Por Daniela Hernández Cuervo
Fotografía: Sofía Barrios

El Gobierno de Rodríguez Larreta pretende realizar una licitación para contratar un proyecto de limpieza de las calles, en el que se considera a cartoneros y sintecho como “material descartable”. Las ONG dedicadas al tema repudiaron el proyecto.

Continúa el reclamo  por parte de cooperativas cartoneras, organizaciones ambientales, sociales y defensoras de los derechos humanos al Gobierno Porteño para dejar sin efecto la licitación que llama a contratar un proyecto de limpieza de la vía pública que encubre la expulsión de cartoneros y personas en situación de calle por cuestiones «estéticas».

El pliego detalla las “incidencias” como residuos domiciliarios, materiales descartados, presencia de autos abandonados en la vía pública. Dentro de está categoría que “podría afectar la imagen de la ´ciudad limpia´” se encuentran las personas en situación de calle y recuperadores que estén haciendo acopio de material. 

La licitación depende de la Dirección de Limpieza de la Subsecretaría de Higiene Urbana  “lo que pide es contratar una empresa privada a la cual se le va adjudicar 1500 millones de pesos por un lapso de 18 meses para que releve la ciudad y pueda pasar información sobre desechos comerciales, industriales, poda de árboles, todo lo que tenga que ver con basura”, explicó Horacio Ávila a ANCCOM, dirigente de Proyecto 7.

El objetivo de la licitación plantea que hay que relevar “hallazgos” vinculados con  la “limpieza del espacio público y la percepción de higiene urbana”. Para Monica Farías, integrante de la Asamblea Popular, Plaza Dorrego, esto conlleva a una falta de especificidad en la redacción, porque “si es una percepción uno puede entender que hay múltiples percepciones y que de repente lo que es higiénico en el espacio público para unos no lo es para otros.” 

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El reclamo llevado a cabo por diferentes organizaciones expresa una preocupación por incluir a personas dentro de estas “incidencias”. 

“Estamos hablando de personas, que están puestas en la misma categoría de algo que es desechable. Como si las personas fueran un objeto que están afeando el espacio público, y por lo tanto se puede desechar -expresó Farías en conversación con ANCCOM y agregó:-. Si desde el discurso público se está equiparando a las personas en estas condiciones con objetos desechables, esto se traduce en políticas públicas que terminan afectando directamente a las personas esto cala en el inconsciente colectivo de la sociedad y termina abonando a una actitud discriminatoria hacia las personas en situación de calle”

Algo que ha sido “histórico en la Ciudad de Buenos Aires” es el tratamiento a las personas en situación de calle quienes a diario conviven con los perjuicios de los transeúntes. 

“En un momento habían armado un mapa que compartían conjuntamente con la policía metropolitana sobre las ranchadas que había en CABA entonces esto no es nuevo. Durante las gestiones que duró el macrismo en la ciudad siempre tuvieron la misma lógica, expulsiva, represiva, discriminatoria sobre las clases más bajas en general”, expresó Ávila.

La política de limpieza urbana lleva años puesta en marcha en GCBA, y ha implementado una serie de medidas para embellecer los espacios públicos para atraer inversiones y consumo, y en este “no entran las personas en situación de calle y tampoco los sectores populares”, dijo Farías.

 

Walter Belbey, voluntario del comedor El Gomero, de Barrancas de Belgrano, opina que esto también tiene que ver con la base del electorado que “tiene todo estos prejuicios que son, ver al pobre como un delincuente y no como una persona que está sometida por un sistema que lo hace estar en esa situación. Estas personas que llevan gobernando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires van haciendo una política de transformar la ciudad en un country gigantesco. Siendo repulsivos con todas las personas que no encuadran en la imagen de lo que ellos tienen como ciudadanos.”

Para Mónica Farías, “hay que entender esto como una medida dentro de una política urbana que hace a la ciudad exclusiva para cierto grupo y más excluyente para otros.”

Horacio Ávila, expresó su preocupación por la recolección y almacenamiento de estos  datos: “Nos parece grave que una empresa privada que no sabemos quién es pueda recorrer toda la ciudad y recaude información en general de toda la población, sin saber que va a hacer con esa información y a quién se la va a pasar también.”

“Los relevamientos están organizados para recorrer la Ciudad dos veces por día toda la  semana, incluyendo sábados, domingos  y feriados. Tener esa actualización constante de donde se ubican las ranchadas hace más efectivo el trabajo de desplazamiento y puede poner en un mayor riesgo a las personas que están en situación de calle”, explicó Farías. 

Belbey señala que estas licitaciones “habilitan a los surgimientos que ya se vienen dando en el Gobierno de la Ciudad, que es que las veredas tienen que estar limpias y entonces viene con hidrolavadoras muy potentes y cuando las personas están durmiendo las someten a todo tipo de vejaciones. Las golpea la policía, los echa del lugar que están habitando, les quitan sus pertenencias.” 

A su vez, el reclamo hace alusión al desfinanciamiento que han tenido estos sectores y a las pocas soluciones para abordar esta problemática que en los últimos meses ha empeorado. 

“En lugar de enfocarse en ese problema, que la calle no es para vivir y morir, se están enfocando en un maquillaje estético de la Ciudad de Buenos Aires y consideran que a estas personas no les interesa el trabajo o que tienen problemas psiquiátricos o de otro tipo y no pertenecen a la ciudad”, dijo Belbey. 

Ávila agregó: “Este año se le adjudicó menos presupuesto del que ya tenían y claramente si no tienen dinero para lo más urgente no entendemos que se arme una licitación para algo que además ya está cubierto.”

En el año 2021, CABA fue premiada por su sistema de gestión de residuos sólidos con el galardón Smart City Award, otorgado a aquellas ciudades que desarrollan estrategias de implementación públicas, algo que llama la atención con esta nueva licitación por el poco reconocimiento al trabajo de los recicladores.   

Mónica Farías agregó que “me parece como mínimo hipócrita desconocer el trabajo de aquellos que realizan a tal profundidad el trabajo de separación de materiales y en altísimas condiciones de precariedad. Es una ciudad que quiere ser global y que para serlo en algún punto necesita del trabajo de un montón de sectores marginados que terminan haciendo el trabajo que no termina de hacer el Gobierno de la Ciudad, pero que necesita taparlos, no verlos, que no se vean en la ciudad. Ahí hay una contradicción que es perversa de por sí.”