«Si no hay una respuesta satisfactoria, volveremos a las calles»

«Si no hay una respuesta satisfactoria, volveremos a las calles»

Continúa el conflicto por los 48 despidos en Clarín. Este miércoles, hubo una manifestación y una radio abierta frente al diario.

Este miércoles 28 de abril se llevó a cabo una manifestación en frente a las oficinas de Clarín a causa del despido de 48 periodistas del matutino. La convocatoria a una radio abierta y “camarazo” desarrollada sobre la calle Tacuarí al 1800, en el barrio de Barracas, contó con la participación de representantes de Canillitas, Fatpren. Ciprem, extrabajadores de AGEA-Clarín y partidos políticos como el Frente de Izquierda y el Nuevo Más, quienes se reunieron desde las 13 hasta las 15 en reclamo por la reincorporación de sus colegas despedidos.

Esta movilización forma parte de una serie de protesatas en el marco de vulneraciones a los derechos de los trabajadores del medio. La desvinculación de empleados con la excusa de reestructuración y adecuación tecnológica de la empresa fue la principal fuente de repudio y, desde SiPreBA y sus voceros, se desmintió que las causas de los despidos se trataran de medidas económicas u operacionales. Por su parte, desde la totalidad de asociaciones y partidos se sostuvo que se trató de medidas de disciplinamiento político. 

La radio abierta inició a las 13 con una contextualización de los reclamos y, media hora después, se cedió la palabra a distintos voceros de asociaciones, sindicatos y partidos políticos. El primero en tomar la palabra fue Pablo Lombardi, representante del gremio de Canillitas, quien denunció los poderes fácticos detrás de la censura y represión de voces disidentes. “A la semana de la Gestapo sindical nuestro sindicato fue intervenido” declaró Lombardi y continuó su denuncia contra la influencia del poder acumulado de los dueños de medios y sectores productivos del país. Desde una postura de lucha, y luego de ser interrumpido por una persona que se mostró en contra de la organización sindical, retomó la palabra y aclaró que, desde la organización sindical, “no vamos a regalar ninguna de las conquistas que hemos tenido hasta acá”.

Karina Niebla, una de las trabajadoras despedidas. 

 

Luego de Lombardi tomaron la palabra el diputado Nicolás Del Caño y la diputada Vanina Biasi, del Frente de Izquierda (FIT). Los voceros del FIT centraron sus postulados en la denuncia en contra de las grandes patronales mediáticas y su rechazo a la adecuación de salarios para sus trabajadores. La búsqueda de productividad y la pérdida de la calidad periodística se sumó al contexto descripto por los diputados. “Es un ataque antisindical, una acción de disciplinamiento en un año electoral” se afirmó desde el bloque de izquierda y concluyeron su discurso con una puesta en valor del accionar de SiPreBA junto a un cuestionamiento a la inacción de la CGT.

Enseguida llegó el turno de Pablo Gimenez, secretario general de la Asociación de Prensa de Santa Fe y adjunto de la Fatpren, junto a Mariana Mandakovic, secretaria general del Cispren, adjunta de la CTA Autónoma y referente de la Fatpren. Los representantes de sindicatos de prensa compartieron las medidas de lucha que fueron y serán llevadas a cabo en el interior del país. “Tenemos que tener dos o tres laburos, no ver a nuestros hijos, no vemos a nuestra familia por estar todo el día en la calle”, recalcó el representante de prensa de Santa Fe en concordancia con los reclamos por salarios competitivos. Gimenez mencionó otros casos de despidos de periodistas en Córdoba, Rio Negro y Santa Fe que se suman a los de Clarín y sentenció que se trata de “un primer paso de una serie de etapas cuyo objetivo es destruir cualquier tipo de organización o de resistencia, preparándose, quizá, para los que vienen”.
Seguido a esa declaraciones habló sobre una medida de lucha en Santa Fe para el 27 de abril donde se movilizarán “en contra de patronales sin sensibilidad y dispuestas a todo” frente al diario El Litoral. Esta no fue la única medida de lucha mencionada ya que, momentos después, tomó la palabra Mariana Mandakovic quien notificó sobre una movilización que se estaba desarrollando en Córdoba de forma paralela a la convocatoria del SiPreBA. “En un contexto inflacionario y de devaluación este grupo (Clarín) banca políticas económicas que no son para el pueblo”, declaró la secretaria general del Cispren y alegó que “un país que no tiene políticas de comunicación clara, no es soberano; por lo que hay que seguir construyendo organización y unidad para poder llevar a una lucha que esté de acuerdo con los intereses que necesitamos el pueblo y su conjunto”.

