La agenda de discapacidad para el gobierno que viene

La agenda de discapacidad para el gobierno que viene

Distintas organizaciones de la sociedad civil que trabajan con personas con discapacidades explican qué políticas esperan que tome el próximo presidente.

En tiempos electorales, es apropiado preguntarse cómo debería abordar el futuro gobierno de todos los argentinos los derechos y garantías de la población con discapacidad. ¿Qué lugar debe tener dentro de la agenda política? ¿Qué espacio ocupa hoy en día? A menos de una semana de los comicios generales, cabe indagar cómo debería ser abordada esta cuestión por los futuros dirigentes. Nuestro país atraviesa una delicada situación política, económica y social, por lo que los debates suelen estar focalizados en estas cuestiones, pero esto no quita el hecho de que haya otros temas de suma importancia, como los derechos y las oportunidades de las personas con capacidades diferentes.

La Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) lanzó la campaña Síndrome Electoral, una estrategia y acción publicitaria que, bajo el lema “este año, mejor, hagan promesas más fáciles de cumplir”, busca difundir los principales temas a tratar para mejorar la vida de miles de personas e invita a los políticos a adentrarse en una esfera de la sociedad que necesita formar parte de la agenda para así obtener respuestas y la asistencia correspondiente.

Dentro de esta campaña se propone una serie de puntos a tener en cuenta respecto a las políticas que debería seguir la nueva administración a partir del 10 de diciembre de este año. Entre ellas, se destacan la sanción de una nueva ley que se ajuste al modelo social de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, una educación inclusiva de calidad y la creación de una base de datos oficial que refleje con certeza la cantidad de personas con síndrome de Down en nuestro país.

Valeria Follonier, presidenta de ASDRA, cuenta que “las leyes están, pero se cumplen muy poco, hay que exigir que se hagan respetar. Precisamos más compromiso por parte de las instituciones. Por ejemplo, actualmente en nuestro país no existen datos oficiales actualizados sobre la población de personas con síndrome de Down, y sin datos, no hay información para que el Estado sepa de su existencia y garantice sus derechos”. ASDRA también lanzó la campaña Síndrome de Números, que cuenta con difusión en redes sociales, vía pública, un sitio web, gráfica, radio, y un chat de WhatsApp para que las personas con síndrome de Down y sus familiares se sumen desde los diferentes puntos del país y den visibilidad a aquellos que todavía no la tienen, tratando de ocupar el rol de un Estado que parece tener poca presencia en esta esfera de la sociedad.

Uno de los puntos cruciales es el tema de la inclusión social, sobre el que Follonier señala: “La educación inclusiva es fundamental, ya que el 45% de los estudiantes con discapacidad asisten a escuelas de modalidad de educación especial debido a rechazos en las escuelas comunes”. Otros datos a destacar son que el 93% de las personas con síndrome de Down que tuvo alguna formación laboral no accede a un trabajo, que el 48%, que representa a los y las mayores de 12 años, no ingresaron al secundario, y que el 17% de las personas, de entre 3 y 17 años, ni siquiera entraron al sistema educativo.

Todas estas cifras fueron extraídas de los 4.473 registros que realizó ASDRA en 2022, y que conforman la primera base de datos dinámica online del mundo sobre la población con trisomía 21. “También luchamos para la creación de una ley de apoyos personales, que contemple y brinde la asistencia de profesionales para quienes lo precisen en el día a día”, dice.

“Hay que enfocarse en el rumbo que se les da a los recursos destinados a la población con discapacidad, de qué manera se invierte, qué políticas hay o se piensan poner en marcha para ayudar a mejorar la calidad de vida de miles de personas. Eso es lo que no sabemos. Hay falta de iniciativa e información al respecto y ese es el principal reclamo”, agrega.

Por su parte, María Casal, directora ejecutiva de la Fundación Nano para personas no videntes, expresa que “Argentina es un país que en materia de leyes está muy avanzado. En términos jurídicos, las personas con algún tipo de discapacidad están protegidas, sobre todo porque la nación está comprometida con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo, aprobados mediante resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas. El problema es que sin los recursos necesarios para garantizar esos derechos y cubrir las necesidades existentes, es letra muerta”.

