«Somos todos Mugica»

«Somos todos Mugica»

El cura asesinado por la Triple A fue homenajeado en Mataderos al cumplirse 49 años de su muerte. El padre Paco Olveira y su amigo Ricardo Capelli -sobreviviente del atentado-, estuvieron presentes.

La Comisión Permanente de Homenaje al Padre Carlos Mugica junto a los Curas en Opción por los pobres y Curas Villeros realizaron ayer un acto conmemorativo a 49 años del asesinato del religioso, en la plaza Salaberry de Mataderos. Los vecinos, militantes y amigos le dedicaron algunas palabras en su memoria, reclamaron justicia y destacaron su compromiso de lucha por una sociedad justa e igualitaria.

Carlos Mugica fue un sacerdote, pastor, militante y luchador. El 11 de mayo de 1974 la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), en pleno gobierno de Juan Domingo Perón, lo asesinó luego de que celebrara misa en la Parroquia San Francisco Solano, de aquel barrio porteño.

El acto conmemorativo estuvo dividido en dos partes; comenzó pasada las 18, en la Plaza Salaberry, con oradores, la proyección de un documental y una posterior marcha de antorchas hacia la Parroquia San Francisco Solano, que culminaría con una misa especial celebrada por integrantes del grupo Curas Villeros.

Lorena Crespo y Alberto Espiño, militantes de la Comuna 9 y parte de la Comisión de Homenaje del Padre, resaltaron: “Estamos recordándolo no para la nostalgia sino para la obra, que su ejemplo de amor, compromiso y bondad sea lo que nos guíe en la lucha cotidiana”.

También destacaron la importancia de estar reunidos como cada 11 de mayo, por el “compañero, prójimo y amigo Padre Mugica” e invitaron a todas las organizaciones presentes a dejar sus adhesiones después de la proyección del video que mostraba momentos de su militancia.

Luego, pasó al frente para tomar la palabra y leer un poema popular del Padre Carlos, el actor y militante Raúl Rizzo: “Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos, quiero estar con ellos a la hora de la luz”, leyó en las líneas finales de la oración entre aplausos.

Amigo y compañero de militancia y testigo de su muerte, Ricardo Capelli también recordó, frente a todos, el día del asesinato y la bondad de su amigo: “Carlos era un tipo inmenso, desinteresado de todo lo que sea poder o cosas que lo pudieran beneficiarlo solo a él, siempre pensaba en el otro. A mí me estaban dejando morir y el pidió que primero me salven a mí”.

Además, invitó a la militancia a que esté más activa este año de elecciones para recuperar esos votos que se perdieron. “Hay que salir a las calles, a militar, hay que tomar conciencia y compromiso y cada uno de nosotros tenemos que ser Mugica. Somos todos Mugica”, remarcó.

 

Compañeros militantes de la Comuna 9 también leyeron en conjunto unas palabras para compartir quién fue Mugica, su recuerdo y se animaron a pensar que estaría haciendo él en este momento de la historia. “Siguiendo sus ejemplos, imaginamos que estaría luchando por la liberación de nuestro pueblo, por salarios y jubilaciones dignos. También reclamaría por la urbanización de las villas y por la libertad de Milagro Sala y de todos los presos políticos”, aseguraron.

El integrante de Curas en Opción por los Pobres, Francisco Paco Olveira, fue el último orador del homenaje y retomó el poema de Mugica para hablar del índice de la pobreza: “Nosotros podemos hacer huelga, pero los pobres no pueden hacer huelga de hambre porque nadie hace huelga con su propia hambre. En la época de Carlos había un 7% de pobreza, hoy tenemos en nuestra patria un 40% de pobreza”.

Para concluir, pidió a la iglesia y al padre que le den fuerza para que sigan respondiendo a diario con amor y justicia.  “Que el año que viene cuando celebremos los 50 años, podamos estar diciendo que otra historia comenzó en nuestra patria”, dijo.

En la segunda parte de la jornada, a partir de las 20, y con la gente dispuesta con una vela en sus manos, comenzó la marcha hacia la Parroquia San Francisco Solano. Entre el público presente se destacó la presencia de la  cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Nora Cortiñas.

