De eso también se habla

De eso también se habla

 La fundación Aikén trabaja sobre cómo acompañar a los niños en situaciones de duelo. A mediados de este año presentó un proyecto de ley para que el Estado acompañe estos procesos.

Uno de los temas tabú que más cuesta conversar en sociedad seguramente es la muerte. Muchas personas intentan no hablar ni pensar en ella. Sin embargo, cuando se muere una persona cercana y llega la hora de hacer el duelo es necesario expresar y poner en palabras el dolor por la pérdida.

Los niños, muchas veces, a temprana edad se enfrentan con esta realidad tan dolorosa y son los adultos los que deben acompañar el dolor sin saber bien cómo hacerlo.

De a poco, en la actualidad el tema de la muerte y el duelo se ha comenzado a hablar. Existen distintos tipos de terapias y acompañamientos de gran ayuda para quienes están atravesando esta situación. La Fundación Aikén, por ejemplo, nació en 2008 de la mano de la psicóloga Aldana Di Costanzo. En la presentación que realiza en la página web de la Fundación, cuenta que siempre se sintió atraída por el tema de la muerte. En un momento, leyendo el libro Sobre el duelo y el dolor de Elisabeth Kubler Ross, descubrió que en otro país existía un grupo que se especializaba en acompañar a niños y adolescentes en duelo. Entonces, pensó qué importante y necesario sería hacerlo en nuestro país.

Gabriela Real quien actualmente es la directora de Fundación Aikén y también es psicóloga, ingresó como voluntaria en el año 2014, coordinando el Área de Investigación. “Previamente había trabajado muchos años con pacientes terminales y eso me conectó mucho con la muerte y el duelo, por eso, al conocer Aikén, quise sumarme”, recuerda.

Aunque su labor en Aikén fue interrumpida por otros trabajos, retomó nuevamente en el año 2020 como asesora en la Comisión Directiva, hasta que en marzo de este año se convirtió en directora. “En la Fundación acompañamos psicológicamente a las familias en duelo. Lo hacemos con dispositivos grupales y también presenciales. En simultáneo, capacitamos a la población en general y a profesionales de la salud, específicamente, para lograr un mayor entendimiento de la muerte y el duelo, brindando herramientas para que, desde el lugar de cada uno, podamos acompañar mejor a quienes están atravesando una pérdida”, explica Real.

Fundación Aikén no solamente trabaja con el acompañamiento psicológico de familias en duelo, sino que además realizan charlas y talleres por todo el país, con la intención de desmitificar a la muerte y a los duelos. El 29 y 30 de septiembre se realizaron las I Jornadas Latinoamericanas de Duelo, destinadas “a toda persona que resulte interesada en la temática”, cuenta Real.

En esta ocasión, la directora de la Fundación explicaba que este año las jornadas fueron presenciales y virtuales para que todos los que quisieran pudieran participar. Tuvieron más de 40 expositores de distintos países que abordaron la temática desde sus propias experiencias y puntos de vista. El fin era y es “difundir, compartir y posicionar el tema”.

La directora de la Fundación explicó que también trabajan con escuelas a requerimiento de ellas, cuando algún alumno atraviesa un duelo o, bien, cuando algún estudiante o miembro del plantel docente fallece. Allí, Aikén se presenta para dar charlas y abrir espacios que permitan tanto a chicos como adultos hablar del tema. “La finalidad es darle lugar a lo sucedido, compartir vivencias en relación a la pérdida, explorar juntos esas emociones, hacer un ritual de despedida y sobre todo, brindar herramientas para tratar el tema en la escuela”, explica Real.

Experiencias de familiares con la Fundación

Fundación Aikén trabaja en el acompañamiento psicológico no solamente a los niños y adolescentes, sino también al resto de la familia. ANCCOM conversó con Leslie, Mariana y Nora, tres pacientes de la Fundación que actualmente continúan en la terapia. Desde sus distintas experiencias, llegaron a este espacio de duelo por el boca a boca de personas conocidas o antiguos pacientes.

Leslie explica lo que significa Aikén para ella y su familia: “En el espacio encontramos pares atravesados por tragedias similares o parecidas, lo que hace de primera instancia, refugio. Mi hija con niños de su edad que han perdido a su mamá o su papá. Y yo entre los adultos, viudos. Sentirse par, sentirse identificado, ser parte. Hay un recorrido del proceso que se hace más fácil si es acompañado por gente querida, pero creo que es mucho más fácil aún de ser acompañado por gente que vivió una experiencia similar y atraviesa su propia tragedia”.

Leslie, además, cuenta sobre las reuniones presenciales y asegura que es un encuentro de dolores, acompañamientos silenciosos, ojos húmedos y sonrisas amorosas de “haber estado ahí”. Además, están los profesionales que son quienes orientan, apuntalan, generan recursos, ayudan a pensar y visibilizan.