Casal señala: “Lamentablemente, el sistema que se encarga de cubrir las necesidades de este sector poblacional se encuentra en crisis. Entre uno de los problemas que agrava la situación se encuentra el congelamiento del nomenclador que cubre la atención de estas personas, lo cual significa que se lo come constantemente la inflación, y el congelamiento es una decisión política. Por eso hay que recalcar que si no hay políticas públicas que respalden, el sistema está desprotegido, y por eso nuestra perspectiva de cara al futuro es negativa, debido a las propuestas de ajuste que se proponen”.

Sobre los derechos de este sector poblacional y cuestiones de inclusión social, Casal cree necesario insistir en que “los derechos no son privilegios, sino que están para igualar el piso de oportunidades. Hay que desestigmatizar la función del sistema. Es muy común escuchar comentarios despectivos sobre las personas con discapacidad que reciben una asistencia por parte del Estado. No cualquiera tiene una pensión por discapacidad. Realmente tenés que estar en una situación muy delicada para que el Estado te brinde este tipo de asistencia”.

Esta visión se refleja en todos los servicios de rehabilitación e inserción social que ofrece la fundación, entre los que se encuentran consultorios oftalmológicos para personas que no tengan acceso a la salud ocular y centros de día para que las personas ciegas o con otras discapacidades visuales encuentren y construyan un espacio propio, en los que de lunes a viernes se desarrollan talleres de informática, educación física de rehabilitación, teatro, cocina, lectura, música y otras actividades.

La Fundación DISCAR, en tanto, es una organización que desde 1991 trabaja por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, en todos los ámbitos de la sociedad, y logra que estas personas desarrollen la plenitud de sus capacidades. Cuenta con talleres y cursos que funcionan como herramientas para dar respuestas a sus deseos y necesidades, un lugar en donde puedan desarrollar mayores grados de autonomía e independencia, que les permitan mejorar su calidad de vida y ejercer una ciudadanía plena. A través del programa EcA (Empleo con Apoyo), que está orientado a la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, la fundación se alía con empresas para ofrecer puestos de trabajo a este sector poblacional.

Demián Lijtman, director ejecutivo de la fundación, enfatiza en que “hay que promover la inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral competitivo. Los cupos estipulados para la contratación por parte del Estado no llegan a cubrirse, y faltan incentivos impositivos para fomentar la inclusión en el ámbito privado. “

Respecto a la situación de la salud y la vivienda para las personas con discapacidad, Lijtman agrega: “Es difícil que cuenten con la asistencia que precisan. Hay una gran dificultad para conseguir profesionales de la salud, debido a que los salarios son muy bajos. También creemos que hay que trabajar en la creación de políticas públicas de viviendas independientes para las personas con discapacidad”.

«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

El actor Marcelo Subiotto habla de Puán, la película argentina nominada a los Premios Goya que muestra la vida universitaria y se resignifica en este contexto electoral.

Marcelo Subiotto es un destacado actor bonaerense de 56 años que lleva protagonizados una amplia gama de papeles, desde su rol como policía corrupto en la serie División Palermo, hasta Bruno en la película Piedra Noche o Gabriel Hertz en la película Animal, donde trabaja junto a Guillermo Francella. Con el estreno de la película Puán, a la vitrina de roles destacados se suma Marcelo Pena, un profesor universitario de Filosofía que busca volver a construir el sentido de su vida. 

Su actuación en Puán muestra su versatilidad como actor. Su semblanza fuera del ámbito cinematográfico se abre, apacible y cercana. Sus palabras son profundas y simples a la vez, como las del profesor que interpreta en la película a la hora de explicar a Rousseau. Sin atinar a complejidades ensayísticas, Marcelo -el actor, no el profesor, aunque con algunos tintes de éste- nos lleva a pensar en el arte y la importancia de contar historias argentinas, identitarias, propias. 