Lorena Crespo definió a la misa como “especial, porque trasciende todas las fronteras religiosas”. La iglesia estaba colmada en toda capacidad y con un proyector se transmitió para quienes se quedaron afuera, que escuchaban atentos y con su vela encendida, que había repartido gente del Barrio Mugica (conocido popularmente como Villa 31 de Retiro). “Carlos siempre hablaba de ser luz, de querer estar con los pibes a la hora de la luz. Nos pareció una linda forma de representarlo a través de esta vela”, explicó el cura que ofició el inicio de la misa.

A su turno, otro de los sacerdotes celebrantes, Ignacio “Nacho” Bagattini, dijo: “Trajimos la cruz de la Capilla de Cristo Obrero para compartirla con ustedes, un arreglo floral y un relicario que tiene un pedacito del pantalón con sangre, que usaba ese día, cuándo lo asesinaron “.

Vecinas y vecinos  del Barrio Mugica, que es donde el sacerdote realizó buena parte de su trabajo pastoral y social, destacaron en todo momento la importancia de sentir la presencia de Carlos en la misa. Los curas agradecieron a los presentes, a Mugica “por guiarlos en su lucha” y reafirmaron su compromiso con la sociedad al decir: “Ahora, más que nunca, tenemos que estar junto al pueblo”. La misma frase que dijo el religioso cuando agonizaba en una camilla del Hospital Salaberry.

«Una compra más racional y menos impulsiva»

«Una compra más racional y menos impulsiva»

Este lunes termina la Feria del Libro, que presentó una caída de ventas en relación al año pasado pero no tan pronunciada como lao que esperaba la industria editorial.

“¡Te compraste tres libros y todavía no llegamos ni al Pabellón Verde!”, le dice una mujer a su hija, calmándola con una mano en el hombro. El recorrido de la Feria, si se entra por Plaza Italia, empieza en el Pabellón Ocre y sigue por un túnel de carpa hasta los pabellones Azul, Verde y Amarillo. En el sector Informes se pueden obtener mapas, que los visitantes abren, consultan y comparten con curiosidad.

En el primer pabellón se encuentran los stands de las provincias con títulos de autores locales. En el Azul están las editoriales y librerías de cooperativas con ofertas que van del clásico 2×3 hasta títulos por 600, 1.200 y 1.500 pesos. Por último, en los pabellones Verde y Amarillo aparecen los grandes grupos editoriales y librerías, como Cúspide, El Ateneo, Grupo Planeta y Penguin Random House, con nueve diferentes promociones bancarias para sus clientes. El precio de colocar un stand en la Feria depende del pabellón: el Verde es el más caro de todos y el de mayor cantidad de metros cuadrados. La Feria cuenta con 1.500 espacios disponibles, y este año, al igual que el anterior, fueron todos ocupados.

Nicolás, expositor de Grupo Planeta, afirma que este año la cantidad de visitantes disminuyó respecto del año pasado, pero no tanto. “La Feria de 2022 se hizo después de dos años de pandemia, por eso tuvimos más gente”. De todas maneras, “en la segunda semana de esta edición observamos un incremento del volumen de personas, cosa que no estaba prevista”. En cuanto a la decisión de compra, “hoy las personas vienen sabiendo lo que quieren llevar, algunos hasta traen una lista hecha a mano, o en las notas del celular, con los títulos de los libros o los autores”. Belén, su compañera, plantea: “Lo que vemos hoy es una compra más racional que impulsiva; la crisis económica afectó el comportamiento del consumidor en general, y el de los lectores en particular”.

Desde el Grupo Planeta, que concentra a editoriales como Seix Barral, Booket y Tusquets, señalan que el top tres de títulos más vendidos este año son Blanca, la niña que quería volar de Benjamín Vicuña, La Gioconda y Leonardo de Daniel López Rosatti, y El nudo de Carlos Pagni. En cuarto y quinto lugar se encuentran la obra completa de Enrique Pichon-Rivière, Del psicoanálisis a la psicología social, y Hábitos atómicos del empresario estadounidense James Clear.

En Riverside Agency, ubicada en el pabellón verde, los expositores sostienen que entre los títulos más solicitados se encuentran Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (que ya va por su 29º edición), Fortuna, de Hernán Díaz, ganador del premio Pulitzer de este año, y Literatura infantil de Alejandro Zambra, todos ellos editados por Anagrama.

