El sur sigue ardiendo

El sur sigue ardiendo

El fuego no da tregua y aún hay focos activos en la Patagonia. Detienen a dos empleados de estancieros por los incendios.

Los incendios en la Patagonia prendieron alarmas en San Martín de los Andes, se reportan focos activos en la Comarca Andina y en los Parques Lanín y Nahuel Huapi. Además, un gran fuego también se desató en Chile, en la frontera con Neuquén. Al mismo tiempo, en El Bolsón, fue confirmada la imputación y prisión preventiva de Nicolás Heredia, el albañil neuquino de 31 años, detenido cerca del Río Azul. Más al sur, se expande el incendio en el Parque Los Alerces. El fuego que perdiste en Neuquén, Río Negro y Chubut, además de focos en Corrientes y el norte de Puerto Madryn, hacen que la situación sea crítica.

Por su parte, el presidente de Parques Nacionales, Cristian Larsen, apuntó a culpabilizar a “terroristas financiados por el terrorismo y la izquierda”, al expresar que el reciente fuego en Los Alerces se produjo “justo en la zona usurpada por la Lof  Paillako”. Sin embargo, al cierre de esta edición, el sábado 22, fueron detenidas tres personas acusadas de iniciar un incendio intencional en Chubut. Según informó la Dirección de Policía Judicial de esa provincia, no son mapuche ni brigadistas sino empleados del dueño de una estancia que los mandó a prender fuego para generar un aprovechamiento ganadero y de venta de leña.

A principios de febrero, la Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro presentó una medida cautelar en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) donde solicitó su intervención frente al Estado argentino “para que obligue la suspensión de seis ordenes de desalojos vigentes para seis comunidades” en esa provincia, entre las cuales se encuentran comprendidas las Lof Buenuleo y Quemquemtrew. Además pidieron a la CIDH que informe estas violaciones de derechos humanos de los pueblos indígenas que se están produciendo en todo el territorio de la Argentina a todos los organismos multilaterales de crédito.

“Cuando todavía la mapu está caliente por los recientes incendios en la Comarca, y el fuego aún arde en la alta montaña, sin estar dilucidada la autoría de los incendios intencionales, la prensa hegemónica crea un relato de culpabilidad en las comunidades mapuche tehuelche y brigadistas”, expresó la Coordinadora en un comunicado. “Sin más pruebas que el relato creado por Bullrich, Larsen, Petri, Pichetto y el armado de causas sin sustento probatorio del fiscal (Francisco) Arrien que responde a las órdenes del gobierno, el guion se complementa con el discurso del contador de (el empresario Joe) Lewis y hoy intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, quien pretende llevar adelante un plan de turismo y urbanización en Mallín Ahogado, Cuesta del Ternero”. 

El jueves 20 de febrero, familiares, amigos y organizaciones sociales e indígenas acompañaron con su presencia la audiencia ante el Tribunal de Impugnación y pidieron por la libertad de Nicolás Heredia. La semana pasada en Bariloche y en Senillosa se realizaron movilizaciones por la libertad de este albañil que estaba de vacaciones y fue detenido hace más de dos semanas cuando se acercó a llevar comida a los brigadistas. Lo acusaron de tener una botella con nafta que él niega que fuera suya.

La espontánea y autogestiva organización comunitaria que se armó en la Patagonia, sobre todo en El Bolsón, no recibió otra cosa más que persecución. El grupo de seis ambientalistas que se habían acercado a ayudar a los brigadistas fue liberado tras su detención por falta de pruebas.

 

 “Los incendios del sur muestran y sintetizan gran parte de lo que han sido los problemas territoriales en nuestro país. Las aristas de despojo y saqueo territorial expresan intencionalidad que parece indicar que hay negocios forestales e inmobiliarios”, dice Folgueras.

Asamblea abierta

 

Desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), el martes 18 de febrero se realizó una asamblea abierta para pensar la complejidad del presente y las salidas posibles. Estuvieron presentes Guillermo Folguera, biólogo, filósofo e investigador; Paula Alvarado Mamani, abogada kolla; y Marina Wertheimer y Sol Fernandez Bouzo, coordinadoras del libro “Argentina en llamas”. Durante la charla, distintos temas se fueron hilvanando: los territorios como zonas de sacrificio para el capital, la complicidad de los medios comerciales de comunicación en instalar falsos enemigos para desviar la atención, las balas estatales y la persecución judicial para disciplinar todo intento de oposición al plan extractivista, al racismo que llega a gran parte de la sociedad desde el discurso oficial y a la fragmentación de las luchas. 

