«El nazismo perdió la guerra pero no la batalla ideológica»

«El nazismo perdió la guerra pero no la batalla ideológica»

Virna Molina y Ernesto Ardito presentan «La bruja de Hitler», una película de ficción que cuenta la historia de una familia nazi que huye a la Patagonia.

La película La Bruja de Hitler es una ficción dirigida por los cineastas argentinos Virna Molina y Ernesto Ardito, que se estrena hoy  8 de junio en Cinépolis Recoleta, Cinépolis Avellaneda y Showcase Haedo. El film fue rodado en la Patagonia argentina y cuenta la historia de una familia alemana que se traslada al país para escapar de la condena por adherir al nazismo. Aunque no está basada en hechos reales se vincula con la intolerancia y se desarrolla en un ambiente opresivo y hostil pero con una estética que roza lo fantástico y lo onírico, sin dejar de lado la carga política que la atraviesa de principio a fin.

La película está protagonizado por Lucia Knecht, Victoria Lombardero Có, Ema Eraso Villarino, Ulises D’atri, Eleonora Dafcik, Heinz K. Krattiger, Malena Villarino, Ronaldo Giss e Isadora Ardito, quienes interpretan adolescentes que pasan por la etapa del descubrimiento sexual, del mundo adulto, del amor en un lugar que parece de ensueños, pero donde se revela el odio a lo diferente y a todo lo que se salga de los valores y moral nazi.

La película obtuvo una Mención Especial en la Competencia Oficial Largometrajes Argentinos del 12º Festival Internacional de Cine Político (FICIP), que concluyó el miércoles 31 de mayo.

¿Cuál fue la inspiración para hacer esta película?

VM: Nosotros queríamos hablar del nazismo, una vez más, porque sentíamos de alguna manera que hay algo con respecto a cómo se representó a lo largo de la historia del cine a los nazis, que siempre parece como que en el fondo terminan siendo representados como gente que mereciera cierto respeto. Y la realidad es que las vidas verdaderas de estas personas, sobre todo los que fueron a la Patagonia y después siguieron ocultos ahí y estuvieron por décadas viviendo vidas normales, entre comillas, eran bastante despreciables. Por un lado eso y por otro lado el tema de que desgraciadamente el nazismo perdió la guerra pero no la batalla ideológica. Y parte de ese pensamiento espantoso que llevó a que el exterminio de millones de seres humanos se sigue presente. Perduró, se instaló silenciosamente en la sociedad actual y se reproduce. Se reprodujo durante todo el siglo XX y, actualmente, vuelve a surgir con nuevos movimientos y líderes que proponen las mismas cosas que proponían estos líderes nazis en los años ‘30

 

¿En qué se basaron para la búsqueda de  estos personajes tan particulares?

E.A: Nos basamos mucho en el documental de Carlos Echeverría sobre el único desaparecido en la ciudad de Bariloche, después hizo Pacto de silencio, sobre el paso de Erich Priebke por esa ciudad. A partir de su trabajo documental trabajamos sobre ese cotidiano que contaba Virna. Y nosotros también, al haber estado tanto tiempo yendo allá y conviviendo y viendo materiales, pudimos llegar a un momento de decir: “Bueno, eso lo podemos reflejar en una película”. No queríamos que fuera una película acartonada, distante, o sea, que tuviera ese realismo también en cuanto a la construcción de los personajes más allá de la estética de la película que es como un cuento de hadas.

 

¿Cuál es el mensaje que esperan que llegue a los espectadores?

V.M: Más que un mensaje es poder abrir un debate. Empezar a discutir cosas que parece que no se discuten, hay cuestiones que son absolutamente tabú y a veces el cine sirve para eso. Entonces, desde las sensaciones, los sentimientos, las emociones, las percepciones que una película te deja, podés empezar a reflexionar sobre cuestiones más profundas que están dentro de nuestra cultura, de nuestras formas, de los conceptos que tenemos arraigados como la moral o la ética que debemos sostener. Ese es el punto, que se rompa el silencio sobre la ideología nazi. El hecho de tratar de encapsularla y meterla en un momento histórico y decir que eso quedó ahí es mentira, no quedó ahí.

¿Cómo creen que ha evolucionado el cine documental político en Argentina en los últimos años?

