El Don de Acru

El Don de Acru

El rapero tucumano tuvo su primer Luna Park y presentó su nuevo álbum ante siete mil personas.

Agustín Cruz, más conocido como Acru en el ambiente de la música urbana, dio un gran salto en su carrera anunciando su nuevo álbum, El Don, en el Estadio Luna Park, el pasado jueves. Con esta apertura, inicia una gira que lo llevará a recorrer Argentina y las ciudades más importantes de España.

Alrededor de las 21:30, Acru abrió la noche con Trono, el primer tema del recital y de su último proyecto, que fue producido durante cuatro años con su productor Veeyam, ex-integrante de DAMN!, programa argentino pionero de hip-hop en la radio Vorterix. El set-list del MC (maestro de ceremonias, término con el que se identifican a los vocalistas de rap) fue un amplio recorrido por su carrera. En el show, se hicieron presentes colegas como Ca7riel y Wos, mientras que Santoz, Kelo, Urbanse, Kundo, Brapis y Saje se sumaron a Acru para interpretar el famoso Cypher Vol.1 (2019).

Promediando la noche, algunas fallas en el sonido del Estadio aparecieron, aunque no lograron interferir la sinergia entre el artista y su público, que coreó todas sus canciones, mostrándole así un apoyo incondicional al protagonista de la noche.

            Habiendo interpretado sus creaciones más simbólicas como su Throw Up Session 2, ¿Dónde está Dios?, y Estuve Ahí, Acru coronó la gran noche rapeando Román, el tema con más repercusión de su carrera, que supera los16 millones de reproducciones en Youtube, y le dedicó unas palabras emotivas a su equipo de trabajo, invitados, y por supuesto, a sus seguidores.

El joven artista de 25 años, nacido en la provincia de Tucumán, cuenta en la actualidad con más de medio millón de seguidores en Instagram al igual que en su canal de Youtube y con 400 mil oyentes mensuales en Spotify.

El rapero ya lleva lanzados tres álbumes, El Origen (2017); Anonimato (2018) y ahora presenta El Don (2023). En el lapso de esos años, realizó múltiples singles y colaboraciones importantes con otras figuras de la escena argentina como Wos, y también figuras hispanoamericanas, como Prok y Foyone. Además, tuvo el privilegio de ser elegido para componer el tema oficial de la Liga Profesional de Fútbol de Primera División en el 2020, junto con Trueno y el reconocido productor musical Bizarrap.

Desde sus comienzos como competidor en las batallas de freestyle, Acru tuvo en claro que deseaba dedicarse a la música en el futuro. En sus inicios, contribuía a la cultura del hip-hop en el ámbito del graffiti callejero. Sin embargo, terminó inclinándose hacia el lado musical del movimiento, logrando establecerse como un artista con impronta en el género del rap urbano y rap conciencia.

Improvisó en plazas de Buenos Aires, tocó en clubes nocturnos y festivales musicales como Nación Urbana, agotó entradas en el Estadio Obras. Y ahora, en 2023, sus diez años de carrera se consagraron con una presentación icónica en el Luna Park.

 

Las fechas de la gira

Las próximas presentaciones de  El Don serán:

  • 6 de octubre – Comuna, San Luis.
  • 7 de octubre – Nave Cultural, Mendoza.
  • 13 de octubre – GAP, Mar del Plata.
  • 14 de octubre – Teatro Rosini, Bahía Blanca.
  • 20 de octubre – Teatro de la Paz, Tucumán.
  • 26 de octubre – Teatro Ópera, La Plata.
  • 27 de octubre – Sala de las Artes, Rosario.
  • 28 de octubre – Club Paraguay, Córdoba.
  • 3 de noviembre – Mood, Neuquén.
  • 26 de noviembre – Málaga, España.
  • 28 de noviembre – Barcelona, España.
  • 29 de noviembre – Valencia, España.
  • 30 de noviembre – Madrid, España.
Cine documental como acto de resistencia

Cine documental como acto de resistencia

En su undécima edición, el FIDBA ofrece una programación con tres competencias oficiales y varias secciones dedicadas a enfoques, retrospectivas y proyecciones especiales.