Luego se pronunciaron voces que incluyeron a periodistas, personal de la defensoría del público, miembro del Foro de Trabajo, asociaciones de enseñanza terciaria hasta representantes de organizaciones políticas. Las declaraciones concordaron que el conflicto por los despidos en Clarín excede a la cuestión de los despidos y se sumaron a un plan de resistencia sindical a nivel nacional en contra del ajuste, la inflación y el poder concentrado.

Para finalizar el encuentro se le cedió la palabra a Karina Niebla, exempleada de Clarín afectada por los despidos, quien contó su experiencia. En su declaración, al ser consultada por el mail de despido, calificó de “cínica” la justificación de la reconversión tecnológica, ya que “hubo despidos de personas jóvenes sumamente capaces de realizar labores tecnológicas e, incluso, algunos encargados de redes sociales”. Niebla contó que vivió la experiencia siendo consciente de la vulnerabilidad de su puesto de trabajo, principalmente debido a los despidos ocurridos en el 2019, aunque remarcó como aspecto positivo la atribución de personalidad gremial del SiPreBA y la conciliación obligatoria obtenida por el sindicato. En declaraciones para ANCCOM contó que siguen en pie de lucha para lograr reincorporaciones y, tras ser consultada por sus expectativas personales, ratificó que el reclamo por los despidos exceden los intereses o preferencias individuales, ya que se busca “mostrar la fuerza de la unión y pedir en bloque las 48 reincorporaciones”. “Yo tengo esperanzas de que se pueda seguir negociando; es algo inédito ya que es algo que nunca pasó y todo es mérito del sindicato” concluyó la periodista.

Agustín Lecchi, secretario general de SiPreBA, fue el último en tomar la palabra, retomó la falta de pruebas para los despidos por readecuaciones tecnológicas y habló sobre la capacidad económica de la empresa para sostener esos empleos. “Ese mensaje político es nefasto y esconde que hay un gran desprecio hacia sus propios trabajadores y trabajadoras”, comentó Lecchi. Posteriormente detalló el plan de acción del sindicato en el futuro: el próximo viernes se llevará a cabo una reunión con el Ministerio de Trabajo y el martes van a estar en el diario El Perfil con un reclamo por una compensación salarial. “El viernes va a terminar una etapa del conflicto, la empresa nos puso una fecha extorsiva, pero el conflicto no termina el viernes […] después de la audiencia con AGEA-Clarín vamos a definir otras acciones, esperemos una propuesta superadora que nos satisfaga y si no es así vamos a volver a las calles” afirmó el secretario general de SiPreBA y dio como finalizado el encuentro.

 

Prohíben bombardear Buenos Aires

Prohíben bombardear Buenos Aires

Un fallo judicial exigió al Gobierno de la Ciudad que deje de autorizar la demolición de edificios anteriores a 1941 para favorecer los desarrollos inmobiliarios.

El juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario Aurelio Ammirato dictó un fallo que prohíbe al Gobierno de la Ciudad seguir utilizando medidas de excepción para demoler edificios anteriores a 1941. También le solicita que evalúe las construcciones anteriores a esa fecha, una medida que protegería unos 141.000 edificios de Buenos Aires.
Este es el último capítulo de una historia que se inició en 2007 con el dictado de la Ley 2548, una Ley de Emergencia, motivada por la enorme cantidad de demoliciones que hubo en la ciudad. Esa orden fundamentaba el procedimiento de evaluación de los inmuebles antiguos. Sin embargo, en 2011 finalizó el plazo establecido de la Ley de Emergencia y cientos de edificios quedaron sin ser evaluados por el Gobierno de la Ciudad y, por lo tanto, desprotegidos.
Basta de Demoler, una Asociación Civil sin fines de lucro conformada por vecinos preocupados por la rapiña sobre el patrimonio urbanístico, junto al Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Fundación Ciudad y SOS Caballito, son quienes iniciaron la causa que motivó el reciente fallo.
“Lo que viene a confirmar el fallo judicial es lo que nosotros estábamos pidiendo hace mucho tiempo: que se haga un catálogo donde se consulte a los vecinos y a diferentes entidades, a través del Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales, y se decida qué edificios se van a conservar y tienen valor arquitectónico y cuáles edificios se pueden demoler”, explica Mauro Sbartiti, arquitecto y colaborador de Basta de Demoler. “La otra parte interesante del fallo es que se habían elegido 18.000 edificios y uno pensaría que eso es un avance, pero es solamente el 10%. Hay un proyecto de ley con edificios por cada comuna, pero esos proyectos de ley no los trataron porque no hay un interés político, entonces perdieron estado parlamentario. En resumen hay un limbo patrimonial, en donde esos 18.000 edificios que parece que estaban protegidos finalmente no lo están”.

¿Para qué sirve el fallo entonces?

Esperemos que sirva para volver a llamar la atención, para concientizar a los vecinos y para que finalmente los ciudadanos puedan decidir cómo va a ser su entorno. Nosotros no queremos que se conserve todo y que nuestra ciudad sea un museo donde no se pueda tocar nada. Hay muchas cosas que no tienen valor y que se pueden desarrollar. Pero hay muchas otras cosas que son súper valiosas y que se están perdiendo por decisiones muy mal tomadas.

 

¿Desde hace cuánto funciona Basta de Demoler?

La ONG la creó en el año 2007 Santiago Puzo. Él se había ido a estudiar al exterior y cuando volvió, vio todo su barrio muy cambiado y decidió armar Basta de Demoler a través de una cuenta de Yahoo. De ahí empezó a convocar a todos los vecinos del barrio de Recoleta y Palermo para ver qué era lo que se podía hacer con todo el patrimonio arquitectónico que se estaba demoliendo. Lo que nosotros tratamos de hacer es organizarnos con abogados y con gente que trabaja en la comunicación y en otras áreas de la sociedad para denunciar casos de irregularidad jurídica urbanística y de esa manera llamar la atención de la opinión pública y de las autoridades para que las cosas cambien.

 

¿Cuáles son hoy los principales conflictos?

El principal conflicto es la falsa idea de progreso, donde se piensa que construyendo todo de vuelta se van a solucionar los problemas de la gente y no es así. El código urbanístico históricamente, a medida que va pasando el tiempo, cada vez permite una mayor cantidad de construcción y en la Ciudad de Buenos Aires sigue viviendo la misma cantidad de gente desde mitad del siglo pasado, entonces no se entiende muy bien para quién se está construyendo. La lucha por el patrimonio histórico de nuestra ciudad expresa intereses inmobiliarios, la decisión siempre la toma el interés inmobiliario y no junto a un arquitecto o la propia gente del barrio que es como debería ser. Los vecinos son quienes deberían decidir cómo va a ser su barrio y su entorno, no la empresa inmobiliaria que quiere vender la mayor cantidad de metros cuadrados posible”.

 

¿Qué debería pasar para proteger el patrimonio histórico?

Entre las medidas que se podrían tomar, una sería que se cumpla la Ley de Comunas y la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, donde explicita que la ciudad tiene un gobierno con democracia participativa, donde todos los ciudadanos deberían intervenir en las decisiones de su entorno.

