Las (verdaderas) fuerzas del cielo

Las (verdaderas) fuerzas del cielo

Los trabajadoares de Aerolíneas Argentinas se manifestaron en Plaza Congreso exigiendo aumento salarial y en alerta ante los planes privatizadores del Gobierno. La declaración del servicio como esencial y la amenaza extranjera.

El miércoles 25 de septiembre, mientras en el Congreso de la Nación se llevaba a cabo el debate por la privatización de Aerolíneas Argentinas –en base a un proyecto presentado por Hernán Lombardi, diputado del PRO, y Juan Manuel Lopez, de la Coalición Cívica–, los gremios aeronáuticos marcharon a la plaza frente al Parlamento. Si bien el colectivo sindical afirma que su reclamo es estrictamente salarial, las banderas de “Aerolíneas Argentinas no se vende, se defiende” no faltaron, al igual que los cánticos alegóricos a ese reclamo.

Sandra, auxiliar de Aerolíneas Argentinas hace 13 años, dice que como el Gobierno no pudo meter la privatización de la línea aérea de bandera en la Ley Bases, ahora aprovecha el conflicto por sueldos con los trabajadores para tratar de venderla. “Los medios están mintiendo, a las universidades les pasa lo mismo, no les quieren dar el presupuesto, o si te lo dan después te lo vetan como a los jubilados. Esto empezó como un reclamo salarial porque estamos con el 70% del sueldo devaluado, no tuvimos paritarias hace un año y todo aumentó”, agrega.

Martin Brat, delegado de los tercerizados de Aerolíneas Argentinas GPS, coincide en que los medios instalan fake news diciendo que los trabajadores son privilegiados. “Una tripulante con 13 años de vuelo que trabaja 8 horas por día gana un millón doscientos mil pesos, maleteros que levantan once mil kilos todos los días ganan seiscientos cincuenta mil pesos, las trabajadoras de call center ganan quinientos mil pesos, sueldos por debajo de la línea de pobreza”, expresa.

Este conflicto salarial escaló al nivel de que el Gobierno publicó un decreto que declara a los trabajadores aeronáuticos como “servicio esencial”, lo cual es un ataque directo al derecho de huelga. La escalada del conflicto se debe a que no se llegó a un acuerdo a través de la conciliación obligatoria. Cuando se llega a esta instancia, la Secretaria de Trabajo es la encargada de mediar entre ambas partes. Pero nunca se convocó a los trabajadores para negociar y al finalizar el lapso de la conciliación le comunicaron a los gremios que lo único que había era lo que les ofrecieron en un principio, un porcentaje muy escaso de aumento que no recomponía toda la devaluación que sufrieron sus salarios.

La extranjerización

A esta situación se le suma que el gobierno publicó en el Boletín Oficial el DNU 844/2024 que permite a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorizar operaciones con tripulaciones y aeronaves extranjeras. Hernán, piloto de Aerolíneas Argentinas desde hace 15 años, dice que es una medida que busca amenazar a los pilotos como diciendo ‘si ustedes no van a volar, alguien va a venir a hacerlo’. 

Los trabajadores consideran que la iniciativa oficial es otro ataque a su derecho de huelga porque significa que las rutas que hoy hace Aerolíneas Argentinas las harían empresas extranjeras. Esto generaría una especie de círculo vicioso en donde los trabajadores están apresados a seguir manteniendo bajas condiciones laborales con la amenaza de que alguien más va a ocupar sus lugares, ya sea por la privatización de la empresa o porque empresas extranjeras se apropien de las rutas nacionales, siendo de alguna forma las dos caras de una misma moneda en la que trabajadores y ciudadanos argentinos terminarían afectados. 

En este sentido, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Katopodis, manifiesta que “el gobierno reprime o busca la sumisión de los trabajadores y que no entiende que Aerolíneas Argentinas simboliza la unión de los argentinos.”

Alta experiencia

Por su parte, Eduardo García, integrante de la Comisión Directiva de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y ex piloto de Aerolíneas Argentinas que cuenta con 33 años de trabajo en la empresa, rememora tiempos pasados. “Viví tanto la privatización como la estatización, quieren repetir la historia”. Eduardo ingresó en la empresa en 1980 y trabajó hasta el año 1996, momento en el que la privatización con Iberia ya era un hecho, donde con un grupo de compañeros de distintos sectores fueron echados. Reingresó en la empresa en el 2005 a través de Austral, y en 2009, tras la estatización de 2008, pasó a ser piloto de Aerolíneas Argentinas. 

Varios manifestantes coinciden en que existen muchos paralelismos con lo ocurrido en los años 90 y temen que vuelva a ocurrir algo similar. Discursivamente el gobierno utiliza los mismos argumentos de aquella época, cuando Carlos Menem gobernaba el país. Lo hace invocando la privatización como sinónimo de eficiencia, pero la experiencia demuestra lo contrario. Cuando en 1992 se vendió la línea aérea a Iberia, de treinta aviones dejaron uno solo, de once mil trabajadores quedaron cinco mil, la mayoría de las oficinas comerciales en el extranjero fueron vendidas y vendieron dos simuladores que eran utilizados para el entrenamiento de los pilotos. “Para vender Aerolíneas Argentinas el Estado se hizo cargo de la deuda de seiscientos millones de dólares y después, en 2001, también se hizo cargo de la deuda que dejaron los privados. Es evidente que no tiene nada que ver con  hacer eficiente a la línea aérea, sino que es un pasar de manos de negocios a los amigos de Macri y de Milei”, describe Brat.