V.M.: Nosotros desde hace 20 años hacemos cine documental político y creo que es el que más toca temáticas que tienen que ver con una cuestión social o política, tanto desaparecidos, como otros temas que han sido tabú durante décadas en nuestra sociedad. En esta película es más difícil romper con las lógicas del relato que la ficción impone. Entonces, nuestra apuesta era tratar de romper un poco ese lenguaje y desde la puesta en escena, desde las actuaciones, desde la estética, jugar con todos esos elementos y a la vez estar contando algo que es atroz y estar contando una película de terror y a la vez una película bella, lo cual inevitablemente cuando estás en la butaca genera una perturbación porque lo que estás viendo parece bello pero a la vez es horroroso.

 

¿Qué aspecto destacarían de la producción?

E.A.: Fue una tarea muy colectiva. Primero, en todo el equipo técnico que trabajó la estética de la película y que pudo acompañar y proponer ideas nuevas de nuestra idea original, es decir, tanto en el vestuario, en la escenografía, en el maquillaje, todo se armó como algo que nos permitiera viajar a ese universo, ingresar a lo que le iba pasando, no solamente la verosimilitud. Y después, el elenco es increíble, de hecho la mayoría de los adolescentes no había trabajado nunca en una película de ficción, era su primera vez, ni hablar de Emma, la más chiquita, que la rompió.

 

¿Cómo fue este proceso de producción teniendo en cuenta que se hizo en la pandemia?

VM: Dificilísimo. Fue como haer dos películas a la vez por exigencia de producción. En principio, nos aislamos en esa casa. La primera película se iba a filmar en el 2020, se suspendió por la pandemia, tuvimos un año que estaban prohibidos los rodajes, así que no salimos a rodar y recién lo hicimos al año siguiente. Se iba a filmar en abril del 2020 y se filmó en abril del 2021. Eso ya condicionó porque mucha gente salía por primera vez del aislamiento de su casa praa filmar la película, lo cual fue psicológicamente muy fuerte. La película era fuerte en sí, las escenas que se desarrollaban también. Por otro lado, estábamos en un lugar muy paradisíaco, en una tremenda casa. La mitad del equipo estaba en una posada que quedaba a unos kilómetros de ahí, la casa era inmensa, tenía varias partes y varios edificios. No fue fácil, pero fue interesantísimo y fue un trabajo colectivo. Pero fue arduo porque había que hacer todo como muy ajustado para que nada salga mal, porque nadie se podía enfermar, porque no se podía romper el aislamiento, que entrara alguien que estuviera enfermo, entonces todos había que hacer los tests y los controles. Fue como una locura, ahora pensado a la distancia,

 

¿Cómo llevan adelante el proceso creativo y la codirección de la película?

 

EA: En principio nosotros generamos el escenario físico, y a la vez generamos después el escenario con los actores incorporados. A partir de ahí, nosotros empezamos a trabajar en la acción y después dentro de la misma acción había cosas que iban surgiendo. No es que filmamos un guion, es un juego de lo que íbamos percibiendo también artísticamente. Y, otra cosa, nosotros siempre trabajamos el realismo de los materiales que hay. Se conocía bien que todos los objetos que habían eran reales, no es que se construyeron réplicas o el vestuario. Hubo un trabajo de preproducción muy grande también buscando todo eso. La codirección se fue dando naturalmente, en este caso no hacíamos cámara ninguno de los dos, así que trabajábamos en conjunto, siempre.

 

¿Cuál ha sido el mayor desafío al momento de dirigir y producir películas político- sociales en Argentina?

VM: Creo que es la primera película donde nosotros hicimos una apuesta estética muy fuerte, en cuanto a justamente esta puesta en escena, porque en nuestra ficción anterior,  que era Sinfonía para Ana, jugamos más en cuanto a la improvisación, pero acá, como eran personajes con los que nosotros no teníamos empatía, nos costó lograr eso tan fuerte. Esa tensión que te transmiten los personajes, nosotros también la vivíamos en el rodaje en común. Yo creo que lo más difícil es reconstruir la época de una manera alucinante, de una manera poética, sobre todo porque tampoco el cine nacional cuenta con grandes presupuestos.

 

¿Cuál sería el consejo que le darían a los cineastas emergentes que quieran hacer películas sobre temas políticos, sociales, ya sea desde la ficción o desde lo documental?