«Tener salud es ser libre»

«Tener salud es ser libre»

El actor y director Juan Vautista relata su experiencia personal con la institución médica en el documental La salud bajo control.

Mostrar la cara no visible de la medicina es el propósito de La salud bajo control, una investigación devenida en largometraje de acceso gratuito que abre una variedad de interrogantes sobre el funcionamiento y las prácticas del sistema de salud y sobre el impacto que tienen en las personas los intereses de la industria farmacéutica y la información de los medios de comunicación. Realizada entre 2016 y 2022 con financiamiento colectivo, atravesada en el medio por la pandemia, la película incluye entrevistas a profesionales de distintas partes del mundo.

“Sentí y acepté que estaba al servicio de todo esto, que yo era un instrumento más para que esta película se hiciera. De ahí comencé a tener más fe en mi intuición para llegar a los entrevistados. Tardé en darme cuenta que la vida me había puesto en ese lugar. Como actor, tenía que aplicar todo esto y tener un criterio artístico para hacerlo”, cuenta su director, Juan Vautista, en diálogo con ANCCOM.

Actor, director de cine y teatro, creador de sketches, musicales, performances y monólogos, Vautista también fue guionista y codirector del documental La educación prohibida (2012) y actualmente está presentando su obra Varonas en el Teatro La Mueca del porteño barrio de Palermo.

“Me frustra que la máquina sea tan grande y poderosa como para poder desarmarla. El sistema está compuesto por las corporaciones, el poder político y otros actores que están allí arriba –afirma–. Entre sus herramientas más importantes está la economía, que copa cada estrato de la sociedad, luego el sistema educativo, clave para formatear mentes desde la infancia, y el sistema sanitario, que te pone de frente a la muerte, por lo que la gente, guiada por el miedo, va a hacer todo lo que le digan. Con el sistema sanitario nos mueven como un rebaño”.

¿Cómo surge el título La salud bajo control?

Cuando comencé a realizar el documental pensé que se llamaría “La salud prohibida”, de modo similar a mi anterior película. Dejé que las investigaciones y las mismas entrevistas hechas para la producción lo fueran definiendo de manera autónoma. Un día estaba en una plaza, acostado en un banco, cuando el nombre me llegó de golpe. Me dije: “Tiene que ser ‘La salud…’, algo que se adapte a dos normas a la vez”. O aprendemos a controlar nuestra propia salud o la controlarán ellos, y la realidad es que no le importamos a la industria farmacéutica, a la alimenticia y ni siquiera al Estado. No hay que olvidarse que son los gobiernos quienes juegan un papel importante al financiar campañas de difusión para apadrinar lo que la institución médica hace.

¿Los pacientes se encuentran automatizados y adoctrinados frente a las indicaciones médicas?

Nos tenemos que cuestionar todo. En el documental expongo carátulas con distintas preguntas porque me parece que debemos salir de ese lugar de comodidad. Tomar el control de mi salud significa también abrir los ojos y ver la realidad. Es probable que necesitemos la cooperación de los médicos, pero no desde un lugar de ignorancia, de comodidad o de pasividad. Se trata de tomar las riendas de nuestra propia salud, ya que si no lo hacemos tampoco podemos pretender que lo haga el otro. Los médicos pueden llegar a tener buenas intenciones pero aun así se hallan en una burbuja de ignorancia y están arrastrados por la ley. Básicamente se encuentran atados. 

¿Esperás que el documental sea visto por estudiantes de Medicina?

Mi anhelo es que lo vean. Muchos me han contado que la primera etapa de la carrera es interesante, hasta que aparece la farmacología. En ese momento es donde empieza a decaer la magia del estudio al haber una sola forma de curar debido a que los programas universitarios de Medicina fueron construidos por la misma industria farmacéutica. Esto provoca que los estudiantes salgan formateados. Actualmente, el esquema está cambiando porque comienza a ser cuestionado y se busca información por otros medios. El estudiante debería atravesar toda la estructura que compone la carrera con los ojos abiertos, tomando ciertas sugerencias y dejando de lado la ignorancia. Esto evitaría que sea parte del rebaño, como nos pasa al resto.

