Lápices que resisten la voracidad inmobiliaria

Lápices que resisten la voracidad inmobiliaria

La arquitecta Natalia Kerbabián dibuja casonas y edificios en demolición para concientizar sobre el riesgo de la pérdida del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Buenos Aires.

 

Viejos chalets de pisos de madera, zaguán y tejas, luego de ser demolidos, sobreviven en la pluma de la arquitecta y diseñadora Natalia Kerbabián, creadora de la cuenta de Instagram Ilustro para no olvidar. Desde 2022 empezó sus ganas de contar (o de gritar) en acuarelas y lápices aquella Buenos Aires que está desapareciendo producto de la modificación del Código Urbano sancionado en 2018 y que dió luz verde a la construcción indiscriminada de torres en la ciudad.

 

¿Cómo nació la idea?

Las casonas de Olazabal y Vidal fueron el puntapié inicial. Fue la gota que rebalsó el vaso, y que condensó todo para impulsar lo que venía ideando, porque fueron varias instancias en las que vi tapiar arquitecturas irremplazables. Pero cuando estaba por demolerse esa esquina decidí ese mismo día empezar a ilustrar todas las demoliciones de patrimonio y las que estuvieron en riesgo también.

 

¿Qué reacciones te generó?

En realidad lo que me pasó es todo lo que tiene que ver con las emociones, porque razonable no era nada. Me impactaba esta sensación de lo absurdo, de lo incomprensible de demoler algo que estaba en buen estado y que definía la fisonomía de nuestra ciudad, la identidad, la cultura. Primero fue una confusión enorme entre bronca, angustia, enojo e incomprensión, y después empezar a averiguar y ver que había un montón de movimientos: blanqueo de dinero, cambio en el Código de Planeamiento y Edificación, y a continuación la firma de las autoridades del Consejo de Asuntos Patrimoniales (CAPS) desestimando arquitecturas que habían sido protegidas hasta el momento.

 

¿Hay personas que colaboran con el proyecto?

La colaboración es en red ciudadana con datos específicos de arquitecturas que fueron o van a ser demolidas. Por toda la ciudad, la gente me envía datos e incluso a veces empiezo a recibir del conurbano, de Rosario, de La Plata y de otros lugares, pero ya no puedo abordar lo que ocurre fuera de Capital. Lo que hago es invitar a colegas, a dibujantes y a quienes quieran sumarse para hacer una extensión del proyecto porque a mí me desborda. También lo que ya tengo para ilustrar me va a llevar dos años. Por otro lado tengo un apoyo incondicional que son las asociaciones vecinales y Basta de demoler, pero lo que es la ilustración lo estoy abordando yo. Invité a algunos ilustradores que seguramente van a aportar con alguna propiedad que hayamos perdido.

 

También veo publicaciones de otras ciudades, como Mar del Plata, donde hay casonas y chalets en riesgo de demolición. Al final el problema no es solo el patrimonio de la ciudad.

Mar del Plata sufrió una baja grande en los años setenta. Hace mucho tiempo perdió todo lo que era la galería costera, que era muy de estilo francés, una joya, y se construyó La Rambla, pero en esa época hubo una pérdida muy grande por la masificación de edificios. Ahora está sufriendo otra barrida y es uno de los lugares afectados. También estoy avisando pero cuesta que se sume gente de otros lugares, no es tan fácil.

 

¿Cómo ves la evolución o degradación del patrimonio histórico en la ciudad?

Gravísimo. De alto grado. Hay una voracidad en lo que es demoliciones en tiempo y forma nunca antes visto. Las demoliciones se producen de manera muy llamativa y de forma veloz, y ya prontamente se ingresa una construcción. Ha habido demoliciones siempre. Algunas de ellas se trataban de estructuras en muy mal estado pero no es lo que está sucediendo hoy que se talan árboles y se demuelen edificios vivos.

 

¿Cómo observan esta situación en el grupo de arquitectos? ¿Hay indiferencia?

