«Una victoria de la democracia»

«Una victoria de la democracia»

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro del nieto 133 en la Casa por la Identidad, en el año en que se cumplen 40 años de democracia. Se trata del hijo de Julio Santucho y Cristina Navajas, quien continúa desaparecida. Su abuela, Nélida Gómez de Navajas, fue una pieza fundamental de la Asociación y su hermano, Miguel “Tano” Santucho, hoy integra la Comisión Directiva.

Este viernes, en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la Casa por la Identidad –ubicada el predio del Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA)–, Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la restitución del hijo del matrimonio Navajas-Santucho. El anuncio fue realizado por la presidenta de la Asociación, Estela de Carlotto, junto a Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI). “El nieto 133 hoy se encontrará con su papá, sus hermanos, su hermana y una familia enorme, atravesada por el terrorismo de Estado y también por una historia de lucha”, anunciaba el comunicado.

En la mesa se encontraban presentes Miguel «Tano» Santucho y Julio Santucho, hermano y padre, respectivamente, del nieto restituido 133, acompañados por otros integrantes de la familia. Del evento también participaron nietas y nietos restituidos e integrantes de organismos de derechos humanos. “Esto es una victoria de la democracia, una derrota de la dictadura, porque ellos nos quisieron quitar los hijos, y los estamos recuperando”, afirmó Julio Santucho.

Cristina Navajas

Cristina nació el 27 de septiembre de 1949 en la ciudad de Buenos Aires. Con Julio Santucho tenía dos hijos, Camilo y Miguel, y ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), al igual que gran parte de la familia. El 13 de julio de 1976, mientras Julio se encontraba de viaje, Cristina, junto a su cuñada Manuela y Alicia D´Ambra –compañera de militancia, que también estaba embarazada–, en compañía de sus hijos, fueron secuestradas por una patota de las fuerzas de seguridad. Los niños fueron dejados solos en el departamento.

Por testimonios de sobrevivientes se pudo saber que Cristina Navajas estuvo detenida en los centros clandestinos de detención y tortura Automotores Orletti, Protobanco y Pozo de Banfield. Aún continúa desaparecida.

 

Julio Santucho

Julio nació en Santiago del Estero en 1945. Es el menor de los diez hermanos Santucho. Conoció a Cristina Navajas en la Universidad Católica Argentina (UCA), cuando ambos estudiaban, ella Sociología y Julio Teología. “Entre detenidos, asesinados y exiliados los Santucho suman casi una veintena, diez de ellos aún desaparecidos y un niño o niña aún buscado”, detalla el comunicado de prensa de la restitución del nieto 133.

Cuando se enteró del secuestro de Cristina, Julio inició gestiones para sacar a sus hijos del país junto a Susana Fantino, una compañera del PRT-ERP, con quien tiempo después formó pareja y tuvo otra hija, Florencia.

«El hecho de haber encontrado a mi hermano me terminó de aclarar lo grande, fuerte e inmensamente valiosa que fue mi mamá en el momento del secuestro y el parto”, declaró Miguel Santucho, del nieto restituido 133.

Buscar un nieto

El día del secuestro de las tres mujeres, la abuela Nélida Gómez Navajas –madre de Cristina– encontró en el bolso de su hija una carta en la que manifestaba estar convencida de encontrarse embarazada. De esta manera, Nélida se enteró de que Cristina estaba esperando otro hijo. Para el momento de su detención, Cristina tan solo tenía dos meses de embarazo. Gracias a las declaraciones de compañeros y compañeras de cautiverio de Cristina, entre las que se encontraba Adriana Calvo, se pudo confirmar que el embarazo de Navajas siguió su curso: “Soy Cristina Navajas, militante del PRT-ERP, cuñada de Roby Santucho y estoy embarazada”.

De esta manera, Nélida Navajas comenzó la búsqueda de su nieto posiblemente nacido en cautiverio en febrero de 1977. Se unió a las Abuelas de Plaza de Mayo, en donde dedicó su vida a la búsqueda de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Falleció en mayo de 2012, sin poder conocer a su tercer nieto.

“Mi mamá y mi abuela siguen viviendo en mí y en todas estas búsquedas, no estaría acá sin ellas. El hecho de haber podido encontrar a mi hermano me terminó de aclarar lo grande, fuerte e inmensamente valiosa que fue mi mamá en ese momento”, declaró Miguel Santucho.

“Él empezó una búsqueda sin muchos elementos, no tenía idea por dónde hacerlo. Hizo todo lo posible por recuperar su identidad”, subrayó Julio Santucho, padre del nieto restituido 133.

Tomar la posta

Miguel “Tano” Santucho volvió nuevamente a la Argentina en 1985, cuando Nélida ya era secretaria de Abuelas. Sin embargo, recién en 1993 se radicó definitivamente en el país y se comprometió con la lucha por los derechos humanos y con la historia de su familia. En 2012, con el fallecimiento de Nélida, Miguel prometió continuar con el legado de la lucha de su abuela. En 2021, testimonió por primera vez en un juicio de lesa humanidad en la causa abierta por los Pozos de Banfield, Quilmes y Lanús, en donde reveló que fue un graffiti lo que marcó esta decisión: “«Santucho Vive» vio en una pintada en una manifestación estudiantil en 1992 cuando regresó por segunda vez a la Argentina. Este fue el detonante para «hacerse cargo de su historia»”. Actualmente, Miguel es miembro de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo y brinda su trabajo cotidiano al servicio de la búsqueda de nietas y nietos apropiados durante la última dictadura cívico-militar argentina.

 

La restitución

De acuerdo con el comunicado oficial, el nieto 133 se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo a partir de una presentación espontánea. Desde joven tuvo dudas de su identidad. El pasado miércoles 26 de julio, la CoNaDi lo citó para informarle que el examen de ADN realizado en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) confirmó que era hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho. “Esta restitución es una felicidad inmensa y una inyección de energía que me hace creer que todo es posible y que vamos a encontrar a todos los que faltan”, remarcó Verónica Castelli, quien encontró en 2008 a su hermana apropiada.