El trabajo realizado con la fundación para Leslie es “un enorme bálsamo, reparo, refugio y consuelo”. Su familia opina lo mismo: “Con mi hija, a pesar del cansancio de la vida cotidiana, del dolor emocional que agota toda reserva energética, esperamos cada martes de encuentro”. Transitar el duelo acompañadas de la Fundación es para ellas sentirse avaladas, entendidas, acompañadas y guiadas. Leslie asegura que Aikén es una enorme red de personas que acompaña día a día. Ella también es psicóloga y apoya la iniciativa de la institución de promover un proyecto de ley para las infancias, porque entiende que los psicólogos deben ser mejor formados en esta temática, así como las escuelas y demás entes reguladores de las familias.

Para Mariana, el trabajo con la Fundación es un tratamiento clave de sesiones grupales con otros familiares en duelo y también de terapia individual en donde son acompañados por profesionales de la salud mental. Además, considera que la experiencia es importante para acompañar a los adultos en su dolor y entender que es sano hacerlo frente a los niños: resulta importante naturalizar el duelo en la sociedad para que los chicos también puedan transitar su dolor.

“Con apoyo y dejándose ayudar se puede ‘transformar’ el dolor más grande que jamás pensamos tener en la vida”, asegura Mariana. “La prioridad era querer salir del pozo en el que se encontraba mi hija Sofía, que con tan solo 7 años no quería disfrutar de paseos. No le interesaba aprender a leer, no cuidaba sus pertenencias e higiene personal y hasta decía haber olvidado el nombre de su papá, reprochándoles  a sus hermanos mayores el haber podido compartir más tiempo de vida con él. Y al compartir con sus pares de Fundación Aikén se podía sentir reflejada y comprendida en su sentir, encontrando un horizonte en su corta edad donde entendió que pese a su crecimiento y desarrollo podría convivir con el duelo de una forma ‘amorosa’ y llevando el recuerdo de su papá «Enrique» (El Veco) en todo lo que ella se proponga hacer en la vida”. Mariana también asegura que es necesario un proyecto de atención integral de la salud mental de los niños y adolescentes en duelo. Para que las familias puedan estar contenidas y los profesionales de la salud y la educación sean capacitados correctamente.

En el caso de Nora, llegó a la Fundación a través de un conocido de la familia. Luego de comprobar que la terapia convencional no era lo que su hijo de 8 años necesitaba, decidió acercarse a Aikén. “El trabajo realizado en la Fundación fue lo mejor que nos pudo suceder en nuestro duelo. Mi hijo, que se sentía muy solo en el aula, porque era el único que había perdido a su papá, encontró su espacio para compartir. Fue escuchado, aprendió a escuchar y un sin fin de experiencias positivas para su vida. Por otro lado, para mí fue enormemente valioso el trabajo coordinado con mis pares, la contención  y el afecto que recibí en esa institución. Literalmente como digo siempre ‘Aikén nos salvó’”. Nora agrega: “Pude encontrar un lugar donde con contención y profesionalismo, expresé mis emociones, temores, angustia, y por, sobre todo, siempre estuve acompañada en mi duelo. Para mi hijo fue vital y fundamental su paso por Aikén. Pudo expresar sus emociones, encontrar respuestas, realizar experiencias con sus pares, que creo, le servirán para toda su vida”.

Proyecto de ley 

En la Fundación Aikén consideran fundamental la existencia de una ley que pueda abarcar el duelo en las infancias. En ese sentido, Aldana Di Costanzo trabajó en conjunto con el diputado Daniel Arroyo para formular un proyecto de ley que dé luz al duelo de las infancias generando herramientas de formación para docentes y personal de la salud.

“El proyecto propone como autoridad de aplicación al Ministerio de Educación de la Nación en articulación asociada con Desarrollo Social y Salud. Tiene varias acciones prioritarias, algunas de ellas: diseño de protocolos para escuelas en casos de duelo, capacitación para docentes, fortalecimiento y formación para equipos de orientación escolar y gabinetes, entre otras”, explica Gabriela Real. Este proyecto fue presentado el 12 de junio de 2023, y se encuentra en comisiones para ser evaluado.

El trabajo de esta Fundación nacida de una necesidad social que supo ver Aldana Di Costanzo, es sin dudas fundamental. Transitar un duelo es uno de los momentos más difíciles para cualquier persona. Pero es aún más difícil para un niño o un adolescente. Por ese motivo es importante que existan este tipo de espacios en donde encontrarse para duelar y sanar sin miedo a dejarse sentir, como bien expresaron sus pacientes. Fundación Aikén tiene siempre sus puertas y brazos abiertos para todas esas familias que están atravesando una gran pérdida.

«Que cada lector se sienta valorado»

«Que cada lector se sienta valorado»

La escritora Paula Bombara habla de su trayectoria, del valor formador de la literatura en las infancias, de su aporte a las Abuelas de Plaza de Mayo y a la construcción de memoria en un país que se encuentra conmemorando los 40 años de democracia. Mañana se presenta junto a Abuelas y el Ministerio de Educación de la Nación en la Feria del Libro Infantil y Juvenil.

Paula Bombara es una escritora y comunicadora científica que trabaja con las juventudes, realizando charlas con docentes y estudiantes. Su trayectoria la llevó a recorrer diversos campos de la literatura y las ciencias, así como también a participar en proyectos vinculados a la defensa de los derechos humanos, especialmente junto a Abuelas de Plaza de Mayo. En entrevista con ANCCOM, recorre parte de su trabajo y reflexiona acerca de la importancia del acercamiento con las niñeces y las juventudes a la literatura. Este jueves estará en el Centro Cultural Kirchner, presentando la colección “La Abuelas nos cuentan” en la 31° Feria del Libro Infantil y Juvenil.