En el stand de la librería Cúspide, a diferencia de otras, hay que hacer fila para entrar. Para sus expositores, el gran protagonista de esta edición es el público joven. “Los ejemplares de la saga de Alice Keller salen como pan caliente. También los escritos de Wattpad”, afirman. En Kel Ediciones, la distribuidora de libros en inglés, la fila de personas para abonar rodea todo el stand.

Carlos Díaz, editor y director de Siglo XXI, dedicada a las Ciencias Sociales y Humanidades, reflexiona: “Arrancamos bastante mejor de lo que esperábamos para esta coyuntura económica tan complicada (las Jornadas Profesionales previas coincidieron con la corrida del dólar). La Feria de 2022 fue inesperadamente buena, así que nos estamos comparando con un año extraordinario. Hoy estamos un poco abajo en ejemplares, pero lo consideramos un buen resultado en este contexto, y miramos con optimismo los días que quedan”.

“Soy de Lanús y vine a pasar la tarde con amigas. Terminé gastando más de lo que tenía pensado”, confiesa Cecilia, entre risas. En su bolsita lleva tres ejemplares de Milan Kundera. Según los números publicados por la Fundación El Libro, hasta el cierre de esta nota la Feria registra más de 1.180.000 visitantes. En la edición de 2022, el número cerró en 1.324.500 personas.

Sin embargo, los visitantes no son los únicos compradores de libros. Según informan desde Grupo Planeta, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) –fundada por Domingo F. Sarmiento en 1870, hoy integrada por más de 1.500 bibliotecas de todo el país– compró con un 50 por ciento de descuento miles de ejemplares. Esto es gracias al programa Libro%, lanzado por el Ministerio de Cultura de la Nación, que implica un acuerdo comercial del 50 por ciento off entre editoriales, bibliotecas populares y libreros durante las Jornadas Profesionales de la feria, que se realizan en los tres días previos a la apertura al público general.

«Son tiros, boludo»

«Son tiros, boludo»

Los testigos de la cuarta audiencia del juicio que investiga la Masacre de Monte volvieron a complicar a los policías imputados por el asesinato de cuatro adolescentes. Uno declaró que dispararon cuando el auto en que viajaban las víctimas ya habían chocado.

 Una nueva audiencia por el juicio de la Masacre de Monte tuvo lugar este jueves por la mañana en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de La Plata. En esta oportunidad se escucharon cinco testimonios de los cuales dos fueron testigos presenciales de los asesinatos de Danilo, Gonzalo, Camila y Aníbal. Uno de ellos, Ignacio Cattáneo, dijo que escuchó tiros luego de que el Fiat 147 en el que viajaban las víctimas,  ya había quedado destruido por el choque.

Con un ambiente sombrío en Sala A del Tribunal, el primer testigo contó vía zoom lo vivido aquella madrugada del 20 de mayo de 2019. Ignacio Santiago Cattáneo vivía en ese momento a solo 50 metros del lugar de los hechos. “Estaba sentado en la cama, preparándome para ir a dormir cuando escuché un estruendo muy fuerte”. El vecino de San Miguel del Monte no dudó en socorrer a las posibles víctimas y allí se encontró con una escena confusa. La nube de tierra levantada dificultaba la visión pero a medida que se disipaba notó un bulto de fierros que no llegaba a distinguir qué era. Luego comprendió que se trataba de un auto partido a la mitad que había chocado con un camión que se encontraba allí. “Dos segundos después llegaba un móvil policial. El conductor bajó con el arma levantada y en posición de tiro. Entonces pensé ‘esto es un enfrentamiento’, así que corrí hacia la otra vereda por si había disparos de ambas partes. No vi pero sí escuché tiros”.