En diálogo con ANCCOM, Folguera manifestó que “los incendios del sur muestran y sintetizan gran parte de lo que han sido los problemas territoriales en nuestro país. Las aristas de despojo y saqueo territorial expresan intencionalidad que parece indicar que hay negocios forestales e inmobiliarios”. Por su parte, Mirta  Ñancunao, werken (vocera) del Parlamento Mapuche–Tehuelche de Río Negro dijo a esta agencia que “despojan del territorio a las comunidades mapuches, pobladores campesinos, agricultores y pequeños productores mapuches y no mapuches, que subsisten de lo que producen en el territorio”. Por su parte, Mirta Millan de la Lof Pillan Mahuiza, acusada por el gobernador de Chubut Ignacio Torres, consideró que el fuego que sigue arrasando “tiene un fin muy claro, la muerte no solo de las comunidades mapuches sino de los llamados barrios populares donde los rostros son marrones y que olvidaron o no saben que sus abuelos y abuelas también son originarios”.

Territorios en llamas 

Ya van 300 mil hectáreas incendiadas en toda la Argentina, dos muertos, destrucción de cientos de casas y la pérdida de ecosistemas. Los recortes presupuestarios por parte del Gobierno de Javier Milei y del Ministerio de Seguridad de la Nación a cargo de Patricia Bullrich limitan la capacidad de prevención y las acciones de las fuerzas encargadas, los brigadistas, de combatir las llamas. Esto provocó la extensión en la duración de muchos de los incendios ya que se intenta detener la catástrofe con pocos recursos y condiciones laborales precarias. La exministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, dijo sobre Bullrich que “es una mujer que no invierte en Seguridad, pero tiene la capacidad de convencer a la gente de que sí lo hace.” En años anteriores había quedado en evidencia la escasa preparación y eficacia de los sistemas de prevención y de combate contra el fuego, pero han sido desatendidos de manera notable en este gobierno.

“A principios de 2024, el Servicio Nacional de Manejo del Fuego contaba con un presupuesto de 12.100 millones de pesos. En septiembre, cuando se produjeron grandes incendios en Córdoba, el Gobierno decidió ampliarlo en 21.000 millones de pesos. Sin embargo, las cuentas finales del año muestran que de esa cifra solo se gastaron 7.700 millones de pesos, cantidad incluso menor al presupuesto original”, explica Matías Cera Trebucq, autor de un informe publicado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales.

Un informe de la agencia local del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) precisó el 8 de febrero que el 49% de las áreas quemadas en 2025 fueron pastizales; el 17%, malezales; y el 11%, bosques nativos (espinillares de monte bajo). Las lluvias entre el 13 y el 15 de febrero ayudaron a extinguir la mayor parte de los focos.

En la Patagonia existe una gran plantación de pinos, especie arbustiva que no es autóctona de la zona, y ante el fuego su madera prende muy rápido. Mirta Ñancunao, actual werken (vocera) del Parlamento mapuche–tehuelche de Río Negro, dice sobre la plantación de pinos que  “fue un negocio muy importante en los años 70 y 80, porque al que plantaba le daban la propiedad de la tierra. Así hubo gente que se fue quedando con tierras de las comunidades indígenas y de los antiguos pobladores. Ahora, esas plantaciones están abandonadas porque la madera de pino dejó de ser rentable. Nadie las cuida ni las limpia y los pinos invadieron todo”.

En Neuquén, el incendio en el Valle Magdalena, zona del Parque Nacional Lanín, sigue sin ser controlado. El último informe, con fecha del 18 de febrero, del Comando Unificado que opera en la Estancia Mamuil Malal, indica que el fuego ha arrasado aproximadamente 22.131 hectáreas y continúa avanzando.

Fuego y montajes

La Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro, al cargar contra el intendente de El Bolsón, Pogliano, aseguró que “además de convalidar la violencia ejercida por su fuerza de choque, los gauchos, que también defienden a su patrón Joe Lewis”. Y apuntó que “otro actor que se suma a este montaje criminal y racista es el gobernador Weretilneck con su plan minero, de represas hidroeléctricas y de extranjerización de la tierra”.

En su reciente declaración exhortaron a “las comunidades y pobladores del Pueblo Mapuche Tehuelche, a las organizaciones territoriales y productivas de la sociedad, gremios, organizaciones sociales a defender el territorio frente al avance de los grandes poderes económicos sustentado en políticas racistas, anti mapuche, extranjerizante de la tierra de los gobiernos y avalado por un poder Judicial cómplice que legitima con sus fallos judiciales el despojo de las tierras comunitarias y la criminalización sin pruebas”.

 

«Si no somos nosotros, ¿quién?»

«Si no somos nosotros, ¿quién?»