¿Cómo definirías quién es Paula Bombara en pocas palabras?

Soy una mujer curiosa, que me gusta estudiar. Soy escritora, me encanta escribir y me encanta escribir de todo y leer de todo. Por eso me dedico tanto a la literatura como a la comunicación de las ciencias. Y leo tanto una como la otra, y cada vez que puedo mezclarlas o ponerlas en cuestión o compartir las inquietudes que me generan estos puentes entre artes y ciencias, lo hago.

¿Cómo elegiste estudiar la carrera de bioquímica?

Estudié bioquímica porque un profe de literatura de quinto año de la secundaria me dio un buen consejo: “Si querés ser escritora usá tus años universitarios para estudiar algo que no tenga que ver con la literatura y seguí leyendo y escribiendo literatura”. Su argumento fue que, ampliando mi abanico de intereses, también iba a prepararme para ser escritora. Y bueno, yo ahí me puse a pensar qué otra cosa me gustaba y siempre me gustaron las ciencias. Sobre todo las ciencias que tienen algo que ver con la naturaleza. Me gustaban muchísimas cosas, siempre fui muy curiosa. Y yo en la ciencia lo que encontré fue un modo de mirar que complementó muy bien el modo de mirar artístico que yo ya traía por mi crianza. La mirada científica del mundo, además de muy atractiva, te ofrece muchas explicaciones que concluyen en este paradigma social en el que vivimos. Tener una mirada científica del mundo te explica mucho, encontrás respuestas a mucho de las preguntas que te hacés respecto a cómo vivimos.

Paula Bombara cuenta que la comunicación de las ciencias es un desafío porque existe mucho rechazo. Esto se debe a estereotipos de tiempos pasados que siguen vigentes. Como por ejemplo la idea de que los científicos viven apartados de la sociedad. Pero que se va modificando gracias a la tarea que hacen quienes se dedican a la comunicación de las ciencias.

“Este modo de decir a medio camino entre los artículos académicos y la literatura, cuenta. Lo seguimos explorando –subraya- porque todavía está muy inestable. Yo me recibí de bioquímica pero mi doctorado lo estoy haciendo en lingüística. Estoy en un grupo de investigación en donde estamos explorando los modos de decir de la comunicación y la ciencia. Cómo lograr que los mediadores entre la comunidad científica y las infancias (muchas veces encantadas con la ciencia), empiecen a mirar esta situación más amable, con más amor y más creatividad.”

Sos bioquímica y divulgadora científica. Pero además escribiste historias para niños. ¿Por qué decidiste dedicarte a la escritura?

La literatura infantil es más una categoría que un género. Porque dentro de la literatura infantil tenés narrativa, poesía, dramaturgia y demás. Es una categoría que no está muy valorada y eso es porque está así pensada desde el mundo adulto, que la deja atrás y olvida lo importante que fue para su formación lectora. A mí me atrae mucho dirigirme a las infancias y juventudes justamente porque en mi formación lectora, esas escritoras fueron fundamentales, las que me abrieron la puerta al placer de leer. Al desafío de leer, porque muchas veces leés textos que te hacen llorar o enojar. Aún así yo creo que hay un goce en esas lecturas. Además de estar presente en esos momentos de formación lectora, me encanta reunirme con los chicos y las chicas. Disfruto del diálogo, de lo que ellos y ellas también me cuentan. Me gusta porque creo que las mejores ideas del futuro están hoy en las cabezas de las juventudes y de las infancias. Ahora que cumplimos cuarenta años de democracia, lo que yo les digo es que la democracia y el futuro están en ellos. Nosotros, la población adulta, acompañaremos. Pero afianzar y perfeccionar la democracia está en la juventud. Y me gusta estar ahí. Siempre que escribo primero llevo mis escritos a editoriales para jóvenes porque me interesa la mirada que me ofrecen. Las devoluciones son más honestas.

La escritora explica además que los comunicadores científicos están intentando dejar atrás el término “divulgación científica”. Porque entienden que esa modelo proviene de un lugar superior de la ciencia. Es por ello que Paula Bombara y sus colegas deciden hablar de comunicación. Porque además lo importante es lo que sucede en una conversación, es un ida y vuelta.

“Yo me paro a la par –describe-. La divulgación es una palabra heredada de una cultura en donde se pensaba que los científicos estaban por encima de la sociedad. Ahora los trabajadores de la ciencia se consideran parte de la sociedad común y no se las saben todas”.

En tu libro El mar y la serpiente, contás una historia desde la perspectiva de una niña. ¿Por qué decidiste contar esa historia desde ese lugar? ¿Ese fue el inicio de tu recorrido en la literatura infanto-juvenil?