 

 ¿Cómo fue tu experiencia durante la filmación de Puán

 La experiencia fue muy rica. Tuvimos varios ensayos con Benjamín y María antes de llegar al set, con lo cual tuvimos muchas decisiones ya tomadas, y eso permitió estar más organizados para lo que había que resolver en las escena. Uno de los aciertos fue la elección de quiénes serían los extras, los alumnos de Puán eran realmente alumnos de Puán, los alumnos de la escuela de adultos eran alumnos realmente de esa escuela. Esa elección hizo que esas escenas tuvieran el clima ideal para abordarlas con mucha veracidad, porque había una pertenencia tan genuina al entorno que por momentos rozaba las experiencias del documental. 

 

Además, entendemos que no fue una filmación como cualquier otra: como exalumno de Puán, volviste a un set que ya conocías. ¿Cómo fue ese reencuentro? 

Mi experiencia por Puán fue muy efímera, cursé algunas materias, de manera salteada, no como un alumno regular, y lo hice ya de grande. Mi acercamiento tuvo que ver más con una curiosidad hacia la filosofía y a la experiencia universitaria que con la planificación de una carrera. De todos modos, tengo un gran respeto y admiración por la universidad y sus docentes. De hecho, antes de comenzar las escenas en donde le daba clases a los alumnos de Puán, tuve que blanquear que estaba nervioso a causa del respeto que me genera ese lugar, siendo que, en general, no soy de ponerme nervioso a la hora de actuar.

En División Palermo, interpretaste a un polícía corrupto y medio (del todo) garca. En Puán, te tocó un rol diametralmente opuesto. ¿Cómo es la experiencia de actuar dos roles tan distintos?

 Actuar roles diametralmente opuestos es lo mejor que le puede pasar a un actor, por lo menos a mí me encanta. Es la posibilidad de sumergirse en universos muy distintos, gestualidades y formas de pensar diversas, y eso estimula mucho el trabajo de comprensión al que uno se ve obligado enfrentar para poder interpretar el rol requerido. Para mí es muy importante tener una comprensión del personaje que tengo que hacer, poder comprender por qué actúa así, y qué es lo que lo moviliza. De esa manera uno puede correrse del lugar en el que se juzga su actuar, y entrar en un terreno más cómplice con ese personaje. Esos personajes no tienen cosas en común, lo único que encuentro en común es la forma de abordarlos, es decir, comprenderlos cabalmente para poder accionar con la mayor convicción en la línea que les toca. 

 

 Puán fue nominada a un Goya, ¿qué pensás que le hizo obtener ese reconocimiento? Y ¿qué tiene el cine argentino que encanta tanto afuera? 

 Estamos muy felices de haber sido elegidos para representar al país en los Goya. No sé exactamente qué piensa cada persona que vota en la Academia, ni qué es lo que la lleva a reconocer una película para representar un premio. Entiendo que son muchas personas, y que cada una tendrá diferentes motivos para votar una película. Luego habrá puntos en común que los lleva a la elección de una entre varias. Creo que Puán es una película con muchos aciertos, el abordaje de la comedia para llevar al espectador a un universo tan profundo como el de una persona que está atravesando un duelo, el puente entre lo sublime del pensamiento filosófico y la cotidianidad mundana de quien transmite ese saber, la capacidad de conectar un mundo particular con aquello que lo universaliza y toca el corazón de cualquier espectador que la vea. Por otro lado, creo que lo que gusta afuera del cine argentino es la calidad de sus producciones, y también la necesidad genuina de muchos de sus creadores por dejar una película en el mundo, como un testimonio de su época, una necesidad tan atávica como el arte mismo. 

Hablando de cine argentino, ¿qué te genera la amenaza que estuvo circulando, de cara a las elecciones, de cerrar el INCAA? 

