Lo que mata es la inflación

Lo que mata es la inflación

Aunque en mayo parece desacelerar el aumento de los alimentos, el incremento de los precios regulados haría que el próximo índice no traiga buenas noticias. Por qué el acuerdo con el FMI es inflacionario.

Pese a los intentos del Gobierno por contener la suba de precios con medidas como el nuevo rol del Mercado Central para evitar subas irregulares y la creación de unidades para Monitorear el Comercio, los alimentos y bebidas siguieron en alza este mes.

Después del índice de inflación del 8,4% que marcó abril, el Ministerio de Economía decidió otorgarle un nuevo rol al Mercado Central, y a partir de ahora importará alimentos de forma directa. El objetivo es reducir el precio efectivo de venta al público de productos frescos (frutas, verduras, hortalizas y carnes) y productos secos no perecederos (alimentos de primera necesidad) para “defender el consumo de las personas” y eliminar los costos de intermediación.

Además, se decidió crear una Unidad de Monitoreo para controlar irregularidades. La disposición fue publicada este lunes en el Boletín Oficial y explica que se trata de un sistema de seguimiento de las operaciones de compra y venta de bienes y servicios en el comercio interno y externo; la promoción con equidad de estas últimas, evitando posiciones dominantes; la verificación de la trazabilidad de los bienes objeto de comercio y la correcta tributación en cada etapa; y la orientación al consumidor, atendiendo las variables obtenidas en el proceso de seguimiento.

El precio de los alimentos aumentó 6,5% en mayo y se desaceleró tras el pico de abril que informó el INDEC. Según la Consultora LCG (Labour, Capital and Growth), en la cuarta semana de mayo la suba de precios de los alimentos promedió 0,32%, desacelerando un punto respecto a la semana anterior.

Ocho categorías de alimentos relevados se ubicaron muy por encima del promedio semanal (aceite; azúcar, miel, dulces y cacao; productos lácteos y huevos; productos panificados, cereales y pastas; condimentos; bebidas e infusiones; comidas listas para llevar; frutas), pero la caída en las categorías de carnes y verduras frenaron la suba global de la canasta. Sin estos, el aumento semanal habría sido del 2,4%.

Más allá de la desaceleración de los alimentos, restará saber de qué forma incidirá en el Informe que publicará el INDEC a mediados de junio. Es que los precios regulados pueden mantener a la inflación en niveles superiores, incluso a las estimaciones de mercado. Según el último relevamiento de expectativas de mercado que difunde el banco Central, para mayo se proyecta una inflación del 6,1%.

Agustín Mario, Licenciado en Economía (UBA), Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Economía y Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales, sostiene que “lo que pasa con los precios en alimentos está totalmente atado a lo que pasa con el dólar. Somos un país que exportamos lo que comemos, entonces básicamente la cotización del dólar marca mucho el ritmo de lo que pasa con los precios de los alimentos. En la medida en que el precio del dólar tiene que ajustarse según la inflación por el propio acuerdo con el FMI, es imposible porque entramos en un círculo vicioso. Suben los precios, eso nos obliga a aumentar el tipo de cambio, lo cual hace que vuelvan a subir los precios, lo cual nos vuelve a obligar a subir el tipo de cambio, y de ahí no se puede salir”.

En medio de la crisis signada por la gran inflación y la tensión cambiaria, la Secretaría de Comercio, conducida por Matías Tombolini, oficializará en horas el programa “Precios Justos Barriales”, tras negociaciones para sumar aproximadamente 100 productos de primera necesidad que tendrán una actualización de precios al 3,8% mensual.

La primera etapa comenzará a regir hoy, jueves 1 de junio, y finalizará el 31 de julio. Hasta el momento se alcanzó acuerdo con 30 fabricantes para conformar una canasta de 97 artículos de consumo masivo (alimentos, bebidas, tocador y limpieza), que serán ofrecidos en todo el país por las cadenas mayoristas y grandes distribuidores.

Esta nueva versión de “Precios Justos” expresa la preocupación oficial por la escalada inflacionaria de los últimos meses. Los números reflejan la escasa y nula eficacia del programa original para establecer precios de referencia y amortiguar el alza constante de los precios, razón por la cual las empresas desconfían de este nuevo intento por extender los precios regulados. El temor es la dificultad para controlar los niveles de abastecimiento y los precios de venta en autoservicios, almacenes, tiendas y ferias a lo largo y ancho del país.