¿Qué impacto tuvo la pandemia en la realización de la película?

No estaba en mis planes hablar sobre la pandemia, pero ésta nos atravesó. La situación puso de manifiesto el rápido funcionamiento de absolutamente todo y el desconocimiento de todos, me incluyo, sobre nuestra propia biología, mente, cuerpo y emociones. Estamos adiestrados a querer todo muy rápido, en todo momento, a partir de tener una gran cantidad de cosas sintetizadas en un teléfono, lo cual nos genera más ansiedad. Además, el nivel de ignorancia fue tan alto que pudieron hacer lo que quisieron, controlándonos a raíz del miedo. Nos van llevando a eso, no tenemos la culpa nosotros. Va a ser en la segunda parte de La salud bajo control donde toque en profundidad lo ocurrido en la pandemia. Lo que fui descubriendo en la construcción de ambos documentales es que estamos viviendo en una época de extrema ansiedad social. Cada vez nos cuesta más ser nosotros mismos y tener valentía para expresar lo que queremos.

¿Qué respuestas recibiste del público?

Hay mucha gente que no está de acuerdo con la película, les genera rechazo. A mí me parece que pasará un tiempo hasta que el tema sea aceptado. Recientemente, una médica que la vio me dijo que lo que rescataba de la película es que no le chocaba, sino que le abría una puerta de interrogantes.

¿Fueron difíciles las entrevistas?

Lo que salva a La salud bajo control son las personas que compartieron sus testimonios, que son parte del universo de la salud. Previamente, varios de ellos se habían negado a aparecer en otras películas, ya que tenían temor de la edición que luego se les aplicaría a sus palabras en el montaje, pero lo que hizo que se entregaran con total relajación a participar y confiaran en mí fue mi anterior película, La educación prohibida. Muchos me han dicho que no pueden creer cómo llegué a juntar a todas esas figuras en un mismo largometraje. He recibido elogios al lograr que el documental fuese entretenido y sintetizara todos estos temas.

¿De qué forma se complementa el arte con el tema de la película?

Las animaciones, el color y la música están muy pensadas en el documental. Traté de que el músico participara activamente en la visualización. Le mostré la película en pantalla grande para que armara la base y la estructura musical. La música juega un papel clave para que el espectador se adentre en las imágenes y no se aburra. Siento que la musicalización promueve un pulso que acompaña los fuertes temas tratados. Eso ayuda a quien lo ve, especialmente cuando la trama de la película es oscura. Decidí también que las animaciones tenían que estar todas en un mismo lenguaje. Con la ayuda del animador, intentaba que las mismas sean absurdas y suavizaran la densidad del argumento.

¿En qué tópicos hará énfasis la segunda parte de La salud bajo control?

La primera refiere principalmente a que el control de nuestra salud lo tienen los otros, la institución médica. En cambio, en la segunda parte hay una reformulación en la que el eje pasaría al control que nosotros mismos ejercemos. Quiero abordar el tema de la pandemia sin tener que preocuparme por la censura. La parte uno del documental es oscura, a pesar de que las animaciones y la música ayudan a suavizarlo. En su continuación, a pesar de que va a comenzar tratando el tema del covid, se plantea lo ignorantes que fuimos para que se nos vendiera este asunto con tanta facilidad sin llegar a cuestionar nada. Luego el film se adentrará a pensar sobre el cuerpo humano, a interrogarse qué es la enfermedad y todo esto acompañado de otros testimonios vinculados con el hecho concreto del acto de sanar. Se estrenará a finales del primer semestre del próximo 2024. Mi intención es que pase un tiempo después del periodo de pandemia para que el público mire con otros ojos la situación ya que todavía es un asunto que sigue latente.

