Una muestra fotográfica sobre las esclavas sexuales de la Segunda Guerra Mundial

Una muestra fotográfica sobre las esclavas sexuales de la Segunda Guerra Mundial

Las Abuelas de Plaza de Mayo junto a la Asociación Coreana exhiben las imágenes del reportero japonés Yajima Tsukasa para visibilizar un crimen de hace casi 90 años.

En el marco del mes de la Mujer y de la Memoria se inauguró la muestra fotográfica “Mujeres de Confort. Coreanas en la diáspora” del fotógrafo japonés Yajima Tsukasa. En ella se retratan momentos cotidianos de sobrevivientes coreanas, quienes durante la Segunda Guerra Mundial fueron captadas y esclavizadas sexualmente por el ejército japonés. Hasta el 31 de mayo, las puertas de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) estarán abiertas al público de manera libre y gratuita para dar visibilidad a este crimen que ha sido silenciado durante décadas.

La exposición, organizada por Abuelas de Plaza de Mayo y la Asociación Civil de Coreanos en la Argentina, estuvo bajo la curaduría de María del Pilar Álvarez, politóloga y especialista en la temática, quien informó a los presentes sobre este hecho aberrante que miles de mujeres, provenientes de Corea en su mayoría, pero también de China, Indonesia, Filipinas y Vietnam, sufrieron entre 1939 y 1945. Las fotografías fueron tomadas en 2004 por Tsukasa, y en ellas se pueden observar los rostros de ancianas en espacios como la cocina, el patio y la sala de estar; se trata de aquellas mujeres que, a pesar de lo que vivieron, lograron continuar con sus vidas y decidieron dar sus testimonios sobre el terror al que fueron sometidas.

Además de Álvarez, el panel expositivo que inauguró la exhibición contó con la presencia de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Paula Sansone, coordinadora de la Casa por la Identidad; Dante Choi, representante de la colectividad coreana; y el reportero gráfico Alejandro Reynoso, quien recalcó la importancia de la fotografía como herramienta política para no olvidar el pasado y darle voz a aquellos que ya no la tienen.  

El primero en hablar fue Choi, quien expresó: «La primera palabra que representa esta reunión es la ‘empatía’, el sentimiento quizás más importante del ser humano». Más tarde, en diálogo con ANCCOM, agregó que “el hecho de que las Abuelas de Plaza de Mayo haya aceptado hacer esta muestra significa la empatía que tienen las abuelas argentinas hacia la historia de las abuelas coreanas”, y manifestó su agradecimiento con las organizaciones argentinas que acompañan la lucha y dan a conocer las violaciones que ocurren en otros países.

Siguiendo la misma línea, Álvarez recalcó el protagonismo que tiene Argentina en materia de derechos humanos y expresó: “Estando en la Casa por la Identidad, el compromiso de traer esta historia es abrir también este lugar a un montón de otras identidades que fueron, de alguna manera, arrebatadas como en el caso de las mujeres de confort”. Según la especialista, la realización de esta exposición es una gran muestra de solidaridad hacia las comunidades migrantes del país, ya que muchas veces no se reflexiona sobre la posibilidad de dialogar con otras colectividades que han sufrido problemáticas similares a las de la sociedad argentina.

Durante la década del 1980 se inició el movimiento de base que dio a conocer, mediante los testimonios de las sobrevivientes, esta parte de la historia que había quedado relegada al olvido. Se estima que entre 200.000 y 400.000 mujeres, provenientes de sectores marginados, fueron colonizadas y retenidas por la fuerza en las denomidas “estaciones de confort”, ubicadas principalmente en China, donde eran sometidas a torturas y violaciones por los soldados japoneses. Según el testimonio de Park Seo-Un, primera mujer en relatar publicamente lo ocurrido, muchas de ellas no soportaron el calvario en el que estaban inmersas y se convirtieron en víctimas del suicidio. Por ese motivo, fueron pocas las que lograron regresar a sus hogares de origen y retomar sus vidas luego de la guerra; el trauma ocasionado por el horror, la vergüenza, la pobreza y el desprecio por parte de la sociedad fueron las causas de esta marginalidad.   