“Los invitamos a estar juntos y juntas a través de un cine que tiene la realidad como materia prima y que, por eso, es peligroso para quienes construyen su discurso de odio y violencia desde la mentira”, expresó Mario Durrieu, director general del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA), durante la apertura a la undécima edición del ciclo que se realizó en la Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner (CCK).

Acompañado por Walter Tiepelmann, responsable de Industria y Formación del FIDBA, Durrieu se refirió al desafío de crear audiencia para un cine que, por su carácter documental, es “difícil de pensar en esos términos”, y también al propósito del FIDBA de generar un punto de encuentro de cineastas con el público argentino y porteño.

La ceremonia de presentación, colmada de directores, productores, invitados y cinéfilos, incluyó un “menú de dos pasos”, como eligieron llamarlo: una puesta en escena de teatro documental al estilo cabaret, dirigida por el realizador y dramaturgo Miguel Zeballos, en la que participaron Maruja Bustamante, Belén Gatti, Laura Névole y Anastasia María Benavente, y una segunda parte que consistió en la exhibición del cortometraje póstumo de Jean-Luc Godard titulado Drôles de guerres.

Los organizadores agradecieron a las embajadas de Brasil, Colombia y Chile, y subrayaron la importancia de acercar e integrar a los pueblos de América Latina por medio del cine, reivindicar el acto colectivo de presenciar una proyección en una sala a oscuras y convertirlo en un momento de resistencia frente a las cuestiones que se presentan en la actualidad.

“Estamos viviendo un tiempo complicado, la sombra del totalitarismo nos está acechando y el cine argentino unido se enfrenta con la violencia de quienes quieren exterminarlo para que no exista más. Pero también está en peligro un modo de vida, un sistema de valores, un pueblo y una cultura que dialoga y se relaciona con el mundo a partir de quienes somos”, manifestó Durrieu, antes de convocar al escenario a la actriz trans chilena Anastasia María Benavente.

La elección de iniciar el FIDBA con un espectáculo de tono burlesco no fue azarosa y pretendió reafirmar la necesidad de una expresión y creación libres, representadas por una figura de la comunidad travesti trans.“El cabaret siempre ha sido un lugar de denuncia política –dijo Benavente–. Y hoy, ante la avanzada de los grupos conservadores, que son racistas, homófobos, tránsfobos, xenófobos, nos toca poner una vez más el cuerpo y ser nosotras mismas una pancarta política”.

Las luces de la sala bajaron y comenzó la nueva edición del FIDBA, que no es ajena al difícil contexto social, político y económico, pero que de igual manera busca sostener sus convicciones a través de un cine de lo real. A diferencia de otros años, esta vez la competencia se dividirá en tres: “Órbita”, con largometrajes y cortos internacionales; “Hemisferio”, largos y cortos iberoamericanos, y “Austral”, largos y cortos argentinos. La programación completa del festival, que se extiende hasta el domingo 8 de octubre, puede encontrarse en su web oficial.

Imágenes en el barro

Imágenes en el barro

Una nueva muestra fotográfica de ANCCOM puede visitarse en la Facultad de Ciencias Sociales. Las imágenes registran el clima de resistencia y movilización social que hubo entre 2015 y 2019.

Se inauguró «Fotografiar el barro”, una nueva muestra de fotógrafos y fotógrafas de la Agencia de Noticias de la Carrera de Comunicación de la UBA (ANCCOM), que se expone hasta el 19 de octubre en la fotogalería del primer piso de esa casa de estudios, frente a la redacción. Los y las estudiantes pusieron el cuerpo en la calle para retratar algunos de los acontecimientos sociales ocurridos entre el 2015 y 2019. Estas imágenes muestran eventos cotidianos y del espacio público que sucedieron en esos años: las movilizaciones sociales, las reivindicaciones, el feminismo, la cultura, el arte.

La muestra fue organizada por Betina Guindi, Ernesto Schtivelband, Felisa Santos, Santiago Mazzuchini, Celia Fontes, Juan Funes y Melisa Molina. Santiago Mazzuchini, docente de la Facultad de Sociales y uno de los encargados de la curaduría y del montaje explicó: “La idea nace porque comenzamos a darnos cuenta de la relevancia que las fotografías de ANCCOM comenzaron a tener en la arena pública. Nosotres hace muchos años que investigamos sobre el modo en que las imágenes intervienen en la política, sobre cómo conforman la historia, la memoria. Esto quizá parezca una obviedad, sin embargo, hay quienes siguen creyendo que las imágenes ´ilustran´ o son una mera representación de otra cosa”.

