Construir futuro desde la cultura, la economía popular y la memoria

Construir futuro desde la cultura, la economía popular y la memoria

Se realizó una nueva edición de la Feria y Festival Cooperativo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos exESMA. Visitas guiadas, clases de tango, muestras artísticas, charlas informativas, un editatón de Wikipedia y un pañuelazo para conmemorar los siete años del rechazo popular al 2×1.

 Una nueva edición del Festival Cooperativo se realizó el sábado último en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (exESMA) para ofrecer productos de la economía popular y actividades vinculadas a la Memoria y los Derechos humanos, a través del arte y la tecnología. Es organizada por H.I.J.O.S, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, tres de los organismos que cuentan con edificios en el predio. Desde Abuelas de Plaza de Mayo se ofreció una visita guiada a la Casa por la Identidad y un Editaton, junto a Wikimedia Argentina, para nutrir y construir nuevos artículos sobre la institución en la enciclopedia virtual y colaborativa más conocida del mundo.

En el Espacio Cultural Nuestros Hijos, la Casa de las Madres, se ofreció un taller de danzas populares y un ciclo de narración; en la Casa de la Militancia que conduce H.I.J.O.S, una nueva edición de la milonga Tangonauta y en la Casa de Familiares, la visita a la muestra Deporte y Derechos Humanos. Finalizando la jornada se invitó a los presentes a intervenir pañuelos para recordar el rechazo popular al intent macrista de imponer el 2×1 para licuar las penas de los genocidas hace exactamente siete años.

El legado de Abuelas

La visita guiada por la Casa de la Identidad Abuelas de Plaza de Mayo fue realizada de la mano de Miguel “Tano” Santucho. El recorrido por la memoria es también un recorrido por los recuerdos de Santucho, quien señala la fotografía en blanco y negro de su abuela Nélida Navajas, junto a Estela de Carlotto observando a la genetista Mary-Claire King, que sostiene un tubo de ensayo. Mientras camina por los distintos espacios, acompañado por un grupo de personas que lo sigue y escucha atentamente, muestra que las fotografías de los 30.000 desaparecidos, también son a color, hay sonrisas, instrumentos, familias y vidas que quedaron congeladas.

La historia argentina de las familias diezmadas por la última dictadura militar continúa vigente en las nuevas generaciones de la que forman parte los hijos de aquellos padres, quienes aún están buscando restaurar su identidad. Santucho cuenta que recibe muchos colegios, con jóvenes estudiantes a quienes busca transmitir la importancia de la búsqueda y de saber quiénes son, para que ellos mismos puedan transmitirse entre sí: “Yo la verdad siento que en el cara a cara, en las actividades presenciales, cuando los puedo ver a los ojos, siento que hay mucha empatía” y continúa diciendo “Esa persona que tiene que enfrentar ese trauma, que le mintieron toda la vida, que tengan dudas de quienes son sus verdaderos padres, es muy personal y muy fuerte. En cambio, las nuevas generaciones lo viven desde otro lugar. Todos los hijos de los nietos que recuperaron su identidad, inclusive mis sobrinas, se enteraron sin trauma, sin contradicción de su historia y, es más, se alegraron de ver ampliada su familia y conocer la verdad, y eso tiene un valor importantísimo. Pero tienen que ser ellos mismos. Poder comunicar a sus pares en las maneras, en los gestos y en los lenguajes que ellos usan”.

 

Wikipedia con memoria

La visita guiada concluyó con una charla educativa sobre las comunidades en línea de Wikipedia llamadas “Editaton: Abuelas de Plaza de Mayo y su legado” que editan, regulan, recolectan fuentes y referencias, y debaten sobre los aportes a los diferentes artículos de la página web de forma colaborativa.

Las expositoras aportaron datos sobre Wikipedia en español: la enciclopedia recibe 31 millones de visitas al día y la gran mayoría de los redactores de la enciclopedia virtual se encuentran en países del norte, dando cuenta de que la brecha preexistente de las desigualdades socioculturales impactan en la reconstrucción de la historia y, en consecuencia, de la memoria humana y planetaria.

En la presentación, mostraron la cocina de Wikipedia: desde cómo se escriben los artículos, quiénes editan, cómo se los protege de vandalismos, sus reglas, las condiciones que deben respetar las fuentes de los datos que se incorporen y las diferentes herramientas que utilizan la comunidad de enciclopedistas como Wikicommons y Wikidata.

Durante la exposición, expresaron que mientras la ciudadanía está atravesando procesos de privatización y sectarización, la enciclopedia virtual emerge como un espacio de disputa que resiste a la privatización del conocimiento.