Hay silencio. A ver, algunos colegas se manifiestan pero desde las instituciones hay silencio o, por lo menos, a mi no me llegó ningún tipo de comentario, entonces el silencio es abrumador.

¿Creés que hay una forma de frenar esta fiebre por los desarrollos inmobiliarios?

Hay una forma pero va a llevar tiempo. Tiene que ver con que la ciudadanía se vuelva activa y que empiece a conocer las herramientas de denuncia y de ejercicio de sus derechos para empezar a implementarlas. También las reuniones de ciudadanía en cada comuna, en las organizaciones vecinales con el comunero, para que se puedan presentar en la Legislatura proyectos de ley como los que se están haciendo. Cada vez más son más. Entonces, una ciudadanía activa y consciente que retoma o que reconecta con la estima de su ciudad es para mí el movimiento que viene, el futuro. Si vos sos consciente de quién sos y lo que te corresponde y te identifica, probablemente no estés esperando al gobierno de turno para que te represente o aceptes que haga y deshaga como se les ocurra. En la página de «Basta de demoler» hay una solapa que indica cómo denunciar o qué se puede hacer. Yo las compartí en la página de Ilustro y con la autora de la cuenta de Instagram «Buenos Aires Perdida« . Nosotras hicimos una transmisión en vivo por esa plataforma y ahí explicamos un poco.

 

¿Hay diputados o legisladores que estén enterados de la movida?

Si hay legisladores y diputados que se comunicaron conmigo. Son legisladores del Frente de Todos y tienen intención de declararlo proyecto de interés cultural. Estamos ahí comenzando a intercambiar. También están enterados de lo que está sucediendo hace rato por los grupos vecinales organizados como los de Colegiales por el Parque Ferroviario. Hubo muchos proyectos de ley para darles freno al avasallamiento inmobiliario.

 

Hay muchos de estos edificios que datan de antes de 1941, fecha establecida por la normativa para impedir demoliciones sin la aprobación del Consejo de Asuntos Patrimoniales. Sin embargo, se autoriza de todas formas su destrucción. ¿Con qué criterios evalúa ese Consejo?

Los criterios no están claros. Porque una misma arquitectura que puede tener una gemela o una muy parecida se puede desestimar y la otra está protegida. Hay un hermetismo en las instituciones que determina cuáles son los criterios de protección, eso confunde mucho también. Es todo incierto, nunca sabes qué le van a dar, pero últimamente están desestimando muchísimo más que antes, no es que siempre fue así.

 

¿Quién lo integra?

En la página del Gobierno de la Ciudad, en la sección Consejo de Asuntos Patrimoniales ves toda la tablita con la gente que está adentro y todas las instituciones. No incorpora antropólogos, ni filósofos, ni tampoco historiadores.

 

¿Estos tres que mencionaste son necesarios?

Sería interesante que un antropólogo, antropóloga o una filósofa, un historiador  puedan tener voz y voto en cuestiones de patrimonio intangible.

Por la calidad y cantidad de dibujos daría la sensación de que se viene un libro.

Se vienen dos libros. Uno es compartido con una persona que lo respeto un montón y que pronto lo diré, y el otro es propiamente de “Ilustro…” con memorias ciudadanas y relatos específicos de las historias de las casas o los barrios que sufren demoliciones.

 

¿Cuál es tu objetivo a largo plazo con estas obras?

No sé si con mis obras, porque pueden ser como diferentes formas de tomar conciencia en diferentes áreas de documentación, de archivo, de memoria registrada; pero el propósito en realidad es reconectar con la memoria emotiva de la ciudadanía, que empiece a entender que sí hay mucho valor en nuestra ciudad, que sí somos una ciudad diferente y única, que sí somos una ciudad peculiar, de una reunión cultural mixta muy interesante y única, que sí es original y no una copia y que pensemos a hacer dueños y responsables y gozar de los derechos de esta ciudad y apelar a la buena calidad de vida. El propósito es despertar conciencia ciudadana respecto de nuestro patrimonio.

