El huevo de la serpiente

El huevo de la serpiente

«Muerta o presa» es el libro que publicó Irina Hauser sobre la trama del atentado fallido contra la exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué tuvieron que ver con la Libertad Avanza y los seguidores de Javier Milei?

Muerta o presa (Planeta) es el último libro de Irina Hauser. Allí se presenta una cronología detallada del escenario previo a lo que se constituyó en el intento de magnicidio contra la dos veces presidenta de la nación Cristina Fernández de Kirchner y vicepresidenta en ejercicio en el momento del atentado. El texto revela algo casi tan impactante como las imágenes que recorrieron el país del arma apuntando a la cabeza de la exmandataria: la trama subterránea del poder y sus vínculos con el gobierno nacional electo en 2023. Por medio de un hilado fino de hechos y actores, el atentado se devela como la confabulación de un grupo de organizaciones de ultraderecha en contacto con funcionarios y dirigentes de La Libertad Avanza y del PRO. El apoyo al entonces candidato Javier Milei resultó en la conformación de un nuevo grupo de poder, uno que se impone por medio de la violencia y el enfrentamiento social.

Hoy, Hauser analiza sus palabras desde la entrada del libertario al poder y comparte una nueva forma de leer no solo el atentado, sino también las lógicas y actores centrales de este nuevo gobierno.

Con el diario del lunes, ¿cuál es tu nueva lectura sobre el atentado?

Una cosa que me pasó fue que después de que salió el libro, cuando empezó a perfilarse la figura de Milei, es que me di cuenta de que había contado una trama que es la antesala de lo que está pasando. La conté porque me parece que explica el atentado, pero lo que me doy cuenta es que ahora explica mucho más. ¿Por qué digo esto? Hay un tramo del libro que está dedicado exclusivamente a contar cómo se fueron entrelazando, creciendo, construyendo, algunas organizaciones de ultraderecha que accionaron de manera violenta, no solamente en las calles, sino también en las plataformas. Revolución Federal hizo reuniones en Twitter, en Facebook, que fueron muy determinantes, porque eran reuniones donde cada vez que hablaban y cada vez que tomaban la palabra los miembros de Revolución Federal hablaban de un plan para matar funcionarios, especialmente a Cristina.

¿Cuáles son los hilos principales que se cruzan entre el gobierno y estas organizaciones emergentes?

Está la reconstrucción de toda esa trama, pero además hay un recorrido de cómo se vinculan muchos de los personajes de la historia, incluso los que tienen que ver con el hecho material. Me refiero a Fernando Sabag Montiel, su novia Brenda Uliarte  y Gabriel Carrizo, el dueño del negocio de los copos de azúcar, que estos pibes usaron para camuflarse, y hacer un poco de inteligencia barata en la zona de la casa de Cristina. Ellos tenían una simpatía importante por Milei.

En el caso de Sabag Montiel, además de las conversaciones que hay registradas en la causa, es muy impresionante su discurso antipolítico. El tipo cuestiona todo. Que Macri esto, que Cristina lo otro, hablaba de Sergio Massa en ese momento, cosa que me pareció curiosa, porque todavía Massa no había crecido como posible figura presidenciable.

En el caso de Revolución Federal, la vinculación era directa porque ellos fueron al lanzamiento de la campaña de Milei y a varios actos del candidato libertario. Leo Sosa siguió yendo aún procesado por la justicia por hechos violentos, lo militaron y lo siguen militando. Esto es un aspecto, después además aparecen algunos datos en el expediente que nunca nadie les dio trascendencia, como la foto de Sabag Montiel con Milei, que está en el expediente y nadie la había mostrado.

Pero también ha habido otras cosas; por ejemplo, en la casa de Carrizo cuando la allanan, encuentran unos papelitos donde tenía el contacto de un abogado para que lo defienda. ¿Quién era ese abogado? Francisco Oneto, un defensor mediático, pero que además resulta ser el candidato a vicegobernador con Carolina Píparo en la Provincia de Buenos Aires por la Libertad Avanza.

El abogado actual de Carrizo (nota de la r: Gastón Marano) también es un hombre de la política. Es alguien que era asesor en la Bicameral de Inteligencia del exsenador (Ignacio) Torres, ahora gobernador de Chubut.

El actual ministro de Justicia, (Mariano) Cúneo Libarona está a cargo de la defensa del Grupo Caputo en la causa de Revolución Federal, donde está acusado de financiar a Jonathan Morel mediante pagos millonarios a una pequeña carpintería que se había abierto un año antes sin tener conocimiento en el rubro. Son detalles que parecen cosas por ahí menores, pero para mí hay que ver la película completa.

El actual ministro de Justicia, (Mariano) Cúneo Libarona está a cargo de la defensa del Grupo Caputo en la causa de Revolución Federal, donde está acusado de financiar a Jonathan Morel mediante pagos millonarios a una pequeña carpintería que se había abierto un año antes sin tener conocimiento en el rubro. Son detalles que parecen cosas por ahí menores, pero para mí hay que ver la película completa.

Irina Hauser

¿Cuál es el impacto de estos actores en la escena pública?

Es la sumatoria de cosas lo que explica también la violencia persistente, porque si bien Revolución Federal desapareció de la calle, esa suerte de licencia para la violencia nunca se fue, siempre estuvo latente, y tiene varias patas. Una tiene que ver con el discurso de la derecha política, que ya desde antes del atentado vos escuchabas al propio Milei diciendo que había que exterminar al kirchnerismo, después lo tenías a (Ricardo) López Murphy diciendo “son ellos o son nosotros”, Patricia Bullrich ya en campaña pidiendo un país sin Cristina. Hasta Horacio Rodríguez Larreta pedía eliminar al kirchnerismo. Son términos que en la historia de nuestro país no tienen otro sentido, otra connotación, que desear la muerte. Y la muerte del kirchnerismo y de Cristina en particular parecía el leitmotiv del periodismo concentrado.

¿Cuál fue el rol de la justicia y los medios en este escenario?