La feria

La Feria Nuestra se extiende sobre una de las calles de la exEsma frente a la Casa de la Militancia de H.I.J.O.S. Hay banderines de colores que recorren en zig zag todos los puestos de los artesanos y trabajadores de la economía popular. Suenan canciones de rock nacional. Las luces decorativas adornan el camino entre los puestos, iluminando alfajores, aceites, remeras estampadas, libros, productos realizados con extracto de CBD, libretas, muebles, móviles con grullas origami de colores y juguetes de madera. La noche se expande sobre el predio, pero ese espacio resiste a sumirse en la oscuridad.   

Lucio Carriquiry forma parte de la organización de la Feria Nuestra y realiza desde las relaciones con otras organizaciones sociales hasta la descarga de productos de los camiones. Sobre los motivos para realizar una feria en las calles del excentro clandestino de detención, explica: “Nosotros estamos acá para resignificar el espacio, ¿como podemos hacer para que la gente quiera venir al espacio de memoria a pasar el día, a tomar mate, a recorrer a conocer el sitio de memoria? Es un lugar fuerte este, ¿quién va a querer venir a tomar mate acá si acá pasaron cosas horrorosas?”.

Carriquiry recuerda que la dictadura implementó un plan de exterminio con el objetivo de imponer un plan económico cuyos efectos persisten al día de hoy. La economía popular viene a aportar su grano de arena a la lucha, resignificando el trabajo y la relación entre consumidores y artesanos. Para él, es importante resignificar y reapropiarse de ese espacio para poder incorporar la memoria a las miles manifestaciones de la cultura popular: “También desde el arte se construye el futuro. Desde la economía popular se construye el futuro. Desde la música, desde el debate y desde la memoria. La memoria termina siendo un montón de cosas”.

Tango por la identidad

Las luces de la feria siguen su camino hasta la casa de la militancia H.I.J.O.S, donde se encuentra el Bar Cultural Eternautas.

En del bar cooperativo, hay juegos de mesa y libros. Las paredes del lugar tienen afiches de colores degradé con las frases “El tango te espera, las Abuelas también”, “Milonga pa recordarte: 30.000 compañerxs presentes” y “La vida es una milonga, Tango por la identidad”. Cerca de la puerta, hay una escultura del número 30.000 decorado con flores de papel y luces. Frente a esta una figura de cartón en blanco y negro del eternauta.

Algunas personas estaban sentadas en las mesas que recorrían el lugar, tomando mate y charlando, mientras un par de niños corrían, jugaban y se reían. En el centro de la habitación, la clase de Tangonautas. Las tres generaciones confluían en el salón, mientras un profesor señalaba los pasos del tango y el sonido de la milonga salía de los parlantes. Con mucha concentración, se forman las parejas, se desarman y vuelven a formar, dando vueltas por el espacio al ritmo de la música.

Pañuelazo cooperativo

Sobre la copa de un árbol celeste y blanco pintado en el piso de la Casa por la Identidad, colocaron una mesa cubierta de diarios. Cada persona fue tomando un pañuelo blanco y esponjas que mojaban sobre la pintura fucsia o violeta. Ponían los stencils que decían “Elijo Memoria” y “30.000 compañeros desaparecidos presentes” sobre la tela blanca y empezaban a estampar.

Entre conversaciones y algunas manchas de pintura, fueron decorando los pañuelos blancos, dándoles color. Al finalizar el momento artístico, se tomaron una foto todos los participantes, cada uno sosteniendo su pañuelo intervenido.

El motivo del pañuelazo fue la conmemoración a 7 de años del No al 2X1 para genocidas de la nación. Esta política fue la primera realizada durante el macrismo con el objetivo de intervenir, en favor de los represores, en los procesos judiciales donde se juzgaban delitos de lesa humanidad. “En esa ocasión, la reacción popular, la reacción del pueblo, no solo acá en la ciudad de Buenos Aires sino en todo el país, hizo que se pudiera frenar”, dijo Paula Donadío de la agrupación H.I.J.O.S. de Buenos Aires Capital y una de las organizadora del Ferifestival Cooperativo, y continuó explicando los motivos para conmemorar esa conquista por los derechos humanos: “La del 2017 fue la prueba de que después de más de 30 años de procesos democráticos en Argentina, el pueblo decía que no quería vivir con genocidas en las calles.”

Con respecto a la organización del festival y las acciones realizadas en conjunto con otros sectores de la cultura y la economía popular, contó: “La idea es también traer otros actores y actrices al espacio de memoria y derechos humanos” y concluyó: “Que ellos sean parte del espacio y que lo tomen como propio. Eso también es parte de la lucha de los organismos de derechos humanos. Es seguir expandiendo el tema para que más personas lo sigan tomando, que no es algo propio y exclusivo de los organismos de derechos humanos porque al fin y al cabo, los crímenes de la última dictadura, pero también el proyecto económico cultural y político, tuvo consecuencias en todo el pueblo argentino”.