Las fotos del hambre

Las fotos del hambre

El fotógrafo Juan Pablo Barrientos presentó su libro Conurbano en tiempos de coronavirus con una muestra de imágenes en el Museo del Hambre. Un relato sobre la vidas precarizadas en medio del aislamiento.

Conurbano en tiempos de coronavirus es un libro producido por el reportero gráfico y cronista visual Juan Pablo Barrientos que se presentó mediante una muestra fotográfica en el Museo del Hambre el pasado viernes 31 de marzo. A pesar de lo que se puede pensar sobre lo que implica la presentación de un libro, esta propuesta se trató de una experiencia totalmente diferente.   

El libro relata a través de un corpus de fotografías lo que fue la cruda realidad que afrontaron las personas que vivieron con escasos recursos dentro del AMBA en el periodo de emergencia sanitaria por el Covid-19 en 2020. Muestra la precariedad y lo normalizada que está la desigualdad social para una importante parte de la sociedad.

Se trató de una enriquecedora experiencia en la que la muestra busca realizar el mismo recorrido que se presenta en el libro. Al llegar al Museo del Hambre, en Av. San Juan 2491, CABA -y tal vez como una metáfora-, para ingresar había que descender por unas escaleras para acceder al espacio donde estaban dispuestas las fotografías. Descender para conocer las precarias condiciones en las que vivieron estas familias de bajos recursos en una situación extrema. Por su parte, el nombre del museo, tal como lo explican sus representantes, surge con “el afán de poder convertir al hambre en objeto de museo y que nunca más lo encontremos afuera como lo estamos encontrando”.

Contó Barrientos que cuando comenzó con su recorrido, salía todos los lunes y miércoles para poder tomar sus fotografías. Sin embargo, a medida que la situación sanitaria se agravaba, tuvo que optar por realizar sus visitas a los barrios más pobres del conurbano una sola vez por semana. A pesar de esta reducción, su compromiso con las familias que día a día iba conociendo crecía, tanto que incluso dejó de ser solo un extraño que tomaba fotografías y se convirtió él y su trabajo en un instrumento para hacerle frente a la crisis económica y sanitaria. Se mostró sorprendido al descubrir que con una de sus fotografías consiguió una importante circulación e incomodidad: “Esa foto molestó y generó que el municipio responda con obras o con materiales. Provocó que responda alguien”. En la imágen aparece Nancy, una vecina de Vicente López, que había perdido su vivienda en un incendio, sentada sobre los escombros de lo que quedaba de su casa. Cuando la foto dio a conocer esta situación, el municipio entregó materiales para ayudar a la reconstrucción. 

Luego de unos minutos, que sirvieron para recorrer el lugar y observar las fotografías exhibidas en las paredes del museo, colocaron almohadones en el piso. Las personas que visitaban la muestra formaron una ronda alrededor de Barrientos y las invitadas especiales: se trataba de algunas de las protagonistas del libro. El autor enfatizó en lo importante que era darle voz a quienes vivieron en carne propia esta experiencia. Uno de los testimonios de las participantes da cuenta de lo ignorados que llegaron a sentirse durante ese periodo: “El tiempo que duró la pandemia fue muy duro trabajar, fuimos agredidos por el Estado, en vez de ayudarnos nos agredían y no estaban presentes. Vos llamabas al 120 [línea del Ministerio de Salud de la Nación para emergencias y asistencia frente a necesidades a causa de la emergencia sanitaria] y nadie nos asistía”. Según los propios protagonistas de estas historias retratadas, durante la pandemia sólo contaron con la solidaridad que se había creado al interior de cada barrio. En los relatos aparecen anécdotas de cómo se habían organizado llegando a conseguir hasta una ambulancia para ayudarse y asistirse unos a otros. Esta unión es la que aparece plasmada en las fotografías.

Entre las imágenes hay puntos en común que representan lo que fue el coronavirus y lo que es vivir bajo esas condiciones de precariedad. Lo más destacable es cómo se visualizan algunos aspectos de la vida cotidiana, como la inocencia de las infancias retratadas en una de las fotografías donde dos niños juegan en un viejo Renault 12. A su lado, aparece una secuencia de dibujos que muestra lo que para ellos representa este pedazo de chatarra: una nave espacial. A pesar de encontrarse confinados a una atroz realidad, estos niños llegan al espacio en algo que para otros no es más que basura.