Patricia, exjefa de cabina de Aerolíneas Argentinas, hoy jubilada, coincide en que están dejando caer la empresa para que los amigos del poder se la queden a dos pesos con cincuenta, y le llama la atención que los argentinos no se den cuentan que les están robando una empresa que es argentina. Para evitar que los manifestantes bajaran a la calle, se armó un cordón de la Policía Federal, y los pilotos y comisarios de a bordo se alinearon para quedar frente a frente con los uniformados. En tanto, dos azafatas con sus impecables uniformes sostenían un cartel que rezaba “las únicas fuerzas del cielo somos las trabajadoras de Aerolíneas Argentinas”.

«La decisión es que se queme»

«La decisión es que se queme»

Córdoba arde: 70 mil hectáreas ya fueron devoradas por el fuego. Todos coinciden en que fue ocasionado de manera intencional. Los vecinos y los brigadistas están en la primera línea luchando contra las llamas. ANCCOM habló con dos de ellos y responsabilizan a la ausencia estatal.

La provincia de Córdoba está en llamas. Las localidades de San Marcos Sierra, Capilla del Monte, Chancaní, La Granja, Villa Bernal y Salsacate, en especial, no tienen tregua. Alrededor de 800 bomberos, brigadistas y voluntarios de esas comunidades cavan trincheras cortafuegos, y luchan cara a cara con el fuego que ya se llevó puestas esta semana más de 69 mil hectáreas. Los brigadistas sospechan o incluso denuncian que las llamas fueron iniciadas con toda intención.

“Se han encontrado bidones de nafta en las zonas de los incendios, gente corriendo con los bidones y subiéndose a camionetas –afirmó a ANCCOM María Paula Guilaberti, integrante de la brigada cordobesa Forestal Aromito–. La base común a todos los incendios se debe a que se descontroló por un mal manejo del combate del fuego, todos los incendios fueron intencionales, ninguno fue por un asadito o un pucho que se apagó en el suelo, que es lo que suele circular. El tema de los incendios con intencionalidad viene hace años en Córdoba sustentado por  intereses en cambiar la función de los suelos en la provincia..

Por otro lado, la brigadista asegura que hay malas prácticas y escasa responsabilidad de parte de los equipos del gobierno provincial en la utilización del método contrafuego, la quema de territorios para quitar combustible natural al incendio. Por ejemplo, sostuvo que  “si vas a hacer un contrafuego, cómo lo vas a apagar sin contar con los recursos para apagarlo. Estas contradicciones generan muchas dudas sobre las verdaderas intenciones en ayudar”. 

Diego Leandro Pasmanik, integrante de la brigada de San Marcos Sierra, aseguró que “no hay ninguna decisión política, ni provincial ni nacional, para que el fuego frene. Son los vecinos los que salen a colaborar y tratar de apagar el fuego. Siempre hay una cuestión de decisión política de frenar el fuego a tiempo o no. Si quienes tienen los recursos no lo hacen, las instituciones y el Estado, claramente la decisión es que se queme”.

La indiferencia y la no respuesta por parte del Estado no ayudan a que catástrofes de esta magnitud sigan efectuándose. La Ley Bases, el RIGI, el desfinanciamiento hacia la protección ambiental, y la poca predisposición del Gobierno nacional -más allá de la visita de hoy del presidente Javier Milei a Córdoba- perjudican la prevención y la solución urgente al drama del fuego. Con presupuesto reducido, los recursos no alcanzan.

El Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC), creado por el gobierno provincial en el año 2021, luego de la catástrofe de incendios que se dio en el año 2020, a cargo del Ministerio de Seguridad cordobés, está abusando con la práctica de contrafuego, según la brigadista de Forestal Aromito. “Es una intencionalidad que no entendemos, la ETAC perdió legitimidad en la misma gente de la comunidad, los vecinos tienen miedo, no hay confianza, ya no sabes si están ahí para combatir el fuego o para lo contrario”, expresó y agregó que “con el combate directo y con los aviones hidrantes haríamos una diferencia increíble, por eso la urgencia de una emergencia nacional y el apoyo de Nación, serían clave para obtener más recursos que no tenemos en el territorio y mejorar la situación. El recurso físico humano ya no da abasto. Las condiciones climáticas azotan a toda la región y el país, hay que dejar de fragmentarlas como si fueran asuntos separados. Nuestros recursos naturales y nuestro ecosistema es uno, hay que cruzar discusiones que parecen aisladas pero no lo son, por eso hablamos de emergencia nacional.”

