jugadores, empezaron a ahorrar en vacunas y a jugar con ellas en los mercados de futuros. Pero cada nueva cepa las dejaba en ridículo y pulverizaba fortunas».

 

 

Es un manifiesto justicialista porque es en la ficción y la narrativa donde se ajustician deudas históricas del justicialismo, como lo son el federalismo, la soberanía alimentaria y la integración regional. Es que la cuestión central es la crítica social. Allá por la derrota electoral de 2015, estaba la pregunta “¿Qué hicimos mal?”. A partir de entonces, Garriga, que es graduado de la Carrera de Comunicación de la UBA y especialista en comunicación política, dio talleres de “campañas moleculares” en unidades básicas y centros culturales de todo el país. Sin embargo, hoy piensa en términos de una proyección de futuro, más que de persuasión: “El arte permea mucho más. Si te lo cuento como una novela entra mejor que si yo te doy las veinte verdades de Perón”, sostiene.

 ¿Porqué ficción?

Porque proporciona las alegrías que no nos da la realidad. La literatura es un espacio de goce. En mi novela el neoliberalismo puede fracasar. A su vez, se abre la posibilidad de que uno modifique el mundo real.

 

«En un mundo resignado al covid, al efecto siempre parcial y provisorio de las vacunas, sólo importaban dos cosas: los alimentos y el conocimiento científico.» 

Rodolfo Parisi, el ilustrador de la novela, aunque ejerce como abogado penal es artista por vocación. “Ser militante tiene que ver con lo que sentís, el compañerismo. Pero el peronismo representa no sólo la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo, es también la lucha, ¡y mirá que hicieron para matarnos! Esto no arrancó con los 30.000 sino mucho antes. El anti peronismo es anterior a Perón”, asegura. Esta mancomunación y confrontación que suscita el peronismo se toma para entretener; por lo que no son pocas las escenas de acción que recuerdan a películas como Apocalypse Now, ni tampoco faltan los remates dignos de una comedia.

 

«Hicieron unas paladas hacia adentro, para alejarse de las piedras y los juncos. El Río de la Plata no se parecía en nada a la pileta que los había recibido amablemente esa mañana. El sudeste los tiraba hacia adentro y los obligaba a gastar mucha energía tratando de conservar el rumbo. Las olas los favorecían, pero los botes eran frágiles y se volvían cada vez más inestables.»

 

La argentinidad impregna de verosimilitud el relato, con escenarios ya conocidos y los personajes caricaturescos inspirados en figuras de la vida pública conocidas (algunos obvios, otros no tanto); pero es la irreverencia propia del lenguaje coloquial la que se abre paso en la narración por medio de los diálogos para brindar la sensación de que “podría haber sido escrito por cualquier peronista”, asevera Garriga.

«La Unión Latinoamericana estaba en condiciones de impulsar el comercio exterior. Pero la exportación importante era otra, abstracta, atada a todos esos bienes transables: el modelo justicialista o, como le pedían siempre sus asesores que simplificara, el amor y la igualdad. Recordó su sueño una vez más. ¿Era posible llevar al mundo el amor y la igualdad, mientras convivían con un grano en el orto? ¿Tenía sentido? No. En eso tenían razón los viejos. Había que encarar el asunto cuanto antes. La cuestión del puerto y los unitarios.»

 

La Cuestión del Puerto es un homenaje a Leopoldo Marechal. Para Garriga: “Él es el gran escritor del peronismo. Habla de lo celeste y lo terrestre. Muchos compañeros llegaron al peronismo leyendo Megafón o la guerra, su novela póstuma publicada en los setenta”.

 El folletín comenzó a producirse en 2020, cuando la Ciudad abrió las escuelas a contramano de las medidas sanitarias de la Nación. Garriga escribía, se lo pasaba a Daniel Roncoroni -curador de la obra- quien pulía y editaba los capítulos, para pasar por último a Parisi, que leía los capítulos y pasaba a dibujos de tinta lo que se imaginara. A veces le salían “a la primera” -expresó Parisi-, y otras las rompía hasta que le convenciera. El ilustrador se reconoce como expresionista: “Cuando pintás, le exacerbás los detalles que hacen a la persona, es como yo la veo, pero no es un retrato como en la escuela, donde te dicen que midas la distancia entre la nariz, el párpado… ¡Bueno, todo eso me importa un carajo! Ilustrar a Kicillof fue dificilísimo: yo iba dibujando las patillas y me preguntaba ¿Qué estoy haciendo? ¿A Sandro? A veces, sucede que uno dice: ¿Y este quién es?”, reflexionó entre risas. 

 Todavía queda la entrega del capítulo 30. ¿Habrá continuación?

R.P.: Sí, habrá continuación. Pero ahora estamos trabajando en el e-book, que saldrá pronto y en el libro impreso que saldrá hacia julio.

 ¿Sobre qué problema escribirían para la segunda temporada?

R.P.: Está bien el consenso pero la realidad está marcada por gente que no morfa. ¿Hasta dónde va a ser el límite de la negociación con la deuda sin el hambre del pueblo? El peronismo es la salvación, pero también tiene que trabajar ahora mismo en que los que están laburando, como los enfermeros, ganen equiparadamente. No puede ser que un juez gane un palo y un pibe 25 lucas por mes.

G.G.:–Hoy hay un nuevo poder permanente de los pobres. Cuanto más disconformes están, más se condiciona, se va abriendo el grifo de conflicto, gobierne quien gobierne. No sé si te diría que es más probable ese futuro que el de la Argentina Justicialista. Para que esa gente vuelva a entrar al sistema, necesitamos 20 años seguidos, no de esto, sino de peronismo de verdad”.

 

Para leer todas las entregas del folletín, se puede ingresar al sitio web.