Perpetua para los tres policías que mataron a Lucas González

Perpetua para los tres policías que mataron a Lucas González

El fallo incluyó entre los agravantes el odio racial, el crimen por placer y el abuso del cargo como miembros de las fuerza de seguridad. Además, seis oficiales recibieron condenas de cuatro a ocho años de prisión, mientras que cinco fueron absueltos. «Nunca más alguien va a ser muerto por vivir en un barrio carenciado», aseguró el abogado Gregorio Dalbón.

El martes 11 de julio comenzó cómo un día frío y triste. La baja temperatura y lloviznas no acompañaban los planes de aquellas personas que se encontraban a las afueras de los tribunales de Comodoro Py para reclamar justicia por Lucas Gonzalez, el joven de 17 años asesinado por oficiales de la Policía de la Ciudad. Abrigados para la ocasión y con el corazón puesto en la causa, familiares, amigos y allegados a la causa se acercaron con banderas, instrumentos musicales, fotos y remeras con frases y fotos de Lucas al Tribunal Federal de la Nación.

Eran las 10 de la mañana y donde sólo habitaba un silencio tenso irrumpió un colectivo lleno de personas. Camisetas de Barracas Central –el club donde Lucas jugaba- y Defensa y Justicia tomaron el espacio con cantos tribuneros. Frases como “Luquitas está presente” y “Lucas no se murió, Lucas vive en Varela” empezaron a sonar y rara vez se detuvieron a lo largo del día. Media hora después de la llegada de los manifestantes a Comodoro Py, los padres de Lucas, Héctor “Peca” González y Cintia Janina López, ingresaron al tribunal sin detenerse ante la multitud. Las rejas que separan al recinto del Poder Judicial de la población se llenaron de carteles con mensajes antirracismo, denuncias de gatillo fácil y contra la violencia institucional, todos nucleados por una consigna más que clara: Justicia para Lucas.

“Que sea el último” reclamaban algunos amigos de Lucas. “Que se haga lo que se tenga que hacer y que sea justo para todos los chicos”, contestaban refiriéndose al caso de su amigo y al de otros jóvenes víctimas de la violencia institucional que se podían ver en algunas banderas. “Hoy la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene mucho que desear en cuanto a las prácticas de las fuerzas. La verdad que tenemos muchas denuncias”, comentaba Horacio Pietragalla al respecto mientras, a sus espaldas, se escuchaban rebufos de enojo contra cualquier declaración no condenatoria contra la policía. El dolor de cada persona que se encontraba en la manifestación se expresaba de manera distinta: algunos lloraban, otros cantaban y algunos sólo acompañaban.

“Mi presencia acá es para darle apoyo a la familia incondicionalmente, más allá si me quiera acá o no. Soy madre y lo entiendo”, le comentó a ANCCOM Dolly Demonty, mamá de Ezequiel Demonty, chico asesinado por la policía en el 2002. “Cómo madres sufrimos… Vos vivís con esto. Cada pibe que van matando es volver al principio y te duele. Te duele pensar en las familias que va destrozando. Yo hablo de perpetua, pero los que estamos condenados a perpetua somos nosotros, los familiares, los que quedamos,” concluye Dolly.

Incapaz de escuchar las defensas de los policías acusados, a las afueras del tribunal junto con la gente que los acompañaba, se encontraba Graciela Coba, abuela de Lucas. “Estuve un ratito y tuve que salir, pero si, hay muchos que se van a defender, obvio, es lo normal. Nosotros lo que queremos es que paguen, porque la verdad que sufrieron demasiado los dos (padres), sus hermanos también. Su hermano más chiquito todos los días llora, todos lloramos” comentó una de las principales testigos del dolor de la familia González. “Me siento acompañada por la gente, se portaron muy bien los chicos de Barracas, de Defensa, gente de todos lados, amigos, mis parientes, todos”, agradece Graciela.

Luego del receso que se prolongó desde las 11:30 hasta las 13 el ambiente expectante se sumió en la tensión esperando la sentencia de los jueces. Hasta ese momento todo lo que la sesión le dio a quienes se encontraban fuera del recinto fueron disculpas tardías y no tan bien recibidas. Cuando se empezaron a leer las condenas eso cambió.