El 24 de marzo de 1977, el nieto 133 había sido anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera. Julio Santucho reconoció la enorme voluntad de su hijo restituido por encontrarse con su familia: “Él empezó una búsqueda sin muchos elementos, no tenía idea por dónde hacerlo. Hizo todo lo posible por recuperar su identidad”. Apenas se enteró de la noticia, el nieto manifestó sus ganas de conocer a su familia biológica. “No tengo dudas de que vamos a estar juntos el resto de nuestra vida porque nos buscamos, nos quisimos encontrar y realmente el abrazo que nos dimos hoy es para siempre”, afirmó Miguel Santucho.

Por su parte, María José “Cocó” Lavalle Lemos, restituida en 1987, enfatizó en la importancia de “el mecanismo que creó Abuelas para que los chicos que duden de su identidad se puedan acercar y analizarse funciona, es lo que le dio la respuesta al nieto 133”. En esta línea, Manuel Gonçalves Granada otro nieto restituido, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas y director ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) destacó que “el aporte de CoNaDi acá es una demostración de que las políticas de Estado que se crearon gracias a la lucha de las Abuelas son fundamentales para que se pueda encontrar a los nietos y nietas que buscamos”.

 

La búsqueda continúa

“Este nuevo caso es el resultado de una sociedad que, tras 40 años de democracia, sigue exigiendo saber qué pasó con las y los desaparecidos y con los cientos de bebés, niñas y niños apropiados, y apostando a la construcción de la Memoria, la Verdad y la Justicia, para que nunca más se repitan crímenes tan horrendos”, sentencia el comunicado de prensa, y agrega: “El origen de cada apropiación nos recuerda lo violento y asesino que puede ser el Estado al servicio de la opresión y el terror, pero las restituciones ponen de manifiesto el valor de la vida democrática, los derechos conquistados y las libertades ganadas”.

 

 

Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu identidad, o sabés de alguien que puede ser hijo o hija de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, comunicate con Abuelas o CoNaDI.

«En Argentina siento libertad»

«En Argentina siento libertad»

La guerra en Ucrania rompió las fronteras del silencio en un grupo de la comunidad LGTBIQ+ rusa que decidió migrar. En Argentina, sus integrantes pudieron construir sus vidas respetando sus identidades en forma pública, casarse y ser madres. 

Nazar toma el mazo de cartas de Tarot y lo apoya sobre la mesa ratona. Respira profundo y se sienta. Es una mañana fresca pero agradable en la Ciudad de Buenos Aires y los rayos del sol, lejos de tímidos, dan su presente a través de la ventana de la casa que Nazar habita hace algunos meses junto a su esposa y su hija chiquita. En el último tiempo vivió en una variedad de casas, pero ningún hogar; mientras cuenta y ordena las cartas piensa que quizás, tal vez, ahora sí tiene uno. Sabe que por la tarde le espera una reunión aventura con una persona que no conoce, en la que va a hablar de temas que jamás habló con nadie más que con su esposa. No está segure de qué sentir. No sabe si podrá contar todo lo que aconteció en los últimos años. No sabe si le saldrán las palabras. 

Vuelve su atención hacia el Tarot. Las cartas le devuelven el reflejo de una señal que le descomprime el pecho y disipan sus acuciantes preguntas. Sobre la mesa, encima de un mantel celeste, se ve la figura de una mujer en tonos terrosos y sepia. Es la Reina de Bastos, conocida en el Tarot por su asociación con la autoafirmación, el florecimiento y, sobre todo, la comunicación. 

ANCCOM habló con tres personas rusas de la comunidad LGTBIQ+ refugiadas en la Ciudad de Buenos Aires. Nazar es una de ellas. Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero del 2022, se estima que más de 22 mil personas dejaron Rusia para mudarse a Argentina. Cientos de ellas pertenecen abiertamente a la comunidad LGTBIQ+, y ahora se encuentran frente a un horizonte de posibilidades en lo que refiere a la libre expresión de sus identidades, lejos de un país donde hacerlo es repudiado e incluso penalizado.

Les tres cuentan lo mismo sobre la situación de Rusia: en el país el orgullo y la diversidad sexual están atravesados por un pacto de silencio social y legalmente impuesto. Por ejemplo, actualmente rige una ley que prohíbe hablar públicamente sobre temas relacionados a la comunidad LGTBIQ+ de forma positiva o neutral. Contenidos en internet, programas de televisión, películas, sólo pueden incluir personas de la comunidad o hablar del grupo si esto es hecho de forma negativa. Hasta 2013, la ley ejercía esta prohibición sólo en la comunicación con personas de hasta 18 años, a modo de protección – según las autoridades – de la integridad de niños, niñas y adolescentes. Pero hace algunos años la normativa se amplió y ahora aplica universalmente, sin restricción etaria. 

Otro ejemplo es que las parejas de hombres gays, en particular, no tienen derecho a adoptar hijos: sin una mujer en la fórmula -considerada una figura natural y necesaria en el acto de criar-, la adopción es calificada como inconstitucional e inmoral y condenada a ser imposible. Pero tampoco es fácil para las parejas de mujeres lesbianas. “Es imposible ser dos mamás -cuenta una de las entrevistadas, Ann- porque legalmente solo una mujer puede ser mamá. La otra madre no va a tener ningún derecho sobre su hijo. Además, las personas no van a reconocerlas como dos madres: sos meramente la amiga de mamá”. Incluso las familias que logran avanzar con la adopción a pesar de las restricciones, se enfrentan a diario con el miedo de que alguien las denuncie bajo el pretexto de estar ejerciendo violencia doméstica, aunque la única “violencia” en cuestión sea ser LGTBIQ+.