Sobre el recorte de la muestra describió: “Por otra parte, tomar el eje política/fotografía en la muestra nos permitió también destacar que en ANCCOM se le da una importancia vital y específica a la fotografía. En muchos portales digitales las fotos parecen adornar las noticias, justamente lo contrario de lo que se hace en ANCCOM, donde la producción fotográfica es parte esencial. El nombre de la muestra juega con la idea de irrupción e interrupción, porque lo que las fotografías que elegimos muestran el modo en que la política irrumpe para dar cuenta de un conflicto e interrumpe el normal curso de las cosas. Desnaturaliza nuestra realidad social”.

La muestra registra los momentos más relevantes de aquellos años: “Las imágenes elegidas recorren desde movilizaciones a favor de la legalización del aborto, marchas por la memoria, protestas contra la represión policial, reclamos por asesinatos como el de Rafael Nahuel, entre otras”, describió. “Nos interesaba (y nos interesa) pensar el rol político del fotoperiodismo en tiempos hiperdigitalizados donde se plantea la irrelevancia de la dimensión documental y periodística de la fotografía. Lo que muestran estas imágenes es que las y los fotoperiodistas en la calle tienen mucho que mostrar todavía”, concluyó.

Victoria Gesualdi, coordinadora de fotos de la Agencia, sumó: “La edición de la Muestra surge de un área de investigación de la Facultad y destaca la mirada de los y las estudiantes de Comunicación.”
La fotógrafa encargada de formar a los cientos de practicantes de fotoperiodismo junto a Leandro Tesseyre explicó: “El valor del fotoperiodismo es ir al territorio, mirar y significar los acontecimientos con imágenes. Entre el 2015 y el 2019 las calles estuvieron habitadas, hubo una sociedad movilizada, hubo resistencia y lucha por derechos.”
Acerca de la mirada del fotoperiodismo en ANCCOM, Gesualdi reflexionó: “Nos interesa documentar el presente con una perspectiva histórica, por eso también es importante el archivo que construimos en estos casi diez años de ANCCOM. La imagen periodística tiene una función informativa en la coyuntura y con el tiempo toma otro valor. La muestra permite una relectura de esos acontecimientos que hacen nuevos señalamientos en este presente.”

 

“La fotografía de la protesta de los trabajadores de Cresta Roja fue republicada en la portada de Página 12, fue un hecho importante para contar, porque si bien había cámaras de televisión todas estaban del lado de la gendarmería y yo pude retratar desde la perspectiva de los trabajadores, yo también tuve que esquivar balas de gomas”, dice Pirsic.

Noelia Pirsic, Daniela Morán y Deborah Valado, pertenecen a la primera cohorte ANCCOM y participan de la muestra. Pirsic contó parte de su experiencia de su paso por la agencia: “Nos mandaban a cubrir momentos de relevancia social, masivos, o personajes que son importantes para nuestra sociedad y que no hubiera tenido la chance de fotografiar si no hubiera sido por ANCCOM”. Y recordó: “Reconozco mi foto. Hubo una protesta de trabajadores de la empresa Cresta Roja que estaba siendo vaciada y esa fue la primera vez que durante el macrismo se empezó a disparar contra los trabajadores. Esa fotografía salió en la portada de Página 12, fue un hecho importante para contar, porque si bien había cámaras de televisión todas estaban del lado de la gendarmería y yo pude retratar desde la perspectiva de los trabajadores, yo también tuve que esquivar balas de gomas”.

Acerca de si existen diferencias entre esa época y la actualidad Pirsic planteó: “Cambia el signo político y cambia lo que te vas a encontrar en la calle. Sí me parece muy loco que las fotos que tomé puedan considerarse un documento histórico porque, al menos yo, cuando saco una foto pienso “voy a contar esta historia” y no pienso en dejar un documento histórico. Eso perdura gracias a que también hay un archivo como el de ANCCOM, que vuelve a poner en valor desde otras miradas, otras perspectivas.”