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

En sendos actos reclamaron por aumentos salariales, políticas para bajar la inflación y rechazaron el programa del FMI.

Hoy en el centro de la Ciudad de Buenos Aires se llevó a cabo la conmemoración al Día de los Trabajadores. En esta ocasión, los movimientos sociales se congregaron en 9 de Julio y Avenida de Mayo y el Frente de Izquierda-Unidad marchó hacia Plaza de Mayo.

Las manifestaciones tuvieron como objetivo mostrar el apoyo a la lucha por los derechos laborales, y entre los temas que se destacaron estuvieron los pedidos de aumento salarial, la lucha contra la precarización laboral y la situación de los trabajadores informales. Los manifestantes portaron pancartas y banderas en las que se podían leer consignas como «Por trabajo digno y salario justo», «Trabajo es dignidad» y «Contra la precarización laboral».

A medida que los manifestantes avanzaban por las calles del centro, se escuchaban cánticos y gritos exigiendo justicia laboral. La presencia de diferentes líderes sindicales y representantes de organizaciones sociales permitió que el mensaje se escuchara con fuerza y se generara un ambiente de solidaridad y apoyo mutuo.

En el acto de lo movimientos sociales, Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), afirmó: “O te apoyás en los movimientos populares y en el movimiento plural organizado, o te apoyás en el Fondo Monetario Internacional. Dios quiera que nos estén escuchando y que se apoyen en los movimientos populares”.

“Necesitamos el apoyo del Gobierno. No importa si faltan seis meses, y no importa si, como dicen, cuesta mucho construir unidad. La unidad se construye mirando y fortaleciendo lo que se viene planteando desde abajo”, agregó. En el acto también tomaron la palabra Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán, Alejandro Gramajo, del Movimiento Evita, Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa, Norma Morales, de Barrios de Pie, y Huigo “Cachorro” Godoy, titular de la CTA Autónoma.

En tanto, en el acto convocado por el FIT, hablaron el obrero ferroviario francés Clément Allochon, Myriam Bregman, del PTS; Celeste Fierro y Alejandro Bodart, del MST, Alejandro Crespo (secretario general del Sindicato Unido de Trabajadores del Neumático de Argentina (SUTNA)), Gabriel Solano, del Partido Obrero, Mónica Schlotthauer (delegada del Ferrocarril Sarmiento) y Juan Carlos Giordano, de Izquierda Socialista.

Myriam Bregman, diputada nacional y dirigente del PTS-Frente de Izquierda, afirmó: “Estamos viendo una película repetida, una película que pinta de terror: todos preparan un nuevo zarpazo contra la clase trabajadora.” La legisladora agregó: “Hace unos días las escuchábamos a Cristina Fernández hablar como que no tuvo nada que ver. Se desentiende. Como si ella no fuera la vicepresidenta, como si ella no fuera el principal sostén del ministro de Economía, Sergio Massa, que está aplicando el ajuste del Fondo Monetario”.

Solano, legislador de la Ciudad y actual precandidato a presidente por el PO, dijo, a su turno: . “Llegamos a este día en un escenario de crisis terminal para el gobierno del Frente de Todos. Un gobierno que ligó sus políticas al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que profundizó la fuga de capitales y el saqueo capitalista. Y que con sus políticas ha llevado al borde de un estallido social con salarios que no alcanzan para nada, con el 50% de los niños pobres, jubilaciones de indigencia y una creciente precarización laboral.

Por su parte Alejandro Crespo, secretario general SUTNA, señaló: “En un momento en que la inflación está golpeando fuertemente los salarios, la experiencia del SUTNA es muy importante para todos los trabajadores. Porque se mostró que recuperando nuestras organizaciones sindicales y yendo a una lucha se puede recuperar los salarios, tal como sucede ahora mismo con la cláusula automática de la paritaria del neumático que garantiza 10 puntos porcentuales por sobre toda inflación, y avanzar en los justos reclamos de nuestros compañeros”.

Al finalizar el acto, los dirigentes del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) subieron al escenario con una pancarta que decía “No a los despidos de Clarín”, en rechazo a los 48 trabajadores desvinculados la semana pasada.

