La pregunta del millón

La pregunta del millón

Se presentó el primer capítulo de “¿Cómo ganar plata?”, la serie documental ideada y conducida por Ofelia Fernández. La pieza analiza el mundo del trabajo juvenil para explicar su complejidad y contradicciones.

El martes se estrenó “¿Cómo ganar plata?”, el primer capítulo de la serie documental de Ofelia Fernández sobre las distintas formas en las que trabajan las nuevas generaciones. A lo largo de cuatro capítulos se propone hacer una radiografía de los problemas que enfrentan los jóvenes en el mundo laboral. La serie cuenta con la dirección de Agustina Claramonte, el apoyo de la fundación Fundar que se encargó del rigor técnico del proceso y el nuevo medio de comunicación Corta, que compartió el primer episodio en su canal de Youtube.

Desde las 18:00, la fila se fue armando en la vereda del Complejo Art Media, lugar donde se llevó adelante el estreno, y que también fue una de las locaciones de la serie. El interior estaba ambientado como un cine y se llenó por completo. En las paredes se colocaron carteles que decían: “Ganá plata mientras dormís”, “¿Querés ser tu propio jefe?”, “¿Y si te arriesgás y ganás?”. En las primeras dos filas, había varios elementos de oficina, computadoras viejas y teléfonos de cable, instalando una premisa sobre el choque entre lo viejo y lo nuevo en el mundo laboral.

Fernández entró al escenario presentada por Ivan Schargrodsky. Mostrando la frescura que la caracteriza y que marca el tono del documental, le dice al público: “Si alguno tenía la ilusión de venir acá a saber efectivamente cómo hacer mucho dinero, no tengo esa respuesta”. Afirma que “desde noviembre me di cuenta de que no entiendo nada. Entonces decidí salir a preguntar”. Después de los agradecimientos, comenzó la transmisión del primer episodio.

El capítulo

Fernández es clara y convoca esta vez desde la pantalla: “Los invito a dejar de negar esta crisis y les aseguro que no voy a encontrar la consigna, la síntesis que logrará volver a ponernos a todos a hablar el mismo idioma. Porque esto es mucho más complejo, pretendo rendirle honor a esa complejidad”. Fiel a su postulado, el “formato pregunta” está presente en todo el episodio, invitándonos a cuestionar en lugar de cerrar sentidos.

Para comenzar, el documental arranca con una anécdota: un abuelo le cuenta a su nieta que a su edad entró a un laburo donde pasó toda su vida hasta jubilarse, comprándose una casa y un auto. Este hecho contrasta con la experiencia de su nieta, que pasó por 25 trabajos, con eso alquila un monoambiente y ni siquiera piensa en jubilarse. Entonces Fernández se pregunta: “¿Qué hay de bueno y de malo en cada foto? ¿Hay que rearmar el mercado de trabajo que existió? ¿O hay que construir uno nuevo sobre el estallado que nos quedó en frente?”.

“Durante los últimos años advertimos: ¡vienen por tus derechos laborales! Vacaciones pagas, aguinaldo, indemnización, jubilación. Pero de repente nos desayunamos que eso no importó tanto, no asustó tanto. Porque quizás no es la realidad de la mayoría de la gente que labura. Quizás seguimos hablando como si el mundo se hubiera quedado congelado en el siglo pasado”, afirma Fernández.

“Con la realidad no hay que enojarse, hay que tratar de entenderla”, sostiene la exdiputada. Para entender cómo trabaja nuestra generación, Fernández empieza por lo más elemental: la conversación. Se acerca y habla con un ex-policía, con una trabajadora del ámbito privado, con una mesera, una influencer, una manicura, un repartidor, una profesora de educación física. ¿Por qué trabajan de lo que trabajan? ¿Cómo llegan a fin de mes? ¿Qué problemas tienen? ¿Cuáles son sus aspiraciones?

En diálogo con ANCCOM, Fernández cuenta sobre el proceso: “Es combinar una inquietud, que es el deseo de interpretar y, ojalá, representar las nuevas demandas de mi generación. En este caso particular, de esta primera pieza, de la relación con el trabajo, con el dinero”. Afirma que esta es la mejor manera de contarlo. Para elegir a los testimonios del documental, cuenta que buscó a las representaciones más genuinas de algunas categorías de trabajo: “Creo que terminó siendo bastante representativo de cuál es la foto de esta generación en ese vínculo en particular. Siento que es un tema que podría ser re denso, y que de alguna manera termina siendo relativamente esperanzador”.

“Las ideas son algo muy valioso cuando parece que todo ya está hecho”, sostiene Fernández. En contraste a los videos rápidos y cortos que predominan, la exdiputada hace una apuesta artística para transmitir su mensaje. Capta los sentires de la época y los traduce con audacia en el lenguaje audiovisual.

