Iluminada por Saer

Iluminada por Saer

La fotógrafa Pilar Camacho expone «Con los ojos abiertos», una muestra en donde sus imágenes blanco y negro del verano cordobés dialogan con textos extraídos de «El limonero real».

“Hace mal quedarse en las casas, siempre en las casas”. La frase corresponde a un fragmento del libro de Juan José Saer El Limonero real (1974) y, a la vez, es el texto que acompaña la primera foto de la muestra Los ojos abiertos de la fotoperiodista Pilar Camacho, presentada el sábado pasado en el Centro Cultural Nuevo Uriarte, en el barrio porteño de Palermo, y disponible online.

En su muestra fotográfica, Camacho tomó un rumbo diferente del que venía transitando con respecto a su vocación. Tras haber pasado por la Agencia de Comunicación de Ciencias Sociales (ANCCOM) como practicante en 2019, hoy trabaja de fotoperiodista y asegura: “La agencia te construye un oficio, yo le debo todo, es lo que hoy me está dando de comer. Venía con ese chip y tuve que cambiar del formato estándar del fotoperiodismo, que es digital y a color, al formato analógico en blanco y negro, para ver si podía hacer una búsqueda distinta.”

En esa exploración por lo diferente, como el comienzo de una sucesión de hechos alineados, tomó la cámara analógica, compró rollos en blanco y negro, lo cargó en la valija y en el verano de 2020, sin siquiera suponer lo que vendría después –covid19 y confinamiento obligatorio- se dirigió rumbo a las sierras cordobesas. “Mi familia es de Córdoba, eso ya tiene una cuota emocional para mí, mi lugar en el mundo son las sierras. También tenía mucha carga por ser lo último que pude hacer afuera de mi casa”, expresó la fotógrafa.

Entonces vino la pandemia, el aislamiento social, preventivo y obligatorio. “Durante el encierro leí el Limonero real, de Saer. Es el libro con el que combino las fotos. Lo estaba leyendo, y me decía: ‘Esta persona describe cómo a mí me sensibilizaron las fotos que hice, lo que a mí me llevo tomarlas, las descripciones que hace el sobre la luz y cómo la gente habita el tiempo en función de la luz’. Leí el libro como tres veces buscando esos fragmentos en que encontraba esa conexión”, manifestó Camacho.

El camino hacia una veta más artística resultó de una concatenación de hechos en sintonía: las vacaciones, el libro y la propuesta del Centro Cultural Nuevo Uriarte para la exposición final de ese transitar emocional. “La fotografía analógica tiene otro tiempo y el de las vacaciones es muchísimo más personal; llevarlo a una novela de ficción fue un camino re lindo que no había transitado nunca. Terminé haciendo un pdf que quedó y cuando me propusieron hacer una muestra en el Uriarte y con la temática del ‘verano’ (por las fechas), dije: ‘Justo tengo esto’. Lo seguimos trabajando junto con Daniela Caracuel, diseñadora gráfica, que me ayudó a montar las cosas. Me ordenó todo y la idea de las fotos es que parezcan partes del libro, hasta la tipografía intenta parecerse a la de la edición del libro como para seguir visitándolo”, agregó.

El libro de Saer transcurre en un solo día: el último del año y describe el paso del tiempo a partir de la luz que permiten pasar los árboles en una casa de una familia reunida a orillas del río en Santa Fe. “Va contando cuándo es la tarde, el mediodía y cómo se vive el calor, cómo te refrescás y demás, en función de cómo la luz da en los árboles. El paso del tiempo está marcado por la luz. El libro tiene un conflicto, que es el único: el hijo de uno de los personajes que se fue a la ciudad y nunca volvió. Está ese duelo, el calor que agobia, el cierre de del año y lo cíclico del tiempo que amanece y atardece y así. Es una historia sencilla y para mí lo jugoso del libro es la descripción de la luz y, también estando encerrada, poder leer sobre la luz en la naturaleza a lado del riío que era la que más extrañaba yo”, enfatizó.

