La lucha campesina en Mendoza

La lucha campesina en Mendoza

La ópera prima de Mariano Cócolo, La calma, muestra la realidad del pueblo huarpe a través de la historia de una joven que tiene que retornar a su tierra natal para cuidar a su padre.

 

La película La calma, del director mendocino Mariano Cócolo, cuenta la historia de Nancy, una joven que vuelve a su pueblo para cuidar a su padre que acaba de sufrir un ACV. Interpretada por la actriz Tania Casciani, Nancy se había mudado a la ciudad para estudiar Derecho y, al mismo tiempo, trabajar en una fábrica de botellas, pero tras el accidente cerebrovascular de su padre se ve obligada a volver a su pueblo natal, no sólo para atenderlo, sino también para resguardar sus tierras, que están bajo amenaza de los terratenientes.

Rodado en Lavalle, provincia de Mendoza, el filme busca visibilizar a la comunidad huarpe, cuyos miembros todavía hoy trabajan la tierra, viven de la crianza de animales y luchan diariamente con las inclemencias del lugar, sobre todo contra la crisis hídrica que padece el secano mendocino. “Me impactó la manera que resisten ese estilo de vida y cómo pelean día a día. A partir de las charlas, empezaron a salir problemáticas en relación a los abusos del poder, que despertaron algún tipo de inquietud y necesidad de contar una historia en torno a esa realidad”, expresa Cócolo en diálogo con ANCCOM

El proyecto, según el cineasta, nace en el campo, lo cual no es una experiencia nueva para él, ya que desde chico ha recorrido distintos parajes rurales. Sus padres, además, le transmitieron el amor por las tradiciones, el folklore y la gauchesca. Pero, aclara Cócolo, siempre fueron visitantes: disfrutaban ciertas actividades y volvían a la ciudad. Por esta razón, el director sintió la necesidad de compartir y escuchar a las personas de la comunidad huarpe para mostrar su coyuntura y sus costumbres, que van pasando de generación en generación.

El árido paisaje se exhibe, en la película, en blanco y negro. Si bien se filmó a color, el monitor lo tenían con un registro visual clásico, para quitarle artificio al entorno. Querían poner el foco en el personaje y la realidad que vivía, sacándole cualquier tipo de color. De alguna manera, el blanco y negro resumía lo que pasaba allí. Algunas de las escenas, tal como cuenta Cócolo, estuvieron inspiradas en el director soviético Andrei Tarkovsky, a modo de homenaje estético.

La calma propone una experiencia visual y sonora que permite al público reflexionar y conmoverse. «A veces, por amor, uno deja muchas cosas atrás para estar con la persona que ama. En este caso, Nancy se quedó con su padre y lo cuidó hasta el día de su muerte. Al ver que él estaba sufriendo, ella dejó sus estudios y su trabajo, eso realmente me emocionó”, afirmó Facundo Coronel, un espectador de la película.

Durante el rodaje, el equipo debió afrontar distintos desafíos, como el intenso frío por las noches. El actor Miguel Ángel Borra, quien interpretó el padre de Nancy, vivió en carne propia tales inclemencias y llegó incluso a enfermarse, no tanto, por supuesto, como su personaje. Asimismo, estuvieron días sin poder ducharse, por las pocas comodidades de las que disponían y por el estricto cuidado del agua en el lugar.

“El desafío más grande es llevar adelante una película con pocos recursos. Pero uno encuentra justamente en eso la posibilidad de tener al lado gente maravillosa, a la que voy a estar agradecido siempre”, remarca Cócolo.  El rodaje, señala, se realizó en dos etapas: 11 jornadas a partir de julio de 2018 y, casi un año después, en 2019, dos jornadas más. En total fueron trece jornadas junto a un equipo “muy talentoso y hermoso”, como lo define Cócolo.

Distinguida con diversos premios en Argentina y en el exterior, La calma se puede ver en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530, CABA.

Una marcha de miles en tierras mapuche

Una marcha de miles en tierras mapuche

Una multitud de militantes del feminismo, de pueblos originarios, y de diversidades, marcharon en Bariloche al compás de consignas contra el fascismo y las propuestas electorales arrasadoras de la extrema derecha, como cierre al 36° Encuentro de Mujeres y Diversidades. 