Según su relato, más tarde llegó un segundo móvil y frente a la confusión el testigo preguntó qué era lo que estaba sucediendo. La respuesta que recibió: “Son unos chorros que los venimos persiguiendo.” Al día siguiente, Ignacio se enteraría de la verdad a través de las redes sociales. “Yo lo conocía a Aníbal, lo cruzaba en la calle y lo saludaba con la cabeza sin siquiera saber cómo se llamaba. Vi dos cuerpos tirados, de dos chicas. Una se movía, intentaba levantarse pero no podía. Se le vencían los brazos. Estaba llamando a su amiga pero ella no se movía”. La angustia entre el público aumentaba mientras se escuchaba el testimonio de Cattaneo y los familiares no escondían su llanto.

El otro testimonio igual de estremecedor fue el de Rodrigo Alejandro Masías, quien esa noche se encontraba con un amigo yendo a la casa de su primo. Declaró ver un auto y un móvil siguiéndolo de cerca pero recordó que no le dio importancia. Enseguida comenzó a escuchar sonidos que identificó como los caños de escape de las motos pero no tardó en percatarse de que se trataba de tiros. Comenzó a correr, escuchó el choque y vio un auto rodando. Tomó su celular y filmó lo que veía. El video se proyectó a los presentes: tras una cortina de humo se divisaban las luces azules del patrullero. Se veía una de las partes del auto y a unos metros del mismo, un cuerpo yacía tirado en la mitad de la calle. “Son tiros, boludo. Son tiros” se escuchaba decir asustado a Rodrigo, quien confirmó que esa era su voz en el video. Como testigo de lo sucedido, a Masías no le permitieron irse. Retuvieron su documento y no lo dejaban ver con claridad la escena pero relató que vio a Danilo Sansone, a quien conocía. “Estaba boca abajo e intentó darse vuelta, quejándose por el dolor. Luego vi a Aníbal, yo no tenía trato con él. Tenía medio cuerpo bajo el camión y trataba de mover las piernas pero no podía”. 

«Es muy doloroso tener que recordar ese momento y tener que explicar quién era mi hija, cómo era mi hija, que no hacía nada y que era una nena buena», dijo Yanina Zarzoso, la madre de Camila López.

La declaración de Rodrigo fue acompañada por el desconsuelo de los familiares, que revivieron en sus palabras aquellas escenas de dolor y agobio. Con firmeza y tranquilidad, la madre de Camila López (13), Yanina Zarzoso habló con ANCCOM: “Los primeros días me costaron mucho más, en especial cuando tuve que declarar. Es muy doloroso tener que recordar ese momento y tener que explicar quién era mi hija, cómo era mi hija, que no hacía nada y que era una nena buena. Pero luego de eso me relajé y ahora lo estoy viviendo con mucha expectativa. Pido perpetua, lo estoy esperando y confío en que el jurado va a poder ponerse en nuestro lugar”.

Vanesa Baci, quien forma parte de la División Localización Vehicular, se dedicó a explicar detalladamente los reportes que arrojaron los localizadores implantados en los móviles policiales. Especificando hora, velocidad y ubicación, su testimonio fue clave a la hora de conocer y despejar dudas respecto al accionar policial y de los patrulleros correspondientes a los cuatro policías acusados. Gracias a su declaración se estableció que “el vehículo 21725 aceleró en Av. Costanera y llegó a picos de 84km/h”.

Los otros testimonios fueron los de Joel Castro y Facundo Czakajowsky. Castro, perito de Gendarmería Nacional (GNA), realizó una inspección ocular del móvil policial 21725, Toyota modelo Hilux, no pudo profundizar en su testimonio ya que decía no recordar con exactitud las condiciones del mismo. Ante esto, la jueza señaló que no tenía permitido leer el expediente sino que debían ser sus propias palabras las que llegaran a los integrantes del jurado. Por su parte, Czakajowsky, funcionario público que se desempeñaba en una Unidad de Investigación en Campo de Mayo, aclaró que sólo se encargó de recibir y guardar en el taller correspondiente el Toyota y el Fiat 147, ya destrozado.

Dora Bernárdez, representante de las familias Domínguez y Suárez, dijo no sorprenderse del alegato y las estrategias planteadas por la defensa, pero aseguró que fueron desmentidas gracias a los testigos: “En todas estas jornadas se comprobó que hubo disparos y que trataron de instaurar la versión de que se trataba de un robo, de chicos que venían de robar”. 