“No sé qué pasaría si volviera hoy a Rusia”, reflexiona Nazar, mirando al frente, hacia el desfile de árboles del Jardín Botánico. “Porque ahora hablo libremente. Vivo libremente. Y no puedo, es imposible, volverme a cerrar”. 

Tiene 33 años, vivió en Ucrania hasta los 21 -cuando se mudó a Moscú- y llegó a Argentina hace tres meses. Sostiene que, más allá de las leyes recientes, el silencio es algo socialmente establecido y respetado hace mucho más tiempo. El silencio y la mentira. “Mentir es parte de la vida. Y tal vez es la razón por la que empezó la guerra, porque como país no tenemos verdad en nuestra esencia. Es un lugar de mentiras gordas, y las leyes anti-LGTBIQ+, así como la guerra, son continuaciones de ello”, expresa Nazar. 

Desde chique, a los tres o cuatro años, elle ya sentía y sabía que era diferente. Especial. Cuenta que conocía algunas identidades LGTBIQ+, y que incluso por momentos, en un intento por darle un nombre a lo que sentía en su interior, trató de contentarse con la idea de ser transgénero, pero algo le decía que su identidad verdadera estaba en otra parte. “Sabía que era algo pero no el nombre -explica Nazar-. Un día lo encontré: no binario. Y supe que era lo que había estado buscando toda mi vida, todos mis treinta años de vida. Me sentí tan contente. Y la historia de ese primer encuentro con mi identidad es graciosa, porque fue viendo una serie… Sex Education. Un personaje se da cuenta que su género es fluido y pensé: ‘¡Soy yo!´.”

Se acomoda el pelo rubio y largo hasta los hombros, y cuenta que se halla a sí misme abriendo los ojos, observando la ciudad y preguntándose cómo es posible estar acá. Siente que los árboles son distintos, el aire es distinto, y la gente es amable y sonriente. “Mi casero me dijo que en Buenos Aires nadie sonríe -cuenta Nazar- y yo le respondí: ‘Ay, Gonzalo, eso es porque no viviste en Moscú’”. Se ríe. 

“Un día vi a dos hombres caminando de la mano…”, dice Nazar, hace una pausa, suspira, y luego pide perdón, porque sus ojos se le llenaron de lágrimas. Suelta el aire y continúa, aunque no logra terminar su oración: “Es que no me creo todo esto, pero es verdad, aunque a mi mente y mi alma les cueste creerlo. En Argentina siento libertad. Me siento verdadere. Buenos Aires es la ciudad de la verdad para mí. Quiero decirlo más poéticamente pero no tengo palabras”, expresa. Lo que no sabe es que todo lo que dijo fue, sin duda alguna, un poema. 

Ana, a diferencia de Nazar, tuvo la suerte de encontrar el nombre de su identidad cuando era muy chica; siempre supo que le gustaban las mujeres. Explica que desde que tiene memoria habitó su identidad con relativa normalidad porque, según ella, vivió la mayor parte de su vida en Rusia en una burbuja bastante tolerante. Pero también reconoce que su experiencia fue una cuestión de suerte. “Sé de otras personas que sí atravesaron algunas situaciones, por ejemplo de haber sido agredidas en la calle, o una amiga que se quedó sin su trabajo después de que se supo que era lesbiana. Yo nunca tuve un incidente así pero constantemente lo esperaba, entendía que podía pasar en cualquier momento, por eso con mi esposa intentamos no hacer nada en público: no abrazarnos, no besarnos”. 

Para Ana la situación cambió completamente cuando se dio cuenta de que quería tener hijos. Entendió que sería insostenible para ella tener que enfrentarse con los obstáculos que se presentan para las madres lesbianas en Rusia: enseñarle a sus hijos a no hablar en público sobre sus mamás, vivir el terror de que las autoridades pudieran llevárselos en cualquier momento. La claridad de la situación era absoluta; la decisión de irse, simple. Así fue como, hace poco más de cinco años, se mudaron a Argentina junto a su esposa. 

 “Argentina nos dio exactamente lo que necesitábamos. Acá nosotras recibimos el derecho de ser dos mamás, y eso que todavía no teníamos ciudadanía, no teníamos nada, llegamos como turistas pero recibimos este derecho. Nos sentimos muy agradecidas”, expresa. Poder hablar, poder contarle a la directora del colegio o a la pediatra que sus hijas tienen dos mamás, son cosas que rescata constantemente en su día a día, sabiendo que pueden parecer momentos básicos o insignificantes para los demás, pero conociendo perfecta y profundamente la importancia que guardan. “En Rusia da mucho miedo ser visibles, ser visibles y decir lo que queremos, siempre entendimos que teníamos que filtrar todo. Acá ni pensamos en esto”, subraya Ana. 

Lleva el pelo recogido en una media colita, lo que le permite lucir las mechas azules, rosas y violetas que reposan sobre sus hombros. Es una imagen que dista de lo invisible. 

Irse de Rusia para ella fue finalmente empezar a vivir su vida como quería. Durante los primeros años en Argentina siguió escribiendo en su blog en ruso, y dirigió sus publicaciones particularmente hacia el fin de ayudar a otras personas de la comunidad a emigrar al país. Pero dice que con el tiempo este espíritu se le fue yendo y no escribe más sobre estos temas. “Me siento tan lejos ahora de esto, ahora me parece que es algo de otro planeta, no puedo hablar más con personas rusas porque lo siento como una retraumatización, siento todo de nuevo. Prefiero pasar más tiempo con amigos de acá, vivir esta vida normal, diaria. Creo que ahora hay menos de activista dentro de mí, pero más de persona”, reflexiona. 

Sostiene todo el diálogo con ANCCOM en español, y explica que aunque su manejo de la lengua no es tan bueno como el que tiene con el ruso o el inglés, se siente mejor hablando en español. Es parte de las pequeñas cosas que riegan y hacen florecer algo preciado para ella: la vida diaria en Buenos Aires.