Sin embargo, las imágenes no siguen un orden cronológico ni se asemejan a la narrativa literaria del Limonero real. El punto de encuentro tiene que ver con la relación que existe entre el tiempo marcado por la luz natural y la nostalgia. “Las fotos no necesariamente hablan con la historia, sino que es un encuentro con amigues desde lo sensible y siempre sobre la luz, la foto en blanco y negro para mí es mucho sobre la luz. A mí me encanta la fotografía en blanco y negro porque la foto se arma cuando hay una luz que puede marcar bien contraste y la figura”, afirmó la fotógrafa.

Es que en sus fotos se pueden ver cuerpos reflejados por la luz solar y las sombras que reproducen sobre ellos los árboles. También se aprecian el mate, el río, una guitarra, pudiendo ser solo el recuerdo de unas vacaciones o significar, también valorando con los ojos abiertos el paso del tiempo y con él la nostalgia de amaneceres y atardeceres.

Se reanudó el juicio contra Donda Tigel

Se reanudó el juicio contra Donda Tigel

Lisandro Raúl Cubas, sobreviviente de la ESMA, declaró en la causa en la que se investiga la responsabilidad del exmarino por la apropiación ilegal de su sobrina de sangre, Victoria Donda Pérez.

Con el fin de la feria judicial, se reanudaron las actividades en los tribunales de Comodoro Py y se abrió una nueva página —la séptimade uno de los casos que se volvieron emblema en las investigaciones sobre la represión ilegal durante la última dictadura: el que investiga la responsabilidad del marino Adolfo Donda Tigel en la apropiación ilegal de su sobrina, la actual dirigente Victoria Donda Pérez.

 La primera declaración del año fue la de Lisandro Raúl Cubas, que durante casi una hora expuso su tortuosa experiencia en la ESMA frente al Tribunal Oral Federal (TOF) N° 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por Ricardo Basílico, María Gabriela López Iñiguez y Daniel Horacio Obligado.

Cubas aportó más datos sobre la participación del exmarino Adolfo Miguel Donda Tigel para facilitar la sustracción y ocultamiento de identidad de su sobrina Victoria. La beba nació en la ESMA y luego fue apropiada por el represor Juan Antonio Azic y su pareja durante casi treinta años. Azic, apodado “Piraña», fue ayudante mayor de la Prefectura Naval y miembro del sector Operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 dentro de la ESMA.

Con pasado de militancia en la Juventud Peronista y luego en Montoneros, Cubas estuvo detenido casi veintisiete meses —desde el 20 de octubre de 1976 hasta el 19 de enero de 1979— y tras quedar en libertad tomó un avión hacia Venezuela. Entre 1969 y 1972 había compartido “terceros tiempos” de rugby con el papá de Victoria, José María Laureano “Pato” Donda, cuando Lisandro jugaba en el Liceo militar Gral. San Martín y “Pato” lo hacía en el Liceo Naval.

En ese último año, se interesó por la actividad política y social. Cuando lo citaron a una reunión de coordinación política montonera en Morón con otras organizaciones sociales, se volvió a ver con “Pato”. “Fue una sorpresa encontrarlo ahí. Ahora estábamos en el mismo equipo”, bromeó. También conoció allí a  “Cori”, pareja de José María con quién se volvería a ver en la ESMA. 

Cubas fue detenido en su casa de La Matanza luego de que varias personas vestidas de civil se presentaron y lo obligaron a tirarse al suelo para ser esposado. Quiso quitarse la vida con una pastilla de cianuro pero no lo logró y fue metido en el baúl de un auto. Una vez detenido y llevado a la ESMA, le asignaron tareas organizativas. “Me tenían haciendo trabajos en una oficina de acción psicológica”. Llenaba los casilleros de los organigramas de los compañeros que iban deteniendo.

El capitán (Francis William) Whamond era su encargado de “recuperación” ideológica, y mantenían una charla “fluida”. En una fecha “entre fines de mayo, principios de junio de 1977”,  el represor le indicó a Cubas que iba a recibir en La Capucha —espacio del Casino de Oficiales donde se guardaba a los prisioneros—  a “una embarazada” que había llegado al centro y lo “conocía”. En la pieza de las embarazadas, en el altillo de la ESMA, al lado del baño, se encontró con María Hilda Pérez. De acuerdo al relato, Cubas la tranquilizó diciéndole que allí las embarazadas tenían un “buen tratamiento”. “Me contó que estaba detenida con su esposo”, indicó, en referencia al cautiverio que sufrieron junto con otros militantes en la comisaría de Castelar Nº 3, que dependía de Aeronáutica. 

