Tiembla Sauzal Bonito

Tiembla Sauzal Bonito

La localidad neuquina sufre actividad sísmica hace ocho años como consecuencia del fracking en Vaca Muerta. Mientras el suelo tiembla y los hogares se desmoronan, la causa judicial impulsada por sus habitantes descansa en la Corte Suprema hace más de un año.

El 19 de noviembre se cumplieron ocho años del primer temblor en Sauzal Bonito, provincia de Neuquén, que tuvo una magnitud de 4,2 en la escala de Richter e inauguró una realidad con la que sus habitantes deben convivir día a día producto del fracking en Vaca Muerta.

“Se ríen de la desgracia ajena”, dice Andrés Durán, habitante de Sauzal Bonito, sobre el gobierno provincial. “Es una cuestión de intereses de un grupo monetario junto con grupos parlamentarios, pero en el medio somos sesenta familias que estamos padeciendo lo peor de lo peor”, denuncia.

El 28 de agosto de 2013, YPF en asociación con Chevron dieron inició a la fractura hidráulica de Vaca Muerta, una formación geológica que tiene una extensión de treinta mil kilómetros cuadrados y comprende parte de las provincias de La Pampa, Mendoza, Neuquén y Río Negro. Desde entonces las perforaciones han crecido año a año.

De acuerdo con Martín Mullally, investigador del Observatorio Petrolero Sur, el fracking es una técnica con la que se busca extraer hidrocarburos no convencionales, de difícil acceso, que están alojados en roca madre y arenas compactas. Este tipo de intervención consiste en la perforación del suelo e inyección a alta presión de agua, arena de sílice y químicos que permiten la migración de los hidrocarburos. En el caso de Vaca Muerta, estos están alojados entre los tres mil y cuatro mil doscientos metros de profundidad.

En Argentina, “el cambio de la técnica fue radical a partir del 2000”, afirma Mullally, “antes estaba muy focalizada. Se hacían una o dos fracturas a lo sumo y ahora toma una escala masiva” que requiere perforar permanente y sistemáticamente para realizar las extracciones de hidrocarburos no convencionales. Según Mullally, “en la provincia de Neuquén está concentrado el 95% de la explotación de Vaca Muerta” y esto lleva a que en 2021 hubiera un promedio de 5,6 incidentes diarios además de los constantes temblores.

“A partir de 2015 empezaron a generarse movimientos pequeños, casi imperceptibles, hasta que un día tuvimos un gran temblor”, cuenta Durán, que habita Sauzal Bonito hace diez años. “Fue como un sacudón; daba la impresión de que se iba a caer todo”, añade y explica que al principio no sabían de qué se trataba ya que, a pesar de encontrarse sobre la falla de Huincul, Sauzal Bonito no cuenta con antecedentes de temblores previos a la implementación del fracking. Este paraje de menos de 400 habitantes se encuentra frente al yacimiento Fortín de Piedra, operado por el grupo multinacional Techint.

“Entre 2018 y 2023 tuvimos aproximadamente cuatrocientos temblores, un 80% en Sauzal Bonito”, afirma Durán y explica que muchos de sus habitantes tuvieron que desalojar sus hogares ya que “la mayoría de las casas tiene más de treinta, cuarenta, cincuenta años, se hacían con adobe y algunas son de adobe con revestimiento de cemento. Todo se rompió”.

Además de temblores constantes que provocan el desprendimiento de rocas y la fractura de las viviendas, el fracking en Vaca Muerta es responsable de producir contaminación hídrica en la zona. Las empresas “captan el agua del río y la vuelven a tirar sucia”, afirma Durán y cuenta que en Sauzal Bonito solían utilizar un sistema de aljibe para consumir agua directamente de las napas que era sometida a purificación por el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) que también se encargaba de hacer análisis mensuales. “Empezó a salir petróleo por todos lados, el agua dejó de ser pura y el EPAS dejó de entregarnos los análisis”, dice Durán.

 

 “En el caso de Fortín de Piedra, más del 50% de la inversión fue producto del subsidio del Estado. Nosotros los llamamos ‘petroplaneros’”, dice Mullally.