Ante la ausencia estatal, la solidaridad colectiva asiste a los habitantes de la Patagonia que sufren el drama de los incendios. Múltiples colectas y actividades a beneficio se organizaron en distintos puntos del país.

Desde diciembre de 2024, la Patagonia enfrenta una devastadora serie de incendios forestales que han consumido más de 37.000 hectáreas de bosques nativos, afectando gravemente a las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. El fuego ha causado al menos un muerto, la destrucción de 120 viviendas y la evacuación de más de 500 familias.

La falta de aviones hidrantes, equipos adecuados y cuadrillas de combate agrava la situación, dejando a las poblaciones locales en una lucha desigual contra el fuego. Ante la ausencia de un plan de contingencia estatal eficiente, la organización comunitaria se convierte en el principal sostén.

La solidaridad se activó en distintas ciudades del país. Vecinos, organizaciones y comercios impulsaron colectas para asistir a las comunidades afectadas. Las donaciones —guantes, lentes de protección, mochilas de agua forestal, baterías para linternas, colchones, ropa y alimentos— llegan a la Patagonia en autos particulares, camiones y por medio de transferencias directas a los municipios perjudicados. También se involucraron algunos artistas, como María Becerra, que le valió una catarata de expresiones de odio del presidente Javier Milei.

«Estábamos todos con ganas de ayudar, pero si no hacíamos algo concreto, iba a quedar solo en el boca a boca. Entonces, hice un flyer y lo empecé a compartir», cuenta Juliette Ramone en diálogo con ANCCOM, trabajadora de Strummer Bar y una de las organizadoras de una colecta en Capital Federal.

El bar prestó su espacio como punto de encuentro para recibir donaciones, y algunos de sus trabajadores se encargaron de organizar la colecta y coordinar el envío de ayuda a las zonas afectadas. “La iniciativa surgió cuando una compañera que tiene familia en el sur contó que estaba juntando cosas para enviar por encomienda», explica Flora, otra de las organizadoras. “Nos mandó lo que más necesitaban: guantes, lentes de protección, mochilas de agua forestal, baterías para linternas, porque los bomberos voluntarios y los vecinos están combatiendo el fuego sin descanso y no dan abasto. También ropa, colchones y alimentos para las más de 300 familias que perdieron sus casas», continúa Juliette.

Entre quienes se acercaron a donar estuvo Catalina, una vecina del barrio. «Vi el flyer en la agenda semanal del bar y además tengo amigos que tocan ahí, así que estuvieron difundiendo la colecta. Vivo cerca y siempre estoy atenta a las movidas solidarias que organizan», explica. Además de informarse por redes sociales, Catalina también vio carteles en la calle que invitaban a colaborar. «Siempre que puedo trato de aportar algo», agrega.

Desde otro espacio, La Disidente también impulsó acciones para visibilizar la emergencia en la Patagonia. Sebi, uno de los integrantes de la colectiva, resaltó la importancia de articular esfuerzos: «Tenemos muchas conexiones con El Bolsón y otras localidades afectadas. Nos parece importante aportar desde acá y visibilizar que estos incendios no son casuales, son intencionales». La Disidente, que trabaja en territorio y avanza en su transformación en cooperativa, organizó un festival en San Martín con el doble propósito de recaudar fondos y generar conciencia. «El fuego es ancestral, pero el incendio es provocado. Es una estrategia para vender esos territorios a multinacionales y despojar a las comunidades originarias», advirtieron.

El colectivo Arte por la Patagonia también organiza eventos culturales para reunir fondos y visibilizar la problemática. «Lo que ocurre en el sur no es solo una emergencia ambiental, es una crisis política. Las comunidades originarias y quienes resisten en el territorio necesitan apoyo urgente», expresaron desde la organización.

El colectivo Arte por la Patagonia organizó eventos culturales para reunir fondos y difundir la problemática.

La combinación de factores climáticos, como sequías prolongadas y olas de calor extremo, junto con la acción humana, ya sea por negligencia o intencionalidad, ha incrementado la frecuencia y magnitud de los incendios forestales. Según datos oficiales, en 2021 se incendiaron en Argentina 302.000 hectáreas, y en 2024, los incendios forestales en la región de los Bosques Andino Patagónicos afectaron 7.747 hectáreas, el 90% en la provincia de Chubut.

«A pesar de la magnitud de estos incendios, no hay nuevas respuestas del Estado. No se anunciaron políticas integrales de prevención ni un plan eficiente para combatir el fuego. La falta de recursos y estrategias a largo plazo nos deja en una situación de vulnerabilidad extrema. Acá, la única respuesta viene de la gente, de la organización autogestiva y la solidaridad. Si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo va a hacer?», se pregunta Marta, quien organiza colectas en el patio de su casa en Quilmes para enviar ayuda a su hija en El Bolsón.