La cuarta audiencia finaliza pero los familiares y abogados de las víctimas se quedan un tiempo en la puerta del Tribunal sobre la calle 8. Con abrazos y saludos alentadores se van despidiendo para reencontrarse nuevamente hoy, viernes 12 de mayo. Se espera que esta nueva audiencia cuente con el video de la Cámara Gesell de Rocío Minoli, única sobreviviente de la llamada Masacre del Monte.

Disparos en la madrugada

Disparos en la madrugada

En la tercera audiencia del juicio por la Masacre de Monte más testigos complicaron a los policías que están en el banquillo de los acusados por la muerte de cuatro jóvenes de ese pueblo en 2019.

La noche de la muerte de los cuatro adolescentes que iban en el Fiat 147 se dio una prolongada persecución policial mientras se escucharon, al menos, seis disparos. Así quedó demostrado este miércoles, en los Tribunales de la Plata, durante la tercera audiencia del juicio oral por la masacre de Monte. También se desdibujaron los indicios del presunto delito cometido por una de las víctimas, Aníbal Suárez, de 22 años, acusado de ir alcoholizado al volante. Los testimonios de los vecinos pusieron en evidencia que el jóven más bien intentó escapar de los agentes de la policía que ya lo habían perseguido en otra ocasión.

Frente a los doce integrantes de un jurado popular, y a la presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal 4 de La Plata, Carolina Crispiani que modera el debate, aportó su testimonio Héctor Mensi, chofer del camión contra el que impactó el auto en el que viajaban los cuatro chicos aquella madrugada del 20 de mayo de 2019. El hombre aseguró haber escuchado cuatro disparos antes del impacto. Una vez que se produjo el choque, recordó que se acercó un patrullero y vio a uno de los policías bajar al grito de “quédate quieto, quédate quieto”. Después de eso, dos disparos más. Luego pudo ver por el espejo de su cabina el cuerpo de una de las víctimas. Minutos antes dijo haber oído a una de las jóvenes pedir auxilio y gritar de dolor.

También declaró una maestra de primaria y vecina de Monte, María de las Mercedes Gogna, conocida como «Marita». Ella recordó haber escuchado “cuatro o cinco detonaciones”. Esa madrugada se encontraba en su casa y tras los disparos le envió un mensaje a su esposo Víctor Bearzotti, remisero de San Miguel del Monte. «Los perros están enloquecidos. Deben haber matado a dos o tres. Si podés mandá una patrulla que dé una vuelta», le escribió «Marita» a su marido. Lo que realmente sucedía era lo que luego se terminaría conociendo como la Masacre de Monte.

La testigo aseguró haber visto a dos vehículos policiales, una camioneta y un auto, «sin ninguna luz, ni afuera ni adentro», algo que le pareció sospechoso. «Me quedé atrás de la cortina porque no es la manera de que lleguen los policías. No saludaron y revisaron la zona. Poco después veo las balizas que llegan de otro patrullero. Cuando giro la cabeza, ese patrullero sí llevaba las luces reglamentarias, y comienzan a dialogar con los otros dos móviles que ya estaban y se dividen por distintas zonas», declaró la testigo Gogna.

Dos horas más tarde llegaron a su casa dos policías «muy nerviosos», que le preguntaron si había visto un «auto viejo», similar al Fiat 147 que llevaba a los adolescentes. «La mujer policía que vino a mi casa temblaba mucho. El otro chico le armaba las oraciones. Me preguntaron si estaba sola. Cuatro años después me da miedo esa pregunta. Gracias a Dios mi hijo ese día no se levantó. Él era quien iba a revisar lo que pasaba en la calle cuando se escuchaba algún ruido. Esa noche si mi hijo iba, no sé si hubiera vuelto… Ya todo me formula dudas», expresó «Marita».

 

El albañil Héctor Garcete coincidió con otros testimonios: en la medianoche del 20 de mayo el silencio y la calma del pueblo se rompieron por los tiros, la persecución y el impacto del Fiat contra el acoplado estacionado sobre la colectora de la Ruta nacional 3. Otro de los testigos, el pizzero Ignacio Torres, reconstruyó partes importantes de la persecución. Dijo que vio a los chicos frente a la plaza y observó al conductor, Aníbal Suárez, cuando le pidió a los adolescentes que lo ayudaran a empujar el vehículo y se los llevó a pasear por el pueblo. En aquel momento, Garcete guardó las cuatro vainas y una semana después se las entregó a los padres de Danilo Sansone, una de las víctimas de la masacre patrocinadas por la abogada Margarita Jarque, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). 

