Por Natasha Gazvoda
Fotografía: Sofia Ruscitti

La Cuestión del Puerto: un folletín que circula por medios digitales y planea editarse en libro impreso en julio de este año.

Gastón Garriga y Rodolfo Parissi, creadores de La cuestión del puerto.

La Cuestión del Puerto es una novela producida por Los Incorregibles, que se publica en formato folletín en medios digitales y por Telegram, de manera abierta y gratuita. Sitúa al lector en 2040, en un mundo diferente y acostumbrado a vivir con el covid. En el relato, se combinan la ficción y algunos elementos de la realidad y del pasado histórico. En él, Argentina tiene la oportunidad de ser líder regional, aunque primero debe resolver la cuestión del puerto. No es una tarea fácil: el alto al fuego que pactaron unitarios y federales y que  permitió la convivencia por siglos posteriores a la independencia de España terminó por socavarse con la secesión armada de 2023. ¿De qué lado se inclinaría la balanza con este contexto internacional, del de la Ciudad Pantano, o del de Argentina? Los patriotas imaginan un horizonte posible y dan batalla con la ayuda de aquellos inmortales que con la política han cambiado nuestra historia, el Comando Celestial.

«–Acá los compañeros del comando estamos todos de acuerdo en que el momento para resolver la cuestión del puerto es ahora. En algún otro momento nos sentaremos tranquilos a hablar de política, a ajustar detalles, pero andá pensando en eso.»

 

La naturalidad con la que hablan los conductores mortales y los próceres del pasado agrupados en el Comando Celestial procura una sensación de extrañamiento y familiaridad a la vez, que sólo podría rastrearse en el realismo mágico de la herencia literaria latinoamericana. En diálogo con ANCCOM, el autor, Gastón Garriga, expresó: “Si las batallas que damos hoy son remedos de batallas que se dieron hace más de un siglo, conviene apoyarse en los monstruos: Néstor, Perón, Rosas, San Martín. Es difícil que el gorilaje reivindique su historia, que es impresentable. El campo nacional tiene una fortaleza enorme en la historia. Por eso, en la novela, a los muertos los traemos a la vida”.

¿En qué se inspiraron?

Tomamos elementos que están hoy, como las discusiones de hace dos siglos que se vuelven a dar y tiramos de la cuerda para ver cómo seguirá dentro de veinte años. La mayoría de los peronistas pasamos cada coyuntura por esa máquina, que es la unidad de concepción, y llegamos a conclusiones muy similares. El Viejo dejó una doctrina para que nos juntemos y digamos: “Che, ¿qué hacemos con esto?” Nosotros, entonces, nos imaginamos una Ciudad Pantano escindida del resto y, por otro lado, una Argentina a salvo de las toxinas porteñas. Lo que hoy es el PRO son los unitarios del siglo XIX, hay una continuidad. La Constitución del 1994 permitió la autonomía porteña y fue el puntapié para que las fuerzas unitarias gobernaran el país por elecciones democráticas. Por ejemplo, la ciudad no podía tener una fuerza propia, porque eso era parte de los acuerdos posteriores a Cepeda y Pavón; ahora tienen la Policía de la Ciudad… y hasta municipalizaron el puerto, ¡es increíble!

«La ciudad pantano, como habían empezado a llamarla los argentinos, intentó ser un paraíso fiscal, una especie de Bahrein o San Marino. Los grandes jugadores, empezaron a ahorrar en vacunas y a jugar con ellas en los mercados de futuros. Pero cada nueva cepa las dejaba en ridículo y pulverizaba fortunas».

 

 

Es un manifiesto justicialista porque es en la ficción y la narrativa donde se ajustician deudas históricas del justicialismo, como lo son el federalismo, la soberanía alimentaria y la integración regional. Es que la cuestión central es la crítica social. Allá por la derrota electoral de 2015, estaba la pregunta “¿Qué hicimos mal?”. A partir de entonces, Garriga, que es graduado de la Carrera de Comunicación de la UBA y especialista en comunicación política, dio talleres de “campañas moleculares” en unidades básicas y centros culturales de todo el país. Sin embargo, hoy piensa en términos de una proyección de futuro, más que de persuasión: “El arte permea mucho más. Si te lo cuento como una novela entra mejor que si yo te doy las veinte verdades de Perón”, sostiene.

 ¿Porqué ficción?

Porque proporciona las alegrías que no nos da la realidad. La literatura es un espacio de goce. En mi novela el neoliberalismo puede fracasar. A su vez, se abre la posibilidad de que uno modifique el mundo real.