El idioma fluctuó un poco más en la última conversación de la que participó ANCCOM, en este caso con un matrimonio de dos mujeres: Ann y su esposa. Llegaron a Argentina hace tan solo siete meses, con lo cual la charla fluye de un español a un spanglish y del spanglish a un inglés final y definitivo, lo que causa algunas confusiones simpáticas y risas varias. Cuentan que tienen clase con un profesor de español dos veces por semana; por ejemplo, ahora están viendo el subjuntivo y lo odian. 

“Yo digo “ir” y el profesor me corrige: “andar”… ¡¿Por qué?!”, se queja cómicamente la esposa de Ann. Sentada, apaga su cigarrillo mientras sostiene en sus brazos un somnoliento border collie marrón y blanco de cuatro meses. Prefiere no compartir su nombre, argumenta razones de seguridad.

Su familia no sabe de su identidad ni tampoco de su matrimonio. Así es como el pacto del silencio se hace presente una vez más. “El silencio es una parte fundamental de la vida -dice Ann-, podés vivir cómoda mientras te quedes callada y mientras digas que tu novia es tu amiga o tu hermana. Después entendés que tal vez algo está mal, tal vez no es la situación en la que quieres vivir”. 

La posibilidad de irse de Rusia estuvo en sus mentes durante varios años, pero la decisión no se hizo efectiva hasta que comenzó la invasión a Ucrania. Compraron los pasajes de avión y tan sólo dos semanas después estaban legalmente casadas y viviendo en Buenos Aires. 

“En Rusia no tenemos orgullo, no hay cosas de las que podamos tener orgullo -expresan-. Allá en realidad no somos luchadoras, nos dimos cuenta que no es posible serlo en Rusia, por el gobierno y por la mentalidad de la gente. Creo que estamos realizando una especie de orgullo aquí y estamos en camino a entender que podemos hacerlo”. Pueden hablar, pueden ser una familia. Pueden colgar la bandera LGTBIQ+ en el balcón, aunque esto último no fue exactamente algo planeado: su border collie, Kenny, un día hizo sus necesidades sobre la bandera; una vez lavada la colgaron para que se seque y decidieron que se veía muy bien ahí. La dejaron.

Dicen que en cinco años se imaginan viviendo cerca del océano, en Mar del Plata tal vez. A la esposa de Ann le gusta surfear. Después, Ann empieza a contar que para ese entonces cree que ya van a estar pensando en tener hijos. Cuando expresa esta expectativa, su pareja agranda los ojos y se apresura a corregirla: “No, no, no -dice-, pensar no. Empezar a tener hijos”. Ann se ríe y le da la razón. “Soy una persona pensadora -admite Ann-, ella es una persona que hace. Nos complementamos”. Comparten una mirada cómplice. Kenny sigue profundamente dormido. 

La bandera, sea en la Ciudad de Buenos Aires o en la Costa Atlántica, sigue y seguirá flameando sin miedo.

La identidad y el legado generacional

La identidad y el legado generacional

Ronda Cultural presentó «Diálogos por la Identidad», una serie audiovisual de seis capítulos que abordan el horror de la dictadura por medio de conversaciones intergeneracionales.

¿Que significa identidad? ¿Cuánto importa su noción en un país como Argentina? Diálogos por la identidad es el nuevo proyecto audiovisual de Ronda Cultural, una asociación civil que propone desde el arte, la ciencia y la comunicación la defensa de los derechos humanos y el acceso libre a la cultura. Se trata de una serie audiovisual de seis capítulos con historias centradas en lo que fue la última dictadura cívico-militar. Con el objetivo de interpelar a los más jóvenes, el formato desarrollado es corto, descontracturado y conducido por Bruna Belaunzarán y Daniel Oscar Riobó, que ponen de manifiesto el intercambio entre generaciones. 

La presentación tuvo lugar en el Museo del Libro y de la Lengua. A modo de anticipo proyectaron tres de los seis episodios. El auditorio presenció gente adulta, jóvenes comprometidos y algunos adolescentes en compañía de sus familiares. Con las luces apagadas y la pantalla reluciendo como el cine, cada vez que un episodio terminaba aparecieron los aplausos sentidos. 

Malena Rosemberg, directora de Ronda Cultural, le contó a ANCCOM sobre las motivaciones que dieron origen a la serie: “A través de focus group entrevistamos a distintos jóvenes y también personas de muchas edades, y vimos que hay familias que se sienten ajenas a la temática de derechos humanos. En algunos casos, la política como mala palabra se transmite de generación en generación” .

Entre otros ejes, la serie enfoca su interés en historias relacionadas al fútbol, a los nietos apropiados que pudieron restituir su verdadera identidad y al proyecto elaborado de manera conjunta entre la Biblioteca Nacional y Abuelas de Plaza de Mayo denominado “Historietas por la Identidad”.

Además de la proyección, se realizó un debate con algunos invitados de relevancia como Andrés Centrone (Coordinador de los programas educativos del Espacio Memoria y Derechos Humanos ex Esma), Ana Tauil (responsable del Área de Formación y Archivo de Nietes) y Claudia Victoria Poblete Hlaczik (nieta restituida).

Sus experiencias son distintas pero coinciden en el compromiso de mantener vigente la historia del país mediante el reconocimiento de los derechos humanos. “Este tipo de programas son de un valor increíble para nuestra búsqueda porque traen a las nuevas generaciones vivencias de algo que todavía está pasando. Necesitamos seguir buscando la forma de que la gente que no sabe quién es lo sepa. La apropiación no solo afecta al apropiado sino a toda la sociedad a su alrededor”, sostuvo Poblete Hlaczik.