Según ese organismo, los casquillos de bala resultaron fundamentales para desmontar la versión policial del accidente de tránsito que desde el primer momento pretendieron instalar los cuatro responsables de la masacre y otros policías de la localidad, además de la propia intendenta Sandra Mayol y de los funcionarios municipales implicados. El testigo Garcete -así como muchos otros testigos de esta historia- aún convive con custodia permanente de Gendarmería afuera de su casa, para prevenir represalias por su testimonio y por haber aportado pruebas fundamentales a la causa.

Florencia Arosa vive en San Miguel del Monte y trabaja como enfermera en el hospital local. En la audiencia de ayer mencionó que estaba entre dormida y despierta en su cama cuando se sobresaltó por cuatro disparos de arma de fuego y por un impacto seco, grave, metálico. Esos sonidos resonaron cerca de su casa de la calle López y colectora 9 de Julio. Con miedo se acercó a la ventana -su habitación está en un primer piso- y vio que una camioneta policial de doble cabina giraba en U y se estacionaba frente a su casa con las balizas encendidas. Bajó al patio, se acercó a la calle y luego salió también su madre y una vecina.

«Un policía sacó una botella de plástico del patrullero y nos pidió que se la llenáramos con agua. Mi madre entró a la casa con la botella y mientras tanto yo conversaba con la vecina sobre los disparos que habíamos escuchado minutos antes. Fue allí que el policía se acercó unos pasos y haciendo gestos con las manos nos dijo ‘yo no tiré’, como cubriéndose», relató la testigo.

Con el paso de los días y la repercusión de la Masacre de Monte en los medios de comunicación de todo el país, Florencia identificaría al efectivo policial como el capitán García, uno de los cuatro imputados por el homicidio de cuatro de las víctimas y el intento de asesinato de Rocío Quagliarello, la única sobreviviente. La testigo dijo que no quiso acercarse al Fiat 147 que había impactado contra el acoplado, su único recuerdo es el de un vehículo tan destrozado «que había perdido hasta su forma».

También declaró el integrante de Gendarmería Hugo Alexis Chicahuala, quien en 2019 prestaba funciones en el Departamento de Criminalística de Campo de Mayo y fue el encargado de realizar la pericia al acoplado del camión para determinar toda la información relativa al epicentro de impacto, la dirección del choque, el porte del vehículo que colisionó con el acoplado, entre otros aspectos. Siguieron los testimonios de Ignacio Domingo Torres, quien vivía -y aún vive- en avenida Las Perdices del barrio Montemar por donde se produjo una parte de la persecución policial, y del vecino Víctor Leandro Bearzotti.

Hasta ahora se presentaron sólo testigos de la fiscalía. “Estos aportes sirven para constatar que no hubo robo ni intento de robo previo, como quisieron presentar desde la defensa. Hubo una persecución innecesaria y disparos sin sentido”, sostuvo el fiscal a cargo de la acusación, Mariano Sibuet.

Durante la audiencia Juan Carlos Sansone, padre de Danilo, tuvo que salir un momento a tomar aire porque la situación lo sobrepasaba. En su dolor dijo que los policías «están rebien y mí hijo está enterrado», que ya no podrá disfrutar de la vida de su hijo, mientras ellos podrán continuar con la suya detrás de unas rejas. Al ver pasar a un joven en bicicleta recordó que a su hijo le gustaba andar en bici, y sonrió al rememorar las clases de bombo a las que el adolescente asistía. «Hoy tendría que estar terminando el secundario, tendría 17 años» dijo Sansone a ANCCOM.

“Acto atroz e inmotivado”

 En los lineamientos de la acusación, el fiscal Sibuet dijo que los policías imputados cometieron un «acto atroz», que actuaron de manera «inmotivada» y afirmó que las víctimas, «al verse rodeadas», vivieron momentos de «terror, angustia y miedo», por lo que en el inicio del juicio había solicitado al jurado popular que «emita un dictamen justo para hacer honor a la justicia».