Obviamente genera una gran preocupación, pero no sólo por lo que este cierre generaría en la industria, que sería letal, dejando a un montón de gente sin trabajo, sino también por la idea de que alguien pueda pensar que las expresiones artísticas sobran, que no son necesarias. El universo simbólico de las películas, lo que éstas cuentan, cómo lo cuentan, son manifestaciones culturales que hablan de la identidad de un sociedad hacia el mundo. Si nosotros no podemos contarnos a nosotros mismos, si no podemos pensar desde nuestra propia geografía las cuestiones más universales, ¿qué nos queda? ¿Hacer películas “exitosas”, esas que “el público quiere ver”? Y, ¿de dónde sale ese “público”? ¿De una voz unívoca, trabajada a partir del marketing y las técnicas de mercado para el consumo de bienes? ¿Es el éxito lo que legaliza una obra de arte? ¿Un hecho artístico no debería salir de los rincones más incómodos de una sociedad? ¿No debería nombrar o inventar nombres para aquello que la cotidianidad aplasta en su rutina diaria? Creo en el arte como necesidad, y eso no tiene relación con las técnicas del espectáculo de entretenimiento. No tengo nada contra el entretenimiento, de hecho lo consumo, pero desde el momento en que una persona pintó unos animales en una cueva primitiva, algo de lo humano se manifestó en nuestro mundo. Eso, que es esencial, esa búsqueda necesaria, es lo que nos contiene en la cultura, lo que nos permite sumergirnos en esas preguntas existenciales que son vitales y absolutamente necesarias para no ser sólo animales o máquinas de consumo. Son necesarias instituciones, políticas culturales, espacios para el desarrollo de una sociedad rica y humana, que nos dé la posibilidad y las herramientas para ver los peligros de esos automatísmos de consumo que se presentan como única forma de comunicación entre las personas. 

 

 ¿Por qué creés que Puán es una película relevante o importante para la Argentina hoy en día? 

 

Una película expresa una mirada sobre el propio paisaje en la que es creada, eso es inevitable, lo hace a pesar suyo. Lo vemos en el modo en que se visten sus personajes, cómo hablan, cómo se relacionan, como son sus casas, su escuelas, etc. Puán es parte de nuestra realidad argentina, o por lo menos, de un punto de vista sobre ella. La crisis de la educación pública es una problemática que sufrimos desde hace años, y eso, obviamente, aparece en la película. Pero no está puesto el acento ahí, sino que los personajes habitan el ambiente de la educación pública universitaria, y éste habla de por sí. No hay una actitud pedagógica sobre este tema, de contar lo qué pensamos o no, pero sí hay un espejo a partir del cual nos podemos mirar y reflexionar, creo que ese es el objetivo de la película con respecto a ese tema.

Juntos se rapea mejor

Juntos se rapea mejor

La Universidad Arturo Jauretche acompaña a nueve raperos del conurbano bajo la consigna de que pueden potenciarse de manera colectiva.

El rap como estilo musical nació en un mítico 11 de agosto de 1973, cuando se produjo la primera fiesta de hip hop en el Bronx de Nueva York, Estados Unidos. Desde entonces recorrió un largo camino hasta las y los jóvenes de los barrios populares del Gran Buenos Aires, quienes se apropiaron de él para compartir su realidad

Las juventudes puertorriqueñas, italianas, irlandesas que carecían de dinero para ir a un boliche crearon esta cultura contrahegemónica hace exactamente cinco décadas. Luego el productor musical y DJ Afrika Bambaataa le dio cohesión política y así permitió que fuera acogido en un largo proceso de asimilación por una innumerable cantidad de pibas y pibes, muchos de ellos humildes, del conurbano bonaerense.

Para Martín Biaggini, investigador especializado en Educación, Lenguajes y Medios por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la democratización de la tecnología, producida en los últimos diez años -y que le atribuye en parte a políticas como el Programa Conectar Igualdad- permitió a estos jóvenes convertirse en enunciadores y “hacer un poquito de ruido” hablando de sus barrios con otras perspectivas.

Su aproximación a este mundo del rap sucedió 2015, mientras investigaba la literatura bonaerense para la publicación del libro Alto Guiso dedicado a la poesía en La Matanza, y le permitió llegar a la conclusión de que la poesía joven hoy en día tiene su expresión a través de las letras de rap.