¿El trabajo dignifica?

¿El trabajo dignifica?

Un grupo de jóvenes cuentan cómo consiguieron su primer empleo, en qué consiste y con qué sueñan en el ámbito laboral. Botones de muestra de una generación con pocas ilusiones.

Para muchos, el paso de la adolescencia a la adultez está marcado por el ingreso al mundo laboral. En muchos casos implica un contraste entre lo que se desea hacer y lo que realmente se puede hacer, brecha profundizada por la falta de experiencia y la situación económica crítica generalizada. ¿Qué encuentran los jóvenes cuando ingresan al mundo laboral? ¿Qué querrían encontrar? Para explorar esta cuestión, ANCCOM salió a la calle a entrevistar a jóvenes de entre 18 y 23 años: ¿De qué trabajan? ¿Cuál fue su primer empleo? ¿Cuál sería su trabajo ideal? ¿A qué aspiran?

Sandra, vendedora en un local de ropa (18 años)

Es inmigrante de Perú y trabaja con su tía, atendiendo un puesto de ropa en una galería en la calle Lavalle, en pleno microcentro porteño. En diálogo con ANCCOM, Sandra contó que, aunque tuvo sus dudas, quiere empezar a estudiar Administración de Empresas Internacionales. “Me gustaría terminar de estudiar para apoyar a mis hermanos y a mis padres”, agregó. Su trabajó ideal sería administrar alguna empresa “acá o en otro lado”, contó la jovén.

Nehuen, empleado de Burger King (19 años)

Trabaja en Burger King desde hace dos años mientras cursa el CBC para la carrera de Contador Público. Cuando empezamos a charlar con él, estaba en el puesto de helados, pero lo reclamaron desde el fondo del local para limpiar unas mesas. Nos invitó a que lo acompañemos mientras continuábamos la conversación. “Observé todas las posibilidades respecto a horarios y entre las opciones de cadenas rápidas, que son las que generalmente tienen inserción laboral para jóvenes que no completaron estudios”, explicó.

Al otro día, tenía una entrevista laboral en otro restaurante. Gracias a su próximo trabajo espera irse a vivir solo con su pareja, aunque admite que es algo difícil de encontrar en este momento, así como conseguir trabajo en blanco. Prioriza las condiciones laborales y confiesa que no le importa tanto la cantidad de horas: “Busco que tenga compatibilidad con el estudio, porque a la mayoría no le gusta que estudiemos. Generalmente te lo imposibilitan”.

Lautaro, Rappi (20 años)

Lautaro habla en la pista de skate de Plaza Houssay, justo después de terminar su jornada laboral. Es fácil reconocerlo a la distancia por su característica mochila roja de Rappi. Comenzó a trabajar allí a principios de año y lo hace por las tarde, ya que por la mañana trabaja para una cooperativa del gobierno cartoneando. “Al principio no me llegaba nada, hubo días en que me conectaba y no me caía ningún pedido. Es un algoritmo como cualquier aplicación: si aceptas los pedidos que te llegan y tenés buenas opiniones de los clientes, empiezan a llegarte más”, explica. Lautaro destaca la flexibilidad de este trabajo, ya que puede conectarse y desconectarse cuando quiere. Al tener otro trabajo a la mañana, le queda la tarde para Rappi. Al pensar en un trabajo ideal, sueña con emprender un negocio de ropa combinado con la música que produce. También plantea la opción de ahorrar y comprar una moto para poder hacer más pedidos con Rappi, ya que reconoce que de esa forma se gana mucho más.

Malena, sirve de café a la salida de Facultad de Medicina (23 años)

 “Estudio Recursos Humanos en la Universidad de Quilmes”, aclara. Comenzó a trabajar a los 16 años. Este es su tercer empleo, el primero fue ayudando a su tía, que es técnica de laboratorio y la ayudaba a rotular las muestras. Después trabajó en una peluquería por tres años. En su trabajo actual está desde hace dos meses y valora ante todo las condiciones laborales. Al preguntarle si a su alrededor tiene a alguien con un buen trabajo, menciona a su hermana, que es pastelera, y a una amiga que es odontóloga. Rescata esos casos que hacen lo que les gusta: “Eso es lo que yo proyecto, la realización en el trabajo, hacer algo que me haga feliz”.

 

 

Fernando, trabaja en una cadena de empanadas (20 años)

Este es su segundo trabajo: comenzó como mesero en un restaurante, donde trabajó durante tres años hasta que recortaron personal y decidió cambiarse a su puesto actual. Destaca el buen ambiente laboral y sus compañeros. A la hora de buscar un trabajo, valora tanto las tareas a realizar como los ingresos. Su trabajo ideal sería administrar alguna empresa grande. Tiene planeado comenzar a estudiar la carrera de Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires.