VM: El cine no puede ser ajeno a la realidad de un país. Entonces, de alguna manera, el cine es posible a las realidades que habitamos. A mí me parece que a veces es un poco obsceno hacer películas de presupuestos demenciales, para una realidad donde la gente no tiene para comer. Así como el neorrealismo italiano tuvo su época, aparecen nuevos lenguajes. Yo creo que hoy tenemos todavía la suerte de tener un Instituto de Cine y una comunidad cinematográfica que lo defiende y que lo sostiene y que eso principalmente se sostiene con películas. Entonces, en cada película que cada uno de nosotros hacemos hay que dar lo máximo porque esa es nuestra bandera de lucha más fuerte, las películas en ese sentido.

 

¿Qué expectativas tienen respecto de la repercusión?

EA: Es un espectáculo cinematográfico para ver en salas, particularmente hay algo que le está haciendo mucho mal al cine y son las plataformas, en el sentido del desplazamiento del espectador a la sala. Me parece como que no reemplaza a la otra, pero no podemos perder el espectáculo de sala. Hace poco fuimos a ver la película de Damián  Szifron y verla en sala es otra cosa. Es otra experiencia. Y es como si viéramos, el teatro por televisión. Hay algo que habilita el silencio de la sala, la concentración, la imagen, el sonido, que hace que el cine se termine de completar y que la película funcione. Esta película está pensada como espectáculo cinematográfico. A pesar de tener todo su contenido político y demás, tiene una cosa también muy de espectáculo cinematográfico, por eso invitamos a los espectadores a que vayan a la sala de cine.

 

 

 

 

Liberaron a las mapuches de Villa Mascardi

Liberaron a las mapuches de Villa Mascardi

Las cuatro mujeres habían sido detenidas en el violento desalojo de octubre pasado. Se firmó un acuerdo por el que recuperan su espacio ceremonial y sus viviendas.

Luego de ocho largos meses, Betiana Colhuan Nahuel, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y María Celeste Ardaiz Guenumil obtuvieron, el 5 de junio pasado, su libertad. Habían sido detenidas durante el violento desalojo  de los integrantes de la comunidad índigena Lafken Winkul Mapu en octubre del 2022, en Villa Mascardi. El operativo había terminado con la destrucción de viviendas, la toma de su rewe (espacio ceremonial) y el procesamiento de las cuatro mujeres por la jueza federal María Silvana Dominguez, quien las acusó del delito de usurpación. 

Las lamngen (hermanas) estuvieron encerradas en condiciones de hacinamiento junto a sus nueve hijos e hijas, en una vivienda insalubre, sin cloacas, con una calefacción insuficiente, sanitarios deficientes, instalación eléctrica riesgosa. A este contexto deplorable se le debe sumar el hecho de que una de las mujeres debió dar a luz con custodia policial. Desde el Instagram “Wiñotupe Taiñ Machi ñi Rewe mew”, donde se brinda información sobre las presas políticas mapuche puelche, se dio a conocer la noticia de su libertad y se publicaron fotos de su firma. “Ocho meses de injusta prisión, con montajes, con estigmatización, con todas las violencias que el estado ejerció y demostró que puede ejercer”, dice la descripción que acompaña la imagen. “Sin embargo, aquí estamos, ahora firmando la libertad que se consiguió gracias a la larga historia de nuestro pueblo que una vez más se propuso parlamentar, la lucha y la organización”.

Frente al sexto pedido de excarcelación por parte de los abogados de las mujeres, la resolución por parte del Tribunal Oral Federal de General Roca plantea que “no se podrá recurrir a una prisión cautelar cuando la pena prevista para el delito imputado no sea privativa de la libertad” y les otorga la excarcelación bajo caución juratoria a las cuatro mujeres implicadas con la imposición de ciertas reglas de conducta a cumplir. La abogada Laura Taffetani, defensora y miembro de la Gremial de Abogados y Abogadas, en diálogo con ANCCOM dijo que legalmente no correspondía que estuvieran presas por ser un delito excarcelable y por su condición de Pueblo originario. Se esperó con la intención de negociar “en términos desventajosos para ellas”. 