“Fueron años de silenciamiento forzado por una cuestión de género; toda esta problemática se inscribe en un mundo patriarcal, donde las mujeres no tenían derechos y la violencia hacia el cuerpo de la mujer estaba normalizada”, declaró Álvarez, agregando la perspectiva de género a la problemática. La investigadora subrayó que durante esos años las mujeres prácticamente no tenían derechos y muchas veces eran desplazadas, vendidas o tenían que depender de un hombre para poder vivir. Más allá de que con el pasar de los años ganaron más posición al tratar de transformar su realidad, esto sigue siendo muy difícil para ellas debido al negacionismo sostenido por el gobierno japonés.

Minutos antes de que el acto de inauguración llegase a su fin, Carlotto tomó la palabra y exclamó: “Hoy tenemos la suerte de que esta gente amiga nos permite conocer también la historia de su país y hermanar la lucha». Entre aplausos, la referente de Abuelas concluyó: “Sigamos pensando qué más podemos hacer juntos para que la memoria funcione y el Nunca Más sea una realidad».

«Quiero saber en qué fosa tiraron a mi papá»

«Quiero saber en qué fosa tiraron a mi papá»

Victoria Donda declaró en el juicio contra su tío Adolfo, involucrado en su apropiación y sustracción de identidad. El represor no quiso verla cara a cara y la extitular del Inadi le pidió conocer su fecha real de nacimiento.

El lunes pasado se realizó la décima audiencia en los tribunales de Comodoro Py por la causa en la que se investiga la responsabilidad del militar Adolfo Donda Tigel, que formó parte del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA, en la sustracción de identidad y entrega de su sobrina Victoria al prefecto Juan Antonio Azic. Los padres de Victoria fueron detenidos en 1977 y al día de hoy continúan desparecidos.

En una jornada cargada de expectativa por lo que podría suceder, Victoria Donda Pérez, hoy subsecretaria de Análisis y Seguimiento de Políticas Estratégicas del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, declaró por más de una hora frente a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por los jueces Ricardo Basilico, Daniel Obligado y Gabriela López Iñíguez.

En el banquillo de acusados, desde la Unidad Federal 31, se presentó de forma virtual el tío de la dirigente del Frente de Todos, el militar Adolfo Donda Tigel, de 76 años, que es imputado por su participación en la apropiación de Victoria y por la desaparición de su hermano José María Laureano Donda­ (padre de Victoria), arrojado en los denominados “vuelos de la muerte” al Rio de la Plata.

El exmarino ya había sido condenado junto a Alfredo Astiz y Jorge Eduardo Acosta a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por el Tribunal Oral Federal Nº 5 tras ser declarado culpable por privación ilegítima de la libertad doblemente agravado por su carácter de funcionario público durante la última dictadura.

En este caso, se busca probar si Donda Tigel tenía vinculación con el apropiador de Victoria, el prefecto Juan Antonio Azic, con quien fue compañero de tareas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Azic fue condenado por el delito de apropiación, en 2012, a catorce años y medio de prisión, y la cumple de manera domiciliaria por una cuestión de salud.

La extitular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y querellante de la causa nació en la maternidad clandestina de la ESMA durante el cautiverio de su mamá, María Hilda Pérez de Donda, quien al igual que su papá, continúa desaparecida desde 1977.

En 2004, Victoria conoció los resultados de la prueba a la que se había sometido en el Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand, por los que se determinó que su familia biológica no era la que la había criado, sino que su apropiador había formado parte de los agentes de represión de las Fuerzas Armadas durante la última dictadura.

Los pingos se ven en el tribunal

La declarante fue contundente con su presentación y el vínculo inoxidable con su madre: “Victoria Analía Donda Pérez es el nombre que elegí después del 8 de octubre de 2004, cuando me enteré que mi mamá me parió en la ESMA y me llamó Victoria. En honor a ella me puse Victoria como primer nombre”.

Las semblanzas de sus padres, en base a lo aportado por testigos, familiares y vecinos de ellos, fueron sintéticas pero muy ilustrativas de quienes eran y cuáles eran sus personalidades: “Mi mamá se llamaba María Hilde Pérez, tenía 23 años, y le decían Cori. Era militante de la JP en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires. Ingresó a la organización Montoneros. Tenía otra hija que es mi hermana Eva Daniela. Y era una mujer muy solidaria que las vecinas la recuerdan como la chica que les enseñaba a coser a máquina, como forma de ganarse la vida”. Sobre su padre contó: “Se llamaba José María Donda, tenía 21 años, era alto y flaco. Le decían Pato, en la organización, o Cabo, en el Liceo Naval donde hizo el secundario. Fumaba, no sabía andar en bicicleta. Era hábil y sabía escuchar. Así lo recuerdan todos. Un hombre muy callado”, detalló.