 

“No es libertad, es odio”

“No es libertad, es odio”

Una asamblea autoconvocada se reunió frente al Congreso de la Nación para reclamar justicia por Pamela Cobbas y Mercedes Figueroa, víctimas de lesbicidio. “Esta es la primera vez que nos tiran una bomba”, señalaron las compañeras que atribuyen el atentado a los crecientes discursos de odio propalados por el gobierno nacional.

Una movilización frente al Congreso de la Nación, se realizó ayer viernes,  para pedir justicia por Pamela Cobbas y su pareja Mercedes Roxana Figueroa, víctimas de lesbicidio. Andrea Amarante y su pareja, Sofía Castro Riglos también sufrieron el atentado, Andrea continúa en terapia intensiva. Las dos parejas lesbianas fueron víctimas de un atentado perpetuado por Justo Fernando Barrientos quien había tirado una bomba casera en el cuarto donde las cuatro mujeres habitaban, en el barrio porteño de Barracas.

Frente a la Casa de los representantes del pueblo había banderas de distintas organizaciones de la comunidad LGBT con sus característicos colores arcoíris y carteles con las consignas: “No es libertad, es odio. Fue lesbicidio”, “La heteronorma mata”, “Justicia por las víctimas del atentado, el lesboodio mata”, “Justicia por Pamela y Roxana”. La movilización fue convocada por la organización Lesbianes Autoconvocades que realizó una asamblea con micrófono abierto y finalizó con una batucada. En la concentración participaron autoconvocados de las asambleas de Barracas, Flores, Boedo, Unidos por el Inadi, Unidos por la cultura, Extrabajadores del Ministerio de Mujeres y Diversidades, el sindicato ATE, que aportó los parlantes y el micrófono a la movilización, algunas organizaciones políticas, afroargentinas, originarias, asambleas de estudiantes universitarios y un gran porcentaje de personas autoconvocadas que forman parte de la comunidad de lesbianas, travestis, trans, no binaries, gays y bisexuales.

Durante la asamblea se destacó que este acto de lesboodio es una reacción a un mundo que estaba empezando a cambiar y que los discursos de odio son difundidos en los medios de comunicación de todo el espectro ideológico. Ahora, además, son legitimados por políticos y asesores que forman parte del gobierno nacional tales como la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, quien comparó la sexualidad de las personas no heterosexuales con “tener piojos” y el biógrafo del presidente Javier Milei, Nicolás Márquez, que describió a la homosexualidad como «una conducta insana y autodestructiva».

Julieta Calderón, de Unidos por el Inadi, declaró en diálogo con ANCCOM: “Se construye un escenario, como un sentido común, que después se materializa en hechos concretos y más cuando, paralelamente, hay un retiro de las políticas de Estado para abordar estos discursos o los hechos mismos de discriminación. Entonces se genera un caldo de cultivo o un espacio proclive a los hechos horrorosos como los que ahora estamos atravesando”.

En consonancia, como señala el último informe del año 2023 de la Federación Argentina de Lesbianas Travestis Bisexuales y Trans, los crímenes de odio en Argentina aumentaron a 133 en lo que va del año, en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género fueron utilizados como pretexto para la vulneración de derechos y la violencia contra estas personas.

En la asamblea también se conversó sobre la falta de visibilidad de los crímenes de odio en distintos medios de comunicación que fueron caracterizados como “corea del centro” y de las políticas del gobierno nacional que producen hacinamiento y mayor precarización. Lo que deja más vulnerables a las personas de sexualidad e identidades disidentes frente a las violencias y discriminaciones dirigidas hacia sus cuerpos.

“Esta es la primera vez que nos tiran una bomba. Pedimos desesperades que frenen los discursos de odio. Pedimos desesperades por la dignidad.”, expresó una de las autoconvocadas que llevaba una bandera arcoíris en el frente. Pidió un minuto de silencio por las dos mujeres que habían sido víctimas de lesbicidio. Finalizó con un contundente “Pamela y Roxana, presentes. Ahora y siempre”, que fue acompañado por todas las personas que participaban de la concentración.

Luciana Mina, moderadora en la asamblea y parte de Lesbianes Autoconvocades relató que la organización se reunió mediante un grupo de WhatsApp que permitió realizar distintas acciones que desembocaron en una asamblea virtual y posteriormente en la concentración del Congreso. Sobre las razones de la movilización, contó: “En principio, visibilizar que mataron a dos lesbianas por ser lesbianas, una pelea por su vida y la otra está recuperándose. Queremos remarcar que fue violencia habilitada desde los órganos de poder, en este momento a cargo de Javier Milei como el máximo referente de los discursos de odio. Y también, queremos visibilizar y reclamar políticas habitacionales para todas y para todes, porque un alquiler hoy está imposible”.