Este libro se publicó en 2005 y yo empecé a escribir en 1998. Me llevó mucho tiempo escribirlo. Lo que yo quería era contactar con personas nacidas en democracia. Y pensé que para eso hacía falta irse al momento de la vida en donde hubiéramos vivido lo mismo. Empecé a pensar y me fui yendo cada vez más atrás. Porque la escuela en dictadura fue muy diferente a la escuela en democracia. La vida fuera de la casa era muy diferente. Entonces iba cada vez más atrás. Llegué hasta los dos años, al momento de empezar a hablar. Para contactar y que alguien que nació en democracia sienta algo parecido. Las dificultades para hablar, para poder decirle a tu mamá o tu papá lo que sentís. Hasta esa edad me tuve que ir. Cuando me di cuenta de eso, tuve que empezar a escribir de nuevo. Desde ese lugar tuve que estudiar bastante sobre adquisición de la lengua, tiempos de respuesta, cuándo comenzás a caminar. Yo iba a una plaza y me ponía a observar niños y niñas. Me ponía a mirar el arenero. Y fui escribiendo desde ahí, pensando que si de algún modo en la literatura nos reuníamos en ese momento, después, cuando el personaje creciera, el lector iba a seguir conectado con mi historia. Y es algo que les gusta mucho a los chicos, entienden esa primera parte y se sienten muy identificados. Aparece como una indignación en lo que le va pasando. Ahí las docentes toman el libro para empezar a hablar de todo eso que después desarrollan. Cuando lo empecé a escribir no existía el feriado del 24 de marzo. Era un poco un deseo que hubiera un día para conmemorar a los seres queridos desaparecidos y a la búsqueda de justicia. Después se dio y poquito a poco la novela comenzó a ser difundida por el boca a boca de las maestras. Yo siempre pensé que iba a ser más leída por adolescentes, pero hoy lo hacen mayoritariamente los nenes y nenas de 11 o 12 años, en el final de su primaria. Es impactante porque las preguntas que me hacen, quizás me las hacen en un profesorado. Cómo logran expresar sus preguntas al respecto. Después, en la adolescencia tal vez hay menos lecturas, pero si fuiste lector a esa edad es probable que vuelvas a agarrar los libros. Creo que es una edad clave en la formación del lector.

A mí naturalmente me sale escribir más en una zona gris entre lo juvenil y lo adulto. Pero cuando los libros llegan a una editorial, y nos ponemos a trabajar en la construcción de un libro, ahí aparece la lectura de un editor que me dice “está bueno para los doce años”, yo digo buenísimo. Porque es difícil lograr ese tono, la complejidad. Porque ya no son historias simples las que les interesan. Algún mundo del que ellos puedan tomar datos, curiosidades, juegos incluso. Ahí tenés un montón de información que podés ir volcando en próximas lecturas, en proyectos propios.

 

Como escritora y comunicadora, ¿qué encontraste en la literatura infantil que te llevó hacia ese lugar? ¿Cuáles temas te gusta abordar más?

No parto de temas, parto de alguna pregunta que me inquiete a mí en realidad. Porque en un principio no sabes bien para quién escribís o al menos a mí me pasa eso. Salvo que sea para muy chiquititos, 3 o 4 años. Pero cuando empiezo pienso “uy, esto no sé para qué edad es”. Por eso a mí me parece importante la mirada de un editor. Yo escribo sin autocensurarme, escribo las preguntas que a mí me movilizan. No tienen que ver con el destinatario. Y creo que como me da tanta curiosidad este paso a la adultez, aparece en muchas historias, en algún momento niños o jóvenes. Porque realmente me interesa cómo se sienten, cómo nos sentimos cada uno, con su historia, cada vida, al entrar al mundo hostil de los adultos. Entonces, más que temática es una cuestión del cómo contar, cómo contás una historia, a qué le das prioridades en el contar. Y después ver qué te dicen. En mi caso es ver qué me dicen las editoras: esto para quién es. Creo que la construcción del libro tiene dos etapas de escritura muy diferentes. La que tenés a solas, mientras estás confeccionando un borrador y la que después se da en el trabajo en equipo para lograr el mejor libro posible, en donde aparecen otras miradas. Pero ya no es con esas incertidumbres que a mí me gusta tanto atravesar de la creación del borrador.

En el libro Mara contás la historia de la elefanta del Zológico. ¿Qué es lo que te llevó a querer contar su vida?

Fue una invitación de la editorial y un desafío porque me propusieron a contar la vida de Mara para todos los públicos. O sea, mi desafío fue la escritura y eso a mí me encantó. Era construir un libro que fuera informativo, que tuviera datos de comunicación de la ciencia, pero más de conducta de los elefantes. Un libro con información, pero a la vez que fuera emocionante, que fuera para toda la familia. Tuve una charla hermosa con la editora cuando me invitó. Porque era escribir un libro fuera de toda categoría, un libro que no sepas dónde meter en la biblioteca, que terminas diciendo: “Bueno, lo pongo acá de frente para que se luzca la tapa”. Como si no supieras donde meterlo. A mí eso me encantó, porque es muy difícil armar un libro así. Hay personas que me dicen: “Pero no es un libro para chiquitos”. Pero lo leen en jardines. Y en secundarias. Y lo puede leer cualquier persona, ese era el objetivo y el mayor trabajo. Y creo que también fue el mayor trabajo para Raquel Cané (ilustradora), porque sabía que ante este texto su obra iba a ser mirada por toda clase de personas. No había límites de edad.