Hacia el final del recorrido, el fotógrafo compartió algunas ideas acerca de cuál fue su motivación a la hora de salir en busca de estas imágenes: “Me motivó ver que se hablaba mucho de la situación en la que estaba la gente en CABA, pero nadie pensaba en la gente que estaba en el conurbano que tenía mayores necesidades. Mientras, veía cómo se empezaba a agudizar la situación económica”.

Por otro lado, y desde lo personal, habló de lo difícil que fue salir a la calle en un momento en el que imperaban la incertidumbre y el miedo al contagio. Su preocupación se centró en no contagiar a su hijo, quien pertenecía al grupo de riesgo. A pesar de ello, siguió adelante con su labor social. Y reveló que cuando comenzó esta aventura, nunca tuvo en mente publicar un libro. Sin embargo, el momento llegó y ese proyecto impensado hoy es una muestra que se puede visitar los días 12, 13, 19 y 23 de abril.

Un proyecto de limpieza con prejuicios sucios

Un proyecto de limpieza con prejuicios sucios

El Gobierno de Rodríguez Larreta pretende realizar una licitación para contratar un proyecto de limpieza de las calles, en el que se considera a cartoneros y sintecho como “material descartable”. Las ONG dedicadas al tema repudiaron el proyecto.

Continúa el reclamo  por parte de cooperativas cartoneras, organizaciones ambientales, sociales y defensoras de los derechos humanos al Gobierno Porteño para dejar sin efecto la licitación que llama a contratar un proyecto de limpieza de la vía pública que encubre la expulsión de cartoneros y personas en situación de calle por cuestiones «estéticas».

El pliego detalla las “incidencias” como residuos domiciliarios, materiales descartados, presencia de autos abandonados en la vía pública. Dentro de está categoría que “podría afectar la imagen de la ´ciudad limpia´” se encuentran las personas en situación de calle y recuperadores que estén haciendo acopio de material. 

La licitación depende de la Dirección de Limpieza de la Subsecretaría de Higiene Urbana  “lo que pide es contratar una empresa privada a la cual se le va adjudicar 1500 millones de pesos por un lapso de 18 meses para que releve la ciudad y pueda pasar información sobre desechos comerciales, industriales, poda de árboles, todo lo que tenga que ver con basura”, explicó Horacio Ávila a ANCCOM, dirigente de Proyecto 7.

El objetivo de la licitación plantea que hay que relevar “hallazgos” vinculados con  la “limpieza del espacio público y la percepción de higiene urbana”. Para Monica Farías, integrante de la Asamblea Popular, Plaza Dorrego, esto conlleva a una falta de especificidad en la redacción, porque “si es una percepción uno puede entender que hay múltiples percepciones y que de repente lo que es higiénico en el espacio público para unos no lo es para otros.” 

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El reclamo llevado a cabo por diferentes organizaciones expresa una preocupación por incluir a personas dentro de estas “incidencias”. 

“Estamos hablando de personas, que están puestas en la misma categoría de algo que es desechable. Como si las personas fueran un objeto que están afeando el espacio público, y por lo tanto se puede desechar -expresó Farías en conversación con ANCCOM y agregó:-. Si desde el discurso público se está equiparando a las personas en estas condiciones con objetos desechables, esto se traduce en políticas públicas que terminan afectando directamente a las personas esto cala en el inconsciente colectivo de la sociedad y termina abonando a una actitud discriminatoria hacia las personas en situación de calle”

Algo que ha sido “histórico en la Ciudad de Buenos Aires” es el tratamiento a las personas en situación de calle quienes a diario conviven con los perjuicios de los transeúntes. 

“En un momento habían armado un mapa que compartían conjuntamente con la policía metropolitana sobre las ranchadas que había en CABA entonces esto no es nuevo. Durante las gestiones que duró el macrismo en la ciudad siempre tuvieron la misma lógica, expulsiva, represiva, discriminatoria sobre las clases más bajas en general”, expresó Ávila.

