Los derechos que supimos conseguir (y los que faltan) | Estuve ahí

Los derechos que supimos conseguir (y los que faltan) | Estuve ahí

La senadora nacional del Frente de Todos Juliana Di Tullio repasa las conquistas en materia de memoria, verdad y justicia, del feminismo y de las diversas minorías. También habla de cómo el endeudamiento con el FMI condiciona a todos, pero especialmente a las mujeres. ¿Cómo fue hacer política estos 40 años disputándole el poder a los varones?

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
La reducción de la jornada laboral ya se debate en la Argentina

La reducción de la jornada laboral ya se debate en la Argentina

Varios países en el mundo redujeron su jornada laboral. Ahora llegó el turno de discutirlo en Argentina. Diferentes proyectos ingresaron al Congreso. Las posturas del oficialismo, Juntos por el Cambio y la izquierda.

La Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados comenzó a debatir la reducción de la jornada laboral. La regulación actual es de hace cien años y establece, para la mayoría de los empleos, una jornada de 8 horas diarias y 48 semanales. Más de 50 países tienen jornadas inferiores a la Argentina. De hecho, en 1935, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través del Convenio 47, fijó en 40 horas semanales el máximo sugerido para sus Estados parte.

El diputado Daniel Arroyo (FdT), integrante de la comisión, en diálogo con ANCCOM, afirma que la semana de 48 horas que tiene Argentina es de las más altas en América Latina y en el mundo y que, si bien en un principio fue un esquema avanzando, ahora ya quedó “desfasado”. “La reducción de la jornada laboral es un avance hacia el siglo XXI, a nuevas formas de humanidad, de vínculos de la sociedad y de calidad de vida”, subraya.

Tanto el oficialismo como la izquierda presentaron proyectos en Diputados, algunos buscan reducir la jornada laboral a 40 horas y otros a 36 ó 30. “Mi impresión es que se va a terminar aprobando un esquema que vaya paulatinamente hacia las 40 horas y que le de posibilidad de adaptación y flexibilidad a cada sector productivo y ámbito de trabajo, porque no todos son iguales”, señala Arroyo.

El exministro de Desarrollo Social asegura que reducir la jornada de trabajo no afecta la productividad en la medida en que “se trabaje seriamente”. “El mundo laboral después de la pandemia cambió mucho y el modelo tradicional que era 8 horas de trabajo, 8 de sueño y 8 de ocio se ha modificado por completo aún con altos niveles de productividad. Está claro que reducir las horas de trabajo aumenta los niveles productivos sin necesidad de bajar los salarios”, agrega.

Además, advierte que, tal como lo pueden plantear sectores de la izquierda, reducir la jornada laboral no va a terminar con los problemas de la informalidad, porque trabajar menos horas no va a implicar que trabaje más gente. “Para solucionar el 40 por ciento de informalidad se necesita otro tipo de política como un ingreso universal ciudadano”.

Arroyo adelantó que los diputados del FdT que integran la comisión se metieron mucho en el tema y van a votar a favor. También cree que si se trabaja ordenadamente el proyecto, se escuchan distintas posturas y, sobre todo, si se hace paulatinamente, también va a tener un caudal de votos importante de diputados de la oposición.

Daniel Arroyo impulsa el proyecto desde el Frente  de Todos.

Por su parte, Martín Tetaz, diputado de Juntos por el Cambio, miembro de la comisión, sostiene que “la reducción de la jornada laboral es un punto de llegada deseable, pero nunca puede ser un punto de partida. Es la consecuencia natural del avance de la productividad –opina. El mundo trabaja cada vez menos y gana cada vez más. Hace más de 100 años las jornadas laborales sumaban 3500 horas anuales y ahora tan solo 1500 o 2000, dependiendo del país”.

“Si trabajás menos horas va a aumentar la productividad por hora, en cada hora trabajada rendís más porque estás más descansado, pero en total vas a tener menos productividad. No vas a llegar a producir todo lo que permite pagar tu sueldo y, por ende, sería imposible mantener los salarios”, asegura Tetaz.

