¿Qué hacer con el negacionismo?

¿Qué hacer con el negacionismo?

Daniel Feierstein, Sandra Raggio y Nadia Schujman debatieron qué hacer con los discrusos que niegan la Dictadura. ¿Sirve la legislación punitivista? ¿Cuál es el rol de la escuela?

Este lunes se desarrolló el conversatorio Disputas sobre la memoria colectiva. Qué hacemos frente al negacionismo organizado por la filial de Rosario de Abuelas de Plaza de Mayo junto a la agrupación H.I.J.O.S. Rosario. La actividad se enmarca en el programa «La escuela y los juicios»: “Los juicios no solo están construyendo memoria, si no también verdad. Esta charla se nos ocurre en un momento en el que es importante contextualizar el por qué del negacionismo hoy. Un pueblo olvida solo cuando la generación poseedora del pasado no lo transmite a la siguiente. He ahí el compromiso ineludible que nos toca, ser portavoces de ese relato. No claudicar en ese ejercicio ético y político de recordar las tragedias pasadas, de recordar a las víctimas, exigir justicia y de construir esa memoria colectiva”. Con estas palabras inauguró la conversación Nora Pastorini, hija de Alejandro Pastorini quien fue secuestrado el 7 de agosto de 1976. 

De la charla participaron Daniel Feierstein, sociólogo y especialista en el estudio de las prácticas sociales genocidas, junto a Sandra Raggio, profesora de historia y directora de áreas de la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires; y Nadia Schujman abogada en causas de delitos de lesa humanidad e integrante del equipo jurídico de H.I.J.O.S Rosario.

«La penalización es un arma fallida, lo único que hace es victimizar y, en ese sentido, darle mucha más potencia al argumento negacionista», opina Feierstein.

“Es interesante pensar el negacionismo en clave de las disputas por la construcción de sentido. Ha habido una cantidad de mantras que se empiezan a repetir que muchas veces nos han jugado muy negativamente en la posibilidad de esta construcción dé sentido. ¿Qué genera decir terrorismo de Estado? ¿Qué efecto genera decir dictadura cívico-militar o solo militar? Hay que ser más críticos con nuestro propio trabajo para ver qué efectos genera cada una de esas cosas en una nueva generación. Es mucho más trabajo esa disputa por el sentido que creer que el negacionismo se resuelve con una ley. La experiencia histórica comparada del negacionismo nos muestra lo contrario. La penalización es un arma fallida, lo único que hace es victimizar y, en ese sentido, darle mucha más potencia al argumento negacionista en lugar de salir a confrontarlo y construir su marginalidad en un sentido sociopolítico”, reflexionó Feierstein.

Por su parte, Schujman comentó: “No podemos naturalizar las declaraciones y actos simbólicos que relativizan o niegan el genocidio en la argentina. Acá en Santa Fe, el senador provincial Lisandro Enrico (UCR) y el diputado nacional Gabriel Chumpitaz (PRO) hicieron declaraciones que tienen que generar una reacción inmediata en al ámbito administrativo y ético, sobre todo para representantes en un cargo político”. Y continuó: “Hay que poder hablar y dar todos los debates. No ponernos a la defensiva con respecto a algunas manifestaciones y volver a discursos que no tienen sentido a esta altura. No podemos volver a no hablar de todos los argumentos con los que nos quieran correr. De lo que no se quiere hablar parece que hay algo que esconder, pero no tenemos nada que esconder. Debemos tener la madurez y la formación para poder hablar de esto y que no sea un obstáculo para que crezcan argumentos falaces”. 

Por su parte, Sandra Raggio expuso que “es relevante hablar de este tema por la emergencia de estos tipos de discursos y por las propuestas que hay para combatirlo.  Tenemos que preguntarnos por qué se expresa, por qué en este momento y de qué manera lo hace. Antes de llegar a la sanción me parece que tenemos un camino que recorrer, ahí la escuela aparece como un lugar. Porque también allí circulan discursos negacionistas. Es un momento para repensarnos y eso es lo primero que hay que hacer para ubicarnos en una confrontación con el negacionismo”.

“Promover el trabajo pedagógico de reflexión sobre los Juicios de Lesa Humanidad, desde una perspectiva local, entendiéndolos como procesos colectivos de construcción de memoria, verdad y justicia”, es el objetivo del programa “La escuela y los juicios”. Es una iniciativa conjunta de Abuelas de Plaza de Mayo filial Rosario e H.I.J.O.S. Rosario e intenta acercar a las y los docentes una propuesta educativa para posibilitar en las y los estudiantes aprendizajes en torno al pasado reciente, tomando como recurso pedagógico el juicio que se llevó adelante en Rosario conocido como “CAusa Klotzman”.