El hip hop es un fenómeno caracterizado por los cruces de, al menos, de cuatro elementos fundamentales: el rap entendido como recitar o cantar, los Disc-Jockey, el breakdance como baile y el graffiti. Hay otro pilar sobre el que no hay tanto concepto, pero que muchas veces puede verse en las letras: el conocimiento.

«Más fuertes»

El proyecto de vinculación #HacindoRapJuntos es un proceso territorial de acompañamiento que, desde la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), se hace a nueve raperos y raperas de distintos puntos del conurbano. Desde allí se intenta que comprendan que es por intermedio del funcionamiento colectivo como pueden ser “más fuertes”, trabajando por sobre las divisiones o los enfrentamientos preexistentes. El proyecto les permitió conseguir subsidios estatales e incluso que uno de los integrantes firme contrato con el exproductor de la banda Los Fabulosos Cadillacs. La idea original también se materializó en un libro de antología, bajo el mismo nombre, de las letras de cada artista participante con su respectiva biografía.

La rapera Elena Pensa, cuyo seudónimo es Elena LNA, cuenta que sus inicios estuvieron vinculados a la escritura de poesía, incentivada por cuadernos que le regaló su mamá, pero también se nutrió de otros estilos musicales como la cumbia colombiana, con los que no encajaban sus textos. En eso estaba cuando llegó a su poder un teléfono celular con canciones instrumentales sobre los que empezó a probar sus poemas; y ahí sintió “el flechazo” y se dio cuenta de que siempre había escrito rap. Al tiempo fue impulsada por un grupo de amigos que conoció en González Catán, quienes confiaron en ella para que comenzara a subirse a los escenarios y mostrara su talento cuando tenía apenas 18 años de edad.

Elena, que actualmente se dedica a dar clases de filosofía en colegios secundarios, ya es una exponente del estilo mejor conocido como “rap consciente”, en el que codifica los mensajes para un público predispuesto a focalizar en las letras. Para ella es totalmente cierto que el rap es una expresión narrativa donde “las personas no solo cuentan su historia sino su esencia”

 La artista recuerda una anécdota que la define: una vez escuchó que “uno es hip hop 24 horas por 7 días a la semana” y ahora utiliza la frase para explicar al pensador presocrático Heráclito (famoso por su frase célebre: “Ningún hombre se sumerge dos veces en el mismo río”). Cuando da clases, asegura, que “todos sus alumnos saben que hace rap” y, si bien en ese momento está en el rol de docente, nunca deja de llevar consigo el rap, el cual la atraviesa todo el tiempo y en todas las circunstancias.

 La expansión que se está dando con el rap es algo que a ella le encanta que suceda y siente que puede salvarles la vida a muchos más jóvenes, llevándolos, tarde o temprano, a la búsqueda de alguna forma de conocimiento. Por eso considera valioso, un suceso importante para la cultura del rap como es que empiece a ser reconocida por el ámbito académico-universitario: y al respecto tiene la convicción “que el hecho de que se hagan libros le da un peso de reconocimiento a una transformación donde todos tiramos para adelante”, asegura.

“Lo maravilloso del proyecto haciendo rap juntxs es que, al ser un grupo de personas diversas, hay gente con la cual uno no se lleva bien desde antes, pero esta causa me permite trascender esas diferencias y poner en práctica una comunión entre los artistas integrantes”, concluye.

 

Una cooperativa ambulante

Una cooperativa ambulante

Mientras reclaman que el Estado termine de reconocerlos como trabajadores formales, los artistas callejeros se organizan para democratizar la cultura y obtener fuentes de trabajo.

Pies tímidos, balanceos vacilantes y bailes desinhibidos acompañan el remolino musical que se gesta en el barrio de Recoleta. Danzantes y curiosos, se reúnen en la esquina de Junín y Vicente López a bailar y cantar. Bajo, guitarra, batería y saxofón son la fórmula para que la gente se desate. Frente a los músicos, sobre una pequeña banqueta de lona, hay un sombrero galera. Así transcurre el espectáculo, una tarde de sábado, de El Pelado Del Subte (EPDS), una de las bandas integrantes de TCA Producciones, la cooperativa de los Trabajadores de la Cultura Ambulante.