Hubo una segunda oportunidad para charlar con “Cori” cuando Cubas pudo sortear una guardia “flexible”. Su objetivo era averiguar el paradero de sus dos hermanos (se refería a Juan Carlos y Georgina), y su cuñado, que estaban desparecidos desde abril de 1977. “Vivía con esa preocupación y le pregunté si los conocía. Cori me dijo que no”. 

Fue en ese mismo segundo intercambio en el que se mencionó por primera vez a Adolfo Donda Tigel, apodado “Palito”, y cuál iba a ser el destino de la beba Victoria, que ya había nacido y había sido puesta en una “canastita”. “No es un detenido, es el hermano del Pato, que es marino y vino a hablar conmigo‘, contó Cubas sobre el reparo que le puso María Hilda. 

“Él (en alusión a Donda Tigel) le comentó que se quedara tranquila que a la niña la iban a entregar a la familia”, añadió Cubas. “Si él está aquí, quizás tengan suerte y zafen, y en una de esas te dejan en libertad”, llegó a completar antes de que la charla se interrumpiera definitivamente y tuviese que volver a su encierro. 

En julio de 1977, Cubas fue trasladado por un mes a la Base Naval de Baterías en Bahía Blanca. Cuando regresó a la ESMA, “Cori no estaba en el cuarto de embarazadas”, señaló, añadiendo que esa habitación ya estaba vacía. 

Cubas también afirmó haber visto “varias veces” a Donda Tigel dentro de la Escuela de Mecánica y que era “muy parecido” físicamente a su hermano “Pato”. “La primera vez que lo vi fue en marzo de 1977, en el sótano, durante las recorridas de los marinos por la zona”. Luego lo volvió a ver en octubre de 1977 cuando ya trabajaba en la oficina de prensa, mientras el represor garantizaba los operativos de rastrillaje callejero para secuestrar personas. También recordó haberlo visto para la misma época de 1978. En ese entonces, “Palito” ya era jefe de Operaciones, tras los cambios internos de oficiales de la Marina en los grupos de tareas. 

Cabe destacar que Cubas afirmó no conocer al apropiador Azic. Donda Tigel no asistó ni física ni virtualmente a la audiencia, a la que solo se presentó su abogado defensor Guillermo Fanego. Pero Cubas le recalcó qué actitud esperaría del genocida, buscando quebrar su pacto de silencio: “Tengo la esperanza de que algún día nos diga si sabe dónde están los cuerpos de su hermano y de su cuñada”. 

Menos presupuesto para la niñez

Menos presupuesto para la niñez

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) denunció que el Gobierno dio marcha atrás con un incremento establecido en la Ley de Presupuesto.

El Poder Ejecutivo decidió dar marcha atrás con un aumento del Presupuesto Público para este año, que había sido acordado por el Congreso en conjunto con organizaciones  no gubernamentales, y que tenía como destino programas sociales vinculados a la niñez, ambiente y vivienda. La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) cuestionó la transparencia constitucional de la decisión e instó al gobierno a revertir esta situación. La abogada y Coordinadora del Programa Justicia Fiscal de esa entidad, Julieta Izcurdia, expresó: “Democráticamente nuestro sistema republicano dice que es el Congreso quien aprueba la ley y el Ejecutivo quien debe implementarla”.

Según ACIJ, la inconstitucionalidad de dicha modificación por parte del Ejecutivo no solo es desconocer la actuación del Congreso, sino que también vulnera elementos reconocidos en la Ley Nacional 26.061, vinculada a los derechos de las infancias. “En términos constitucionales, es un problema. Hay una ley nacional que aplica solo a políticas de infancia, justo las más recortadas, omitiendo un principio muy importante en materia de derechos humanos, que es el de no regresividad y de intangibilidad. Significa que el Estado no puede retroceder el nivel de derechos que garantiza a su población y eso se ve reflejado en el recorte presupuestario. Esa ley dice que todos los años no pueden bajar el gasto público en las infancias y eso es lo que está sucediendo, incumpliéndola”, dijo Izcurdia.