Victoria se explayó sobre lo que lo que sucedió con sus padres a finales de marzo de 1977: “Los dos fueron secuestrados. Primero mi mamá… cuando estaba embarazada de mí. La secuestran en la plaza Castelar, primero la subieron a la camioneta con un compañero. A mi mamá enseguida se le notaba la panza… Para la época que la secuestran ya tenía cinco meses de embarazo. Una panza prominente pero igual no se bajaba de los tacos”, resaltó.

Fueron esos tacos los que se le rompieron cuando intentó salir de la camioneta luego de que su compañero buscara escaparse de la brigada castrense. La mujer se cayó, cuando llegaba a la estación de Castelar, se le rompió el calzado, y fue recapturada en la plaza municipal.  

Con respecto a su padre, hizo hincapié en la desesperación por encontrar a su pareja y a su hija raptadas y los últimos momentos en los que fue visto aún con vida. “Cuando llega (a la plaza) mi papá unas horas más tarde, encuentra el zapato”, narró Victoria. Por una nota que el compañero de José María le narró en una carta a Adela Segarra, quien militaba por entonces en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), Victoria supo que su papá mantuvo “alguna comunicación” con sus dos abuelas: Cuqui (de parte de su padre) y Leontina (de parte de su madre). “Mi abuela iba a donde mi papá la citara”, aseguró la declarante, que destacó que pedía que esos encuentros sean sin la presencia de su hermano Adolfo Donda Tigel, ni la de nadie.

“Mientras (mi papá) buscaba a mi mamá, escribió una carta y se la dejó por debajo de la puerta a Leontina, que vivía con Daniela y con sus propios hijos en Morón (mi mamá le había dejado a Danielita). Cuando mi abuela vio que entró un sobre por la puerta, abrió la puerta y vio la sombra de mi papá yéndose del lugar. En esa carta, habla de mi mamá, de su embarazo, o sea de mí. Pide que nos busquen, que nos críen juntes con mi hermana y también le dice que vayan a buscar a Adolfo Donda, su hermano. Que creía que tenía la humanidad para poder buscarme”, planteó Victoria con un gesto de cierto asombro considerando lo que finalmente sucedió.

«Mi abuela fue a buscar a Adolfo Donda para que ayude a mis padres y él le contestó que ellos sabían lo que les podía pasar», declaró Victoria.

La nieta restituida aseguró que, en base a lo que le contaron distintas personas, como Lidia Vieyra, cuando su madre comenzó con el trabajo de parto pidió que una de sus compañeras la ayudase. La llevaron, contó, a la salita de la Sardá (pieza de embarazadas de la ESMA, conocida en el ámbito castrense como “Maternidad Sardá”) y que ella nació en una mesa de madera por parto natural.

“Le habían puesto un suero a mi mamá y le habían dejado a Lidia un hilo de coser azul con una aguja. Apenas nací entró Magnacco (Jorge Luis, médico de la Armada que firmó numerosos certificados de nacimientos de hijos de desaparecidas nacidos en cautiverio en la ESMA). Se enteró que yo había nacido con vida. Cuando se fue, mi mamá se arrancó el suero, salto de la cama y me abrazó. Y ahí me puso Victoria”, contó, visiblemente emocionada. “Tenía bastante fuerza”, aseguró orgullosa para luego agregar que estuvo “unos días más” con su mama “en una canastita”.

En uno de los momentos más potentes de su alocución, Donda Pérez afirmó que su abuela Leontina “fue a ver a Adolfo Donda para decirle que la ayude a buscarnos”. La respuesta del militar, según el relato de Victoria, fue seca: “Él le contestó que mi mamá y mi papá sabían lo que les podía pasar, que él se había ofrecido para ayudarlos para que se vayan pero que su decisión fue quedarse sabiendo lo que les podía pasar”.