La denominada Masacre de San Miguel del Monte ocurrió en la madrugada del 20 de mayo de 2019, cuando efectivos de la comisaría local persiguieron a lo largo de la colectora de la ruta 3 a un Fiat 147 en el que viajaban cuatro adolescentes, tres de 13 años y uno de 14, junto a un joven de 22. Los cinco chicos escuchaban música cuando los oficiales comenzaron a perseguirlos, de acuerdo con los registros de las cámaras de seguridad del municipio, y a dispararles. En esas imágenes se observa a un efectivo en el lugar del acompañante de la patrulla, con medio cuerpo afuera y en actitud de disparo. Así, el auto en el que iban los jóvenes chocó contra un acoplado que estaba detenido en la ruta.

En la jornada de hoy habrá otras siete declaraciones testimoniales en este proceso oral y público que se realiza en la sala de audiencias A del edificio de tribunales de La Plata, situado en 8 entre 56 y 57.

 

Una carroza distinguida

Una carroza distinguida

El Tour Carrocero, organizado por los fanáticos de la película Esperando la Carroza, fue distinguido de interés cultural por la Legislatura porteña. Un paseo por el barrio que el film convirtió en mítico.

En una mañana de otoño, y como no podía ser de otra manera, domingo, se juntaron en la plaza del barrio porteño de Versalles, varias decenas de personas para disfrutar del Tour Carrocero, una iniciativa que comenzó con un grupo de fans muy aguerridos del clásico del cine argentino Esperando la carroza.
A pesar de ser un día bastante fresco, mucha gente se acercó con el mate y el termo para disfrutar de este recorrido tan especial.

Matías Altamore de Francesco, vecino del barrio de Versalles a cargo del tour, contó a ANCCOM que los eventos “carroceros” se hacen desde el 2018. Al tour se suma la proyección de la película en un centro cultural y la puesta en escena de la obra de teatro de Esperando la Carroza. En esta ocasión, el recorrido se realizó para conmemorar los 38 años de la icónica película y para celebrar la distinción de Declaración de Interés Cultural por parte de la Legislatura Porteña, para el colectivo carrocero.

A partir del 2022 comenzaron a realizar el tour una vez por mes, a través de una convocatoria desde sus redes sociales, principalmente su instagram. Matías dijo que para él, Esperando la carroza es todo: “Es el barrio donde nací y me crié, es un grotesco rioplatense”. Al preguntarle cuál es su frase favorita, confesó que se le hace difícil elegir una. Pero se inclina por: “No se juega así con los sentimientos de la buena gente, hijo de puta”, del personaje interpretado por China Zorrilla.

Alrededor de las 11 de la mañana, las personas se concentraron en la glorieta de la plaza de Versalles, en donde el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, quien hizo entrega del diploma de Declaración de Interés Cultural. El funcionario reconoció que Esperando la Carroza es una película clásica del cine nacional que hasta hoy ha atravesado muchas generaciones y se declaró un fan del film. Aseveró, además, que la Legislatura votó este reconocimiento por unanimidad.

Por su parte, Matías junto a su compañero Marcelo, agradeció a todos los presentes y afirmó que esta mención especial “no es para mí, sino para todos los carroceros”.

Luego del pequeño acto homenaje, el guía carrocero invitó a las personas a acercarse a ver y tomar fotos con un mural en donde se puede ver a la mítica Mamá Cora, de Antonio Gasalla. Además, contó que se trata de un proyecto en el que están trabajando, donde buscan pintar varios murales en distintos puntos de Capital Federal y algún lugar de la provincia de Buenos Aires en homenaje al film.

Entre quienes se acercaron a hacer el tour se podía escuchar cómo reproducían diálogos de la película mientras reían y conversaban. Gente de todas las edades disfrutó de un «domingo muy especial», como dice Nora -interpretada por Betiana Blum- en la película.

La primera parada fue en la mítica plaza en donde se filmó la escena de Mamá Cora, junto a los viejos del barrio (vecinos reales) yendo al funeral de “la húngara” y la escena entre Nora (Betiana Blum) y Susana (Mónica Villa), cuando “se sacan las caretas” y hablan de infidelidades.