Petroplaneros

A pesar de que los gobiernos de las distintas provincias y el mismo gobierno nacional hablen de Vaca Muerta como la gran promesa para Argentina, en octubre de 2018 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas expresó su preocupación por las repercusiones de la explotación del gas y petróleo sobre el cambio climático y el medio ambiente.

Los intereses de las empresas fracturadoras y el Estado van de la mano. Mullally habla de “un gran problema que se advertía hace mucho tiempo” que es la dependencia de extracción de hidrocarburos no convencionales en nuestro país ya que “Vaca Muerta representa un 70% de la producción gasífera y casi un 50% de la producción petrolera”. Esto ha sido posible mediante la inversión e intervención del Estado: “En el caso de Fortín de Piedra, más del 50% de la inversión fue producto del subsidio del Estado. Nosotros los llamamos ‘petroplaneros’”, dice Mullally.

En pos de seguir el derecho de la “soberanía energética” que permite la libre exploración y explotación de los recursos energéticos, “se está cometiendo una gran injusticia, un atropello contra el medio ambiente y las personas, pero el negocio es más fuerte”, dice Durán. Esto se ve reflejado en que “en Neuquén ni siquiera se hicieron los estudios de impacto ambiental porque hubo un decreto del Poder Ejecutivo que decía que con los estudios que hacen las empresas bastaba y que no iban a hacer audiencias públicas, las cuales están establecidas por ley”, denuncia Ángeles Acosta, abogada en la causa.

En este contexto, la regulación y más aún el cese del fracking son imposibles. Como explica Mullally, “si querés parar Vaca Muerta tenés que pensar cómo vas a reemplazar esa energía y eso no se está haciendo. Es todo lo contrario, se está apostando a profundizar la actividad”.

La causa

A pesar del consenso entre las empresas fracturadoras y el Estado, aquellos que sufren las consecuencias del fracking no se quedan callados. La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) junto con la Comunidad Mapuche Lof Wirkalew y habitantes de Sauzal Bonito llevan adelante una causa judicial que se encuentra estancada en la Corte Suprema de Justicia desde marzo del año pasado. “La causa está parada porque la jueza federal de Neuquén se declaró incompetente y frente a ese conflicto de competencia tuvimos que acudir a la Corte de Justicia de la Nación, pero todos sabemos los atrasos absurdos que tiene la Corte para los casos que no le importan”, explica Acosta.

“Al principio no sabíamos a quién acudir”, dice Durán y agrega: “No teníamos a nadie de las empresas, de la provincia, ni de ningún organismo que se nos acercara para plantear esto. Así que tuvimos que recurrir a la FARN. Ellos nos proveyeron un equipo jurídico y después nosotros empezamos a movernos en la zona”. Durán también habla de la indiferencia del gobernador neuquino al momento de presentarle esta problemática: “Cuando empezamos a golpear puertas, nunca nos recibió y tuvimos que buscar un partido opositor, un partido de izquierda, que nos brinde la posibilidad de exponer en la Legislatura de Neuquén, donde estaban todos los legisladores menos los del oficialismo”, explica.

La causa consta de un recurso de amparo con el que reclaman que se realicen audiencias públicas, estudios de impacto ambiental hechos por el Estado y que se regule la actividad del fracking ya que “no hay límite alguno para las empresas que pueden llevarse todo como quieran y sin tener en cuenta los costos en el medio ambiente y la sociedad”, dice Acosta. Esta regulación de la actividad implica controlar la intensidad de la explotación y ampliar la distancia entre las zonas de fractura y los asentamientos urbanos, además de crear planes de contingencias y dotar a las comunidades vecinas de infraestructura adecuada para hacer frente a la actividad sísmica. El año pasado, el gobierno provincial anunció que construiría casas antisísmicas para todos los habitantes de Sauzal Bonito. “Como yo ya había empezado a hacerme una casa antisísmica de material, rechacé la oferta. Entonces me dijeron que me iban a dar una ayuda económica para hacerme la casa. Sigo esperándola”, cuenta Durán.

El recurso de amparo también solicita al Poder Ejecutivo provincial el control de los pozos sumideros: que se evite su utilización en caso de riesgo sísmico y que el agua allí acumulada sea tratada como un residuo peligroso, no solo por su toxicidad, sino también porque la inyección de aguas residuales, o flowback, en pozos sumideros puede inducir temblores.

