«Un mocazo»

«Un mocazo»

Comenzó el juicio por el fusilamiento del adolescente Lucas González, baleado en Barracas por tres integrantes de la Policía de la Ciudad en noviembre de 2021. Otros once miembros de la fuerza son acusados por encubrimiento. En la primera jornada se escucharon los audios de los involucrados dando cuenta de los hechos.

 

Comodoro Py se llenó de camisetas rojas y blancas, de remeras con la frase “Justicia por Lucas”, todas estampadas con la cara de un pibe que asesinó la Policía de la Ciudad: Lucas González. Sus familiares, amigos y compañeros también de Joaquín, Julián y Niven -los otros tres chicos baleados- se concentraron fuera de los tribunales para exigir justicia. Empezaba la primera audiencia por el juicio que busca reparar de alguna manera la injusticia de su asesinato.

Con la representación de Gregorio Dalbón actuaron como querellantes tanto la familia de Lucas, como los tres amigos que iban en el auto con él, ya que ellos también fueron perseguidos, amenazados y torturados por los uniformados porteños. 

Era 17 de noviembre de 2021, cuando Lucas fue asesinado por agentes de la Policía de la Ciudad. Esa noche, ANCCOM estaba junto a la familia, escuchando sus reclamos contra el gatillo fácil. Fue recién al día siguiente cuando los medios más grandes cambiaron sus titulares: de “Barracas: tres detenidos tras una persecución y tiroteo con la policía. El hecho ocurrió en la calle Luzuriaga, cuando policías de la Comisaría C4 porteña interceptaron y persiguieron a delincuentes en medio de un tiroteo” a “Persecución policial y tiroteo en Barracas: la familia del adolescente baleado denunció ‘gatillo fácil’”.

Ayer, afuera, con cuarenta grados de sensación térmica, llegaron desde Florencio Varela, media hora antes de que iniciara la audiencia, dos colectivos llenos de personas que fueron a abrazar y sostener a los pibes y a sus familias. Remeras blancas y rojas del Club de Barracas Central, donde jugaban Lucas y sus amigos, y verdes y blancas de Defensa y Justicia, la institución de lal cual Lucas era hincha, se mezclaban con otras que leían “Justicia por Lucas”. Entre banderas, botellas de agua y ojos llorosos, Comodoro Py se rodeó del fuerte reclamo por justicia. 

Tanto el padre Héctor «Peca» González como los hermanos de Lucas se presentaron al juicio, mientras que la madre no pudo ir porque se encontraba internada con problemas de salud. Previo al inicio de la audiencia, el papá de Lucas dijo: «Lo que hicieron con nuestras vidas estas basuras es imperdonable, nos arruinaron por completo. Vamos a buscar justicia, no venganza». «No queremos una Justicia ejemplificadora», agregó Dalbón, marcando diferencia explícita con el tratamiento del caso de Fernando, llevado adelante por el abogado Burlando.

La familia y los amigos de Lucas reclamaron justicia frente al Palacio de Tribunales en noviembre de 2021.

Dentro de la sala fría, de luces blancas y cortinas marrones, ojos rojos, piernas inquietas y remeras blancas con las letras grandes que decían “Justicia por Lucas”, ocuparon las sillas en el sector del público. Los familiares y amigos de Lucas, acompañaron durante toda la audiencia a los querellantes escuchando las declaraciones de los policías imputados. 

Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero, se sentaron en las sillas negras frente a los abogados, imputados y querellantes. Los jueces que integran el Tribunal Oral Criminal N°25 dieron comienzo al juicio alrededor de las 10 de la mañana. 

En las pantallas grandes de la Sala AMIA se vieron los rostros de los imputados que pasaron uno a uno al estrado para dar sus declaraciones de indagatoria. Ni el padre, ni los tres chicos estuvieron presentes porque, según explicaron los jueces, no se les permitía dado que al momento ellos no habían declarado todavía. Una nube de tensión cubrió toda la sala cuando declararon los primeros policías que persiguieron a los cuatro chicos y fusilaron a Lucas: el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva. Los tres repitieron en orden la misma corta declaración: “Actúe en cumplimiento de mi deber, en legítima defensa y no cometí ningún delito”. Las voces de los familiares y amigos de Lucas se escucharon desde arriba. Susurros de indignación en un lugar donde vociferar no es posible. “¿Defensa propia?”, se escuchó, con asombro y bronca.  