Por su parte Daniela Morán opinó: “Creo que la muestra representa muy bien lo que estaba pasando en la calle en esos años. Los movimientos feministas tuvieron una fuerte presencia, las movilizaciones por el aborto iban creciendo a pasos agigantados y su visibilidad acaparaba la atención de los medios. Una de mis fotos forma parte de un ensayo que buscaba encarar la temática aborto desde un lugar más personal, más chiquito, pero a la vez potente. La foto de la muestra es un retrato que representa la clandestinidad que atravesaron esas personas”. Y concluyó: “Es lindo ver las fotos ahora, ver que militar y estar en la calle sirve”.

Respecto a los diferentes contextos que se retrataban en esos años y la actualidad, reflexionó: “Veo cambios, por supuesto. En el gobierno macrista, la respuesta al pedido de ayuda del pueblo solo eran oídos sordos y represión. Veo algunas fotos de los reclamos afuera del Congreso por la reforma previsional y recuerdo el miedo que sentí cuando vi la fila de gendarmes esperando que la calle avanzara. Los golpes y empujones a diputados y diputadas que iban a tratar la ley. Cualquier persona que luchaba por sus derechos era blanco fácil para la represión”. Al hablar de su paso por la agencia, Morán destacó: “No quiero dejar de remarcar la importancia de ANCCOM y de este material que sirve de anclaje con un pasado cercano. Las fotografías de esta muestra, al ser reunidas, ordenadas y vistas pueden funcionar como mecanismos de memoria”.

Por su parte Deborah Valado también reflexionó sobre su trabajo en la agencia: “La primera nota que propuse fue en el Bajo Flores, en la foto se ven unos palos de jockey tomados por unas nenas, quise mostrar que el acceso al deporte es clave y genera experiencias transformadoras en los barrios”, describe y continúa: “Una de mis últimas coberturas, también fue en el Bajo Flores, una mujer que está mostrando las balaceras, esa foto se viralizó y obtuvo el Primer premio de Eduardo Longoni. Para la autora: “Esa foto marcaba el principio y el final de una etapa. Si nos ponemos a pensar que pasa en el barrio, donde hay niños y niñas y hay que garantizar el presente porque son el futuro; la contracara es esa mujer que enseñaba murga a niños y niñas y lo que recibió del Estado fueron balaceras. Ahí hay un contrapunto importante”.

Valado también destaca el carácter público de la agencia: “Hay muchas fotos de ANCCOM que circularon por otras muestras y eso también es para rescatar, porque es una agencia de una universidad pública y por eso es necesario meterse en el barro para conocer las realidades y visualizarlas y esa es nuestra responsabilidad como reporteros. Veo que ANCCOM sigue con ese espíritu, veo las producciones a lo largo de los años. Esta agencia nos dio la posibilidad de formarnos y profesionalizar el oficio”, señaló y agregó: “Esta muestra me genera ver un montón de grietas importantes, fue otro tipo de gobierno que generó otras políticas. Hay que visibilizar todo y para eso hay que estar en el terreno, la fotografía tiene esa particularidad, y en momentos donde hubo vulnerabilidad de derechos, hay cosas que se quisieron tapar y para eso están el fotógrafo y la fotógrafa para ir a esos espacios que quieren ocultar. La fotografía sigue siendo potente y es una herramienta con la que queremos cambiar el mundo, genera memoria, historia y presente. La fotografía nos invita a mirarnos a reflexionar que tipo de sociedad queremos. Hay que seguir defendiendo la democracia, la fotografía acompaña las luchas, reivindicaciones y también las alegrías”, concluyó la fotógrafa.

La muestra “Fotografiar el barro”, ubicada en el primer piso de Santiago del Estero 1029, ala San José, en la Ciudad de Buenos Aires, se podra visitar hasta el 19 de octubre.  

 

El absurdo de 2001

El absurdo de 2001

Guadalupe Pita Monzón es la autora y protagonista de «Nación Alambre», la obra de teatro inspirada en sus vivencias como secretaria de la presidencia de Ramón Puerta durante la crisis de 2001.