El origen de TCA Producciones se remonta a 2018, cuando se aprobó la reforma del Código Contravencional impulsada por el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, que plantea que los “ruidos molestos” provenientes de la vía pública constituyen una contravención. Viendo que el trabajo diario de los artistas callejeros se veía comprometido y negado, nació la lucha de la agrupación, cuyos miembros, gracias a la organización colectiva, son hoy reconocidos como parte de la economía popular.

Con la democratización de la cultura como bandera, los integrantes de TCA Producciones comparten la idea de que su trabajo permite el acceso al arte a personas que, sobre todo en tiempos de crisis económica, “no pueden pagar un show privado”, como describe Julián Mouriño, guitarrista y voz del dúo La Tribu Subterránea, parte de la cooperativa. Alan Bonafine, saxofonista de EPDS, agrega: “Quien no tiene, puede igualmente sentarse y escuchar todo el show gratis. Eso es democratizar la cultura”.

La elección de la calle como escenario no se limita a una decisión política. “Los espacios públicos son la ventana para el resto de los eventos privados que hacemos”, explica Julio Arredondo, bajista y voz de EPDS. Con repertorio fijo, ensayos y dedicación profesional, los artistas de la productora preparan a diario los espectáculos que brindan no solo en la calle, sino también públicos y privados. Trabajando a veces doble turno y otros medio, el cuidado de la voz es una de las prioridades de los cantantes que, entre apurados y amargados, son capaces de tornar semblantes grises en sonrisas.

El promedio de trabajo diario oscila las cuatro horas. El doble turno es reservado para los viernes y sábados, “días buenos para laburar porque hay otra onda de la gente”, como dice Rodrigo Pérez Barfly, voz y teclado de La Tribu Subterránea. De realizar jornada completa, no llega a ser de ocho horas porque “la voz para las seis [horas] llega muy rota” y se trata de un instrumento indispensable que de sobreexigirse puede poner en riesgo el resto de la semana laboral.

Ante afonías o enfermedades, se prioriza el reposo hasta la recuperación para no comprometer la salud ni el trabajo. “La voz es sagrada, hay que cuidarla lo más que se pueda –sostiene Pérez Barfly–. Cuando uno la pierde, lamentablemente hay que parar”. Para los dúos o bandas, el espectáculo puede continuar con un cambio de roles, pero en el caso de los solistas, la jornada puede verse limitada a hacer un set instrumental.

Para La Tribu Subterránea, la cifra generada en un “buen día” ronda los 10 mil pesos. Los fines de semana lo complementan con el caché fijo que reciben por eventos en bares y espacios privados. Con la inflación, que se come los ingresos de la galera, el dúo destaca: “Lo que nos sirve mucho y nos salva son los eventos”.

Los integrantes de EPDS reconocen las dificultades debido a la crisis, pero resaltan el trampolín laboral que significa su trabajo en la vía pública: “A través de la calle salieron la mayoría de las contrataciones”, señala Bonafine.

Las posibilidades de eventos que surgen en la vía pública compensan los problemas que se pueden presentar en la calle, donde, denuncia Arredondo, “la Policía y el Estado no nos terminan de reconocer como trabajadores formales”.

A pesar de su incorporación al Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), su formalización como artistas callejeros para un ejercicio pleno de sus derechos laborales aún es incompleto. Pueden inscribirse en el Registro Oficial de Artistas Callejeros de la Ciudad dependiente del Ministerio de Cultura porteño, sin embargo, el permiso final para poder actuar en la vía pública es otorgado por las comunas, lo que puede restringir, de manera arbitraria, su labor.

Habitués del espacio público, los artistas callejeros observan y conviven con las vicisitudes de las veredas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, incluidas las consecuencias de la crisis económica que empuja a las masas fuera del sistema. Y allí trabajan para difundir y compartir cultura, arte y música para todos, todas y todes. “Siempre sucede algo que hace que cada día en la calle sea especial”, concluye Julián Mouriño.