Y después, cuando empecé a investigar la historia de Mara, me encontré con una historia que me hizo mucho eco a otra novela que yo había escrito. Que se llama La Chica Pájaro. Está protagonizada por una chica que se llama Mara y que es una novela atravesada por una historia de muchas violencias. En donde Mara tiene que encontrarse. Tiene que valerse por sí misma y tiene que salir de ese círculo de violencia por sí sola. Y yo iba explorando, investigando, haciendo entrevistas para escribir el libro de Mara y decía: “Qué bárbaro este animal. Cuánta violencia ha recibido en su vida y cuánto tuvo que adaptarse para seguir”. Y ahí me recontra comprometí con el libro. Me impactó tanto su historia que ya no podía dejar de pensar en eso. Fue apareciendo el tono, apareció esa mirada de investigadora que empieza a sufrir también. Por todo eso que está investigando y se está preguntando. Y queda sentada una posición respecto al trato con otras especies de animales. Partió de una invitación, de un compromiso y una valoración del trabajo que vienen haciendo ciertas instituciones y el juzgado de la jueza Elena Liberatori que hace un trabajo increíble para tratar de cambiar la manera de tratar a otros animales. Es nuevamente esto de que la humanidad se cree mejor. Cambiar esa mirada.

¿Por qué crees que es importante acercar a los niños y los jóvenes a estas historias y a la ciencia?

Yo creo que ellos viven todos los días mirando historias así. Pensá en las cosas que estamos viendo hoy. El juicio por el asesinato de Lucas, un chico que volvía de jugar al fútbol y que lo mataron. Vas recorriendo las noticias que les llegan a todos. Las luchas por los salarios, todo lo que el mundo adulto está viviendo. El tema de los cambios climáticos que estamos viviendo. Una sociedad cada vez más participativa.Los chicos también la están viviendo y les siguen enseñando en la escuela las cuatro estaciones. Hay ahí un choque entre lo teórico, lo que la gente grande dice que un niño o una niña tiene que ser y lo que en la vida real ellos ven, sienten y se preguntan: “¿Yo tengo que hacer esto?”. Entonces encuentran  en la literatura, libros de comunicación científica, que les propongan un diálogo franco. Sí, la vida es otra cosa. Muchas veces queremos proteger a nuestros niños y niñas de la violencia. Pero la violencia está en la calle todos los días, la violencia está en cuando ven a un chico de su edad arrastrando un carro de cartonero. Eso es re violento. Entonces dar herramientas para poner palabras a esas preguntas que todavía no saben bien cómo formular. Y ahí aparece la presencia de historias que tengan toda la política, la violencia, la reflexión sobre eso. También la parte linda, la posibilidad del amor, de la amistad, el balance en todo eso. La importancia de quererse a uno mismo.

Hay muchas formas de hacer las cosas. Vos tenés que encontrar tu forma. Hay muchas formas de ser niño, de ser niña. Encontremos tu forma, la forma en que te haga bien. Que los adultos no te presionen para que vos seas de otra forma. Vos sos como sos. Un poco en cada libro es eso, que cada lector se sienta valorado. Me parece que falta mucha ternura en esta sociedad, falta contar estas historias desde un lugar así, donde encuentren que hay una persona adulta que quiere charlar y escuchar, Que va a hacer lugar a las ideas. A mí me interesa mucho escuchar también.

«Ahora no solo buscamos nietos y nietos, sino también a sus hijos e hijas, o sea, ya buscamos familias», subraya Bombara.

Además de tu trabajo en las ciencias y la literatura, ¿qué actividades realizas vinculadas a los derechos humanos?

Desde mi lugar de hija de desaparecidos, en un momento me paré a pensar, desde qué lugar seguir las búsquedas de justicia. Fue alrededor del año 2006 que ya estaba colaborando con Abuelas. Pero a partir de 2011, apareció la posibilidad de aportarles ideas. Justamente para vincular a la segunda generación de personas con identidades vulneradas. Ahora no solo buscamos nietos y nietos, sino también a sus hijos e hijas, o sea, ya buscamos familias. Entonces ahí aproveché toda la experiencia de recorrer colegios, encontrarme con lectores y lectoras de mis libros. Así empezar a pensar cómo vincular, cómo sumar a la búsqueda a estas nuevas generaciones. Y yo creo que aportándoles ideas para nuevos proyectos, acompañando esas ideas ahí donde haya que ir. Tenemos nuestro proyecto literario Ovillo de trazos, donde propuse un proyecto a largo plazo. Y que pudiéramos incluir cada vez más voces, más editoriales, más miradas. Enseguida les pareció que era viable en la Comisión Directiva. El último proyecto que hicimos fue el libro Historias de Abuelas, que son doce cuentos biográficos ficcionalizados de doce abuelas. Al que seguramente le seguirán otros libros con otras historias.