Representados por Fernando Soto, abogado defensor de Luis Chocobar, están acusados de delito de homicidio agravado “por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”. 

Los 11 uniformados restantes, imputados por encubrimiento y torturas hacia Joaquín, Julián y Nieven, variaron en sus declaraciones sobre el día del asesinato. Estos fueron Héctor Claudio Cuevas, Roberto Orlando Inca, Jose Horacio Romero, Fabian Alberto Du Santos, Daniel Alberto Santana, Ramón Jesús Chocobar, Sebastián Jorge Baidón, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos, Daniel Rubén Espinosa y Rodolfo Alejandro Ozán. La mayoría decidió no declarar, por lo cual se hizo un repaso de declaraciones anteriores. Solo declararon Juan “El Perro” Romero y Roberto Orlando Inca, comisario y subcomisario de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4.

“¿Qué pasa Rodo, se mandaron un moco?”, la voz del comisario Du Santos retumbó en los parlantes del auditorio. El contraste entre la formalidad de las declaraciones dejaron consigo una gélida sensación en el auditorio, cuando por pedido del abogado querellante se pasó la conversación entre Du Santos y Ozán, conseguidas del peritaje al teléfono del primero. “Un mocazo”, contesta Ozán, quien procede a pedir que llame al “Perro” Romero para “emprolijar la situación”. La incomodidad no era una característica en los policías que declararon, acostumbrados a rondar por los tribunales, a diferencia de varios de los que se encontraban allí. 

La jornada se extendió por cerca de diez horas dentro de las salas del tribunal de Retiro. Las declaraciones que se esperaban del papá de Lucas y de los tres amigos se pasaron para la próxima audiencia debido a la falta de tiempo. La semana siguiente contarán lo que vieron ese día y cómo se desarrolló lo acontecido. Con tensiones entre los abogados, esta fue la primera de lo que se espera sean once audiencias, repartidas una por semana hasta el mes de julio.  

A la salida de Comodoro Py, sentados en silla, echados en el piso, parados a un costado cubriéndose del sol, los familiares y amigos que fueron a apoyar a la familia de Lucas, a Joaquín, Julián y Niven, no se movieron hasta que finalizó la audiencia. El abrazo de los vecinos de Florencio Varela, de los miembros de Barracas Central y de Defensa y Justicia, de los amigos y compañeros y de los padres, tíos y hermanos de los chicos, no soltó fuerza en ningún momento.

¿Dónde está Arshak Karhanyan?

¿Dónde está Arshak Karhanyan?

La investigación acerca del paradero del joven Policía de la Ciudad que desapareció el 24 de febrero de 2019 sigue trunca y a cargo de la misma fuerza sospechada de estar implicada. La familia espera lograr la carátula de desaparición forzada para que pase al fuero federal.

Vardush»Rosita» Datyvian, marde de Arshak.

“Tiene 27 años. Mide 1,72. Es de contextura delgada, cabello oscuro y ojos marrones. Sin piercing ni tatuajes”, comunicaba la Sección de Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad, en febrero de 2019. Se trata de Arshak Karhanyan, oficial primero de la policía porteña, desaparecido desde el 24 de febrero de ese año.

Fue visto por última vez a través de una cámara de seguridad que lo registró cuando salía de comprar una pala en un hipermercado ubicado en la intersección de la calle Paysandú y Avenida Rivadavia, en la Ciudad de Buenos Aires. Desde ese momento, se desconoce su paradero.