Tras esta primera parte del documental, ¿podés contestar qué es tener salud?

Me siento privilegiado por todas las personas que conocí y entrevisté para la realización del film y fue de esta forma que construí mi idea. Creo que ser y descubrirse a uno mismo a nivel emocional, biológico y psicológico logra motorizarte al objetivo de tener salud. Se debe salir de ese lugar de comodidad y descubrirse a uno mismo. Como dice una de nuestras entrevistada en la película: “Tener salud es ser libre”.

Fuego en el humedal Hudson

Fuego en el humedal Hudson

La estrategia inmobiliaria avanza sin cesar. Los vecinos y organizaciones ambientalistas denuncian incendios intencionales y bloqueo de las aguas de la zona para construir barrios privados.

Los negocios inmobiliarios avanzan sobre el humedal incumpliendo la Ley de Bosques. Foto: Archivo 2020.  

“Me quedó la sensación de tener el fuego tan cerca del cuerpo, casi me quema la campera”, relata Diego Berges, vecino de Berazategui y testigo del incendio intencional, según se desprende de sus dichos, de los humedales del Río de Hudson. Su relato continúa: “Ese día fue algo muy groso: era toda una nube blanca que cubría la costa del río. A medida que iba avanzando, más humo y humo. Cuando yo pasé, ya se sentía el ruido y ese olor. El fuego estaba cada vez más cerca de la calle. Llamas de casi dos metros prendiendo los árboles, caían cenizas, los pájaros enloquecidos dando vueltas alrededor de la costa del río, girando y girando, desorbitados, desesperados. El humo era insoportable.” 

Las horas posteriores al incendio, Diego notó el cambio de la reserva: la sequía se dejó entrever en las plantas que se fueron muriendo con el pasar de los días, mientras que otras intentan resistir. Los animales ya no se asoman. En el ambiente, retumba la ausencia de los cánticos de las aves. Una zona devastada por el fuego que deja animales tratando de sobrevivir como sea, aunque eso signifique comerse otros animales en putrefacción, en la orilla del río. 

“Yo después fui varias oportunidades, seguía humeando. Yo decía: no son los humedales, son los humeadores, porque el humo no paraba. Cuidado o supervisión, no vi nada. En ese sentido, todo igual, no cambió nada” comenta Berges.

Vecinos y vecinas del barrio de Berazategui, junto a diferentes organizaciones como Asamblea Hocó, En Pampa y las Vías, El futuro de la naturaleza y el de todos y Preservando Hudson volvieron a convocar una marcha en el centro de la localidad para reclamar la detención de la quema de humedales del Río de Hudson, bosque ribereño formado por más de 900 hectáreas, compuestas por humedales y valles de inundación que se encuentran en un latente peligro pero también evitable. 

Las quejas que encabezan el listado son la falta de agua y su contaminación en el barrio, debido a la salinización y explotación de los suelos; la quema intencional de los bosques, que inunda de humo y color gris la ciudad, perjudicando la visión de los vecinos y su respirar; la destrucción y desaparición de la vegetación, flora y fauna, trayendo como consecuencia grandes sequías, inundaciones, contaminación del ambiente, temperaturas altas inhabitables y extinción de las especies.

“Una de las cuestiones que queremos es que toda la costa de Berazategui sea considerada reserva natural, porque sin reserva hay un abandono de estado bastante intencional. Nadie está cuidando ese espacio” expresa con firmeza Eugenia Arribalzaga, integrante de la Asamblea Hocó, formada con la intención de convocar más vecinos y vecinas que se cuestionen la degradación de los ambientes naturales y la emergencia climática que se está viviendo. 

Las organizaciones de la zona exigen con fervor que se cumpla la Ley de Bosques Nacional, debido al gran avance sobre el río de Hudson por parte de los negocios inmobiliarios; quienes hacen oídos sordos ante los reclamos de los vecinos y atropellan sin piedad a la naturaleza. 