¿Por qué el discurso machista otorga votos?

¿Por qué el discurso machista otorga votos?

Javier Milei abreva gran parte de sus votos en los jóvenes varones con un discurso antifeminista. ¿Es un movimiento de reacción ante la efervescencia de la marea verde?

En los últimos diez años, en nuestro país y en toda Latinoamerica, la ola feminista se constituyó en uno de los movimientos más potentes con más impacto para las sociedades. Cuestiones como la desigualdad de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la legalización del aborto y las protestas ante los femicidios fueron las principales demandas de la agenda feminista. Escuelas, lugares de trabajo, transporte público, la calle, las camas: en todos los espacios hubo un reacomodamiento de hábitos instalados que requirieron nuevos equilibrios.

Teniendo en cuenta las transformaciones y las luchas que produjo el feminismo durante todos estos años, en ¿cómo impactó el avance del movimiento feminista en los votos de un candidato que hace campaña explícita con manifestaciones machistas?

“Esta revolución no solo tiene lugar en las calles y en las pancartas, sino también en las camas”, explica Mariela Singer, licenciada en Ciencias de la Comunicación en la UBA y Directora del Programa de Actualización en Cuerpo, Comunicación, Estética y Política. La licenciada explica cómo frente a un proceso de rupturas sociales se modifican todas las relaciones de la sociedad, incluso las más íntimas y personales. Debido a esto, plantea, es esperable una reacción frente a estas luchas y transformaciones que muchas veces descolocan a quienes se rehúsan a repensar sus actitudes.

“No me parece correcto responsabilizar a los feminismos por los votos de Milei”, aclara Singer y agrega que no se puede señalar a los movimientos sociales por las fracciones conservadoras que puedan surgir. Como ella explica, no hay fórmulas universales sino estrategias específicas en cada contexto histórico social. En este sentido, considera que las luchas políticas valen la pena y es importante llevarlas adelante.

El conservadurismo no es novedad

“El asunto de los candidatos con propuestas ultraderechas y conservadoras no es local sino global y se viene planteando desde hace más de diez años”, aclara la socióloga, feminista, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, María Alicia Gutiérrez. “No tienen problema con el feminismo sino con las políticas de la corporalidad, con derechos relacionados a la decisión, la autonomía y la libertad de los proyectos de vida”.

En este sentido, la investigadora feminista aclara que la novedad está en la utilización de las estrategias de expansión política que hoy están vinculadas a la influencia de las redes sociales. Las plataformas digitales han tenido un lugar de suma importancia en la transmisión de discursos políticos que interpelan directamente las emociones de quienes reciben ese mensaje en sus celulares.

En el partido de la Libertad Avanza, el uso de las redes sociales y principalmente de la plataforma de Tik Tok tuvo una relevancia muy llamativa. Iñaki Gutiérrez, un veinteañero identificado con la ultraderecha es el actual encargado de las redes sociales del partido y quien identificó elementos clave para el discurso de Milei que interpeló a los jóvenes.

Los números dan cuenta de ello: el informe «Juventudes, política y cultura« revela que el 40% de los jóvenes varones considera a Javier Milei como el candidato que mejor puede representar sus intereses, mientras que del lado de las mujeres solo un 12% coincide con ellos.

Para Maria Alicia Gutierrez, “El feminismo pone en cuestionamiento el modelo hegemónico capitalista y heteropatriarcal, y tuvo una expansión global. Eso claramente asustó. Es un movimiento social que plantea una disputa política general, que está repensando la reproducción social de la vida, el eje central de la organización del mundo”.

Queda en claro, entonces, que grandes cambios implican grandes reacciones y esto se refleja en el cuestionamiento de la derecha de los aspectos vitales sobre la organización de la sociedad. La especialista en antropología y co-coordinadora del proyecto CITRA, Gabriela Llamosas, adhiere a esta idea y aclara que “la oleada feminista ha logrado conquistar e institucionalizar demandas y esto involucra una contra movilización sobre estos avances, y gran cantidad de jóvenes especialmente varones se sienten atraídos por discursos que desprecian estas transformaciones”.