 

La recepción del público

Al finalizar la proyección, ANCCOM dialogó con el público. Allí estaban, por ejemplo, los periodistas Lía Copello y Matias Mowszet. Sobre sus expectativas, Copello cuenta que “El título ya era algo tentador, porque es algo que está ahí presente en todo, así que valía la pena darle una oportunidad”. Mowszet agrega: “Me imaginaba que iba a ser algo provocador, uno de Ofelia se esperaba eso, y provocó”.

Copello resalta que le “llamó mucho la atención esta conclusión de que estamos todos pensando en la plata. Me aclara y me deprime a la vez. Con algunas cosas me sentí muy identificada, con laburos que nada tenían que ver con el mío”. Mowszet se queda con la parte donde se asegura que “la discusión política está concentrada en menos del 40% de la población laboral. Todo lo que discutimos a nivel laboral, está concentrado en muy poca gente. Me parece que identifica muy bien por qué se pierden las elecciones”.

El periodista Marcos Aramburu afirma que “hay algo de ir a buscar los testimonios y no presuponer esa información, que es sorprendentemente revolucionario en estos momentos de la política. Hay algo de ir a ver a quién estás pretendiendo representar”. También destaca la puesta artística “en un momento donde todas las piezas de comunicación política que ves son de un político tratando de hacer una Bizarrap Session. Esto es como un cachetazo impresionante. Estético, artístico y conceptual”.

El primer capítulo de esta serie documental, se encuentra disponible en el canal de Youtube Corta.

Yo no te banco, Nación

Yo no te banco, Nación

Con la excusa del rechazo al aumento provincial de un impuesto, el Gobierno nacional dispuso el cierre de nueve de las 14 sucursales del Banco Nación en La Pampa, lo que implica 80 trabajadores afectados, severas complicaciones para los habitantes de localidades lejanas y un golpe para la entidad bancaria más importante del país, que la administración Milei ansía privatizar.

Fue a través de un comunicado publicado en la cuenta de “X” del Banco Nación, que tanto empleados como usuarios se enteraron, el pasado 26 de septiembre, del cierre de la Gerencia Zonal de dicha institución en La Pampa. “Nos avisaron que todas, las 14 sucursales, pasábamos a pertenecer a San Luis, de hecho se comenzaron a presentar los nuevos jefes al día siguiente del comunicado. Transitamos así la semana”, cuenta en diálogo con ANCCOM una trabajadora de las sucursales afectadas. Una semana exacta después, el jueves 3 de octubre, llegó el llamado que anunciaba el cierre definitivo de nueve sucursales, pertenecientes a las localidades de General Acha, Colonia Barón, Eduardo Castex, Bernasconi, Guatraché, Ingeniero Luiggi, Intendente Alvear, Victorica, y Winifreda. Solo cinco se mantienen abiertas en toda la provincia, las cuales pasarían a depender de la gerencia puntana: son las sucursales de Quemú Quemú, Santa Rosa, General Pico, Macachín, y Realicó. Un desguace provincial del Nación, el banco más importante del país.

A través de “X”, el Nación argumentó que el cierre de la Gerencia Zonal y de las nueve sucursales se debía a “la decisión de la provincia de duplicar la alícuota del Impuesto a los Ingresos Brutos que grava los créditos a las familias y a las PyMEs”. Dicho impuesto se duplicó del 7% al 15,47% por medio del Decreto N°3609, promulgado en la Ley Provincial N°3575, con vigencia desde el 1º de septiembre y hasta fin de año. El gobernador Sergio Ziliotto expresó en varios medios provinciales que el aumento solo afectaba a las entidades financieras, siendo estas las que habían percibido mayores beneficios económicos en los últimos meses; amparó su medida en que el Tesoro Nacional retiene fondos provinciales coparticipables, y explicó que lo que se recaudara con ese aumento financiaría programas alimentarios para los sectores más vulnerables. Ante la medida intempestiva del Gobierno central, el gobernador reformuló su decisión y dispuso que “el Banco de La Pampa aportará lo que el Banco Nación rechaza pagar”. Si el directorio sostiene el cierre, ya no será bajo el argumento del aumento de impuestos.

Son 202 los puestos de trabajo que proporciona el banco en la provincia y 80 los trabajadores afectados de manera directa. La información que conocen por el momento es que aquellos que no ocupan un cargo serán reubicados en las sucursales más cercanas a las familias, mientras que los empleados con puestos jerárquicos se los asignará de acuerdo a la necesidad del banco a lo largo y ancho del país. “Esto lleva a que muchos pierdan su fuente de trabajo más allá de que digan que la garantizan, te están forzando a renunciar, porque no todos van a poder aceptar el traslado que nos impongan”, plantea una trabajadora afectada, que prefiere preservar su identidad. Una reestructuración de las familias, madres o padres que van a tener que decidir entre su fuente de trabajo o estar en el día a día con sus hijos: “Tenés que abandonar tu casa”, analiza.

