Por Luna Serena Carrea
Fotografía: Federico Wajchman

Docentes y maestros porteños marcharon hasta la Legislatura para protestar contra el ajuste educativo. La agenda de reclamos es grande: abandono en infraestructura, bajos salarios, desatención a la educación especial, viandas que no alimentan, falta de seguridad, entre otras cuestiones.

Bruno asiste a la Escuela Técnica Ingeniero Huergo y se unió a la movilización convocada por el Centro de Estudiantes Secundarios de Base (CEB) y gremiales docentes ayer, para exigir la desratización del colegio. Denuncia que desde que inició la problemática hace dos semanas, no hubo respuesta por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de las advertencias, hasta que a un compañero lo mordió una rata y el hecho atrajo la atención de los medios: “Es medio raro que te digan que van a desratizar en un día, porque tienen que sacar los cuerpos y las heces, es un desastre”, comenta.

Los docentes que se movilizaron desde el Normal 1 hasta la Legislatura porteña, también hicieron referencia a las condiciones edilicias en las escuelas. Fernando Grisi, profesor del establecimiento punto de partida de la marcha, explicó que el colegio tiene clausurado su patio interno porque desde hace un año permanece una obra sin terminar, que genera la ruptura de vidrios que forman parte del techo. Por su parte, Silvina Cuello, delegada de Ademys, reclamó que hace dos años no funciona el ascensor en el Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de Justo, lugar al que asisten personas con movilidad reducida. Además, advierte sobre robos en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V González: “En 2017, como castigo por la lucha contra la Unicaba, nos quitaron la seguridad que tenían las Instituciones de Formación Docente”, denuncia.

La reapertura de paritarias fue el principal reclamo de los docentes. Con la suba que semanalmente presenta el índice de inflación, el salario de maestras y maestros cayó por debajo de la línea de pobreza: “En estos meses cobramos solamente un 14%, que cerró gracias a la burocracia sindical. La proyección de inflación era de 120% y ya fue superada por los problemas con el dólar”, afirmó Cuello. Además del Sindicato Ademys, estuvieron presentes la UTE (Unión de Trabajadores de la Educación), el PTS (Partido de Trabajadores Socialistas), Tribuna Docente y representantes de institutos de educación docente.

Frente a la Legislatura tuvo lugar un escenario en el que Maritza Rodríguez, madre de una persona con discapacidad mental grave, dio a conocer la situación de la educación especial en la Ciudad. Las Escuelas de Formación Integral sufrieron el recorte. Hoy los estudiantes deben culminar su formación a los 22 años, y allí se termina su posibilidad educativa: “No existe un proyecto para la formación permanente de un adulto con discapacidad. Los chicos quedaron recluidos en sus casas sin ninguna posibilidad de formarse en el sistema educativo”, explicó Eliana, mamá de Ignacio, un joven con trastorno de espectro autista. Además, señala que los y las estudiantes que egresan de las Escuelas de Formación no obtienen un título ni una acreditación de saberes: “No se habla ni se ve lo que pasa en la educación especial, y para nuestros hijos es necesaria. Necesitamos que el Estado esté presente”. Ambas madres mostraron su emoción por poder difundir la problemática, ya que aseguran que no se les cedió la palabra en marchas en las que participaron anteriormente: “Darle un lugar a la discapacidad les cuesta a todos”, concluyeron.

La mala calidad de las viandas que se entregan en las escuelas públicas también integró la agenda de la marcha. David, expresidente del Centro de Estudiantes del Normal 1, resaltó que existe una crisis económica. “Es necesario que estas viandas contengan a los pibes, porque hay estudiantes que vienen a consumir alimento además de a estudiar. La comida tiene que venir, ser de calidad y alcanzar para todos”, sentenció, en medio de cánticos y reclamos que se seguirán escuchando hasta que el gobierno porteño brinde una respuesta.