 

Táctica y estrategia de la guerra contra la inflación

Táctica y estrategia de la guerra contra la inflación

El INDEC anunció un 7,7% de inflación para marzo y el poder adquisitivo se deteriora a pasos agigantados. Vecinas del conurbano cuentan cómo adaptan su rutina de consumos para que el salario alcance a fin de mes.

La semana pasada se conocieron las cifras de inflación del Instituto Nacional de Estadística y Censos, las cuales pusieron bajo la lupa los notables aumentos que en el día a día sufre la población argentina a la hora de efectuar compras y cubrir gastos. Según el INDEC, el nivel general del índice de precios al consumidor registró un alza mensual de 7, 7% en marzo de 2023,

Carnes y derivados, leche, otros, productos lácteos y huevos, como también las frutas, los servicios de telefonía e Internet, prepagas, cigarrillos, combustibles y tarifas de electricidad y agua, entre muchos rubros, no paran de aumentar.

Detrás de estos números se encuentran decenas de miles de familias que intentan llegar a fin de mes, realizando diversas estrategias según sus condiciones y posibilidades y eliminando los mayores gastos, inclusive si se trata de necesidades básicas.

Así lo afirma Belén Ponti, estudiante de secundaria, que vive en Luján: “Mi mamá no está muy bien de salud y la medicación es muy cara, para que las pastillas le alcancen una semana son diez mil pesos, entonces ella las raciona y toma una cada tanto”. También explica la obligación de dar de baja servicios como el cable y el wifi, al ser impagables para su bolsillo. En cuanto a la comida, Belén relata: “Se intenta cocinar comida que pueda durar por lo menos dos días; somos cuatro. A veces mis papás no comen o se toman un té o algo, para que alcance para mi hermana y para mí”. La frase, lamentablemente, se va repitiendo en el interior de los barrios.

A su vez, Cecilia Cascio, estudiante del Profesorado de Artes Visuales  de Luján, pero que vive en el Partido de Moreno, da a conocer las dificultades para conseguir materiales para su Carrera, su precio elevado y la carencia de opciones a la hora de elegirlos. Ante eso, recicla de años anteriores o emprende una búsqueda hasta encontrar el precio más accesible. Asimismo, Cecilia aclara que tiene una dieta vegetariana, por eso, opta por no comprar los reemplazos de carne que venden en los supermercados. En cambio, afirma: “Me dedico a hacerlos caseros, con diferentes legumbres, para abaratar costos”. Y aclara que no compra ciertas frutas o verduras según la estación y demanda. 

Siguiendo con otras estrategias para combatir la inflación, Ivon Escot, también de Moreno señala: “Mi mamá tiene tres trabajos diferentes para poder pagar todas las cuentas y, aún así, obviamente se restringen los gustos personales”. Otra de las cuestiones más frecuentes que aplica a la hora de reducir los gastos es elegir segundas marcas en todos los productos que se utilizan, y dejar de realizar actividades físicas, como el gimnasio, además de tener que cambiar los planes de los celulares.

Hay varios métodos que se repiten en los testimonios; algunos se centran en utilizar menos los automóviles y trasladarse en transporte público o caminando. O en restringir salidas de ocio, como a restaurantes o cines, y no comprar ropa a menos que sea imprescindible, y si lo es, ir a ferias de barrio para lograr conseguir un mejor precio. No pedir delivery y cocinar comidas caseras, o viandas en el caso de tener que comer fuera del hogar, es otro de los rebusques.

La incertidumbre y la planificación de estrategias para sobrevivir mes a mes se vuelven moneda corriente en la sociedad argentina, la creatividad para el ahorro se transforma en casi un arte para poder manejar la economía doméstica de las personas.

«Nos estamos cagando de hambre»

«Nos estamos cagando de hambre»

El Gran Chaco es, según el INDEC, el aglomerado urbano más pobre de la Argentina. Siete de cada diez habítantes se encuentra en un grado de inseguridad alimentaria.

Según los datos del INDEC, Gran Resistencia es el aglomerado urbano con la pobreza más alta del país con 49,9% en el primer semestre del 2022, pero bajó 2,1 puntos porcentuales respecto al año anterior. Las condiciones de pobreza alcanzan a 209.411 personas del área que conforman Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas. Por su parte, la indigencia es del 15%, representando a 63.038 habitantes. Estos resultados corresponden a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) respecto al primer semestre de 2022 que alcanza a 29,1 millones de personas y 9,7 millones de hogares, a nivel nacional.

