Por Estefanía Denise
Fotografía: Laura Pasotti/ ARCHIVO ANCCOM, Prensa

El actor y director Juan Vautista relata su experiencia personal con la institución médica en el documental La salud bajo control.

Mostrar la cara no visible de la medicina es el propósito de La salud bajo control, una investigación devenida en largometraje de acceso gratuito que abre una variedad de interrogantes sobre el funcionamiento y las prácticas del sistema de salud y sobre el impacto que tienen en las personas los intereses de la industria farmacéutica y la información de los medios de comunicación. Realizada entre 2016 y 2022 con financiamiento colectivo, atravesada en el medio por la pandemia, la película incluye entrevistas a profesionales de distintas partes del mundo.

“Sentí y acepté que estaba al servicio de todo esto, que yo era un instrumento más para que esta película se hiciera. De ahí comencé a tener más fe en mi intuición para llegar a los entrevistados. Tardé en darme cuenta que la vida me había puesto en ese lugar. Como actor, tenía que aplicar todo esto y tener un criterio artístico para hacerlo”, cuenta su director, Juan Vautista, en diálogo con ANCCOM.

Actor, director de cine y teatro, creador de sketches, musicales, performances y monólogos, Vautista también fue guionista y codirector del documental La educación prohibida (2012) y actualmente está presentando su obra Varonas en el Teatro La Mueca del porteño barrio de Palermo.

“Me frustra que la máquina sea tan grande y poderosa como para poder desarmarla. El sistema está compuesto por las corporaciones, el poder político y otros actores que están allí arriba –afirma–. Entre sus herramientas más importantes está la economía, que copa cada estrato de la sociedad, luego el sistema educativo, clave para formatear mentes desde la infancia, y el sistema sanitario, que te pone de frente a la muerte, por lo que la gente, guiada por el miedo, va a hacer todo lo que le digan. Con el sistema sanitario nos mueven como un rebaño”.

¿Cómo surge el título La salud bajo control?

Cuando comencé a realizar el documental pensé que se llamaría “La salud prohibida”, de modo similar a mi anterior película. Dejé que las investigaciones y las mismas entrevistas hechas para la producción lo fueran definiendo de manera autónoma. Un día estaba en una plaza, acostado en un banco, cuando el nombre me llegó de golpe. Me dije: “Tiene que ser ‘La salud…’, algo que se adapte a dos normas a la vez”. O aprendemos a controlar nuestra propia salud o la controlarán ellos, y la realidad es que no le importamos a la industria farmacéutica, a la alimenticia y ni siquiera al Estado. No hay que olvidarse que son los gobiernos quienes juegan un papel importante al financiar campañas de difusión para apadrinar lo que la institución médica hace.

¿Los pacientes se encuentran automatizados y adoctrinados frente a las indicaciones médicas?

Nos tenemos que cuestionar todo. En el documental expongo carátulas con distintas preguntas porque me parece que debemos salir de ese lugar de comodidad. Tomar el control de mi salud significa también abrir los ojos y ver la realidad. Es probable que necesitemos la cooperación de los médicos, pero no desde un lugar de ignorancia, de comodidad o de pasividad. Se trata de tomar las riendas de nuestra propia salud, ya que si no lo hacemos tampoco podemos pretender que lo haga el otro. Los médicos pueden llegar a tener buenas intenciones pero aun así se hallan en una burbuja de ignorancia y están arrastrados por la ley. Básicamente se encuentran atados. 

¿Esperás que el documental sea visto por estudiantes de Medicina?

Mi anhelo es que lo vean. Muchos me han contado que la primera etapa de la carrera es interesante, hasta que aparece la farmacología. En ese momento es donde empieza a decaer la magia del estudio al haber una sola forma de curar debido a que los programas universitarios de Medicina fueron construidos por la misma industria farmacéutica. Esto provoca que los estudiantes salgan formateados. Actualmente, el esquema está cambiando porque comienza a ser cuestionado y se busca información por otros medios. El estudiante debería atravesar toda la estructura que compone la carrera con los ojos abiertos, tomando ciertas sugerencias y dejando de lado la ignorancia. Esto evitaría que sea parte del rebaño, como nos pasa al resto.