Otro aspecto es el que tiene que ver con cómo se fue posicionando el Poder Judicial, que también puso su granito de arena para la violencia. Las movilizaciones que ocurrieron en las inmediaciones de la casa de Cristina se dieron en el contexto en que estaba transcurriendo el juicio de la obra pública, donde se la acusaba de direccionar obra pública en Santa Cruz a favor de Lázaro Báez. Algunos le dicen el juicio de Vialidad.

Era la época del alegato final, el fiscal Diego Luciani hizo un espectáculo para hacer su alegato de nueve días que se transmitió por YouTube, pareció una cadena nacional, como no tenían ninguna prueba realmente, armaron todo ese show para los medios amigos. Y esas son cosas que tienen mucho impacto.  El día que Luciani pide los doce años de prisión y la inhabilitación perpetua los primeros en salir a festejar son grupos que iban a insultar a Cristina en la esquina de la casa, entre ellos los de Revolución Federal.

Esta es una organización que hasta el día de hoy sigue teniendo protagonismo en los actos del actual presidente, ¿Quiénes están detrás?

Los de Revolución Federal, Leo Sosa y Jonathan Morel, estuvieron el primer día ahí cerca de la casa de Cristina, lo que ocurrió fue que se llevó a la militancia para neutralizar esa situación, y ahí ya no se movieron más. La movilización duró 11 días.

Siguiendo con la causa, como era cantado, Cristina fue condenada en diciembre. Ya lo sabía todo el mundo, como ella decía, la condena estaba escrita. Y por si hubiera alguna duda, Clarín publicó la famosa frase de “la bala que no salió y el fallo que sí saldrá». Son factores que colaboran con la violencia. Los medios venían ya desde mucho tiempo antes convirtiendo a Cristina en esta suerte de enemigo de todo, a fuerza justamente de la multiplicación de causas judiciales.

El Grupo Clarín tiene mucha incidencia en cómo se han llegado las causas judiciales, la cantidad de acusaciones que se hicieron, y los jueces son muy sumisos frente a las exigencias de los medios. No hace falta que le golpeen la puerta y le digan que arme una causa. Ya saben lo que tienen que hacer. Es como un código interno, que se da por sobreentendido.

¿Cómo se alcanzan estos niveles de violencia y confabulación contra la exmandataria?

Milei en esa época tenía una especie de séquito, (y lo sigue teniendo) de jóvenes intelectuales liberales, que formaron un grupo que se llama “el Ministerio del Odio”. Y en ese grupo estaba alguien que está copando mucho espacio cada vez que puede hablar: Agustín Laje. Ellos hacían transmisiones desde la pandemia con miles de personas escuchándolos. Y más de una vez terminaban llamando a tomar las armas para eliminar al otro.

Haciendo el libro leí bastante sobre qué pasa con los discursos de odio. Hay un estudio muy interesante que muestra, por distintos márgenes de edad, cómo rebotan los discursos de odio y cuándo terminan en acciones. También seccionan por tópicos, porque los discursos de odio pueden tener muchas caras. Puede presentarse como un discurso de odio político, como lo es en este caso con Cristina, pero también puede ser referido a un odio racial o contra las minorías. Los une la cuestión de llevar ese odio a la acción. ¿Y con esto qué quiero decir? Sabag Montiel no necesitaba que alguien fuera a darle la orden. Puede haber ocurrido, no lo sabemos porque el Poder Judicial no ha querido investigar a fondo.

Pero también es cierto que Montiel tiene una personalidad border, se ve muy claro en los estudios psiquiátricos que le hacen. Capaz le tiraron unos mangos o escuchó la idea en el Twitter de Space. Ahí Morel, de Revolución Federal, decía: “Si yo pudiera me metería en el medio de la militancia (kirchnerista), pero no puedo porque los nenes de la Cámpora me conocen, me hago pasar por militante y pasa a la historia”. Eso es lo que hace Sabag Montiel, el nivel de violencia era tan grande y el llamado a matar era tan explícito que estaba a un paso de lo que sucedió. Lo hizo él pero lo podía haber hecho cualquier otro, porque era prácticamente una invitación.

Da la impresión de que hay pistas que no permean los filtros judiciales. Investigaciones que se comprenden a gran escala, pero la justicia decide fraccionarlas en causas menores. ¿Qué peso tiene esto en la causa?

Brenda Uliarte este año presentó un escrito diciendo que quería ampliar su declaración, contar detalles de cómo ella cree, por lo que le escuchaba hablar a Sabag Montiel, que Gerardo Milman, el diputado del PRO, que además fue jefe de campaña de Patricia Bullrich, les daba dinero a Revolución Federal para que fueran a generar situaciones de tensión o de violencia a Recoleta, donde estaba la movilización. En el escrito menciona a una secretaria, a una tal Carolina, que todos creemos que es Carolina Gómez Mónaco, que es una mujer que sigue trabajando con Milman, que fue además su mano derecha en el Ministerio de Seguridad en la época en que lo dirigía Patricia Bullrich. Aparentemente lo están dejando para el juicio oral, aunque no es que no podrían hacerlo en la instrucción, porque todavía queda una pista abierta en la instrucción, que es la pista Milman.

¿Qué llegada concreta tiene esta pista en la causa?

La pista Millman se abre cuando se presenta un testigo a declarar en el juzgado de María Eugenia Capuchetti, Es un hombre que se llama Jorge Abello, que trabaja de asesor en la Cámara de Diputados. Abello declara que dos días antes del atentado había visto a Gerardo Milman sentado en el bar Casa Blanca con dos mujeres, y desde una mesa contigua lo escuchó decir: “Cuando la maten yo estoy camino a la costa”.