Mientras las últimas estadísticas del INDEC conocidas miden que, del total de la población argentina, el 36,5 por ciento estaba bajo la línea de pobreza, las organizaciones civiles advirtieron recortes significativos en áreas claves como niñez, ambiente y educación. El Congreso había consensuado con una serie de organizaciones en aumentar más de 500 millones de pesos para diferentes programas que garanticen derechos sociales en estos sectores más afectados por la pobreza. “Desde el año 2015 empezamos a reunirnos en el Congreso junto con otras organizaciones que trabajamos diferentes temas, con asesores, diputados y diputadas para mostrar cuando veíamos que había recortes, para pedir aumentos si era posible y visibilizar lo que venía pasando en términos de presupuestos o políticas sociales”, recuerda Izcurdia.

“El año pasado, después de una mesa de trabajo, especialmente con la Comisión de Niñez, donde participaron  otras organizaciones también, se ampliaron varias partidas de políticas alimentarias como a comedores escolares y asignaciones familiares, porque habíamos visto que hubo un recorte. El Congreso reconoció que era necesaria la suba porque la pobreza sigue estando en los mismos niveles y los pibes son los más afectados”, agregó.

Sin embargo, a principios de este año, el Poder Ejecutivo modificó el Presupuesto Público a través de la Decisión Administrativa 4/23, desestimando esos aumentos. Según la Ley de Presupuesto 27.701, es el Poder Legislativo el que aprueba y los ministerios quienes deben aplicarla. “Pero ahora todos esos aumentos  desaparecieron. No están en la distribución. La mitad era para políticas sociales pero también había subas para algunas provincias. Todo eso se desconoció”, remarcó.

Las consecuencias, si no se asignan estas subas, según la coordinadora del Programa Justicia Fiscal, tendrán impacto directo en los sectores más vulnerables de la población. “Las políticas que se van a ver más afectadas están en el parte de niñez, familias y hogares más pobres. Con la Tarjeta Alimentar por ejemplo, con la que solo se puede comprar comida y también políticas de viviendas, programas de urbanización y mejoras de barrios populares del Ministerio de Desarrollo Social y Hábitat. Después había algunos fondos más chiquitos pero que habían aumentado en el Plan del Manejo del Fuego y bosques nativos, vinculado a la problemáticas de los incendios y deforestación y eso también se recortó”, expresó.

La abogada Izcurdia observa también una falta de credibilidad en la distribución equitativa de los fondos: “Es muy difícil hacer un seguimiento de la gestión de recursos públicos, si es un ‘vamos viendo’ constante. Hay un montón de factores que influyen, desde la inflación a la deuda con el FMI y sus condiciones. En caso de que lleguemos a un 60% de inflación, tiene que volver el Presupuesto a discutirse. Nunca pasó eso que durante el año se vuelva discutir el Presupuesto porque se desconfía de la inflación que se está estimando

La ACIJ envió notas a todos los jefes de los bloques legislativos para obtener respuestas o justificativos de este revés presupuestario. “Hasta ahora no parece ser restituido ni recibimos nada. Pedimos también explicaciones de por qué se desconoció la voluntad del Congreso. Es verdad que el argumento puede ser que durante el año el Ministerio de Economía va a dar adecuaciones. Pero la realidad es que hoy, las instituciones como el Ministerio de Desarrollo y ANSES, no saben si van a contar con esa plata que se recortó. No es que vaciaron las políticas, tienen menos dinero que el Congreso decidió que debía tener”, remarcó Izcurdia. Ante la falta de respuesta de los poderes Ejecutivo y Legislativo, el Programa de Niñez de ACIJ evalúa si presenta un amparo para revertir esta situación.  

Las secundarias después (¿o antes?) de las tomas

Las secundarias después (¿o antes?) de las tomas

Pasaron las medidas de fuerza estudiantiles del 2022 pero los problemas en las escuelas públicas de la Ciudad continúan. Estudiantes y docentes pronostican un 2023 conflictivo.

