El sano juicio

El sano juicio

El próximo viernes se estrena en el Malba «El juicio», el documental de Ulises de la orden que condensa las 530 horas que duró el proceso judicial a las juntas militares que encabezaron la dictadura. Hubo un preestreno en el Conti.

El sábado 25 de marzo, sólo un día después de que Plaza de Mayo se llenara, una vez más, por la Memoria, la Verdad y la Justicia, la sala de cine del Centro Cultural Haroldo Conti en la ex ESMA se completó para que decenas de espectadores vieran El Juicio, una joya documental íntegramente hecha con archivo del Juicio a las Juntas de 1985. La película, realizada por el director Ulises de la Orden, el montajista Alberto Ponce y la directora de producción Gisela Peláez, se estrena el 7 de abril en el MALBA y se podrá ver todos los viernes a las 20.

Un reclamo de justicia es una de las primeras cosas que se escuchan cuando arranca el documental de casi tres horas que sintetiza el Juicio a las Juntas, y se escucha en la voz del fiscal Julio César Strassera. En adelante, los argumentos de algunos de los 22 abogados defensores e incluso de los propios militares de la última dictadura cívico-militar que van desde lo escalofriante hasta lo francamente ridículo; los crudos y aún más escalofriantes testimonios de las víctimas; decenas de detalles inéditos que van desde una toma de Emilio Massera arrancándose nerviosamente un pelo de la cara hasta las miradas cómplices y sarcásticas entre Strassera y Luis Moreno Ocampo. Todo eso y un montón de otras escenas vistas por casi nadie reconstruyen la historia hasta el “Nunca más” final con el que el fiscal cerró su alegato.

Uno de los asistentes a la proyección aludió a la recientemente estrenada Argentina, 1985, aunque pronto los espectadores acordaron que no tiene demasiado caso comparar porque son materiales diferentes, quizás ambos igualmente necesarios. Pero si alguna conclusión de índole comparativa se puede extraer tras ver El Juicio, por repetida que suene, es que la realidad supera ampliamente la ficción. En tres horas de película no voló una mosca salvo por las risas sarcásticas del público ante los insólitos argumentos de la defensa y algún quejido indignado, y la sensación general al terminar de verla es la de haber estado ante un material valiosísimo. “Te atraviesa y te interpela con un maravilloso dolor y a la vez te da fuerzas. Cuando termina la película sabés que estás del lado correcto”, anticipó Lola Berthet, la directora del Conti.

El Juicio no se logró sin ayuda o, lo que es lo mismo, sin personas que comprenden la importancia del archivo y de preservar todo material que permita recordar la historia. Cuando Ulises de la Orden quiso hacer una película sobre ese acontecimiento, dio con Memoria Abierta, la organización que le proveyó las 530 horas de juicio digitalizadas. “Memoria Abierta es una alianza de organismos de Derechos Humanos de Argentina que trabaja hace muchos años por preservar y dar acceso a los archivos”, explicó Verónica Torras, su directora. En este sentido, detalló que la organización “tiene hace muchos años una copia digitalizada del Juicio a las Juntas a la que damos acceso en nuestra institución a investigadores, docentes, y también, por suerte, a personas de la cultura como Ulises que se interesan por estos materiales”.

“Esta es una película íntegramente basada en el archivo”, recalcó Torrás y expresó que fue “una experiencia muy interesante ver cuántas infinitas posibilidades tienen los archivos de hablar y de seguir hablando a lo largo del tiempo”. En este sentido, Peláez aportó que el montaje “genera nuevos sentidos” sobre un hecho del que se suele pensar que “ya está todo dicho”, que está cerrado y sobre el que ya se estudió todo lo que se podía. Contra esta idea, resulta que “la realidad es que hay aristas infinitas, nuevas, para seguir pensando en este presente y que todavía vale la pena seguir investigando”, en palabras de la productora.

Además, Peláez anticipó que “algo bastante impactante de este documental es que van a ver muchísimas personas testimoniando, contando su historia desde ambos sectores en este juicio, que permiten dejar bastante en evidencia los distintos tonos políticos de una sociedad que aunque hayan pasado tantos años sigue bastante presente”. En esta línea, advirtió: “Esos tonos políticos hoy acechan, entonces es necesario mantener un nivel de atención para poder preservar y seguir continuando con muchos años más de democracia”.

A su vez, Ulises de la Orden hizo una breve síntesis del surgimiento de la película: “Este proyecto nació hacia 2013 como nacen los proyectos de hacer una película, medio caóticamente, desordenado, y en una primera instancia de investigación lo primero que apareció era que existían estas 530 horas de archivo que como cineasta me convocaron automáticamente y despertaron mi deseo de conocerlas y de ver si realmente en ese archivo radicaba la posibilidad de hacer una película”.