“Los datos reflejan la realidad, en el Chaco no estamos llegando a fin de mes”, comentó Ariel Ortiz, habitante del barrio San José Obrero de Resistencia y militante de La Poderosa. “Hoy el ingreso de un albañil es de 15.000 pesos por semana y no sirve de nada, con 60.000 pesos por mes no hacés nada, estás casi por debajo de la línea de indigencia y solo te alcanza para comprar lo necesario. Si querés mantener una familia, tenés que elegir entre comer todos los días o comprar unas zapatillas para que los chicos vayan a la escuela y, en general, tenemos que decidir si comprar un jean o comer dos días más”, agregó.

En diálogo con ANCCOM, la ministra de Desarrollo Social de Chaco, Pía Cavana, comentó su preocupación respecto no solo a la situación de la provincia, sino por el aumento de la pobreza en toda América Latina luego de la pandemia. Además mencionó: “Es importante la creación de políticas sociales para atender a la situación de pobreza que realizamos desde el Ministerio. Los indicadores ayudan, pero es necesario una visión holística”.

El Instituto de Estadística y Ciencia de los Datos (IPECD) de la provincia del Chaco, registró una suba del 5,5% del IPC en el mes de octubre en el aglomerado de Gran Resistencia, con una desaceleración respecto al registro previo (6,7% en septiembre). Sin embargo, las mayores variaciones se dieron en los capítulos de ‘Alimentos y bebidas’ (6,17%) e ‘Indumentaria y calzado’ (6,17%).

Estas cifras no hacen más que reflejar las necesidades de los barrios populares, sobre las cuales Ariel Ortiz indicó: “Hoy la mayoría de las familias tiene solamente una comida por día. A veces tengo para comprar para el desayuno, el almuerzo y la cena, pero hay veces que no lo puedo hacer y tengo que decidir. Los ingresos no me alcanzan para comprar buena mercadería de comida y artículos de limpieza. Las necesidades están, pero no hay una respuesta concreta del Estado, ya no sabemos cómo decir que nos estamos cagando de hambre”.

Teniendo en cuenta este contexto, la directora del Instituto de Investigación Social, Económica y Política (ISEPCi) de Chaco, Patricia Lezcano, comentó: “Vemos con preocupación que no existan políticas públicas claras y concretas dirigidas a revertir esta situación que debería ser unas de las prioridades de la gestión actual”.

«El 62,8% ha tenido que suprimir una de las cuatro comidas diarias”, comentó Lezcano.

“En los últimos días se presentaron desde el ISEPCI los datos nacionales del IFAD (Indicador Familiar de Acceso a Derechos) que arrojó datos contundentes: 7 de cada 10 hogares (el 70%) se encuentran en situación de inseguridad alimentaria’. Cuando las personas ven disminuida su capacidad de acceso a los alimentos, operativamente, se define como la reducción de las porciones y/o supresión involuntaria de comidas en el hogar, y en este sentido un 64,3% de las familias relevadas han tenido que reducir la cantidad de porciones durante las comidas por falta de dinero y el 62,8% ha tenido que suprimir una de las cuatro comidas diarias”, comentó Lezcano.

“En cuanto a las privaciones recientes de alimentos en el último mes, el 70% de las familias entrevistadas refiere en términos generales haberse privado de consumir carnes, verduras, frutas, cereales o legumbres por falta de dinero”, dijo, y agregó: “Hoy más que nunca necesitamos que el Congreso trate y apruebe el proyecto de ley para congelar los precios de los alimentos básicos por doce meses. No hay futuro posible si en el presente no están garantizados los derechos básicos e inalienables  a la mayoría de nuestra población”.

Ante esta situación, también se suman demandas históricas por la falta de luz y agua en los barrios populares de Gran Resistencia. Al respecto, Ortiz resaltó: “Estuvimos toda la pandemia sin agua y hoy esa realidad no cambió mucho. También tenemos puntos en los barrios que no terminaron de hacer el tendido eléctrico y se vienen los calores. Además se suma la falta de ripiados, las veces que salimos a tomar colectivos es a los saltos o con las zapatillas en la mano, y basurales a cielo abierto porque no hay horarios fijos de recolección”.

“No sabemos cómo decir que los barrios populares la estamos pasando mal en todo sentido”, concluyó Ortíz. Los datos tienen una correlación con la realidad que están atravesando los barrios de Gran Resistencia y es inminente la respuesta del Estado con políticas sociales que atiendan las demandas de la población.

