Por Maru Conde
Fotografía: Sofía Barrios

Organizaciones políticas, sociales y defensoras de los derechos humanos se manifestaron frente a la Legislatura porteña para repudiar un acto negacionista que organizó La Libertad Avanza, el Partido de Javier Milei.

Diversas agrupaciones sociales se congregaron ayer frente a la Legislatura porteña para repudiar la actividad organizada por la legisladora de La Libertad Avanza Lucía Montenegro y promovida por la precandidata a vicepresidenta Victoria Villarruel. El edificio amaneció protegido por un operativo en conjunto de la Policía de la Ciudad y el cuerpo de Infantería porteño para realizar un homenaje a víctimas de los grupos insurgentes Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), desde una visión sesgada del “terrorismo”, volviendo a tratar de instalar la Teoría de los Dos Demonios que predomió cuando se sancionaron las leyes de impunidad. Por eso, desde las 16, las agrupaciones de derechos humanos se concentraron en el centro porteño con pañuelos blancos y carteles que recalcaban “son 30.000”.

“Marchamos en repudio a la actividad que se va a llevar adelante en la Legislatura”, afirmó la Presidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (A.P.D.H), Soledad Astudillo. “En las instituciones hay un consenso de qué cosas no deben ocurrir. No corresponde que esta entidad permita esto”, sentenció mientras avanzaba junto a la asociación civil que atiende, ad honorem, consultas jurídicas sobre asuntos relacionados a violaciones a los derechos humanos.

La convocatoria recién estaba empezando, por lo que los manifestantes debían hacerse lugar en el tránsito ajetreado y de hora pico de la Avenida de Mayo, que aún no había sido cortada. Sin mayores discusiones, pudieron agruparse y encaminar su marcha hacia el Poder Legislativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Adultos, personas ya muy ancianas y jóvenes se unían en una misma voz y cantaban: “Alerta, que están vivos: todos los ideales de los desaparecidos”. Entre bastones y celulares, elevaban el mismo reclamo. Inés, de la Villa 21-24 (Barracas y Nueva Pompeya) marchó “en contra de que levanten las banderas de los milicos que desaparecieron a compañeros”. La joven contó que en su barrio hubo cuatro desaparecidos, además de detenidos y asesinados. Contra el evento negacionista, replicó: “Tenemos que levantar las banderas de la memoria”.

La convocatoria promovida por Victoria Villarruel, postulada como vicepresidenta de La Libertad Avanza, estaba prevista para las 17. Casi coincidentemente, las campanas de una iglesia cercana comenzaron a sonar, recordando la crítica y repudio de los Curas Villeros de CABA y GBA contra los dichos del candidato a presidente Javier Milei. Por ello, este martes 9 celebraron una misa en desagravio al Papa Francisco en la parroquia de la Virgen de los Milagros de Caacupé, en la mencionada Villa 21-24. “Fue blanco de toda clase de injurias, mentiras e insultos provenientes del candidato a presidente”, según aseguraron en su cuenta de Twitter.

Leonardo Miranda, miembro del colectivo Historias Desobedientes conformado por hijas, hijos y familiares de genocidas, que ahora luchan por Memoria, Verdad y Justicia sostuvo: “Venimos a sumar nuestra voz al rechazo de esta actividad. Es un mensaje tramposo –continuó– que pretende engañar: simula un homenaje pero, conociendo la historia de Villarruel, busca reivindicar el terrorismo de Estado y la dictadura”. 

Victoria es hija del teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel, y sobrina de Ernesto Guillermo Villarruel, detenido por su actuación en el centro clandestino El Vesubio. También es presidente del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), el cual partió de la Asociación Unidad Argentina (Aunar), fundada en 1993 por militares de la dictadura. La agrupación Historias Desobedientes recordó esta relación existente y en su comunicado oficial constató que “es una hija obediente del genocidio, que obedece los mandatos filiatorios de lealtad familiar que perpetúan el silencio y justifican los más atroces crímenes cometidos en la última dictadura cívico militar”.