Quinientas treinta horas de juicio. “¿Qué nos pasó que tenemos que esperar 40 años para ver esta película con un material que estuvo ahí esperando 40 años para ser difundido y editado?”, se preguntó emocionado uno de los asistentes cuando terminó la proyección. Para tranquilizarlo, Verónica le respondió que a pesar de que nadie hubiera hecho un documental con él hasta hoy, el material del juicio es uno de los archivos más consultados de Memoria Abierta. “No es un material que no haya sido consultado, tal vez el tema es que son 530 horas, un registro audiovisual que había que tener la decisión de invertir la cantidad de tiempo, de esfuerzo que implica hacer una película sobre este material”.

Para ordenar tanto material, el documental se divide en 18 episodios y sus creadores intentaron seleccionar casos testigo y diferentes ejes temáticos sobre las distintas maneras en que los dictadores ejercían la represión, la desaparición y la tortura. Robos a los desaparecidos, engaños, complicidad eclesiástica y empresarial, un sadismo absoluto, violencia sexual y tormentos particularmente misóginos contra las mujeres van quedando expuestos a lo largo de toda la película. “Al ver el material encontramos otros temas que no sabíamos que existían y temas que pasaron a ser tema ahora por la evolución de la sociedad. En aquel momento, en el juicio circuló sin dudas lo de la violencia sexual contra las mujeres, pero pasó totalmente desapercibida. Entonces hoy, la sociedad es un tema que lo tiene en valor, por lo menos presente, y nosotros quisimos incorporarlo”, explicó Ponce.

“Debió haber sido muy duro ver todas esas horas de juicio, escuchar todos esos testimonios”, señaló uno de los presentes en la proyección del 25. “Fue muy duro porque fue verlo durante mucho tiempo de corrido”, reconoció Peláez y resaltó además que “muy pocas personas han transitado todo el material”. A pesar de lo difícil de escuchar a diario y por horas el horror relatado en primera persona, “había que seguir” porque los plazos apremiaban. “Eso a veces hacía que la válvula de escape saliera por lugares impensados, yo tuve insomnio, tuve épocas donde me enganchaba en cuanta cena me invitaban porque necesitaba descargar”, recordó.

Ponce, Peláez y De la Orden tardaron cerca de ocho meses en mirar todo el Juicio a las Juntas. “Empezamos a trabajar de lunes a viernes de 10 de la mañana a 6 de la tarde los tres frente a un monitor viendo el archivo en tiempo real desde el tape número 1 hasta el 530 y cada uno de nosotros hizo un documento, distintos tipos de documentos para después volver al archivo. Había que relevar muy bien el material porque tampoco íbamos a tener oportunidad de volver a verlo”, explicó la directora de producción. El primer resultado fue un armado de ocho horas y media de extractos seleccionados, que tras 20 nuevos intentos culminó en la película que se verá en el MALBA.

“Yo no sabía cuánto duraba la película y cuando me dijeron tres horas dije ´uy, no, no me voy a quedar tres horas´. Podría haberme quedado más. Quinientas treinta horas, mamita, qué trabajo”, reflexionó un espectador. Además, señaló que el material es aún más valioso teniendo en cuenta “que ese juicio no pudo transmitirse en directo, nunca autorizaron hacerlo, y que ese juicio tal cual como se grabó se debió preservar por las dudas fuera de nuestro país”.

Quien también estuvo en la ex ESMA ese 25 de marzo para resaltar la importancia del juicio fue Lila Pastoriza, sobreviviente de ese mismo lugar cuando funcionaba como un centro clandestino de detención. Al pedir la palabra, les habló directamente a los creadores del documental: “Lo que ustedes hicieron es importantísimo, porque yo creo que el juicio se había olvidado en estos 40 años, y lo pensé muchas veces: ¿Qué pasó con el Juicio a las Juntas?”, se preguntó. “Yo, que era expresa de la ESMA y participé en ese juicio sentía en muchas de las cosas que hacíamos en esa época que el juicio había desaparecido, nadie hablaba de él. Muchas veces discutimos con gente, con compañeros más jóvenes, que no tenían idea. ¿Y cómo iban a tenerla? No se hizo nada más, quedó como ahí, incluso por alguna gente bastante despreciado. Yo lo defendía muchas veces ese juicio”, recordó.