“En plena pandemia y hace dos meses hubo incendios muy grandes. El guardaparque del Pereyra Iraola dijo que los incendios fueron intencionales y sobre humedales, en área amarilla, área protegida. El fuego lo dejaban estar. Hay intereses muy fuertes detrás.” enfatiza Eugenia Arribalzaga. 

Otra de las asambleas protagonistas, Preservando Hudson, está conformada desde el año 2019, y su objetivo es lograr la detención del avance de las obras de El Cano, un barrio privado perteneciente al complejo Pueblos del Plata. Hasta septiembre del año 2022, la construcción se encontraba detenida debido a los insistentes pedidos por parte de las organizaciones, hacia el Intendente Juan José Mussi.

En ese mismo mes, el Ministerio de Ambiente provincial volvió a autorizar la presencia del barrio privado en la zona, para la llegada de nuevos countries y urbanización, a costa de la naturaleza y la vida de las personas.

Estos cambios se materializan en asfalto y un gran murallón que divide la zona del humedal en dos ambientes, con el objetivo de impedir la entrada del río. Al haber ausencia de agua en la tierra, los bosques no logran nutrirse y la flora falla al intentar seguir con su curso natural. Sequías profundas que perjudican a los vecinos y solo benefician a los agentes inmobiliarios, dueños de las hectáreas. 

Los reclamos nunca fueron escuchados, a pesar de que Laura Krayeski, integrante de unas de las organizaciones, haya presentado notas y 8.900 firmas virtuales a la Municipalidad y al Concejo Deliberante para la protección de los humedales, acompañado de análisis que comprueban la contaminación del agua y su imposible gesta.

“Los vecinos están perjudicados porque vas al río, a disfrutar del río, y te cagás de calor mal. No hay vegetación. Hace más calor en el río que en la ciudad. Eso no es normal. El cemento irradia mucho calor, la calidad del agua del río es de terror. Hay un saqueo a este gran pulmón” comenta Laura Krayeski, vecina de la zona.

“Estamos perdiendo calidad de vida y entró en vulnerabilidad la vida humana, por eso nos convocamos. Que la gente lo empiece a entender, el futuro está ahora. ¿Qué queremos nosotros del río? ¿Cómo lo pensamos? No nos van a dar bola pero, ¿qué quiere la gente? ¿Qué queremos nosotros? La idea es que la gente se de cuenta que tenemos que pelear por lo nuestro porque no nos va a ir bien. Es territorio nuestro”, agrega la integrante de la Asamblea Hocó, Eugenia Arribalzaga. 

Sebastián Martínez Ledesma, militante de la ONG de Rosario “Multisectorial Humedales” cuenta que el problema de los humedales no es algo local, sino que podemos observar la decadencia de la naturaleza en un nivel más general del país: “Los humedales a nivel nacional vienen sufriendo diferentes avances de diferentes sectores económicos que llevan a su deterioro, destrucción y cambio de uso del suelo para nuevos emprendimientos como la zona de Berazategui con los desarrollos inmobiliarios pero también el desarrollo de la industria forestal en Corrientes, avance de la agricultura y ganadería en Entre Ríos y Santa Fe y en la zona del norte, Catamarca, Jujuy y Salta, la explotación de litio”. 

“Los humedales son ecosistemas muy necesarios para el desarrollo de la vida humana porque son grandes aportantes de agua dulce, evitan inundaciones, son muy importantes para la regulación del cambio climático porque son captadores que hacen efecto invernadero, son proveedores de alimentos, materia prima para construcción y medicamentos. Valiosos y necesarios para el desarrollo de las comunidades” agrega Martínez Ledesma. “Multisectorial Humedales” exige que se concrete la Ley de Humedales, a nivel nacional, para preservar y hacer uso racional de los territorios sin prohibir que se realicen las actividades necesarias.