Los policías de la Ciudad Gabriel Alejandro Issasi, Fabián Andrés López, Juan José Nieva recibieron perpetuas por ser coautores de los delitos de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”. Lágrimas surgieron de sus rostros de preocupación. Las condenas de 4 a 8 años de prisión a Roberto Inca, Hector Cuevas, Juan Horacio Romero, Fabián Du Santos, Rodolfo Ozán, Sebastián Baidon por encubrimiento permitieron una expresión de cierto alivio en los rostros de esos condenados. Otros cinco policías resultaron absueltos.

Una vez finalizada la lectura los presentes, abrazados, lloraban.

“Yo intenté pelear por Lucas el día a día, salir adelante y eso es lo que hicimos, con respeto, con mucho respeto y por derecha, como siempre, con la verdad. Acá tenemos la justicia que merecemos y Lucas está descansando en paz”, concluyó Hector Gonzales y le cedió la palabra, junto con un agradecimiento, a Gregorio Dalbón, el abogado del caso. “¡Nunca más! Tu hijo va a ayudar a que nunca más se mire a alguien por el color de la piel. Nunca más por el color de la piel, por el odio racial, por salir de un barrio carenciado. Eso es lo que conseguiste a través de la muerte de tu hijo, lamentablemente. Pero quiero que sepas que nunca más van a mirar ni matar a nadie por el color de la piel, porque ya saben lo que les espera: se van a morir adentro de la cárcel”, exclamó eufórico Dalbón quien caracterizó a este juicio como “el fallo más importante del Estado que mata a través de las pistolas del Estado después de las juntas militares”. “Acá somos hijos de latinos, hijos de inmigrantes, acá hay pueblos originarios, somos criollos, somos una mezcla de todo y somos iguales ante la ley no solamente en un juicio, sino en la vida”, cerró Dalbón su discurso.

“A pesar de mi pancita, vuelvo con un par de kilos menos, sin la mochila pesada que trajimos hasta el día de hoy”, comentó a la prensa “Peca” González, papá de Lucas.

Muerte accidental de 235 pasajeros

Muerte accidental de 235 pasajeros

Solo en 2022 se registraron 1993 accidentes ferroviarios en los que murieron 235 personas y otras 1351 resultaron heridas. Razones de un problema silenciado.

En los últimos años, los accidentes ferroviarios han sido una constante en la Argentina: en 2022 se registraron un total de 1993 solo en las líneas ferroviarias de pasajeros del Área Metropolitana de Buenos Aires, con 235 personas fallecidas y 1.351 heridas. Las líneas más afectadas fueron el Roca, el Sarmiento y el Belgrano Norte. Detrás de estos números se desnuda la falta de inversión en el mantenimiento y mejora de los trenes, un problema que afecta directamente la seguridad de los pasajeros y los trabajadores del sector.

La raíz del problema se remonta a la década de 1990, cuando los ferrocarriles argentinos fueron privatizados. Desde entonces, la falta de inversión por parte de las empresas privadas ha llevado al deterioro progresivo de la infraestructura y los servicios ferroviarios. Además, el sistema de señalización utilizado en gran parte de la red ferroviaria sigue siendo obsoleto, sin actualizaciones desde aquella década, lo que agrava los riesgos de accidentes.

Además de los accidentes, los usuarios han expresado reiteradas quejas sobre el deficiente estado de las formaciones, la falta de limpieza y la preocupante posibilidad de sufrir robos debido a la necesidad de mantener las ventanillas abiertas en ciertos casos. Aunque se han incorporado nuevos trenes en algunos servicios, como el Roca, persiste el uso de vagones Toshiba, en funcionamiento desde 1985, y que habían dejado de circular años atrás.

La línea ferroviaria Belgrano Norte, que conecta Retiro con Villa Rosa, ha experimentado un deterioro significativo en los últimos años. Mientras otros sectores del sistema ferroviario se beneficiaban de mejoras, como la renovación de coches y vías, así como la implementación de sistemas de frenado automático, esta línea ha quedado rezagada y enfrenta serios problemas en términos de accidentes, muertes y problemas operativos. 

Los coches con puertas manuales y abiertas durante todo el trayecto han facilitado situaciones de inseguridad y han contribuido a un alto número de incidentes. En enero de este año, Flavia Cruzado, una joven de 19 años, perdió su pierna derecha luego de ser asaltada en la formación mientras se dirigía a Retiro. El ladrón le arrebató su celular y, al intentar perseguirlo, Flavia cayó debajo del tren y fue arrastrada. Aunque el delincuente sigue prófugo, la joven se encuentra internada en el Sanatorio Los Arcos, donde lograron salvar su pierna izquierda.