Posiblemente nadie que vea la película terminará despreciando el Juicio a las Juntas, porque la experiencia atrapa, atraviesa y conmueve desde el minuto uno hasta el 177. “Les pedimos que pasen la voz de que esta película existe, y si todo va bien va a seguir estando en el MALBA durante un tiempo”, expresó Peláez y reveló que “también existe el sueño de De la Orden de hacer 40 proyecciones de la película en 40 localidades del país por los 40 años de la democracia que se cumplen este año en Argentina. Es un proyecto que nos encantaría concretar, pero todavía es un deseo”. Por lo pronto, los viernes de abril desde las 20 horas se proyectará en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. La historia está ahí, registrada, esperando para activar la Memoria y defender el presente contra el olvido del pasado. Solo necesitamos escucharla y pasar la voz.

Los legisladores de Rodríguez Larreta se opusieron a la creación de un parque público en la Costanera

Los legisladores de Rodríguez Larreta se opusieron a la creación de un parque público en la Costanera

El bloque del PRO votó en contra de la propuesta impulsada por una iniciativa popular que reunió 53.000 firmas. Quedó firme el proyecto para construir un emprendimiento inmobiliario de torres de lujo. Los vecinos esperan el recurso de la Justicia.

Biclicletada contra el proyecto privatizador a fines de 2020. 

En un día histórico para la democracia participativa, donde por primera vez una iniciativa popular llegó al recinto de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el oficialismo porteño le puso freno a la propuesta firmada por 53.709 vecinos, e impulsada por organizaciones vecinales, sociales, ambientales y políticas, que brega por la creación de un parque público en los terrenos de Costa Salguero y Punta Carrasco.

Poco después de las diez de la mañana, diversos vecinos se acercaron a la puerta de la Legislatura porteña con las consignas “El río no se vende”, “Parque sí, torres no”, con el pedido unánime de más espacios verdes; y que se deje de lado la especulación inmobiliaria para el beneficio de unos pocos, contra de las necesidad básicas de muchos, como es el acceso a la vivienda y la mitigación del cambio climático. No solo llegaban con consignas, también traían reposeras, sombrillas y elementos de playa, con una alfombra verde puesta en el piso para recrear un espacio verde, de los tantos que faltan en la ciudad. Intentando que ningún funcionario del Gobierno distraído lo pierda de vista, lo venda y convierta en una torre.

“Hace rato que no estaba acá, pero hoy hay que estar. Esa es la verdad. Para que dejen de sacarle el futuro a nuestros hijos, y en el caso mío, a mis nietos”, señalaba Jorge Amílcar Miranda de 80 años, vecino de la Comuna 3, a la vez que enfatizó en la necesidad de mantener los espacios verdes y vincular la ciudad al río.

Se trató de la audiencia pública más larga de la historia de la ciudad: 7000 participantes discutieron durante dos meses el proyecto del Gobierno de Juntos por el Cambio para privatizar los terrenos costeros y habilitar la construcción de torres de lujo, y a pesar de que fue rechazada por más del 97% de los concurrentes, el oficialismo siguió adelante con su propropuest, haciendo oídos sordos a lo que gran parte de los vecinos reclamaba.

El oficialismo porteño tampoco dio respuestas a las problemáticas que los vecinos señalan en contrapartida con el proyecto inmobiliario: el problema habitacional que sufren los vecinos de la ciudad de Buenos Aires, con un 30% de inquilinos, con alquileres cada vez más costosos y con 400 mil personas que viven en condiciones de hacinamiento en barrios humildes.

Tampoco muestra ningún tipo de iniciativa para la protección de los humedales, en donde se encuentran los terrenos en disputa, y que son pieza clave para proteger el medio ambiente y ayudar a que el cambio climático deje de acrecentarse.

Desde el movimiento La Ciudad Somos Quienes la Habitamos, integrado por más de 130 organizaciones, presentaron la propuesta para crear un parque público, con áreas para recreación, actividad física, agroecología, preservando el área del humedal costero. Esta propuesta contó con el aval de más de 53 mil firmas. “Todos los vecinos que se acercaban nos decían estar de acuerdo, aunque políticamente no coincidían tanto con el resto de las ideas”, comentó en diálogo con ANCCOM Magalí Vela, referente del Frente Ambientalista El Hormiguero, que fue una de las tantas activistas que salió a la calle a buscar la firma de los vecinos. A su vez señaló: “La ciudadanía quiere un parque público, necesitamos más espacios verdes. Vienen olas de calor, cada vez el cambio climático es peor en la ciudad y en el mundo y el Gobierno porteño está planificando en contra de lo que está sucediendo”.