Además, señaló que su abuela materna Leontina y su tía (hermana de su madre María Hilda) se fueron a vivir a Canadá cuando se sancionaron las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida porque “le tenían miedo a Adolfo”, que había salido de la cárcel y sabían de su rol como jefe de unos de los grupos de tareas de la ESMA. “Yo en lugar de mi abuela, también tendría miedo”, se sinceró. Según Victoria, quienes continuaron su búsqueda a lo largo de los años cuando Cuqui falleció y Leontina se exilió fueron las Abuelas de Plaza de Mayo, “como siguen buscando a todos los nietos que faltan”, junto con otras agrupaciones.

Victoria señaló que hoy puede tener una vinculación con Azic. “Independientemente de los vínculos personales creo que hay una responsabilidad social y política que quiero asumir. Y si hoy puedo hablar con él y mi hija puede conocerlo en parte es también porque pude ser parte de quienes lo llevaron a estar hoy detenido”, resaltó Donda Pérez, que fue querellante en las causas en las que fue condenado.

La militante fue directa en su pedido a su tío de sangre: «A mí me interesa saber dos cosas: quiero saber mi fecha de nacimiento porque estoy segura que él—Donda Tigel—la sabe, y saber en qué fosa lo tiraron a mi papá para poder llevar sus huesos, sus cenizas, a algún lugar y poder dejarle una flor».

Con respecto al conocimiento de Donda Tigel sobre las torturas a su cuñada durante su paso por la ESMA, Victoria subrayó, en base a los testimonios de Sara Osatinsky, Raúl Cubas y Enrique “Cachito” Fukman, que su mamá “estaba esperanzada” de que el represor cumpliera con su palabra y le diera a la bebé Victoria a su abuela materna para que se criara junto con su hermana. Sin embargo, eso no sucedió y Adolfo Donda Tigel estuvo presente al menos en una oportunidad en la sala de interrogatorios durante los castigos aberrantes a las prisioneras. 

En una de sus últimas intervenciones, Victoria leyó una carta que su padre José Laureano escribió “de puño y letra”, dirigida a su abuela paterna. En un fragmento de la misiva resaltó el «sacrificio, humildad y rectitud de principios, que ha sido siempre el desarrollo del marco familiar que me ha permitido ver cuál es el único modo de asumir la vida”.

 “Ese modo es la lucha, esa lucha es por la familia, porque en definitiva, la patria y el pueblo son la suma de las familias de nuestra tierra. La construcción de una familia nueva, de un hombre nuevo, de una sociedad nueva es nuestro objetivo», cerró la funcionaria.

¿Quién arregla el edificio del Isauro Arancibia?

¿Quién arregla el edificio del Isauro Arancibia?

Por culpa de una rotura en un desagüe pluvial, producto de las obras en el Metrobús de la avenida Paseo Colón, la escuela que trabaja con personas en situación de calle no pudo empezar las clases.

Desde el 3 de marzo, los alumnos del Centro Educativo Isauro Arancibia, en el barrio porteño de San Telmo, no tienen clases por una rotura en el desagüe pluvial. Por este accidente se cortó el suministro de agua y sus estudiantes se quedaron sin la posibilidad de asistir al único colegio que brinda clases a personas en situación de calle.

Inés, quien prefirió no brindar su apellido, es docente de la institución y en diálogo con ANCCOM relata que no hay nada resuelto todavía. “El edificio donde funciona ‘el Isauro’ viene teniendo distintas complicaciones y la última tiene que ver con la obra del Metrobús del Paseo Colón. El año pasado fue bastante complicado y este año uno de los efectos fue que empezaron a emerger aguas cloacales hacia el interior del establecimiento. Nos dicen que es por un problema en el desagüe de los caños de cloaca hacia afuera, por lo tanto tenía que intervenir AySA en su arreglo”. Es decir, no se trata de algo que se pueda resolver con los mecanismos habituales que tiene el Ministerio de Educación para el mantenimiento de las escuelas.

La institución abrió sus puertas el 27 de febrero para los niños que se encuentran en el jardín maternal y el grado de nivelación para los chicos de 14 años. “Para nosotros, cerrar la escuela es lo peor de todo lo que te puede pasar y tuvimos que cerrarla el martes pasado (7 de marzo) enviando una comunicación a todas nuestras dependencias administrativas”, explica Inés. El colegio tiene nivel secundario para adultos y adultas sin límite de edad y cursos de formación laboral abiertos a la comunidad.