A través de la reconstrucción de los instantes previos, se pudo conocer que una cámara de seguridad captó ese mismo domingo a Arshak dialogando durante casi una hora con Leonel Herba, también policía de la Ciudad, y quien había sido su compañero en la División de Exposiciones. “Arshak salió de su departamento en Caballito, dejó sus dos teléfonos celulares en el domicilio y su moto en la puerta, pero se llevó su arma reglamentaria, su placa y su tarjeta de débito, elementos que jamás fueron hallados”, informó la Secretaría de Derechos Humanos. Un rato más tarde, Arshak sacó plata de un cajero automático en proximidades de la estación de subte Primera Junta, y se dirigió al hipermercado donde se lo observa salir con una pala de pico en la mochila. A partir de allí, no existen más filmaciones que permitan conocer su ubicación.

La legisladora por el Frente de Todos en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Victoria Montenegro, acompaña a la familia desde el momento de la desaparición, y constantemente denuncia el accionar de la Policía de la Ciudad, en esta causa caracterizada por irregularidades y denuncias de encubrimiento a la Policía y al Ministerio de Seguridad porteño. 

El principal cuestionamiento que denuncia la familia, los organismos de derechos humanos y dirigentes políticos es que la Policía de la Ciudad, principal sospechada del hecho, sea la encargada de realizar la investigación y el peritaje en la causa. Los peritos de la Policía de la Ciudad confesaron haber perdido datos del celular y la computadora personal de Arshak en el intento por desbloquearlo. La única información a la que se pudo acceder fue a la que data de enero de 2019, un mes antes del hecho, y de poca relevancia para la investigación. El mismo resultado se obtuvo cuando se reseteó a modo de fábrica el teléfono de Leonel Herba, con quien Arshak mantuvo una conversación horas antes de su desaparición.

Victoria Montenegro al cumplirse tres años de la desaparición de Arshak.

 

En febrero de 2021, la Secretaría de Derechos Humanos pidió ser querellante en la causa, y que se califique al hecho como desaparición forzada. “Finalmente el pedido de cambio de carátula fue rechazado el año pasado por la Sala IV de la Cámara de Casación. Ese pedido lo habían hecho la querella, la Fiscalía de Instrucción, la Fiscalía de Cámara y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Sin embargo, la Sala IV consideró que aún no estaban dadas las condiciones para calificar el hecho de esa manera”, sostuvo Francisco Yofre, integrante del equipo de la Diputada Victoria Montenegro, en diálogo con ANCCOM.

En caso de que prospere el cambio de carátula a desaparición forzada, significaría que la causa pase al fuero federal, y así, dejaría de estar a cargo del juez Alberto Baños, “un juez que claramente responde a los intereses de la Policía de la Ciudad”, sostiene Yofre. Por su parte, en la Legislatura Porteña, diputados del Frente de Todos propusieron crear una Comisión Investigadora, que finalmente quedó trunca. 

Con el objetivo de movilizar la causa y obtener nueva información, en agosto de 2021, el Ministerio de Seguridad de la Nación había decidido establecer en cinco millones de pesos la recompensa para quien pueda aportar nuevos datos acerca del paradero de Arshak. 

A cuatro años de su desaparición, y cuando Arshak cumpliría 31 años, la causa que investiga el hecho no presenta avances desde hace tiempo. Sin embargo, “la Secretaría de Derechos Humanos pidió que se releven las causas en las que estuviera implicado algún NN para ver si de ese modo se pudiera dar con Arshak. Esa medida fue aceptada y se está tramitando”, comenta Yofre.

En los últimos días, el Papa Francisco se comunicó telefónicamente con Vardush Datyvian, madre de Arshak Karhanyan, luego de recibir su carta, y le transmitió un mensaje de esperanza y un deseo de luz para acompañar con fortaleza la búsqueda de su hijo. Mientras tanto, los interrogantes continúan siendo los mismos: dónde está y qué pasó con Arshak Karhanyan. 

