Por Juan Ignacio Simoni
Fotografía: Gentiliza Carolina Camps

La Red Creer es un espacio pensado para la inclusión socioeconómica de las personas privadas de su libertad o liberadas y sus entornos directos. Las organizaciones que la conforman realizan diversas actividades para ayudar a las madres a repensar el vínculo con sus hijos e hijas y así “desarmar lo aprendido en contextos de vulneración de derechos”.

Maria Laura Fernandez tiene 44 años, es chef, jefa de hogar, madre de 2 niños y vive en Florencio Varela. Estuvo privada de su libertad pero mediante presentaciones en la justicia logró transitar esta situación bajo arresto domiciliario por ser “el único sustento económico y emocional de su hijo menor de edad”.

“Son muchas las cosas que cargamos como mujeres y madres solteras, y muchas las cosas que me llevaron a estar detenida”, explica María. “Me pude conocer más a mí misma”, agrega. Durante su tiempo detenida se recibió de promotora territorial de prevención de la violencia de género para ayudar a otras mujeres que pasaban por situaciones similares a las de ella. Ya en libertad asumió la militancia social como una forma de hacer correr la voz sobre la importancia del acompañamiento para creer que otra forma de vida es posible. “Hay un montón de compañeras que no llegan”, se lamenta María quien conoció a la Red Creer a través de la Dirección Nacional de Readaptación Social.

La Red Creer es un espacio pensado para inclusión socioeconómica de las personas privadas de su libertad o liberadas y sus entornos directos. Las organizaciones que la conforman realizan diversas actividades para ayudar a las madres a repensar el vínculo con sus hijos e hijas y así “desarmar lo aprendido en contextos de vulneración de derechos”.

Según el informe «Contextos de Encierro en América Latina» del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia y la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la mayoría de las mujeres están privadas de su libertad por delitos no violentos. El 63 por ciento de ellas todavía está sin condena y el 27 por ciento de las que son madres tiene más de tres hijos.

En este contexto la red apunta a que tras las rejas se puedan construir otras formas de cuidado. Profundizar en la historia personal de las mujeres que viven con sus hijas e hijos de hasta 4 años en contextos de encierro permite hallar algunos puntos comunes entre todas. “Muchas de ellas desarrollan funciones vinculadas a lo maternal desde muy chicas, porque cuidan a hermanas o hermanos más pequeños o porque quedan embarazadas en la adolescencia y aprenden a ser mamás en contextos difíciles”, explica Marcelo Koyra, fundador de la Fundación “Crear desde la educación popular”, una de las 140 organizaciones que integran la Red con la perspectiva de generar, oportunidades laborales y de formación para personas que están y estuvieron en prisión.

Una de las mayores dificultades que afronta el ejercicio de la maternidad desde el encierro es que las dificultades van cambiando, afectadas por el desarrollo del proceso penal. Con la detención y el ingreso a las comisarías, se produce una separación de los niños y niñas, un desprendimiento que Koyra considera “desgarrador”. Luego cuando las mujeres pasan a los “pabellones de madres” del Servicio Penitenciario Bonaerense lo difícil está vinculado a las prácticas de cuidado en el contexto de una institución creada para garantizar la seguridad de sus habitantes: “Si bien los espacios han sido adecuados para albergar infancias, la infraestructura edilicia, ese espacio físico, no está diseñado ni proyectado según el interés superior del niño”, remarca el titular de la organización.

Patricia Tévez, vicepresidenta de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (ACIFaD) considera que cuando las mujeres están detenidas se vulneran mucho los vínculos. La familia que está del lado de afuera, tal vez con otros hijos, no puede ir a verla. También son frecuentes los casos en que sus hijos están a cargo de hogares u otras instituciones y pierden toda clase de relación con ellos, lo que le genera “mucha tristeza”.

“Si bien los espacios han sido adecuados para albergar infancias, la infraestructura edilicia, ese espacio físico, no está diseñado ni proyectado según el interés superior del niño”, remarca el titular de la organización, incica Patricia Tévez.

Vínculos maternos

ANCCOM consultó a distintos integrantes de la Red Creer acerca de cómo trabajan para reformular el vínculo materno de las reclusas construido en situaciones de vulnerabilidad. En el caso de la Fundación Crear lo hacen desde la educación popular. El trabajo que desarrollan en la Unidad Penitenciaria 33 de Los Hornos, en La Plata, no tiene como objetivo principal una reforma del vínculo materno. Sin embargo, comentan que “este proceso se despliega a la luz de los intercambios que se generan con ellas en los distintos talleres que realizamos, los cuales están dirigidos a las infancias: títeres, teatro, plástica, música, danza, yoga y crianza sin violencia y cuestiones de género vinculadas a las mamás”.

Como explica Marcelo Koyra lo que buscan es fortalecer las capacidades de las mamás para llevar adelante procesos reflexivos y crianzas desde la ternura. Para esto trabajan en grupos desde la perspectiva de un abordaje psicosocial y de la educación popular con técnicas lúdicas y con actividades creativas. Estas actividades les permiten “historizar” la construcción del desempeño de su rol materno, indagando en los orígenes de su construcción.

Desde la visión de la vicepresidenta de la ACIFAD se considera que el proceso sale más que nada de las propias mujeres “porque hay unidades donde se puede mantener un vínculo acorde en las visitas de sus hijos pero otras en las que no”. Esto se debe a que en muchas penitenciarias el uso de teléfonos celulares está prohibido y las madres no pueden hablar con la maestra o la psicóloga y así seguir los pasos de ese hijo o hija. Además hay veces que las familias no pueden llevar ni una vez al mes a esos niños para que puedan ver a sus mamás. “Es muy difícil, pero ellas intentan poder estar”, sintetiza. 

Florencia Sequeira, coordinadora de la Red Creer, piensa que para darle un giro a la situación actual hay diversas urgencias que se necesitan atender en contexto de encierro y especialmente para las mujeres que pasan por un proceso de privación de su libertad: “Consideramos que los espacios, tanto para aprender habilidades técnicas como socioemocionales, son sumamente necesarias de abordar dentro de las unidades penitenciarias y que brindarles estas oportunidades de formarse, de conocer sobre oficios, de poder adquirir conocimientos sobre emprendedurismo, sobre economía social, son herramientas que van a permitirles acceder a fuente de ingreso una vez que recuperen su libertad y sobre todo, en el corto plazo, lo que tiene que ver con lo autogestivo”.

En Argentina hoy 15 de octubre se celebra el día de la madre, cuyo origen religioso ya se secularizó y expandió por toda la sociedad. En Estados Unidos el día (que se celebra en mayo) se debe a las activistas Anna Reeves Jarvis y Julia Ward Howe quienes esperaban y rezaban para que alguien, un día, reconozca la memoria de las madres, “para celebrar el servicio incomparable que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida”.