Mientras tanto en el recinto, en una sesión que contó con la presencia de las organizaciones y movimientos que impulsaron la iniciativa popular, 35 legisladores pertenecientes al oficialismo (Vamos Juntos) y a sus aliados de turno, como el espacio de Martín Lousteau (UCR-Evolución), Javier Milei (La Libertad Avanza) y Roy Cortina (Partido Socialista), votaron en contra de darle tratamiento parlamentario a la primera iniciativa popular que los ciudadanos de la ciudad lograron presentar en la Legislatura. Por lo cual el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta tiene luz verde para seguir con su proyecto de extractivismo urbano.

A pesar de este resultado negativo, desde el movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos, se mostraron optimistas y orgullosos por lo logrado, dando una discusión integral sobre la ciudad, declarando que esta lucha no terminó. Quedando a la espera de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se expida sobre la Ley de Ventas, declarada inconstitucional por la justicia porteña.

Nuevo documento para exigir la libertad de Assange

Nuevo documento para exigir la libertad de Assange

Organismos y personalidades vinculadas a la defensa de los derechos humanos, presidentes y ex presidentes iberoamericanos e intelectuales reclaman la libertad del periodista australiano perseguido por Estados Unidos. La iniciativa nació en el Foro Mundial de Derechos Humanos.

Julian Assange cuenta con una enorme red de solidaridad alrededor del mundo que exige su libertad. De hecho, durante las jornadas del III Foro de Mundial de Derechos Humanos también se debatió acerca de la situación del periodista australiano.

Hace una semana, dentro del cronograma de actividades planteadas desde ese Foro, se propuso un encuentro en torno a la situación del periodista que se encuentra detenido desde el año 2019 en el territorio de Reino Unido.

Assange filtró información confidencial de las bases informáticas de Estados Unidos revelando crímenes de lesa humanidad en el año 2010. Desde ese momento, el país norteamericano pretendió juzgarlo bajo la Ley de Espionaje y exige la extradición a su territorio. Por el momento, el investigador de 51 años se encuentra detenido de manera preventiva, mientras se espera la resolución del Tribunal Supremo del Reino Unido.

En el marco del Foro Mundial de Derechos Humanos se realizó una declaración pública para rechazar la extradición tramitada por Estados Unidos. El documento cuenta con la la firma de personalidades como Baltasar Garzón Real -coordinador del equipo legal de la Defensa de Assange-, de los expresidentes de Ecuador Rafael Correa y de Colombia Ernesto Samper, organismos de Derechos Humanos como Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, el premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel y de distintos diputados y senadores argentinos. Además de trabajadores de prensa, actores y actrices, y asociaciones civiles.

En el documentol se expresa que “extraditar a Julian Assange sentaría un peligroso precedente para la libertad de prensa y el derecho de acceso a la información en el mundo. No sólo sería una condena de por vida contra un periodista, sino que fungiría como una amenaza velada para todos los periodistas del mundo que tengan como objetivo hacer su trabajo de manera honesta”.

La declaración agrega que “el Sr. Assange llevó a cabo prácticas comunes en el periodismo de investigación, tales como recibir información de fuentes y luego publicar esa información veraz y de interés público. Los cargos bajo la Ley de Espionaje criminalizarían estas prácticas rutinarias del periodismo” y finaliza instando al Departamento de Justicia de los Estados Unidos a que “retire todos los cargos contra el Sr. Assange, apelando a la propia Constitución de Estados Unidos, los estándares de derechos humanos reconocidos en el Derecho Internacional, así a las más elementales cuestiones humanitarias, ya que la vida de un periodista está corriendo peligro, y la libertad de prensa y el derecho de acceso a la información del mundo están en riesgo”.

En diálogo con ANCCOM, Cristina Caamaño, quien fue una de las impulsoras de la creación de este documento, señaló: “Todo comenzó con la presencia en Argentina de Daniela Lepin Cabrera, que estuvo acá, que me convocó a través de otro compañero, y tuvimos una reunión donde hubo familiares y abogados de Julian Assange, y lo que nos informaron fue que Assange consideraba que América Latina podía ser un buen lugar para entender su situación, sobre lo que está sucediendo”. Además, informó que el presidente de la Nación, Alberto Fernández en su encuentro con Joe Biden, presidente de Estados Unidos, le entregó en mano el reclamo. Caamaño expresó que esta declaración tiene un gran peso debido a que es impulsada por la mayoría de los países de Latinoamérica y también, España. Así, considera que podría ser muy útil para evitar la extradición del periodista a Estados Unidos, ya que “se hizo una cadena prácticamente interminable de gente que apoya a Julian Assange, que ya lleva 12 años privado de libertad”.