Creo que mi tarea es eso. Pensar a medida que yo recorro todo el país y voy viendo las experiencias que van sucediendo. Ir pensando de qué manera, desde Abuelas, podemos proponer a las nuevas juventudes y nuevas infancias que la búsqueda siga. Porque dentro de poco para un chico que está estudiando las Efemérides, las invasiones inglesas y el 24 de marzo va a ser un poco en el mismo plano. Hay tanta distancia temporal, que, si no hacemos algo para que eso no suceda, va a pasar eso, va a ser un efeméride más en la que ya no va a haber sobrevivientes. Está justamente en nosotros impedir que eso suceda. Transmitiendo la memoria histórica de lo que se vivió. Entonces, ahí saben que cuentan conmigo para lo que necesiten. Me interesa mucho más eso que aportar desde mi mirada de hija. Porque como escritora puedo entrar a establecimientos educativos, a conversar y todas las charlas terminan de un modo u otros en los derechos de las infancias Que son los derechos que protegen las Abuelas, que por su intervención en la Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, cuidan más, que se proteja a todos los niños.Desde mis libros la cuestión de los derechos de las infancias, que son derechos humanos de las infancias, están presentes siempre. Ahí también aparecen preguntas que yo puedo llevar a Abuelas, y decir “¿cómo hacemos con esto?”.

 

En este punto, Paula recordó que hace unos años, lo que llevó a la creación del tercer libro de Ovillo de Trazos fue que una visita a un jardín. La escritora cuenta: “Una nena me preguntó si cuando yo fuera viejita quería ser una Abuela de Plaza de Mayo. Entonces pensé ‘algo no está funcionando. O sea, está funcionando bien lo de las superhéroes, pero algo no está funcionando’. Porque ¿cómo vas a querer ser una Abuela de plaza de Mayo? ¿Qué implica ser una Abuela de Plaza de Mayo? Yo le expliqué todo eso a todos esos nenes. Y volví impactada. Y en la siguiente reunión en Abuelas les conté y propuso hacer algo al respecto, sacarlas de superhéroes y ponerlas en un lugar más humano. Así nació Historias de Abuelas.”

¿Y de qué manera abordás en tus charlas el tema de la dictadura para explicarlo a los niños y jóvenes?

Desde la democracia que vivimos ahora. Sobre todo por este número redondo que nos da la excusa de hablar de la democracia, empiezo por ahí. Desnaturalizando lo que ya se da por sentado, lo que consideran imposible. Como por ejemplo: No podías escuchar la música que querías. Y cuando empezás por sus espacios, por los espacios en donde ellos circulan: la escuela, las casas y contás que no podías entrar a la escuela con el pelo suelto, no podías tener esa gorra puesta, no podías teñirte el pelo de ese color. Ahí de golpe aparece el valor de que ahora sí está. Con todas las imperfecciones, eso lo podes hacer, y a partir de ahí empezamos a hablar. Me parece que hay que considerar el espacio presente. Las libertades que se dan por hechas, que se cree que ya son un derecho adquirido y ponerlas en cuestión y decir “ojo, esto puede ir para atrás en cualquier momento. Depende de nosotros que no sea así”. Ahí empiezan a escuchar.

¿Cuál es tu actividad favorita dentro del campo en el que te movés?

En la vida se necesitan los balances. Entonces, hay momentos en donde digo “tengo que darle más prioridad a este proyecto literario” y hay otros momentos en los que digo “No, tengo que priorizar la escritura de tal ensayo”. Me parece que tiene que ver con el momento presente que esté viviendo. No tengo favoritos. Es un tema con los chicos porque me preguntan un montón: mi color favorito, mi comida favorita, mi autor favorito, mi libro favorito. En realidad, yo creo que eso depende mucho de cada día, de cada presente. Y lo que veo es que cuando estoy mucho armando una novela, hay momentos que me levanto y digo “no, hoy no van a escribir algo que tenga que ver con la novela. Quiero ver qué puedo hacer”. Me pongo a escribir alguna cosa de ciencias o a leer, algo que tenga que ver con otro espacio, necesito entrar y salir todo el tiempo. Sin dudas, los momentos de escritura a full, donde me olvido de todo, son hermosos. Pero tampoco es algo que vos pueda pretender. Llegás a eso. No tenés que buscarlo tan directamente. Se dan o no se dan. Y cuando se dan, me doy cuenta que estoy viviendo ese momento, lo disfruto muchísimo. Pero también es hermoso construir un libro en equipo. Porque ves cómo el libro va tomando forma. Eso es magnífico. Soy muy entusiasta y me gusta encontrar momentos de disfrute en todo lo que hago.

 

 ¿Estarás presente en la Feria del Libro infantil y Juvenil?

 Tenemos el 20 de julio, a las 17, un evento con Abuelas en el que voy a estar presentando el proyecto: “Las abuelas nos cuentan, a cuarenta y cinco años”. Es un proyecto en el que estuvimos trabajando todo el año pasado. Así que ese día voy a estar presente.

El parto como derecho

El parto como derecho

Desde este lunes se conmemora en la Argentina la Semana del Parto Respetado. ¿Qué significa? ¿Cuáles son las principales causas de violencia obstétrica? ¿Qué dice la ley?