Según la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), en el año 2022, un total de 805 pasajeros sufrieron golpes o caídas en esta línea. Estos incidentes, que ocurren con mayor frecuencia entre los pasajeros que viajan en los estribos o de manera precaria, representan el 75.5% de los 1066 casos reportados.

Rubén Darío «Pollo» Sobrero –Secretario General de la Unión Ferroviaria, seccional Oeste-Haedo del ferrocarril Sarmiento y precandidato a gobernador bonaerense por el Frente de Izquierda–, señala que el estado actual de los trenes es preocupante y está directamente relacionado con la frecuencia de los accidentes. Uno de los principales aspectos que destaca es la falta de seguridad en los pasos a nivel, donde se han producido numerosos arrollamientos y colisiones con automóviles. «Es ridículo que a esta altura del siglo XXI todavía existan barreras y pasos a nivel sin la infraestructura adecuada para garantizar la circulación segura de los trenes», afirma el líder sindical.

Ante esta situación, Sobrero enfatiza la necesidad de contar con una gestión ferroviaria liderada por profesionales capacitados y no por funcionarios políticos que cambian cada cuatro años. Además, destaca la importancia de planificar a largo plazo, con una visión estratégica a 10 o 15 años, para lograr un sistema ferroviario seguro y eficiente. «Mientras no se realicen inversiones adecuadas y se planifique a largo plazo, el servicio ferroviario seguirá siendo mediocre», sostiene. 

La tragedia de Once, que el 22 de febrero de 2012 se llevó la vida de 51 personas, fue un parteaguas en la historia ferroviaria argentina. La justicia determinó que hubo error humano pero también un estado deplorable de la formación, y además del conductor fueron condenados dos altos ex funcionarios del área de Transporte. Sin embargo, la línea que más mejoras obtuvo no es la que tiene como cabecera la estación Once sino la Mitre, que conecta CABA con la zona norte. De hecho, acaba de ser terminada la obra de mejoras en el ingreso a Retiro, y en los últimos años varias de sus estaciones fueron mejoradas y algunos pasos a nivel reemplazados por viaductos. A largo plazo, tal como evalúa Sobrero, el soterramiento de todas las líneas asoma como el horizonte deseable.

La epidemia de aburrimiento

La epidemia de aburrimiento

El consumo creciente de contenidos digitales y pantallas conspiran contra los tiempos de ocio y de creatividad. ¿Qué dicen los especialistas?

“Mamá, estoy aburrido” parece una frase en extinción. Si el niño no cuenta con un celular, es posible que algún adulto le preste el suyo para que se entretenga. ¿Cuánto hace que no se escucha a un niño llorando en un colectivo? Un videíto sabrá calmarlo rápidamente y permitir un viaje tranquilo. Pero, ¿cuál es el precio?

La Organización Mundial de Salud recomendó en un informe de 2019 que los niños menores de dos años no fueran expuestos a dispositivos electrónicos; para los niños de entre tres y cuatro años sugería un máximo de una hora frente a pantallas por día. Por su parte, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) difundió un artículo publicado que explicaba: “Una encuesta, realizada en varios países por AVG Internet Security a 2000 madres, reveló que ‘el nacimiento digital’ de los bebés ocurre alrededor de los 6 meses; descubrió que el 81% de los niños menores de dos años tienen algún tipo de perfil o huella digital, con sus imágenes publicadas en línea y una cuarta parte de ellos inicia su huella con la imagen del ultrasonido prenatal subida por sus progenitores”.

Desde la SAP, si bien reconocen el rol de socialización que tienen muchas plataformas, explican que “el uso excesivo de pantallas puede tener importantes efectos colaterales: sedentarismo digital o inactividad física; sobrepeso u obesidad (exposición a comerciales de alimentos no saludables); alteraciones del sueño (por efectos negativos de la luz azul sobre la secreción de melatonina); afectación de la cognición, de la memoria, de la atención, y bajo rendimiento académico en relación con la privación del sueño y la multitarea”.

¿Las pantallas, a las que tanto nos hemos acostumbrado en estos últimos años, están generando problemas de salud pública? ¿Es la pérdida del aburrimiento algo que lamentar?