-No me da más el aire -exclama una mujer mientras camina cuesta arriba. A lo lejos, emerge desde los cerros nevados el ruido de los tambores. Son casi las seis de la tarde en Bariloche, que es también Furilofche Wallmapu, tierra mapuche. A su espalda grupos de mujeres y disidencias también se dirigen a paso firme hasta el punto de encuentro. Al llegar hasta Beschtedt y la Ruta Juan Marcos Herman, una sonrisa se le dibuja cuando descubre a les miles que ya aguardan a que comience la marcha.

Camperas infladas, ponchos, lanas de todos colores y guantes cubren del frío a la columna que empieza a inquietarse. “Estamos desde las tres de la tarde”, comenta una militante del MTE. Junto a sus compañeras arma una ronda sin dejar de sostener las banderas que el viento agita con fuerza. Por su parte, integrantes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito aprovechan el tiempo para ponerse el glitter verde que adorna sus rostros.

Para las siete de la tarde, empiezan a moverse las casi 70 mil personas de todo el país que nutren las cuadras de la ciudad rionegrina. Muchas, tal como las compañeras cordobesas de la agrupación Dignidad, viajaron más de 25 horas para poder llegar. “La unión es nuestra diversidad”, afirma Zulma y reivindica la importancia de haber coincidido en este 36 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. 

Florencia Bark, vocera de la Comisión Organizadora del Encuentro, comenta que “una de las mayores dificultades fue la situación económica que llevó a que el presupuesto se duplicara en unos meses”. Aún así, lograron habilitar  los gimnasios, universidades y escuelas que brindaron alojamiento y el espacio para los 112 talleres que se realizaron. 

Por la vereda, una joven a paso apresurado pega afiches en los postes de luz. Sobre un fondo blanco y con letras negras se lee  “Con machos y fachos, nunca!” y también “Libertad es que la educación sea para todes”. Las consignas que se hacen eco del contexto electoral y del giro a la derecha se entonan con un ”Milei, Milei, no seas cara dura, vos sos la vieja casta que bancó la dictadura”. Pañuelos verdes y blancos se entrelazan atados en las mochilas.

Durante el trayecto, las mujeres de comunidades mapuche que encabezan la marcha también se hacen escuchar. Una de ellas grita a viva voz, mientras levanta el puño al cielo, el nombre de sus compañeres asesinades. Cada vez, le responden con un fuerte y claro “Presente”. Además, cantan en mapudungún y bailan mientras golpean sus kultrunes. El mismo instrumento en una versión gigante cubre por completo el monumento a Roca en el Centro Cívico. 

Detrás de un ventanal, una vecina de pelo canoso mira la multitud, junta sus palmas como en señal de agradecimiento y tira besos. “Mujer que escucha, únete a la lucha”, le dicen las mujeres que con pelucas fucsias marchan del otro lado. La situación se repite con les que saludan alegres desde sus balcones.

Sin embargo, no todes tienen esa postura. Cerca de las 21 horas, bajo un cielo estrellado, la marcha transita la avenida 12 de octubre a la vera del Nahuel Huapí. “Ojo, no pasen por ahí que están tirando piedras desde el edificio”, le advierte un grupo a otra mujer que camina con sus dos hijes de la mano. Las agrupaciones se acercan más a la costa y se alejan de las construcciones. El episodio no empaña la noche, que continúa festiva y suma incluso fuegos artificiales.

“Las urnas en octubre vamos a llenar de los votos feministas que exigen ¡ni un paso atrás!”, repite el coro en la recta final hacia el Velódromo, donde el disfrute continuará con la peña. Algunes se pasan botellas de vino o de cerveza, otres saltan para entrar en calor al ritmo de “Qué momento, a pesar de todo les hicimos el encuentro!”.

Día de la madre en contextos de encierro

Día de la madre en contextos de encierro

La Red Creer es un espacio pensado para la inclusión socioeconómica de las personas privadas de su libertad o liberadas y sus entornos directos. Las organizaciones que la conforman realizan diversas actividades para ayudar a las madres a repensar el vínculo con sus hijos e hijas y así “desarmar lo aprendido en contextos de vulneración de derechos”.