“Solicitamos una red sismográfica que brinde precisiones sobre la sismicidad que presenta la región y también que haya un semáforo sísmico para que las empresas detengan sus operaciones durante dieciocho horas cada vez que la fractura hidráulica produzca un sismo de intensidad mayor a 1,5 en la escala de Richter”, explica Acosta. Si bien la red de sismógrafos ya existe, los datos que recolecta no se hacen públicos.

En 2021 FARN publicó un documento en el que expresa en detalle los riesgos sociales y medioambientales que conlleva la actividad en Vaca Muerta. “Las respuestas tanto del gobierno provincial como de las empresas que están fracturando son nulas – denuncia Acosta-, estamos hablando de complicidades más que de omisiones. De un Poder Judicial que no trabaja como es debido y que no vela por resguardar los derechos de las personas”.

“El abogado que está al frente de la causa nos dijo que ellos iban a esperar un tiempo prudencial para ver si la Corte se expedía -dice Durán-, pero ahora con estos nuevos episodios que han habido, más la cuestión de las inundaciones que tenemos. No salimos de una que caemos en otra”. Según Acosta, “hay innumerables daños que el fracking está causando a las poblaciones, a los ríos y a la naturaleza. Actualmente intentamos plantear estos nuevos hechos que están sucediendo mientras ellos se toman todo el tiempo del mundo para decirnos quién es competente para atender este amparo”, explica.

Desde su grupo de autoconvocados y con el apoyo de FARN, Durán expresa su deseo de que esta problemática resuene en los medios de Buenos Aires ya que “hemos llegado a este cuello de botella que es insostenible y la Corte Suprema solamente funciona si hay una cuestión mediática de por medio”, concluye.

De eso también se habla

De eso también se habla

 La fundación Aikén trabaja sobre cómo acompañar a los niños en situaciones de duelo. A mediados de este año presentó un proyecto de ley para que el Estado acompañe estos procesos.

Uno de los temas tabú que más cuesta conversar en sociedad seguramente es la muerte. Muchas personas intentan no hablar ni pensar en ella. Sin embargo, cuando se muere una persona cercana y llega la hora de hacer el duelo es necesario expresar y poner en palabras el dolor por la pérdida.

Los niños, muchas veces, a temprana edad se enfrentan con esta realidad tan dolorosa y son los adultos los que deben acompañar el dolor sin saber bien cómo hacerlo.

De a poco, en la actualidad el tema de la muerte y el duelo se ha comenzado a hablar. Existen distintos tipos de terapias y acompañamientos de gran ayuda para quienes están atravesando esta situación. La Fundación Aikén, por ejemplo, nació en 2008 de la mano de la psicóloga Aldana Di Costanzo. En la presentación que realiza en la página web de la Fundación, cuenta que siempre se sintió atraída por el tema de la muerte. En un momento, leyendo el libro Sobre el duelo y el dolor de Elisabeth Kubler Ross, descubrió que en otro país existía un grupo que se especializaba en acompañar a niños y adolescentes en duelo. Entonces, pensó qué importante y necesario sería hacerlo en nuestro país.

Gabriela Real quien actualmente es la directora de Fundación Aikén y también es psicóloga, ingresó como voluntaria en el año 2014, coordinando el Área de Investigación. “Previamente había trabajado muchos años con pacientes terminales y eso me conectó mucho con la muerte y el duelo, por eso, al conocer Aikén, quise sumarme”, recuerda.

Aunque su labor en Aikén fue interrumpida por otros trabajos, retomó nuevamente en el año 2020 como asesora en la Comisión Directiva, hasta que en marzo de este año se convirtió en directora. “En la Fundación acompañamos psicológicamente a las familias en duelo. Lo hacemos con dispositivos grupales y también presenciales. En simultáneo, capacitamos a la población en general y a profesionales de la salud, específicamente, para lograr un mayor entendimiento de la muerte y el duelo, brindando herramientas para que, desde el lugar de cada uno, podamos acompañar mejor a quienes están atravesando una pérdida”, explica Real.

Fundación Aikén no solamente trabaja con el acompañamiento psicológico de familias en duelo, sino que además realizan charlas y talleres por todo el país, con la intención de desmitificar a la muerte y a los duelos. El 29 y 30 de septiembre se realizaron las I Jornadas Latinoamericanas de Duelo, destinadas “a toda persona que resulte interesada en la temática”, cuenta Real.