 A raíz de esa declaración la jueza tomó algunas medidas, como por ejemplo constatar si efectivamente Milman y dos mujeres habían estado ahí, lo cual se confirma, las dos mujeres eran asesoras suyas, una era Carolina Gómez Mónaco. También se constató que al día siguiente Millman viajó a la costa, a Pinamar, por actividades proselitistas que él mismo había anunciado en sus redes. Pero cuando llaman a declarar a estas mujeres, ellas dicen que hacía un montón que no iban a Casa Blanca. Estaban mintiendo porque le muestran los videos y recuperan la memoria repentinamente.

El abogado Marcos Aldazábal pidió que les secuestren los celulares, pero la jueza se negó. Esto llevó a que recién en diciembre, y por una orden de la Cámara Federal, se las citara otra vez para pedirles los celulares. Cuando llegan estas mujeres a declarar nuevamente los celulares habían sido borrados o reemplazados. Una de las asesoras, Ivana Bohdziewicz, fue despedida del despacho de Millman a finales del año pasado. En mayo de este año se presenta a declarar y comenta que el teléfono no había sido borrado por voluntad propia, sino que fue Carolina Gómez Mónaco quien la acompañó a una oficina de Patricia Bullrich, donde la esperaban un perito y Milman para borrarle el celular.

Es el día de hoy que nadie analizó ningún celular de Milman por distintas razones. Primero por burocracia, pero además porque el tipo fue y se presentó voluntariamente a entregar un celular. Resultó ser un modelo que salió después del atentado, que lo empezó a usar en el mes de noviembre. Milman le tomó el pelo a todo el mundo, y se lo aceptaron.

 Yo no sé de qué responsabilidad tiene el diputado del PRO, pero dos semanas antes del atentado presentó un proyecto donde pedía información sobre distintas custodias, la de Cristina y también la de jueces, fiscales, y periodistas independientes, justificando el pedido como un amparo contra algún posible intento de victimización sobre la entonces vicepresidenta, frente a las causas judiciales que tenía vigentes. Aparentemente retiró ese proyecto, pero existió y nunca se trató en la investigación.

¿Creés, tal como citas en el libro, que la vida democrática es el antídoto contra el odio?

Sí, yo creo que la vida democrática lo es. En este momento tenemos el problema de que estamos ante una gestión de gobierno que intenta construir por fuera de las instituciones de la democracia. Es un panorama incierto, al menos los pocos días que llevan ya han presentado bastantes atropellos, y un papel bastante autoritario. Pero tengo esperanzas en el saber impregnado que tiene nuestra sociedad, en la lucha de los organismos de derechos humanos. Espero que esa pulsión se active, yo creo que puede suceder, y que además tiene que ser un reclamo democrático porque las cosas que están ocurriendo son un atropello. Va a ser una batalla dura, pero con la convicción de que ahora la sociedad tiene elementos para no perder lo que se conquistó.

La magia del libro usado

La magia del libro usado

El protagonismo del mercado de textos usados tiene múltiples sentidos para sus lectores: desde la concientización del medio ambiente hasta el interés por la historia de un ejemplar que llegó a pasar por cuatro personas. Un mercado en expansión ideal para enfrentar a la crisis.

“La lectura es una herramienta fundamental. Es memoria, entretenimiento, un instrumento que no tiene contraindicaciones y aporta conocimiento. Le puede cambiar la vida a una persona. Cuando nace un lector y logra mantener ese hábito, lo tiene para siempre”, asegura Alejandro Vaccaro, Presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires y miembro de la Sociedad de Bibliógrafos Argentinos, en diálogo con ANCCOM. Un comentario, una sugerencia, una temática o un escritor en especial son algunas de las tantas motivaciones que tienen los usuarios para comenzar a leer. Sin embargo, el mundo de la lectura es todo un enigma. “Los libros son un misterio, tiene un relieve inesperado y razones inexplicables”, afirma Vaccaro.

Las prácticas culturales fueron cambiando a lo largo de los siglos, así como también la relación entre los libros y sus distintos usuarios: lectores de libros nuevos, usados y de ambas cualidades. Generalmente es difícil encontrar al lector del libro nuevo comprando uno usado. Ante una situación económica, opta por comprar menos libros pero es muy raro que se pase al mundo del libro usado. “El libro usado tiene un encanto especial, que fascina a los lectores de usados. Tiene su propia historia, los subrayados, la dedicatoria, los papelitos que hay dentro, el olor, el color del papel, la edición. Todo eso genera una fascinación, un aura en particular. Pero las personas que leen nuevos, tienen cierta resistencia a todo eso. No les gusta que el libro tenga polvo ni marcas. Les gusta el olor a nuevo y que esté impecable. Todos los lectores tienen sus mañas”, confiesa Patricio Rago, organizador de la Fiesta del Libro Usado (FLU), escritor y dueño de la Librería Aristipo en el barrio porteño de Villa Crespo.

Los libros de papel tienen segundas, terceras y hasta cuartas vidas gracias a las librerías de segunda mano. Se encuentran en diversas partes: plazas, librerías, veredas, anticuarios, mercados de pulgas o inclusive también de manera virtual. A lo largo de los años este tipo de literatura fue creciendo por su presentación, por la dificultad de encontrar un título o editorial en particular, por una cuestión medioambiental, ejemplares que se encuentran agotados o más baratos que los libros nuevos. Es decir, hay diferentes motivos que influyen en el auge de los libros usados: temáticas de interés diversas, hallazgos de piezas antiguas no reeditadas y una lista amplia. 

Además, en los últimos años se incorporó el uso de las redes digitales dentro de la administración del tiempo de cada persona. Este dato no es menor ya que no se aborda desde la intensidad con que leen los usuarios sino de los nuevos modos de leer que alteran los hábitos tradicionales e impactan también en la apropiación de los contenidos. 

Muchos lectores se acercan no solo a ver los libros sino también a donar títulos y colecciones que no pueden tener ya en sus casas. El objetivo es lograr una mayor circulación de los textos como medio de cultura y aprendizaje, convirtiéndolos también en objetos de intercambio. 