Maria Laura Fernandez tiene 44 años, es chef, jefa de hogar, madre de 2 niños y vive en Florencio Varela. Estuvo privada de su libertad pero mediante presentaciones en la justicia logró transitar esta situación bajo arresto domiciliario por ser “el único sustento económico y emocional de su hijo menor de edad”.

“Son muchas las cosas que cargamos como mujeres y madres solteras, y muchas las cosas que me llevaron a estar detenida”, explica María. “Me pude conocer más a mí misma”, agrega. Durante su tiempo detenida se recibió de promotora territorial de prevención de la violencia de género para ayudar a otras mujeres que pasaban por situaciones similares a las de ella. Ya en libertad asumió la militancia social como una forma de hacer correr la voz sobre la importancia del acompañamiento para creer que otra forma de vida es posible. “Hay un montón de compañeras que no llegan”, se lamenta María quien conoció a la Red Creer a través de la Dirección Nacional de Readaptación Social.

La Red Creer es un espacio pensado para inclusión socioeconómica de las personas privadas de su libertad o liberadas y sus entornos directos. Las organizaciones que la conforman realizan diversas actividades para ayudar a las madres a repensar el vínculo con sus hijos e hijas y así “desarmar lo aprendido en contextos de vulneración de derechos”.

Según el informe «Contextos de Encierro en América Latina» del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia y la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la mayoría de las mujeres están privadas de su libertad por delitos no violentos. El 63 por ciento de ellas todavía está sin condena y el 27 por ciento de las que son madres tiene más de tres hijos.

En este contexto la red apunta a que tras las rejas se puedan construir otras formas de cuidado. Profundizar en la historia personal de las mujeres que viven con sus hijas e hijos de hasta 4 años en contextos de encierro permite hallar algunos puntos comunes entre todas. “Muchas de ellas desarrollan funciones vinculadas a lo maternal desde muy chicas, porque cuidan a hermanas o hermanos más pequeños o porque quedan embarazadas en la adolescencia y aprenden a ser mamás en contextos difíciles”, explica Marcelo Koyra, fundador de la Fundación “Crear desde la educación popular”, una de las 140 organizaciones que integran la Red con la perspectiva de generar, oportunidades laborales y de formación para personas que están y estuvieron en prisión.

Una de las mayores dificultades que afronta el ejercicio de la maternidad desde el encierro es que las dificultades van cambiando, afectadas por el desarrollo del proceso penal. Con la detención y el ingreso a las comisarías, se produce una separación de los niños y niñas, un desprendimiento que Koyra considera “desgarrador”. Luego cuando las mujeres pasan a los “pabellones de madres” del Servicio Penitenciario Bonaerense lo difícil está vinculado a las prácticas de cuidado en el contexto de una institución creada para garantizar la seguridad de sus habitantes: “Si bien los espacios han sido adecuados para albergar infancias, la infraestructura edilicia, ese espacio físico, no está diseñado ni proyectado según el interés superior del niño”, remarca el titular de la organización.

Patricia Tévez, vicepresidenta de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (ACIFaD) considera que cuando las mujeres están detenidas se vulneran mucho los vínculos. La familia que está del lado de afuera, tal vez con otros hijos, no puede ir a verla. También son frecuentes los casos en que sus hijos están a cargo de hogares u otras instituciones y pierden toda clase de relación con ellos, lo que le genera “mucha tristeza”.

“Si bien los espacios han sido adecuados para albergar infancias, la infraestructura edilicia, ese espacio físico, no está diseñado ni proyectado según el interés superior del niño”, remarca el titular de la organización, incica Patricia Tévez.

Vínculos maternos

ANCCOM consultó a distintos integrantes de la Red Creer acerca de cómo trabajan para reformular el vínculo materno de las reclusas construido en situaciones de vulnerabilidad. En el caso de la Fundación Crear lo hacen desde la educación popular. El trabajo que desarrollan en la Unidad Penitenciaria 33 de Los Hornos, en La Plata, no tiene como objetivo principal una reforma del vínculo materno. Sin embargo, comentan que “este proceso se despliega a la luz de los intercambios que se generan con ellas en los distintos talleres que realizamos, los cuales están dirigidos a las infancias: títeres, teatro, plástica, música, danza, yoga y crianza sin violencia y cuestiones de género vinculadas a las mamás”.