Los meses de septiembre y octubre del año pasado, se vieron marcados por un clima de tensión constante entre la comunidad educativa y el Gobierno de la Ciudad. Se realizaron diversos tipos de protestas, hasta llegar a la toma en muchos colegios secundarios. Además se realizó  una movilización histórica de más de 10.000 estudiantes, docentes, madres y padres en defensa de la educación pública.

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, advirtió que “no habría diálogo bajo extorsión” por lo que las tomas debían levantarse. Las tomas se levantaron, y si bien existieron canales de comunicación entre las partes, fueron poco útiles e insuficientes.

Después de los reclamos

“Lo único que recibimos fue una reunión. Cada dirección de área se reunió con los colegios de Capital para escuchar nuestros reclamos, pero no fueron encuentros fructíferos. No cambió en nada la realidad de nuestros colegios. La mala infraestructura y la falta de viandas continúan”, explica Paloma Vecchio, secretaria general del colegio Julio Cortázar.

“A pesar de que hubo algunos arreglos mínimos, por ejemplo, colocaron un plástico protector a las ventanas para que los vidrios no estallen, todavía hay muchos arreglos pendientes. La situación no mejoró. No hubo cambios significativos”, dice Ludmila Tassi, vocera del centro de estudiantes del colegio Mariano Acosta.

Vanesa Gagliardi, docente e integrante del comité ejecutivo de la Asociación de Enseñanza Media y Superior (ADEMyS), lo resume en una sola frase: “No resolvieron los problemas planteados”. En su opinión, las mejoras fueron pocas y solo se realizaron en un nivel “cosmético”, sin llegar a modificar a fondo la situación.

El Estado de las escuelas

“Bancos rotos, aulas sin ventiladores o con ventiladores que no funcionan, algunos pizarrones rotos, enchufes en mal estado, rajaduras en las paredes”: así describe Tassi el estado actual del Mariano Acosta. Tampoco hubo mejoras en las viandas que reciben los estudiantes.

La realidad del Cortázar es similar. No solo reciben muchas veces las viandas en mal estado, sino también poca cantidad. “Somos alrededor de 400 y nos llegan menos de 100 viandas. No alcanzan y para muchos es la única comida que tienen en el día”, cuenta Vecchio.

Otro de los temas en discusión son las prácticas profesionales. “El Gobierno insiste con las prácticas, en que los chicos trabajen de manera gratuita en empresas que no tienen nada que ver con lo educativo”, dice Gagliardi. Desde ADEMyS no se oponen a las prácticas, pero sí a su condición de obligatorias. “Se podrían pensar prácticas que aporten a los contenidos que se ven durante el año, no mandarlos a hacer sanguchitos o a volantear en la puerta de un teatro”, agrega.

 Este año, las prácticas no solo seguirán siendo obligatorias, sino que se aplicarán mucho más a fondo en varios colegios. “El año pasado lo que se hizo fue que una sola división de los quintos vaya a las prácticas. Desde la dirección de área de nuestro colegio ya nos confirmaron que ahora los cuatro quintos deberán realizarlas”, afirma Vecchio. En el caso del Acosta, eran prácticas únicas, es decir, se hicieron algunos días con distintas divisiones y terminaron. Aún resta saber cómo se llevarán a cabo durante este año.

Se viene, se viene…

Desde ADEMyS pronostican que todas estas problemáticas (sumado al salario docente), continuarán durante el 2023. “Nuestra intención es seguir con el plan de acción porque es la única manera de defender la educación pública”, asegura Gagliardi.

“Nosotros queremos ser partícipes de la discusión de qué colegio queremos y en qué condiciones lo queremos. Porque somos nosotros quienes lo transitamos, quienes vivimos el día a día y sus realidades. Somos nosotros quienes recibimos las viandas en mal estado, quienes estamos en las pasantías en malas condiciones, a quienes se nos caen los techos. Queremos hablar con la ministra de Educación, Soledad Acuña, y mantener abierto ese canal de diálogo”, afirma Vecchio. “Este año vamos a seguir juntándonos y tomando medidas en conjunto con otros colegios. Entendemos que la gremialidad es de las cosas más importantes. La unidad nos fortalece”.