En esta ocasión, la directora de la Fundación explicaba que este año las jornadas fueron presenciales y virtuales para que todos los que quisieran pudieran participar. Tuvieron más de 40 expositores de distintos países que abordaron la temática desde sus propias experiencias y puntos de vista. El fin era y es “difundir, compartir y posicionar el tema”.

La directora de la Fundación explicó que también trabajan con escuelas a requerimiento de ellas, cuando algún alumno atraviesa un duelo o, bien, cuando algún estudiante o miembro del plantel docente fallece. Allí, Aikén se presenta para dar charlas y abrir espacios que permitan tanto a chicos como adultos hablar del tema. “La finalidad es darle lugar a lo sucedido, compartir vivencias en relación a la pérdida, explorar juntos esas emociones, hacer un ritual de despedida y sobre todo, brindar herramientas para tratar el tema en la escuela”, explica Real.

Experiencias de familiares con la Fundación

Fundación Aikén trabaja en el acompañamiento psicológico no solamente a los niños y adolescentes, sino también al resto de la familia. ANCCOM conversó con Leslie, Mariana y Nora, tres pacientes de la Fundación que actualmente continúan en la terapia. Desde sus distintas experiencias, llegaron a este espacio de duelo por el boca a boca de personas conocidas o antiguos pacientes.

Leslie explica lo que significa Aikén para ella y su familia: “En el espacio encontramos pares atravesados por tragedias similares o parecidas, lo que hace de primera instancia, refugio. Mi hija con niños de su edad que han perdido a su mamá o su papá. Y yo entre los adultos, viudos. Sentirse par, sentirse identificado, ser parte. Hay un recorrido del proceso que se hace más fácil si es acompañado por gente querida, pero creo que es mucho más fácil aún de ser acompañado por gente que vivió una experiencia similar y atraviesa su propia tragedia”.

Leslie, además, cuenta sobre las reuniones presenciales y asegura que es un encuentro de dolores, acompañamientos silenciosos, ojos húmedos y sonrisas amorosas de “haber estado ahí”. Además, están los profesionales que son quienes orientan, apuntalan, generan recursos, ayudan a pensar y visibilizan.

El trabajo realizado con la fundación para Leslie es “un enorme bálsamo, reparo, refugio y consuelo”. Su familia opina lo mismo: “Con mi hija, a pesar del cansancio de la vida cotidiana, del dolor emocional que agota toda reserva energética, esperamos cada martes de encuentro”. Transitar el duelo acompañadas de la Fundación es para ellas sentirse avaladas, entendidas, acompañadas y guiadas. Leslie asegura que Aikén es una enorme red de personas que acompaña día a día. Ella también es psicóloga y apoya la iniciativa de la institución de promover un proyecto de ley para las infancias, porque entiende que los psicólogos deben ser mejor formados en esta temática, así como las escuelas y demás entes reguladores de las familias.

Para Mariana, el trabajo con la Fundación es un tratamiento clave de sesiones grupales con otros familiares en duelo y también de terapia individual en donde son acompañados por profesionales de la salud mental. Además, considera que la experiencia es importante para acompañar a los adultos en su dolor y entender que es sano hacerlo frente a los niños: resulta importante naturalizar el duelo en la sociedad para que los chicos también puedan transitar su dolor.

“Con apoyo y dejándose ayudar se puede ‘transformar’ el dolor más grande que jamás pensamos tener en la vida”, asegura Mariana. “La prioridad era querer salir del pozo en el que se encontraba mi hija Sofía, que con tan solo 7 años no quería disfrutar de paseos. No le interesaba aprender a leer, no cuidaba sus pertenencias e higiene personal y hasta decía haber olvidado el nombre de su papá, reprochándoles  a sus hermanos mayores el haber podido compartir más tiempo de vida con él. Y al compartir con sus pares de Fundación Aikén se podía sentir reflejada y comprendida en su sentir, encontrando un horizonte en su corta edad donde entendió que pese a su crecimiento y desarrollo podría convivir con el duelo de una forma ‘amorosa’ y llevando el recuerdo de su papá «Enrique» (El Veco) en todo lo que ella se proponga hacer en la vida”. Mariana también asegura que es necesario un proyecto de atención integral de la salud mental de los niños y adolescentes en duelo. Para que las familias puedan estar contenidas y los profesionales de la salud y la educación sean capacitados correctamente.