El panel en donde se expuso el caso de Julian Assange en el Foro Internacional de la semana pasada fue organizado por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN). En él estuvieron presentes Daniela Lepín, comunicadora y asesora de Courage Fundation y ex coordinadora del Tour latinoamericano por la Libertad de Julian Assange 2022; Pablo Llonto abogado y periodista; y Santiago O´Donnell, periodista y escritor.

Entre los cuatro disertantes conversaron acerca de la situación de Assange desde los aspectos judiciales hasta las condiciones en las que se encuentra actualmente detenido. El objetivo de este intercambio fue, por un lado, poner sobre la mesa la cuestión de la libertad de prensa a nivel mundial y por otro, la violación sistemática a los derechos humanos. No solo desde las filtraciones del gobierno estadounidense, sino con respecto a la vida del periodista, que se ve cada día más deteriorada debido al encierro que sufre, según describió Daniela Lepín. Conocer este caso en particular brinda la posibilidad de abordar el devenir del periodismo, sobre todo en Latinoamérica, discutir acerca de las formas de hacer periodismo y de cómo quienes se dedican a esta profesión deben enfrentar las violaciones al derecho a la libertad de expresión, la comunicación y las limitaciones mediáticas para ejercer un periodismo de investigación independiente.

«El periodista se encuentra encerrado en una celda de dos metros por uno y medio, con una luz encendida permanentemente y una cámara filmándolo de manera constante», contó Lepín.

Santiago O’Donnell afirmó que el proceso legal al que se enfrenta Assange en este momento “está lleno de vicios”. Además, recordó que el periodista e investigador recopiló información sobre muchos países, dando a entender que su trabajo no fue una operación periodística contra Estados Unidos puntualmente. Por otro lado, Lepín describió que el periodista se encuentra encerrado en “una celda de dos metros por uno y medio, con una luz encendida permanentemente y una cámara filmándolo de manera constante”.

La intervención que hizo Pablo Llonto, por su parte, fue para abordar las cuestiones en torno a la libertad de prensa y a las leyes de acceso a la información. Además, resaltó que el argumento de Estados Unidos, de que el investigador detenido no es un periodista, es vacía y se utiliza para justificar esta denuncia ilegítima. Mientras tanto, ningún organismo internacional pone en tela de juicio el accionar de dicho país con respecto a los crímenes cometidos en Medio Oriente.

ANCCOM conversó también con Elisabeth Uth, una miembro de la Organización Libertad Assange Argentina, quien recalcó la descripción de Santiago O’Donnell sobre la opacidad y la transparencia. “Las grandes corporaciones son muy opacas, no se sabe lo que hay detrás de ellas. Nosotros somos muy transparentes para esas organizaciones. Toda nuestra vida está expuesta”. Agregó también que “hay que tender a una mayor opacidad para los individuos y una mayor transparencia para las organizaciones”, en sintonía con Daniela Lepín, y recordó que el rol de las grandes empresas hoy es el principal problema, ya que están detrás de los Estados.

 

 

El frutazo que no fue

El frutazo que no fue

La medida de fuerza planeada por ECAS para este jueves se levantó ante la apertura de una mesa de diálogo. Los cooperativas reclaman una deuda de 120 millones de pesos por las compras realizadas por el Ministerio de Desarrollo Social para Navidad.

Finalmente no se concretó el “Frutazo” previsto para el jueves 30 de marzo frente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La organización  estaba a cargo de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS) y contaba con el apoyo de otras asociaciones y cooperativas involucradas en lo que se denominó la “Mesa de Frutas”, realizada para la Navidad del 2022. Las medidas de lucha pacífica se propusieron con el fin de acelerar los procesos administrativos y lograr un acuerdo de pago de una deuda de 120 millones de pesos por parte del Estado. Sin embargo, un día antes de la manifestación funcionarios y organizaciones damnificadas coordinaron una mesa de diálogo.

El conflicto inició a finales del año pasado donde un grupo de funcionarios del Ministerio había planificado la estrategia de suministro de 800.000 kg de alimentos a comedores y centros de asistencia durante las fiestas navideñas. Para llevar a cabo este plan, se aliaron con pequeñas cooperativas y productores, a quienes se les comprometió un pago en un plazo de 30 a 40 días. Esta iniciativa se presentó bajo la premisa de apoyar a las economías populares y cooperativas. Sin embargo, no fue hasta hoy que desde el gobierno determinaro un plazo de pago concreto a los productores. Según el comunicado de la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano “luego de una larga mañana participando en la mesa de diálogo con representantes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, se llegó a un acuerdo de emisión de pago escrito con fecha 3 de abril del corriente año”, por lo que, con el ingreso de la suma pendiente, se determina la continuidad de la cooperativa.