Pantallas

Para la psicologa Laura Morrison, especialista en niños y adolescentes, las pantallas ya son parte del hábitat natural de los hogares. “La pregunta –señala- es cómo regular este hábito que ya forma parte de la vida de los niños desde el nacimiento”.

Frente a miradas más críticas sobre el abuso de pantallas, Morrison explica que hay muchas actividades que se pueden hacer con tecnología que también permiten el desarrollo cognitivo de los niños tal como ocurre con los juguetes u otros objetos físicos: “Podríamos examinar las diferencias entre ambas, pero no es necesario que sean mutuamente excluyentes. Para un nene va a estar bueno interactuar con juguetes, pero no está mal que utilice pantallas. Depende del tiempo y el uso que le dé, tanto al juguete como a la pantalla, y eso va a depender de qué mamá y papá están ahí para regular eso”. Esta tarea de regulación del tiempo de pantallas es un problema en sí mismo, hasta el punto que hay quienes consideran que la prohibición total es más fácil que la regulación que implica poner límites constantemente y tensan el vínculo filial.

¿Qué se pierde con la disponibilidad permanente de las pantallas? “El problema radica en que la pantalla genera que la persona que está detrás muchas veces sea un receptor pasivo”, explica Morrison. “Esto se provoca al sobreestimular su capacidad para conseguir objetivos y metas, como en el caso de los videojuegos. Pero el problema es que eso va en desmedro de la habilidad física y no permite desarrollar la capacidad de frustración necesaria que requiere un juego de niños presencial. La tolerancia se ve deteriorada. En este sentido, el aburrimiento aparece en los tiempos de incertidumbre, donde se requiere creatividad”.

La especialista en infancias aclara que el problema es la incapacidad de tolerar los tiempos de ocio, algo que limita a la creatividad que surge de la actividad no pautada y el aburrimiento. Y agrega: «Los padres y los adultos deben permitir que los niños tengan tiempo libre para que, en la incertidumbre de no saber qué hacer, en ese vacío, si logran tolerarlo, surja la creatividad y el placer de imaginar, fantasear, dibujar y hacer otras actividades que son fundamentales para el desarrollo de la salud mental, especialmente en los niños. El desarrollo de la fantasía es esencial, ya que permite procesar las emociones necesarias para la vida».

Todas las edades

Para la psicóloga, el uso excesivo de las pantallas, siempre disponibles, no deja aparecer all aburrimiento y son los padres los que deberían permitir que los niños transiten espacio de ocio sin estímulos digitales y desarrollen la creatividad, una función esencial dentro del desarrollo cognitivo.

Pero paradójicamente, según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales (2013/2023), demuestra que el 33% de las personas que consumen productos culturales son individuos de 30 a 49 años. Estos ocupan el mayor porcentaje dentro de toda la encuesta, un rango etario asociado a hijos e hijas pequeños. En estos mismos resultados, se puede observar que las prácticas culturales se manifiestan a partir de una plataforma digital, casi por completo, como lo es el escuchar música, leer libros, informarse y realizar actividades recreativas como los juegos.

Para entender por qué todos nos vemos inmersos en las redes digitales, el documental El dilema de las redes explica cómo todo está detalladamente diseñado para que nos volvamos adictos a las plataformas digitales. En el filme, el exdiseñador de Google, Tristan Harris, explica que las empresas se han dado cuenta que las interacciones digitales generan dopamina, un neurotransmisor vinculado al placer y que se dispara con el reconocimiento social de un like o un comentario. Así los individuos se ven atrapados por la idea de que están sucediendo cosas todo el tiempo y que encima eso los involucra, generando miedo a perderse algo. Así el uso de las pantallas puede volverse adictivo.

El efecto puede resultar, sin embargo, paradójico: “Las sociedades digitalizadas caen en un aburrimiento profundo provocado por la inmersión cotidiana en las redes”, explica Nicolás Mavrakis, autor argentino de Byung-Chul Han y lo político, un libro editado por Prometeo que habla sobre la idea del aburrimiento que considera el filósofo coreano. “Quienes son encapsulados por la fragmentación permanente del tiempo y el deber constante de exhibirse como individuos eficientes y dinámicos en todos los campos posibles de la vida, terminan  ́profundamente aburridos ́ de sí mismos”. El autor considera que es necesario romper con el aburrimiento profundo para poder acceder a las cuestiones básicas que contribuyen a la existencia del ser humano: “Ese es el aburrimiento profundo, el aburrimiento metafísico. El aburrimiento que se opone al aburrimiento profundo es aquel que rompe este esquema y funda la posibilidad de pensar. Quien se aburre comienza a hacerse preguntas. Y esas preguntas intentan, tarde o temprano, responder los motivos por los que nos encontramos en la situación en la que nos encontramos. Sin duda, ser capaces de aburrirnos hasta suspender la inercia del mundo y pensar es un acto revolucionario”.