 

«En un mundo resignado al covid, al efecto siempre parcial y provisorio de las vacunas, sólo importaban dos cosas: los alimentos y el conocimiento científico.» 

Rodolfo Parisi, el ilustrador de la novela, aunque ejerce como abogado penal es artista por vocación. “Ser militante tiene que ver con lo que sentís, el compañerismo. Pero el peronismo representa no sólo la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo, es también la lucha, ¡y mirá que hicieron para matarnos! Esto no arrancó con los 30.000 sino mucho antes. El anti peronismo es anterior a Perón”, asegura. Esta mancomunación y confrontación que suscita el peronismo se toma para entretener; por lo que no son pocas las escenas de acción que recuerdan a películas como Apocalypse Now, ni tampoco faltan los remates dignos de una comedia.

 

«Hicieron unas paladas hacia adentro, para alejarse de las piedras y los juncos. El Río de la Plata no se parecía en nada a la pileta que los había recibido amablemente esa mañana. El sudeste los tiraba hacia adentro y los obligaba a gastar mucha energía tratando de conservar el rumbo. Las olas los favorecían, pero los botes eran frágiles y se volvían cada vez más inestables.»

 

La argentinidad impregna de verosimilitud el relato, con escenarios ya conocidos y los personajes caricaturescos inspirados en figuras de la vida pública conocidas (algunos obvios, otros no tanto); pero es la irreverencia propia del lenguaje coloquial la que se abre paso en la narración por medio de los diálogos para brindar la sensación de que “podría haber sido escrito por cualquier peronista”, asevera Garriga.

«La Unión Latinoamericana estaba en condiciones de impulsar el comercio exterior. Pero la exportación importante era otra, abstracta, atada a todos esos bienes transables: el modelo justicialista o, como le pedían siempre sus asesores que simplificara, el amor y la igualdad. Recordó su sueño una vez más. ¿Era posible llevar al mundo el amor y la igualdad, mientras convivían con un grano en el orto? ¿Tenía sentido? No. En eso tenían razón los viejos. Había que encarar el asunto cuanto antes. La cuestión del puerto y los unitarios.»

 

La Cuestión del Puerto es un homenaje a Leopoldo Marechal. Para Garriga: “Él es el gran escritor del peronismo. Habla de lo celeste y lo terrestre. Muchos compañeros llegaron al peronismo leyendo Megafón o la guerra, su novela póstuma publicada en los setenta”.

 El folletín comenzó a producirse en 2020, cuando la Ciudad abrió las escuelas a contramano de las medidas sanitarias de la Nación. Garriga escribía, se lo pasaba a Daniel Roncoroni -curador de la obra- quien pulía y editaba los capítulos, para pasar por último a Parisi, que leía los capítulos y pasaba a dibujos de tinta lo que se imaginara. A veces le salían “a la primera” -expresó Parisi-, y otras las rompía hasta que le convenciera. El ilustrador se reconoce como expresionista: “Cuando pintás, le exacerbás los detalles que hacen a la persona, es como yo la veo, pero no es un retrato como en la escuela, donde te dicen que midas la distancia entre la nariz, el párpado… ¡Bueno, todo eso me importa un carajo! Ilustrar a Kicillof fue dificilísimo: yo iba dibujando las patillas y me preguntaba ¿Qué estoy haciendo? ¿A Sandro? A veces, sucede que uno dice: ¿Y este quién es?”, reflexionó entre risas. 

 Todavía queda la entrega del capítulo 30. ¿Habrá continuación?

R.P.: Sí, habrá continuación. Pero ahora estamos trabajando en el e-book, que saldrá pronto y en el libro impreso que saldrá hacia julio.

 ¿Sobre qué problema escribirían para la segunda temporada?

R.P.: Está bien el consenso pero la realidad está marcada por gente que no morfa. ¿Hasta dónde va a ser el límite de la negociación con la deuda sin el hambre del pueblo? El peronismo es la salvación, pero también tiene que trabajar ahora mismo en que los que están laburando, como los enfermeros, ganen equiparadamente. No puede ser que un juez gane un palo y un pibe 25 lucas por mes.

G.G.:–Hoy hay un nuevo poder permanente de los pobres. Cuanto más disconformes están, más se condiciona, se va abriendo el grifo de conflicto, gobierne quien gobierne. No sé si te diría que es más probable ese futuro que el de la Argentina Justicialista. Para que esa gente vuelva a entrar al sistema, necesitamos 20 años seguidos, no de esto, sino de peronismo de verdad”.

 

Para leer todas las entregas del folletín, se puede ingresar al sitio web.