Los estudiantes del Acosta piensan de igual manera. Así lo resume Tassi y anticipa lo que esperan para este año: “Durante el 2023 seguiremos dando las discusiones según el panorama y tomando medidas de lucha cuando sea necesario. Siempre tratando de acceder al diálogo para efectivamente solucionar los conflictos que tenemos históricamente”.

El diálogo fluido y permanente entre la comunidad educativa y el Gobierno de la Ciudad, acompañado de un plan de acción eficiente que satisfaga las necesidades de los estudiantes, es la única solución para lograr terminar, de una vez por todas, con la mala situación que padecen la mayoría de las escuelas públicas.

Secos

Secos

¿Cómo se vive en una localidad con 42 grados y sin agua. Crónica de la crisis hídrica en Tartagal.

Son las 6 de la tarde y hace 42 grados. No hay agua en Tartagal, Salta. El agua potable no está al alcance de la canilla desde mediados de noviembre. Más de 50 días.

Para llegar a Tartagal hay que hacer 5 horas de ruta desde Salta capital, 355 kilómetros al noreste de la provincia. La verdulería de San Martín y Gorriti vende el mango a 200 pesos el kilo, a la sombra de un árbol de mango repleto de mangos; los que caen en la vereda se barren. La tropicalidad de Tartagal nunca tuvo un verano tan seco.

23 camiones cisterna distribuyen agua para cerca de 125.000 habitantes. También camionetas con tinacos, tanques de agua de 1100 litros. Se reúnen en puntos en la periferia de la ciudad alrededor de un camión de bomberos para cargar y distribuir, cargar y distribuir. En el centro, solo en el centro, se proveen bidones de agua mineral. El agua de red, cuando hay, no es apta para el consumo humano.

“La gente antes no se levantaba porque solo le faltaba el agua a la gente de la orilla, los del centro tenían. Hoy la crisis no tiene sectores, es todo Tartagal. Y no solo Tartagal, Aguaray, Salvador Maza, Cornejo, Mosconi, Embarcación”, le dice Edith Martearena, que forma parte del Comité de Emergencia Hídrica y es integrante de la Radio Indigena, a ANCCOM.

La sequía que atraviesa la región dejó sin agua al Dique Itiyuro, que abastece la red de General Mosconi, Aguaray y Tartagal. A mediados de noviembre de 2022, en los días del tropiezo mundialista con Arabia Saudita, el norte salteño empezó a atravesar una crisis hídrica que, a pesar de algunas lluvias, sigue sin tener soluciones.

Esta situación excepcional destapó una histórica deuda en infraestructura que todos los años deja sin agua a un porcentaje enorme de la población, sin sequía mediante. Y es que para quienes habitan los barrios periféricos de la ciudad de Tartagal, muchos de los cuales son comunidades originarias, esta crisis hídrica no es una novedad. Su reclamo es el mismo año tras año: igualar las condiciones de acceso al servicio.

“Después de un corte de ruta tremendo, en el que casi me judicializan por, me trajeron un tinaco. Hace 20 días lo trajeron”, cuenta Nancy López, cacique del pueblo Wichi Weenhayek, a ANCCOM.  

Nancy López vive en el paraje Ahajuk (mistol), cuatro kilómetros al este de la ciudad de Tartagal, por la ruta provincial 86. El tanque de agua de 1.100 litros que le llevaron 20 días atrás es para 21 familias, más de 70 personas. La provisión le dura entre 3 y 4 días y la recarga puede tardar hasta una semana.  

“Ha habido cortes de ruta en donde se mezclaban los pedidos, por un lado agua y por otro los tinacos. Se niegan a tener un esquema de abastecimiento comunitario, normalmente piden cada uno un tinaco para su domicilio”, le dice Uluncha Saravia, director del Ente Regulador de Servicios Públicos, a ANCCOM.

Sobre la ruta 86, que comienza en el centro de Tartagal y se extiende hacia el nordeste hasta el Río Itiyuro, viven más de 12 comunidades originarias que tienen que lidiar con los históricos conflictos por la tierra y el constante ataque a su identidad, pero también con las dificultades alimentarias y la falta de agua, este año agravada por la crisis que somete a toda la región.