Esta buena noticia se da días más tarde de la concreción de la Mesa de Diálogo, tan prometida como postergada, que reunió al secretario nacional de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, al presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas Alejandro Marmoni y otros funcionarios del gabinete de Alberto Fernández, junto a representantes indígenas –Orlando Carriqueo, Isabel Huala y Soraya Guitart, entre otros– y veedores de organismos de derechos humanos como Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel. El 1 de junio en la sede de la secretaría de Derechos Humanos en la EXESMA, acordaron lo que ya había sido prometido en febrero en la Casa Rosada y que estuvo a punto de no concretarse. El retorno de la machi (autoridad espiritual) Betiana al rewe, la construcción de tres viviendas que fueron destruidas al momento de la represión, para que ella y su familia vivan allí y puedan ejercer sus tareas espirituales y medicinales con sus asistentes.

Desde el lado mapuche se aceptó la reubicación del resto de la comunidad en tierras que aún no fueron definidas pero que serán cedidas por Parques Nacionales. Pero uno de los puntos más importantes fue el compromiso de firmar un “acuerdo de conciliación” entre las partes, que destrabara el proceso judicial por el cual estaban detenidas las mujeres, objetivo que en la actualidad está logrado y que implica el reconocimiento por primera vez del Estado nacional a la comunidad y a la autoridad de la machi. 

Por otra parte, el Ministerio de Seguridad se comprometió a garantizar la seguridad del rewe que en la actualidad se encuentra vulnerado. Las mujeres mapuches, luego de recorrer su territorio se han encontrado con destrozos, abandono y la ausencia de la armonía que implicaba ese espacio para la comunidad. “Estamos libres pero aun queda camino para que esto termine. No hay reparación para los graves daños que atentaron contra nuestras vidas y de nuestrsx hijxs”, escribieron las lamngen en su último comunicado.

El chat GPT entró a las aulas

El chat GPT entró a las aulas

A partir del acceso simplificado a herramientas de Inteligencia Artificial el sistema educativo enfrenta nuevos desafíos. ¿Es necesario repensar los métodos de enseñanza-aprendizaje?

Chat GPT es la Inteligencia Artificial (IA) que está en boca de todo el mundo.

Se trata de un chatbot creado por la empresa OpenAI, lanzado para el uso público en noviembre de 2022. Esta IA generativa funciona con un sistema de predictibilidad que determina estadísticamente qué palabras agregar a una secuencia para simular un diálogo humano. El desarrollo de este prototipo depende de un riguroso entrenamiento con millones y millones de ejemplos tomados de todo tipo de fuentes de información digitalizada. El resultado es la imitación del lenguaje humano con un grado de verosimilitud sorprendente, que la hace capaz de responder a prácticamente cualquier pregunta que se le haga.

 Educación inteligente

Los alumnos ya están utilizando la herramienta ChatGPT para sus estudios. Muchos jóvenes la aprovechan para diversas prácticas como consultas académicas, explicación de conceptos complejos y hasta recurren a la autoevaluación para poder corregir sus errores.

¿Cómo impacta el recurso de esta herramienta en nuestro sistema educativo?

ANCCOM le preguntó a estudiantes de diversas carreras y universidades si utilizan esta herramienta digital en sus prácticas educativas: “En mi caso, al estudiar una carrera como Derecho, me facilita mucho para buscar marcos jurídicos, y no tener que leer todos los códigos o tratados internacionales que no infieren en lo que necesito saber, simplifica mucho mis búsquedas de conocimiento”, cuenta Florencia Muhafra, estudiante de la UBA. En cambio, la estudiante de Psicología de la Universidad de Belgrano Micaela Wainrib, aclara: “No utilizo el dispositivo ChatGPT para nada. Ojalá pudiera utilizarla, pero no tengo conocimiento sobre la herramienta. No tengo muchas nociones de la inteligencia artificial, solamente sé que la tecnología está cada vez está más potenciada y que necesito no quedarme afuera de ese mundo”.

Al ser la educación una de las áreas afectadas de la sociedad en esta transformación que genera la IA, el rol actual de la tecnología es un tópico frecuente entre educadores. Frente a la llegada de ChatGPT a las aulas, ¿se debe plantear cierto debate de urgencia?

“La educación hace rato que está atravesada por algoritmos de inteligencia artificial, es un hecho que de la misma manera en que en nuestra vida convivimos directa o indirectamente con la inteligencia artificial, así lo hacemos y haremos en la escuela”, explica Julián Dabbah, analista en Computación, egresado de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y docente del Profesorado de Informática de la Universidad Pedagógica Nacional e integrante de la Fundación Sadosky.