Con respecto a las próximas acciones que llevarán a cabo, Mina reveló: “Principalmente se viene un acompañamiento legal. Necesitamos querellar en la causa porque hasta ahora a la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM)  no la dejaron intervenir. Necesitamos además que se reconozca que fue lesbicidio. Por otro lado, vamos a hacer una actividad financiera en Casa Brandon, porque necesitamos recaudar fondos para las compañeras que todavía sobreviven, que perdieron todo y eran personas que estaban en una situación de mucha vulnerabilidad”. Y adelantó: “se viene el 3 de Junio del Ni Una Menos, donde queremos sumar este reclamo que tiene que ver con la visibilización de nosotras pero también que se visibilice que las femeneidades somos las que peor la estamos pasando con esta crisis habitacional. No podemos alquilar una casa”.

La memoria en donde ardía

La memoria en donde ardía

Un grupo de operarios inició este sábado una limpieza en el extaller clandestino de Luis Viale al 1200, donde hace 18 años murieron seis personas, entre ellos niños y una mujer embarazada. Una sobreviviente logró impedir que arrojaran lo que quedaba de ellos a un volquete.

En Luis Viale 1269 grandes carteles del Gobierno de la Ciudad tapan el horror de una masacre. Detrás de maderas apenas agarradas con alambre, se encuentra la puerta al extaller clandestino donde esclavizaron a 65 hombres, mujeres y niños. Seis de ellos fallecieron en un incendio evitable. Los empresarios responsables de ese local, Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, siguen impunes tras 18 años. 

“El día 4 de mayo ingresaron para ‘limpiarlo’ a pedido de Fishberg, dueño esclavista del lugar. Han ultrajado y pisoteado la memoria de una mujer embarazada y cinco niños que murieron aquí calcinados por el fuego de la codicia patronal”, relata Alfonsina, integrante de la Comisión Luis Viale que organizó la conferencia. Junto a ella se encuentra Lourdes Hidalgo, sobreviviente. Cuando toma la palabra, unas 40 personas escuchan con atención sobre la vereda. Corre un viento otoñal, el sol ya no calienta a las cuatro de la tarde.

-Siento mucha impotencia y tristeza por lo que pasó el sábado. Vi los restos que quedaron en este lugar. Vi el cochecito donde descansaban los niños. Vi las mantitas- su dolor da lugar a una pausa eterna y el silencio pesa en el aire. Recuerda el volquete donde días atrás escarbó desesperada para rescatar las pertenencias de sus compañeros que, como basura, eran arrojadas entre los escombros. Piedras, polvo, pero también documentos de identidad, etiquetas de ropa, retazos de jean, que daban cuenta del sometimiento sufrido.

En el piso de arriba dormían las familias, provenientes de Bolivia, que cosían sin parar y vivían hacinadas con un solo baño disponible. Desde allí se extendieron las llamas aquel 30 de marzo de 2006, producto de un cortocircuito en un televisor. En la planta baja estaba la oficina de los cómplices de las muertes, los capataces. Lugar por donde este sábado empezaron “la limpieza”.

-Ha sido una buena excusa, una gran mentira para borrar las evidencias. Pero no vamos a callar, tendrán que pasar sobre mi cadáver- exclama Lourdes aferrada al micrófono. 

Con esa convicción impidió que los trabajadores enviados por Fischberg terminaran su tarea, tal como relata Manuel Saralegui, secretario del PJ de Caballito, y vecino: “Intentábamos frenar la situación y explicarles lo que estaban haciendo, entonces llegó a Lourdes y cuando se paró en la puerta del taller su testimonio fue tan potente que no se pudo volver a entrar”.

En la actualidad, según cuenta la abogada Paula Alvarado Mamani, dos causas permanecen abiertas: una en el ámbito civil, en el fuero Contencioso Administrativo contra el GCBA, y una sucesión. Además, aunque se cerró una causa penal y los dueños de las empresas fueron sobreseídos, todavía se prohíbe sacar cosas del inmueble. En los expedientes no figura ningún informe ni orden de limpieza, afirma Paula. En base a esto, interpusieron el lunes pasado una cautelar de protección al espacio.

Desde temprano, una patrulla de la policía del GCBA se encuentra estacionada a media cuadra. Monitorean, no vaya a ser que el tránsito se vea interrumpido. “Suelen pasar caminando, es la primera vez que vienen con camioneta”, comenta Alfonsina con la mirada perdida en la luz azul de la sirena. Otras patrullas pasaban por el mismo lugar años atrás. Lejos de denunciar lo que veían, cuenta Lourdes que los oficiales pedían sus talles de pantalón y los cargaban en el baúl. La misma actitud tenían los inspectores que decidían aprobar la habilitación del lugar.