Lucia, vendedora en un local de ropa (20 años)

Es una de las muchas empleadas jóvenes del local. Acepta respondernos unas preguntas, aunque sus respuestas son breves y algo tímidas. Este es su primer empleo, el cual consiguió gracias a su hermana mayor, que ya trabaja allí. A la hora de buscar un sustento piensa en que tenga un buen ambiente laboral. Si tuviera que imaginar su trabajo ideal, lo piensa en una oficina, aunque no tiene claro qué rol desempeñaría aún.

Omar, estudiante de Hemoterapia (22 años).

“Yo  soy estudiante de Hemoterapia y estoy por arrancar Odontología así que me gustaría trabajar en el área de la salud”, asegura Omar. También nos cuenta que, a la hora de buscar trabajo, su prioridad es encontrar un equilibrio entre un buen salario para llegar bien a fin de mes, y un horario flexible sin tanta cantidad de horas.

 

Nahuel, estudiante de Kinesiología (21 años).

Oriundo de Mar del Plata, su primer trabajo fue como promotor de ventas en una editorial de libros. “Sigo trabajando de eso, pero más que nada en vacaciones o feriados”, admitió. Como estudiante de Kinesiología, su objetivo es recibirse en los próximos dos años y después ver qué otros trabajos consigue. Su trabajo ideal, por supuesto, es en el área de salud.

 

Facundo, estudiante de Ingeniería Industrial (22 años)

También de Mar del Plata. Trabajó los últimos dos veranos de cajero y mesero en un local de comida con la expectativa de “hacer algo en el verano y sacar un poco de plata”. Le gustaría seguir los pasos de su primo, que se recibió de ingeniero industrial y trabaja para una empresa de software en París. “Me divierte lo que hace”, admite.

 

“La salud no es una mercancía”

“La salud no es una mercancía”

Los trabajadores del Hospital Nacional “Laura Bonaparte” realizaron un masivo acto en repudio a la intervención, el vaciamiento y el despido de 200 profesionales de distintas áreas del centro de salud.

Con 200 trabajadores menos, que ni siquiera tienen la garantía de incorporarse en otros hospitales, la comunidad del Bonaparte continúa en pie de lucha contra el desmantelamiento y el ataque del gobierno de Javier Milei a la salud pública.

Entre los profesionales despedidos hay psicólogos, psiquiatras, farmacéuticos y kinesiólogos, y en el camino quedan cientos de pacientes desamparados que no podrán recibir una atención de calidad. El argumento oficial –como en otros sectores– es que existiría una sobredotación de personal y por tanto habría que reorganizar todos los servicios del único hospital de salud mental dependiente del Estado nacional en el AMBA, sin dar escuchar lo que dicen los trabajadores, los pacientes y las familias.

La última convocatoria en defensa del Bonaparte, realizada este viernes 31 de enero en las puertas del establecimiento, en el barrio porteño de Parque Patricios, comenzó al mediodía. Allí se podían ver los carteles, banderas y coloridas pancartas en apoyo a la lucha de sus trabajadores. Además de los profesionales en actividad y despedidos, también participaron de la manifestación agrupaciones políticas, gremiales, centros de jubilados, vecinos, músicos, pacientes y hasta el cura párroco de la iglesia aledaña al Bonaparte que llevó su apoyo al Bonaparte.

Desde el escenario, que incluyó una pantalla gigante, uno a uno fueron expresando su solidaridad, la necesidad de unidad en la lucha y el peligro que significa este gobierno para la salud de todos, que

debería ser cuidada y protegida. A medida que se desarrolló la jornada, se fueron sumando más

participantes y organizaciones para hacer oír, entre aplausos y cánticos, el reclamo de reincorporación de los trabajadores despedidos. En diálogo con ANCCOM, Ramón, jubilado y vecino del lugar, afirmó: “El gobierno debe tener mucho odio y dolor para querer cerrar un

hospital y despedir masivamente a sus profesionales. La educación y la salud son los dos pilares fundamentales que quiere destruir. Esto no va a pasar si hay una continuidad de la lucha, la sociedad tiene que unirse y decir no a estas medidas. Los trabajadores unidos jamás serán vencidos”.

Cualquier persona puede atenderse en el Bonaparte, también niños y adolescentes con problemáticas mentales y consumos problemáticos. Se trata del único hospital de referencia con un servicio de 24 horas en salud mental y –hasta hace poco– con un 0800 disponible para urgencias.