 

Un espacio de encuentro

Gran parte del público lector de las librerías de segunda mano, las consideran un espacio de encuentro. Un lugar que no solo da vida por segunda vez a libros viejos y usados que descubren un nuevo y potencial lector, sino también un sitio para vincularse con personas con los mismos gustos. A su vez, es un ámbito para fomentar el libro como objeto de uso y crecimiento. Se crea un entorno nuevo e idóneo para encontrar ese libro perdido, retomar el hábito o localizar un clásico. Anécdotas, sorpresas, comentarios y largas conversaciones forman parte de este tipo de librería. Por lo que se puede entonces hallar tres tipos de acercamiento: del libro al lector, del lector al libro y entre los mismos lectores.

En la Avenida Corrientes 1187, se encuentra La Librería del Subsuelo, un sitio al que concurren muchas personas para consultar, canjear o vender libros y lo hacen directamente con la dueña del espacio, Jeannette Chejolan. “Todos los que se acercan a nuestra librería, lo hacen con la idea de dar un paseo, de conocer otras personas que les gusta lo mismo que a ellos. Al ingresar libros todos los días, también se acercan para ver qué temáticas nuevas entraron. Es parte de la rutina del lector formar un lugar de encuentro”, afirma Chejolan. Visitar una librería de segunda mano implica también comunicarse y relacionarse con otros. “Esta semana se acercó un chico de unos 15 años buscando un libro particular sobre historia argentina. En la misma sección estaba un lector que nos compra hace años y que sabe mucho de la temática en sí. Estuvieron muchos minutos hablando, intercambiando ideas y se pasaron los teléfonos para que éste último le recomendara más ejemplares. Eso sucede muy seguido en las librerías de segunda mano”, concluye la dueña de la Librería del Subsuelo.

A su vez, en el stand 36 de la Feria de Libros Usados de Plaza Italia, está Fabiana Medina, quien trabaja en su puesto hace 45 años y disfruta recomendando libros tanto a chicos como adolescentes. “A la feria viene mucha gente, todos los días, la mayoría turistas. Les encanta el paseo, el lugar, observar estos pequeños universos porteños. Persiguen a Borges, Cortázar y Sábato para comprenderlos un poco más. Pero el público en general busca de todo y las ofertas tienen mucho éxito”, confiesa a este medio Fabiana en diálogo con Anccom. 

Marcelo Gancedo, propietario de “Victoria libros” de Plaza Italia, cuenta que el público que va es variado y aumenta mucho cuando es la Feria del Libro. Cuando salen de la Rural siguen entusiasmados y se cruzan para seguir mirando y comprando. “Últimamente las ventas aumentaron bastante porque el precio de los libros nuevos es muy alto, porque el papel está caro. Entonces la gente busca precio”, agrega.

Las maneras de conseguirlo

“La ciudad de Buenos Aires tiene una gran tradición de libros usados que es única en el mundo. No existe ninguna ciudad que tenga la cantidad de librerías, la calidad de textos y de lectores. Acá, es bastante frecuente ver gente leyendo en la calle y en los colectivos”, sostiene Rago. Asegura que la gente durante muchos años se reunía en las distintas zonas de librerías, las de la avenida Corrientes, avenida de Mayo, por las calles Rodríguez Peña, Montevideo, Paraná; por las de los Parques Rivadavia, Centenario y Plaza Italia y las de los barrios como San Telmo. Existía una tradición muy fuerte por la compra de libros usados en esos lugares, allí la gente se juntaba a charlar y a debatir sobre literatura, filosofía e historia.

Para el dueño de Aristipo ese mundo comenzó a resurgir durante este último tiempo, y además, apareció una nueva generación de libreros de segunda mano. Esta nueva generación de librerías es la que viene trabajando desde hace algunos años en la difusión y promoción del libro usado, devolviéndole “su épica y su aura”. Es gente apasionada por los libros, poniéndolos en valor. No sólo ofrecen la posibilidad de encontrar ediciones antiguas o textos que ya no se venden en el mercado, sino que también destacan y transmiten la magia que tiene el libro usado, ya que entre sus páginas se puede encontrar partes de su historia y conocer a sus antiguos dueños. Muchas veces aparecen dedicatorias, subrayados, reflexiones, citas, frases, nombres, lugares o fechas que le dan a ese objeto una vida propia y tienen la capacidad de hacer volar la imaginación del lector.

Por otra parte, en el mundo del libro nuevo, las editoriales son las que deciden qué ejemplares y qué autores se deben vender, exigiendo que las novedades sean colocadas sobre las mesas de las librerías para lograr mayor exposición. Los libreros de usados, en cambio, trabajan por fuera de estas presiones y lógicas comerciales, siendo ellos quienes deciden qué vender y recomendar, haciendo una especie de curaduría de los libros que eligen para ofrecer. Se crea así un vínculo de fidelidad con el cliente que confía en el criterio de selección de los libros que se les proponen. “Muchos lectores están descubriendo el valor del libro usado, de alguna manera, contagiados por esa pasión que transmiten los libreros. Hay una especie de explosión en su consumo”, asegura Rago.

Aparte de estas librerías especializadas en el tema, existen otras formas de adquirirlos. En la página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se promocionan las Ferias de Libreros. Se aclara que, además de libros y revistas usadas, algunos puestos se dedican a la compra, venta y canje de artículos relacionados a la filatelia, numismática y objetos de colección. Abren de lunes a viernes de 10 a 18 horas y se los puede encontrar en: 

La cantidad total de puestos otorgados son 232. Para acceder a los permisos se exige aparte de ser argentino nativo (por opción o naturalizado/a) o extranjero con radicación permanente en el país, pasar una prueba de taller donde se evalúa si el postulante tiene antecedentes referentes a la explotación del rubro, y si tiene suficiente provisión de mercadería, experiencia y conocimiento de la actividad. Estos requisitos garantizan la calidad del puesto y que quien lo maneje pueda ofrecer un buen servicio. 

