«Lo verdadero, lo bello y lo bueno»
Dante Choi, presidente de la Asociación Civil Coreana en Argentina y dueño de la marca Peabody, cuenta desde su llegada al país durante la dictadura hasta las iniciativas de su firma respecto al desarrollo y la inclusión social. .
A la corta edad de 12 años Dante Choi, empresario y actual dueño de Peabody, llegó de Corea del Sur a la Argentina junto a su familia en busca de un futuro. “Ingresamos vía Paraguay y desde desde ahí vinimos con micro durante muchas horas; pasamos por Liniers. Buenos Aires me pareció una gran ciudad. Nos radicamos el primer año en Fuerte Apache”, recuerda Choi. Reconoce como “muy difíciles” sus primeros tiempos en Argentina: “No conocíamos el idioma, no teníamos total conocimiento de la cultura local y, además, éramos inmigrantes ilegales. Entonces, económicamente éramos muy pobres, pero culturalmente éramos más pobres todavía”, rememora. En ese momento, Argentina se encontraba transitando la dictadura cívico-militar.
Cuando Choi se instaló en el país, él ya había concluido sus estudios en un colegio primario en Corea e incluso había iniciado el secundario, pero una vez en Argentina debido al desconocimiento del idioma y no poseer un documento, tuvo inconvenientes para poder continuar su escolaridad. “Cuando llegué, creo que me pusieron en sexto grado y después rendí el examen para poder ingresar a la secundaria. Pero a los tres meses me echaron del colegio porque no tenía documento”, recuerda. Además, menciona que tuvo que recurrir a “institutos privados y cursar como oyente, sin la posibilidad de poder graduarme y tener regularidad escolar”. Choi recalca que fueron años “muy difíciles” pero que esto “se revirtió recién en 1983, con la llegada de la democracia en Argentina”.
Cómo mantener las raíces
Cerca de sus 21 años Choi regresó a Corea y recapitula este hecho como algo “muy importante”. En ese entonces se encontraba trabajando para Evo Corporation, una empresa multinacional de Corea, quienes lo enviaron a su país natal para capacitarse. “Fue una etapa donde yo era muy joven y me dieron esa posibilidad de aprender y capacitarme. Porque en eso yo no había tenido básicamente una educación. Esa empresa coreana en la que estaba trabajando, me dio muchos elementos”, reconoce.
A su regreso, su primer empleo fue como traductor en la empresa coreana Daewoo Corporation que tenía una sede en Argentina. En un inicio fue una relación laboral temporal, pero terminó siendo un trabajo de más de quince años. Incluso llegó a obtener el cargo de gerente comercial. Sin embargo, en 1997 Daewoo quebró y Choi decidió fundar una compañía que importaba insumos eléctricos para fabricas de Tierra del Fuego, pero la crisis del 2001 en Argentina no lo dejó continuar con su proyecto. Fue recién en 2003 que decidió apostar por un emprendimiento personal bajo el nombre de Goldmund, que hasta hoy sigue dando sus frutos fabricando los electrodomésticos marca Peaboy.
En la actualidad, Choi es el presidente de la Asociación Civil Coreana en Argentina. “La inmigración coreana va a cumplir el 60 aniversario en el año 2025. En este momento hay alrededor de 20.000 miembros de la colectividad coreana en la Argentina”, menciona. El empresario comenta que hay una “diferencia muy grande entre la primera generación o la segunda generación -como en mi caso-, con los chicos de segunda, tercera, cuarta generación”. Menciona que “esos chicos son directamente argentinos” y “lamentablemente muchos no hablan coreano, pero tienen el ADN de la cultura coreana y están inmersos en la sociedad argentina”.
“Muchos argentinos, cuando viajan a Corea, dicen que los coreanos tienen un temperamento latino, que festejan y que tienen el mismo carácter. Pero en cuanto a funcionamiento y los valores de la sociedad, me parece que hay muchísima diferencia”, menciona Choi respecto a si encuentra similitudes y diferencias entre la sociedad coreana y la sociedad argentina.
Crear oportunidades
El Premio Peabody es una iniciativa que tomó Choi desde su empresa, que consiste en un concurso de diseño industrial y genera oportunidades para jóvenes estudiantes. Choi declara que la iniciativa surgió a base de su historia personal y la cuestión de la identidad: “Al ser inmigrante y al llegar a la Argentina cuando tenía 12 años, tuve que cuestionarme mucho sobre mi identidad personal y cultural. Un inmigrante es una persona que deja su identidad cultural individual que ha recibido, y que tiene que construir su propio lugar en el mundo en otra sociedad, construir su nueva identidad cultural e individual en otra sociedad”.
A base de “esa crisis de identidad” que tuvo siendo inmigrante, Choi declara que lo “ayudó después a pensar en la identidad” de su empresa. A su vez, menciona que también tuvo “una crisis de identidad” por su compañía, por lo que en la actualidad se encuentra “muy agradecido con el sistema argentino que nos dio nada más ni nada menos la identidad marcaria”. A raíz de querer profundizar en el diseño, es entonces que decide organizar el concurso de Premio Peabody en diseño industrial. En la actualidad uno de sus productos destacados de su empresa es el termo eléctrico, que surgió en la primera edición del concurso: “Realmente nos ha dado mucha satisfacción, yo creo que es muy importante porque ese concurso está abierto para los jóvenes estudiantes y eso nos permite retroalimentarnos”, reconoce Choi.
El futuro
Respecto al contexto político actual en Argentina, Choi menciona que cree que “lo importante es cerrar la grieta que está presente, más o menos, en Argentina desde la década de los 70. En estos momentos se ha establecido una discusión sobre lo que pasó en la década 70 y 80, yo creo que es muy importante cerrar esa grieta y no volver a las discusiones superadas”. Desde su punto de vista como empresario reconoce que desde su compañía se encuentran “muy atentos y preocupados porque lo que propone la ideología del nuevo gobierno es un cambio rotundo de los últimos años de la manera de vivir, de la sociedad argentina”.
Choi tuvo la oportunidad de estudiar Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, y rememora que en una de sus clases un profesor le dejó una enseñanza que hasta hoy implementa: “La primera clase él habló de la esencia, escribió en el pizarrón una frase en francés del libro El Principito donde dice ‘lo esencial es invisible a los ojos’ y otra frase de Heráclito donde el filósofo griego dice que ‘la verdad cuesta ocultarse’”. Estos son algunos de los valores que Choi quiere transmitir a los jóvenes, además de los valores de identidad y fidelidad: “Tener presente cuál es la esencia de nuestro proyecto y tener presente la identidad de esos proyectos y dedicarnos con total plenitud a los mismos, con esos valores uno va a poder lograr su propósito”.
En su oficina ubicada en el barrio porteño de Palermo, además de su escritorio Choi cuenta con tocadiscos y long plays de vinilo, desde Mozart hasta Elvis Presley. En su biblioteca se pueden observar un pañuelo de Abuelas de Plaza de Mayo enmarcado y un diploma de “Inmigrante Destacado” que le fue entregado por el Ministerio del Interior, además de una variedad de libros. En la pared frente a su escritorio reposa una fotografía del edificio de la Alte Oper de Frankfurt: “Esta foto la saqué yo, el motivo por el cual yo visité y saqué la foto es por las palabras que están grabadas en el edificio que son ‘Dem Wahren Schoenen Gute’ que significa ‘lo verdadero, lo bello y lo bueno’. Yo creo que esto es lo que necesitamos como sociedad”, afirma Choi, concluyendo con que “siempre cuento, sobre todo a los jóvenes, sobre esos valores; la verdad, la belleza y la bondad”.