El lunes realizaron un abrazo a la institución con la presencia de estudiantes, familias y amigos del Isauro, también se acercaron legisladores del Frente de Todos, organismos sindicales y de derechos humanos. Inés rescata: “Como siempre hay una red que abraza al proyecto y nos ayuda a visibilizar la urgencia que hay que resolver”.

“AySA se ha hecho presente en el lugar varias veces pero nunca terminó de dar una solución definitiva y nos dijeron que el informe lo teníamos que presentar al Ministerio si ellos lo pedían. Con quienes sí tuvimos mucha comunicación y se hicieron presentes varias veces son el arquitecto y la persona de servicios y mantenimiento de la escuela, les entregamos la actualización del estado del edificio, pero nada de todo esto garantiza una respuesta frente a la necesidad de comenzar las clases”.

Finalmente, entre este lunes y martes, personal de AySA revisó la cámara que corresponde a la salida de la cloaca que había sido tapada por la obra del Metrobús. La cámara fue puesta de forma provisoria y los inspectores del edificio dijeron que podía volver a funcionar el servicio de agua sin inconvenientes.

A pesar de que tienen un reconocimiento de la Organización de Estados Iberomericanos, el colegio lleva años de lucha para que el Gobierno de la Ciudad lo declare como establecimiento educativo. El año pasado tuvieron la visita de legisladores de distintos partidos políticos y “han estado charlando con nosotros, conocen la escuela, nos han dicho maravillas, pero nos pasa esto igual, entonces el reconocimiento es un poco híbrido, no para poner las decisiones y las firmas y tratar la normativa a un proyecto que está en la Legislatura y queda siempre fuera de tablas”, concluye Inés con resignación. La expectativa es terminar esta semana con la escuela abierta y con todos y todas pudiendo ir a sus espacios, desde los bebés hasta los adultos.

«Que exista una movida queer es de yuta madre porque el folklore siempre ha sido muy machista»

«Que exista una movida queer es de yuta madre porque el folklore siempre ha sido muy machista»

Crónica de una noche entre zapateos, bombo, pañuelos, glitter e inclusiones feministas y trans en el barrio de Almagro: cuando la danza se transforma en un acto político.

Almagro. Sobre la calle Mario Bravo, un cartel advierte: Centro Cultural Archibrazo. El afiche en la entrada interpela a los invitados: “Respeto, diversidad e inclusión”. Banderines multicolores decoran los pasillos que llevan al patio. De fondo suena “Zamba para no morir”, de Mercedes Sosa. A unos pasos está el salón. En el escenario, una luz pone el foco en la bandera colorida que tiene escrito «Folklorazo Queer», el movimiento que organiza el evento. Los colaboradores van de un lado a otro para ultimar detalles. Todo indica que pronto comienza el baile.

Las violas ya están afinadas y los músicos en el escenario. Acomodan las partituras y preparan los acordes para dar inicio a la peña disidente. El público —amigos, amigas, parentela, curiosos y curiosas— espera para levantarse ni bien escuche las primeras notas de la chacarera. Esta noche van a bailar y zapatear sobre el piso gastado de la heteronorma. El Folklorazo Queer garantiza la fiesta.

“Lo queer es lo no binario. Traemos ese término a la danza para romper con los estereotipos de género. El Folklorazo le da espacio a propuestas artísticas que no son hegemónicas. Superamos el cupo femenino y trans en los escenarios”, dice Eli Marchini. La joven de 33 años es oriunda de José Mármol. Cuenta que es lesbiana, bailarina y organizadora de la peña. Desde 2019, el Folklorazo Queer apoya a los artistas sexualmente disidentes en el tradicional género, a través de encuentros “libres de prejuicios y llenos de amor y danza”. 

Un gesto de rebeldía

El gaucho y la paisana son las figuras arquetípicas del folklore tradicional. El primero, con la frente en alto, bien “macho”, conquistador y habitante de las llanuras pampeanas. Fiel representante de la vetusta “argentinidad al palo”, la tradición y las costumbres del campo. La mujer gaucha, “la china”, sumisa, dócil y delicada, devota cuidadora del rancho. Son símbolos instalados en el imaginario social del ambiente folklórico desde épocas remotas, representantes de una patria conservadora y binaria que se quedó en los tiempos del Martín Fierro, lejos de la apertura que se vive en el presente en nuestra sociedad. 

