Por Jessica Castaño

El cura asesinado por la Triple A fue homenajeado en Mataderos al cumplirse 49 años de su muerte. El padre Paco Olveira y su amigo Ricardo Capelli -sobreviviente del atentado-, estuvieron presentes.

La Comisión Permanente de Homenaje al Padre Carlos Mugica junto a los Curas en Opción por los pobres y Curas Villeros realizaron ayer un acto conmemorativo a 49 años del asesinato del religioso, en la plaza Salaberry de Mataderos. Los vecinos, militantes y amigos le dedicaron algunas palabras en su memoria, reclamaron justicia y destacaron su compromiso de lucha por una sociedad justa e igualitaria.

Carlos Mugica fue un sacerdote, pastor, militante y luchador. El 11 de mayo de 1974 la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), en pleno gobierno de Juan Domingo Perón, lo asesinó luego de que celebrara misa en la Parroquia San Francisco Solano, de aquel barrio porteño.

El acto conmemorativo estuvo dividido en dos partes; comenzó pasada las 18, en la Plaza Salaberry, con oradores, la proyección de un documental y una posterior marcha de antorchas hacia la Parroquia San Francisco Solano, que culminaría con una misa especial celebrada por integrantes del grupo Curas Villeros.

Lorena Crespo y Alberto Espiño, militantes de la Comuna 9 y parte de la Comisión de Homenaje del Padre, resaltaron: “Estamos recordándolo no para la nostalgia sino para la obra, que su ejemplo de amor, compromiso y bondad sea lo que nos guíe en la lucha cotidiana”.

También destacaron la importancia de estar reunidos como cada 11 de mayo, por el “compañero, prójimo y amigo Padre Mugica” e invitaron a todas las organizaciones presentes a dejar sus adhesiones después de la proyección del video que mostraba momentos de su militancia.

Luego, pasó al frente para tomar la palabra y leer un poema popular del Padre Carlos, el actor y militante Raúl Rizzo: “Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos, quiero estar con ellos a la hora de la luz”, leyó en las líneas finales de la oración entre aplausos.

Amigo y compañero de militancia y testigo de su muerte, Ricardo Capelli también recordó, frente a todos, el día del asesinato y la bondad de su amigo: “Carlos era un tipo inmenso, desinteresado de todo lo que sea poder o cosas que lo pudieran beneficiarlo solo a él, siempre pensaba en el otro. A mí me estaban dejando morir y el pidió que primero me salven a mí”.

Además, invitó a la militancia a que esté más activa este año de elecciones para recuperar esos votos que se perdieron. “Hay que salir a las calles, a militar, hay que tomar conciencia y compromiso y cada uno de nosotros tenemos que ser Mugica. Somos todos Mugica”, remarcó.

 

Compañeros militantes de la Comuna 9 también leyeron en conjunto unas palabras para compartir quién fue Mugica, su recuerdo y se animaron a pensar que estaría haciendo él en este momento de la historia. “Siguiendo sus ejemplos, imaginamos que estaría luchando por la liberación de nuestro pueblo, por salarios y jubilaciones dignos. También reclamaría por la urbanización de las villas y por la libertad de Milagro Sala y de todos los presos políticos”, aseguraron.

El integrante de Curas en Opción por los Pobres, Francisco Paco Olveira, fue el último orador del homenaje y retomó el poema de Mugica para hablar del índice de la pobreza: “Nosotros podemos hacer huelga, pero los pobres no pueden hacer huelga de hambre porque nadie hace huelga con su propia hambre. En la época de Carlos había un 7% de pobreza, hoy tenemos en nuestra patria un 40% de pobreza”.

Para concluir, pidió a la iglesia y al padre que le den fuerza para que sigan respondiendo a diario con amor y justicia.  “Que el año que viene cuando celebremos los 50 años, podamos estar diciendo que otra historia comenzó en nuestra patria”, dijo.

En la segunda parte de la jornada, a partir de las 20, y con la gente dispuesta con una vela en sus manos, comenzó la marcha hacia la Parroquia San Francisco Solano. Entre el público presente se destacó la presencia de la  cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Nora Cortiñas.

Lorena Crespo definió a la misa como “especial, porque trasciende todas las fronteras religiosas”. La iglesia estaba colmada en toda capacidad y con un proyector se transmitió para quienes se quedaron afuera, que escuchaban atentos y con su vela encendida, que había repartido gente del Barrio Mugica (conocido popularmente como Villa 31 de Retiro). “Carlos siempre hablaba de ser luz, de querer estar con los pibes a la hora de la luz. Nos pareció una linda forma de representarlo a través de esta vela”, explicó el cura que ofició el inicio de la misa.

A su turno, otro de los sacerdotes celebrantes, Ignacio “Nacho” Bagattini, dijo: “Trajimos la cruz de la Capilla de Cristo Obrero para compartirla con ustedes, un arreglo floral y un relicario que tiene un pedacito del pantalón con sangre, que usaba ese día, cuándo lo asesinaron “.

Vecinas y vecinos  del Barrio Mugica, que es donde el sacerdote realizó buena parte de su trabajo pastoral y social, destacaron en todo momento la importancia de sentir la presencia de Carlos en la misa. Los curas agradecieron a los presentes, a Mugica “por guiarlos en su lucha” y reafirmaron su compromiso con la sociedad al decir: “Ahora, más que nunca, tenemos que estar junto al pueblo”. La misma frase que dijo el religioso cuando agonizaba en una camilla del Hospital Salaberry.