Cuando se habla de «parto respetado» o «parto humanizado», se hace  referencia a la consideración que debe ofrecerle el personal de salud a las madres, los padres y los recién nacidos durante el preparto, el parto y el posparto. Esto significa que deben ser atendidas sus creencias religiosas, sus nacionalidades, costumbres, y las particularidades de cada familia. El nacimiento debe darse de manera segura, de la forma más natural posible, pidiendo consentimiento para todas las intervenciones quirúrgicas y evitando todas las intervenciones innecesarias, sin violencia, garantizando la dignidad y privacidad de la mujer gestante. Del 15 al 21 de mayo se conmemora en la Argentina la Semana Mundial del Parto Respetado, que en nuestro país se reglamentó en el año 2015.

La médica  Patricia Rosemberg, especializada en derechos sexuales, violencia obstétrica, parto respetado e interrupción del embarazo y exdirectora de la Maternidad Estela de Carlotto, en el municipio de Moreno, reflexiona: “El parto respetado fundamentalmente tiene el eje en que las protagonistas son la persona que paren y la persona que nace. Devolver el protagonismo significa poder transcurrir el embarazo y llegar al momento del parto con información, con posibilidades de decisión, con conocimiento del cuerpo, con conocimiento de ese proceso tan fisiológico, tan único y tan poderoso. Que el sistema de salud se corra de la intervención y que su rol sea el acompañamiento en los tiempos que la persona que está pariendo marque.»

Debido a la importancia que tiene el respetar estos derechos, se reglamenta en el año 2015 la Ley Nacional 25929, que rige en todo el país. Dicha ley garantiza, entre otros, el derecho a que la persona gestante esté informada constantemente sobre todos los procedimientos que le realicen, la evolución del parto, el estado de su hijo o hija, y participar de las decisiones antes, durante y después del parto; conocer los beneficios de la lactancia y recibir apoyo para amamantar; ser tratada con respeto e intimidad, sin ser discriminada; y que la madre pueda elegir quién va a acompañarla durante y después del embarazo.

 “La ley habla de garantizar algunas cosas como por ejemplo que la persona esté acompañada por quien ella elija durante todo su parto. El acompañamiento es fundamental como soporte afectivo, pero también porque esa persona que acompaña, de alguna forma se constituye en quien puede garantizar los derechos”, explica Rosemberg y agrega:  “La ley de Parto Respetado nos habla de no patologizar, es decir no intervenir innecesariamente. Con esto no quiero decir que ninguna cesárea sea necesaria, por supuesto que hay cesáreas que son necesarias para salvar la vida de la persona o la del bebé. Pero cuando las cesáreas se vuelven rutina, ahí hay una intervención sobre el cuerpo que genera daño para la persona.”

La médica subraya aspectos la ley: “La norma habla de respetar los tiempos, que la persona pueda movilizarse, no forzarla a parir en una posición que no desee, que ese o esa bebé que acaba de nacer no sea separado de su mamá, que podamos garantizar el contacto piel a piel por lo menos una hora. Esa hora es absolutamente indispensable para generar vínculo.”

Si estos derechos no se cumplen, se habla de violencia obstétrica por parte del personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales. Hay dos tipos de violencia: violencia física y violencia psicológica. En la violencia física podemos encontrar el exceso de medicalización, la realización de cesáreas innecesarias, que la persona gestante no pueda decidir la posición en la que desea parir, entre otros. Y en la violencia psicológica, tenemos los ejemplos de la discriminación, los comentarios denigrantes violando la intimidad de las mujeres, el impedir que la madre elija a su acompañante y no brindarle la información que necesita en tiempo y forma, entre otros.

Al respecto, Rosemberg sostuvo “Nosotros no tenemos grises, si no hay un parto respetado, hay violencia obstétrica. Nuestro país es muy pionero en tipificar a la violencia obstétrica como una de las violencias institucionales por motivos de género. La violencia obstétrica es una de las más frecuentes pero también más naturalizadas”.

La violencia obstétrica es más común verla ejercida en las madres y los padres adolescentes que en los adultos. “Hay muchos estigmas que recaen sobre los adolescentes papás y mamás, esto opera en la profundización de la violencia, y esta asimetría que muchas veces se genera entre el y la profesional y la persona gestante se agrava también por la edad de esa persona embarazada”, relata, por su parte,  Lucía Sucari, coordinadora del área de Comunicación en la Fundación Kaleidos, organización especializada en embarazo, maternidad y paternidad en la adolescencia, desde el año 2003.

Cuenta Sucari que lo que ven es que en el caso de los adolescentes quedan marcas psicoemocionales  y físicas muy profundas ligadas al vínculo con sus hijos e hijas, con la relación con su propio cuerpo, con los procesos sexuales y reproductivos, y en la lactancia. Esta violencia obstétrica trae también problemas complejos en cuanto a que los adolescentes, al ser discriminados, se alejan del sistema de salud, se refuerza la vulnerabilización de sus derechos y las barreras de acceso.