Toda la comunidad del Bonaparte tiene garantizados además servicios de clínica médica, odontología, kinesiología, entre otros, y aparte talleres integradores de escritura y de reflexión para quienes deseen participar.

Los recortes del gobierno se dan en áreas esenciales como internación, fundamental en cualquier hospital para recibir a los pacientes y brindarles tratamientos específicos y de largo plazo. Mariana, una psicóloga despedida del Bonaparte, se refirió a la importancia de defender la salud mental de todos y todas ante el ataque del gobierno: “Es una falta de respeto y un abuso, piensan que

la salud es descartable, no se puede brindar salud de calidad si no hay profesionales para la atención de los pacientes. Recortan los presupuestos para los insumos, ni hablar de los salarios, que están

por debajo de la línea de pobreza. No se puede confiar en el gobierno de Milei, hay que defender a capa y espada la salud hospitalaria. Se llenan la boca diciendo que somos especiales y nos tratan como desechables. La salud mental es indispensable para todos”. “Es mentira que hay una reorganización del hospital –denunció la profesional que trabajó tres años en el Bonaparte–. No nos van a derivar a otros establecimientos, es todo una mentira de este gobierno. Con la salud no se juega, no es una mercancía, no se compra ni se vende”.

La protesta se extendió hasta alrededor de las 20, con la Policía de la Ciudad apostada allí cerca, y en el cierre se pusieron en pantalla a trabajadores del Bonaparte compartiendo sus reflexiones de lo que significa ofrecer un servicio de salud mental abierto a la comunidad.

Como parte del plan de lucha, que hace un par de semanas incluyó un abrazo multitudinario al hospital, los profesionales del Bonaparte anticipan nuevas medidas, entre ellas un paro general de la salud a nivel nacional si los trabajadores despedidos no son reincorporados en el sistema.

«El Conti no se toca»

«El Conti no se toca»

Miles y miles de personas rebalsaron el predio de la ex-Esma en defensa del centro cultural que allí funciona y de las políticas de memoria, verdad y justicia que el gobierno quiere desterrar. Manifestaciones artísticas, dirigentes de diversos espacios y gente de a pie se reunieron para repudiar el despido de 50 trabajdores y el ajuste en políticas derechos humanos.

Miles de personas se acercaron al festival contra el cierre del Centro Cultural Haroldo Conti. El secretario de Derechos Humanos Alberto Baños anunció el 31 de diciembre -horas antes del brindis de Año Nuevo- su cierre por «reestructuración». El 2 de enero los trabajadores fueron recibidos por la policía en las puertas del centro; 50 de los 79 empleados encontraron su nombre en la lista de despedidos, impidiéndoles el ingreso al establecimiento.

El ajustazo contra las políticas de Memoria, Verdad y Justicia sigue en avance. Una vez más, el espacio de memoria ex-Esma recibió el impacto del gobierno de Javier Milei: en solo una semana, se puso en duda la continuidad del Archivo Nacional de la Memoria y se anunció el cierre -por una reestructuración que nadie sabe en qué consiste- para el Centro Cultural Haroldo Conti. Ante tal conmoción, miles de personas caminaron por la avenida Libertador para encontrarse con otras miles en el festival en contra de su cese. A las 18 horas, puntual a su convocatoria, el predio ya estaba repleto; pero una vasta murga afro consiguió hacerse lugar para su performance. La marcha bailable de su candombe llevó a los presentes al frente del escenario. Comienzó el acto.

Son alrededor de 50 artistas y oradores convocados para defender la Memoria. El Tata Cedrón, quien inauguró el acto con un sentido tango, se siente honrado de haber conocido a Haroldo Conti: «Un tipo humano, tierno, solidario, se lo veía en la cara. Mi hermano vio cuando se lo llevaron los militares, lo extraño mucho. Ningún otro podría haber tenido el honor de cargar el nombre de este centro cultural».

El Haroldo Conti es un espacio que permite una enorme diversidad y expresividad artística, pero forma parte de una conquista histórica de la sociedad civil, de décadas de lucha colectiva. Para Damián Lamanna Guiñazú, trabajador de hace 13 años, detrás del Conti hay algo más grande: «Es un espacio que se lo apropió la comunidad, la memoria colectiva, y cuando digo memoria me refiero a muchas memorias haciendo fuerza para consolidar algo. En el Conti pasan y pasaron artistas de todas las generaciones, en el Archivo Nacional de la Memoria se guardan testimonios del bombardeo del 55, los testimonios de las travestis cagadas a palos por la policía en los ochenta, los testimonios de la dictadura… Son todas las memorias las que conviven acá, no solo las de los setenta. Cerrar este espacio es un abuso para todos, pero en momentos donde las cosas se ponen feas, la fuerza de la comunidad florece».