El economista asegura que si bien hay países donde se está trabajando menos horas, han logrado producir más bienes y servicios. Según Tetaz, en Argentina sería inaplicable reducir la jornada obligatoriamente, ya que tal vez solo el sector industrial que abarca el 20 por ciento del empleo pueda trabajar menos de manera más intensiva y mantener la producción y los salarios. En este sentido, remarca que, al mismo tiempo, hay un razonamiento de los que pretenden reducir la jornada que ignora que el mercado de trabajo es muy heterogéneo y existen empleos donde se necesita una capacitación específica y que por esto no solucionaría la informalidad.

Sin embargo, dice que “es una buena idea crear condiciones e incentivos para que las empresas exploren, de común acuerdo con sus trabajadores, alternativas a la jornada laboral tradicional”.

Para Tetaz, reducir la jornada es una experiencia que se puede estudiar en algunas ocupaciones pero siempre de manera voluntaria y con un acuerdo entre partes a nivel de la paritaria de cada convenio colectivo. No puede ser impuesto por una ley, sostiene, porque a las PyMEs, por ejemplo, les generaría una complicación, ya que no tienen margen para que dos de los tres trabajadores que tienen trabajen menos horas.

Martín Tetaz, de Juntos por el Cambio, sostiene que la reducción de la jornada laboral se puede dar en algunas ocupaciones, pero que no debe ser impuesta por ley.

En tanto, desde el Frente de Izquierda, el economista Pablo Anino, colaborador en la elaboración del proyecto de reducción de la jornada laboral que presentaron Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca que plantea reducir la jornada a 30 horas semanales–, afirma que “la jornada laboral tiene que darse sin reducción salarial ni flexibilización”.

Anino plantea que reducir la jornada serviría para repartir las horas de trabajo y generar nuevos puestos formales para desocupados e informales. “Si se reduce la jornada en las 12.000 grandes empresas y se reparten las horas, se podrán generar un millón cien mil puestos registrados en blanco y con derechos. Ese es uno de los puntos importantes que diferencia al proyecto del Frente de Izquierda”.

El proyecto también busca la creación de comisiones de trabajadoras y trabajadores en las empresas que controlen la implementación de la ley. Además, Anino asevera que reducir las horas de trabajo no solo trae beneficios para la calidad de vida, sino que también permite que la clase trabajadora disponga de tiempo para participar de la vida política y económica. Y concluye que se trata de un debate necesario, ya que estamos en un contexto donde la agenda política y económica está corrida muy a la derecha y solo se proponen reformas en el ámbito laboral para quitar derechos.

Nunca más es nunca más

Nunca más es nunca más

Organizaciones políticas, sociales y defensoras de los derechos humanos se manifestaron frente a la Legislatura porteña para repudiar un acto negacionista que organizó La Libertad Avanza, el Partido de Javier Milei.

Diversas agrupaciones sociales se congregaron ayer frente a la Legislatura porteña para repudiar la actividad organizada por la legisladora de La Libertad Avanza Lucía Montenegro y promovida por la precandidata a vicepresidenta Victoria Villarruel. El edificio amaneció protegido por un operativo en conjunto de la Policía de la Ciudad y el cuerpo de Infantería porteño para realizar un homenaje a víctimas de los grupos insurgentes Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), desde una visión sesgada del “terrorismo”, volviendo a tratar de instalar la Teoría de los Dos Demonios que predomió cuando se sancionaron las leyes de impunidad. Por eso, desde las 16, las agrupaciones de derechos humanos se concentraron en el centro porteño con pañuelos blancos y carteles que recalcaban “son 30.000”.

“Marchamos en repudio a la actividad que se va a llevar adelante en la Legislatura”, afirmó la Presidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (A.P.D.H), Soledad Astudillo. “En las instituciones hay un consenso de qué cosas no deben ocurrir. No corresponde que esta entidad permita esto”, sentenció mientras avanzaba junto a la asociación civil que atiende, ad honorem, consultas jurídicas sobre asuntos relacionados a violaciones a los derechos humanos.

La convocatoria recién estaba empezando, por lo que los manifestantes debían hacerse lugar en el tránsito ajetreado y de hora pico de la Avenida de Mayo, que aún no había sido cortada. Sin mayores discusiones, pudieron agruparse y encaminar su marcha hacia el Poder Legislativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Adultos, personas ya muy ancianas y jóvenes se unían en una misma voz y cantaban: “Alerta, que están vivos: todos los ideales de los desaparecidos”. Entre bastones y celulares, elevaban el mismo reclamo. Inés, de la Villa 21-24 (Barracas y Nueva Pompeya) marchó “en contra de que levanten las banderas de los milicos que desaparecieron a compañeros”. La joven contó que en su barrio hubo cuatro desaparecidos, además de detenidos y asesinados. Contra el evento negacionista, replicó: “Tenemos que levantar las banderas de la memoria”.