Según La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Klotzman es una de las causas emblemáticas del genocidio en la ciudad. Se juzgó la responsabilidad de  27 homicidios, privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos y asociación ilícita. También los delitos de sustracción de una menor de diez años y supresión de identidad con relación a la hija de Ricardo Klotzman y Cecilia Barral. Durante el curso de la instrucción pudo establecerse que la joven dio a luz a una nena que fue sustraída por los represores y entregada a una familia de la ciudad de Santa Fe. Se trata de la nieta 103, restituida en abril de 2011. 

Apostando a la construcción de una sociedad basada en los valores de Memoria, Verdad y Justicia, las agrupaciones confeccionaron una Caja de Herramientas Pedagógicas para que docentes generen espacios de reflexión y conocimiento a partir de los juicios por delitos de lesa humanidad. Los destinatarios de la propuesta son estudiantes de 6º y 7º grado de escuelas primarias, estudiantes de nivel medio y estudiantes de institutos speriores de formación docente de la región. Además de los recursos, hubo charlas con Estela de Carlotto, con integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense, y con Irene Strauss, responsable de educación de Abuelas de Plaza de Mayo.

El programa fue declarado de interés educativo por el Ministerio de Educación de Santa Fe y cuenta con el apoyo de las secretarías de Derechos Humanos de la provincia y de la Nación, del área de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario y de la Universidad Nacional de Rosario. Para conocer la propuesta, las actividades y los recursos disponibles, visitar el sitio visitar el sitio web laescuelaylosjuicios.com.ar. También es posible ponerse en contacto con el programa a través del correo escuelayjuicios@gmail.com para pesar recorridos posibles y ayudar a circular las producciones que se vayan logrando con las y los estudiantes. 

«Somos malvinizadores mundiales»

«Somos malvinizadores mundiales»

Tres excombatientes argentinos de Malvinas, protagonistas de la obra Campo Minado junto a otros tantos veteranos ingleses de cuentan su experiencia actoral y testimonial.

Vuelve Campo Minado al Teatro San Martín para el 40º aniversario de la Guerra de Malvinas. El espectáculo de la directora Lola Arias reúne a seis excombatientes argentinos e ingleses para explorar y reconstruir sus recuerdos de la guerra y su vida después de ella. Luego de seis años de su estreno y de presentarse en más de 30 ciudades de todo el mundo, vuelve a la Sala Martín Coronado de jueves a domingos a las 20, hasta el 24 de abril. 

“Nos encanta hacer la obra y contar la historia de Malvinas. Eso es una de las principales cosas que nos motivan. Nosotros somos malvinizadores mundiales, porque llevamos la historia de las islas por un montón de ciudades del mundo para que la gente las conozca, sepan dónde están y, en ese proceso, se dan cuenta que es imposible que sean de los ingleses”, reflexiona uno de los protagonistas del proyecto y veterano de guerra, Rubén Otero.

“¿Qué es un veterano: un sobreviviente, un héroe, un loco?” Estas son algunas de las preguntas que propone la obra teatral mientras confronta distintas visiones del mconflicto armado. Como explica su sinopsis: “Campo Minado indaga las marcas que deja la guerra, la relación entre experiencia y ficción, las mil formas de representación de la memoria”.

En escena se presentan Rubén Otero, sobreviviente al hundimiento del Buque General Belgrano y que actualmente tiene una banda de tributo a Los Beatles; Gabriel Sagastume, un soldado que nunca quiso disparar y hoy es abogado penalista; y Marcelo Vallejo, un apuntador de mortero convertido en atleta de triatlón. 

Estos tres veteranos argentinos comparten escenario con David Jackson, quien se pasó la guerra escuchando y transcribiendo códigos por radio y hoy escucha a otros veteranos en su consultorio de psicólogo; Sukrim Rai, fue un gurkha que supo usar su cuchillo y que en la actualidad trabaja como guardia de seguridad, y Lou Armour fue tapa de todos los diarios cuando los argentinos lo tomaron prisionero el 2 de abril de 1982 y hoy es profesor de niños con problemas de aprendizaje. Este último será reemplazado en esta oportunidad por Tip Cullen, quien es parte del Cuerpo de Marines Reales de la fuerza británica y tuvo experiencias similares a la Guerra de Malvinas. 