Compartiendo la mirada sobre la Inteligencia Artificial y la educación, la especialista Patricia Ferrante, Investigadora y docente en FLACSO y UNIPE y Licenciada en Ciencia Política, adhiere: “Si bien la IA opera entre nosotros hace bastantes años –pensemos, por ejemplo, en Siri o los asistentes virtuales de voz-, la discusión de los últimos tiempos está centrada en los usos de ChatGPT y de los programas de IA abierta para crear imágenes, aunque se hable de la IA como una cosa genérica que nadie sabe bien qué es o a qué refiere”. Y destaca: “Dudar, entonces, me parece una buena forma de empezar a indagar y experimentar con las herramientas que haya al alcance”.

Lo que muchos se cuestionan es si esta herramienta traerá un impacto positivo o negativo en nuestra sociedad, algo que plantea un pensamiento más complejo que dicotómico. “Como suele suceder con las novedades tecnológicas, hay tantas promesas, como miedos”, explica Ferrante. “En este arco tan amplio, algunas escuelas deciden suspender exámenes domiciliarios ´para que no se hagan con Chat GPT´ y otras experimentan en las aulas, en grupo, para pensar qué pasa, qué respuestas se producen a qué preguntas. Esta me parece una forma muy interesante de explorar y entender su impacto”.

Para Dabbah, “preguntarse sobre el impacto positivo o negativo del ChatGPT en las escuelas es un ejercicio casi de lotería. Siempre que aparece un nuevo invento que es sustancialmente distinto de los que estaban antes, trae consecuencias tanto positivas como negativas, no creo que sea algo que se pueda responder tan sencillamente”.

 

¿Todas las respuestas?

Ante un sistema que promete todas las respuestas, es probable que algunos alumnos se pregunten qué sentido tiene seguir estudiando de la manera en la que siempre lo hicieron. En vista de esto, ¿qué nociones son útiles seguir aprendiendo y enseñando en las escuelas? “El aspecto más valioso que me parece que tiene nuestro sistema educativo y la escuela en general es el objetivo de generar inclusión y equidad”, explica Dabbah. “La escuela nos tiene que preparar a todos por igual para hacernos las preguntas que van a ser cada vez más difíciles de responder en el mundo en el que vivimos y en el que vamos a vivir”.

Por su lado, Ferrante se cuestiona acerca del alarmante futuro en las aulas y expone: “La pregunta por lo que sucederá con la autonomía humana y con la creatividad, en un marco creciente de algoritmización y datificación de las sociedades me parece inquietante y necesaria. Y la escuela es un buen lugar para discutir estas cuestiones e imaginar futuros posibles”.

En otros parámetros, una noción que inquieta a los especialistas en el ámbito de la IA es el límite de desarrollo de estas máquinas automatizadas. Comprendiendo que tienen la capacidad para realizar tareas que requieren inteligencia humana como el reconocimiento de patrones, la toma de decisiones y el aprendizaje, entre otras habilidades. “Me parece un tema muy urgente, muy profundo y muy complejo pensar los límites de la inteligencia artificial”, explica Dabbah. “Me parece que hay una enorme responsabilidad que las corporaciones que están generando estos artefactos no están teniendo en cuenta. Tampoco nadie se lo está pidiendo. Y en todo caso me parece que tenemos que preocuparnos para que eso suceda. Es crucial que estas tecnologías se utilicen considerando nuestro contexto”.

El caldo de la violencia

El caldo de la violencia

La puesta teatral «La cocina de Elisa» funciona como una lograda metáfora de la represión de la última dictadura militar.

Nicole y Elisa, los personajes de la obra Cocinando con Elisa -de Lucía Laragione con dirección de Mariana Giovine-, trabajan en una cocina de estancia para monsieur y madame. Las mujeres, interpretadas por Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga construyen un vínculo entre el sadismo y el maltrato: Nicole se burla y reniega del analfabetismo e ignorancia de Elisa mientras ella invade la estancia con su juventud.

A medida que transcurre la obra, el lenguaje típico de una cocina clásica y el giro de comedia que le agrega la directora sirven de analogía con la violencia, las relaciones de poder y los mecanismos de la última dictadura militar argentina.

“Fue una obra que empezó en pandemia”, comenta Giovine y relata cómo fue el proceso de construcción de la pieza. Empezaron los ensayos por zoom, luego en el parque Chacabuco porque “había que poner el cuerpo” y finalmente en la terraza de una de las actrices.