La convocatoria promovida por Victoria Villarruel, postulada como vicepresidenta de La Libertad Avanza, estaba prevista para las 17. Casi coincidentemente, las campanas de una iglesia cercana comenzaron a sonar, recordando la crítica y repudio de los Curas Villeros de CABA y GBA contra los dichos del candidato a presidente Javier Milei. Por ello, este martes 9 celebraron una misa en desagravio al Papa Francisco en la parroquia de la Virgen de los Milagros de Caacupé, en la mencionada Villa 21-24. “Fue blanco de toda clase de injurias, mentiras e insultos provenientes del candidato a presidente”, según aseguraron en su cuenta de Twitter.

Leonardo Miranda, miembro del colectivo Historias Desobedientes conformado por hijas, hijos y familiares de genocidas, que ahora luchan por Memoria, Verdad y Justicia sostuvo: “Venimos a sumar nuestra voz al rechazo de esta actividad. Es un mensaje tramposo –continuó– que pretende engañar: simula un homenaje pero, conociendo la historia de Villarruel, busca reivindicar el terrorismo de Estado y la dictadura”. 

Victoria es hija del teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel, y sobrina de Ernesto Guillermo Villarruel, detenido por su actuación en el centro clandestino El Vesubio. También es presidente del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), el cual partió de la Asociación Unidad Argentina (Aunar), fundada en 1993 por militares de la dictadura. La agrupación Historias Desobedientes recordó esta relación existente y en su comunicado oficial constató que “es una hija obediente del genocidio, que obedece los mandatos filiatorios de lealtad familiar que perpetúan el silencio y justifican los más atroces crímenes cometidos en la última dictadura cívico militar”.

Miranda cuestionó que se retome la Teoría de los Dos Demonios y confirmó que “esto atrasa la historia argentina”. Por eso, se reunieron con otros organismos en esta manifestación: “Vinimos a defender la democracia”, concluyó.

Los grupos estaban encendidos en la entrada y salida de los asistentes al evento. Demasiadas caras largas y protestas hacían que un hombre, vestido de traje negro y con un papel blanco en mano, rechace a quienes no contaban con autorización para ingresar. Dos jóvenes que trabajan con un legislador fueron rechazados más de una vez, aún tratándose de su lugar de trabajo.

El clima transcurría tenso en las calles y tranquilo en un restaurante a pocos metros, donde una gran cantidad de personas disfrutaban de una merienda y miraban con atención los movimientos policiales y de manifestantes, que solo se juntaban para cantar contra los organizadores. Para quienes estaban resguardados de ese vidrio, la escena era casi un teatro dramático a punto de llegar a su punto de conflicto.

Una vez que la calle quedó más vacía. Detrás de la protección de la Policía de la Ciudad salió Lilia Lemoine, candidata a diputada nacional por La Libertad Avanza. En los primeros instantes de tranquilidad aseguró que “no es un acto para reivindicar el terror, perdón –se corrigió–, el terrorismo de Estado, es para pedir por las victimas”. 

“Estoy en contra de la dictadura”, afirmó Lemoine. Una señora la cuestionó: “Entonces, ¿por qué estamos reivindicando a gente que está a favor?”. Con un celular en mano, grabando a quienes la increparon, y visiblemente molesta por la situación, gritó en su cara: “Es mentira, infórmese bien”.

Los momentos de tensión ascendieron abruptamente, al punto que sus colaboradores la sostuvo del brazo y le insistió «tenés que entrar porque te van a armar quilombo». No bastaron más de unos segundos para que los gritos de la candidata a diputada cesen contra los manifestantes y estos se dispersen cuando dos personas rociaron combustible a todos los presentes –no sólo Lemoine como luego replicaron según sus dichos algunos medios–. Estos fueron inmediatamente detenidos por efectivos policiales.

“Repudio ese tipo de hechos, nada tienen que ver con lo que hacemos quienes estamos en contra de las ideas de la derecha y la ultraderecha”, aseguró Claudio Morresi, Legislador de la Ciudad de Buenos Aires. Defendiendo esta postura desde adentro del edificio en cuestión, confirmó que el Bloque de Legisladores y Legisladoras de Unión por la Patria (UxP) llevó a cabo una reunión y firma de un documento a las autoridades competentes en protesta por la actividad propuesta por Victoria Villarruel.