Miranda cuestionó que se retome la Teoría de los Dos Demonios y confirmó que “esto atrasa la historia argentina”. Por eso, se reunieron con otros organismos en esta manifestación: “Vinimos a defender la democracia”, concluyó.

Los grupos estaban encendidos en la entrada y salida de los asistentes al evento. Demasiadas caras largas y protestas hacían que un hombre, vestido de traje negro y con un papel blanco en mano, rechace a quienes no contaban con autorización para ingresar. Dos jóvenes que trabajan con un legislador fueron rechazados más de una vez, aún tratándose de su lugar de trabajo.

El clima transcurría tenso en las calles y tranquilo en un restaurante a pocos metros, donde una gran cantidad de personas disfrutaban de una merienda y miraban con atención los movimientos policiales y de manifestantes, que solo se juntaban para cantar contra los organizadores. Para quienes estaban resguardados de ese vidrio, la escena era casi un teatro dramático a punto de llegar a su punto de conflicto.

Una vez que la calle quedó más vacía. Detrás de la protección de la Policía de la Ciudad salió Lilia Lemoine, candidata a diputada nacional por La Libertad Avanza. En los primeros instantes de tranquilidad aseguró que “no es un acto para reivindicar el terror, perdón –se corrigió–, el terrorismo de Estado, es para pedir por las victimas”. 

“Estoy en contra de la dictadura”, afirmó Lemoine. Una señora la cuestionó: “Entonces, ¿por qué estamos reivindicando a gente que está a favor?”. Con un celular en mano, grabando a quienes la increparon, y visiblemente molesta por la situación, gritó en su cara: “Es mentira, infórmese bien”.

Los momentos de tensión ascendieron abruptamente, al punto que sus colaboradores la sostuvo del brazo y le insistió «tenés que entrar porque te van a armar quilombo». No bastaron más de unos segundos para que los gritos de la candidata a diputada cesen contra los manifestantes y estos se dispersen cuando dos personas rociaron combustible a todos los presentes –no sólo Lemoine como luego replicaron según sus dichos algunos medios–. Estos fueron inmediatamente detenidos por efectivos policiales.

“Repudio ese tipo de hechos, nada tienen que ver con lo que hacemos quienes estamos en contra de las ideas de la derecha y la ultraderecha”, aseguró Claudio Morresi, Legislador de la Ciudad de Buenos Aires. Defendiendo esta postura desde adentro del edificio en cuestión, confirmó que el Bloque de Legisladores y Legisladoras de Unión por la Patria (UxP) llevó a cabo una reunión y firma de un documento a las autoridades competentes en protesta por la actividad propuesta por Victoria Villarruel.

El exsecretario de deporte apuntó al espacio político de Javier Milei: “Este no repudia la dictadura militar, la avala”. A la vez, confirmó que hubo una clara utilización del dolor de algunas familias “para modificar la historia real de lo que sucedió en la Argentina. Buscan la liberación de exmilitares y policías que cometieron crímenes de lesa humanidad torturando, asesinando y desapareciendo a miles de personas”.

Con retraso, el evento pudo llevarse a cabo con la presencia de Villarruel, acompañada por Lucía Montenegro, Lorenza Ferrari, madre una estudiante que murió por la explosión de un coche bomba de Montoneros, Graciela Saraspe, hija de un encargado de bar asesinado en Santa Lucía (Tucumán) por el ERP y Arturo Larrabure, hijo de un militar secuestrado y asesinado por el ERP en tiempos del gobierno de Isabel Martínez de Perón bajo la sombra de la Triple A dirigida por el comisario de policía y ministro de Bienestar José Lopez Rega, que obró como antesala de la dictadura. Sin embargo, los disturbios no quedaron aislados en la calle: dentro del antiguo edificio, líderes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores como Gabriel Solano y Vilma Ripoll, replicaron los cantos que los manifestantes enunciaron durante toda la jornada. En clara protesta, levantaron carteles que firmaban: “fue genocidio, no guerra”.