Luciana Procaccini sostiene que “fue una suma de entusiasmos” entre todos los que formaron parte de la obra. “Había una necesidad de seguir actuando, de seguir adelante”.

“Cuando hay un texto bueno, la tarea es más fácil”, dice la directora al respecto del escrito original del año 1993. “Es una metáfora culinaria que tiene muchos puntos que explorar”, describe. Por su parte, Gabriella Villalonga destaca que lo más interesante de la obra es “cómo sigue resonando en la actualidad” y la manera en que, según la época, el texto gana nuevos significados.

La directora supo agregar humor y trabajar la obra desde el grotesco. “Hacía que miremos animaciones”, sostienen las actrices y resaltan los estereotipos que dejan a la luz los personajes: la villana sádica y la débil y sumisa sirvienta. “Nos divertimos mucho juntas. En el escenario es salir a jugar con la otra”, dice Villalonga sobre el vínculo que forma con su compañera.

La obra fluye por distintas localidades de la provincia de Buenos Aires y Rosario. Actualmente, está los domingos a las 20.30, en el CELCIT, barrio porteño de San Telmo.

La identidad y el legado generacional

La identidad y el legado generacional

Ronda Cultural presentó «Diálogos por la Identidad», una serie audiovisual de seis capítulos que abordan el horror de la dictadura por medio de conversaciones intergeneracionales.

¿Que significa identidad? ¿Cuánto importa su noción en un país como Argentina? Diálogos por la identidad es el nuevo proyecto audiovisual de Ronda Cultural, una asociación civil que propone desde el arte, la ciencia y la comunicación la defensa de los derechos humanos y el acceso libre a la cultura. Se trata de una serie audiovisual de seis capítulos con historias centradas en lo que fue la última dictadura cívico-militar. Con el objetivo de interpelar a los más jóvenes, el formato desarrollado es corto, descontracturado y conducido por Bruna Belaunzarán y Daniel Oscar Riobó, que ponen de manifiesto el intercambio entre generaciones. 

La presentación tuvo lugar en el Museo del Libro y de la Lengua. A modo de anticipo proyectaron tres de los seis episodios. El auditorio presenció gente adulta, jóvenes comprometidos y algunos adolescentes en compañía de sus familiares. Con las luces apagadas y la pantalla reluciendo como el cine, cada vez que un episodio terminaba aparecieron los aplausos sentidos. 

Malena Rosemberg, directora de Ronda Cultural, le contó a ANCCOM sobre las motivaciones que dieron origen a la serie: “A través de focus group entrevistamos a distintos jóvenes y también personas de muchas edades, y vimos que hay familias que se sienten ajenas a la temática de derechos humanos. En algunos casos, la política como mala palabra se transmite de generación en generación” .

Entre otros ejes, la serie enfoca su interés en historias relacionadas al fútbol, a los nietos apropiados que pudieron restituir su verdadera identidad y al proyecto elaborado de manera conjunta entre la Biblioteca Nacional y Abuelas de Plaza de Mayo denominado “Historietas por la Identidad”.

Además de la proyección, se realizó un debate con algunos invitados de relevancia como Andrés Centrone (Coordinador de los programas educativos del Espacio Memoria y Derechos Humanos ex Esma), Ana Tauil (responsable del Área de Formación y Archivo de Nietes) y Claudia Victoria Poblete Hlaczik (nieta restituida).

Sus experiencias son distintas pero coinciden en el compromiso de mantener vigente la historia del país mediante el reconocimiento de los derechos humanos. “Este tipo de programas son de un valor increíble para nuestra búsqueda porque traen a las nuevas generaciones vivencias de algo que todavía está pasando. Necesitamos seguir buscando la forma de que la gente que no sabe quién es lo sepa. La apropiación no solo afecta al apropiado sino a toda la sociedad a su alrededor”, sostuvo Poblete Hlaczik.

Uno de los capítulos tematiza la fotografía como elemento vital para la memoria. Ronda Cultural le pidió a los invitados una fotografía actual que para ellos va a quedar en la historia como hecho importante. Las luces volvieron a apagarse y aparecieron en pantalla fotos emocionantes. Coincidieron entre los invitados la relación visual entre el rechazo al fallo de la Corte Suprema por el 2×1 a genocidas y la marcha por la lucha por la sanción de Ley Acceso a la Interrupción del Embarazo. “El pañuelo se resignificó en nuevas conquistas necesarias. Simbolizó la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo y ahora lo es para conquistar los derechos de las mujeres”, añade Poblete Hlaczik.