Por su parte, esta fundación busca visibilizar esta problemática, y en base a esto exigir al Estado el respeto, porque esto es una violación a los derechos humanos, que se cumpla la obligación de respetar los derechos de estas personas embarazadas durante el embarazo, el parto y el posparto. Y que en los Institutos de salud se adopten medidas para prevenir, prohibir, sancionar y reparar estos actos. “Desde Fundación Kaleidos lo que pedimos para las y los adolescentes es sensibilizarnos como adultos, fortalecer una mirada empática, que tengan en cuenta la singularidad de cada uno”, remarca Sucari. En línea con la Semana del Parto Respetado, lanzaron un podcast sobre violencia obstétrica en adolescentes.

En lo que respecta a la Provincia de Buenos Aires, en el Hospital Posadas se realizan esta semana diferentes actividades bajo el lema «Salud es parir libres de violencias».

¿Se aprobará la Ley Lucio?

¿Se aprobará la Ley Lucio?

El tenso clima electoral que vive el Congreso impidió que el Senado sancione una nueva ley de protección a las infancias. Algunos especialistas, de todas formas, dudan de su eficacia.

El caso de Lucio Dupuy, el niño de 5 años asesinado a golpes por su madre y su pareja, conmocionó a la sociedad y dejó en evidencia las falencias del Estado en el tratamiento de las violencias en las infancias. Es que las distintas denuncias realizadas a las agresoras ante la justicia y los reiterados ingresos a guardias médicas no fueron suficientes para evitar el trágico final. En este contexto, diputados de Juntos por el Cambio propusieron la denominada “Ley Lucio”, que ya tuvo media aprobación por unanimidad en la Cámara de Diputados.

El proyecto tiene como objetivo la prevención y detección temprana de situaciones de vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes a través de la capacitación obligatoria para todas las personas que ejercen la función pública en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No cumplir con la instrucción se considerará una falta grave. Si bien la norma se aprobó por unanimidad en la Cámara de Diputados, su tratamiento en el Senado se vio postergado luego de la escandalosa sesión del pasado 30 de marzo, donde una discusión sobre el temario del encuentro terminó con los bloques de Juntos por el Cambio y Unidad Federal abandonando el recinto y dejando sin quórum al oficialismo. 

En su texto, la iniciativa propone la realización por parte del Estado de campañas de concientización que ayuden a prevenir, detectar y denunciar posibles situaciones de violencia. De igual manera, prevé la implementación de la línea 102 en todo el territorio nacional para la promoción de derechos de las infancias y atención gratuita.

Otro de los puntos salientes de la ley es la incorporación de la reserva de identidad como herramienta de protección, con el objetivo de preservar la integridad física, psíquica, económica, laboral y social de aquellas personas que realicen una denuncia.

En diálogo con ANCCOM, Martin Maquieyra, diputado perteneciente al interbloque de Juntos por el Cambio y firmante del proyecto, cuenta que apenas ocurrió la muerte de Lucio se acercó a hablar con el padre y el abuelo del niño: “Me encontré con una familia muy dolida pero dispuesta a ayudar a que ningún otro niño pase por ese calvario, fue en ese momento en el que nos pusimos a trabajar en el proyecto”

El diputado por La Pampa reconoce que “con una sola ley no alcanza, pero puede colaborar a salvar vidas”. En sintonía, agrega que la iniciativa se propone fortalecer las leyes existentes en tres aspectos: concientización, capacitación y reserva de identidad. Maquieyra agrega: “Es importante capacitar a todo el personal del Estado para la detección de alertas tempranas, aquellos indicios de que un niño está siendo víctima de violencia y que de esa manera un docente o médico pueda realizar la denuncia a tiempo”. Al mismo tiempo, reconoce que a menudo la denuncia no se realiza por miedo a represalias, pero que el Estado deberá oficiar de protector de esas personas, ofreciendo herramientas para que las instituciones puedan tratar estos casos en un marco de confidencialidad.

Por su parte, Nora Schulman, Directora Ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención por los Derechos del Niño (CASACIDN), considera que la ley es reparadora para la familia de Lucio, pero que en términos generales no trae novedades a la legislación existente: “Repite lo establecido en la Ley 26021 de protección integral, la cual tampoco se cumple”. No obstante, también remarca: “Bienvenida sea siempre que permita salvar la vida de algún chico en peligro”.

Para Schulman, con una sola ley no alcanza: “Es evidente que en este caso y en tantos otros el Estado es el que falló, por eso es necesario una política pública que cuide a los niños”. Y agrega: “Es un tema que no está en agenda a menos que haya un caso como el de Lucio”.

Finalmente, Sonia Almada, psicoanalista y directora de la asociación civil ARALMA, se mostró crítica respecto a la iniciativa: “Me horroriza que se intenten ganar votos con la muerte de un niño, se trata de un proyecto que busca maquillar la inacción del Estado”. Al igual que Nora Schulman, sostiene la importancia de cumplir con la Ley 26021, la cual considera una norma de excelencia en la materia. 

Almada, por otra parte, destaca el proyecto de ley presentado en abril de 2022 por su asociación, en conjunto con otras organizaciones, el cual propone la creación de un Ministerio de la Infancia en nuestro país: “Su función principal será la de atender de manera integral y federal a la población infantil y garantizar su desarrollo sostenido y saludable, al mismo tiempo, busca cumplir con los objetivos en materia de derechos reconocidos en los tratados internacionales en los que nuestra nación es parte”.