Las medidas no solo provocan un vaciamiento de trabajadores, sino también de la cartera de clientes. Los pueblos y las comisiones de fomento que conforman La Pampa están separados por al menos 50 o 100 kilómetros, obligando a los usuarios de aquellos pueblos afectados a adaptarse completamente a la virtualidad, o viajar a otras sucursales para hacer sus trámites. “Un jubilado que percibe la mínima no puede pagar un taxi para ir a otro pueblo a cobrar la jubilación –explica la trabajadora a ANCOOM–. Esos clientes se van a perder, van a cambiar su boca de pago. Es una pérdida enorme del federalismo que tiene el Banco Nación porque está a la vuelta de tu casa”. Además, de los pequeños usuarios se verá perjudicada la economía general de la provincia porque “el banco tracciona las PyMES, el comercio y todas las actividades del agro. Ya había sido un cimbronazo enterarnos que San Luis sería la gerencia de cabecera porque tienen otra economía, muy distinta a la pampeana”, agregó.

La Gerencia Zonal se encarga de darle autonomía a la provincia, es el nexo directo entre el directorio nacional del BNA y las sucursales a las cuales también administra y audita. Sin embargo, su importancia es mucho mayor, según explicó Shirley Bustos, delegada general del Banco Nación y secretaria general adjunta de La Bancaria a ANCCOM: “Tiene el conocimiento necesario sobre el territorio y de las particularidades de la economía pampeana. Entiende qué comercios hay y qué promociones aplicar, quiénes son los productores agropecuarios, cuáles son los ciclos productivos de la provincia y cómo asistir crediticiamente a cada uno de ellos”.

Sobre el abrazo simbólico que se realizó el viernes pasado en cada sucursal pampeana agregó: “Quedará marcado como un día histórico porque en menos de 24 horas organizamos un paro provincial en todas las sucursales”. Desde el sindicato llamaron además al cese de actividades con permanencia en los puestos de trabajo y el estado de alerta y movilización en defensa de los mismos. Bustos agregó que el cierre no solo afecta a los 80 trabajadores sino a toda la sociedad: “Las fuerzas vivas salieron a la calle y reclamaron para que todas las partes involucradas se sienten a conversar y busquen una alternativa que no termine en el perjuicio de la sociedad y de los trabajadores”.

El mismo día en Capital Federal y por medio de su Secretario General Sergio Palazzo, el sindicato presentó una denuncia penal ante la Secretaria de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, por “la decisión unilateral y apresurada que tomó el directorio del banco. Nunca la respuesta, más allá del desacuerdo con el aumento de un impuesto puede ser el cierre de sucursales y dejar sin trabajo a la gente o al pueblo sin el servicio que les brinda el Banco Nación”, comentó a ANCCOM Raúl Ibañez, secretario general de la seccional Santa Rosa de la Asociación Bancaria. En la misma Secretaría se realizó este martes 8 una audiencia entre los directivos del Banco Nación y la Asociación. En ella se convino un cuarto intermedio hasta este jueves, donde se espera que el gobierno provincial y el Banco Central, ente rector con facultad de habilitar la apertura o cierre de toda entidad financiera, “encuentren un punto de coincidencia de sus posturas y eviten el perjuicio que están causando”, resultado de la audiencia que catalogó como positivo y que solo fue gracias a la visibilización y el apoyo movilizatorio por parte de la sociedad.

La privatización del Banco Nación se había dictaminado en el DNU° 70/2023 también conocido como “Bases para la reconstrucción de la Economía Argentina”. “Esto es una prueba piloto, el impuesto es la excusa para empezar el desguace y el vaciamiento porque de todas formas se va a tener que pagar en las sucursales que queden abiertas”, son las palabras de la trabajadora sobre el justificativo utilizado por el Banco Nación para el cierre de las sucursales. “El Banco de la Nación es uno de los motores de la economía del país” y en su Carta Orgánica determina la función social y de fomento, cierra la nota Raúl Ibáñez. “Es una entidad que defendemos como propia, y no solo en nuestra provincia, porque en caso de persistir esta actitud se avanzaría sobre el resto del país, y el perjuicio serían tan extenso como hoy están diseminadas las oficiales del banco. Esta situación que vivimos sirve para dejar la base de que el Banco de la Nación no se toca”.

Diputados con peluca

Diputados con peluca

Milei logró salvar el veto al financiamiento universitario con una votación ajustada que desfinancia la educación superior. Como en el caso de los jubilados, varios legisladores dieron vuelta su voto. Los repudios fueron generalizados con un paro nacional en todas las universidades públicas y algunas casas de estudios tomadas por estudiantes.