“Las nuevas generaciones deben apropiarse de las luchas como ellos quieran. Si quieren cantar un trap sobre la memoria, que lo hagan. Tenemos que generar las condiciones para que suceda a su manera”, afirma Centrone.

“Pensar el pasado desde el presente es nuestro objetivo. Las problemáticas actuales en torno a la economía, política, los sentidos que tienen esas palabras tratamos de abordarlas desde lo que nos pasa ahora y aprovechar para recordar situaciones del pasado”, agrega Tauil.

Finalizó la charla y se sortearon libros Historietas por la identidad, un proyecto surgido como herramienta para la memoria, desde un costado popular como lo es la historieta. Uno de los ganadores fue un adolescente que recibió el ejemplar y tal vez esa sea su interpelación con la historia.

La intención de Ronda Cultural es que la serie pueda circular como material para los docentes de espacio de educación formal y no formal. 

“Nos quedan un montón de desafíos. La identidad siempre está en construcción, compete a las instituciones culturales preguntarse por ella. Es una posición política para nosotros”, sostiene Rosemberg. 

Tienen el objetivo de seguir aportando a la noción de identidad en otros formatos. A pesar de la autogestión y lo complicado que resulta conseguir fondos, quieren hacer una serie de podcasts sobre distintas personas que sufrieron las consecuencias de la última dictadura cívico- militar.

La serie ya estrenó su primer capítulo en el canal de Youtube de Ronda Cultural. Van a subir un nuevo episodio cada semana. Ahora solo queda esperar la recepción pero ya tuvieron un adelanto positivo con los aplausos y palabras de aliento de los presentes en el evento. 

«Un mocazo»

«Un mocazo»

Comenzó el juicio por el fusilamiento del adolescente Lucas González, baleado en Barracas por tres integrantes de la Policía de la Ciudad en noviembre de 2021. Otros once miembros de la fuerza son acusados por encubrimiento. En la primera jornada se escucharon los audios de los involucrados dando cuenta de los hechos.

 

Comodoro Py se llenó de camisetas rojas y blancas, de remeras con la frase “Justicia por Lucas”, todas estampadas con la cara de un pibe que asesinó la Policía de la Ciudad: Lucas González. Sus familiares, amigos y compañeros también de Joaquín, Julián y Niven -los otros tres chicos baleados- se concentraron fuera de los tribunales para exigir justicia. Empezaba la primera audiencia por el juicio que busca reparar de alguna manera la injusticia de su asesinato.

Con la representación de Gregorio Dalbón actuaron como querellantes tanto la familia de Lucas, como los tres amigos que iban en el auto con él, ya que ellos también fueron perseguidos, amenazados y torturados por los uniformados porteños. 

Era 17 de noviembre de 2021, cuando Lucas fue asesinado por agentes de la Policía de la Ciudad. Esa noche, ANCCOM estaba junto a la familia, escuchando sus reclamos contra el gatillo fácil. Fue recién al día siguiente cuando los medios más grandes cambiaron sus titulares: de “Barracas: tres detenidos tras una persecución y tiroteo con la policía. El hecho ocurrió en la calle Luzuriaga, cuando policías de la Comisaría C4 porteña interceptaron y persiguieron a delincuentes en medio de un tiroteo” a “Persecución policial y tiroteo en Barracas: la familia del adolescente baleado denunció ‘gatillo fácil’”.

Ayer, afuera, con cuarenta grados de sensación térmica, llegaron desde Florencio Varela, media hora antes de que iniciara la audiencia, dos colectivos llenos de personas que fueron a abrazar y sostener a los pibes y a sus familias. Remeras blancas y rojas del Club de Barracas Central, donde jugaban Lucas y sus amigos, y verdes y blancas de Defensa y Justicia, la institución de lal cual Lucas era hincha, se mezclaban con otras que leían “Justicia por Lucas”. Entre banderas, botellas de agua y ojos llorosos, Comodoro Py se rodeó del fuerte reclamo por justicia. 