¿Deberían entonces implementarse medidas regulatorias para apaciguar los efectos de la sobreestimulación digital? “No hay medidas regulatorias aplicables de manera efectiva sobre aquello que causa placer o se hace por necesidad. El narcisismo causa placer, y gracias a la expansión de una cultura que privilegia la represión de las diferencias en nombre de una igualdad funcional al mercado, también se practica por necesidad”, comenta Mavrakis.

La epidemia del aburrimiento parece afectar tanto a niños como a adultos y de distintas maneras en un mundo con pantallas que luchan por nuestra atención. Así se superponen e: la falta de aburrimiento por la facilidad del entretenimiento de las pantallas, el aburrimiento que puede producir esa sobreestimulación y un aburrimiento como puerta a la creatividad.. Dentro de este aburrimiento, podemos distinguir dos variantes. Desde el lado psicológico, la excesiva exposición de los niños a las pantallas digitales obstruye su capacidad de aburrirse por completo, impidiendo así el surgimiento de la creatividad, noción fundamental para nuestro desarrollo cognitivo. Desde el lado filosófico, el aburrimiento estaría más relacionado con el narcisismo que promueven las redes sociales, generando una sensación de aburrimiento hacia uno mismo. En este sentido, el acto de aburrirse y cuestionarse a uno mismo podría ser considerado un acto revolucionario en nuestra sociedad.

A partir de estas reflexiones, surge la pregunta: ¿puede el poder transitar el auténtico aburrimiento salvarnos de la apatía y el constante desinterés que nos sumergen las redes sociales?

Los incendios que no son tapa

Los incendios que no son tapa

Mientras los incendios en el Delta de Paraná ocupaban los titulares de los principales medios, los estragos por el fuego en La Pampa quedaron en el olvido. En las últimas décadas, la sequía y la intromisión humana en el ecosistema generaron un desierto artificial propenso a arder, pero no a ser problematizado. ¿Qué tiene que ver con el fuego el conflicto con Mendoza por el río Atuel?

La regular invasión de humo en la capital porteña abre y reabre hace años en los principales medios de comunicación y redes sociales el debate sobre el control de los incendios. El estado de alerta en torno al cambio climático y sus efectos son discusiones de extensa repercusión e importancia en nuestros días. Sin embargo, existen zonas de la Argentina donde, debido a su escasa población y poco interés económico, el fuego genera menos urgencia. Por ejemplo, en el 2022 hubo 82.000 hectáreas afectadas por el fuego en el Departamento Chalileo, provincia de La Pampa. Ese mismo año en el Delta del Paraná se quemaron unas 110.000 hectáreas: ambos fueron incendios de gran tamaño, pero, mientras los del delta aparecían en todos los medios, sólo los portales locales se encargaron de relevar algo de información sobre el caso pampeano.

La provincia de La Pampa es un claro ejemplo de invisibilización de problemáticas medioambientales a nivel nacional pese a que se posiciona en los primeros puestos del ranking de hectáreas quemadas en nuestro país. La crisis ambiental por las altas temperaturas se suma a la intervención del ser humano; el interés económico supera al cuidado de la vida silvestre y hace que el oeste pampeano sea un desierto artificial propenso a arder. Pero, si esto es sabido, ¿por qué no se hace nada? ¿Hay algo por hacer? La Pampa reconoce la problemática ambiental y, desde su provincialización a mediados del siglo XX, ha reclamado ante la justicia los derechos fluviales de la principal fuente de agua en la zona, el Río Atuel, actualmente a manos de Mendoza.