En mayo de 2016, la obra se realizó por primera vez en el Royal Court Theatre de Londres y aunque sus protagonistas no son actores, con el tiempo aprendieron a serlo. En ese sentido, Otero comenta: “En las primeras funciones teníamos papeles escritos con escena por escena pegados en el escenario porque no nos acordábamos cómo era la mecánica. Cambió mucho porque ahora tenemos un training increíble. Hoy en día, con la incorporación de Tip, ya nos acordamos tanto que nosotros lo vamos ubicando a él en lo tiene que hacer y que no. Aprendimos a movernos todos juntos. Nos fuimos adaptando, siempre bajo la tutela de nuestra directora. Nosotros ponemos lo nuestro, pero Lola (Arias) es el alma del equipo”.

Gabriel Sagastume también da su punto de vista sobre el proceso: “Vos ves este teatro enorme, del que hay pocos en el mundo, pero nosotros nos sentimos como en casa. La primera vez que entrás es un monstruo y al salir al escenario te preguntas ¿dónde estoy? Ese miedo ya no existe más, estamos muy cómodos y es una alegría juntarnos a volver a hacer la obra”.

El proyecto comenzó cuando la directora argentina Lola Arias seleccionó a los seis veteranos de la guerra y pidió a cada uno de ellos que llevaran diarios donde registrar sus sentimientos y pensamientos con respecto a los sucedido en 1982. Ella asegura que una parte fundamental del proceso creativo fue lidiar con lo que surge de revivir esas experiencias y decidir qué aparecerá en la obra y qué no. “Volvemos al principio y reconstruimos sus recuerdos e historias. Yo creo el texto a partir de lo que me dicen y luego se lo devuelvo y ellos deciden si entra o no, y siempre pueden cambiar de opinión en cualquier momento, incluso una vez que la estamos representando. Ellos tienen el poder. Al final, la autoría de todas mis piezas es una responsabilidad compartida, porque todos estamos involucrados en el proceso», reconocía Arias en un reportaje a The Guardian de Inglaterra. “Esta obra es como una máquina del tiempo. Vemos a estos hombres tal y como son ahora, a sus 50 años, y también echamos un vistazo a su yo más joven, aquellos jóvenes de finales de la adolescencia y principios de los 20 que fueron a la guerra”, describió la directora. 

Pero a pesar de que han pasado cuatro décadas desde la guerra y que realizan la obra hace tanto tiempo, para los protagonistas contar su historia sigue significando lo mismo. “Yo seguiría contando mi experiencia durante todo el tiempo que me quede de vida, porque es una promesa que me hice cuando me salvé del hundimiento del Belgrano. Dije que ante cualquier solicitud de aquellos que quisieran saber mi historia, ya sea un periodista, ir a una escuela o estar en una obra, siempre iba a estar predispuesto a contarla en homenaje a ellos. Es una promesa que tengo hecha, que lo tengo que hacer por ellos”, confiesa Otero. 

Rubén reflexiona sobre lo que significa para él que la gente conozca y vea la obra. “Hoy los jóvenes tienen la posibilidad de escuchar lo que pasó hace cuarenta años y que lo contemos nosotros desde nuestro ser. Y también sería importantísimo para nosotros hacer una gira en el país. Nosotros ya sabemos el sentimiento de todos con respecto a las islas pero que vean como es la obra y la interioricen, es otra cosa”. Y se ilusiona con llevarla a donde fue el campo de batalla: “Nuestro sueño sería hacerla en Malvinas porque nosotros pensamos que los ingleses que viven allí, al ver la obra y al vernos actuar con nuestros compañeros ingleses, cambiarían mucho la imagen que tienen de nosotros. Queremos demostrar que no somos lo que ellos piensan y que nos entiendan, como lo hacen nuestros compañeros de escena. Aquellos que piensan que somos traidores porque estamos con los ingleses, yo les diría que es todo lo contrario. Nosotros somos unos malvinizadores mundiales, porque estamos llevando la historia de Malvinas al mundo”.

Campo Minado se presenta en el marco de las actividades desarrolladas en conmemoración del 40° Aniversario de la Guerra de Malvinas. Incluye funciones accesibles que cuentan con servicios para personas con discapacidad visual y auditiva el sábado 26 de marzo, el viernes 22 y 8 de abril. Además, se encuentra la instalación Manto de neblinas abierta al público de manera libre y gratuita en el hall central del teatro.

Un gran gesto

Un gran gesto

Una decena de fotógrafas que pasaron por ANCCOM se autoconvocaron para realizar una muestra fotográfica que homenajee a las mujeres trabajadoras en el Centro Cultural San Martín.

En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se inauguró Desde el gesto, una muestra fotográfica que reflexiona acerca del trabajo de las mujeres y de las feminidades como el motor del movimiento del mundo, exhibida en el Cultural San Martín. 