El exsecretario de deporte apuntó al espacio político de Javier Milei: “Este no repudia la dictadura militar, la avala”. A la vez, confirmó que hubo una clara utilización del dolor de algunas familias “para modificar la historia real de lo que sucedió en la Argentina. Buscan la liberación de exmilitares y policías que cometieron crímenes de lesa humanidad torturando, asesinando y desapareciendo a miles de personas”.

Con retraso, el evento pudo llevarse a cabo con la presencia de Villarruel, acompañada por Lucía Montenegro, Lorenza Ferrari, madre una estudiante que murió por la explosión de un coche bomba de Montoneros, Graciela Saraspe, hija de un encargado de bar asesinado en Santa Lucía (Tucumán) por el ERP y Arturo Larrabure, hijo de un militar secuestrado y asesinado por el ERP en tiempos del gobierno de Isabel Martínez de Perón bajo la sombra de la Triple A dirigida por el comisario de policía y ministro de Bienestar José Lopez Rega, que obró como antesala de la dictadura. Sin embargo, los disturbios no quedaron aislados en la calle: dentro del antiguo edificio, líderes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores como Gabriel Solano y Vilma Ripoll, replicaron los cantos que los manifestantes enunciaron durante toda la jornada. En clara protesta, levantaron carteles que firmaban: “fue genocidio, no guerra”.

“El derecho a la propiedad debería poder ser regulado, como todos los demás”

“El derecho a la propiedad debería poder ser regulado, como todos los demás”

El último censo reveló una cruda realidad: en Argentina solo el 65% de las familias son dueñas de sus casas. En la Ciudad de Buenos Aires, la cifra baja al 52%. En un país con cerca de 10 millones de inquilinos, la política no ha logrado dar una solución para un mercado de alquileres cada vez más inaccesible.

La Cámara de Diputados de la Nación sesionará el 23 de agosto para discutir la reforma o derogación de la ley de alquileres, a tres años de su sanción, en el marco de una crisis habitacional cada vez más grave.

El legislador porteño por el Frente de Todos, Manuel Socías, quien trabaja desde 2015 junto a un equipo multidisciplinario sobre la problemática de la vivienda en la Ciudad de Buenos Aires, presentó recientemente su propuesta de crear un Régimen Nacional de Alquileres Protegidos.

En diálogo con ANCCOM, Socías asegura que “la mirada de Juntos por el Cambio sobre la ley es muy irresponsable porque genera incertidumbre”. A la vez, alerta sobre la “crisis de imaginación y audacia” de toda la dirigencia política para abordar el problema y plantea la necesidad de que haya “un nuevo poder legitimado” que pueda convocar a los principales actores a discutir la normativa vigente.

¿Cuál debería ser la discusión sobre la ley de alquileres?

Es un falso dilema el que está planteado en el Congreso. No se trata de derogar o dejarla tal cual está. La ley es bienintencionada, pero está pensada para otro contexto y no funciona con alta inflación. Lo que hay que discutir son sus aspectos más problemáticos: cada cuánto se puede actualizar el contrato (hoy anualmente) y si es de dos o tres años.

¿Qué cambios deberían hacerse?
Habría que acortar los plazos, hacerlos semestrales, pero usar un coeficiente que no sea el IPC (Índice de Precios al Consumidor), sino sólo el RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), menos un porcentaje, porque es un coeficiente que mide la evolución de los trabajadores del sector formal y eso no incluye al total de la población inquilina, donde también hay cuentapropistas, monotributistas y trabajadores de la economía informal.