Otra manera frecuente de adquirir libros usados es por medio del e-commerce. Según Marcelo Gancedo y Fabiana Medina, puesteros de la Feria de Plaza Italia, durante la pandemia la venta por internet de libros usados aumentó considerablemente. A partir de ese momento los lectores adquirieron el hábito de buscar en la web los libros usados porque no los conseguían nuevos o por ser más económicos. Una de las plataformas utilizadas es Tiendanube, donde cualquier persona puede crear su propia tienda online para vender en Internet directamente al comprador. Las ventas por este medio son bastante rentables porque tienen muy bajos costos, existe una demanda constante y la posibilidad permanente de renovar stock. Las ventas se pueden concretar por medio de plataformas como Mercado Libre y Tiendanube, por medio de grupos de compraventa o marketplaces en Facebook o publicaciones en Instagram.

Otra manera de comprar libros usados en la ciudad es por medio de los puestos que se han instalado en diferentes esquinas del centro porteño. Se trata de la iniciativa Un libro por una oportunidad» creada en 2020 por dos amigas Cecilia Gallo y Mariana Peluffo. Esta red solidaria recibe donaciones de libros usados que luego entrega a personas de bajos recursos o en situación de calle para que ellos los puedan vender a un precio accesible, y con lo recaudado generen un ingreso propio. De esta manera la organización contribuye no sólo con el vendedor, sino también con el vecino o peatón que adquiere un libro por un precio muy accesible.

 Qúe es la Flu

La Fiesta del Libro Usado (FLU) es una feria de entrada libre y gratuita que se organizó por primera vez el 5 y 6 de noviembre de 2022 en el Centro Cultural Plataforma Nave en el barrio de Palermo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En esa oportunidad asistieron 2000 personas por día. En 2023, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno ofreció el espacio de La plaza del Lector “Rayuela” (Avenida Las Heras 2025, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) para organizar el evento como una manera de apoyar la iniciativa. Se esperaba la presencia de entre 6.000 y 8.000 personas y asistieron más de 40.000. Según Rago, su organizador, la feria fue el resultado de muchos años de trabajo, de difusión, de devolverle la épica y el aura al libro usado. La organización de la FLU lleva un gran trabajo de preproducción porque se eligen cuidadosamente las librerías que participan. Van sólo libreros y libreras que tienen buenas obras, que tienen conocimiento sobre libros y literatura y llevan una selección de sus mejores títulos.

En la feria no sólo se pueden comprar buenos ejemplares, también hay distintas actividades, charlas, lectura de poesía, de narrativa, entrevistas a distintos autores, música en vivo y puestos de comida. La idea es que la visita sea una experiencia y entender la lectura como una fiesta. Por eso se llama la Fiesta del Libro Usado y no la feria del libro usado. 

La fiesta de este año se organizó en septiembre y tuvo mucha difusión por parte de los medios masivos de comunicación. “Los precios en general eran muy buenos en relación al nuevo, la gente se llevaba pilas de libros y los libreros tuvieron que volver a sus locales a buscar más textos para reponer en los stands”, recuerda el organizador de la FLU. En la edición de este año participaron 35 libreros y se calcula que cada uno vendió aproximadamente 400 ejemplares, lo que da un total de 14.000 libros vendidos durante los dos días.  Este tipo de eventos permite a la gente descubrir con mayor profundidad el universo del libro usado e incorporarlo como un posible hábito.

La lectura en Argentina

El tiempo y magnitud que la persona le dedica a la lectura está relacionada a la edad, sexo, zona geográfica y actividad que ésta presente. Según la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2022 (ENCC), la mitad de la población leyó al menos un libro el último año. La lectura, tanto habitual como ocasional, se realiza más en el formato papel. Por otro lado, la mayoría de la población (39%) lee para entretenerse, un 18% lee por estudio y un 6% por trabajo, y el principal motivo de elección de los libros leídos es el género o tema tratado. Además, los grupos etarios que más leen son aquellos entre 13 y 29 años con un porcentaje de lectura de 77% y 58% respectivamente.

 Al mismo tiempo, dicha encuesta, también plasmada en la página de Sistema de Información Cultural de la Argentina (SINCA), sostiene que el libro en papel es el formato más elegido en todas las edades, niveles socioeconómicos, géneros y regiones del país. A su vez, la lectura en formato digital duplicó los valores que presentaba en 2017. Es una práctica en expansión que complementa el hábito de la lectura en papel y no como muchos sostienen, una competencia. 

La producción de libros en el país

En el último Informe de Producción del libro Argentino presentado por la Cámara Argentina del Libro (CAL) en mayo de 2022 se pueden observar ciertas tendencias en la producción de libros que responden, entre otras cosas, a los hábitos de los lectores. Desde el 2015 a 2019, la producción de libros había caído en la Argentina sostenidamente, de 83 a 35 millones de ejemplares. Puestas en comparación con un año anómalo como fue el pandémico 2020 que afectó los modos de producción, las cifras de 2021 hablan de una recuperación y nueva tendencia de crecimiento ya que se produjeron un total de 44 millones de ejemplares y un crecimiento del 24% de las novedades editoriales, datos que comienzan a equipararse con los de 2019. Sin embargo, existe un dato importante en cuanto al significativo achicamiento de las tiradas: la cantidad de ejemplares que se imprimen en cada edición. En el sector editorial la tirada promedio pasó de 2.700 ejemplares en 2016 a 2.229 en 2018 y 1.700 en 2021. En ese año la mayoría de las novedades salieron al mercado con una tirada de sólo 1.000 ejemplares, y teniendo en cuenta que en todo el país había en ese momento 1.200 librerías de nuevos, significa menos de un ejemplar por librería. Un análisis más detallado de las tiradas muestra cómo se acentúa esa caída en la producción de la primera tirada. En casi el 40% de las ediciones comerciales, las tiradas no superaron los 600 ejemplares. 

El mito del fin 

Actualmente, los libros enfrentan una gran competencia por la existencia de otros medios de entretenimiento. Esto no solo influye en la falta de lectura sino la ausencia de agilidad en el pensamiento de la persona.