Uno de los capítulos tematiza la fotografía como elemento vital para la memoria. Ronda Cultural le pidió a los invitados una fotografía actual que para ellos va a quedar en la historia como hecho importante. Las luces volvieron a apagarse y aparecieron en pantalla fotos emocionantes. Coincidieron entre los invitados la relación visual entre el rechazo al fallo de la Corte Suprema por el 2×1 a genocidas y la marcha por la lucha por la sanción de Ley Acceso a la Interrupción del Embarazo. “El pañuelo se resignificó en nuevas conquistas necesarias. Simbolizó la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo y ahora lo es para conquistar los derechos de las mujeres”, añade Poblete Hlaczik.

“Las nuevas generaciones deben apropiarse de las luchas como ellos quieran. Si quieren cantar un trap sobre la memoria, que lo hagan. Tenemos que generar las condiciones para que suceda a su manera”, afirma Centrone.

“Pensar el pasado desde el presente es nuestro objetivo. Las problemáticas actuales en torno a la economía, política, los sentidos que tienen esas palabras tratamos de abordarlas desde lo que nos pasa ahora y aprovechar para recordar situaciones del pasado”, agrega Tauil.

Finalizó la charla y se sortearon libros Historietas por la identidad, un proyecto surgido como herramienta para la memoria, desde un costado popular como lo es la historieta. Uno de los ganadores fue un adolescente que recibió el ejemplar y tal vez esa sea su interpelación con la historia.

La intención de Ronda Cultural es que la serie pueda circular como material para los docentes de espacio de educación formal y no formal. 

“Nos quedan un montón de desafíos. La identidad siempre está en construcción, compete a las instituciones culturales preguntarse por ella. Es una posición política para nosotros”, sostiene Rosemberg. 

Tienen el objetivo de seguir aportando a la noción de identidad en otros formatos. A pesar de la autogestión y lo complicado que resulta conseguir fondos, quieren hacer una serie de podcasts sobre distintas personas que sufrieron las consecuencias de la última dictadura cívico- militar.

La serie ya estrenó su primer capítulo en el canal de Youtube de Ronda Cultural. Van a subir un nuevo episodio cada semana. Ahora solo queda esperar la recepción pero ya tuvieron un adelanto positivo con los aplausos y palabras de aliento de los presentes en el evento. 

Abuelas la la la

Abuelas la la la

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro del nieto 131 en la Casa por la Identidad y se volvieron a ilusionar con más restituciones. Es el hijo de Lucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo, militantes del PRT-ERP que continúan desaparecidos.

“Como si el fin de año se hubiera empeñado en cumplir deseos, luego de casi tres años, volvemos a celebrar el hallazgo de un nuevo nieto, el 131”, anunció el comunicado de prensa de Abuelas de Plaza de Mayo del 22 de diciembre de 2022. 

El jueves, en una conferencia que tuvo lugar en Casa por la Identidad, ubicada en el predio de la exESMA, Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la restitución del hijo de Lucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo. El anuncio lo hizo la presidenta de la Asociación, Estela de Carlotto. También participaron Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación y nieto restituido; Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI); Pablo Parenti, fiscal de la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado; así como las Abuelas de Plaza de Mayo Sonia Torres, Buscarita Roa y Luisa Barahona, junto con nietos restituidos e integrantes del organismo.

“Es un fin de año soñado, estamos muy felices. Y estamos también exultantes, ilusionados y esperanzados con que este caso resuelto sea el principio de una nueva tanda de encuentros”, señaló Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido en el 2000, en diálogo con ANCCOM. Guillermo Amarilla Molfino, restituido en octubre 2009, agregó: “Como siempre, recibir un nieto o una nieta para nosotros es recibir un hermano, como para las Abuelas es recibir un nieto propio. Siempre nos hicieron sentir de esa manera. Estamos dándole la bienvenida a una familia. Abuelas es una familia que, como siempre nos enseñaron, se sostiene con un compromiso de amor y militancia”. 

 

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, ladeada por el Secretario de Derechos Humanos y nieto restituido Horacio Pietragalla Corti y el Ministro de Interior Wado de Pedro.

ucía Ángela Nadin y Aldo Hugo Quevedo

“Con la noticia de que una persona recupera su verdad, recupera su historia, se corta esa perversidad que quisieron llevar adelante esos genocidas, que es que esos detenidos-desaparecidos realmente sean olvidados”, afirmó Horacio Pietragalla Corti, en su doble condición de Secretario y nieto restituido. 

Aldo nació el 26 de noviembre de 1941 y Lucía el 13 de diciembre de 1947, ambos en la provincia de Mendoza. Se casaron meses después de conocerse en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo. Militaban en el PRT-ERP, en donde eran apodados “Dipy” y “Chiquita”. En mayo de 1976, luego de la detención de un compañero de trabajo, se trasladaron a Buenos Aires. Desde ahí son secuestrados a fines de 1977.

De acuerdo con testimonios, la pareja permaneció detenida en los centros clandestinos conocidos como “Atlético” y “El Banco”, pertenecientes al circuito ABO. Lucía tenía 29 años y Aldo, 35. Ambos continúan desaparecidos.

“Hoy vuelven a aparecer porque su hijo hoy sabe quiénes son, los miró por primera vez en una foto, y creo que eso es traerlos de vuelta a la vida, es traerlos de vuelta al recuerdo”, concluyó Pietragalla.

 Te estábamos esperando

“El caso fue muy difícil, sobre todo para la reconstrucción familiar”, puntualizó la directora de la CoNaDI, Claudia Carlotto, y agregó: “Nosotros durante muchos años no tuvimos identificado el embarazo de Lucía Nadin como el de Lucía Nadin. Teníamos el apodo, que fue vista, que era mendocina, pero llevó muchos años encontrar la información”.

La denuncia por la desaparición del bebé de Aldo y Lucía la realizó el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) de Mendoza, con el empuje de históricas militantes como Pocha Camín y Elba Morales, a partir de lo cual se inicia una investigación que culmina con la confirmación del embarazo de Lucía.