Si toda estructura está para romperse, las identidades diversas caen como un tsunami que arrasa sobre la ya obsoleta superficie heteronormativa del folklore. Entonces, las pistas de las peñas se abrieron de a poco al glitter y a las diversidades e identidades disidentes.

En las pistas del Folklorazo reinan la extravagancia y los colores brillantes de protesta, y nadie está obligado a usar pollera o bombacha si no lo representa. Juegan los tacos, las plumas, el brillo. El drag y el vogue se suman como disciplinas en un criollismo resignificado.

Con este ideal de transgresión en la cabeza, Sol Pérez y Elina Marchini crearon esta peña nómade. Un encuentro por mes, un paso más hacia la igualdad y la libertad. Cuentan que una vez cada cuatro semanas buscan espacios que las reciban con amor y sin prejuicios. “Pero, claro, siempre están los misóginos que te miran de reojo y te juzgan por ser torta,: ser mujeres no heterosexuales es un obstáculo”, dice Eli. Luego agrega que, muchas veces, cuando quieren presentarse en lugares administrados por hombres, no les ofrecen días ni horarios, les cierran la puerta en la cara. 

La clave, según las chicas, está en no parar. En demostrar que el Folklorazo no es marketinero, que apuestan por un espacio que reivindica las identidades de género, las orientaciones sexuales y las distintas formas de vivir lo popular.

Clase de baile

“Armemos una ronda así bien grande entre todes”, dice Sol, bailarina, profesora y motor del evento. Este sábado, la sala de El Archibrazo quedó chica para los bailarines y las bailarinas que se acercaron a aprender zamba. Todos y todas revolean los pañuelos al compás de la guitarra en seis por ocho que suena a través de los parlantes del centro cultural. La mayoría son principiantes. Les cuesta coordinar izquierda y derecha, los giros y el zapateo. Disfrutan y se ríen cuando no les salen. Lo importante es disfrutar. “En nuestras clases siempre decimos que el zapateo y zarandeo es tirar magia. Cada quién puede bailar cumbia, vogue, contemporáneo, o lo que mejor le salga, si es parte de su identidad”, resalta Sol.

“La idea es conectar con la otredad, con nosotras mismas”, dice Justin, bailarina, cantante y actriz no binaria. Es otra de las organizadoras del Folklorazo. Esta noche enseña a “sentir el pañuelo”, a caminar el espacio, a mirar a los ojos, a comunicar a través de la danza. Explica: “Acá venimos a ser lo que queremos ser, para sentir la zamba con cada paso que damos”.

La ronda continúa, cada vez más sincronizada. Una vez aprendidos los movimientos básicos, llega el momento en el cual los bailarines y las bailarinas se animan a la primera coreo de la noche. “Amiga, mostrémosles este paso”, lanzan las profesoras y la cosa se va poniendo más complicada. Las docentes dividen a los participantes en dos filas enfrentadas. Se baila de a dos, rotando pareja y lugares para que todos bailen con todos. Es inevitable que los cuerpos se choquen en cada pasada. “Uy, perdón”, se escucha, entre risas. Se practica la coreo reiteradas veces: sobrepasos triples, medias vueltas, encuentros, desencuentros, errores, aciertos. Al final de la clase, todos y todas hacen una “pose final”. Las profes piden un fuerte aplauso. 

Música y esperanza

Mientras las organizadoras levantan el micrófono y hacen la presentación, el público compra cervezas y empanadas. Se preparan para la fiesta.

Pausa. Silencio. Expectativa. Suben ellas: la “Banda en construcción”. Así se definen, por ahora. Es la primera vez que tocan juntas. Su repertorio, detallan a coro, fusiona el folklore local con géneros latinoamericanos como el tango, la murga y el candombe. Así forman esta noche: Ana en el bombo, Macu en la voz y la guitarra, Georgina en la voz y en el cuatro. Consultadas por su propuesta musical, resaltan que buscan transmitir un mensaje revolucionario a través de las letras de otras artistas.

Suena una chacarera de Duratierra. El público deja las sillas para ir a bailar. La diversidad tiene su momento de disfrute con zapateos, zarandeos, el avance y retroceso de esta danza bien argentina.