Como explica Marcelo Koyra lo que buscan es fortalecer las capacidades de las mamás para llevar adelante procesos reflexivos y crianzas desde la ternura. Para esto trabajan en grupos desde la perspectiva de un abordaje psicosocial y de la educación popular con técnicas lúdicas y con actividades creativas. Estas actividades les permiten “historizar” la construcción del desempeño de su rol materno, indagando en los orígenes de su construcción.

Desde la visión de la vicepresidenta de la ACIFAD se considera que el proceso sale más que nada de las propias mujeres “porque hay unidades donde se puede mantener un vínculo acorde en las visitas de sus hijos pero otras en las que no”. Esto se debe a que en muchas penitenciarias el uso de teléfonos celulares está prohibido y las madres no pueden hablar con la maestra o la psicóloga y así seguir los pasos de ese hijo o hija. Además hay veces que las familias no pueden llevar ni una vez al mes a esos niños para que puedan ver a sus mamás. “Es muy difícil, pero ellas intentan poder estar”, sintetiza. 

Florencia Sequeira, coordinadora de la Red Creer, piensa que para darle un giro a la situación actual hay diversas urgencias que se necesitan atender en contexto de encierro y especialmente para las mujeres que pasan por un proceso de privación de su libertad: “Consideramos que los espacios, tanto para aprender habilidades técnicas como socioemocionales, son sumamente necesarias de abordar dentro de las unidades penitenciarias y que brindarles estas oportunidades de formarse, de conocer sobre oficios, de poder adquirir conocimientos sobre emprendedurismo, sobre economía social, son herramientas que van a permitirles acceder a fuente de ingreso una vez que recuperen su libertad y sobre todo, en el corto plazo, lo que tiene que ver con lo autogestivo”.

En Argentina hoy 15 de octubre se celebra el día de la madre, cuyo origen religioso ya se secularizó y expandió por toda la sociedad. En Estados Unidos el día (que se celebra en mayo) se debe a las activistas Anna Reeves Jarvis y Julia Ward Howe quienes esperaban y rezaban para que alguien, un día, reconozca la memoria de las madres, “para celebrar el servicio incomparable que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida”. 

La radio libera

La radio libera

Se desarrolló la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro. Miembros del programa de diferentes rincones del mundo compartieron sus experiencias y dieron cuenta del poder de reinserción de esta herramienta.

Se realizó la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro, organizada por Prison Radio International, el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y FM La Tribu donde se inauguró el encuentro el 4 de octubre, último.

En esta primera conferencia llamada “Escuchar la cárcel”, invitados de distintas ciudades del mundo reflexionaron y dialogaron acerca del derecho a la comunicación de las personas detenidas, de derribar mitos y prejuicios del mundo exterior y de pensar a futuro la radio en contexto de encierro.

La conferencia contó con tres paneles de especialistas en la temática: “Radio en cárceles en América Latina y el mundo” del que participó Phil Maguire, director ejecutivo y fundador de Prison Radio International en Inglaterra. Al comienzo de su ponencia propuso creer en el poder de la radio para transformar las vidas. En cuanto a la puesta en marcha del Programa de Prison Radio Internacional en cárcel planteó: “Nosotros no nos acercamos al micrófono porque supimos que las voces que importaban eran las de ellos”. Maguire fue productor radiofónico en la BBC y creó con Prison Radio la primera emisora de radio nacional del mundo para personas privadas de su libertad.

Ximena Granja, trabajadora del servicio nacional de integración a personas adultas privadas de su libertad en Ecuador, también hizo su aporte a esta mesa y contó lo gratificante que le resultó la implementación del Programa de radio en su país: “Los privados de su libertad proponen los temas en el programa de radio en cárcel, nadie les impone el tema, el guion, la producción, edición, locución es cien por ciento elaboración de los detenidos”. Además agregó que ellos solo hacen revisión por si hay algún contenido que no es adecuado aunque eso nunca pasó. Sobre la respuesta de los detenidos declaró: “Ellos asumieron el reto, fueron respetuosos y tuvieron una gran experiencia, de todo el grupo que salió y pasó por el taller. Hubo cero reincidencias y eso es algo que nos llena de satisfacción porque entienden que estos proyectos les trajo nuevos retos a su vida, los empoderó como seres humanos al momento de obtener su libertad y eso da la idea que están bien organizados”.

