
«Si no somos nosotros, ¿quién?»
Ante la ausencia estatal, la solidaridad colectiva asiste a los habitantes de la Patagonia que sufren el drama de los incendios. Múltiples colectas y actividades a beneficio se organizaron en distintos puntos del país.

Desde diciembre de 2024, la Patagonia enfrenta una devastadora serie de incendios forestales que han consumido más de 37.000 hectáreas de bosques nativos, afectando gravemente a las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. El fuego ha causado al menos un muerto, la destrucción de 120 viviendas y la evacuación de más de 500 familias.
La falta de aviones hidrantes, equipos adecuados y cuadrillas de combate agrava la situación, dejando a las poblaciones locales en una lucha desigual contra el fuego. Ante la ausencia de un plan de contingencia estatal eficiente, la organización comunitaria se convierte en el principal sostén.
La solidaridad se activó en distintas ciudades del país. Vecinos, organizaciones y comercios impulsaron colectas para asistir a las comunidades afectadas. Las donaciones —guantes, lentes de protección, mochilas de agua forestal, baterías para linternas, colchones, ropa y alimentos— llegan a la Patagonia en autos particulares, camiones y por medio de transferencias directas a los municipios perjudicados. También se involucraron algunos artistas, como María Becerra, que le valió una catarata de expresiones de odio del presidente Javier Milei.
«Estábamos todos con ganas de ayudar, pero si no hacíamos algo concreto, iba a quedar solo en el boca a boca. Entonces, hice un flyer y lo empecé a compartir», cuenta Juliette Ramone en diálogo con ANCCOM, trabajadora de Strummer Bar y una de las organizadoras de una colecta en Capital Federal.

El bar prestó su espacio como punto de encuentro para recibir donaciones, y algunos de sus trabajadores se encargaron de organizar la colecta y coordinar el envío de ayuda a las zonas afectadas. “La iniciativa surgió cuando una compañera que tiene familia en el sur contó que estaba juntando cosas para enviar por encomienda», explica Flora, otra de las organizadoras. “Nos mandó lo que más necesitaban: guantes, lentes de protección, mochilas de agua forestal, baterías para linternas, porque los bomberos voluntarios y los vecinos están combatiendo el fuego sin descanso y no dan abasto. También ropa, colchones y alimentos para las más de 300 familias que perdieron sus casas», continúa Juliette.
Entre quienes se acercaron a donar estuvo Catalina, una vecina del barrio. «Vi el flyer en la agenda semanal del bar y además tengo amigos que tocan ahí, así que estuvieron difundiendo la colecta. Vivo cerca y siempre estoy atenta a las movidas solidarias que organizan», explica. Además de informarse por redes sociales, Catalina también vio carteles en la calle que invitaban a colaborar. «Siempre que puedo trato de aportar algo», agrega.
Desde otro espacio, La Disidente también impulsó acciones para visibilizar la emergencia en la Patagonia. Sebi, uno de los integrantes de la colectiva, resaltó la importancia de articular esfuerzos: «Tenemos muchas conexiones con El Bolsón y otras localidades afectadas. Nos parece importante aportar desde acá y visibilizar que estos incendios no son casuales, son intencionales». La Disidente, que trabaja en territorio y avanza en su transformación en cooperativa, organizó un festival en San Martín con el doble propósito de recaudar fondos y generar conciencia. «El fuego es ancestral, pero el incendio es provocado. Es una estrategia para vender esos territorios a multinacionales y despojar a las comunidades originarias», advirtieron.

El colectivo Arte por la Patagonia también organiza eventos culturales para reunir fondos y visibilizar la problemática. «Lo que ocurre en el sur no es solo una emergencia ambiental, es una crisis política. Las comunidades originarias y quienes resisten en el territorio necesitan apoyo urgente», expresaron desde la organización.
El colectivo Arte por la Patagonia organizó eventos culturales para reunir fondos y difundir la problemática.
La combinación de factores climáticos, como sequías prolongadas y olas de calor extremo, junto con la acción humana, ya sea por negligencia o intencionalidad, ha incrementado la frecuencia y magnitud de los incendios forestales. Según datos oficiales, en 2021 se incendiaron en Argentina 302.000 hectáreas, y en 2024, los incendios forestales en la región de los Bosques Andino Patagónicos afectaron 7.747 hectáreas, el 90% en la provincia de Chubut.
«A pesar de la magnitud de estos incendios, no hay nuevas respuestas del Estado. No se anunciaron políticas integrales de prevención ni un plan eficiente para combatir el fuego. La falta de recursos y estrategias a largo plazo nos deja en una situación de vulnerabilidad extrema. Acá, la única respuesta viene de la gente, de la organización autogestiva y la solidaridad. Si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo va a hacer?», se pregunta Marta, quien organiza colectas en el patio de su casa en Quilmes para enviar ayuda a su hija en El Bolsón.