Con 159 votos a favor, 85 en contra y 5 abstenciones, se ratificó el veto a la Ley de Financiamiento Universitario en la Cámara de Diputados. El proyecto establecía mejoras salariales para docentes y no docentes además de ampliar el presupuesto para las universidades destinado a su funcionamiento. “No van a logar ir contra la educación pública porque hay un sentido de la solidaridad muy grande y un sentido de pertenencia de la sociedad en general con la universidad pública”, mencionó Tomás Ledesma, diputado de Unión por la Patria, en diálogo con ANCCOM en medio del acalorado debate.

Una vez finalizada la votación, el diputado Facundo Manes, de Unión Cívica Radical, confesó a este medio: “Es un día muy triste, muchos han perdido la dignidad”, en referencia a los diputados que decidieron cambiar su voto en contra de la Ley de Financiamiento Universitario. Además mencionó que los jóvenes “no están solos” y que tienen “que reescribir la historia”, afirmando que “en parte depende de ellos –los jóvenes-” y que desde el bloque “los van a acompañar”. Sin embargo, cuatro diputados radicales fueron los que tuvieron los votos decisivos para mantener el veto, quienes ahora son recordados por parte de la sociedad como “los radicales con peluca”: Mariano Campero de la provincia de Tucumán, Luis Picat de Córdoba, Martín Arjol de Misiones y Federico Tournier de Corrientes. También respaldaron el ajuste del Gobierno los tres legisladores tucumanos que asumieron por el peronismo pero armaron un bloque independiente y responden al gobernador Osvaldo Jaldo, devenido en un estrecho aliado de Javier Milei.

La sesión especial inició poco después de las 11 del miércoles y la oposición necesitaba dos tercios para mantener la ley enviada por los diputados Danya Tavela, Facundo Manes, Martín Tetaz y Mariela Coletta, entre otros. La encargada de iniciar el debate fue la diputada Vanina Biasi del Frente de Izquierda: “Los que hoy están movilizándose en este momento sepan que si este Congreso consagrara el veto presidencial, nuestra lucha se tiene que profundizar enormemente”.

Mientas el debate se desarrollaba en las inmediaciones de la Cámara Baja, organizaciones estudiantiles y sindicales concentraban en las afueras del reciento para pronunciarse en contra del veto presidencial, como ya es costumbre los y las  manifestantes se encontraron con un amplio operativo policial y vallas alrededor del Congreso. Previo a la sesión especial en Diputados, más de diez universidades nacionales contaban con algunas de sus facultades tomadas por sus estudiantes, quienes decidieron armar un plan de lucha para frenar el recorte presupuestario a la educación pública. La diputada Blanca Osuna, de Unión por la Patria por Entre Ríos, se expresó sobre el veto en diálogo con ANCCOM: “De ninguna manera eso en sí mismo va a agotar el tema, al contrario, se va reinstalar y yo entiendo con más fuerza; lo va hacer porque hay una historia en la Argentina que muestra antecedentes concretos al respecto”.

“Creen que ganan pero en realidad pierden, como también perdieron con un sector muy importante de la sociedad argentina como es el de los jubilados. ¿Cuál es el programa económico que tienen? ¿El ajuste al estilo Martínez de Hoz?”, se enfervorizó Pichetto.

Uno de los discursos notorios fue el de Miguel Ángel Pichetto, diputado de Encuentro Federal, en donde cuestionó las decisiones del Gobierno: “Creen que ganan pero en realidad pierden, como también perdieron con un sector muy importante de la sociedad argentina como es el de los jubilados. ¿Cuál es el programa económico que tienen? ¿El ajuste al estilo Martínez de Hoz?” Sin embargo, Alejandra Torres y Ricardo López Murphy, diputados que integran el bloque que preside Pichetto, se ausentaron facilitándole a Milei llegar al tercio de votos que necesitaba para ratificar el ajuste. En la votación de la Ley de Financiamiento Universitario en agosto, Torres votó a favor y López Murphy también se ausentó.

Por parte del oficialismo, una de las ideas que comenzaron a circular fue la idea de la provincialización de las universidades nacionales. Al respecto, el diputado de la provincia de Entre Ríos, Tomás Ledesma, de Unión por la Paria, mencionó en conversación con ANCCOM que es una de las “herramientas de apriete que ponen arriba de la mesa con los gobernadores para tratar de sacarles definiciones”. Además, también afirmó que “hace falta fortalecer el federalismo” y sobre las universidades que ya son provinciales explicó que “no están dando abasto con la cuestión presupuestaria como es el caso de la Universidad Autónoma de Entre Ríos”.

Una vez más, tal como sucedió con la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Gobierno nacional logró conseguir los votos suficientes para mantener su posición. Pero comienza a erosionar velozmente su legitimidad de origen. Las formas en que lo logra también desprestigia al Parlamento.