Paulina Olalla, exdetenida que participó del Programa en Ecuador contó: “Fue maravilloso porque me sentí libre frente a un micrófono, mis pensamientos eran libres, nunca ninguna de las autoridades me dijo `di esto`. Mis compañeras y yo éramos libres, manifestamos lo que sentíamos, volábamos detrás de unos muros que nos detenían, estábamos encerradas pero nuestra mente fue libre”.

Ruth Armstrong, abogada y criminóloga, experta en justicia penal, contó su experiencia en una cárcel en Texas: “Estuve frente a detenidos que hicieron cosas muy malas, pero en vez de conocer criminales conocí personas. Todos necesitamos construir algo mejor y la pena de muerte no es la solución, yo aprendí a escuchar las voces. Muchos crecimos con una política que dice que tenemos lo que merecemos y te das cuenta de que esa no es la realidad. Hacer este tipo de actividades te motiva a tener otro corazón, a tener un sentimiento social distinto y te promueve a hacer otra cosa.” Para ella “la radio en la cárcel construye esperanza, esa esperanza es un hacha con el que se derriba una puerta cuando hace falta”.

“Fue maravilloso porque me sentí libre frente a un micrófono, mis pensamientos eran libres. Mis compañeras y yo éramos libres, manifestamos lo que sentíamos, volábamos detrás de unos muros que nos detenían, estábamos encerradas pero nuestra mente fue libre”, dijo Olalla.

El panel de Derechos y comunicación contó con la participación de Miriam Lewin, defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual quien habló del trabajo de la Defensoría y comunicó: “En la Defensoría consideramos que la comunicación desde adentro es fundamental. Estamos convencidos de que, cuanto más porosas y transparentes sean las paredes de las instituciones cerradas, menos posibilidades hay de que se violen otros derechos fundamentales”. 

Lewin también compartió las «Recomendaciones para el abordaje mediático responsable de los contextos de encierro y las personas privadas de la libertad» disponibles en la página de la Defensoría. (https://defensadelpublico.gob.ar/wp-content/uploads/2023/07/recomendaciones-contextos-de-encierro-1.pdf ).

También estuvieron Claudia Cesaroni, directora del CEPOC (Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos) y Macarena Fernández Hoffman, la coordinadora del equipo de Política Criminal y Violencia en el encierro del CELS (Centro de Estudos Legales y Sociales), ambas hablaron del derecho a la comunicación de los detenidos informando, desmintiendo mitos en torno a la tenencia de los celulares en la cárcel.

Cesaroni aclaró: “El derecho a la comunicación significa poder usar dispositivos como lo usamos todas las personas, y si algunas personas usan estos dispositivos para cometer delitos, de ninguna manera eso implica prohibirlas para todos”. Luego habló del derecho que tienen las personas privadas de su libertad a poder mostrarse o ser mostrados, habló de cómo se comunica cuando una persona es procesada, condenada o que cometió un delito y la necesidad de evitar que esas comunicaciones sean violatorias de su dignidad: “No hay una intervención pública suficiente cuando esa manera de ser mostrado es denigrante”, advirtió.

Por otro lado, la coordinadora del CELS recalcó: “La cárcel es sólo privación de libertad y el resto de los derechos, como la comunicación, deben ser garantizados”.Y sobre el uso de celulares, describió:“El celular no es solo comunicarse sino también una puesta a futuro al momento de la salida.. Es una fuente de denuncia de violencia, el celular expande otros derechos. Un ex detenido contaba que antes, cuando usaban el teléfono público, había peleas si te pasabas un minuto y había una pelea que no sabía cómo podía terminar. Con el uso del celular bajo la violencia y la ansiedad de saber qué pasa con su familia al estar encerrado”.

Cesaroni opinó sobre el caso de la Provincia de Buenos Aires con la regulación y la habilitación del uso de celulares a partir de marzo del 2020: “Para garantizar los derechos al contacto con familiares y con el afuera, el servicio penitenciario bonaerense desarrolló un protocolo para habilitar y regular los celulares y a partir de ese momento el protocolo está vigente. De esta práctica se observó una disminución de la violencia dicho tanto por los detenidos, los defensores y los jueces como los trabajadores del servicio penitenciario.

