Por Ornela Rodríguez

Se desarrolló la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro. Miembros del programa de diferentes rincones del mundo compartieron sus experiencias y dieron cuenta del poder de reinserción de esta herramienta.

Se realizó la Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro, organizada por Prison Radio International, el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y FM La Tribu donde se inauguró el encuentro el 4 de octubre, último.

En esta primera conferencia llamada “Escuchar la cárcel”, invitados de distintas ciudades del mundo reflexionaron y dialogaron acerca del derecho a la comunicación de las personas detenidas, de derribar mitos y prejuicios del mundo exterior y de pensar a futuro la radio en contexto de encierro.

La conferencia contó con tres paneles de especialistas en la temática: “Radio en cárceles en América Latina y el mundo” del que participó Phil Maguire, director ejecutivo y fundador de Prison Radio International en Inglaterra. Al comienzo de su ponencia propuso creer en el poder de la radio para transformar las vidas. En cuanto a la puesta en marcha del Programa de Prison Radio Internacional en cárcel planteó: “Nosotros no nos acercamos al micrófono porque supimos que las voces que importaban eran las de ellos”. Maguire fue productor radiofónico en la BBC y creó con Prison Radio la primera emisora de radio nacional del mundo para personas privadas de su libertad.

Ximena Granja, trabajadora del servicio nacional de integración a personas adultas privadas de su libertad en Ecuador, también hizo su aporte a esta mesa y contó lo gratificante que le resultó la implementación del Programa de radio en su país: “Los privados de su libertad proponen los temas en el programa de radio en cárcel, nadie les impone el tema, el guion, la producción, edición, locución es cien por ciento elaboración de los detenidos”. Además agregó que ellos solo hacen revisión por si hay algún contenido que no es adecuado aunque eso nunca pasó. Sobre la respuesta de los detenidos declaró: “Ellos asumieron el reto, fueron respetuosos y tuvieron una gran experiencia, de todo el grupo que salió y pasó por el taller. Hubo cero reincidencias y eso es algo que nos llena de satisfacción porque entienden que estos proyectos les trajo nuevos retos a su vida, los empoderó como seres humanos al momento de obtener su libertad y eso da la idea que están bien organizados”.

Paulina Olalla, exdetenida que participó del Programa en Ecuador contó: “Fue maravilloso porque me sentí libre frente a un micrófono, mis pensamientos eran libres, nunca ninguna de las autoridades me dijo `di esto`. Mis compañeras y yo éramos libres, manifestamos lo que sentíamos, volábamos detrás de unos muros que nos detenían, estábamos encerradas pero nuestra mente fue libre”.

Ruth Armstrong, abogada y criminóloga, experta en justicia penal, contó su experiencia en una cárcel en Texas: “Estuve frente a detenidos que hicieron cosas muy malas, pero en vez de conocer criminales conocí personas. Todos necesitamos construir algo mejor y la pena de muerte no es la solución, yo aprendí a escuchar las voces. Muchos crecimos con una política que dice que tenemos lo que merecemos y te das cuenta de que esa no es la realidad. Hacer este tipo de actividades te motiva a tener otro corazón, a tener un sentimiento social distinto y te promueve a hacer otra cosa.” Para ella “la radio en la cárcel construye esperanza, esa esperanza es un hacha con el que se derriba una puerta cuando hace falta”.

“Fue maravilloso porque me sentí libre frente a un micrófono, mis pensamientos eran libres. Mis compañeras y yo éramos libres, manifestamos lo que sentíamos, volábamos detrás de unos muros que nos detenían, estábamos encerradas pero nuestra mente fue libre”, dijo Olalla.

El panel de Derechos y comunicación contó con la participación de Miriam Lewin, defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual quien habló del trabajo de la Defensoría y comunicó: “En la Defensoría consideramos que la comunicación desde adentro es fundamental. Estamos convencidos de que, cuanto más porosas y transparentes sean las paredes de las instituciones cerradas, menos posibilidades hay de que se violen otros derechos fundamentales”. 

Lewin también compartió las «Recomendaciones para el abordaje mediático responsable de los contextos de encierro y las personas privadas de la libertad» disponibles en la página de la Defensoría. (https://defensadelpublico.gob.ar/wp-content/uploads/2023/07/recomendaciones-contextos-de-encierro-1.pdf ).

También estuvieron Claudia Cesaroni, directora del CEPOC (Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos) y Macarena Fernández Hoffman, la coordinadora del equipo de Política Criminal y Violencia en el encierro del CELS (Centro de Estudos Legales y Sociales), ambas hablaron del derecho a la comunicación de los detenidos informando, desmintiendo mitos en torno a la tenencia de los celulares en la cárcel.