En el caso de Nora, llegó a la Fundación a través de un conocido de la familia. Luego de comprobar que la terapia convencional no era lo que su hijo de 8 años necesitaba, decidió acercarse a Aikén. “El trabajo realizado en la Fundación fue lo mejor que nos pudo suceder en nuestro duelo. Mi hijo, que se sentía muy solo en el aula, porque era el único que había perdido a su papá, encontró su espacio para compartir. Fue escuchado, aprendió a escuchar y un sin fin de experiencias positivas para su vida. Por otro lado, para mí fue enormemente valioso el trabajo coordinado con mis pares, la contención  y el afecto que recibí en esa institución. Literalmente como digo siempre ‘Aikén nos salvó’”. Nora agrega: “Pude encontrar un lugar donde con contención y profesionalismo, expresé mis emociones, temores, angustia, y por, sobre todo, siempre estuve acompañada en mi duelo. Para mi hijo fue vital y fundamental su paso por Aikén. Pudo expresar sus emociones, encontrar respuestas, realizar experiencias con sus pares, que creo, le servirán para toda su vida”.

Proyecto de ley 

En la Fundación Aikén consideran fundamental la existencia de una ley que pueda abarcar el duelo en las infancias. En ese sentido, Aldana Di Costanzo trabajó en conjunto con el diputado Daniel Arroyo para formular un proyecto de ley que dé luz al duelo de las infancias generando herramientas de formación para docentes y personal de la salud.

“El proyecto propone como autoridad de aplicación al Ministerio de Educación de la Nación en articulación asociada con Desarrollo Social y Salud. Tiene varias acciones prioritarias, algunas de ellas: diseño de protocolos para escuelas en casos de duelo, capacitación para docentes, fortalecimiento y formación para equipos de orientación escolar y gabinetes, entre otras”, explica Gabriela Real. Este proyecto fue presentado el 12 de junio de 2023, y se encuentra en comisiones para ser evaluado.

El trabajo de esta Fundación nacida de una necesidad social que supo ver Aldana Di Costanzo, es sin dudas fundamental. Transitar un duelo es uno de los momentos más difíciles para cualquier persona. Pero es aún más difícil para un niño o un adolescente. Por ese motivo es importante que existan este tipo de espacios en donde encontrarse para duelar y sanar sin miedo a dejarse sentir, como bien expresaron sus pacientes. Fundación Aikén tiene siempre sus puertas y brazos abiertos para todas esas familias que están atravesando una gran pérdida.

Contra la violencia, por la inclusión

Contra la violencia, por la inclusión

El lunes 20 de noviembre se conmemoró el Día de la Memoria Trans con una marcha de Plaza de Mayo a Congreso para exigir la erradicación de la violencia, promover la igualdad de derechos y construir una sociedad inclusiva, donde todas las personas sean respetadas en su identidad de género. En la jornada, se recordó a Zoe López García, referente del Hotel Gondolín, asesinada recientemente. Mirá las fotos de ANCCOM.

La Ley de Humedales perderá estado parlamentario

La Ley de Humedales perderá estado parlamentario

 Dos proyectos presentados para la conservación de los humedales no fueron tratados por el Congreso y su estado parlamentario caduca el 10 de diciembre

En noviembre del año pasado las comisiones de Recursos Naturales y Conservación del Medio Ambiente, Agricultura y Ganadería, y Presupuesto y Hacienda votaron favorablemente para crear una normativa que proteja los humedales. Si los proyectos no se tratan antes del 10 de diciembre perderán su estado parlamentario. Las iniciativas fueron presentadas por los legisladores Ximena Garcia y Maximiliano Ferraro de Juntos por el Cambio y Leonardo Grosso por el oficialismo en la cámara de Diputados

 La función

 Según la definición del gobierno nacional  en su espacio de acción ambiental “los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelos saturados con agua durante periodos considerables de tiempo y si bien este término engloba variedad de ecosistemas, todos los humedales comparten una propiedad primordial: el agua es el elemento clave que define sus características físicas, vegetales, animales y sus relaciones”.