¿Esta reforma podría plantearse en la próxima sesión?
En un año electoral es imposible. Juntos por el Cambio tiene una mirada muy irresponsable, porque plantea derogar la ley. Lo único que va a generar eso es más incertidumbre y romper más el mercado. Es malo para los inquilinos, pero también para los propietarios. Hoy los dueños están haciendo contratos de tres meses, por fuera de la ley, por indicación de las inmobiliarias, usando un agujero legal para los alquileres temporarios. De acá a diciembre, la situación cada vez va a ser peor, hasta que haya un nuevo liderazgo legitimado que convoque en una mesa a la política, el sector inmobiliario y los inquilinos para discutir la actual normativa

¿Por qué se discute tan poco el problema de la vivienda?
La principal razón es que la industria de la construcción es el principal dinamizador de la economía argentina, porque genera muchísimo empleo y sirve para paliar la situación de crisis social. El problema es que es malo para lo habitacional, pero nadie quiere tocar esa bomba de relojería, porque si te equivocás de cable vuela todo por el aire. La segunda es el derecho a la propiedad, que es el único pensado como un derecho absoluto y debería poder ser relativizado y regulado como todos los demás. Eso no quiere decir expropiar departamentos, sino reglamentar la renta, porque la vivienda es un derecho constitucional que hay que garantizar.

¿Puede repensarse este escenario?
La dirigencia hoy no tiene la vocación de hacerlo. No es un problema sólo de Larreta o de Macri. Hay una crisis enorme de imaginación, de pereza intelectual y falta de audacia política general. El peronismo dice que se soluciona construyendo vivienda pública y la derecha dice que se hace dejando que el mercado edifique sin parar. Ninguno de los dos paradigmas resuelve el problema. El primero porque no tenés escala para construir viviendas desde el Estado que te permita resolver el déficit habitacional, y el segundo porque la perspectiva de mercado no está pensada para hacer eso, sino para dolarizar como una reserva de valor. Hay que encontrar una diagonal entre ambas perspectivas que permita combinar instrumentos para darle escala, capilaridad y velocidad a la respuesta. Hay que inventar cosas nuevas.

¿Cuál es tu propuesta para atacar la problemática?
Si el peronismo gana las elecciones, el 11 de diciembre debería proponer el reemplazo a la ley de alquileres por un Régimen Nacional de Alquileres Protegidos que cambie radicalmente la mirada sobre el tema. Todas las viviendas en Argentina tienen que estar dentro de un régimen que consiste en dos submercados: uno público y uno privado. El primero debe ser estructurado a partir de bancos públicos de vivienda a nivel nacional, provincial y municipal, que alimenten un stock de viviendas para atender a las poblaciones más vulnerables y a los sectores medios con alquileres accesibles, como hacen Nueva York, París o Madrid. Por otro lado, al submercado privado de alquileres hay que darle un conjunto de incentivos para aumentar la oferta y mejorar la rentabilidad a cambio de estabilizar una curva de precios que acompañe la variación del ingreso de la población inquilina. Aquel propietario que ponga su propiedad en alquiler no tendrá que pagar bienes personales, ganancias, sellos, ABL, ingresos brutos, nada. Ese conjunto de beneficios es el equivalente a un alquiler número 13, como si le pagáramos un aguinaldo al propietario. A cambio, tiene que respetar unos precios de referencia acordes al promedio histórico de la ciudad.

¿Alcanzan esos incentivos?
Tenemos la expectativa de que sí, pero lo discutí con el presidente de la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios y él considera que no, porque toda esta economía está en negro. Los contratos no están registrados, probablemente las viviendas tampoco. Por eso hay que tener decisión política para desarrollar al mismo tiempo una burocracia en el Estado capaz de entender y fiscalizar ese mercado. Hoy ningún gobierno (nacional, provincial ni municipal) tiene un área dedicada al tema de los alquileres.

¿Cómo podría articularse ese registro con una regulación de los alquileres destinados al turismo?
Que haya turismo internacional en Argentina es una buena noticia porque ingresan dólares, pero también tiene un problema que es la dolarización de los precios y la reducción del parque habitacional. Primero hay que hacer un registro para saber cuántos departamentos están volcados ahí y después hay que tomar medidas diferentes según la realidad territorial. Por ejemplo, San Martín de los Andes, Bariloche y Ushuaia son ciudades que están en una situación habitacional crítica. En esos lugares hay que acotarlos como hacen todos los países del mundo, donde autorizan que haya el 20% o el 30% de las unidades. Hoy la Ciudad de Buenos Aires está promoviendo con subsidios la reconversión de edificios de oficinas del microcentro en viviendas para Airbnb. Eso hay que prohibirlo de raíz. Otros países limitan los alquileres temporarios a 60, 90 o 120 días al año. Hay un montón de regulaciones posibles, pero todas tienen que estar adecuadas a cada realidad territorial y requieren una reingeniería institucional muy desafiante.