“Expropiación y patrimonialización ya” es el reclamo que se lee en pancartas y en un mural sobre la construcción. De la conferencia participa Mónica Macha, diputada nacional. Junto a Paula Penacca presentaron el proyecto para convertir el lugar en un Sitio de Memoria. “Seguimos trabajando en el Congreso para lograr el tratamiento. Era complicado hasta el año pasado, más difícil ahora por el contexto político, pero no vamos a dejar de pelearla- declara Macha al respecto-. Es importante en la búsqueda de la justicia y para sentar un testimonio de lo que ocurrió y en las condiciones que los hacían trabajar”.

En este contexto, el oficialismo busca aprobar en el Senado la Ley Bases, que implicaría un retroceso en materia de derechos laborales. Desde la comisión sostienen que lo ocurrido el fin de semana representa “un ataque a todo el movimiento obrero, a todos los que hoy luchan contra los despidos, por un salario y un trabajo digno contra este gobierno”.

Para dar cierre al acto, Lourdes invita a los presentes a que la acompañen en una vuelta a la manzana: ”Hagamos una ronda, como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. No cortemos la calle , mas que nada por la persecución y discriminación hacia nosotros , migrantes extranjeros, como nos llaman. Buscan la excusa de armarnos causas y deportar, pero yo estoy orgullosa de mi piel morena. Orgullosa de mis tradiciones. Vine con orgullo al mundo, con orgullo, moriré junto a ustedes por nuestros compañeros y sus hijos”.

Lourdes se ubica delante de la columna, junto a Mónica Macha, y juntas sostienen una tela que reza “La memoria de las víctimas de la masacre de Luis Viale no se toca”. A sus espaldas, el resto toma carteles con frases y máquinas de coser pintadas. Una compañera reparte  telas con tinta roja, como la sangre que mancha la ropa de Fischberg y Geiler.

La marcha comienza en dirección a la calle Paysandú. Algunos automovilistas se quedan mirando, leen en los carteles: “Migrar no es delito”, “la precarización laboral mata”. Otros pasan con indiferencia. Alfonsina se encarga de gritar con un megáfono los nombres de las víctimas: “Juana Vilca de 25 años y embarazada de ocho meses , Wilfredo Quispe de 15 años, Luis Quispe y Rodrigo Carabajal de cuatro, Elias Carabajal de diez años y Harry Rodríguez de tres años”.

El grito de “¡Presentes!” hace avanzar al grupo hasta detenerse frente a Galicia 1241. A solo 150 metros, Daniel Fischberg todavía tiene en funcionamiento otro taller. “Asesinos”, descarga de repente un vecino desde la esquina. Mientras, una joven y sus perros quedan atornillados en su lugar cuando ven a Lourdes tomar el megáfono:  “Señores vecinos sepan que en esta calle tienen a los responsables de las muertes de mis compañeros y sus hijos. Fishberg y Geiler mataron por su ambición. Memoria y justicia por las víctimas. El taller de Luis Viale no se toca”.

 

Almorzando con Toto Caputo

Almorzando con Toto Caputo

Organizaciones de Tigre y Zona norte marcharon hasta la casa del ministro de Economía de la Nación para realizar una olla popular y protestar por el ajuste al que está sometiendo a la población.

En el marco del paro general del 9 de mayo, diferentes agrupaciones de Tigre y Zona Norte se movilizaron al mediodía hasta la entrada del Club Newman, el barrio privado donde reside el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, para protestar contra el ajuste y el endeudamiento del país ante el FMI. Oradores de diferentes espacios tomaron el micrófono y sus palabras fueron transmitidas a través de la Radio Cooperativa La Reconquista. Además, la movilización contó con una olla popular y una performance de la agrupación Unidxs por la Cultura.

Es un día fresco pero soleado en Benavidez. En la intersección entre la avenida homónima y la avenida Perón, a las 11 de la mañana, manifestantes portando pecheras de SUTEBA, de Tribuna Docente y de ATE, entre otros, se disponen a comenzar la marcha hasta el Club Newman, que se encuentra a un kilómetro de distancia. “Que sepan que no van a poder seguir haciendo lo que están haciendo sin que el pueblo se levante”, dice el representante de SUTEBA Tigre Alfredo Cáceres a través de un megáfono.

En diálogo con ANCCOM, la refrente de SUTEBA Tigre Gabriela Toloza Ferret habla sobre lo que motiva la movilización: “Lo que se expresa en cada una de estas luchas es lo que está atravesando día a día cada uno de les compañeres, de las compañeras, ya sea desde el marco de trabajo registrado, como de las economías populares, las disidencias en los territorios. Y hay mucha bronca, hay mucha bronca, porque el ajuste es brutal, porque van contra nuestros derechos porque saben que la organización es justamente la fuerza de los sectores más oprimidos y porque promueven el individualismo. Y la respuesta es esto, es la actividad colectiva, una olla, que tiene como psicología la representación del conjunto. Una olla se comparte, no se cocina para uno solo”.