 Martín Proia, licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires, considera a los humedales como un “parche de paisaje”. Una zona definida, cuya característica principal es que están inundados semi permanentemente, es decir “un suelo anegado en agua que tiene una diversidad vegetal y animal muy amplia y que no se puede encontrar en otros espacios”.

 “La relevancia que tiene un humedal depende mucho del lugar que lo circunda”, explica Proia, quien trabajó el tema en relación al proyecto de remediación del río Reconquista bajo auspicio del COMIREC (Comité de la cuenca del río Reconquista), y pone como ejemplos la Reserva Ecológica en la ciudad de Buenos Aires y el Delta del Paraná, “un mega humedal” que arranca en la zona de Tigre. Además el licenciado explica que en Argentina los humedales suelen ser de agua dulce lo que resulta “extremadamente llamativo” porque son grandes reservorios y le dan estructura al suelo en general de tipo limoso (barro).

 Desde el punto de vista biológico los humedales tienen una función “fotosintética”: “Estas extensiones captan mucha luz y suelen tener muy poca intervención humana porqué son lugares feos para construir, ya que no dan buen sustrato para una edificación”, sintetiza Proia. Por lo tanto, suelen ser de características muy silvestres y diversas en cuanto a la población que albergan y también tienen una fauna asociada que permite la migración de las aves que dispersan con su vuelo las semillas de las plantas de un lugar a otro.

Promesa incumplida

 Durante la campaña para las elecciones legislativas de medio término en 2021 uno de los avisos publicitarios del gobierno nacional remarcaba estar a favor de la aprobación de una ley de protección de los humedales. Lo cierto es que, a pocos meses de terminar el mandato del presidente Alberto Fernández, todavía no se trató en el poder legislativo ninguna iniciativa vinculada al tema.

 En el mismo año que las elecciones legislativas, la Organización de la Naciones Unidas emitió un documento donde advirtió sobre la conservación de los humedales en Argentina y recomendó la elaboración de una ley que proteja estos ecosistemas. La ONU reunió antecedentes de distintas iniciativas políticas en otros países y brindó fundamentos de orden institucional, técnicos y operativos para implementar en nuestro territorio.

 Hoy en día hay solo dos proyectos de ley “de presupuestos mínimos” para la protección ambiental y para el uso racional y sostenible de los humedales que cuentan con dictamen de comisiones pero todavía no fueron tratados en el congreso nacional, Las presentaciones pertenecen a la diputada santafesina Ximena García en coautoría con el diputado por la Ciudad de Buenos Aires Maximiliano Ferraro, presidente de la Coalición Cívica, y al diputado Leonardo Grosso de la provincia de Buenos Aires, referente del Movimiento Evita.

 El legislador Leonardo Grosso explicó a ANCCOM que “si hay dictamen es porque empujamos muchos” pero los gobernadores, especialmente los de la Región del Norte Grande, trabajan para que la ley no salga y le pidieron a sus diputados que no firmen el proyecto ni lo voten en el recinto.

Los opositores de siempre

 La organización independiente Greenpeace denuncia que los incendios forestales se repiten año a año en nuestro país y que son un problema ambiental grave. Solo en el período 2012-2022 el fuego arrasó con 78 mil hectáreas en el sur, superficie similar a 4 veces la Ciudad de Buenos Aires y durante 2022 los incendios afectaron 95 mil hectáreas en Salta y 25 mil en Jujuy, según reportes del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF). Además agregan que según datos del Ministerio de Ambiente de la Nación, el 95% de los incendios forestales son producidos por la mano del hombre.

Desde el año 2013 se presentan iniciativas para la protección de los humedales, que muchas veces llegaron a obtener media sanción pero terminaron por perder estado parlamentario. Vale en este contexto preguntarse entonces a quién o quiénes perjudica la preservación de estos ecosistemas. Grosso atribuye al lobby del litio y la minería que no se pueda avanzar hacia la sanción definitiva de su proyecto.

 Es cierto que además del litio y la minería, hay sectores como el agropecuario y el inmobiliario del poder económico que tienen sus intereses en que no exista una ley para la protección de humedales. Estos sectores atacan a los defensores del proyecto tildándolos de Anti-productivistas, cuando en realidad no están en contra de ciertas actividades, siempre y cuando se encuentren “reguladas”.