Escraches y masculinidades

El feminismo planteó distintas metodologías para producir un cambio rápido en la sociedad. Sobre todo, permitió que voces que antes no tenían un lugar dentro de la sociedad, hoy puedan ser escuchadas y que se generen nuevas formas de gestionar conflictos antes invisibilizados. Sin embargo, el camino no siempre es claro y hubo decisiones que fueron adoptadas, luego cuestionadas y debatidas internamente. Un ejemplo son los escraches.

“Cuando hablamos de feminismos en plural estamos hablando de distintas posturas dentro del feminismo. Los escraches fueron un gran tema en cuanto a las diferentes perspectivas que incorporaron los feminismos y que interfieren muy fuertemente en la relación con los adolescentes varones y el feminismo”, explica Mariela Singer.

Los escraches se multiplicaron en un momento en muchas escuelas, por ejemplo, y terminaron aislando o forzando a cambiar de institución a chicos que tal vez habían cometido un error o estaban dispuestos a reconsiderar su accionar. Por eso, se abrió un debate al interior del feminismo que contemple la complejidad de cada situación. Por ejemplo, un trabajador de Kentucky echó a dos mujeres que se besaron en el local. En protesta, se realizó una manifestación colectiva en la puerta del local repudiando el hecho; el dueño salió a explicar que ya habían echado al trabajador. Frente a esto ,los manifestantes reclamaron que lo vuelvan a incorporar porque no se había entendido lo que plantean los feminismos.

Como explica Singer, “El feminismo no es disociar la cuestión de género, de la cuestión de clase, de la cuestión del trabajo. En el feminismo se integran todas las cuestiones de la vida. Por eso es importante pensar cada caso concreto con sus consecuencias y responsabilidades” y agrega: «Yo estoy de acuerdo en los escraches cuando ya no quedó otra solución. O sea no estoy de acuerdo con los escraches como primera instancia, si antes no hubo un diálogo, sino hubo una posibilidad de transformación. Lo asumo como última medida cuando todo lo demás no funcionó, dependiendo los casos obviamente”.

Juventud y movilización política

Una cuestión que suele escucharse diariamente es que los jóvenes se volvieron “apolíticos”, que nada parece conmoverlos para que se movilicen políticamente y generen espacios sociales donde se incentive el debate y la lucha por sus derechos. Ante este prejuicio, las investigadoras explican el porqué de esta ausencia de formación política.

“En la pandemia los adolescentes sufrieron una falta de espacio de escuela en términos de socialización y contención con sus vínculos adultos referentes como lo son los docentes”, explica Llamosas. Esta ausencia de socialización se relaciona con los modos en los que se relacionan los jóvenes en la actualidad: “En muchos casos no es que los jóvenes no participen en la política, sino que no hay muchas instancias de participación tradicional como lo comunitario y lo barrial, sino que hay una militancia política desde espacios como el ciberactivismo”.

Gutiérrez coincide con esta postura: “La situación particular de Argentina, marcada por la crisis y las dificultades, junto con la influencia de la pandemia en la vida de los jóvenes, produjeron una crisis sumamente profunda que afectó a toda la ciudadanía, especialmente a los jóvenes. Esta crisis está relacionada con problemas en el sistema capitalista y la economía, generando una sensación de incertidumbre sobre el futuro. En este contexto, los jóvenes, si bien no tienen grandes proyectos, tienen la inclinación a rebelarse. Como en la década de los setenta y Milei aparece para romper con todo lo constituido”.

La pandemia, la digitalización y el feminismo han sido fenómenos de alto impacto que transformaron nuestro contexto sociopolítico. En este escenario, el crecimiento de los partidos de ultraderecha no son una novedad ante situaciones de transformación y cambio social. También es importante entender que el feminismo nunca se desmovilizó políticamente y que sigue manifestando sus derechos y reclamos, como fue el pasado 28 de septiembre donde se convocó a participar en las calles para seguir repensando la vida en sociedad.