La Comisión de Hechos Violentos comunicó que desde el 2019 al 2021 los hechos violentos disminuyeron un 49%. “Todas las personas con celulares tienen registrados el aparato y el chip, solamente se puede tener acceso a whatsapp, no a redes sociales, Si de alguna manera te conectas a una red social salta de una manera y te hacen un acta o una sanción disciplinaria”.

En el último panel, denominado “Qué será de la radio en cárceles”, fue una invitación a pensar la construcción de la identidad sonora identitaria.

Gastón Montells, comunicador, docente y productor cultural, afirmó que las ideas más grandes son las que podemos pensar en conjunto. “Si hay un desafío comunicacional inicial que habilite una conversación tiene que ver con el hecho de ́desencantar, de quitar el encantamiento, entendiendo como encantamiento a todo proceso normalizador o de sumisión, debemos desnaturalizar, permitirnos construir otros reales posibles”.

“Los proyectos que logran contarse son realmente diferenciales, las experiencias con las radios comunitarias o los proyectes en cárceles son una confirmación de eso, de cómo juntos habilitan narrativas que empiezan a ser originales, empiezan a anunciarse por sí mismos, la oportunidad que permite, con otros tiempos y otros lenguajes”, describió Montells.“Los proyectos comunitarios han sido fundantes de procesos porque siempre intentan construir sus condiciones de existencia .Los cuerpos están encerrados y las imaginaciones son infinitas, la imaginación nos permite narrarnos con otras enunciaciones”.

Mikki Lusardi, directora de Nacional Rock, sostuvo que  lo mejor que puede dar lo público es el federalismo. “La gran ventaja de institucionalizar este tipo de comunicación tiene que ver con romper con la estigmatización, cuando algo se vuelve institucionalizado es mucho más difícil construir un discurso que vaya en contra. Si las personas privadas de su libertad puedan tener un entramado que los ampare y los proteja solo les abre oportunidades”.

Lili Cabrera, exdetenida cerró la mesa: “Pensaba en el título del evento “escuchar la cárcel”, cómo sobreviven estos proyectos si nos gana el neofascismo y en ese contexto veo la crueldad del sistema”. Cabrera recordó: “Se llevaron a cabo proyectos que parecían imposibles, yo soy liberada pero pienso en las personas que estaban dentro y en sus familiares, pienso también en las conquistas y es difícil que estos proyectos funcionen. Yo también entré con otros proyectos, como el de la fibra óptica para que se pueda estudiar en la cárcel”. Luego retomó algo de construir sentido y recordó: “En nuestro colectivo la comunicación es muy importante para comunicar un producto de la cooperativa textil y de encuadernación, como comunicar lo que hacemos sin victimizarnos”.

Cabrera cerró: “Como sociedad tenemos ese desafío, cómo hacer que las personas privadas de su libertad salgan y puedan hacer otra vida, las personas pobres son las que van a la cárcel pero cualquiera puede pasar por un penal”.

En la conferencia se abordaron distintos temas en torno a la comunicación en el encierro. Algo quedó en claro y es que nada sucede sin intervención y sin articulación colectiva.

El micromachismo cotidiano puesto en escena

El micromachismo cotidiano puesto en escena

Federico Tombetti repone «Y a otra cosa mariposa», una obra de teatro escrita en la década de 1980 por Susana Torres Molina para denunciar con humor el falocentrismo.

Y a otra cosa mariposa, la obra de teatro escrita en los años ochenta por Susana Torres Molina, vuelve al escenario de la mano de Federico Tombetti como director y cuatro talentosas actrices que, personificadas de hombre, nos invitan a descubrir el mundo privado de los varones poniendo en jaque sus lógicas machistas.

Los sábados a las 22 30 horas el público se agolpa en las afueras del Teatro Nun en Villa Crespo. Todos aguardan con impaciencia la apertura de puertas y el pase a sala. Finalmente, las y los concurrentes de diversas edades se acomodan bajo las indicaciones de las actrices que, ya en personaje, no demoran en “piropear” a los hombres de la sala como parte de una introducción a lo que vendrá.

Y a otra cosa, mariposa retrata la masculinidad con la que la autora convivía a diario en el momento de pergeñar la obra. Hoy, cuatro décadas más tarde, la pieza, con sus respectivas adaptaciones, continúa interpelando a un público diverso que evidencia con carcajadas que tal vez hayan cambiado las formas, las palabras, pero que la construcción íntima del mundo masculino continúa tan cargada de sexismos falocentristas como en aquellos años.