La política de limpieza urbana lleva años puesta en marcha en GCBA, y ha implementado una serie de medidas para embellecer los espacios públicos para atraer inversiones y consumo, y en este “no entran las personas en situación de calle y tampoco los sectores populares”, dijo Farías.

 

Walter Belbey, voluntario del comedor El Gomero, de Barrancas de Belgrano, opina que esto también tiene que ver con la base del electorado que “tiene todo estos prejuicios que son, ver al pobre como un delincuente y no como una persona que está sometida por un sistema que lo hace estar en esa situación. Estas personas que llevan gobernando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires van haciendo una política de transformar la ciudad en un country gigantesco. Siendo repulsivos con todas las personas que no encuadran en la imagen de lo que ellos tienen como ciudadanos.”

Para Mónica Farías, “hay que entender esto como una medida dentro de una política urbana que hace a la ciudad exclusiva para cierto grupo y más excluyente para otros.”

Horacio Ávila, expresó su preocupación por la recolección y almacenamiento de estos  datos: “Nos parece grave que una empresa privada que no sabemos quién es pueda recorrer toda la ciudad y recaude información en general de toda la población, sin saber que va a hacer con esa información y a quién se la va a pasar también.”

“Los relevamientos están organizados para recorrer la Ciudad dos veces por día toda la  semana, incluyendo sábados, domingos  y feriados. Tener esa actualización constante de donde se ubican las ranchadas hace más efectivo el trabajo de desplazamiento y puede poner en un mayor riesgo a las personas que están en situación de calle”, explicó Farías. 

Belbey señala que estas licitaciones “habilitan a los surgimientos que ya se vienen dando en el Gobierno de la Ciudad, que es que las veredas tienen que estar limpias y entonces viene con hidrolavadoras muy potentes y cuando las personas están durmiendo las someten a todo tipo de vejaciones. Las golpea la policía, los echa del lugar que están habitando, les quitan sus pertenencias.” 

A su vez, el reclamo hace alusión al desfinanciamiento que han tenido estos sectores y a las pocas soluciones para abordar esta problemática que en los últimos meses ha empeorado. 

“En lugar de enfocarse en ese problema, que la calle no es para vivir y morir, se están enfocando en un maquillaje estético de la Ciudad de Buenos Aires y consideran que a estas personas no les interesa el trabajo o que tienen problemas psiquiátricos o de otro tipo y no pertenecen a la ciudad”, dijo Belbey. 

Ávila agregó: “Este año se le adjudicó menos presupuesto del que ya tenían y claramente si no tienen dinero para lo más urgente no entendemos que se arme una licitación para algo que además ya está cubierto.”

En el año 2021, CABA fue premiada por su sistema de gestión de residuos sólidos con el galardón Smart City Award, otorgado a aquellas ciudades que desarrollan estrategias de implementación públicas, algo que llama la atención con esta nueva licitación por el poco reconocimiento al trabajo de los recicladores.   

Mónica Farías agregó que “me parece como mínimo hipócrita desconocer el trabajo de aquellos que realizan a tal profundidad el trabajo de separación de materiales y en altísimas condiciones de precariedad. Es una ciudad que quiere ser global y que para serlo en algún punto necesita del trabajo de un montón de sectores marginados que terminan haciendo el trabajo que no termina de hacer el Gobierno de la Ciudad, pero que necesita taparlos, no verlos, que no se vean en la ciudad. Ahí hay una contradicción que es perversa de por sí.”

El dengue ataca de nuevo

El dengue ataca de nuevo

La epidemia transmitida por el mosquito de patas blancas está instalada en las zonas sur y oeste de la Ciudad de Buenos Aires y los vecinos reclaman falta de prevención y atención por parte del gobierno porteño.