 

El karma de la inflación

El karma de la inflación

El INDEC anunció que la inflación de octubre fue del 6,3% y nada hace pensar que ceda en el corto plazo. Tres economistas analizan la causa y ofrecen sus propuestas.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó este martes que la variación que registró el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en octubre fue de 6,3 por ciento. El IPC acumula una suma total del 76,6 por ciento en los diez meses del año que corre.

El economista Horacio Rovelli explicó las causas de la inflación y cómo esto repercute en el bolsillo del ciudadano de a pie: “La inflación argentina aumenta por el dólar. Nosotros tenemos la economía mucho más internacionalizada de lo que comúnmente se cree”. Además, ejemplificó con un producto: “La botella de aceite de girasol de Cocinero de litro y medio, se vende en Europa a 2,48 euros. Este valor multiplicado por 170 pesos -el equivalente al euro- da un total de 400 pesos. Acá según el Indec la venden a 720 pesos. El girasol se siembra, se cosecha, se produce acá y viaja 10.000 kilómetros y sale más caro en Argentina que en Europa, ¿para qué lo exportan? Porque tienen doble contabilidad y se quedan con dólares afuera, no toman el dólar a 170 pesos, toman un dólar más cercano a esa paridad que da dividir la botella de 720 pesos por euro”.

Rovelli dijo que esto lleva a que la inflación del país obedezca a dos causas: la primera, que se evalúa todo de acuerdo al valor del dólar, no se miden los costos en pesos, y lo segundo, es que es una renta. El precio es igual a costo más beneficio, pero la renta es una ganancia extraordinaria que no tiene nada que ver con el costo y si con un margen de beneficio altísimo. “El costo puede ser mínimo, pero no lo toman en cuenta y fijan el precio de acuerdo al precio internacional. La misma dinámica sucede con el precio del combustible”, señaló.

En ese marco, el economista indicó que dentro de las estrategias que se deberían adoptar para bajar la inflación, es primordial frenar el aumento del dólar. “En el caso de la carne son 16 frigoríficos los que determinan el precio. Si el Estado no fija un solo precio del dólar, ellos seguirán asumiendo este rol, por eso tiene que haber un solo tipo de cambio.”, puntualizó.

Como segunda medida, dijo que hay que poner un cupo a la exportación. “Es necesario priorizar el mercado interno, si no se pone un límite al número de botellas de aceite o a la carne que se quiera vender, sin ningún tipo de control, van a fijar el precio en el país igual al precio del exterior”, dijo Rovelli. Como tercera medida, señaló la necesidad de subir los derechos de exportación.

Según Nicolás Pertierra, también economista, perteneciente al Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), el aumento de la inflación hay que verlo en cada periodo en particular, ya que no es lo mismo el incremento actual que el que hubo a principio de año. Éxplicó que en marzo y abril el impacto de la guerra y la suba de precios internacionales de los alimentos repercutieron en los precios de la economía local. “No hubo ninguna medida de desacople de precios internacionales de los precios locales. Esa suba de los bienes alimentarios que exportamos impactó directamente en los precios domésticos. Como medida de desacople hubiesen sido ideal las retenciones, que cumplen esa función de amortiguar los impactos de los precios internacionales en los precios locales”, dijo.

Pertierra indicó que, en cambio, las causas más recientes de inflación responden a factores macroeconómicos. “Esa situación empezó con una corrida financiera, con una caída de los títulos en el mercado financiero de los títulos de deuda en pesos del gobierno, de los que  el sector financiero quería desprenderse, en el medio también de rumores por parte de ex ministros del gobierno de Juntos por el Cambio y actuales diputados, que declararon que se deberían reestructurar. Es decir, incumplir el pago de esos bonos, que vencen algunos en el próximo gobierno”, señaló.

 Esto trajo como consecuencia, de acuerdo a Pertierra, que nadie renovase la deuda del gobierno, lo que se hace periódicamente y que el gobierno no tuviera forma de financiarse. Todos esos recursos en pesos se volcaron principalmente al dólar paralelo, por eso se vio en simultáneo una crisis. La inestabilidad macroeconómica se trasladó también a los precios domésticos, muchos actores salieron a modificar sus listas de precios preventivamente, ante la posibilidad de una devaluación brusca que no se concretó, pero tuvo un impacto grande en la inflación actual.