Desde las páginas de ECAS aprovecharon para continuar promocionando su fruta agroecológicos de cooperativas de toda la Argentina, disponible en Abastos Soberanos y puntos de venta en la Feria Eco Popular.

«Nos dijeron que a personas como nosotros nos tenían que pegar un tiro»

«Nos dijeron que a personas como nosotros nos tenían que pegar un tiro»

En el juicio a 14 policías porteños por el asesinato de Lucas González, declararon los padres del adolescente baleado y los amigos que viajaban con él en el auto. La contundencia y emotividad de sus declaraciones fueron demoledoras.

La familia reclama justicia frente a los Tribunales en noviembre de 2022.

“Vos siempre confiá en la policía, le decía a Lucas”, dijo Cintia Janina López que, con sus dedos, retorcía la botella de agua que tenía entre sus manos. El craqueo del plástico doblado es lo único que logró acompañar la voz de los testigos mientras daban sus declaraciones en el auditorio sumido en silencio. La mamá del joven asesinado fue la primera en declarar en la segunda audiencia del juicio que investiga la muerte de Lucas González.  

La sala estaba llena de personas. Tres cuartos de ella estaba ocupada por los catorce policías imputados y sus defensores, y un cuarto por la familia, los tres amigos de Lucas y sus abogados. Detrás de los vidrios, los familiares y la prensa escuchaban atentos las declaraciones y las preguntas de los letrados. 

“Yo a la noche siempre le dejaba a Lucas preparado su desayuno para el día siguiente que se iba a entrenar, ese día también le había dejado todo preparado”, dijo Cintia que pausó y tomó agua, no podía hablar llorando. “Justo esa mañana pasaron por la tele que habían agarrado a cuatro delincuentes: a dos los habían agarrado, uno se había dado a la fuga y al otro lo habían abatido o disparado. Y yo le digo al papá: ´Mirá, cerca de ahí entrena Lu´. Y bueno quedó en la nada porque eran delincuentes. Yo sabía quién era Lu, yo sabía a quién habíamos criado y ese no era mi hijo. Esto pasó a la mañana y nosotros nos enteramos recién como a las dos de la tarde. Nadie nos dijo nada”. 

Héctor González, el padre de la víctima, también declaró en esta audiencia. Camionero, “Peca” -como le dicen sus amigos- iba con su camisa negra y roja y con su pin de “Justicia por Lucas”.  “Diego, mi amigo, llega a mi casa y me dice llorando: ´Vamos que le pasó algo a Lucas´”, dijo mientras contaba cómo se habían enterado que su hijo estaba en el hospital.

“Cuando llegamos al Hospital Penna no nos dejaban verlo, había como cinco policías de la Ciudad custodiando a mi hijo. Cuando entré y pude verlo fue lo peor que me pasó en la vida, ver a mi hijo, tener que destaparlo y tener que verle los tatuajes, porque él estaba irreconocible -declaró Cintia, apenas conteniendo las lágrimas-. Lo destapé todo para ver si tenía más marcas además de la de la cabeza y me di cuenta que tenía una aureola en la mano, esta era de una quemadura reciente de cigarrillo, para ver si estaba vivo o muerto creo yo”. 

“´Los chicos de ahora no le dicen nada a los padres y andan en cosas raras´, me decían los oficiales y yo no lo podía creer. ´A su hijo le volaron el frasco´, me dijeron. Escuchar que dijeron que le volaron el frasco me dolió en el alma. Era su cabecita”, clamó la mamá. Sentada en el banquillo con su remera con la cara de Lucas, levantó un botin negro que tuvo en su falda durante toda la declaración, y siguió: “Dijeron que Lucas tenía un arma, dijeron que por eso lo perseguían, por eso traje esto. Esta era el arma, este era el juguete de Lucas: sus botines” .

“Yo no sé qué hago acá, Lucas debería estar entrenado ahora. A Lucas me lo asesinaron. Y sí, son asesinos, porque lo vieron, los buscaron y lo acribillaron -dijo Héctor- ¿Porque tenía una visera? ¿Porque era marrón? O negro como ellos dicen. ¿Por eso era chorro? Yo tenía miedo que le roben los que se suponía le tenían que robar, pero los que tenían que cuidarlo me lo mataron”. 

“Yo quiero que la justicia por favor actúe de la forma que tenga que actuar pero yo quiero que hagan algo. Yo no odio a la policía, no odio a nadie. Lo que quiero es justicia. No es que matás a alguien y la vida sigue, para nosotros la vida no siguió”, dijo la mamá de Lucas. Hector cerró su declaración también pidiendo: “Justicia por Lucas”, para después abrazarse con Cintia y sentarse detrás de sus abogados para escuchar el resto de la audiencia. 