Después de un par de vueltas de chacarera, llega el momento del tango. Lo que parece ser un homenaje, se desmiente a los pocos segundos. “Raras, como encendidas”, canta Macu, y todo el mundo sabe que habla de “Los mareados”. Pero de esas estrofas de antaño quedaron detalles nada más: “Esta noche hay aquelarre / las ancestras convocadas /¿Qué me importa que se rían / que nos llamen las mareadas?”, resignifica y sigue: “Hoy decimos Ni Una Menos / y en las calles lograremos, vida y libertad”. 

“Que exista una movida queer es de yuta madre, ya que el folklore siempre ha sido muy machista y muy masculino. Seguimos haciendo lo que hacen los feminismos y disidencias, y dejamos un mensaje político al subirnos al escenario”, explica Georgi. El show termina con “Creo”, un tema de Eruca Sativa. La canción, firme exponente de la lucha de los feminismos, agrega un mensaje de protesta al final: “Hartas estamos de los femicidios, de los travesticidios, de lesbofobias. Hartas de no poder decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras formas de amar. Estamos hartas de que abusen de nuestras infancias, pedimos por infancias que no estén más invisibilizadas”. Una ola de aplausos invade el salón de El Archibrazo.

La noche sigue. Hay agite y viene del Oeste. Ellas se llaman Maldita Sea. Dani está en la voz, Inés en bombo y segunda voz, Agustina completa el grupo en violín. La peña se llena de alegría y de buenas energías. El público acompaña y sigue bailando, como si la noche fuera eterna. “Nuestro repertorio musical es de Santiago del Estero”, cuentan. Detrás de cada selección de canciones, hay una investigación profunda, revelan las Maldita Sea. Se fijan en las letras, en la historia de sus compositores, para que vayan en sintonía con el mensaje feminista y de respeto por la diversidad que quieren transmitir.

La noche termina, y es solo recién con el último acorde que suena de Maldita Sea cuando la gente enfila para la salida. Las organizadoras y artistas prometen repetir la peña pronto, no sólo para extender el disfrute, sino para continuar con la visibilización y promoción de espacios donde primen el respeto, la diversidad y la igualdad. En este sentido, Georgi señala: “Estar arriba de un escenario que se define como folklore queer es un acto político”.

Fallo a favor de los vecinos de La Traza

Fallo a favor de los vecinos de La Traza

Una sentencia judicial ordena al Gobierno porteño un plan de solución habitacional para los habitantes del Sector 4 de la exAutopista 3 abre esperanzas entre los vecinos. La posibilidad de extender sus derechos a la tercera generación es vivido como el más alto jalón en una lucha que lleva más de veinte años.

“Nosotros venimos a buscar la escritura y el desglose de nuestros hijos. Yo me quiero ir de este mundo teniendo el título de mi casa”, dijo decidida Mirta Sánchez, delegada de la Asamblea de Vecinos del Sector 4 de la Ex Au3, ante la noticia de la primera sentencia favorable para que finalmente el Gobierno garantice soluciones habitacionales para las y los vecinos de la traza de la exAutopista 3. 

En febrero de este año la Justicia porteña ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en un plazo no mayor a 180 días, “elaborar y remitir a la Legislatura un proyecto de rezonificación definitiva y un plan de concreción de soluciones habitacionales para los habitantes para el Sector N° 4 de la traza de la Ex Au3″.

Allá por el 1979, eran cientas de casas las que impedían el mega-proyecto de la Autopista 3 que tenía la dictadura. Todas esas casas fueron vaciadas de una manera u otra, y luego resultó inevitable la detención del proyecto por inabarcable económicamente. Esos hogares vacíos se convirtieron en un espacio seguro para personas que, atravesando las diferentes crisis sociales, económicas y políticas, especialmente la del 2001, se encontraron en necesidad de un techo.

El juez Martin Furchi, a comienzos del año 2022, dictó una medida cautelar “muy interesante -según Jonatan Baldiviezo-, porque lo que tendría que haber resuelto como amparo definitivo lo dio como cautelar”. Ahora, la sentencia viene a acompañar lo dicho en la cautelar y según el abogado de la causa a “declarar que el Gobierno ha incumplido las tres leyes que obligan que haya un plan de renovación y soluciones habitacionales en la traza de la Ex Au 3 y ordenar que los derechos que estaban reconocidos en estas se cumplan”. 