Durante la marcha, se oye principalmente el canto “Te queda poco peluca botón / a vos te queda poco peluca botón / Nos cagamos de hambre / Vas al FMI / Reprimís laburantes / Te tenés que ir”, pero también suenan otros como “Para que todos se enteren / Que este pueblo no transa / Pone el pecho y se la banca / Contra ajuste y represión / Por aumento de salarios / Contra el Fondo Monetario / Paro y movilización” y “Caputo, basura, vos sos la dictadura”.

Una vez que la movilización llega hasta el Club Newman, los manifestantes se encuentran con una gran cantidad de policías posicionados frente a la entrada del barrio privado, a pesar de que se trata de una movilización pacífica. Cáceres toma el megáfono nuevamente para explicar la actividad que se realizará: La radio cooperativa La Reconquista transmitirá las palabras de oradores de diferentes agrupaciones, fábricas, sindicatos y más. “No es menor poder hoy, en una jornada como esta, plantear una actividad semejante, porque decir qué intereses representan los que viven acá es importante”, expresó Cáceres.

Cáceres le entrega el megáfono a Toloza Ferret, quien llama a que los oradores se acerquen y se anoten en la lista.“Es necesario ponerlo en palabras, es necesario que esa bronca que masticamos a diario sea puesta al servicio de la lucha y que hoy podamos socializar todas esas cuestiones que estamos viviendo día a día”, expresa Toloza Ferret. Un poco después, se da comienzo a la actividad y el megáfono es reemplazado por un micrófono, que pasa de mano en mano a medida que Toloza Ferret llama a quienes pidieron la palabra.

“Este gobierno dijo que iba a venir a atacar a la casta ¿Y a quién vino a atacar? Vino a atacar a los más pobres, a los que ganamos doscientos, trescientos mil pesos por mes, un poco más, pero vino a atacar a esos. Y miren qué casualidad ¿Dónde viven ellos? ¿Y dónde vivimos nosotros?”, expresa Jorge Montenegro, representante de un sector de jubilados, micrófono en mano. “Los que son vecinos históricos de Benavidez saben que (el espacio) se lo robaron al Patronato de la Infancia donde vivían chicos que tenían muy pocas cosas”, agrega, y concluye: “Quiero recordarle a Caputo, a su gobierno, a Milei, que todo termina. Que el gobierno de él va a caer”.

Otro de los oradores es Ramiro Tissera, representante de Tribuna Docente: “El gobierno nacional quiere aprobar una reforma laboral y una nueva Ley de Bases que claramente quiere profundizar el plan de guerra de los sectores capitalistas, de los sectores que fugan la guita, contra la clase obrera. Claramente lo que demuestran las movilizaciones populares que se vienen desarrollando, como fue el 23 de abril, donde millones en todo el país salimos a movilizarnos por la defensa de la educación pública, demuestra que es el camino para hoy derrotar a este gobierno”.

También toma el micrófono Giselle Santana, representante del INTI y Opinión Socialista, entre otros: “Esto es muy simbólico. Puede parecer que es una actividad pequeña, pero es profundamente simbólica y política. Nos está marcando cuál es el camino: La unidad de la clase trabajadora, de la clase obrera, ocupada, desocupada, jubilada, de la economía popular, contra los patrones que nos quieren sacar absolutamente todo. No vamos a permitir que nos roben una sola conquista, no vamos a permitir que nos sigan sacando absolutamente todo, hay que salir a enfrentar, además, esta ley que no es una Ley de Bases, es la ley de clases, es la definición de un país hecho en colonia. Es la esclavitud para todos los trabajadores y las trabajadoras, fundamentalmente para las trabajadoras, a quienes nos dicen que nuestro trabajo no existe, a quienes nos roban la posibilidad de jubilarnos”.

Finalmente, Gastón Ayala, el secretario general de ATE Tigre, y María Elisa Salgado, secretaria general de SUTEBA Tigre, cierran el acto. Ayala expresa que “esto es una muestra de lo que venimos trabajando y lo que tenemos que seguir trabajando y cuidando, que es la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras ocupados, desocupados, jubilados, jubiladas, trabajadores de empresas privadas, fábricas, docentes, auxiliares y todos los trabajadores y trabajadoras que construimos con las manos este país”. Salgado le sigue y explica: “Este Caputo que vive acá, tiene alrededor barrios enormes, en los que no se ha construido un aula, ni una escuela desde el año 97 ¿Y por qué? Por estos tipos que nos metieron al Fondo Monetario y nos metieron la deuda. No hay plata para construir lo que se necesita. Entonces los pibes de la 32 del Arco están desde hace años esperando cuatro aulas que todavía no cumplieron. La gente del barrio La Mascota, que está detrás de este country, no tiene todavía jardín de infantes” y concluye que “el día que se trate la ley tenemos que ser millones en el Congreso y en todo el país. Si ellos quieren ir contra nosotros, nosotros vamos a pararles el país. Estos vienen por todo y nosotros tenemos que defender con toda la fuerza”.