Compañeras de cautiverio de Lucía declararon que, entre septiembre y octubre de 1978, ella es retirada de “El Banco” para dar a luz. Si bien no hay testimonios acerca del parto, hay sospechas acerca de que se podría haber producido en el centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

 La restitución

“Yo lo vi muy bien dispuesto y muy emocionado cuando le dimos la foto de sus padres en el día de su casamiento”, afirmó Claudia acerca de la confirmación de la identidad del nieto 131. El anuncio se había realizado a las dos de la tarde de ese mismo 22 de diciembre, en el Juzgado Federal Número 4, a cargo de Ariel Lijo.

El nieto 131 vive en Buenos Aires y, al igual que sus padres, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras. “Es igual al papá, parece una fotocopia de su padre, es emocionante”, develó la titular de la CoNaDI.  

«Abuelas / Ahora nos volvimos a ilusionar / con la Copa y con el nieto / no paramos de buscar / y al Diego / Con las viejas que ya están allá / Les pedimos que no aflojen / Por más copas y verdad», cantaron  en el auditorio.

Con Copa y con nieto

La restitución del nieto 131 se mezcló con las celebraciones por el triunfo de la Selección argentina en el Mundial de fútbol de Qatar. La conferencia de prensa culminó con el canto de “Abuelas lalala” y una reversión del hit del Mundial: Abuelas / Ahora nos volvimos a ilusionar / con la Copa y con el nieto / no paramos de buscar / y al Diego / Con las viejas que ya están allá / Les pedimos que no aflojen / Por más copas y verdad, cantaron quienes quedaban en el auditorio.

“El último nieto que apareció después de un Mundial fue el nieto de Estela, después de agosto del 2014”, recordó Guillermo Amarilla Molfino, haciendo referencia a la restitución de Ignacio Montoya Carlotto.

“Claramente, a las nietas y a los nietos, a nuestros hermanos y hermanas nos los estamos cruzando por todos lados. Seguramente hemos festejado el domingo y el martes en la calle el campeonato mundial, y ahora queremos seguir celebrando esto, queremos seguir celebrando el fin de año y queremos que el año que viene aparezcan todos los que faltan”, indicó Lorena Battistiol Colayago, directora nacional de Sitios y Espacios de Memoria, que busca un hermano o hermana nacido en cautiverio.

 La búsqueda continúa

“La alegría del fútbol y esta alegría a nosotros nos rejuvenece, nos da esperanzas. Este pueblo lo merece, porque es un pueblo del que hay muchas críticas, pero mucha más es la bondad que tiene cada uno de nosotros, de ser fieles a nuestra Patria”, expresó Estela de Carlotto, y continuó: “Para luchar por ella, para que nos levantemos en lo económico y en todo lo que falta, hay que sumar a este compromiso que hacemos las Abuelas de seguir buscando los que faltan, que son 300 o más nietos, para contribuir a que nuestro país sea el que los 30 mil desaparecidos desearon”.

 Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu identidad, o sabés de alguien que puede ser hijo o hija de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, comunicate con Abuelas o CoNaDI.

La agenda de los derechos humanos, hoy

La agenda de los derechos humanos, hoy

El sábado se realizó VI Encuentro Federal de Derechos Humanos en el Espacio Memoria Ex Esma. Violencia institucional, identidad y lawfare fueron algunos de los 14 temas que se debatieron en las comisiones El cierre estuvo a cargo de Máximo Kirchner.

Se realizó el VI Encuentro de la Red Federal de Derechos Humanos, el sábado 29 de octubre en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ExEsma). Allí se congregaron más de mil personas en 14 comisiones para discutir sobre problemáticas como la violencia institucional, la lucha por la identidad, la representación estudiantil, la salud mental, las diversidades, los juicios de lesa humanidad, la situación de las personas migrantes, la de los pueblos originarios; comunidades afroargentinas y afrodescendientes; la comunicación, el trabajo y los derechos humanos; los espacios de memoria,  discapacidad, lawfare y discursos de odio. 

En el edificio Cuatro Columnas, reconocido por el protagonismo que toma en fotografías a lo largo de la historia y que señala a este espacio como un lugar donde se violaron derechos humanos, se llevó adelante el plan de desaparición y tortura de al menos cinco mil personas y el robo de alrededor de quince bebés que fueron despojados de sus familias. Allí, trabajó la Comisión sobre Violencia Institucional que, desde temprano, congregó a familiares de chicos, chicas y personas trans violentados por las fuerzas policiales. Son familias marcadas por el gatillo fácil. 

El panel estaba compuesto por Victoria Pincheira, madre de Melody Barrera, una chica trans asesinada en Guaymallén, localidad de la provincia de Mendoza, en agosto del 2020; Marito Vargas, sociólogo, militante y activista por los derechos LGBTQI+; Mariana Galvani, comunicóloga que estudia la problemática de la policía; y Mariano Przybyliski, director Nacional de Políticas Contra la Violencia Institucional, quien coordinó la comisión.

Los familiares presentes fueron protagonistas de la jornada. Allí pudieron contar qué sucedió con sus hijos e hijas, víctimas del gatillo fácil, y sus relatos estuvieron marcados por el dolor. La primera en tomar el micrófono fue Victoria Pincheira que, en medio de su desconsuelo, narró las consecuencias de haber perdido a su hija en manos del policía Darío Jesús Chaves Rubio. 

Muchas de sus palabras interpelaron a los presentes, quienes la escucharon en silencio con lágrimas y un nudo en la garganta. “Tengo el corazón explotado. No hay institución que te enseñe a vivir con la muerte de un hijo”, expresó. Luego de contar que este caso es el primer travesticidio en Mendoza por el cual el asesino fue condenado por cinco causas, lo que llevó a que tenga que cumplir cadena perpetua. “Me lo mató un hijo de puta que odiaba a los homosexuales”. 