Sin embargo, por más que existan otros medios de entretenimiento o libros digitales, es un mito que el libro físico llegue a su fin. Por un lado, Rago afirma que es justamente el uso y bombardeo de las tecnologías, las redes y el teléfono lo que hace que el libro físico resulte atractivo. Explica que “leyendo la gente busca otra temporalidad y un descanso de la excesiva exposición a las pantallas. Lo que tiene para ofrecer hoy el libro en papel es eso, un descanso, entrar en otro tiempo, un rato de calma y otra manera de respirar”. 

Por otro lado, Alejandro Vaccaro sostiene que la era digital representa una moda y que es pasajera. “Esto va a pasar. Se va a revertir y vamos a volver a la parte humana. No está en peligro el libro físico, va a subsistir. Lo mismo ocurrió por ejemplo con la radio. Además, el avance del libro digital es mínimo, está comprobado”, declara el Presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires. 

Agustin Vega, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sostiene que, además de que no desaparecerá el formato físico, existe una convivencia de ambos formatos y que la era digital es funcional para aquellos que están a distancia. “Creo que el libro digital no es una amenaza, sino una buena forma de poner en disponibilidad ciertos textos y otras formas económicas accesibles o casi imposibles de acceder. El atractivo del objeto va a seguir estando. Todavía tiene mucho atractivo y cierta practicidad. Va a convivir con formas digitales, con otros consumos y formas de lectura”, asiente el sociólogo. 

De todas maneras, la lectura es un hábito que mejora las condiciones sociales y le permite al lector desarrollar los aspectos cognitivos y reflexionar sobre cualquier tema, independientemente del formato que elija. “En definitiva, lo que vale es el texto. Cada uno lee como se siente más cómodo. Un buen texto soporta cualquier formato”, concluye Vaccaro. 

Con el paso del tiempo, los libros usados tienen muchos más seguidores ya sea por su precio, por el aumento de la concienciación y por la experiencia de tener un libro que ha estado en otras manos y ha vivido muchas historias de otras personas. También hubo una transformación en su connotación: lo que anteriormente algunos lectores veían como negativo y vinculado como un recurso escaso, ahora es una experiencia ecologista, sustentable y social. Los lectores y vendedores tienen la tarea de mostrar otra imagen del libro, un enfoque más atractivo y descontextualizado de los espacios académicos tradicionales. La nueva imagen que se está intentando mostrar tiene que ver con que un libro usado es un tesoro encontrado.

Un cambio que nadie reclama

Un cambio que nadie reclama

La Ley Ómnibus propuesta por el presidente Javier Milei derogaría, entre otras, la Ley del Libro. Un día después de enviada al Congreso, las diversas Cámaras libreras comenzaron a organizarse para explicar los efectos negativos de la medida y resistir su aplicación. Las pequeñas librerías y la bibliodiversidad, en peligro.

La Ley 25.542 del Libro corre riesgo de ser derogada si se aprueba la Ley Ómnibus en las sesiones extraordinarias que la tratarán hasta el 31 de enero. Esta norma, con 22 años de vigencia, dicta que “los editores, importadores o representantes de libros deberán fijar un precio uniforme de venta al público (PVP) o consumidor final de los libros que edite o importe”. Es decir que establece un precio único tanto para la pequeña librería como la gran cadena editorial, e incluyendo los canales de venta online.

La Cámara Argentina de Librerías Independientes (CALI), fundada el 19 de diciembre de este año, se pronunció al respecto y su vocero, Juan Pablo Armenio, de Tiempo Libro, confiesa: “No sabemos el por qué de este proyecto: es insólito, nos agarra de sorpresa. El sector está de acuerdo con que la Ley del Libro sirve” y señala: “En sí ha mejorado la competencia y permitido que otros actores ingresen al mercado, como pequeñas editoriales y librerías que puedan poner acento en diferentes lugares del mundo del libro”. Actualmente, las diversas instituciones como CAL, CALEDIN, Fundación El Libro y la propia CALI, entre otras, se encuentran organizadas para unificar criterios y “tener un plan de acción común” según Armenio.

Mónica Dinerstein, presidenta de la Cámara, al ser consultada sobre el impacto de esta medida, explica que la derogación “atenta contra la competencia porque las grandes empresas pueden rebajar el precio”. Esto es: actores económicos -no necesariamente del mundo editorial- compran gran cantidad de ejemplares para comenzar vendiéndolos hasta un 30% menos, corriendo a las pequeñas y medianas librerías de la escena, para luego terminar aumentando el producto sin preocupación ya que no tendrán contra quién competir.

“Mucha gente cree que va a poder comprar más libros. Hay un grave error en esto: el precio no va a bajar. A lo sumo bajará en algunos lados, pero lo más grave es que se va a perder la bibliodiversidad”, advierte Dinerstein y en este punto complementa: “Hay libros de los que se venden pocos ejemplares al año. De eso nos nutrimos las librerías independientes. Logramos tener clientela que busca eso y nos diferenciamos. La idea es tener una gama de títulos que probablemente las grandes cadenas no tengan”.

Según Cecilia Fanti, de Céspedes Libros y vicepresidenta de la CALI, los casos de países con una ley de precios en el mundo literario, como Italia, Argentina o España, son “los que tienen el entramado más fuerte de librerías y editoriales independientes” y, sobre la importancia de la diversidad editorial, recalca: “No solamente han surgido infinidad de editoriales y librerías, sino que han sido declaradas Patrimonio Cultural. Hemos visto el crecimiento exponencial de las ferias de editores como la FED. No es una ley que va en detrimento del mercado, sino que como el precio es uniforme, la competencia no se traslada al descuento. El libro es un bien cultural, no solamente regulado por la economía”.

En paralelo, Fanti afirma: “Los editores pueden volcarse a pensar catálogos distintos, las librerías competimos desde la calidad de nuestro servicio. Hay un consenso absoluto dentro del sector de que la ley en argentina se cumple. Editores, libreros y distribuidores estamos de acuerdo en que hay que defenderla y que la derogación puede ser una tragedia para la industria y para los lectores”.