Contexto histórico

El oeste de la región pampeana, ubicada en una zona semiárida, ha experimentado profundos cambios medioambientales desde mediados de la década del cuarenta. Esto se debe a transformaciones significativas en el entorno debido a la interrupción permanente del río Atuel en el territorio pampeano resultado de dos elementos clave. Por un lado, la explotación intensiva en Mendoza para establecer y fortalecer la región fructífera de San Rafael y General Alvear. Por el otro, la presa Los Nihuiles que desde 1948 desabastece los cauces del río que ingresaba por el noroeste de la provincia de La Pampa. Como consecuencia, la población local se vio obligada a emigrar, lo que ocasionó un progresivo abandono del territorio. Esta situación ha llevado a un reclamo firme por parte de La Pampa, ya constituida como provincia a partir de 1951.

Sin embargo, la fauna y flora silvestre no pudieron mudarse y, bajo la amenaza del fuego y la sequía, permanecen como pueden en territorios cada vez más acotados y hostiles. Por estas razones, y por el avance de la frontera agraria, poblaciones de animales terrestres fueron desplazándose a territorios alejados de lo que fue su hábitat natural. Por su parte, la población de aves disminuyó, lo que representa una pérdida de riqueza natural enorme debido a la importancia internacional del humedal pampeano. 

El conflicto socio-ambiental ha atravesado diferentes etapas que incluyen dos demandas presentadas por La Pampa ante el máximo tribunal de Argentina en 1978 y en 2017. En ambos casos, los fallos han resultado a favor de La Pampa, aunque no generaron cambios en la situación hídrica. Mendoza sostiene que no cuenta con la disponibilidad de agua requerida; sin embargo, en años recientes se ha comenzado a implementar fracking en Malargüe que demanda volúmenes considerables de agua. Esta situación contradice, en cierta medida, la postura adoptada y lleva a pensar que existen otras prioridades por parte de Mendoza.

Hablar de la situación de los incendios y, en especial del Atuel, “excede lo que es meramente hídrico: abarca también lo que es socioambiental”, aclara en conversación con ANCCOM la geógrafa María Laura Langhoff. “En Mendoza hay intereses muy fuertes de acaparar el agua para otros usos y negársela a los mismos productores-regantes. Se está impulsando desde el sector de la minería y el sector hidrocarburífero proyectos como el de Cerro Amarillo, en la cuenca alta del Atuel, para extraer metales como cobre y oro” cuenta Langhoff. De esta manera, las respuestas evasivas del gobierno mendocino se entrelazan de forma sospechosa con intereses privados. 

En palabras de Langhoff, a nivel discursivo, el Atuel se convirtió en “el río que tapó el tema del agua”, ya que, según la especialista, “el reclamo no puede ser el mismo de hace 50, 60 o 70 años porque son otros actores los que intervienen, es algo más complejo”. La centralización de la demanda por los derechos del Atuel por parte de La Pampa condicionó la discusión por el correcto uso del agua ya que éste no es el único caso de interrupciones humanas de ríos en la zona.

Proyectos mineros en la zona de Malargue, Mendoza.  

Problemática política y territorial

Mendoza es una de las provincias más importantes en cuanto a influencia política y económica de la zona. El turismo, el vino y los deportes de montaña son los principales atractivos de una provincia cuyo principal ingreso se da por el aprovechamiento de los caudales de agua retenidos y la explotación de sus recursos naturales. Sus casi dos millones de habitantes superan por gran diferencia los 366.022 habitantes de La Pampa, actualmente concentrados en el este de la provincia. 

Los puesteros del oeste y los pequeños pueblos aislados en la árida región no parecieran ser lo suficientemente relevantes o políticamente influyentes como para aparecer en las discusiones cuando se habla de las víctimas del fuego a nivel nacional. “En un año que hubo incendios en casi toda la provincia de La Pampa, allá cerquita del pueblo mío, murió un concejal apagando el incendio; después murieron siete vecinos del campo de mi padre” cuenta Ariel Hugo “Alpataco” Vasquez, poeta oriundo de la comunidad puestera del oeste pampeano.

“La ayuda de los vecinos, de los puesteros, no solamente es necesaria para apagar los incendios sino para lo que viene después: luchar con los animales, con el poquito campo que ha quedado sin quemarse”, resume Vazquez. “Todo aquello que era tan verde, próspero y fértil dejó de ser, pasó a ser lo contrario, se transformó en un desierto. Creo que es el desierto producido por el hombre más grande del mundo, del tamaño de Bélgica”, reflexiona Alpataco. “Ha sido un cambio de ciento ochenta grados para los pobladores, para los puesteros de esos lugares que no solamente están sufriendo la sequía. Para peor que cada 4 o 5 años les largan de golpe el agua sin avisar y le vuelven a quitar los puestos y a matar los animales”. Muchos lugareños ven sus chozas afectadas por las crecidas repentinas, cuando, rara vez, Mendoza abre las compuertas del Atuel y lo deja correr por un período corto de tiempo. “Es como si fuera una provocación que nos hacen. A ciento cincuenta kilómetros al norte está la capital de rafting y nosotros ahí tragando polvo, arena”, concluye “Alpataco”.