Nuevamente, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires atraviesa un brote epidemiológico debido a la enfermedad del dengue -transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti- después del último que tuvo lugar en el 2020. En las últimas semanas se registró un gran aumento de casos y, según el Boletín Epidemiológico Semanal publicado por el Gobierno de la Ciudad, el escenario es de alto riesgo. Tanto la comuna 9 como la 10, compuestas por los barrios de Mataderos, Parque Avellaneda, Liniers y Monte Castro, entre otros, son las más afectadas por la situación.

Las personas que llegan a las guardias de los hospitales y a los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) con síntomas, y que residen en alguno de los barrios con mayor circulación, se las diagnostica sin la necesidad de realizar prueba alguna, por la gran cantidad de casos. Según los datos presentados en el Boletín mencionado, es evidente la circulación comunitaria tanto de dengue como de chikungunya, siendo DEN-2 Y DEN-1 los serotipos con mayor presencia.

El barrio de Mataderos es hoy el principal foco de contagio lo que se debe, en parte, a los grandes espacios verdes que se encuentran allí. Grisel El Jaber es residente de la zona, atravesó en dos ocasiones esta enfermedad y, en diálogo con ANCCOM, comentó: “Estuve con dengue en el mes de diciembre, fue la segunda vez y no había ningún reporte de casos y tampoco ningún sistema de prevención”. Sobre las medidas tomadas por las autoridades, agregó que “en los primeros llamados que se hicieron al Gobierno de la Ciudad por pedidos de fumigación, se solicitaban un montón de datos adicionales para verificar la veracidad de los casos, es decir, no se les creía a los vecinos y, evidentemente, la fumigación no estaba contemplada para nada”.

Según la información difundida por el Ministerio de Salud de la Nación, el contagio del dengue ocurre cuando el mosquito se alimenta de la sangre de una persona infectada, adquiriendo así el virus, y al pasar entre ocho y doce días ya es posible la transmisión a una persona sana a través de una picadura. Los principales síntomas son fiebre, dolor muscular, dolor de cabeza, cansancio intenso, náuseas y vómitos. En general, las personas que padecen la enfermedad por primera vez no corren riesgo, pero, al adquirirla por segunda vez, es posible atravesar una situación de mayor gravedad. Este fue el caso de El Jaber, quien afirmó: “Se siente un dolor muy grande en los huesos, como si te los rompieran, y mucho dolor articular; también en la piel tuve erupciones. Realmente es una enfermedad que moviliza bastante”. 

Por otro lado, las campañas de prevención resultan de gran importancia para evitar nuevos brotes; sin embargo, en algunos lugares de la Ciudad la concientización es más difícil de alcanzar. Esto ocurre en la mayoría de los barrios populares por lo que se convierten en zonas de mucho riesgo para sus habitantes. Griselda Galarza es vicedirectora de la Escuela de Enseñanza Media N°3, ubicada en el barrio denominado Bajo Flores, y sostuvo al respecto que, en las últimas semanas, por la falta de urbanización y la poca regulación que hay sobre las construcciones llevadas a cabo, es muy común encontrar espacios con mucha humedad y agua acumulada, lo que contribuye a la proliferación del dengue. “No hay un plan de salud. Los CeSAC están absolutamente colapsados siempre, pero en el caso del dengue, los pacientes se tienen que derivar a hospitales porque los tratamientos se dan ahí”, agregó Galarza respecto a la falta de acciones oportunas y a la materialización de políticas sanitarias de parte de las autoridades porteñas. Finalmente, concluyó: “La contención real a todas las situaciones, tanto a nivel epidemiológico o a nivel de violencia y vulneración de derechos, se terminan resolviendo por la enorme capacidad de solidaridad que tejen las organizaciones sociales”.

Mientras tanto, el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se refirió a la problemática a través de su cuenta de Twitter y expresó: “Al día de hoy tenemos registrados 3.436 casos de dengue de los cuales solo 8 presentaron cuadros de gravedad”. Por otro lado, también hizo énfasis en la toma de conciencia de parte de los vecinos y afirmó que está haciendo todo lo que está a su alcance para frenar el avance del dengue. ¿Será así?