Nación Alambre presenta, a través de la comedia y lo absurdo, el interior de la Casa Rosada del 21 de diciembre de 2001 cuando afuera se escuchaban bombas, balas, cacerolas y gritos. María es la joven encargada de recibir al nuevo presidente en un despacho que está en plan desarme con trituradoras de papel borrando toda la evidencia posible. 

Guadalupe Pita Monzón, actriz y autora, escribió la obra basada en su propia experiencia como secretaria de Ramón Puerta después de la renuncia de Fernando De la Rúa en diciembre de 2001.  “Cuando la empecé a escribir la concebí como un circo, lo que me había pasado y lo que yo viví en ese momento lo veía así. No la concibo de otra manera: es una comedia”, señala.

 Al mismo tiempo, encarna el personaje de Silvita, la jefa de María, a través de quién refleja el estado de urgencia del momento y el calor de los hechos. Convocó a Sergio Falcón para dirigirla y entre ambos intentaron escapar del realismo. “Lo trabajamos desde el absurdo y cada vez nos empezamos a ir más y más. Pero cuanto más nos íbamos más se acercaba a la realidad”, dice el director. 

En escena hay papeles esparcidos por todos lados y un árbol inmenso que cubre todo lo que sucede. “Todo funciona como una metáfora”, dice Falcón, “intentamos mostrar el momento de desesperación de querer frenar el barco y como se termina hundiendo todo”. 

Al final, entre una pérdida de gas que vuelve un infierno el despacho, el calor, los desmayos y las peleas por quienes no quieren irse, María da un grito y los actores encuentran sus miradas con las de la audiencia. “No se dan cuenta, estamos acá intentando atar todo con alambre y allá afuera hay seres humanos”, dice el personaje. Guadalupe Pita Monzón llora con una angustia palpable y luego comenta: “(la obra) tiene que ver con la realidad, lo que una y otra vez nos pasa a los argentinos”.

Nación Alambre trata sobre mucho más que la crisis del 2001 y el caos de nuestro país, tanto afuera como al interior del gobierno. Logra traspasar el momento histórico. Nos pone cara a cara con las crisis cíclicas de nuestro sistema político y el ímpetu por tener que tratar de salvar el barco. 

Nación Alambre presenta su tercera temporada en el Teatro Astrolabio los viernes a las 21.

Culturas sin barreras

Culturas sin barreras

“En el límite de lo visible” es la consigna del 14° Festival de Cine Migrante que se desarrolla esta semana en Buenos Aires. Un encuentro audiovisual donde se borran las fronteras y se instaura la conversación y el pensamiento colectivo.

Cine Migrante nació en el 2010, en un contexto donde se buscaba extender la Ley Migratoria en Argentina, algo que implicaba un gran desafío cultural. Este festival acompañó ese proceso de ampliación de derechos de las distintas comunidades migrantes para alcanzar un espacio territorial habitable de manera equitativa.

El festival se lleva a cabo en el Centro Cultural Kirchner, en el Centro Cultural San Martín y en el Cine Gaumont. Está compuesto por más de veinte películas que se exhiben por primera vez en Argentina.

Año a año, el festival construye una curaduría que permite profundizar visibilizar problemáticas que están sucediendo. Las dos curadurías de este año son Indicios de Parcelas Habitables y Materiales Fantasmas que buscan mostrar un lugar posible por donde transitar, nuevas maneras de vincularse con nuevos territorios.

En años anteriores la propuesta fue más grande, con más sedes y más películas: «Más que ampliar se profundiza: ahora es más chico pero con curadurías más pensadas, trabajo más profundo en todo lo que es la estructura de los contenidos. Menos es más. De esta manera podemos llevar discusiones a la mesa que antes no estaban», cuenta Juana Sánchez, integrante del equipo de producción general y asistencia de dirección.

Sofía Bensadon, antropóloga, realizadora audiovisual y fotógrafa, reflexiona en diálogo con ANCCOM: «La importancia de este festival es, por un lado, la posibilidad de mostrar cortometrajes argentinos en esta ciudad, donde no es tan fácil exhibir. Por otro lado, abre la posibilidad de cruces de temáticas que se arman y generan debate. El festival comparte toda una línea de pensamiento que no pasa solo por una exhibición de películas sino que son conversaciones que se abren a partir de lo que vemos».