“Pensamos Desde el gesto desde un lugar simbólico. No sólo como una caricia sino para mostrar cómo esas tareas, acciones, apoyo o actitudes que no se ven necesariamente, son fundamentales. Lo pienso desde las tareas domésticas que por mucho tiempo creímos que se hacían de la nada, pero que en realidad hay un trabajo invisible que debería ser visibilizado”, sostiene Sofía Genovese, una de las integrantes del colectivo que compone la muestra que puede visitarse hasta el 9 de mayo en Centro Cultural San Martín. Además del trabajo de  Genovese, en la exhibición pueden apreciarse obras de Florencia Ferioli, Cristina Sille, Camila Godoy, Daniela Morán, Daniela Yechúa, Melisa Molina, Deborah Valado, Camila Alonso Suárez y Noelia Marcia Guevara.

La exhibición propone once microhistorias independientes sobre trabajadoras, retratadas por cuatro fotografías y un texto que las acompaña. En conjunto permiten entrar a la vida de estas mujeres y sus labores, en ambientes masculinizados o no remunerados, lo hacen de una manera íntima y a la vez cotidiana. 

Daniela Yechúa comenta cómo se dieron los primeros pasos para organizar la exposición: “Fueron discusiones bastante abiertas entre nosotras porque la temática era el 8M, pero la conmemoración de esta fecha es amplia. Nosotras nos agarramos de la consigna de la Mujer Trabajadora y decidimos contar sus historias. Pero decidimos contar once historias diferentes y que cada una de nosotras se encargara de narrarlas en imágenes. Entonces fuimos poniendo en común las historias de las mujeres que nos gustaría contar y a partir de ahí consensuamos cuáles incluiríamos para ser lo más inclusivas posibles. Además, nos propusimos tomar el trabajo doméstico, no sólo mostrar a las mujeres en sus oficios sino también lo que muchashacen una vez que llegan a sus casas”.

Camila Godoy detalla cómo fue el proceso creativo: “En mi caso usé fotos que ya había producido en otro contexto. Es un trabajo que arranqué en ANCCOM y fue un desafío porque hice esas fotos con un enfoque más informativo. Nosotras teníamos la idea del gesto, en las manos, en los detalles. Hubo que encontrarle un poco la vuelta para poder adaptar esas fotos al colectivo. Como eran cuatro fotos por cada protagonista, pudimos hacer todo un recorrido de historias diversas de esos retratos y también contar la historia con el contexto”.

“Nos interesaba retratar aquellas que hacen laburo doméstico y trabajan en rubros muy masculinizados. Lugares donde no estamos acostumbradas a ver mujeres. Nos gustó remarcar que estamos ahí y que somos parte de esos oficios. Lo mismo que nos pasa a muchas de nosotras en fotoperiodismo, que es un oficio muy masculinizado. Para nosotras, ANCCOM siempre fue un espacio donde no existió esa brecha de género, incluso en nuestra camada éramos todas mujeres, algo sumamente contrario a lo que pasa en los trabajos remunerados. Aquello que estamos mostrando con las fotos es un poco lo que nos identifica como grupo, ser mujeres en espacios donde no acostumbramos a ser mayoría mujeres”, continúa Cristina Sille. 

El colectivo de las diez artistas se formó con todas fotoperiodistas que realizaron su práctica preprofesional en ANCCOM, la agencias de noticias de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA. “Sentíamos que haber transitado por ANCCOM nos daba una base y un conocimiento que nos unía, aunque hubiéramos transitado en distintos momentos por allí. De hecho, algunas nos conocimos recién en la inauguración en persona. Trabajar virtualmente juntas fue una linda experiencia”, explica Camila Godoy.

Diego Rosemberg, docente y coordinador de redactores de la ANCCOM suma su mirada al proceso construido por las practicantes: “Algo para destacar es que son fotógrafas que realizaron la práctica en la agencia  en distintas épocas, muchas de ellas nunca interactuaron entre sí. Sin embargo, se buscaron y se reunieron para realizar un proyecto conjunto: lo que les dio identidad como colectivo fue esa experiencia. La agencia las identifica y les permite construir en conjunto aun sin conocerse. Eso, para nosotros, tiene un valor inmenso”.