Cesaroni aclaró: “El derecho a la comunicación significa poder usar dispositivos como lo usamos todas las personas, y si algunas personas usan estos dispositivos para cometer delitos, de ninguna manera eso implica prohibirlas para todos”. Luego habló del derecho que tienen las personas privadas de su libertad a poder mostrarse o ser mostrados, habló de cómo se comunica cuando una persona es procesada, condenada o que cometió un delito y la necesidad de evitar que esas comunicaciones sean violatorias de su dignidad: “No hay una intervención pública suficiente cuando esa manera de ser mostrado es denigrante”, advirtió.

Por otro lado, la coordinadora del CELS recalcó: “La cárcel es sólo privación de libertad y el resto de los derechos, como la comunicación, deben ser garantizados”.Y sobre el uso de celulares, describió:“El celular no es solo comunicarse sino también una puesta a futuro al momento de la salida.. Es una fuente de denuncia de violencia, el celular expande otros derechos. Un ex detenido contaba que antes, cuando usaban el teléfono público, había peleas si te pasabas un minuto y había una pelea que no sabía cómo podía terminar. Con el uso del celular bajo la violencia y la ansiedad de saber qué pasa con su familia al estar encerrado”.

Cesaroni opinó sobre el caso de la Provincia de Buenos Aires con la regulación y la habilitación del uso de celulares a partir de marzo del 2020: “Para garantizar los derechos al contacto con familiares y con el afuera, el servicio penitenciario bonaerense desarrolló un protocolo para habilitar y regular los celulares y a partir de ese momento el protocolo está vigente. De esta práctica se observó una disminución de la violencia dicho tanto por los detenidos, los defensores y los jueces como los trabajadores del servicio penitenciario.

La Comisión de Hechos Violentos comunicó que desde el 2019 al 2021 los hechos violentos disminuyeron un 49%. “Todas las personas con celulares tienen registrados el aparato y el chip, solamente se puede tener acceso a whatsapp, no a redes sociales, Si de alguna manera te conectas a una red social salta de una manera y te hacen un acta o una sanción disciplinaria”.

En el último panel, denominado “Qué será de la radio en cárceles”, fue una invitación a pensar la construcción de la identidad sonora identitaria.

Gastón Montells, comunicador, docente y productor cultural, afirmó que las ideas más grandes son las que podemos pensar en conjunto. “Si hay un desafío comunicacional inicial que habilite una conversación tiene que ver con el hecho de ́desencantar, de quitar el encantamiento, entendiendo como encantamiento a todo proceso normalizador o de sumisión, debemos desnaturalizar, permitirnos construir otros reales posibles”.

“Los proyectos que logran contarse son realmente diferenciales, las experiencias con las radios comunitarias o los proyectes en cárceles son una confirmación de eso, de cómo juntos habilitan narrativas que empiezan a ser originales, empiezan a anunciarse por sí mismos, la oportunidad que permite, con otros tiempos y otros lenguajes”, describió Montells.“Los proyectos comunitarios han sido fundantes de procesos porque siempre intentan construir sus condiciones de existencia .Los cuerpos están encerrados y las imaginaciones son infinitas, la imaginación nos permite narrarnos con otras enunciaciones”.

Mikki Lusardi, directora de Nacional Rock, sostuvo que  lo mejor que puede dar lo público es el federalismo. “La gran ventaja de institucionalizar este tipo de comunicación tiene que ver con romper con la estigmatización, cuando algo se vuelve institucionalizado es mucho más difícil construir un discurso que vaya en contra. Si las personas privadas de su libertad puedan tener un entramado que los ampare y los proteja solo les abre oportunidades”.

Lili Cabrera, exdetenida cerró la mesa: “Pensaba en el título del evento “escuchar la cárcel”, cómo sobreviven estos proyectos si nos gana el neofascismo y en ese contexto veo la crueldad del sistema”. Cabrera recordó: “Se llevaron a cabo proyectos que parecían imposibles, yo soy liberada pero pienso en las personas que estaban dentro y en sus familiares, pienso también en las conquistas y es difícil que estos proyectos funcionen. Yo también entré con otros proyectos, como el de la fibra óptica para que se pueda estudiar en la cárcel”. Luego retomó algo de construir sentido y recordó: “En nuestro colectivo la comunicación es muy importante para comunicar un producto de la cooperativa textil y de encuadernación, como comunicar lo que hacemos sin victimizarnos”.

Cabrera cerró: “Como sociedad tenemos ese desafío, cómo hacer que las personas privadas de su libertad salgan y puedan hacer otra vida, las personas pobres son las que van a la cárcel pero cualquiera puede pasar por un penal”.

En la conferencia se abordaron distintos temas en torno a la comunicación en el encierro. Algo quedó en claro y es que nada sucede sin intervención y sin articulación colectiva.