La Orquesta Andina del SUTEBA de Lomas entonó el Himno Nacional. La versión no necesitó más de tres instrumentos para ser igual de imponente, con una flauta de madera y un siku que guiaban la melodía que avanzaba lenta, pausada, emotiva, alcanzando todos los rincones. Los presentes cantaron casi en susurro, como conectados; hasta que llegó el “Sean eternos los laureles que supimos conseguir” a todo pulmón. Los retoños de la comunidad floreciente. 

Mientras la música continuaba, en el predio también había una feria de emprendedores con de todo: stickers, libretas, serigrafía, hasta salames y quesos. Una mujer mayor sin puesto caminaba y ofrecía sus llaveros con forma de pañuelo por 2.500 pesos a todo aquel que se le cruzaba. Cada tanto también se echaba una cuclilla difícil de mantener para enseñar su mercadería a quienes estaban sentados. La jubilación no permite perder oportunidades de venta. 

Paula Fernandez es otra de las despedidas del Centro. Trabajó allí 15 años, desde que se creó el espacio. Cuenta que el viernes 26 de diciembre comenzaron a llegar los telegramas para sus compañeros. Aunque todavía no llegó el suyo, lo espera, porque sabe que los trabajadores de contratación bajo la denominación llamada en la jerga interna ACARA fueron todos despedidos. De una plantilla de 79 personas, en el Conti quedaron alrededor de 30. También, fue de las que no adhirió al extorsivo retiro voluntario; planeaba trabajar allí toda su vida.

 

—Gracias al Conti soy orgullosamente estatal. No lo cambio por nada- dice.

 

Entre la multitud, de repente, se hizo una gran ronda, impensada de lograr por el poco espacio que había. Es que el grupo circense de más de 20 personas que hizo su sorpresiva aparición para compartir un pequeño show en medio de toda la comunidad. Los payasos, malabaristas y bailarines hicieron sus gracias al son de un clarinete y una trompeta. Colmados de ovaciones al final, dieron el grito por los 30 mil desaparecidos presentes, junto a la respuesta y los puños en alto del público, con la misma fuerza de los aplausos del cierre. ¿Cómo es que dentro de la diversión y el disfrute se encuentra una causa tan potente? Los trabajadores del Conti lo saben muy bien: la cultura no está exenta de la memoria. O mejor dicho, la memoria está en la cultura. Que el Conti esté dentro de uno de los centros de detención y tortura clandestinos más grandes de latinoamérica es la manera de combatir el olvido de nuestra historia, porque un pueblo sin memoria está condenado a repetirla.

Es por eso que el predio de la ex-Esma estaba enteramente saturado. El bar de la agrupación H.I.J.O.S estaba repleto de personas riendo bajo los farolitos colgados en los árboles; los niños aprovechaban el extenso estacionamiento frente a la Secretaría de Derechos Humanos para unos pases largos con la pelota o para darse enviones eternos en el monopatín. “Papá, ¿qué hace el señor con esas fotos?”, preguntaba un curioso sobre el cartel de Néstor bajando el cuadro de Videla del Colegio Militar. Marina y Gustavo también vinieron con su hijita de 6 años: «Ella sabe, hace preguntas y le contamos para que entienda. La otra vez quiso saber qué es un desaparecido. Nosotros vamos todos los 24 de marzo, el jardín público también cuenta sobre este momento a su manera. El tema está presente y ella hace preguntas porque quiere saber». 

Finalmente, llegó la noche. Los organizadores comenzaron a repartir vasos de plástico y velas para hacer pequeñas antorchas mientras Tati Almeida tomaba el micrófono. El enojo se le sentía en la voz, lista para un “mano a mano” con Milei y Villarruel: «Yo quisiera preguntarles en la cara si están de acuerdo con sus amigos genocidas de haber tirado al río a tantos hijos nuestros en ese avión que recuperamos», mientras señalaba al Skyvan PA-51 en medio del predio, utilizado para los vuelos de la muerte. Pero el odio del gobierno no terminó por cegarla: “Las velas son para alumbrar el camino que vamos a continuar”.

La noche avanzaba igual que la lista de quienes tomaban el micrófono y las tablas para mostrar su apoyo y compromiso contra el cierre del Conti, y contra todo el intento de barrer la memoria de un pueblo entero. Desde Liliana Herrero hasta la Asociación Mocha Celis, desde el folcklore convocante hasta la cumbia conquistante, el mensaje fue el mismo: los desaparecidos están presentes y depende de nuestra lucha mantener vivo su recuerdo. Como dijo Nana Gónzalez, trabajadora del Centro y delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), «Seguiremos convocando». Porque una vez que el fuego de la memoria arde, es muy difícil apagarlo.