La puesta en escena surge de una actividad que realiza Tombetti en su calidad de docente de la escuela de formación actoral Agustín Alezzo, durante la cual se propone el libreto y se realizan diversas adaptaciones de la obra. Una de esas oportunidades resultó particularmente atractiva para Tombetti,  quien destaca la calidad de las actuaciones de Malena Pereyra y otra alumna de la academia en los personajes de “El Flaco” y “El Gordo”, respectivamente. En ese momento, supo que había encontrado su siguiente proyecto.

Movilizado por la vigencia del texto de Torres Molina, Tombetti encontró la motivación justa para darle vida nuevamente a la obra. “En un punto es maravilloso porque en el 80 la autora supo ver algo que ya venía sucediendo y que indudablemente iba a seguir, y por otro, lo terrible es que las prácticas sean exactamente las mismas”, remarca el director ante ANCCOM.

El libreto original fue levemente modificado con la idea de acercar la obra a nuevas generaciones, con problemáticas que si bien hoy son cuestionadas, aún conforman prácticas y formas de vida que incomodan. “El fin último que tiene la obra es que puedan reírse pero que después venga la reflexión. Por medio de los sonidos y los silencios se deja en claro que los personajes tienen la posibilidad de pensar, pero eligen no hacerlo”, finaliza el director.

Y a otra cosa mariposa trata en concreto sobre las omisiones construidas colectivamente sobre el machismo o los micromachismos cotidianos. Desde una mirada de denuncia se utiliza al humor como canal para habitar por un rato la libertad con la que los hombres ejercen su deseo y cómo éste se construye a partir de la opresión, por momentos discursiva, por momentos corporal sobre las mujeres y todos aquellos que no entran en los cánones estipulados por el patriarcado.

Los personajes fueron construidos colectivamente por medio de los aportes personales de cada una de las actrices. “Un trabajo en conjunto bastante extenso que empezó con ir probando, ir observando la realidad y la experiencia personal también”, comenta la actriz Lucia Di Carlo (quien interpreta a “El Pajarito”). “De hecho, los piropos de la segunda escena no están en el texto original, los agregamos nosotras en base a las barrabasadas que nos han dicho por la calle”. Actrices, coach y hasta el mismo director contribuyen a que este irónico espejo convoque por medio del humor al más variado público que por más de 70 minutos no deja de largar carcajadas hasta en las escenas más polémicas. “La gente grande se ríe un montón, no sé si es por incomodidad o porque se identifican”, concluye Di Carlo.

Aparece cierta sospecha sobre la risa, la sospecha de que se están reproduciendo patrones de opresión que en otro contexto resultan dolorosos pero que aquí, conforman una escena que resulta en su conjunto liberadora. La obra construye sobre una base en común, con personajes fácilmente identificables de la vida cotidiana y resignifica experiencias por medio del humor. Según Di Carlo, “hay cosas que una cree que no están y se las encuentra, y habiendo pasado por esta experiencia, interpela un montón, las mujeres estamos más entrenadas para detectar estos movimientos, más mancomunadas, aunadas en ir entendiendo cosas que suceden y que antes naturalizábamos”. Esto se evidencia en las risas de mujeres de todas las edades, pero sobre todo mujeres contemporáneas a la construcción y circulación de esos chistes históricamente machistas. Se trata de darle al público la capacidad de verse en escena y poder reírse desde el otro lado del escenario.

 

El director Federico Tombetti retomó la obra de los años ´80 por la vigencia de sus textos. 

La obra cierra aportando a la vigencia de los dichos recuperados por Torres Molina que, sin spoilear, marca los puntos recitando frases machistas de conocidos personajes de la escena pública actual. Las actrices encarnan un cuerpo político al repetir las palabras de ex presidentes de América Latina y Estados Unidos, cantantes argentinos y periodistas. En esta línea, y considerando el reciente corrimiento discursivo hacia la extrema derecha, la obra representa una apuesta vital, parte de una militancia activa y creativa, una denuncia sobre quienes dominan espacios discursivos de la escena pública y reproducen modelos arcaicos.