Amigos y familiares marchan días después del asesinato de Lucas. 

En el juicio también declararon los amigos de Lucas: Julián, Joaquín y Niven. Los adolescentes no solo declararon como testigos del asesinato, sino que también actúan como querellantes del encubrimiento y la detención ilegal que sufrieron. 

Los tres contaron cómo esa mañana fueron a las canchas a probarse para entrar al equipo de fútbol de Barracas Central, cuando salieron los cuatro se subieron al auto que manejaba Julián y saliendo del predio pararon a comprar un jugo en el kiosco de la esquina. 

Julián Alejandro Sánchez fue el primero en declarar. Con diecinueve años, de suéter negro y camisa blanca, se sentó en el banquillo de los testigos. “Todo comenzó cuando salimos de entrenar los cuatro del predio”, dijo referenciando a la mañana del 17 de noviembre de 2021, cuando ellos tenían diecisiete años y todavía iban a la secundaria. “Hablábamos de cómo nos fue y cómo iba a ser nuestro próximo entrenamiento a futuro, por fin íbamos a compartir plantel los tres (Joaquín, Lucas y Julián) -contó el joven de rostro serio inflexible.-. De repente, veo que un vehículo se me empieza a acercar y lo primero que hago es tocarle la bocina porque pensé que estaban distraídos. Veo que las personas se bajan con un arma y yo pienso que me quieren robar. Cuando se bajan, el conductor empieza a disparar, sin sentido alguno. Yo lo que hago es volantear y me subo un cordón. Y en ese momento me nublé y no sé cuántos fueron los tiros. Cuando empiezan a gritar por Lucas, que lo habían matado, que le habían pegado un tiro, ahí es cuando me dejo de nublar”.

“Nos dijeron villeros, negros de mierda, nos preguntaron de donde veníamos, les dijimos que de Quilmes y de Florencia Varela y nos respondieron: ´Ah altos negros de mierda´», relató Joaquín, uno de los amigos de Lucas González.

También Joaquín Zuñiga, con su remera blanca, pelo negro y diecinueve años, saludó a los jueces y se sentó a declarar: “Íbamos muy tranquilos hasta que de repente levanté la cabeza y había algo extraño, estaban todos alborotados. Yo estaba con el celular y vi que un auto se nos cruzó. Veo a la derecha y había una persona apuntándonos con un arma. Me agaché y siento que salimos y estuve así hasta levantar la cabeza y ahí vi a Luquitas que estaba lastimado. Empecé a gritar ‘a Lucas lo mataron, a Lucas lo mataron’”. 

“Vemos a dos mujeres policías y les pedimos ayuda -explicó Julián-. Nos dicen que bajemos del vehículo y yo llamo a mi mamá y a mi papá para contarles lo que había pasado. Ahí estaba Joaquín contra la reja, yo dejo el celular y me acerco. A lo que viene un policía a maltratarme. Cuando nos tiraron al piso y nos empezaron a maltratar no entendíamos nada. Cada vez que les contábamos lo que había pasado se reían y nos maltrataban. Les intentábamos contar lo que había pasado pero no podíamos. No entendíamos lo que estaba pasando, para nosotros simplemente escapábamos de un robo”. 

“Yo tenía una remera negra, ¿Puedo mostrarla?”, preguntó Julián y ante la aprobación del juez sacó la remera rota y pasó la mano atravesando los agujeros grandes que le habían dejado. “Nos dijeron villeros, negros de mierda, nos preguntaron de donde veníamos, les dijimos que de Quilmes y de Florencia Varela y nos respondieron: ´Ah altos negros de mierda´ y ahí nos dijeron que a personas como nosotros nos tenían que pegar un tiro en la cabeza, como lo hicieron con nuestro amigo”, contó Julián mientra sus cejas se elevaban y juntaban, su mandíbula se tensaba y las comisuras de sus labios descendían.

Cuando les digo que soy de Varela me dicen ‘ah sos de Varela villero de mierda, lo mataste vos a tu amigo’. Uno me gritó fuerte en la cara ‘villero de mierda’. Venían y me preguntaban ‘¿Dónde está la falopa? ¿Dónde está el arma? ¿A dónde se fue el otro que salió corriendo?’ A todo esto Lucas seguía ahí”, contó Joaquín. Cuando le preguntaron si podía reconocer a las personas que lo maltrataron él dijo: “No podía reconocer a quienes me esposaron, porque estaba tirado boca abajo, pero sí al que me maltrató”, y prosiguió a señalar a Sebastián Jorge Baidón que estaba sentado con los demás imputados mientras los chicos declaraban.  