El economista dijo que para controlar la inflación es necesario que haya estabilidad macroeconómica, ya que en medio de una corrida cambiaria y financiera va a ser muy difícil que se logren estabilizar los precios. “Evitar devaluaciones bruscas es un punto de partida fundamental y eso se hace con una situación sólida en el Banco Central que acumula reservas, y que tenga forma de defenderse ante un ante una corrida cambiaría”, dijo, y agregó: “También es urgente un acuerdo generalizado de precios un poco más ambicioso que la canasta de 1.700 productos”, haciendo referencia a  la necesidad de ir incorporando cada vez ramas más diversas de la actividad económica, tales como: industrias plásticas, químicas, acero y materiales de construcción, y no concentrarse únicamente en el último eslabón de la cadena.

Otra estrategia que destacó Pertierra, es que cuando baje la inflación se acompañe con otras medidas macroeconómicas como acuerdos sobre tasa de interés, valores de alquileres y otros de los costos fundamentales de la economía como son los créditos. .Dijo que si baja la inflación y se obtuvo un crédito a una tasa de 100%, esa tasa debe ir incorporando la expectativa de que la inflación se mantenga en ese nivel en descenso, porque para poder pagar un crédito a una tasa del 100%, una empresa tiene que incrementar sus ingresos también a un 100%. Es decir, los precios tienen que aumentar a un ritmo muy alto.

Para Eduardo Crespo, Doctor en Economía y docente en la Universidad Nacional de Moreno, la inflación aumenta por tres razones: la primera, una suba de costos que se va transfiriendo al resto de los precios de las mercancías. Otra, es la devaluación, en donde aumentan los costos de lo que es importado y sube el costo de oportunidad de lo que es exportable, porque es más rentable venderlo a un precio mayor, afuera. La tercera son los eventuales desajustes entre oferta y demanda, aunque Crespo subraya que no considera que esta sea la causa principal de la inflación, aunque sea la más popular, es decir, la idea de que hay muchos pesos para pocos bienes.

Por último, señaló los mecanismos de propagación que son los que mantienen los niveles de inflación en niveles altos, aunque puedan ser decrecientes, como son la indexación o conflicto distributivo. Por ejemplo, ante el aumento de los precios motivado por cualquier cosa, se reclama la recomposición de los salarios, lo que a su vez aumenta los costos de la empresa, y eso aumenta los costos a un tercero y eso genera una nueva caída del ingreso de los asalariados, que vuelven a reclamar y así se prosigue indefinidamente. “Son mecanismos que se adoptan para protegerse de la inflación y son los que la preservan, se sostiene en el tiempo porque funciona como protección”, explicó.

Frente a lo que se puede hacer para frenar la inflación, Crespo menciona que un tema clave es establecer nuevas políticas monetarias, ya que las implementadas en Argentina en las últimas décadas fueron sistemáticamente erróneas. “Se mantuvieron tasas de interés negativas por mucho tiempo, que no cubrían los costos de una devaluación. Aquí no solo hablo de grandes operadores, sino de la persona común”, dijo y añadió: “Una política monetaria de este tipo coloca un límite a las políticas fiscales. Es necesario generar todos los dólares posibles a través de exportaciones, lo que no es fácil, porque depende de políticas a largo plazo”.

El economista dijo que es necesario un plan de estabilización que es muy difícil de realizar sin reservas, pasando por una devaluación previa. “Lo que se está haciendo ahora de algún modo es inducir una recesión con los dólares paralelos y los distintos tipos de controles que se hacen. Esta recesión va a bajar importaciones y por esa vía tratar de amortiguar un poco la demanda de dólares. El “festival de Importaciones” es un eufemismo para decir que lo quiere es una recesión, que de alguna manera frene las importaciones”, afirmó.

De cara al futuro, pensando en el nuevo gobierno, Crespo dijo que es primordial salir del cepo, conseguir reservas como sea posible y establecer un plan de estabilización que implica atacar a la inflación desde todos los frentes: monetario, fiscal, cambiario y con políticas de ingresos, es decir, con algún tipo de acuerdo de salarios y precios. “Tiene que haber un plan integral para bajar la inflación. No creo que ningún plan parcial baje la inflación significativamente. Hoy no hay poder político para lograr un plan integral y a un año de elecciones es prácticamente inimaginable”, cerró.