¿Puede repensarse este escenario?

La dirigencia hoy no tiene la vocación de hacerlo.

No es un problema sólo de Larreta o de Macri.

Hay una crisis enorme de imaginación, de pereza intelectual y
falta de audacia política general.

¿Cómo es la legislación sobre el tema en la Ciudad de Buenos Aires?
En CABA hay un registro de Airbnb donde los contratos de alquiler temporario tienen que pagar el 6% de ingresos brutos. Actualmente hay 300 departamentos registrados sobre un universo que se estima en 20.000. Es una ficción. No paga nadie. La Ciudad de Buenos Aires no tiene la voluntad de registrar y regular esos alquileres. De todas maneras, a mí también me gusta ir a un Airbnb cuando viajo y para un propietario es un buen negocio, me parece fantástico. Pero todo eso tiene que estar armonizado con el derecho a vivir con dignidad en el lugar donde naciste.

¿Se puede pensar en préstamos hipotecarios tras el fracaso de loscréditos UVA?
Los créditos hipotecarios tal cual estuvieron pensados en los últimos años no sirven, porque lo único que hacen es darle a un conjunto de la población un paquete enorme de dinero para competir en el mercado de compra y venta de inmuebles que están dolarizados. Es una política que lo único que hace es aumentar los precios y convalidar la dolarización.

¿Cuál sería una alternativa sostenible?
El Estado tiene que aportar la tierra, convocar a los sectores medios a aportar sus ahorros y constituir un fideicomiso sobre esos terrenos. Con eso, construir y comercializar propiedades en pesos y al costo. Después, entregar un crédito hipotecario en pesos para cubrir la brecha que se ajusta por la variación de los ingresos de los sectores medios. Es un préstamo que está montado sobre un nuevo tipo de oferta y desde otra lógica.

¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes que buscan independizarse en este contexto?
Yo soy muy amigo de Ofelia Fernández, que es una joven que alquila y tiene una representación bastante cristalina de la agenda de los jóvenes. Ella me dijo que nosotros tenemos que organizar generacionalmente la pelea por el derecho a vivir en el lugar donde nacimos. Los burócratas no van a hacer nada hasta que no reciban una presión descomunal de los pibes que tienen una enorme dificultad para irse de la casa de los viejos. Mi mensaje es organícense, peleen y obliguen a la política a dejar de romper las pelotas y a discutir estos temas con seriedad y honestidad.

Perpetua para los tres policías que mataron a Lucas González

Perpetua para los tres policías que mataron a Lucas González

El fallo incluyó entre los agravantes el odio racial, el crimen por placer y el abuso del cargo como miembros de las fuerza de seguridad. Además, seis oficiales recibieron condenas de cuatro a ocho años de prisión, mientras que cinco fueron absueltos. «Nunca más alguien va a ser muerto por vivir en un barrio carenciado», aseguró el abogado Gregorio Dalbón.

El martes 11 de julio comenzó cómo un día frío y triste. La baja temperatura y lloviznas no acompañaban los planes de aquellas personas que se encontraban a las afueras de los tribunales de Comodoro Py para reclamar justicia por Lucas Gonzalez, el joven de 17 años asesinado por oficiales de la Policía de la Ciudad. Abrigados para la ocasión y con el corazón puesto en la causa, familiares, amigos y allegados a la causa se acercaron con banderas, instrumentos musicales, fotos y remeras con frases y fotos de Lucas al Tribunal Federal de la Nación.

Eran las 10 de la mañana y donde sólo habitaba un silencio tenso irrumpió un colectivo lleno de personas. Camisetas de Barracas Central –el club donde Lucas jugaba- y Defensa y Justicia tomaron el espacio con cantos tribuneros. Frases como “Luquitas está presente” y “Lucas no se murió, Lucas vive en Varela” empezaron a sonar y rara vez se detuvieron a lo largo del día. Media hora después de la llegada de los manifestantes a Comodoro Py, los padres de Lucas, Héctor “Peca” González y Cintia Janina López, ingresaron al tribunal sin detenerse ante la multitud. Las rejas que separan al recinto del Poder Judicial de la población se llenaron de carteles con mensajes antirracismo, denuncias de gatillo fácil y contra la violencia institucional, todos nucleados por una consigna más que clara: Justicia para Lucas.