Piquetazo contra la receta del FMI

Piquetazo contra la receta del FMI

La Coordinadora por el Cambio Social realizó 128 piquetes en todo el país reclamando al gobierno que no continúe con política económica que se desprende del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

 

Con ciento veintiocho movilizaciones en el territorio nacional, la Unidad Piquetera se hace oír en un país con 18 millones de personas en la pobreza, según el último informe del INDEC. Mientras, el gobierno -apremiado por las indicaciones del FMI- continúa con respuestas espasmódicas al pedido de trabajo genuino y alimentos que las organizaciones sociales exigen en las calles.

En la Cudad de Buenos Aires, bajo el paraguas de la Coordinadora por el Cambio Social -integrada por el Frente de Organizaciones en Lucha, el Frente Popular Darío Santillán Corriente Plurinacional y la Federación de Organizaciones de Base Autónoma, entre otras agrupaciones de izquierda-, los cortes comenzaron a las 10.30. Conformada en noviembre del 2021, representa la unidad de varias organizaciones sociales que la crearon como una herramienta de lucha social y política.

Con epicentro en el Puente Pueyrredón, también se desplegaron cortes en otros puntos de la Capital. En Puerto Madero se vio una acción conjunta de varias organizaciones que al unísono realizaron acciones en los puentes Cecilia Grierson, Macacha Güemes y Azucena Villaflor, en pleno barrio de Puerto Madero, generando un contraste impactante por la desigualdad entre quienes transitaban y quienes habitan el barrio más ostentoso de la ciudad.  El pedido de los manifestantes es que sean cubiertos sus derechos básicos: el trabajo y la alimentación.

La irrupción de los manifestantes generó curiosidad entre los turistas extranjeros que paseaban por las calles, como Peter, de nacionalidad suiza, que con asombros y preocupación quería saber el motivo de la manifestación. Oriundo de uno de los países más estables del mundo, difícil comprender un país con 39,2% de personas bajo la línea de la pobre y más de dos millones bajo la línea de indigencia, con más de 100% de inflación anual, con salarios por debajo de la canasta familiar. Con el gravamen de una economía a merced del FMI, principal acreedor del país, el reclamo más escuchado para el gobierno entre los manifestantes es que decide ajustar a los que menos tienen, quitando la ayuda en alimentos y programas que tiene como fin la creación de empleo genuino.

Coordinadas tanto en la movilización, como en los discursos, las diferentes organizaciones apuntaron sus reclamos y críticas hacia la labor realizada por la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Jorge Falcone, de la organización Libres del Pueblo, sostuvo que “la lógica de la ministra es fundamentalmente hacerle los deberes al FMI, que ha prescrito, abiertamente, echarles mano a las reservas previsionales de los jubilados y el recorte de los planes sociales”. Estas sugerencias se dieron a conocer abiertamente en el último informe publicado por el organismo internacional. “No habiendo empleo formal, eso es una caldera a punto de estallar”, finalizó el referente social.

“Por lo que estamos viendo, Tolosa Paz y todo el gobierno, están dispuestos a cumplir con el nuevo informe que el FMI le extiende a la Argentina, donde sugiere focalizar el gasto social y dar de baja 400 mil programas Potenciar Trabajo”, manifestó Damira Rolón. Ella misma daba cuenta de lo que pasa en la otra cara de la moneda: “Hay 18 millones de pobres en nuestro país, millones de indigentes y se está ajustando por ese sector. Se está ajustando a los trabajadores, con este nuevo sujeto que está apareciendo que es el trabajador formal, pero que es pobre”.

Pasadas las 14, los cortes fueron levantados. A pesar de que la única respuesta por parte de la ministra: un hilo de Twitter, donde niega el ajuste, señala un incremento en el gasto social y descarta supuestos condicionamientos o nuevas metas fiscales por parte del FMI. Desde las organizaciones siguen a la espera de alguna respuesta por parte del gobierno, que atienda la urgencia social y la falta de empleo genuino. A su vez, ya están planificando rondas de asambleas en todo el país, para terminar de resolver la siguiente medida de manifestación conjunta.