Antes de la implementación del “precio único”, existía el “precio sugerido” por las editoriales y en ese sentido Armenio recuerda: “En el 2001, se sanciona esta ley justamente porque estaban desapareciendo librerías independientes a manos de las grandes superficies. El que quiera vender cualquier libro en la Argentina lo tiene que tener al mismo precio entonces las oportunidades en ese caso son iguales absolutamente para todos: para mí, para Jenny, para un supermercado y para la editorial que lo quiera vender en la página. Por eso la competencia es beneficiada por una ley de precio único”.

Por esta derogación, las Bibliotecas Populares también puede verse en su sistema de compras centralizado dependiente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP). Braian Urban, presidente de la Biblioteca Popular Sarmiento de Villa Italia, Tandil, señala el apoyo del sector a la industria editorial “sobre todo con el tema de la diversidad” ya que las editoriales independientes “pueden acercar producciones que las grandes editoriales no realizan o están condicionadas”. Urban sintetiza: “Nos afecta como compradores de libros. De parte nuestra está la necesidad de tener diversidad de miradas y autores”.

La Ley Ómnibus también atenta contra las Bibliotecas con su propuesta de derogar dos puntos de su Ley N° 23.351 de 1986. Se tratan de sus títulos IV de la Junta Representativa y el V del Fondo Especial para las bibliotecas populares. Sobre el punto de la Junta Representativa, Urban señala que se eliminaría “un espacio de participación colectiva federal” con diálogo entre representantes de los gobiernos provinciales y de las federaciones de bibliotecas: “Un espacio central de intercambio, pensando cómo se discuten las políticas públicas de la CONABIP”, concluye.

Sobre la quita del Fondo, Urban advierte: “Nos afecta en términos materiales de financiamiento. Es un componente muy importante para las bibliotecas populares y la implementación de políticas públicas en torno a la promoción del libro, lectura, de acceso a la información, la conectividad”. Este Fondo está desde el año 86 y, al verse reformado, impactaría en gastos corrientes de las bibliotecas, como el internet con el Programa de Inclusión Digital, además de la promoción de lectura, servicios de información ciudadana y el Programa Libro%. Este último punto asegura la “posibilidad de que las bibliotecas viajemos a conocer a la Feria del Libro y compremos libros al 50% de su valor con recursos que transfiere la CONABIP, por lo tanto sería un desfinanciamiento que calaría muy hondo”.
La Ley Ómnibus atenta contra la diversidad de oferta y de miradas del mundo de los libros, limitando la posibilidad de elección de los lectores y, sobre todo, del acceso a consumos por fuera de las leyes de grandes mercados. De prosperar la derogación los libros se quemarán en el altar del libre mercado.

Un libro sonoro

Un libro sonoro

Experiencias desde la comunicación comunitaria y sugerencias para nuevas creaciones se recopilan en «Poscat. El podcast después del podcast», el libro de Ernesto lamas y Gastón Montells que se presenta el miércoles 6 de diciembre en FM La Tribu.

Poscat. El podcast después del podcast es un registro abierto que tematiza el formato sonoro y la comunicación comunitaria desde diversas experiencias en Argentina y Latinoamérica. El libro es el resultado de una seguidilla de seminarios que llevan el mismo nombre, dictados por Gastón Montells y Ernesto Lamas, autores y compiladores, que empezaron el proyecto en 2020 y que continúa hasta hoy. “En un contexto tan singular como ha sido la pandemia, el podcast funcionó como una especie de fogón digital que, con distintos husos horarios y desde distintos territorios, nos agrupó a conversar”, contó Montells en una entrevista para ANCCOM.

“El libro documenta reflexiones sobre la comunicación comunitaria alternativa y las narrativas artísticas sonoras de manera colectiva. Es una especie de itinerario de cuaderno, la imaginamos así.” La edición fue ideada cuidadosamente y ningún detalle gráfico queda suelto. De la mano del estudio de diseño El Fantasma de Heredia, las páginas fueron intervenidas con garabatos, palabras subrayadas, se sumaron anécdotas compinches, frases filosóficas e imágenes imponentes. “Le queríamos dar a la impresión gráfica el ritmo y los atributos de la oralidad. Desde su concepción el libro habilita a intervenirlo”, marcas que registran algo de eso volátil e íntimo que pasa en una conversación con uno mismo o con otros.

Gastón Montells y Ernesto Lamas –que se conocen hace 30 años– escribieron “el libro de sus sueños”. Como no querían ninguna restricción externa, decidieron inagurar su propia editorial: El nombre del Mar ediciones, y estrenaron allí su primera publicación.

El libro viene a llenar un espacio vacío en la literatura sobre el tema, habilitando la conversación sobre una historia que es reciente pero importante. “Queríamos poner mucho énfasis en los podcast pensados para los proyectos comunitarios, desde la comunicación alternativa. Habilitar la pregunta por la voz pública de muchos sectores subalternos que no llegan a los medios hegemónicos: ¿cómo pueden hacer para contar historias?”, planteó Lamas.

 El libro consta de tres partes que emulan el recorrido de los talleres, privilegiado espacio de producción colectiva. En la primera parte, “Cuadernos desde el mar”, se reúnen conceptos y perspectivas inéditos que son el resultado de investigaciones y la experiencia de los autores. Son “paisajes conceptuales”, como explicó Montells, porque “tienen una gran raíz pero son inacabados, en permanente transformación”.

En “Anotaciones desde los territorios de la oralidad” se hace referencia a proyectos y experiencias dignas de ser amplificadas, entre ellas Las Raras podcast, La Voladora Radio, Vokaribe.mp3. Además, se puede encontrar una parte técnica, con ejes a tener en cuenta al producir un podcast, consejos, softwares de producción, plataformas y bibliotecas, e incluso un listado de fondos de fomento para todos aquellos que se aventuren a producir una pieza artística.