De esta manera, el debate sobre la financiación universitaria queda abierto, y la comunidad educativa y a los legisladores opositores se enfrentan a la urgente necesidad de buscar soluciones que garanticen el futuro de la educación pública, gratuita y de calidad en Argentina. La respuesta inmediata para delinear el plan de lucha, fue el paro nacional de hoy en todas las universidades públicas. Varias sedes universitarias de todo el país, además, se encuentran tomadas por el estudiantado.

Después de 46 años, comenzó el juicio por la masacre del Pabellón Séptimo

Después de 46 años, comenzó el juicio por la masacre del Pabellón Séptimo

Considerado como un crímen de lesa humanidad de la última dictadura militar, se investiga a tres responsables del Servicio Penitenciarios acusados por la muerte de 65 presos comunes y las heridas causadas a otros 88.

El pasado miércoles 9 se inició en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5 de la Ciudad de Buenos Aires el juicio contra los tres exintegrantes del Servicio Penitenciario Federal acusados por la muerte de 65 víctimas y las heridas graves de otras 88. Fue tras una requisa y una represión en la cárcel de Devoto en 1978. El caso llega a la instancia oral y pública federal porque en 2014 fue declarado crimen de lesa humanidad.

El juicio dio comienzo en la Sala SUM del TOF 5 con la presencia de familiares y sobrevivientes, entre ellos Juan Olivero, Hugo Cardozo y Roberto Montiel. Los jueces del tribunal, Nicolás Toselli, Adriana Palliotti y Daniel Obligado, mencionaron la presencia, en representación del Ministerio Público Fiscal, del fiscal general Abel Córdoba y sus auxiliares María Laura Grigera y Viviana Sánchez. Con relación a las partes querellantes se encontraron presentes por la Secretaría de Derechos Humanos los doctores Máximo Castex y Ezequiel Uriarte, y por la querella unificada en representación de las víctimas y de la Liga por los Derechos del Hombre se presentó Claudia Cesaroni y Natalia DAlessandro. 

Los imputados estuvieron conectados vía Zoom: el ex director del Instituto de Detención de Devoto, Juan Carlos Ruiz; el exjefe de la División Seguridad Interna, Horacio Martín Galindez y  el exjefe de la División Seguridad Interna, Gregorio Bernardo Zerda. Se hizo mención de un cuarto acusado, Carlos Aníbal Sauvage, exjefe del Cuerpo de Requisa, quien falleció en el año 2021 sin que pudiera dilucidar su responsabilidad en los hechos.

Al abrir  el juicio, Toselli dio lugar a las partes acusadoras para hablar y comenzó el fiscal Córdoba. “Los hechos se enmarcan dentro del contexto del plan criminal multidimensional, donde no se tratan por eventos aislados sino ocurridos en un contexto más amplio, judicialmente acreditado, de crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército”. En ese sentido, aclaró que el Servicio Penitenciario Federal no estuvo exento de participación en la represión durante la última dictadura militar. Junto a ello, el fiscal mencionó el proceso de militarización y alerta en que se encontraban inmersas las distintas fuerzas del país durante el año 1978: “No es casual que mediante la Ley 19594 del 24 de abril de 1972 las cárceles y otros establecimientos o instalaciones que albergaban detenidos, procesados o condenados por hechos de carácter subversivo, terrorista o conexo delitos de competencia de la Cámara Federal en lo penal de la nación o detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional fueran puestos bajo control operacional de las Fuerzas Armadas, ya que ello respondía a la política de Estado imperante”. 

Luego, Córdoba disertó sobre los hechos criminales ocurridos en el interior del Pabellón Séptimo de la Unidad Penitenciaria 2 de Devoto el 14 de marzo de 1978. “No se trató de la imposición de suplicios a través de los métodos convencionales, sino de una salvaje represión donde las personas que resultaron víctimas se encontraban privadas de libertad y se vieron en condiciones de encierro absoluto al alcance del fuego y las balas de los autores”, leyó Córdoba. “A raíz de lo que fue calificado como una insubordinación por parte de los alojados en el Pabellón Séptimo del complejo penitenciario durante la madrugada del 14 de marzo y con el objeto de amedrentar a estos y sacar del pabellón al interno Jorge Omar Tolosa, los funcionarios penitenciarios dispusieron la realización de una requisa integrada por un mayor número de efectivos que lo habitual, ingresando de manera inusualmente violenta al pabellón aproximadamente a las 08:15 de la mañana de aquel 14 de marzo”.