 

El recorrido continuó por las calles de Versalles, mientras los fanáticos de la película iban reconociendo algunos lugares y recordando distintos momentos del largometraje. Aterrizaron en la casa del hermano Antonio Musicardi, interpretado por Luis Brandoni y su esposa, Nora. En una pequeña vuelta a la manzana, los carroceros se toparon con la terraza de la Dominga, el personaje de Cecilia Rossetto, que le pide a la vieja Mamá Cora que cuide al Oscarcito por dos horitas. Y justo en frente, lo que ellos llaman “el templo carrocero”, la casa donde transcurre gran parte de la historia, en donde viven Elvira (China Zorrilla), Sergio (Juan Manuel Tenuta) y Matilde (Andrea Tenuta). En la casa actualmente vive Flavia, quien en diálogo con ANCCOM dijo que se siente halagada de que su casa sea icónica por esta divertida historia, le gusta que las personas se acerquen a sacarse fotos junto a la puerta de los Musicardi. Porque es un “ícono del cine nuestro”. “Fue hermoso ver cómo se hace cine, desde adentro recuerda-. Eso fue lo que más me gustó. Esa experiencia es lo que más rescato”.

Flavia que rememora con mucho cariño la película, hasta ahora nunca abrió las puertas de su casa para recorrer el interior, debido a que aún vive allí. Sin embargo, asomó la esperanza y dijo que quizás se cumpla el sueño carrocero, para el festejo de los 40 años del estreno.

Siguiendo con el tour, entre los carroceros se encontraban Mónica Frolli en el papel de una divertida Nora y Paula Belén Viola llevando orgullosa una remera de Susana e interpretándola también. Ambas divirtieron a la gente haciendo la escena de la plaza en donde la nuera más joven de Mamá Cora acusa a su cuñada de engañar a su marido.

Entre risas Mónica y Paula también confesaron ser carroceras sin saberlo, por el simple hecho de mirar la película y saberse los diálogos de memoria. Ambas se conocieron en un encuentro de fanáticos y enseguida se reconocieron en los respectivos personajes que interpretan. A partir de allí forjaron una gran amistad y disfrutan de encontrarse en este barrio de la ciudad, tan escondido para muchos.

Tanto Paula como Mónica aseguraban que es un orgullo ser parte de este grupo. La actriz que interpreta a Nora en el tour dijo en diálogo con ANCCOM: “Para mí es una joya del cine nacional que no debe morir. Y el día que Mati o Marce no estén, tiene que seguir esto alguien joven, que no muera”.

Mientras que la fan de Susana rescataba la cantidad de jóvenes que asiste al evento, como su sobrina, que ya de muy pequeños conoce este film y se sabe las escenas de memoria. “Yo no sabía que era carrocera, yo repetía los diálogos sola en mi casa. Cuando encontré este grupo, dije guau qué bueno. Esta peli es una parte muy nuestra.”

Durante el recorrido, Matías fue contando algunas curiosidades de la película: que fue muy casera y los vecinos prestaron desde una maceta hasta un loro para que actuara. Otro gran dato es que Darío Grandinetti, quien interpretaba a Cacho, es un hincha apasionado de River y sin embargo por única vez se atrevió a ponerse una camiseta de Boca. La excusa fue hacer un personaje muy tonto y provocar a los xeneizes.

Para finalizar el recorrido, los carroceros y los curiosos se volvieron a juntar en la plaza que fue la primera parada. Allí, entre risas y aplausos, decidieron entre todos interpretar la última escena: Mamá Cora y los viejitos caminando a paso ligero y agarrados de los brazos. Quienes se animaron se posicionaron en el centro de la plaza y recrearon el final de la película, mientras muchos otros filmaron la llegada.

Si bien el tour culminó allí, quienes querían pudieron acercarse al club social  “Luz del Porvenir” para ver la proyección de la película y disfrutar de alguna comida casera. Finalmente, por una módica entrada se podía acceder a la obra de teatro Esperando la carroza, el vodevil, una adaptación del guión original.

Realmente “qué duda cabe” de que se trató de un muy divertido domingo para todos los que se acercaron a recorrer las locaciones de esta tan querida obra nacional.