El elenco está formado por Ana Belén Capistrano, Lucía Marshall, Malena Pereyra y la mencionada Di Carlo. Las entradas están a la venta por medio de Alternativa Teatral o en boletería (Velasco 419).

 

Bailando por una ley

Bailando por una ley

La lucha por la creación de un Instituto Nacional de Danza cumple diez años. En 2022 se presentó por octava vez el proyecto legislativo. ¿Se aprobará esta vez?

Una vez más, como cada 10 de octubre, se celebra el Día Nacional de la Danza, recordando a las bailarinas y bailarines del Teatro Colón que fallecieron en un accidente aéreo en el año 1971. Pero no es lo único que hay que tener presente.

Los diferentes movimientos de danza del país, las personas que se identifican con este arte, este trabajo, luchan por la aprobación de la Ley Nacional de Danza. El proyecto fue presentado, por primera vez, en la Cámara de Diputados el 3 de septiembre de 2012 por el Movimiento por la Ley Nacional de Danza , desde entonces fue ingresado reiteradas veces. Eugenia Schvartzman, bailarina, maestra e integrante del movimiento, compartió con ANCCOM: “En todos estos años la comunidad se ha organizado, entiende de manera masiva la importancia de esta ley. Es una bandera que acompaña a todo el sector, se han hecho actividades, charlas y movilizaciones“.

Durante la pandemia, el arte en general y la danza en particual sufrieron su mayor golpe, dejando en evidencia la precariedad en la que se encuentra y la necesidad, la urgencia, de crear un Instituto Nacional de Danza en la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación para que fomente la actividad, le dé jerarquía a la disciplina y quede todo esto establecido para las próximas generaciones.

“Todo el sector de la cultura desnudó la precariedad en la que trabaja, particularmente la danza”, añade Schvartzman. “Nos tocó sufrir la incertidumbre de no tener interlocutores en el plano del Estado nacional, con lo cual el Ministerio de Cultura de la Nación toma nota de esta situación”. Luego de la pandemia se realizaron acompañamientos por medio de la generación del área de danza específica, tal es el ejemplo del área de danza de Tecnópolis  logrando el reconocimiento y la presencia de la danza en espacios donde previamente no estaba.

Esta ley no solo es de carácter urgente para las personas del área, sino también para la sociedad, debido a que no solo es una expresión artística sino también social. Por lo cual forma parte de la construcción de nuestra historia e identidad, y tiene que ser acompañada y protegida por el Estado.

Sin ley

Históricamente esta área es olvidada y postergada, varios han sido los intentos sin resultados, el último reingreso del proyecto, por octava vez, fue el 8 de noviembre de 2022. Este fue acompañado por otro más: “Ingresó otro proyecto por el Movimiento Federal de la Danza, entonces tuvimos dos proyectos en la Cámara y hoy podemos decir que esos proyectos están unificados. Durante estos meses hicimos un trabajo entre las dos organizaciones y el resto de las organizaciones del sector que vienen acompañando y militando el proyecto de ley junto con asesoras y diputadas para lograr la mejor Ley Nacional de Danza”, cuenta  Schvartzman.

Actualmente se encuentra en manos de las diputadas abordando cuestiones parlamentarias y acelerando el tratamiento en la Comisión de Cultura y Presupuesto. Schvartzman reflexiona: ”Creemos que son momentos que marcan un momento histórico, que el proyecto esté unificado y que tenga voluntad política de ser tratado es muy importante, no solo por diputados y diputadas de diferentes bloques políticos sino también por parte del Ministerio de Cultura. Creemos que tiene muchas chances de ser tratado ahora y de lograr su sanción”.

Con respecto al contexto actual en el que el candidate presidencial Javier Milei dice que debería desaparecer el Ministerio de Cultura Schvartzman asegura: ”En el plano de la cultura ya pasó que no tuvimos Ministerio y esto fue extremadamente complejo. En el gobierno macrista el Ministerio retrocedió varios pasos y volvió a ser una Secretaria y eso le quita desempeño, le quita estructura. Creemos firmemente en las instituciones transparentes, que se manejen de manera transparente, en donde trabajadores y trabajadoras del sector sean parte de ellas, y por esto estamos planteando un Instituto Nacional de la Danza como un esquema mixto donde la articulación con el sector es la columna vertebral”.