La masacre

El fiscal general siguió con la secuencia de los acontecimientos, al detallar que los internos comenzaron a defenderse del castigo de parte del personal penitenciario, arrojando distintos elementos que tenían a su alcance y utilizando las camas cucheta para resguardarse. El cuerpo de requisa retrocedió, y frente a ello, los reclusos amontonaron camas para impedir que reingresaran. Sin embargo, los penitenciarios comenzaron a utilizar gases lacrimógenos y a disparar con armas de fuego desde la pasarela de vigilancia hacia quienes estaban en el pabellón. Como respuesta a la represión, los internos apilaron sus colchones sobre las camas que habían sido previamente colocadas contra la reja de ingreso obstaculizando así la visión del personal penitenciario hacia el interior. En un momento dado, y por motivos que no pudieron esclarecerse, los colchones que estaban apilados contra la reja de ingreso se prendieron fuego y posteriormente comenzó a presenciarse un denso y tóxico humo negro. 

A pesar de ello, las autoridades presentes del Servicio Penitenciario Federal no auxiliaron a los reclusos ni impidieron que el fuego avance, sino que continuaron disparando contra ellos armas de fuego y lanzando gases lacrimógenos desde las pasarelas exteriores de la unidad y desde los patios del complejo. Una vez consumido el fuego y abiertas las puertas del pabellón, los sobrevivientes fueron obligados a salir y cuando se traspuso la puerta de ingreso fueron recibidos por una doble fila de agentes penitenciarios que los golpearon con objetos contundentes, dándoles golpes de puño y patadas a lo largo de un pasillo que se extendía desde la puerta del pabellón hacia otros calabozos. 

A su turno, la auxiliar Grigera destacó que fueron recapitulados otros eventos relevantes previos a la jornada del incendio. Sin embargo, expresó la necesidad de analizar en profundidad el último episodio: qué se hizo y qué no de parte del servicio penitenciario. “No realizó ninguna maniobra encaminada a extinguirlo”, leía Grigera, en alusión al fuego.

Para fundamentar la acusación hacia las autoridades del penal, Grigera fue leyendo distintos testimonios de sobrevivientes que habían declarado en un sentido similar las circunstancias de los hechos, entre los apellidos mencionados estaban Ciardello, Olivero, Cardozo, Rica, Olivera, Gaitán, Montiel, Vera, Vergara, Cinelli, Berti, Romero, Mantilla, Medina, Díaz y Quintero. “Muéranse cachivaches”, “muéranse como ratas” y “muéranse de a poquito”, fueron las palabras que recuerdan algunos de ellos, y que ayer fueron leídas en la audiencia.

Los acusados

Tiempo después, fueron mencionadas las conductas descriptas y probadas que se le atribuyen a Ruiz, Galindez y Zerda (habiendo mencionado también a Sauvage). Éstas son la imposición de tormentos reiterados en 153 ocasiones, de los cuales 65 se encuentran agravados por la muerte de las víctimas. Juan Carlos Ruíz deberá responder en calidad de autor mediato ya que era quien tenía el poder de mando sobre el personal que intervino en las torturas y por ser la máxima autoridad presente en el día de los hechos en la unidad carcelaria. En tanto, Horacio Galíndez y Gregorio Zerda son señalados como coautores, porque las acciones sólo podrían haberse llevado a cabo bajo expresas órdenes del director y máxima autoridad del instituto penal.

Dicha acusación se fundamentó al mostrar -a través de testimonios y documentación- que una vez comenzado el incendio, las autoridades presentes dejaron avanzar el estrago con el objeto de someter a los internos a un castigo ilegal. Y una vez apagado el fuego, torturaron a los sobrevivientes. “Ya culminado el mismo sometieron a los sobrevivientes a graves castigos físicos que se prolongaron durante todo el recorrido desde el pabellón séptimo hasta los calabozos a los que fueron arrojados” leyó Grigera.

Torturas

Tras un cuarto intermedio, la abogada Claudia Cesaroni presentó una síntesis del requerimiento de elevación a juicio. “Esta causa fue reabierta a partir de la insistencia de un sobreviviente, Hugo Cardozo, y de la determinación del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos en el año 2011. Nosotras somos parte de un equipo jurídico que trabaja activamente de modo militante por la defensa de los derechos de las personas privadas de libertad en aquel momento y en el presente”, expresó. Esa insistencia se concretó en la presentación ante la justicia federal en marzo de 2013. 

“Fuimos a pedir que esta causa se reabra, porque había sido archivada por la justicia ordinaria en 1979. A partir de eso se fueron sumando otros sobrevivientes, familiares, así como también expresas políticas que estaban en la cárcel de Devoto en ese momento y que fueron testigos de esa masacre”, explicó Cesaroni. También añadió que cada acción jurídica que fue y vaya a ser llevada a cabo será en el marco de la lucha colectiva por la memoria, verdad y justicia. A criterio de la abogada y criminalista, el Servicio Penitenciario fue parte del aparato de terror de la dictadura.