Por último, en “Voces desde la indisciplina” aparecen otros y otras autoras que ilustran cómo a partir del podcast se pueden visibilizar temáticas y perspectivas relacionadas al género, a la vida en situación de encierro, la discapacidad, la cancelación y el escrache virtual, entre otros.

Para los autores, “en la creación y los sentidos elaborados del libro hay una cantidad muy grande de personas que participaron de manera muy diversa, más de 40 referentes de radio comunitarias de América Latina, integrantes de más de 200 organizaciones populares de Argentina, estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, tanto de los seminarios que hemos dado como de las clases de Taller 3. Hay una autoridad de sentido ahí colectiva que es, para nosotros, muy conmovedora”.

En relación al formato, Lamas afirmó: “Si se autopercibe podcast, es podcast”. Se trata de un formato novedoso, pero a su vez antiguo. Si bien empezó en 2004, pasó mucho tiempo hasta que se consolidó. Su boom durante la pandemia popularizó su producción, tanto desde medios masivos como desde pequeños productores que se lanzaron a probarlo. Si bien tiene algunas de las características de la radio, la relación entre estos formatos es de solidaridad mutua. “La oralidad de siempre aparece relanzada de modos singulares en todo una ingeniería artefactos digitales, de medios, pero también de procesos domésticos. Queremos que el libro sea inspirador para movilizar otras iniciativas creativas”.

El primer podcast de Argentina se hizo en FM La Tribu cuando Montells era su director. Es una radio que empezó en 1989 como un proyecto de estudiantes de la Carrera de Comunicación, entre los que estaba Ernesto Lamas, y con el paso del tiempo se fue profesionalizando hasta crear una empresa sin fines de lucro. “Durante el período de dirección de Gastón, con una necesidad de amplificar la radio, creamos un sitio de podcasting donde subíamos audios que nos parecían tenían que perdurar en el tiempo, esa era la lógica”, contó Lamas. El 17 de julio de 2005 se estrenó el primer podcast que arrancaba contundente: “La tecnología sirve para decirle al mundo que no estamos de acuerdo”.

Los primeros podcast eran más bien musicales, poéticos, con algunas frases. “Después empezamos a hacer cosas más de investigación con un tema concreto, por ejemplo “Made in Bajo Flores” que investigaba la explotación de la empresa CyA en los talleres textiles”, recordó Montells. Es uno de los primeros podcasts argentinos realizado por un medio comunitario, que además recibió el premio internacional: Nuevo Periodismo de La Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

 

El libro será presentado el miércoles 6 de diciembre a las 18.30hs en el auditorio de FM La Tribu (Lambaré 873).

Los libros de la buena memoria

Los libros de la buena memoria

La Biblioteca Nacional organizó la Feria del Libro Originario. Editoriales y autores se reunieron para visibilizar una parte silenciada de nuestra cultura y el valor de los textos para mantenerla viva.

“Somos, estamos y nunca nos iremos”. El pasado domingo 5 de noviembre se llevó a cabo la primera Feria del Libro Originario en la Plaza del Lector Rayuela de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, con entrada libre y gratuita.

La wiphala, como símbolo de unión en la diversidad, estuvo presente en los puestos de libros y en la reja que rodea a la plaza de la biblioteca, del barrio de Recoleta. La feria fue organizada por el Centro de Estudios sobre Pueblo Originarios de la Biblioteca Nacional cuyo objetivo es realizar realiza actividades, publicaciones e investigaciones con el fin de difundir las culturas de las comunidades autóctonas.

En esta primera feria se concentraron editoriales grandes y pequeñas, autores y autoras independientes que pertenecen o están vinculados a la temática de pueblos originarios, con el fin de darles visibilidad, de que la gente encuentre y vea en un solo lugar la diversidad bibliográfica disponible: desde diccionarios hasta ediciones de El Principito en quechua, pasando por poesías e investigaciones culturales.

La feria contó con una programación de canto por Victorina Melipan Antieco Esponja, mujer mapuche tehuelche, la presentación del libro Los diarios del Malón de la Paz de Hermógenes Cayo y Mario Augusto Bertonasco y el cierre estuvo acompañado por música comunitaria aymara y altoandina.

K´anchay Qoyllur, una de las feriantes explicó: “Al lado de este edificio, tan importante para las culturas, que se arme una feria de los pueblos originarios desde y para ellos me parece muy importante, para que las personas que no tienen donde conocernos, donde vernos y escucharnos nos encuentren cerca. Ojalá que se difunda esto, y lo mismo para la juventud. Muchos saben pero otros ignoran nuestra historia, nuestra forma de vida, nuestras cosas que hacemos”

Durante la primera presentación Victorina Melipan Antieco Spoja aseguró: “Es muy importante este espacio y este momento. Este derecho de los pueblos de poder manifestarse, de poder ser en sus propias lenguas con la identidad, porque hay más de 48 naciones vivas, no somos tres o cuatro: somos muchas más. Naciones vivas con sus lenguas y rescatando nuestra cultura, nuestra espiritualidad y nuestra identidad”.

La Biblioteca Nacional fue el espacio de las conversaciones y discusiones históricas, políticas y culturales. Una de las que más convocó fue la referida a los acontecimientos en Jujuy  y al tercer Malón por la Paz.

Diego Antico, uno de los coordinadores del Centro de Estudios sobre Pueblos Originarios de la biblioteca, reflexionó: “Que haya un Estado que permita visibilizar estas cosas es muy importante, porque lamentablemente cada día hay un discurso más anti-estatal y ese discurso se olvida de que el Estado es el que garantiza muchas veces aquello que el mercado deja fuera. Nuestro objetivo es mostrar todo eso que quedó fuera del mercado del comercio”.

En una actualidad con avances y retrocesos, y en una sociedad con mucha discriminacion, con violencia racial, hay que seguir luchando y educando para que eso no suceda: “El rol del Estado es muy importante, porque si dejamos todo librado a los individuos lo que sucede es eso. El Estado generando políticas públicas, leyes, políticas de educación garantiza que esas cosas no sucedan”, cerró Antico.