Mientras las discusiones políticas siguen, cientos de familias pampeanas continúan abandonando el oeste. Si la falta de respuestas por los gobiernos provinciales y la idea de polos opuestos se sostiene es de estimar que la migración se convierta en una constante. De esta manera, en cuanto a las víctimas del fuego, la tendencia natural es que ya no quedará quién sufra de los incendios y la invisibilización habrá terminado (salvo, por supuesto, si no tomamos en cuenta al ecosistema y el legado cultural de la zona).

El vaciamiento territorial, la invisibilización de la problemática a nivel nacional y discurso combativo del gobierno pampeano ocasionaron un antagonismo que dificulta las posibles soluciones entre sectores provinciales. Los reclamos por el agua y la situación estructural de los incendios siguen hoy día sin respuesta y a no ser que condiciones extraordinarias ayuden, es de estimar que el panorama se mantendrá como a lo largo de estas más de siete décadas.

Memoria infinita

Memoria infinita

Con un enfoque íntimo y personal, Leo Vaca retrató a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas para componer Un abrazo infinito, la muestra fotográfica que se inauguró en el Centro Cultural Haroldo Conti.

“¿Pueden los objetos capturar algo de lo que puede un cuerpo? ¿Pueden ser acunados? ¿Pueden acunar a su vez a las mismas manos que tantas veces los han acariciado, interrogado? ¿Cómo se teje la trama de la existencia en torno a un cuerpo ausente?” Estas preguntas pueden leerse en el texto de presentación que la periodista Marta Dillon escribió para Un abrazo infinito, la muestra fotográfica de Leo Vaca, que retrató a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas, así como objetos preciados que remiten a la memoria.

La muestra, iniciativa de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, está compuesta por unas 120 fotografías y se inauguró el 6 de julio en el Centro Cultural Haroldo Conti. Leo Vaca es fotógrafo, editor y colaborador de revistas nacionales e internacionales como Anfibia, Rolling Stone y Brando. En 2018 ganó el Premio Gabo en la categoría Imagen por el trabajo “Memoria, verdad y justicia para las pibas”, una cobertura del Ni una menos.

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y las madres de Plaza de Mayo Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman presenciaron la inauguración de la muestra.

En diálogo con ANCCOM, el fotógrafo contó el proceso de creación de la muestra: “El inicio del proyecto fue en el contexto de la pandemia y la única forma de retratar a las Madres y a las Abuelas era en sus casas. Encontré en ese esquema de trabajo un hallazgo, porque nos permitió verlas en otro contexto, en un perfil mucho más íntimo, en su cotidianidad. Esos espacios también reflejan sus historias de lucha: esos livings, esas habitaciones están abarrotados de objetos y de memoria”.

 Unas manos que sostienen un portaretrato con una fotografía en blanco y negro, un paquete de cigarrillos, un poema escrito en un cuaderno escolar, un vestido, un álbum con recuerdos. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca sobre el protagonismo que adquieren las cosas en Un abrazo infinito.  

. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca.

 

El evento contó con la presencia de las Madres Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman y del secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti. Un grupo de la Escuela Popular de Música Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora 

interpretó temas como “Zamba para olvidar” y “Déjame que me vaya”.

“Pensamos constantemente cómo explicarles a las generaciones jóvenes lo que significó esa dictadura y cuanto aún perdura del daño que generó- reflexionó Pietragalla Corti- Quiero agradecer al fotógrafo Leo Vaca porque esta muestra contribuye a eso”.

“La memoria nunca va a desaparecer a pesar de que muchos la quieren borrar. No lo van a lograr mientras existan jóvenes como ustedes que tomen la posta de nuestra lucha”, dijo ante el público Taty Almeida.

 

 

La muestra puede visitarse de martes a jueves de 13 a 19 y viernes, sábados y domingos de 13 a 21. Centro Cultural Haroldo Conti, Avenida del Libertador 8151, CABA. Entrada gratuita.