Las caras serias de los catorce policías imputados, con sus ojos fijos en el banquillo de los testigos, se mantuvieron durante las casi diez horas de audiencia, acompañando a las declaraciones de los padres, de los chicos y las preguntas de los abogados querellantes y defensores. 

“Nadie tenía las llaves de las esposas que nos estaban lastimando y resulta que cuando llegó el padre de Joaquín vinieron y lo primero que hicieron fue sacarnos las esposas”, dijo Julián. “Después se acercó mi papá, y por suerte, porque si nos pusieron un arma de juguete y nos maltrataron así no sé qué más podrían haber hecho -aclaró Joaquin-. Cuando mi papá les intentaba explicar la situación no daban bola, le querían hacer entender a mi papá que éramos ladrones, pero mi papá tenía bien en claro que no”. 

“‘Vamos a proceder a retirar un arma’, cuando dijeron eso se me vino el alma abajo, porque yo sabía que los querían engarronar. Un circo hicieron alrededor del arma -contó Javier Alejandro Salas, el padre de Julián quien, a continuación de los chicos, dio su declaración de los hechos de ese día-. A ellos hoy los están juzgando pero ellos, ese día, condenaron a Lucas. Lo condenaron con dos balazos en la cabeza”. 

“Lo peor de todo es que nosotros nos fuimos al Inchausti sin novedades de Luquitas, yo no sabía nada. Y nos tuvieron toda la noche ahí. Pasé la peor noche de la vida, se escuchaban gritos, era un horror. Fueron dos días tristísimos, porque al otro día se me fue, se me fue Lucas”, contó Joaquín que hablaba angustiado, con la voz tomada y las lágrimas que empujaban para salir. 

Niven Huanca, recién iniciado en la mayoría de edad, pasó a declarar tercero. “Esta declaración puede ser importante. Dicen que él puede llegar a reconocer a los que dispararon”, se escuchó en la sala donde estaba la prensa. 

De remera blanca y ojos caídos, Niven hablaba serio: “Íbamos normal en el auto, yo estaba con el celular. De pronto veo que baja la velocidad, levanto la cabeza  y veo que sacan el arma. Yo lamentablemente, ya había vivido con mi papá asaltos acá en Buenos Aires y esto fue igual. Salieron con el arma a dispararnos. Yo vi dos, el que salió detrás del conductor y el copiloto, después cerré los ojos. Primero sentí los balazos y después el volantazo de Julián. Ahí veo que la cabeza de Lucas se está cayendo para el lado de Julián. Y escucho que alguien grita ‘Mataron a Lucas. Nos están siguiendo, nos van a matar.’” 

 “Corro. Yo no conocía por ahí, no sabía dónde estaba. Me miré la campera y tenía las manchas de sangre de Lucas. Estaba en shock -dijo contando el camino que atravesó para llegar a su casa-. En el departamento, cuando llega mi primo le conté que me habían robado y que habían matado a mi compañero, y en la tele vi que decía ‘Tiroteo en Barracas’ y estaba la foto de Joaquín y Julián tirados en el piso. Éramos delincuentes para ellos y para todos. Éramos delincuentes para todos, hasta que pudimos hablar”. 

Los rostros de Julián, Joaquín y Niven aparecían en la pantalla grande del auditorio mientras declaraban. La tensión en la sala cortaba, afilada con palabras técnicas de los abogados y jueces. Los vidrios separaban a los imputados de los familiares y la prensa. La seguridad cubría toda la sala, “SPF” se leía en todos los chalecos de los guardias del “Servicio Penitenciario Federal”.  

A los jóvenes les preguntaron: “¿Escuchaste un ‘alto policía’?”, “No”, respondieron los tres, “¿Una sirena previo al hecho?” “No”, “¿El personal estaba uniformado?, ¿Usaban chaleco de alguna naturaleza?” “Nada”. “Fueron chorros directamente -dijo Niven-. Bajaron directo a apuntar a Lucas que tenía el vidrio bajo”.

Luego de las declaraciones, comenzaban las preguntas tanto de los abogados querellantes como de los defensores. Preguntas que iban desde la aclaración de algunos hechos y repaso por anteriores declaraciones, hasta otras que tenían que ver con la elección del horario de entrenamiento o en qué consistía el mismo. 

“Lo que yo quiero simplemente no se puede. Porque yo quiero tener a mi amigo acá al lado, pero ya no está más”, dijo Joaquín mientras cerraba su testimonio.