Durante la inauguración, en el 4to piso, se presentó la artista Catu Hardoy con sus canciones originales. Además, se proyectó un video poema producido por las artistas Milagros Vaca Narvaja, Mechi Miguel, Silvana Montezuma, Sol Lorenzo, Mar Bel Hadad y Male Schvartz para complementar las imágenes. Desde el Cultural San Martín, Josefina Marino comenta que la muestra “surge en el contexto del 8M y las diferentes propuestas culturales de los espacios de la Ciudad. Las dejamos con libertad para que la curaduría y el concepto de la muestra quede a cargo de ellas. La muestra es totalmente de ellas. Con la consigna de que usen ese espacio de artes visuales para contar algo en el marco de la fecha”, explica. “La idea era hacer algo colectivo y las historias que cuentan son muy originales. Con ellas hablamos de que hay una mirada a veces medio cliché de cómo retratar a la mujer para esta fecha, una puesta en escena de la calle, de la lucha y las manifestaciones que ya se han visto mucho. La idea era buscar algo más singular”, señala.

Desde el gesto se encuentra en el Hall de la Sala Muiño del Centro Cultural San Martín, la entrada es libre y gratuita y puede ser visitada de jueves a domingos de 15 a 21 hasta el 9 de mayo. Bajo la conmemoración de la fecha, también se exponen en el Hall inicial de la planta baja In Illo Tempore de la escultora Mónica Souza. 

Las diez artistas mujeres afirman: “Somos tribu, en este momento donde las consignas son confusas y nos dispersamos repensando(nos), permitiéndonos sembrar nuevas crianzas y nuevas formas de enraizarnos. Es ese el sostén y cuidado que nos damos, reverdeciendo los espacios como jefas de cada hogar. Son nuestros derechos los que están en pugna y es el trabajo como un modo de vida. Es la resistencia la que florece de nuestra siembra”.

«Hoy la justicia climática se equipara con la justicia social»

«Hoy la justicia climática se equipara con la justicia social»

A los 22 años, la tucumana Nina Sosnitsky, militante de Jóvenes por el Clima, viajó a Glasgow para participar de la COP 26, organizada por Naciones Unidas. Aquí cuenta cómo fue su experiencia.

Frente a la actual discusión sobre los proyectos de carácter medioambiental como la Ley de Humedales, la Ley de Envases y la Ley de Acceso a la Tierra, y a la reciente aprobación de la construcción de torres en Costa Salguero y Costanera Sur; ANCCOM habló con Nina Sosnitsky. militante de Jóvenes por el Clima que, con tan solo 22 años, representó a la Argentina en la vigésimo sexta Conferencia de Partes (COP26) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, donde se materializó la reglamentación del Acuerdo de París.

Nacida en Tucumán, siempre sintió sensibilidad por lo social y una conexión con la naturaleza. Influenciada por la movilización iniciada por Greta Thunberg, “Fridays For Future”, que se expandía por todo el mundo y por el documental Before the Flood de Leonardo Di Caprio, comenzó en 2019 a manifestarse en defensa del ambiente junto a una amiga y otros jóvenes de la provincia.

Cuando viajó a la Capital Federal para estudiar Comunicación Social, se unió a Jóvenes por el Clima Argentina pero no tardó en cuestionar que la organización existiera solo en la Provincia de Buenos Aires. Así, empezó un proceso de federalización del movimiento, que actualmente integra más de quince ciudades y provincias.

Por causa de la pandemia, regresó a su ciudad natal para estudiar cine en la Universidad Nacional de Tucumán y fundar Jóvenes por el Clima Tucumán. Allí realiza marchas, movilizaciones y festivales con el objetivo de hacer presión en las calles y articular el diálogo con dirigentes políticos. A pesar de que las medidas sanitarias dificultaron la militancia en territorios, aprovechó las redes sociales para comunicar sobre estas problemáticas.

“En Tucumán estamos yendo a Colonia Chazal, que está conformada hace 115 años y hace aproximadamente 20 años hicieron el country más grande de la provincia sobre la comunidad. Actualmente, sus habitantes no tienen acceso al agua potable porque se agotan las bombas para que la gente country tome agua. Es una situación horrible, quedó la Colonia dividida en dos y la construcción en el medio. Nuestra perspectiva es entender que el cambio tiene que ser desde las bases y con las bases, quienes son los sectores más vulnerables y que más sufren las consecuencias del cambio climático y de este sistema que tiene una falla tras otra”, comenta Sosnitsky.

¿Cómo fue la experiencia de participar de la Conferencia de Partes sobre el Cambio Climático?