La mañana transcurría y el micrófono pasaba de mano en mano. Todos y todas pasaron por situaciones similares. A lo largo y ancho del país la violencia institucional ha dejado una marca en estas familias que luchan día a día para conseguir justicia por sus hijos y por los hijos de otras personas que no se animan a denunciar por las amenazas que reciben periódicamente. 

En diálogo con ANCCOM, la diputada nacional de la provincia de Buenos Aires e integrante del Frente de Todos, María Rosa Martínez, dijo que “escuchar a las familias es muy desgarrador, pero sobre todo da mucha energía porque sabemos lo que han padecido, lo que luchan y lo que se organizan para que se haga justicia. Fue muy fuerte. Conozco a algunas, pero es muy importante que estén participando en este encuentro nacional y trayendo la realidad de cada provincia para dar a conocer cómo la violencia institucional se reparte en todo el país. Es una gran deuda que tenemos de la democracia, la continuidad de la violencia, la imposibilidad de poner las cosas en claro”. 

En sintonía, en la Casa por la Identidad que pertenece a Abuelas de Plaza de Mayo, se desarrollaron la mesa de Participación Estudiantil, Espacios de Memoria y la de Identidad. 

En esta última, marcada por la emotividad, la decisión fue que las personas que se encontraban allí pudieran participar en grupos para luego subir al escenario del Auditorio Licha Zubaznabar de De la Cuadra, para contar cuáles fueron las conclusiones a las que llegaron. 

En relación con la identidad, en esta comisión participaron no solo hijos e hijas de desaparecidos de la última dictadura militar, sino también personas que fueron apropiadas al nacer en democracia, como también padres de niños y niñas que fueron robados luego del nacimiento. Se trató la diferencia entre adopción y apropiación, sobre los pactos de silencio y las verdades. Dentro de las conclusiones, un grupo habló sobre la diversidad de situaciones que los atraviesa. A partir de este taller, se propuso pensar a la búsqueda como algo colectivo que comenzó con las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, y que hoy replican las personas que, por un lado, buscan su identidad, y, por otro lado, ayudan a estas personas a reconstruir la historia sobre su origen biológico, más allá de no haber sido perjudicados directamente de este tipo de violación de derechos. 

Esta mesa en particular, como tenía modalidad de taller, al finalizar las intervenciones en el escenario, realizó dos ejercicios más. El primero de ellos, invitó a las personas participantes a ubicarse en ronda y a dar un paso adelante para decir en voz alta qué dejan allí y qué se llevan. Entre las respuestas, en una ambivalencia entre la tristeza y la felicidad, destacaron que dejaban lo individual y se llevaban lo colectivo, o que dejaban el dolor y se llevaban amor. 

En el segundo ejercicio, coordinado por María Gracia Iglesias, coordinadora del Programa Nacional de Identidad Biológica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (CONAD), animó a las personas participantes a unir brazos para luego realizar un abrazo caracol en la que cada uno de los integrantes llegaba al el centro y nadie quedaba alejado. El ejercicio funcionó como metáfora visible de que lo colectivo es más fuerte que lo individual. 

María Gracia Iglesias explicó: “Estamos de fiesta porque pudimos escucharnos entre todos. Hablamos de la identidad en general e incluimos en la temática lo que es la problemática del tráfico de menores, que visibilizó la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo. Nos vamos con un montón de herramientas nuevas y de ideas nuevas para tratar de resolver este problema, pero sobre todo comprendiendo que la grupalidad es lo único que va a visibilizar y hacer grandes transformaciones para que no se repita la apropiación de menores en la Argentina”. 

Mientras tanto, en el mismo edificio, en la Comisión de Participación Estudiantil, jóvenes universitarios y secundarios de diferentes puntos del país llevaron las problemáticas que atraviesan a diario. El micrófono quedó abierto a las intervenciones para poder escuchar a cada uno y cada una. Entre las demandas mencionadas estuvieron el acceso a la educación, la deserción escolar, el debate sobre el contenido de las materias, el acceso a la educación sexual integral, los discursos de odio y el ataque constante que sufre la militancia estudiantil cuando reclaman a gobiernos, como sucede en el caso de Ciudad de Buenos Aires y Córdoba. 

Aquí las risas y el nerviosismo de ser la primera vez que participaban en un panel de debate se llevaron el protagonismo, como también los aplausos de quienes escuchaban, pues todos y todas estaban allí por lo mismo: visibilizar a los y las jóvenes como interventores de la sociedad en pasado, el presente y el futuro.

Lucía Pilar Figueroa Sánchez, que participa del programa Pasá la Posta, conversó con ANCCOM y destacó la participación estudiantil: “La verdad superó nuestras expectativas porque pensamos que íbamos a ser pocos, pero eso habla del compromiso por parte de las organizaciones estudiantiles y territoriales para tomarse estas instancias de encuentro e intercambio federal”. Y añadió que “se trabajó en cómo construir herramientas organizativas vinculadas a los derechos humanos para que se genere mejores garantías de derechos de los propios estudiantes, en un contexto donde la criminalización del claustro estudiantil se viene viendo, sobre todo en CABA y en un montón de lugares del país”.

El objetivo de las comisiones, en general, fue dar a conocer las problemáticas que atraviesan los diferentes campos de la sociedad, en particular la salud, la cultura, la política y la educación y plasmar estas demandas en una futura línea de trabajo de cara a las elecciones del 2023. 