Las tres leyes que menciona Baldiviezo son en primer lugar la 324, que en el año 1999 estableció la responsabilidad del Gobierno de presentar un proyecto de rezonificación definitiva y de renovación urbana para los vecinos de la traza. En esta tan apreciada ley se creó la unidad ejecutora para la formación del proyecto y, entre otras cuestiones, se establecieron cuatro alternativas posibles para la rezonificación y un plazo de entrega que no fue cumplido. Luego en el 2009 se sancionó la Ley 3369, que surgió para solucionar la situación habitacional del Sector N° 5 de la traza, donde el interés por parte del Gobierno de la renovación del ahora llamado barrio Donado-Holmberg (DOHO) llevó a un rápido acuerdo donde los vecinos tuvieron diferentes alternativas entre las cuales elegir y al Gobierno se le permitió, bajo el compromiso de llevar un plan para el Sector 4 en menos de 180 días, vender las propiedades que no estaban ocupadas. En medio de esto, se votó la Ley 4089 que finalmente autorizaba al Gobierno a utilizar el dinero sobrante de las ventas para “otras obras de tránsito de la vía pública”, acordando que en 90 días tenían que traer el plan habitacional del Sector 4. El plan nuevamente no apareció. 

Mirta hace más de treinta años encara la lucha colectiva por el acceso de los vecinos y las vecinas de la traza a las escrituras de sus viviendas. Ella recibió a ANCCOM en su domicilio y señaló: “Por suerte después de la cautelar del año pasado, desde la asamblea logramos conciliar un trabajo con la unidad ejecutora encargada de desarrollar un proyecto. Nosotros fuimos con muchas dudas, porque imaginate la confianza que te da el Gobierno, y más este Gobierno. Sobre todo después de tantos años, pero ahora estamos trabajando mucho con la unidad. Este trabajo de ida y vuelta no había pasado antes”. 

“Con esta sentencia judicial las expectativas son enormes. Luego de veinte años de incumplimiento del Gobierno, acá hay un apoyo institucional del Poder Judicial para que el Gobierno cumpla con sus obligaciones legales. Así que hay mucha expectativa de que se logre destrabar la falta de voluntad política y se termine de solucionar el problema de la traza”, dijo Baldiviezo. 

La idea es sacar un proyecto unificado, donde los beneficiarios, pero también sus hijos y sus nietos, puedan acceder a los beneficios de la ley, en esto estuvo la asamblea  trabajando con la unidad ejecutora el último año. “Esto es lo que yo siempre soñé,  desde que salió nuestra querida 324, que marcaba hasta el 2000 el desglose”, contó la delegada. El desglose es la posibilidad de que los hijos, y esperan también de los nietos, puedan acceder a los beneficios que la ley concede. 

El año pasado, luego de la cautelar, hubo que realizar un relevamiento para conocer el número y la situación actual de los y las vecinas de la traza. “Con el relevamiento vimos que somos casi trescientos beneficiarios desde Avenida de Los Incas hasta Pompeya, es decir en el sector 4 de la traza, y por cada beneficiario tenemos que sumarle un promedio de tres hijos y nietos. Yo por ejemplo tengo tres”, explicó Mirta. Son alrededor de mil doscientas personas las afectadas por la situación y en espera de una respuesta por parte del Gobierno. Mirta cree que “si esto sucede va a ser un milagro de todos los siglos. Una vecina me dice la otra vez: ‘la verdad Mirta no se si creer, porque esto es demasiado bueno’. No todos confían en que esto se dé, imaginate que después de más de veinte años de lucha, que ahora nos abran la puerta así genera dudas. Pero si esto es un juego o es verdad lo veremos con el tiempo, yo espero que el sueño se concrete”.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires apeló el fallo de la justicia y sobre esto Baldiviezo comentó que “todavía no existen proyectos aún desarrollados, como finalizados y presentados en la Legislatura. Esta es una sentencia de primera instancia y el Gobierno apeló, con lo cual no se tiene que cumplir inmediatamente. Las sentencias adquieren vigencia una vez que quedan firmes, por lo tanto tenemos que esperar a la segunda instancia a ver que dicen los jueces de Cámara”.