Todavía sigo aterrizando. Siento que fue muy contrastante, porque por un lado se llegaron a acuerdos y resoluciones, pero fueron básicos comparando la escala o el nivel de la crisis que estamos atravesando como humanidad. Por un lado, conocer a jóvenes de todas partes del mundo que hacen lo mismo que yo en Tucumán fue muy emotivo. Compartimos espacios en las calles con gente de todos los continentes. En un momento estábamos cantando en la calle de Escocia “El pueblo unido jamás será vencido” con compañeros de Latinoamérica; eso nos ha dado muchas herramientas de empoderamiento para poder seguir avanzando. Es una lucha que te interpela mucho emocionalmente, cuanto más te vas metiendo más te vas dando cuenta de las fallas de este sistema. No es fácil, pero tenemos compañía, apoyo y construimos red entre nosotres para seguir avanzando.Es una sensación de esperanza, pero a la vez de desesperanza. Argentina firmó un par de acuerdos para reducir el metano hasta el 2030, que es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, y para eliminar la deforestación en la próxima década. Pero si no hay un respaldo regulatorio que materialice eso queda solo en un videíto de un discurso o en un papel con una firma. Es importante de ahora en más que las pocas cosas que se decidieron a nivel internacional, se puedan materializar.

¿Hay algo que particularmente destaques del evento?

Algo que se me viene a la mente es haberme encontrado con compañeres sur global. Porque nuestra lógica también hace entender que el norte es el responsable en términos humanos y ecológicos de la desidia que hay en el sur. Entonces haberme encontrado con compañeres de sur global fue muy bueno porque pudimos intercambiar realidades diferentes. Hablar con compañeres de África era muy movilizante. Todos somos del sur global pero acá la mayoría somos pibis de clase media o clase media baja que somos conscientes de nuestro privilegio y accionamos desde ese lugar como un puente con los sectores más vulnerados. Pero la gente de Nigeria contaba que hay una sequía tal que hay animales muertos en la calle. Y uno piensa: ¿y la gente? La gente en África se está muriendo de hambre y de sed. Sumado a que no pueden ser activistas libremente porque hay represión por parte de los gobiernos. La experiencia nos ayudó a entender que dentro del sur también hay diferencias y fue interesante conocerlas un poquito más al menos.

¿Por qué crees que este movimiento medioambiental es tan fuerte con los jóvenes?

Los jóvenes de hoy somos parte de una nueva generación que viene a cuestionar un montón de cosas. Estamos viendo cómo los platos se están rompiendo y no queremos ver cómo eso pasa en nuestras caras. Queremos arreglarlos ahora porque el futuro es nuestro, pero también el presente. Porque los sectores más vulnerables están siendo afectados ahora. En Tucumán ahora hay un montón de sequía, pero en el verano va a haber seguidilla de inundaciones. ¿Qué pasa con la gente de las villas en las inundaciones? Aumenta la temperatura global, aumentan las catástrofes ambientales y el impacto es mayor en esos sectores. Nuestro rol como juventud es resignificar el ecologismo. Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies.  Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos. Se trata de justicia social. Nuestro rol es resignificar el ecologismo trayendo de la mano esta nueva perspectiva que equipara la justicia climática con la justicia social.

Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies.  Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos.

Nina Sosnitsky

¿Cómo percibis la diferencia entre CABA y las provincias en materia medioambiental?

Tenemos que entender que la crisis climática nos afecta a todes pero no a todes por igual. Los sectores periurbanos, los sectores rurales, los pueblos originarios, les pibis de las villas quienes más van a sufrir las consecuencias a lo ancho y largo del país. Pero también es verdad que hay un porteñocentrismo que hay que romper. Al estar el Congreso de la Nación en Capital Federal mis compañeres de Buenos Aires tienen un privilegio, que saben utilizar de una manera muy positiva porque son escuchados. Se toman un subte y llegan al Congreso, a sentarse a hablar con un político. A la vez, creo que el cambio no solo se tiene que dar solo en términos de políticas públicas porque pasa muchas veces de leyes se cajonean o no tienen un respaldo para materializarlas concretamente. Entonces, el cambio tiene que ser un trabajo de hormiguita, local, federal y articulado, en conjunto. Sin dudas, en el mal llamado “interior” hay en términos ambientales mucha más desidia y muchos más casos que en Buenos Aires, sin menospreciar lo que pasa en cada provincia. Cualquier problema es un problema y hay que tratarlo como tal. Pero en términos del sistema extractivista, tenemos hidrocarburos en la Patagonia, megaminería en Catamarca, San Juan, Chubut, Neuquén. Hay problemas que se dan a lo largo y ancho del país. Por eso, la gente que vive en Buenos Aires tiene que salir de la perspectiva de su provincia y replantearse qué es lo que sucede en toda la Argentina.

¿Qué temas debemos afrontar en Argentina en el futuro?