Una vez finalizadas las comisiones, en la puerta de la Casa Nuestros Hijos, la Vida y la Esperanza (Madres – Línea Fundadora) esperaban para dar inicio al panel de Lawfare y Discursos de Odio, el diputado nacional Hugo Yasky; el ex vicepresidente de la Nación, Amado Boudou; el integrante de la Secretaría de Justicia, Agustín Mena; el ex miembro de la Corte Suprema de la Justicia de la Nación y abogado penalista, Eugenio Zaffaroni; y la abogada, Graciana Peñafort. La primera oradora fue Peñafort quien hizo hincapié en el lawfare y los discursos de odio, temática que rodeó cada una de las comisiones del Encuentro: “El lawfare goza de buena salud. Está sano e intacto porque sus miembros no han sido tocados, lo que significa que el estado de derecho está en peligro. No hay lawfare sin los medios de comunicación porque son ellos los que instalan el sentido de la culpabilidad. En nuestro país, nadie es culpable hasta una sentencia firme. El lawfare tergiversa el concepto y define como culpable a gente que ni siquiera ha sido juzgada”.

Es a través de los medios de comunicación que se da la “proliferación de discursos de odio. Los necesita para instalar la culpabilidad incluso antes de que esta sea dictada”, sentenció. Y ejemplificó que estos ataques son constantes contra los sindicatos y ciertas figuras políticas, en particular, contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

El siguiente orador fue Hugo Yasky que, en sintonía con la abogada, resaltó que “en nuestro país hay una justicia alineada detrás de los intereses de la clase dominante. Antes de hablar de lawfare, el peronismo fue proscripto y fue validado por jueces. El aparato de justicia construyó una legalidad y una democracia donde el principal movimiento popular y su líder estaban proscritos. Esa violencia de la clase dominante contra el movimiento popular es una constante en nuestra historia”. Y sentenció: “El juicio a la compañera Cristina Fernández de Kirchner es el intento de proscribir, el intento de desarticular al movimiento popular y de convalidar ese remedio cínico de democracia para establecer el juego democrático con los límites que les imponen los sectores dominantes”. 

Amado Boudou, quien fue uno de los blancos para el ataque constante del lawfare, indicó que “han encontrado otros medios para continuar con la opresión y llevar adelante la cancelación de dirigentes políticos, sindicales y de las organizaciones del pueblo. Ese mecanismo tiene nombre en inglés, es el lawfare. Tenemos que dejar de lado cualquier eufemismo e interpretar que hay ejecutores del lawfare, que son el sistema judicial y el sistema mediático, pero también quienes impulsan estas políticas porque se benefician con ellas”. 

El integrante de la Secretaría de Justicia, Agustín Mena, completó lo dicho por Boudou: “Como no bastaba con la estigmatización y la persecución para pretender quitar de la conducción de nuestro país a Cristina Fernández, intentaron eliminarla físicamente. No nos tienen que quedar cortas las palabras cuando decimos que tenemos que luchar y resistir esta embestida porque lo que buscan es que, si no te pueden perseguir y neutralizar, como hicieron con Cristina, buscan directamente la eliminación para que no puedan volver a nuestra región modelos económicos y políticos como teníamos en nuestros espacios en Latinoamérica”.

Raúl Zaffaroni cerró el panel con conceptos, e historizó sobre el sistema judicial, sin dejar de perder el hilo del debate: “El Plan Cóndor judicial, llamado lawfare, es una campaña de derecho en el sentido punitivo. En realidad, es una asociación ilícita entre algunos jueces, algunos ministerios públicos, políticos, medios de comunicación y formadores de opinión. Es una parte de una guerra colonial. La persecución política a líderes populares tiene dos puntas: persigo al enemigo, pero garantizo, al mismo tiempo, la impunidad del enemigo. Esto legitima muchísimas cosas, no solo en contra de líderes políticos”.

La jornada contó con un cierre multitudinario en el que se reunieron todas las personas que durante todo el día se reunieron en la ex Esma a discutir estrategias para defender los derechos vulnerados. Allí participaron Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes; Lita Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; Horacio Pietragalla Conti, Secretario de Derechos Humanos de la Nación; y Máximo Kirchner, presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires.

Lita Boitano y Tati Almeida agradecieron la presencia y participación de más de mil personas en este VI Encuentro, recordaron a Néstor Kirchner y enfatizaron en el pase generacional de la lucha. Sin embargo, Taty aclaró que “las ‘locas’ seguimos de pie”. Añadió que “hay que tener memoria, esa que tanto tratan de hacer desaparecer. La memoria es una pata de nuestra lucha. Justicia legal, jamás justicia por mano propia. Nosotras no sembramos odio, sembramos amor. Y el amor va a triunfar porque no nos han vencido”. 

Por su parte Mayra Mendoza remarcó que las Madres y Abuelas “son nuestro faro para nuestra vida, militancia y accionar diario. Le debemos a esa historia de lucha que tanto tienen para contar, y nosotros y nosotras en nuestro trabajo diario, en la responsabilidad o del lugar que nos toque tenemos que seguir reivindicando la causa por la que hoy no están físicamente -pero sí su fuerza en los compañeros y en los corazones- los 30.000 compañeros desaparecidos”. 

En la misma línea, Horacio Pietragalla sostuvo que “Los 30.000 fueron los primeros que sufrieron las primeras estigmatizaciones, y después las Madres y Abuelas. Siempre recuerdo, que nos contaba Taty, que había gente que se acercaba, mientras hacían la ronda, y las insultaba. Ellas eran madres con un amor terrible, que se movieron por esa fuerza, que sólo puede una madre y que nos enseñan día a día que la única lucha que se pierde es la que se abandona”. 

El último en hablar fue Máximo Kirchner, que luego de ser crítico al contexto actual, y describir la situación económica argentina heredada del gobierno de Mauricio Macri, denunciar la persecución hacía trabajadores y sindicalistas, culminó su intervención en torno a los discursos que suelen escucharse en boca de figuras políticas de la oposición que tienden a ser más radicalizados. El presidente del PJ bonaerense expresó: “Esta derecha violenta, que estigmatiza todo aquello que puede, que siente que no le es dócil, que siente que no le obedece, se muestra siempre dispuesta a ir corriendo los márgenes de los acuerdos democráticos en los que los argentinos y argentinas hemos decidido vivir y hemos construido a partir del regreso de la democracia allá, por el año 1983”.