 El conflicto refleja dos visiones sobre el territorio: por un lado están quienes buscan su conservación, garantizando la supervivencia y sus servicios ambientales; mientras que otro solamente lo ve como potencial espacio de producción.

La lente en los sufridos

La lente en los sufridos

«La cámara afgana», la muestra del multipremiado Rodrigo Abd, exhibe la realidad del país asiático capturada por el fotógrafo tras dos extensos viajes.

El Centro Cultural Borges presenta la muestra fotográfica La Cámara afgana, de Rodrigo Abd y curaduría de Irina Dambrauskas. El reportero gráfico argentino fue dos veces ganador del premio Pulitzer y visitó Afganistán por primera vez en 2006 y por segunda en 2022, ya sin la ocupación de tropas estadounidenses en ese país.

En el primer periodo, entró en contacto con la cámara de cajón (artefacto que era muy común entre los fotógrafos callejeros de aquel lugar), que permite tomar la foto y realizar el proceso de revelado con la misma herramienta. Dambrasukas relata cómo influyó esta modalidad en el trabajo de Abd: “Dio como resultado un material totalmente distinto al que se podría obtener con una reflex o con una mirrorless digital. Las fotografías parecen detenidas en el tiempo. La muestra consta del material que realizó durante dos viajes; del primero teníamos mayoritariamente retratos de trabajadores jornaleros, y durante su segundo viaje llevó la cámara más allá de sus límites, realizando fotografías en exteriores, con movimientos y variedad de planos”.

 La segunda visita del fotógrafo lo situó en un contexto de menor rispidez en ciertos aspectos, lo que le permitió llegar a zonas que en 2006 le estaban vedadas y que Abd se propuso recorrer. La selección de las fotos para la muestra denota una tendencia a retratar imágenes de personas adultas y niños realizando actividades que forman parte de su cotidianidad, con mujeres con el rostro cubierto y hombres armados.

“En un principio lo que hice fue ir armando varias selecciones con distinto tamaño y jerarquía. Rodrigo produjo una enorme cantidad de material increíble, así que reducirlo e ir dejando afuera fotografías fue muy complejo. Fuimos viendo de cubrir distintas temáticas de la vida cotidiana en Afganistán: niñez, trabajadores, mujeres, consumo de drogas, talibán, religión, cultura, etcétera. En este proceso terminaron quedando afuera imágenes con las que uno se encariña, pero que quizás en el diálogo con el resto del material hacían ruido o no funcionaban del todo bien”, explica la curadora.

Algunos turistas que andaban de paseo por el Centro Cultural Borges se acercaron a recorrer la muestra, como es el caso de Amanda Klein, de Sao Paulo, Brasil. Tiene 26 años, es médica y la visita la hace conocer por primera vez la obra de Abd. “La sensación general que me dejó la muestra es de tristeza y sufrimiento, como la que se ve en el rostro y mirada de aquel hombre de 75 años que ya no puede trabajar por su físico. De todas maneras hay otras que me causaron una sensación contraria, como la de la familia que estaba de vacaciones navegando en un bote”, cuenta.

Ese sufrimiento también fue percibido por Paola Frías, cuidadora de adultos mayores y de 53 años: “Sentí tristeza con las fotos exhibidas. Las imágenes muestran el maltrato que sufren esos seres humanos, principalmente las mujeres y niños”. Paola agrega: “Mi conocimiento sobre la cultura afgana era muy pobre. No he tenido la oportunidad de observar con detenimiento anteriormente, por los pocos fragmentos que llegan de los medios”.

Distinta fue la experiencia de Augusto Reyes Mora, antes de visitar la muestra. Este ingeniero industrial peruano, de 45 años, había leído un libro que hablaba de la opresión contra la mujer en aquel país. “La muestra me generó una sensación de naturalidad para contar las cosas y muy explicativa. Me sorprendió un poco la situación que tienen frente al trabajo infantil, sobre todo la imagen de aquella niña que debía trabajar porque no le estaba permitido estudiar y refleja esa opresión que leí en aquel libro”.

La muestra se encuentra en el primer piso del Centro Cultural Borges hasta diciembre del 2023.