Al ser Argentina un país donde predomina la industria agroganadera, hay que cambiar un montón de paradigmas. Uno es pensar una transición hacia un sistema agroecológico incluyendo a trabajadores de la tierra que producen sin agrotóxicos, sin el agronegocio. Siendo argentina el país que más glifosato aplica per cápita, si nos hacemos estudios en la sangre todos tenemos una porción de glifosato en nuestro cuerpo.  De a poco se va hablando más de la Ley de Acceso a la Tierra. Pensar en una transición energética y una Ley de Delito Ambiental. Hay que hablar de los cinco mil basurales a cielo abierto que tenemos en nuestro país, por eso la Ley de Envases es muy importante. El tema de la megaminería y los hidrocarburos, los pueblos originarios. Por donde lo veas hay algo para hacer y esperemos que se pueda materializar políticas de protección, que regularicen y controlen el accionar de cada uno, protegiendo los Derechos Humanos.

«Hoy la justicia climática se equipara con la justicia social»

«Hoy la justicia climática se equipara con la justicia social»

A los 22 años, la tucumana Nina Sosnitsky, militante de Jóvenes por el Clima, viajó a Glasgow para participar de la COP 26, organizada por Naciones Unidas. Aquí cuenta cómo fue su experiencia.

Frente a la actual discusión sobre los proyectos de carácter medioambiental como la Ley de Humedales, la Ley de Envases y la Ley de Acceso a la Tierra, y a la reciente aprobación de la construcción de torres en Costa Salguero y Costanera Sur; ANCCOM habló con Nina Sosnitsky. militante de Jóvenes por el Clima que, con tan solo 22 años, representó a la Argentina en la vigésimo sexta Conferencia de Partes (COP26) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, donde se materializó la reglamentación del Acuerdo de París.

Nacida en Tucumán, siempre sintió sensibilidad por lo social y una conexión con la naturaleza. Influenciada por la movilización iniciada por Greta Thunberg, “Fridays For Future”, que se expandía por todo el mundo y por el documental Before the Flood de Leonardo Di Caprio, comenzó en 2019 a manifestarse en defensa del ambiente junto a una amiga y otros jóvenes de la provincia.

Cuando viajó a la Capital Federal para estudiar Comunicación Social, se unió a Jóvenes por el Clima Argentina pero no tardó en cuestionar que la organización existiera solo en la Provincia de Buenos Aires. Así, empezó un proceso de federalización del movimiento, que actualmente integra más de quince ciudades y provincias.

Por causa de la pandemia, regresó a su ciudad natal para estudiar cine en la Universidad Nacional de Tucumán y fundar Jóvenes por el Clima Tucumán. Allí realiza marchas, movilizaciones y festivales con el objetivo de hacer presión en las calles y articular el diálogo con dirigentes políticos. A pesar de que las medidas sanitarias dificultaron la militancia en territorios, aprovechó las redes sociales para comunicar sobre estas problemáticas.

“En Tucumán estamos yendo a Colonia Chazal, que está conformada hace 115 años y hace aproximadamente 20 años hicieron el country más grande de la provincia sobre la comunidad. Actualmente, sus habitantes no tienen acceso al agua potable porque se agotan las bombas para que la gente country tome agua. Es una situación horrible, quedó la Colonia dividida en dos y la construcción en el medio. Nuestra perspectiva es entender que el cambio tiene que ser desde las bases y con las bases, quienes son los sectores más vulnerables y que más sufren las consecuencias del cambio climático y de este sistema que tiene una falla tras otra”, comenta Sosnitsky.

¿Cómo fue la experiencia de participar de la Conferencia de Partes sobre el Cambio Climático?

Todavía sigo aterrizando. Siento que fue muy contrastante, porque por un lado se llegaron a acuerdos y resoluciones, pero fueron básicos comparando la escala o el nivel de la crisis que estamos atravesando como humanidad. Por un lado, conocer a jóvenes de todas partes del mundo que hacen lo mismo que yo en Tucumán fue muy emotivo. Compartimos espacios en las calles con gente de todos los continentes. En un momento estábamos cantando en la calle de Escocia “El pueblo unido jamás será vencido” con compañeros de Latinoamérica; eso nos ha dado muchas herramientas de empoderamiento para poder seguir avanzando. Es una lucha que te interpela mucho emocionalmente, cuanto más te vas metiendo más te vas dando cuenta de las fallas de este sistema. No es fácil, pero tenemos compañía, apoyo y construimos red entre nosotres para seguir avanzando.Es una sensación de esperanza, pero a la vez de desesperanza. Argentina firmó un par de acuerdos para reducir el metano hasta el 2030, que es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, y para eliminar la deforestación en la próxima década. Pero si no hay un respaldo regulatorio que materialice eso queda solo en un videíto de un discurso o en un papel con una firma. Es importante de ahora en más que las pocas cosas que se decidieron a nivel internacional, se puedan materializar.