Más adelante, tuvo la palabra Natalia D’Alessandro, también abogada querellante, quien continuó con la lectura del resumen del requerimiento, reconstruyendo los hechos de las acciones iniciales al motín a partir del conflicto de la televisión con el interno Tolosa. En ella, se contó específicamente todo lo que vivieron los presos durante el incidente, incluyendo las lastimaduras, lo que sintieron al salir, pisar a otros fallecidos y saber que los continuarían golpeando a pesar de estar quemados. “La violencia fue inusual, aún para quienes estaban acostumbrados a recibir palos como parte de la rutina”, leía la abogada. 

Luego Cesaroni retomó la palabra. Entre sus declaraciones estuvo la necesidad de contrastar la versión oficial avalada por Sauvage, un planteo basado en que los presos fueron los que causaron el incendio a partir de una pelea realizada entre ellos. Sin embargo, cuando se le preguntó si se sabía quiénes habían sido los responsables de la acción dada, el exjefe del Cuerpo de Requisa contestó que no reconoció a los actores. Esta versión fue altamente cuestionada por la querella debido a dejar incógnitas sin resolver, entre ellas, cómo podía ser que ningún guardia haya presentado lesiones, o bien, por qué no se realizó ninguna tarea efectiva de parte de las autoridades para frenar el fuego. 

Al rato, Cesaroni, conmocionada,  mencionó a todos los fallecidos y gravemente heridos durante la masacre. 

Finalmente, D’Alessandro brindó unas últimas palabras en homenaje y respeto por los familiares, allegados y sobrevivientes presentes. “Deben considerarse las circunstancias en que fueron cometidos los hechos imputados así como que los mismos fueron perpetrados por agentes del Estado, todos ellos miembros del Servicio Penitenciario Federal, quienes utilizaron en todo momento medios violentos en contra de las víctimas, las cuales se encontraban detenidas bajo su custodia”, leyó. “Por todo ello, solicitamos que en primer lugar, se tenga por realizada la síntesis del requerimiento de elevación a juicio y se juzgue la masacre del Pabellón Séptimo entre el 13 y 14 de marzo de 1978 en el que 65 presos llamados comunes, fueron asesinados mediante el humo, el fuego, las balas y los golpes, y otros 88 sufrieron torturas brutales, como un crimen contra la humanidad, se asignen responsabilidades y se impongan las penas correspondientes. Porque como dicen los familiares que se han reunido para realizar este recorrido en demanda de memoria, verdad y reparación, mientras no haya justicia, el fuego seguirá quemando”, finalizó 

Posteriormente Toselli dio por formalmente cerrado el debate y concluyó la jornada, realizando un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles a las 10 horas. 

«Qué quilombo se va a armar»

«Qué quilombo se va a armar»

Mientras en Diputados se reafirmaba el veto contra la ley de presupuesto universitario, fuera del Congreso una multitud exigía por fondos a las universidades públicas. El reclamo no bastó para torcer el brazo al oficialismo. Al final, hubo incidentes con un provocador libertario y siete manifestantes fueron detenidos.

En el momento en que los diputados ratificaban el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, afuera del Congreso un grupo de estudiantes empezó a cantar “Si el presupuesto no está, ¡qué quilombo que se va a armar! Les tomamos las calles y les tomamos la Facultad”. Dos días antes habían empezado las tomas estudiantiles de universidades de todo el país. Es que la expectativa por que siguiera en pie dicha ley —aprobada el 12 de septiembre por ambas cámaras del Congreso de la Nación y vetada por Javier Milei después de la segunda marcha federal universitaria, el 2 de octubre—, había llevado a los estudiantes a pensar en estrategias para que los funcionarios públicos escucharan sus reclamos. Las tomas fueron parte de una vigilia que también incluyó abrazos simbólicos y clases públicas.

 Lo que se defendía era la declaración de la emergencia presupuestaria del sistema universitario nacional para el año 2024, lo que la ley establecía con el objetivo de “atenuar, ante el aumento de los costos de los bienes y servicios esenciales, el impacto que los mismos tienen para los compromisos salariales y los gastos de funcionamiento de todas las universidades nacionales”. El presidente de la Nación, por su lado, había vetado la norma porque, según dijo a través del decreto 879/2024, “dar cumplimiento a la medida sancionada por el Congreso de la Nación dificultaría gravemente la sostenibilidad de las finanzas públicas de la República Argentina, ya que significaría la necesidad de obtener una fuente de financiamiento extraordinaria, imprevista, a efectos de afrontar su costo”.