Exigen justicia por Sandra Constante

Exigen justicia por Sandra Constante

El jueves 17 de noviembre se llevó a cabo una movilizaciónen la esquina de Camargo y Serrano, en el barrio de Villa Crespo. En ese lugar, hace tres años, la oficial de la Policía de la Ciudad Silvina Beñacar atropelló y mató a Sandra Constante, una joven de 19 años. La justicia acaba de condenar a tres años en suspenso a la oficial, lo que implica que podrá cumplir su condena en libertad, con solo siete años de inhabilitación para manejar. Familiares y murgeros -Sandra bailaba en El Rechifle- la recordaron y protestaron contra el fallo. Mirá las fotos de ANCCOM.

«Los chicos fueron víctimas de la policía»

«Los chicos fueron víctimas de la policía»

El juez Alejandro Cilleruelo sobreseyó a los amigos de Lucas González, quienes habían sido imputados como coartada para salvar a los policías responsables del asesinato del joven futbolista. Los padres de la víctima convocaron a una marcha para el lunes y tres miembros de la fuerza fueron puestos a disponibilidad.

El inspector Gabriel Alejandro Isassi, el mayor Fabián López y el oficial José Nievas, responsables de la muerte del joven futbolista Lucas González, fueron apartados de sus cargos. Sin embargo, aún no pesa sobre ellos orden de arresto. 

La familia de Lucas será representada legalmente por el abogado Gregorio Dalbon, quien enfatizó que este tipo de hechos delictivos no pueden pasar en democracia, e hizo un llamado a todos aquellos que tienen hijos para salir a marchar con una vela en la mano el próximo lunes 22 a las 19, frente al Palacio de Tribunales, para exigir justicia y que nunca más haya casos de gatillo fácil. 

Las muestras de apoyo a las familias llegaron de todos lados, incluidos muchos clubes de fútbol. La AFA, a su vez, declaró tres días de duelo en juveniles. Lo mismo hizo el club Barracas Central, del que Lucas era parte, que además colgó una bandera con la exigencia de justicia por su asesinato. También se solidarizaron diversos organismos de Derechos Humanos. 

Ni el jefe de Gobierno, ni su ministro de Seguridad Marcelo D´Alessandro, ni el mandamás de la Policía pudieron explicar aún por qué sus dirigidos iban de civil, en un auto que no era oficial y dispararon sin identificarse ni dar la voz de alto.

A través de sus redes sociales, enviaron condolencias tanto el presidente de la Nación, Alberto Fernandez, como el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, quien había lanzado la Policía de la Ciudad hace cinco años en la misma comisaría donde se desempeñaban los tres responsables de la muerte de Lucas González, quienes iban de civil, bajaron de un auto particular y dispararon sin piedad a cuatro adolescentes que regresaban de una práctica de fútbol. Ni el jefe de Gobierno, ni su ministro de Seguridad Marcelo D´Alessandro, ni el mandamás de la Policía pudieron explicar aún por qué sus dirigidos iban de civil, en un auto que no era oficial y dispararon sin identificarse ni dar la voz de alto.

A raíz de lo sucedido, la abogada y activista trans, Cristina Montserrat Hendrickse, abrió una convocatoria para juntar firmas y así poder presentar un proyecto de ley -que llamó Ley Lucas- que prohíba actuar de civil a la Policía de la Ciudad, que ya acumula una importante cantidad de casos de gatillo fácil en sus escasos cinco años de vida.

Los tres amigos de Lucas, a los que se les había iniciado una causa caratulada como Tentativa y Resistencia a la Autoridad como coartada para salvar a los policías y por la cual los adolescentes pasaron la noche detenidos, fueron sobreseídos por el Juez Alejandro Cilleruelo quien afirmó que los chicos  “fueron víctimas de la policía” y su abogada Lorena Blanco afirmó a ANCCOM: “Yo vi a la mamá de Joaquin llorar acostada en el piso de la puerta del Instituto de Menores porque no la dejaban pasar a ver a su hijo, por ese momento no más yo iría hasta las últimas consecuencias. No puedo, ni siquiera imaginar lo que fue la noche de la mama de Lucas. Esto no puede pasar, todos tenemos que terminar con el gatillo fácil en la Argentina y con la impunidad de los policías”. 