Ya pasado el mediodía finaliza la lista de oradores, es la hora del almuerzo; el merendero Gauchito Gil del barrio Las Tunas abre la olla popular, frente a la que rápidamente se forma una fila de personas para recibir un plato de guiso de lentejas y pan. Mientras tanto, representantes de Unidxs por la Cultura Zona Norte ofrecen stencils y preparan su performance para cerrar la manifestación frente al Club Newman con poesía y música. Luego de que el guiso se termine y la música deje de sonar, los manifestantes emprenden el camino de vuelta al punto de partida para dar fin a la manifestación.

Los amigos de Mugica

Los amigos de Mugica

A 50 años de su asesinato a manos de la Triple A, vecinos de la Villa 31 -actuales y de otras épocas- recuerdan la vida cotidiana junto al cura de los pobres.

“Llegué a la Villa 31 a mis 12 años. Teníamos una habitación y un colchón para tres. No teníamos tele ni radio, ni siquiera cocina. Mis papás enseguida consiguieron trabajo y yo me la pasaba sola, por eso conozco la villa de punta a punta”. La que habla es Miriam Ríos, quien ahora tiene 64 años, pero recuerda su infancia en el barrio con nitidez. “Para mí la villa era una casa grande con patio. Escuchaba las campanas de la capilla porque vivía a una cuadra, por eso iba siempre a misa, y ahí fue cuando conocí al padre Mugica”, completa.

Esto fue en 1972, dos años antes de que lo asesinaran a la salida de otra misa que daba en una iglesia en el barrio porteño de  Villa Luro. “Era una persona muy tierna y cálida, todos los chicos nos peleábamos por agarrar la mano de él al rezar”, detalla Miriam.

Como ella, también están Aniceto Mogro, que tiene 70 años, y Horacio Hilario López, de 73. Los tres viven actualmente en diferentes ciudades, pero algo tienen en común: recibieron a uno de los curas villeros más influyentes de Argentina en sus primeros pasos por la Villa 31. Hoy esta historia los une y los enreda en una amistad profunda, llena de imágenes, historias y anécdotas.

ANCCOM habló con quienes conocieron a Carlos Mugica como amigo antes que como cura. Ese chico rubio, de ojos claros, porteño, que no reconocían y que con los años se volvería su compañero y confidente. Ese cura que, con el tiempo, lograría habitar un barrio que terminaría llevando su nombre.

El día es sábado. Los invitados son varios, más de veinte. El motivo es el aniversario número 50 del asesinato de Carlos, quien los vio crecer a cada uno de ellos y hoy los reúne en un almuerzo en el comedor de Teófilo “Jony” Tapia en el Barrio Mugica, más conocido como la Villa 31. Llegan de diferentes puntos de la provincia de Buenos Aires en autos, trenes y colectivos. No fue una decisión dejar de vivir allí: se tuvieron que ir, en su mayoría, al conurbano producto de la erradicación que hubo en la Villa 31 durante la última dictadura militar.

A medida que llegan se saludan y se reconocen. Los años pasaron, pero aún conservan sus apodos de la infancia, esos por los cuales también los conoció el sacedorte. Los abrazos son largos como el tiempo que pasaron sin verse. Comparten un plato caliente de estofado y una oración en nombre del padre Mugica.

Horacio recuerda la presencia de Carlos con cierta ambivalencia, como un extraño que se hacía sentir propio. “Empezó a andar como si nada, como un chabón común y corriente. Tenía una pinta de la gran puta, si vos lo veías a Carlos, te enamorabas”.  Para él, Carlos nunca pasó desapercibido, incluso dice que fue el primer cura que le cayó bien. “Como mis padres eran muy católicos, estábamos obligados a ir a misa todos los domingos, no quedaba otra. Entonces empecé a ir a la capilla del barrio, y ahí estaba siempre él”, dice.

Carlos Mugica fue muy cercano a la familia de Horacio, tanto que contrató a su madre como cocinera en su casa en el barrio porteño de Recoleta. “Mi mamá me contaba que él no entraba por la puerta principal, sino por la puerta del servicio. Y no comía con los padres; comía con mi mamá en la cocina, donde comían los sirvientes”, recuerda.