 “Yo, que soy del interior, no podría estar acá si no fuera por la universidad pública, que aparte es una educación de calidad, porque los gastos son muchos. Si se privatiza la educación superior, va a ser muy difícil estudiar. Me parece bien que estemos acá todes juntes defendiendo”, dijo Romina Michelena a ANCCOM mientras la Cámara de Diputados todavía debatía si revertir o ratificar el veto del presidente de la Nación a la Ley de Financiamiento Universitario. Minutos antes ella, que es estudiante de la Licenciatura en Composición Coreográfica de la Universidad Nacional de las Artes, bailó junto con sus compañeras de cursada mezclando el baile con una interpretación teatral frente al Congreso nacional, para expresar con el cuerpo, y a viva voz, el deseo de que su universidad recibiera del Estado dinero suficiente para poder seguir en funcionamiento. Actuaron y bailaron sobre unas letras gigantes, escritas en la calle con tiza, que decían “No al veto diputados, los estamos viendo”. Más adelante, compañeros de otras carreras de la misma universidad cantarían a coro “Aguante el arte, la puta que lo parió” y agitarían en el aire carteles de cartón que rezarían “Creamos mundos y los defendemos”, con letras escritas a mano.

En el momento en que Michelena y sus compañeras bailaban y actuaban, ellas todavía tenían esperanzas. Aún no se imaginaban que unas horas después la Cámara de Diputados dejaría firme el veto de Javier Milei y que, a partir de entonces, el Parlamento no podría insistir con el tema por al menos un año. “Peligro, peligro, la universidad está en peligro”, gritaban las chicas mientras se movían de acá para allá, al tiempo que detrás de ellas descansaba, quieta, inmutable, una hilera de vallas negras que oficiaba de escudo para los uniformados. Es que los estudiantes universitarios no eran los únicos que estaban afuera del Congreso, también había agentes de la Policía Federal, Prefectura y Gendarmería, que miraban serios y de lejos, como forasteros de su propio país, todo lo que pasaba más allá de las vallas. 

Un rato después Oscar Bogarín, del Frente Popular Estudiantil de la Universidad de Lomas de Zamora, dijo a esta agencia que “más financiamiento para nuestras universidades posibilita que los pibes y pibas del conurbano bonaerense puedan ser el día de mañana la primera generación de universitarios de sus familias”. De ahí su presencia en la manifestación frente al Congreso para pedir a los diputados que revirtieran el veto presidencial y que la Ley de Financiamiento Universitario pudiera tener vigencia. “Una carrera universitaria no sólo es un desarrollo académico —agregó Bogarín—, sino también una herramienta fundamental para la movilidad social ascendente. Es clave para ese país que soñamos, más libre y con mayores posibilidades”. 

Mientras el referente del Frente Popular Estudiantil de la Universidad de Lomas de Zamora conversaba con ANCCOM, un monumento ubicado en la plaza del Congreso se hacía notar a través del reflejo del sol. Era una escultura chiquita que recordaba los años de la “Carpa Blanca”, una de las protestas más extensas que tuvo lugar en Argentina entre abril de 1997 y diciembre de 1999. En ese momento los gremios docentes de todo el país reclamaban un aumento en los fondos económicos destinados a la educación. Probablemente en eso pensaba un chico de un centro estudiantil cuando dijo, desde un escenario, que “el pueblo que repite la historia está perdido”.

Las vallas que oficiaban de escudo para los uniformados empezaron a temblequear cuando los diputados ratificaron el veto presidencial desde adentro del recinto. Fue entonces cuando, afuera del Congreso, un grupo de estudiantes empezó a cantar “Universidad de los trabajadores, al que no le gusta, se jode, se jode” y a hacer que las vallas se movieran. Detrás de ellas, los policías se mantuvieron quietos con sus escudos en alto, a lo que los estudiantes respondieron levantando sus banderas. La escena era la de una batalla a punto de desatarse, en la que los bandos se mantenían separados solamente por las vallas temblorosas. El agite hizo que volara por el aire un cartel y cayera al asfalto. “¿Querés bajar el déficit fiscal? ¡Renuncien a sueldos millonarios, prerrogativas y otros beneficios!”, decía la cartulina en cuestión.

Pero esa batalla sólo quedaría en guardias altas y nada más. La secuencia que seguiría después sería de otro cantar. Cuando ya quedaban pocos manifestantes, cayó al baile, trajeado y con carteles que muchos considerarían provocadores, Fran Fijap, un youtuber libertario. Fijap empezó a decir cosas y un grupo de personas comenzó a pedirle que se fuera a empujones. El youtuber salió corriendo y una muchedumbre lo siguió hasta que se ocultó en un local de empanadas. En ese momento se produjo un forcejeo y el local bajó la persiana. Después llegó la policía y todo terminó en una batalla con mucho más que guardias altas y ánimos caldeados. El influencer libertario fue hospitalizado y siete personas fueron detenidas por “atentado y resistencia a la autoridad”. Una de ellas recibió, además, cargos por “daños a la propiedad”.