“Que sea el último” reclamaban algunos amigos de Lucas. “Que se haga lo que se tenga que hacer y que sea justo para todos los chicos”, contestaban refiriéndose al caso de su amigo y al de otros jóvenes víctimas de la violencia institucional que se podían ver en algunas banderas. “Hoy la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene mucho que desear en cuanto a las prácticas de las fuerzas. La verdad que tenemos muchas denuncias”, comentaba Horacio Pietragalla al respecto mientras, a sus espaldas, se escuchaban rebufos de enojo contra cualquier declaración no condenatoria contra la policía. El dolor de cada persona que se encontraba en la manifestación se expresaba de manera distinta: algunos lloraban, otros cantaban y algunos sólo acompañaban.

“Mi presencia acá es para darle apoyo a la familia incondicionalmente, más allá si me quiera acá o no. Soy madre y lo entiendo”, le comentó a ANCCOM Dolly Demonty, mamá de Ezequiel Demonty, chico asesinado por la policía en el 2002. “Cómo madres sufrimos… Vos vivís con esto. Cada pibe que van matando es volver al principio y te duele. Te duele pensar en las familias que va destrozando. Yo hablo de perpetua, pero los que estamos condenados a perpetua somos nosotros, los familiares, los que quedamos,” concluye Dolly.

Incapaz de escuchar las defensas de los policías acusados, a las afueras del tribunal junto con la gente que los acompañaba, se encontraba Graciela Coba, abuela de Lucas. “Estuve un ratito y tuve que salir, pero si, hay muchos que se van a defender, obvio, es lo normal. Nosotros lo que queremos es que paguen, porque la verdad que sufrieron demasiado los dos (padres), sus hermanos también. Su hermano más chiquito todos los días llora, todos lloramos” comentó una de las principales testigos del dolor de la familia González. “Me siento acompañada por la gente, se portaron muy bien los chicos de Barracas, de Defensa, gente de todos lados, amigos, mis parientes, todos”, agradece Graciela.

Luego del receso que se prolongó desde las 11:30 hasta las 13 el ambiente expectante se sumió en la tensión esperando la sentencia de los jueces. Hasta ese momento todo lo que la sesión le dio a quienes se encontraban fuera del recinto fueron disculpas tardías y no tan bien recibidas. Cuando se empezaron a leer las condenas eso cambió.

Los policías de la Ciudad Gabriel Alejandro Issasi, Fabián Andrés López, Juan José Nieva recibieron perpetuas por ser coautores de los delitos de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”. Lágrimas surgieron de sus rostros de preocupación. Las condenas de 4 a 8 años de prisión a Roberto Inca, Hector Cuevas, Juan Horacio Romero, Fabián Du Santos, Rodolfo Ozán, Sebastián Baidon por encubrimiento permitieron una expresión de cierto alivio en los rostros de esos condenados. Otros cinco policías resultaron absueltos.

Una vez finalizada la lectura los presentes, abrazados, lloraban.

“Yo intenté pelear por Lucas el día a día, salir adelante y eso es lo que hicimos, con respeto, con mucho respeto y por derecha, como siempre, con la verdad. Acá tenemos la justicia que merecemos y Lucas está descansando en paz”, concluyó Hector Gonzales y le cedió la palabra, junto con un agradecimiento, a Gregorio Dalbón, el abogado del caso. “¡Nunca más! Tu hijo va a ayudar a que nunca más se mire a alguien por el color de la piel. Nunca más por el color de la piel, por el odio racial, por salir de un barrio carenciado. Eso es lo que conseguiste a través de la muerte de tu hijo, lamentablemente. Pero quiero que sepas que nunca más van a mirar ni matar a nadie por el color de la piel, porque ya saben lo que les espera: se van a morir adentro de la cárcel”, exclamó eufórico Dalbón quien caracterizó a este juicio como “el fallo más importante del Estado que mata a través de las pistolas del Estado después de las juntas militares”. “Acá somos hijos de latinos, hijos de inmigrantes, acá hay pueblos originarios, somos criollos, somos una mezcla de todo y somos iguales ante la ley no solamente en un juicio, sino en la vida”, cerró Dalbón su discurso.

“A pesar de mi pancita, vuelvo con un par de kilos menos, sin la mochila pesada que trajimos hasta el día de hoy”, comentó a la prensa “Peca” González, papá de Lucas.