Durante el evento habrá una competencia de cortometrajes y Bensadon participará con su corto Gambote, historia de Rosa e Irineo, una pareja de ladrilleros de La Paz, Bolivia.

En este festival, el cuestionamiento está presente y se hace visible en el habitar del mundo, de qué forma lo hacemos, quién puede y quien no puede moverse. También las formas en las que se realiza cine, quién tiene la cámara, quién tiene el poder de grabar al otro. O cuestionarse las formas en las que mostramos al otro, cómo el otro quiere ser representado: son parte de los puntos de encuentro de esta semana.

«Esta es la invasión migratoria. Sé que cuesta, pero la idea es trascender las fronteras. Cine Migrante intenta dar cuenta de que hay indicios posibles, lugares pequeños, casas comunes que son pequeñas parcelas posibles del habitar colectivamente, y la cinematografía que trae a esta edición es, principalmente, realizada por jóvenes, esos jóvenes que ahora en este país nos dan miedo porque parecería que están promoviendo una manera no colectiva, no común de vivir. En ese sentido si hay algo a lo que este festival apuesta es a entender una manera posible de habitar este mundo, una manera posible de encuentro con todas las existencias que nos rodean», dice Florencia Mazzadri, directora del festival, en la apertura.

Con respecto a En el límite de lo visible, Mazzadi comparte: «Tiene que ver con poder dar cuenta en lo liminal, pensar un cine que muestra menos, que enuncia menos, que esconde más aquellos conocimientos ancestrales y que en ese gesto de esconder guarda y conserva una posibilidad de vida».

Cine Migrante pone en el ambiente privado el debate de lo público, todo esto a través de proyecciones, conferencias, charlas y performances de lecturas colectivas hasta el 30 de septiembre.

En el nombre del padre, del hijo, y del rock

En el nombre del padre, del hijo, y del rock

Dirigida por Guillermo Rocamora, se estrena en el país Temas propios, una comedia que enfoca en las relaciones entre padres e hijos, las crisis vocacionales y el paisaje de las bandas independientes. “Me considero un contador de historias”, dice el director de esta película, representante por Uruguay en la preselección de los Oscar.

“A mí me interesaba crear una comedia que te haga reír pero en donde los problemas que los personajes atravesaran fueran profundos”, comenta el director uruguayo Guillermo Rocamora. Este jueves 14 de septiembre se estrena en los cines de Argentina Temas Propios, una coproducción argentino- uruguaya que cuenta con el apoyo del INCAA y que está preseleccionada para los premios Oscar como mejor película internacional.

“Me vino el recuerdo de que mi hermano invitó a mi papá a tocar a una banda de rock cuando mis padres se separaron –dice Rocamora, en diálogo con ANCCOM–. Y también quería tratar el tema de las crisis vocacionales que yo viví en mi juventud”.

La película trata de un joven de 18 años, Manuel, apasionado por la música en plena crisis de vocación, y un padre inmaduro en una crisis de los cuarenta. En medio de una tormenta familiar, tras la separación de los padres, y con el hijo más chico a punto de ser echado del colegio, a Manuel y el padre no se les ocurre mejor idea que formar una banda de rock. Temas Propios cuenta el difícil camino de convertirse en adulto, el vínculo entre padres e hijos y el mundo de las bandas independientes.

Protagonizada por Diego Cremonesi, Franco Rizzaro y Ángela Torres, en esta comedia de 91 minutos se intenta mostrar todas las facetas de cada uno de los personajes, principalmente de los padres, para que así el espectador pueda empatizar con sus problemas y ver la transformación de cada uno de ellos.

Fue por el año 2008 cuando surgió la idea de Temas Propios, un recuerdo y una historia familiar que diez años después finaliza en un guion literario. La voz del director a través de la cámara revive ciertos momentos personales, pero a la vez logra transmitir y tocar esos problemas que un montón de gente vive y vivió a lo largo de su vida. “La música es un lugar donde me siento cómodo para representar estas situaciones de crisis vocacionales o de identidad que quiero contar”, dice Rocamora          .