Las comunidades Buenuleo y Los Alerces a punto de ser desalojadas

Las comunidades Buenuleo y Los Alerces a punto de ser desalojadas

El cambio de política gubernamental sobre los derechos de los pueblos originarios comienza a tener impacto directo en las comunidades.

El entonces subsecretario de Articulación de Seguridad del gobierno de Alberto Fernández, Gabriel Fuks, el día en que el Estado había firmado el acuerdo con la comunidad de Buenuleo.

Comunidades mapuche afirman que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) comenzó a actuar a favor de las empresas y en su contra. Además, a nivel oficial se frenó el relevamiento territorial que el INAI venía realizando y ese organismo dejó de hacerse presente en las audiencias judiciales. En este contexto, las comunidades Buenuleo y Pailako están a punto de ser desalojadas.

Quien hoy está al frente del INAI es Claudio Avruj, exdirector ejecutivo de la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina (DAIA) entre 1995 y 2007 y secretario de Derechos Humanos en el gobierno de Mauricio Macri (2015 – 2019). El INAI conducido por Avruj no está cumpliendo con la tarea para la que se creó: “la defensa de los derechos indígenas frente a lo que el Estado argentino tiene responsabilidad internacional”.

En la provincia de Río Negro, el INAI dio de baja la resolución que reconocía a la lof Che Buenuleo. En 2020, durante el gobierno de Alberto Fernández, esta comunidad fue relevada y reconocida en base a la Ley 26.160 por el mismo ente que hoy la niega. En la resolución del 21 de septiembre del 2020, el INAI había reconocido la ocupación actual, tradicional y pública de la Comunidad Lof Che Buenuleo sobre 481 hectáreas en la zona del cerro Ventana, en Bariloche. 

Los ancestros de los Buenuleo habitan allí en Bariloche desde 1880, sin embargo en un reciente juicio sus integrantes fueron condenados por usurpar esas tierras. La sentencia sostiene penas de prisión en suspenso sobre Ramino y Rosa Buenuleo, Lucas Dinamarca, Sandra Ferman y Nahuel Maliqueo, integrantes de la Lof Buenuleo, por delito de usurpación. En este cerro nace el arroyo Ñireco, del que proviene el agua potable de la que se sirve la ciudad de Bariloche. En conversación con ANCCOM, el longko Mauro Millán explicó que si bien la persecución por sobre las tierras en este gobierno se incrementó, es puntualmente por las tierras con nacientes de ríos en donde la cuestión se violenta aún más. 

En 2019, Millán participó de una ceremonia en la Lof Buenuleo, y ese día el empresario que reclama las tierras, Emilio Friedrich, envió una patota armada. Cuando acudió la policía y el Ministerio Público Fiscal en lugar de tomarles declaración por la agresión que habían sufrido, les tomaron sus datos para luego imputarlos en la causa por usurpación que inició Friedrich. En los proximos dias queda conocer el resultado de la audiencia que tuvo lugar esta semana para impugnar la sentencia. El Tribunal de Impugnación de Río Negro decidirá si se procederá o no con el desalojo. En el caso Buenuleo, además de la defensa de sus tierras ancestrales, la lengua mapudungun y las prácticas tradicionales, hay un trasfondo ecológico por los recursos naturales estratégicos para Bariloche.

Así en Río Negro como en Chubut

El 25 de noviembre la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia rechazó la presentación de la Lof Pailako Mew en defensa de su derecho a las tierras ancestrales en el Parque Nacional Los Alerces. En esta ocasión, la Lof presentó un recurso extraordinario para evitar el inminente desalojo que ordenaría en breve el juez federal Guido Otranto, por una denuncia del presidente de Parques Nacionales, Cristian Larsen.

En paralelo a ese fallo, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich anticipó que el gobierno impulsará la derogación de la Ley 26.160 de Relevamiento Territorial de las Comunidades Indígenas de manera definitiva. Esta ley es la que ampara a las comunidades originarias de no ser desalojadas, aunque el territorio no esté relevado ni reconocido por el Estado. En comunicación con ANCCOM, la periodista y activista por los derechos indígenas Gioia Claro explica que “ya hicieron una inspección anteriormente, y para el Estado y el Poder Judicial allí no hay niños, aunque en realidad sí”. Y destaca que “el propio presidente de Parques prometió desalojar a la Lof Pailako antes de fin de año”.

La ofensiva estatal contra esta comunidad queda expuesta al recordar que el gobernador de Chubut Ignacio Torres acusó, sin aportar evidencias, a miembros de la Lof Pailako de haber sido responsables de los incendios forestales que arrasaron miles de hectáreas de bosques el verano pasado.