Pelota y corazón

Si había algo que compartían los chicos de la 31 con Carlos, además de los días en la capilla, era el fútbol. Incluso este los solía invitar a jugar y pasar la tarde en su casa en Recoleta. En la cancha no importa quién sos y eso se notaba en estos partidos, que solían volverse calientes y con rispideces. “Me acuerdo que una vez alguien le pegó una patada fuertísima, y él se enojaba, incluso casi que llegaba a putear, pero al instante decía ´perdoname Señor’, juntando sus manos y mirando al cielo. Nos hacía reír a carcajadas todos”, dice Horacio.

Carlos Mugica le regaló sus primeros botines. “Yo me estaba probando en Racing y trabajaba en un mercadito sobre Las Heras y Pueyrredón. Él vivía en la esquina, entonces todos los días lo cruzaba a Carlos. Cada vez que me veía, me gritaba: ‘Dale, negrito, ¿vos sabés lo lejos que vas a llegar?’”. A su vez, lo describe como “un tipo sensible, tranquilo, que se cagaba de risa y contaba chistes”. La vocación de Carlos estaba dentro de la capilla, pero no era solo eso: pensaba actividades por fuera de ella y con los chicos, como cualquier grupo de amigos. “Él siempre decía: ‘Terminé de ser cura. Me saqué la sotana. Ahora soy Carlos’”, agrega Horacio.

Foto con historia

“Hay una foto que apareció muchos años después, o por lo menos yo la descubrí muchísimo después de su muerte. No sabemos ni quién la sacó”, relata Aniceto. “Fue un domingo a la tardecita. Inicios de los 70, éramos chicos y nos dice: ‘Che, chicos, ¿no quieren venir a ver una película?’”. En ese momento íbamos seguido a cines que estaban ubicados sobre la calle Lavalle o Florida. No me acuerdo el nombre de la película, pero era sobre la historia de un cura que trabajaba en las favelas. Lo que me acuerdo es que él se quedó con nosotros y la vimos todos juntos”.

Otra vez, pero ahora desde las palabras de Aniceto, aparece una manera ambivalente a la hora de describir a Carlos: “Era distinto, no sé cómo decirlo, era un loco lindo, revolucionario. Él se dio cuenta que era parte de todo esto de lo que también éramos parte nosotros”.

Ni santo ni héroe

“Carlos era primero ser humano, y después hijo de Dios. No te puedo decir que fue un santo, fue un ser humano que realmente vivió para la gente, que entregó la vida para la gente”, dice Horacio entre lágrimas. “Yo era muy chico cuando lo conocí, pero a medida que fui creciendo, tuve esa imagen de grandeza de él, de que no caminaba al divino cohete, sino que caminaba de verdad”. Tenía recién 10 años cuando conoció a Mugica, pero con el tiempo identificó que no se trataba solo de un cura. “Desde el primer día que vino empezó a hablar con todo el mundo: o te juntabas por fútbol, o por religión, o por política. Carlos era todo junto”, dice. Por su parte, Aniceto complementa: “Yo siempre agradezco la política, no la política en sí, sino la llegada de Carlos. A medida que nos íbamos involucrando, había una sensación de que había que estar”.

La muerte de Carlos fue impactante, pero no inesperada. Las amenazas comenzaron cuando renunció como asesor de Villas en el Ministerio de Bienestar Social. En un principio, Carlos había asumido el cargo ad honorem en representación de los vecinos de la 31. Uno de los objetivos que tenía, era llevar a cabo la construcción de viviendas y que sean los propios vecinos quienes participen de las obras organizados en cooperativas populares. Pronto esta idea entró en conflicto y trajo discrepancias y enfrentamientos con el ministro -y jefe de la Triple A- José López Rega, ya que este quería que la construcción de las viviendas quedase a cargo de empresas privadas.

 Mugica fue asesinado poco después de esa renuncia. Luego de salir de la parroquia porteña San Francisco Solano, un integrante de la Triple A lo mató con 14 disparos de  ametralladora, tal como demostró la Justicia argentina. El crimen anticipaba una época sangrienta que terminaría de tomar forma con la última dictadura militar de nuestro país en 1976.

La memoria

Sus amigos conservan los recuerdos de una manera difusa. Algunas fechas no son exactas sino aproximadas, pero hay huellas que no se olvidan. Carlos Mugica es una especie de ausencia viva, presente en todos los que lo vieron llegar y convertirse en una de las personas más influyentes de nuestro país. Sus restos descansan en la Parroquia Cristo Obrero, ubicada en la Villa 31.

“Caros no murió, acá está muy vivo. Se fue su cuerpo, pero todo lo que dejó vive en el barrio. Es, fue y será un grande. No por su santidad, sino por su humanidad”, concluye Horacio.

A 50 años de su asesinato, el legado de Mugica sigue más presente que nunca. Es por ello que este domingo se llevará a cabo una caravana hasta el Luna Park, en Retiro, donde habrá una misa y un festival que incluirá murga y música en vivo, desde las 13 y 30.