En este proyecto incorporó a su equipo de trabajo a Juan Campodonico y Martín Rivero, quienes se encargaron de la supervisión musical. “Ellos fueron cruciales para la construcción de los personajes y los ambientes musicales en los cuales se iban a involucrar. Había que crear un ambiente musical convincente para la banda del hijo, que coincidiera con el tipo de música que el padre tocaba en su juventud”, afirma el cineasta. La música juega un rol clave en la película, no solo por la banda sonora, sino también por las canciones que los personajes iban a interpretar en sus bandas. “Ahora estamos sacando videoclips de las canciones tomadas de distintos artistas uruguayos, pero versionadas a la película”, apunta el director.

Sin embargo, uno de los trabajos más arduos fue el casting y la selección de actores y actrices, ya que en ciertos personajes resultaba indispensable que supieran cantar y tocar algún instrumento. “Diego Cremonesi fue una de las excepciones, tomó clases de canto, guitarra y bajo para quedarse con el papel del padre. La idea era mostrar que estaban naturalizados con los instrumentos, como si los hubieran tocado de toda la vida”, cuenta Rocamora.

Por estos aspectos, y así como la dirección de fotografía a cargo del argentino Julián Apezteguía, que trabajó en películas como El Ángel y El Clan, este largometraje fue preseleccionado para representar a Uruguay en los premios de la Academia hollywoodense de los Oscar. “Lo tomé con alegría sobre todo porque quienes eligen eso son mis colegas, los productores, realizadores, los críticos, los trabajadores del mundo del cine. Es un orgullo muy grande que esa gente te elija para eso”, dice el director.

El cine latinoamericano nuevamente se hace presente en las premiaciones estadounidenses, más allá de los graves problemas económicos que atraviesan en estos últimos años Argentina y Uruguay. Rocamora señala: “Se ha complicado mucho en el último tiempo la financiación de películas, históricamente en nuestros países era algo más accesible, y ahora cada vez se complica más. Y eso atenta contra la diversidad, y solo llegan directores que ya tienen carrera o las grandes producciones”.

El director remarca la importancia de la existencia del INCAA, que apoyó en la financiación de esta cinta, y que se mantengan las políticas públicas orientadas al cine ante un eventual cambio de gobierno. “La industria y el cine cultural son dos caras de la misma moneda, entonces yo creo que en vez de dividir hay que unir cada vez más. El INCAA es importante para el país, porque es como no tener un himno, una bandera o una moneda, ahora que se está discutiendo tanto en torno a ese tema; y es clave para desarrollar lo industrial y no perder la identidad”.

La película también cuenta con el apoyo económico de institutos, agencias y programas estatales de Uruguay. Estos organismos nacionales, en los países rioplatenses permiten una mayor diversidad de contenidos, calidad, y mayor igualdad de oportunidades.

En los últimos años, la industria del cine y las plataformas ha avanzado sobre la Argentina. “En el cine argentino siento que se están partiendo un poco las aguas entre las películas de autor y las de plataforma o de producción grande; igualmente no por eso pierde calidad, el cine argentino es impresionante y hay cada vez más realizadores. Pero a veces veo que a ciertas películas les interesa menos contar una historia, y vienen más enlatadas”, opina Rocamora.

“Yo no tenía claro que quería ser director de cine ni hice el recorrido clásico de los que estudian. Más que un cineasta me considero un contador de historias, me gusta contar chistes, cuentos, anécdotas. Y me di cuenta de que el cine me iba a ayudar a contarlas”. Un joven que en un principio quería ser periodista, que es licenciado en Ciencias de la Comunicación, y que luego comenzó su camino en el mundo del cine en el 2004, tras haber participado en la producción de Whisky.

En la actualidad, luego de ya finalizado este proyecto, el cineasta se encuentra trabajando con la adaptación de una novela de Mario Levrero, y en una nueva serie titulada AMIA, lo que implica todo un hito en el mundo del cine, ya que es la primera vez que un director uruguayo hace una serie para un país extranjero, en este caso con una productora israelí. Por lo que, Israel, Uruguay y Argentina se unen para trabajar sobre el atentado en la mutual judía en el año 1994, el cual ya tiene fecha de estreno para febrero de 2024.