Tanto el padre Héctor «Peca» González como los hermanos de Lucas se presentaron al juicio, mientras que la madre no pudo ir porque se encontraba internada con problemas de salud. Previo al inicio de la audiencia, el papá de Lucas dijo: «Lo que hicieron con nuestras vidas estas basuras es imperdonable, nos arruinaron por completo. Vamos a buscar justicia, no venganza». «No queremos una Justicia ejemplificadora», agregó Dalbón, marcando diferencia explícita con el tratamiento del caso de Fernando, llevado adelante por el abogado Burlando.

La familia y los amigos de Lucas reclamaron justicia frente al Palacio de Tribunales en noviembre de 2021.

Dentro de la sala fría, de luces blancas y cortinas marrones, ojos rojos, piernas inquietas y remeras blancas con las letras grandes que decían “Justicia por Lucas”, ocuparon las sillas en el sector del público. Los familiares y amigos de Lucas, acompañaron durante toda la audiencia a los querellantes escuchando las declaraciones de los policías imputados. 

Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero, se sentaron en las sillas negras frente a los abogados, imputados y querellantes. Los jueces que integran el Tribunal Oral Criminal N°25 dieron comienzo al juicio alrededor de las 10 de la mañana. 

En las pantallas grandes de la Sala AMIA se vieron los rostros de los imputados que pasaron uno a uno al estrado para dar sus declaraciones de indagatoria. Ni el padre, ni los tres chicos estuvieron presentes porque, según explicaron los jueces, no se les permitía dado que al momento ellos no habían declarado todavía. Una nube de tensión cubrió toda la sala cuando declararon los primeros policías que persiguieron a los cuatro chicos y fusilaron a Lucas: el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva. Los tres repitieron en orden la misma corta declaración: “Actúe en cumplimiento de mi deber, en legítima defensa y no cometí ningún delito”. Las voces de los familiares y amigos de Lucas se escucharon desde arriba. Susurros de indignación en un lugar donde vociferar no es posible. “¿Defensa propia?”, se escuchó, con asombro y bronca.  

Representados por Fernando Soto, abogado defensor de Luis Chocobar, están acusados de delito de homicidio agravado “por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”. 

Los 11 uniformados restantes, imputados por encubrimiento y torturas hacia Joaquín, Julián y Nieven, variaron en sus declaraciones sobre el día del asesinato. Estos fueron Héctor Claudio Cuevas, Roberto Orlando Inca, Jose Horacio Romero, Fabian Alberto Du Santos, Daniel Alberto Santana, Ramón Jesús Chocobar, Sebastián Jorge Baidón, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos, Daniel Rubén Espinosa y Rodolfo Alejandro Ozán. La mayoría decidió no declarar, por lo cual se hizo un repaso de declaraciones anteriores. Solo declararon Juan “El Perro” Romero y Roberto Orlando Inca, comisario y subcomisario de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4.

“¿Qué pasa Rodo, se mandaron un moco?”, la voz del comisario Du Santos retumbó en los parlantes del auditorio. El contraste entre la formalidad de las declaraciones dejaron consigo una gélida sensación en el auditorio, cuando por pedido del abogado querellante se pasó la conversación entre Du Santos y Ozán, conseguidas del peritaje al teléfono del primero. “Un mocazo”, contesta Ozán, quien procede a pedir que llame al “Perro” Romero para “emprolijar la situación”. La incomodidad no era una característica en los policías que declararon, acostumbrados a rondar por los tribunales, a diferencia de varios de los que se encontraban allí. 

La jornada se extendió por cerca de diez horas dentro de las salas del tribunal de Retiro. Las declaraciones que se esperaban del papá de Lucas y de los tres amigos se pasaron para la próxima audiencia debido a la falta de tiempo. La semana siguiente contarán lo que vieron ese día y cómo se desarrolló lo acontecido. Con tensiones entre los abogados, esta fue la primera de lo que se espera sean once audiencias, repartidas una por semana hasta el mes de julio.  

A la salida de Comodoro Py, sentados en silla, echados en el piso, parados a un costado cubriéndose del sol, los familiares y amigos que fueron a apoyar a la familia de Lucas, a Joaquín, Julián y Niven, no se movieron hasta que finalizó la audiencia. El abrazo de los vecinos de Florencio Varela, de los miembros de Barracas Central y de Defensa y Justicia, de los amigos y compañeros y de los padres, tíos y hermanos de los chicos, no soltó fuerza en ningún momento.