¿Qué impacto tuvo la pandemia en la realización de la película?

No estaba en mis planes hablar sobre la pandemia, pero ésta nos atravesó. La situación puso de manifiesto el rápido funcionamiento de absolutamente todo y el desconocimiento de todos, me incluyo, sobre nuestra propia biología, mente, cuerpo y emociones. Estamos adiestrados a querer todo muy rápido, en todo momento, a partir de tener una gran cantidad de cosas sintetizadas en un teléfono, lo cual nos genera más ansiedad. Además, el nivel de ignorancia fue tan alto que pudieron hacer lo que quisieron, controlándonos a raíz del miedo. Nos van llevando a eso, no tenemos la culpa nosotros. Va a ser en la segunda parte de La salud bajo control donde toque en profundidad lo ocurrido en la pandemia. Lo que fui descubriendo en la construcción de ambos documentales es que estamos viviendo en una época de extrema ansiedad social. Cada vez nos cuesta más ser nosotros mismos y tener valentía para expresar lo que queremos.

¿Qué respuestas recibiste del público?

Hay mucha gente que no está de acuerdo con la película, les genera rechazo. A mí me parece que pasará un tiempo hasta que el tema sea aceptado. Recientemente, una médica que la vio me dijo que lo que rescataba de la película es que no le chocaba, sino que le abría una puerta de interrogantes.

¿Fueron difíciles las entrevistas?

Lo que salva a La salud bajo control son las personas que compartieron sus testimonios, que son parte del universo de la salud. Previamente, varios de ellos se habían negado a aparecer en otras películas, ya que tenían temor de la edición que luego se les aplicaría a sus palabras en el montaje, pero lo que hizo que se entregaran con total relajación a participar y confiaran en mí fue mi anterior película, La educación prohibida. Muchos me han dicho que no pueden creer cómo llegué a juntar a todas esas figuras en un mismo largometraje. He recibido elogios al lograr que el documental fuese entretenido y sintetizara todos estos temas.

¿De qué forma se complementa el arte con el tema de la película?

Las animaciones, el color y la música están muy pensadas en el documental. Traté de que el músico participara activamente en la visualización. Le mostré la película en pantalla grande para que armara la base y la estructura musical. La música juega un papel clave para que el espectador se adentre en las imágenes y no se aburra. Siento que la musicalización promueve un pulso que acompaña los fuertes temas tratados. Eso ayuda a quien lo ve, especialmente cuando la trama de la película es oscura. Decidí también que las animaciones tenían que estar todas en un mismo lenguaje. Con la ayuda del animador, intentaba que las mismas sean absurdas y suavizaran la densidad del argumento.

¿En qué tópicos hará énfasis la segunda parte de La salud bajo control?

La primera refiere principalmente a que el control de nuestra salud lo tienen los otros, la institución médica. En cambio, en la segunda parte hay una reformulación en la que el eje pasaría al control que nosotros mismos ejercemos. Quiero abordar el tema de la pandemia sin tener que preocuparme por la censura. La parte uno del documental es oscura, a pesar de que las animaciones y la música ayudan a suavizarlo. En su continuación, a pesar de que va a comenzar tratando el tema del covid, se plantea lo ignorantes que fuimos para que se nos vendiera este asunto con tanta facilidad sin llegar a cuestionar nada. Luego el film se adentrará a pensar sobre el cuerpo humano, a interrogarse qué es la enfermedad y todo esto acompañado de otros testimonios vinculados con el hecho concreto del acto de sanar. Se estrenará a finales del primer semestre del próximo 2024. Mi intención es que pase un tiempo después del periodo de pandemia para que el público mire con otros ojos la situación ya que todavía es un asunto que sigue latente.

Tras esta primera parte del documental, ¿podés contestar qué es tener salud?

Me siento privilegiado por todas las personas que conocí y entrevisté para la realización del film y fue de esta forma que construí mi idea. Creo que ser y descubrirse a uno mismo a nivel emocional, biológico y psicológico logra motorizarte al objetivo de tener salud. Se debe salir de ese lugar de comodidad y descubrirse a uno mismo. Como dice una de nuestras entrevistada en la película: “Tener salud es ser libre”.