¿Hay algo que particularmente destaques del evento?

Algo que se me viene a la mente es haberme encontrado con compañeres sur global. Porque nuestra lógica también hace entender que el norte es el responsable en términos humanos y ecológicos de la desidia que hay en el sur. Entonces haberme encontrado con compañeres de sur global fue muy bueno porque pudimos intercambiar realidades diferentes. Hablar con compañeres de África era muy movilizante. Todos somos del sur global pero acá la mayoría somos pibis de clase media o clase media baja que somos conscientes de nuestro privilegio y accionamos desde ese lugar como un puente con los sectores más vulnerados. Pero la gente de Nigeria contaba que hay una sequía tal que hay animales muertos en la calle. Y uno piensa: ¿y la gente? La gente en África se está muriendo de hambre y de sed. Sumado a que no pueden ser activistas libremente porque hay represión por parte de los gobiernos. La experiencia nos ayudó a entender que dentro del sur también hay diferencias y fue interesante conocerlas un poquito más al menos.

¿Por qué crees que este movimiento medioambiental es tan fuerte con los jóvenes?

Los jóvenes de hoy somos parte de una nueva generación que viene a cuestionar un montón de cosas. Estamos viendo cómo los platos se están rompiendo y no queremos ver cómo eso pasa en nuestras caras. Queremos arreglarlos ahora porque el futuro es nuestro, pero también el presente. Porque los sectores más vulnerables están siendo afectados ahora. En Tucumán ahora hay un montón de sequía, pero en el verano va a haber seguidilla de inundaciones. ¿Qué pasa con la gente de las villas en las inundaciones? Aumenta la temperatura global, aumentan las catástrofes ambientales y el impacto es mayor en esos sectores. Nuestro rol como juventud es resignificar el ecologismo. Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies.  Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos. Se trata de justicia social. Nuestro rol es resignificar el ecologismo trayendo de la mano esta nueva perspectiva que equipara la justicia climática con la justicia social.

Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies.  Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos.

Nina Sosnitsky

¿Cómo percibis la diferencia entre CABA y las provincias en materia medioambiental?

Tenemos que entender que la crisis climática nos afecta a todes pero no a todes por igual. Los sectores periurbanos, los sectores rurales, los pueblos originarios, les pibis de las villas quienes más van a sufrir las consecuencias a lo ancho y largo del país. Pero también es verdad que hay un porteñocentrismo que hay que romper. Al estar el Congreso de la Nación en Capital Federal mis compañeres de Buenos Aires tienen un privilegio, que saben utilizar de una manera muy positiva porque son escuchados. Se toman un subte y llegan al Congreso, a sentarse a hablar con un político. A la vez, creo que el cambio no solo se tiene que dar solo en términos de políticas públicas porque pasa muchas veces de leyes se cajonean o no tienen un respaldo para materializarlas concretamente. Entonces, el cambio tiene que ser un trabajo de hormiguita, local, federal y articulado, en conjunto. Sin dudas, en el mal llamado “interior” hay en términos ambientales mucha más desidia y muchos más casos que en Buenos Aires, sin menospreciar lo que pasa en cada provincia. Cualquier problema es un problema y hay que tratarlo como tal. Pero en términos del sistema extractivista, tenemos hidrocarburos en la Patagonia, megaminería en Catamarca, San Juan, Chubut, Neuquén. Hay problemas que se dan a lo largo y ancho del país. Por eso, la gente que vive en Buenos Aires tiene que salir de la perspectiva de su provincia y replantearse qué es lo que sucede en toda la Argentina.

¿Qué temas debemos afrontar en Argentina en el futuro?

Al ser Argentina un país donde predomina la industria agroganadera, hay que cambiar un montón de paradigmas. Uno es pensar una transición hacia un sistema agroecológico incluyendo a trabajadores de la tierra que producen sin agrotóxicos, sin el agronegocio. Siendo argentina el país que más glifosato aplica per cápita, si nos hacemos estudios en la sangre todos tenemos una porción de glifosato en nuestro cuerpo.  De a poco se va hablando más de la Ley de Acceso a la Tierra. Pensar en una transición energética y una Ley de Delito Ambiental. Hay que hablar de los cinco mil basurales a cielo abierto que tenemos en nuestro país, por eso la Ley de Envases es muy importante. El tema de la megaminería y los hidrocarburos, los pueblos originarios. Por donde lo veas hay algo para hacer y esperemos que se pueda materializar políticas de protección, que regularicen y controlen el accionar de cada uno, protegiendo los Derechos Humanos.