“Los humedales son los riñones y pulmones del planeta” dice Sebastián. Y si, tiene razón, ya que tienen la capacidad de filtrar el agua contaminada que se vierte en el río, a través de la vegetación.  

Sobran los motivos

Sobran los motivos

Docentes y maestros porteños marcharon hasta la Legislatura para protestar contra el ajuste educativo. La agenda de reclamos es grande: abandono en infraestructura, bajos salarios, desatención a la educación especial, viandas que no alimentan, falta de seguridad, entre otras cuestiones.

Bruno asiste a la Escuela Técnica Ingeniero Huergo y se unió a la movilización convocada por el Centro de Estudiantes Secundarios de Base (CEB) y gremiales docentes ayer, para exigir la desratización del colegio. Denuncia que desde que inició la problemática hace dos semanas, no hubo respuesta por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de las advertencias, hasta que a un compañero lo mordió una rata y el hecho atrajo la atención de los medios: “Es medio raro que te digan que van a desratizar en un día, porque tienen que sacar los cuerpos y las heces, es un desastre”, comenta.

Los docentes que se movilizaron desde el Normal 1 hasta la Legislatura porteña, también hicieron referencia a las condiciones edilicias en las escuelas. Fernando Grisi, profesor del establecimiento punto de partida de la marcha, explicó que el colegio tiene clausurado su patio interno porque desde hace un año permanece una obra sin terminar, que genera la ruptura de vidrios que forman parte del techo. Por su parte, Silvina Cuello, delegada de Ademys, reclamó que hace dos años no funciona el ascensor en el Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de Justo, lugar al que asisten personas con movilidad reducida. Además, advierte sobre robos en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V González: “En 2017, como castigo por la lucha contra la Unicaba, nos quitaron la seguridad que tenían las Instituciones de Formación Docente”, denuncia.

La reapertura de paritarias fue el principal reclamo de los docentes. Con la suba que semanalmente presenta el índice de inflación, el salario de maestras y maestros cayó por debajo de la línea de pobreza: “En estos meses cobramos solamente un 14%, que cerró gracias a la burocracia sindical. La proyección de inflación era de 120% y ya fue superada por los problemas con el dólar”, afirmó Cuello. Además del Sindicato Ademys, estuvieron presentes la UTE (Unión de Trabajadores de la Educación), el PTS (Partido de Trabajadores Socialistas), Tribuna Docente y representantes de institutos de educación docente.

Frente a la Legislatura tuvo lugar un escenario en el que Maritza Rodríguez, madre de una persona con discapacidad mental grave, dio a conocer la situación de la educación especial en la Ciudad. Las Escuelas de Formación Integral sufrieron el recorte. Hoy los estudiantes deben culminar su formación a los 22 años, y allí se termina su posibilidad educativa: “No existe un proyecto para la formación permanente de un adulto con discapacidad. Los chicos quedaron recluidos en sus casas sin ninguna posibilidad de formarse en el sistema educativo”, explicó Eliana, mamá de Ignacio, un joven con trastorno de espectro autista. Además, señala que los y las estudiantes que egresan de las Escuelas de Formación no obtienen un título ni una acreditación de saberes: “No se habla ni se ve lo que pasa en la educación especial, y para nuestros hijos es necesaria. Necesitamos que el Estado esté presente”. Ambas madres mostraron su emoción por poder difundir la problemática, ya que aseguran que no se les cedió la palabra en marchas en las que participaron anteriormente: “Darle un lugar a la discapacidad les cuesta a todos”, concluyeron.

La mala calidad de las viandas que se entregan en las escuelas públicas también integró la agenda de la marcha. David, expresidente del Centro de Estudiantes del Normal 1, resaltó que existe una crisis económica. “Es necesario que estas viandas contengan a los pibes, porque hay estudiantes que vienen a consumir alimento además de a estudiar. La comida tiene que venir, ser de calidad y alcanzar para todos”, sentenció, en medio de cánticos y reclamos que se seguirán escuchando hasta que el gobierno porteño brinde una respuesta.