Por Pablo Esquivel
Fotografía: Foto ARCHIVO ANCCOM - Juicio ESMA 3 - 29/11/2017

Lisandro Raúl Cubas, sobreviviente de la ESMA, declaró en la causa en la que se investiga la responsabilidad del exmarino por la apropiación ilegal de su sobrina de sangre, Victoria Donda Pérez.

Con el fin de la feria judicial, se reanudaron las actividades en los tribunales de Comodoro Py y se abrió una nueva página —la séptimade uno de los casos que se volvieron emblema en las investigaciones sobre la represión ilegal durante la última dictadura: el que investiga la responsabilidad del marino Adolfo Donda Tigel en la apropiación ilegal de su sobrina, la actual dirigente Victoria Donda Pérez.

 La primera declaración del año fue la de Lisandro Raúl Cubas, que durante casi una hora expuso su tortuosa experiencia en la ESMA frente al Tribunal Oral Federal (TOF) N° 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por Ricardo Basílico, María Gabriela López Iñiguez y Daniel Horacio Obligado.

Cubas aportó más datos sobre la participación del exmarino Adolfo Miguel Donda Tigel para facilitar la sustracción y ocultamiento de identidad de su sobrina Victoria. La beba nació en la ESMA y luego fue apropiada por el represor Juan Antonio Azic y su pareja durante casi treinta años. Azic, apodado “Piraña», fue ayudante mayor de la Prefectura Naval y miembro del sector Operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 dentro de la ESMA.

Con pasado de militancia en la Juventud Peronista y luego en Montoneros, Cubas estuvo detenido casi veintisiete meses —desde el 20 de octubre de 1976 hasta el 19 de enero de 1979— y tras quedar en libertad tomó un avión hacia Venezuela. Entre 1969 y 1972 había compartido “terceros tiempos” de rugby con el papá de Victoria, José María Laureano “Pato” Donda, cuando Lisandro jugaba en el Liceo militar Gral. San Martín y “Pato” lo hacía en el Liceo Naval.

En ese último año, se interesó por la actividad política y social. Cuando lo citaron a una reunión de coordinación política montonera en Morón con otras organizaciones sociales, se volvió a ver con “Pato”. “Fue una sorpresa encontrarlo ahí. Ahora estábamos en el mismo equipo”, bromeó. También conoció allí a  “Cori”, pareja de José María con quién se volvería a ver en la ESMA. 

Cubas fue detenido en su casa de La Matanza luego de que varias personas vestidas de civil se presentaron y lo obligaron a tirarse al suelo para ser esposado. Quiso quitarse la vida con una pastilla de cianuro pero no lo logró y fue metido en el baúl de un auto. Una vez detenido y llevado a la ESMA, le asignaron tareas organizativas. “Me tenían haciendo trabajos en una oficina de acción psicológica”. Llenaba los casilleros de los organigramas de los compañeros que iban deteniendo.

El capitán (Francis William) Whamond era su encargado de “recuperación” ideológica, y mantenían una charla “fluida”. En una fecha “entre fines de mayo, principios de junio de 1977”,  el represor le indicó a Cubas que iba a recibir en La Capucha —espacio del Casino de Oficiales donde se guardaba a los prisioneros—  a “una embarazada” que había llegado al centro y lo “conocía”. En la pieza de las embarazadas, en el altillo de la ESMA, al lado del baño, se encontró con María Hilda Pérez. De acuerdo al relato, Cubas la tranquilizó diciéndole que allí las embarazadas tenían un “buen tratamiento”. “Me contó que estaba detenida con su esposo”, indicó, en referencia al cautiverio que sufrieron junto con otros militantes en la comisaría de Castelar Nº 3, que dependía de Aeronáutica. 

Hubo una segunda oportunidad para charlar con “Cori” cuando Cubas pudo sortear una guardia “flexible”. Su objetivo era averiguar el paradero de sus dos hermanos (se refería a Juan Carlos y Georgina), y su cuñado, que estaban desparecidos desde abril de 1977. “Vivía con esa preocupación y le pregunté si los conocía. Cori me dijo que no”. 

Fue en ese mismo segundo intercambio en el que se mencionó por primera vez a Adolfo Donda Tigel, apodado “Palito”, y cuál iba a ser el destino de la beba Victoria, que ya había nacido y había sido puesta en una “canastita”. “No es un detenido, es el hermano del Pato, que es marino y vino a hablar conmigo‘, contó Cubas sobre el reparo que le puso María Hilda. 

“Él (en alusión a Donda Tigel) le comentó que se quedara tranquila que a la niña la iban a entregar a la familia”, añadió Cubas. “Si él está aquí, quizás tengan suerte y zafen, y en una de esas te dejan en libertad”, llegó a completar antes de que la charla se interrumpiera definitivamente y tuviese que volver a su encierro. 

En julio de 1977, Cubas fue trasladado por un mes a la Base Naval de Baterías en Bahía Blanca. Cuando regresó a la ESMA, “Cori no estaba en el cuarto de embarazadas”, señaló, añadiendo que esa habitación ya estaba vacía. 

Cubas también afirmó haber visto “varias veces” a Donda Tigel dentro de la Escuela de Mecánica y que era “muy parecido” físicamente a su hermano “Pato”. “La primera vez que lo vi fue en marzo de 1977, en el sótano, durante las recorridas de los marinos por la zona”. Luego lo volvió a ver en octubre de 1977 cuando ya trabajaba en la oficina de prensa, mientras el represor garantizaba los operativos de rastrillaje callejero para secuestrar personas. También recordó haberlo visto para la misma época de 1978. En ese entonces, “Palito” ya era jefe de Operaciones, tras los cambios internos de oficiales de la Marina en los grupos de tareas. 

Cabe destacar que Cubas afirmó no conocer al apropiador Azic. Donda Tigel no asistó ni física ni virtualmente a la audiencia, a la que solo se presentó su abogado defensor Guillermo Fanego. Pero Cubas le recalcó qué actitud esperaría del genocida, buscando quebrar su pacto de silencio: “Tengo la esperanza de que algún día nos diga si sabe dónde están los cuerpos de su hermano y de su cuñada”.