Los papás de Lucas decidieron donar los órganos de su hijo “para que él siga viviendo en otros”, agradecieron a los medios y pidieron a la sociedad   que no les suelten la mano. Su mamá, en medio de la conferencia de prensa, le habló a los policías que la estaban mirando sentados desde su casa: “Aunque me lleve toda la vida, esto no va a quedar así”. Su papá, que cada tanto se secaba las lágrimas y trataba de demostrar fortaleza, aseguró: “Mi hijo entraba a una villa con respeto, porque nosotros se lo enseñamos y salía con respeto. Yo tenía miedo de la villa, pero me equivoqué, porque el que me lo mató fue el que me lo tenia que cuidar”. Y continuó diciendo: “Que esos policías se preparen, que les remuerda la conciencia, porque voy a ir hasta las últimas consecuencias, que no se queden tranquilos”.  

La marcha de la bronca

La marcha de la bronca

Encabezada por los amigos de Lucas González, el pibe de 17 baleado por la policía porteña, una columna de manifestantes marchó hasta la puerta de la comisaría 30, a la que pertenecen los tres policías detenidos por el asesinato. En esa misma dependencia, Horacio Rodríguez Larreta había lanzado hace cinco años la Policía de la Ciudad.

La concentración se largó en la avenida  Vélez Sarsfield e Iriarte, el jueves, a las 17. La gente marchaba a la comisaría 30, ubicada en California al 1800, de Barracas. En ella se desempeñan los responsables de la muerte de Lucas González, de 17 años, que volvía de entrenar en el Barracas Central, con sus amigos.

La historia ya se conoce pero no por la policía. Lucas fue baleado en la cabeza, uno de sus amigos logró escapar y los otros dos, con el herido, quedaron detenidos. Lucas con custodia y las dos balas en la cabeza en el hospital Penna, y ellos en el Instituto de Menores Inchausti, donde fueron maltratados, estigmatizados y  tratados como delincuentes: “¿De qué trabaja tu papá?”, “¿Dónde vivís?”, “¿Si no sos chorro porque te vestís así?”. Tres policías finalmente resultaron detenidos por orden del juez de menores Alejandro Cilleruello, y fueron trasladados al destacamento de la Federal en Madariaga.

Las columnas de la marcha estaban encabezadas por compañeros del club, vecinos y familiares de víctimas del gatillo fácil. Algunos pudieron hacer carteles en los que se leían los pedidos: “Personal de la Policía culpables”, “Justicia por los pibes”, “Que paguen los culpables, tenía toda la vida por delante”,  “Fuerza Lucas y familia”. La gente salía de los balcones y aplaudía, los comerciantes lloraban en las puertas de sus locales y los autos tocaban bocinazos haciéndose oír, para pedir “basta de pibes muertos”. 

Sus compañeros estaban con la camiseta del club puesta y sus amigos viajaron desde Florencio Varela, luego de acompañarlo todo el día en el Hospital El Cruce, donde a las seis de la tarde fallecería rodeado de sus padres. 

 Sus amigos, al enterarse de la confirmación de la muerte  por un periodista en medio de la marcha, salieron corriendo hacia Varela para estar todos juntos. Los que se quedaron solo pudieron cruzar los brazos, y fijar la mirada en las vallas que cuidaban la comisaría donde hace  exactamente 5 años Horacio Rodríguez Larreta inauguraba “la nueva” Policía de la Ciudad. 

 A todo esto, no paraban de llegar policías a la comisaría, pero sin enfrentarse a los manifestantes que los insultaban, les pegaban carteles al vallado, y les repetían de lejos que eran asesinos. «Las balas que vos tiraste van a volver», cantaban los familiares de aquellos que no están por culpa de la policía hace tiempo, con furia y enojo como si la herida no sanara. Gritaban una y otra vez, «Lucas» y la multitud con la voz rota contestaba «presente». Una mujer que en cada grito se se le hinchaban las venas de dolor y bronca continuaba: «Ahora…y siempre», y contestaban aquellos que pudieron transformar la tristeza en furia para seguir peleando; mientras los chicos del club Barracas Central solo se secaban las lágrimas y se abrazaban sin poder decir nada.