Brigadas, bomberos voluntarios y vecinos organizados autoconvocados hacen frente al fuego con lo que hay, con su fuerza física –que ya no da abasto– van al combate, caminan kilómetros para llegar a donde no llegan otros actores, sin dormir y enfrentando en simultáneo su vida cotidiana. Sin embargo, la intervención y apoyo del Estado escasea. “Los vecinos y voluntarios que vamos a los fuegos intentamos ser los ojos de los que no están acá, sentimos la desesperación y la necesidad de decirlo. Necesitamos que la población reaccione, que se levante a decir basta, sino no va a pasar nada y van a seguir quemando todo”, dijo Pasmanik.

 

–Hay que reconocer a las brigadas como actor clave e incorporarlas en el manejo del fuego. Nuestro principio es proteger al monte, pero los intereses económicos y políticos por cambiar el uso del suelo nos dejan fuera de la mesa de discusión, tener una voz sería clave para poder denunciar malas prácticas y romper mitos –aseguró Guilaberti.

 

–¿Cuáles son las medidas a seguir en un futuro?

–Que los montes vuelvan a ser bosques. Después de que el fuego se apague seguir hablando y poner en evidencia que esto viene pasando hace muchos años, hay que seguir en la lucha contra estos intereses económicos gordos sobre nuestros recursos naturales. Que no se vaya la preocupación cuando se va la emergencia, y se vuelva a desatar la emergencia cuando ya sea todo cenizas –indicó la brigadista de Forestal Aromito.

 

–¿Qué pasó con los territorios quemados en años anteriores y qué pasará con los que se están incendiando ahora?

–No hubo nunca cambios sustanciales en las políticas de manejo. Algunos de los territorios en zonas quemadas fueron loteados, no se sabe con qué criterio, ni quien maneja esos expedientes, todo está escondido. Hay que tomar decisiones políticas responsables, transparentes y poner los recursos donde hay que ponerlos.

 

–Sabemos que los fuegos intencionados son órdenes de una directiva de gente de altos cargos -completa Pasmarnik-, es gente que paga por hacerlo, la gente que va a quemar representa instituciones. Pareciera que quieren dejar un cementerio a cielo abierto, la gente tuvo que evacuarse de sus casas sola mientras el fuego avanzaba, no había nadie.

Más de 150 organizaciones piden la declaración de emergencia haciendo un llamado a la acción colectiva y a la organización intersectorial con un Estado presente y comprometido, lo urgente es extinguir los incendios.

Plata y amor

Plata y amor

Hernán Urra fue una de las tres medallas de plata argentina de los últimos Juegos Paraolímpicos. Recién llegado de París, repasa la experiencia de su tercera participación en la maxima competencia internacional, en el que también decidió pedirle casamiento a su novia.

Hernán Urra volvió de los Juegos Paralímpicos con una medalla de plata, pero con dos alegrías bajo el brazo. El atleta oriundo de Cinco Saltos, provincia de Río Negro, además de batir el record panamericano en Lanzamiento de Bala F-35 y conseguir la presea en su categoría, recibió el sí de su novia Candela justo después de bajarse del podio.

En diálogo con ANCCOM, Hernán detalla su paso por París y lo que le depara el futuro, ya pensando en los juegos de Los Angeles 2028.

Urra comenzó a practicar atletismo a los doce años, motivado por Federico, un entrenador de su pueblo que lo vio jugar al fútbol en las canchas del barrio La Armonía. “En ese momento no era consciente de mi discapacidad. Siempre me sentí un chico más en el barrio”, afirma Hernán, que tiene parálisis cerebral, un trastorno que afecta a sus miembros inferiores y le dificulta el andar. “Fede me preguntó si me gustaba correr o nadar, y bueno a partir de ese momento comencé a entrenar con él y a participar de distintos eventos en Río Negro que me fueron abriendo puertas hasta llegar al CeNARD”.

Finalmente, se decantó por el lanzamiento de bala, y desde que lo practica de manera competitiva obtuvo una  medalla en Juegos Panamericanos (oro), dos en mundiales (plata y bronce) y tres en Juegos Paralímpicos (todas plata), incluyendo esta última en París 2024.

 

Es tu tercer Juego Paralímpico ¿Qué podés destacar de tu paso por París en comparación con los otros dos?

Río 2016 fue divertido. La gente era buena onda y me vine muy contento con los resultados. Ahí aprendí que estoy para dar mucho más. Tokio, por su parte, fue diferente, sin público  por la pandemia y plagado de normas. Todos los días nos hacíamos un hisopado, no nos podíamos enfermar ni salir de las habitaciones. Y en París competí con 30.000 personas en el estadio, una absurda cantidad de gente para mí. Me traje un lindo recuerdo, y además pudimos mejorar la marca, que son los objetivos principales. Mejorar la marca y subirnos al podio.

 

¿Cómo se vivió la estadía en Francia?

Fuimos unas semanas antes de la competencia a Taverny, un pueblo cerca de París. Estuvimos preparándonos con el equipo de atletismo, como metidos en una cápsula del tiempo. Taverny es una ciudad muy chica, y se ve que se conocen todos, Íbamos al supermercado y todos se nos quedaban mirando, algunos nos pedían autógrafos. Los franceses nos trataron como reyes, nada que ver con lo que se piensa acá. En cuanto a las instalaciones, eran de primer nivel. La pista tenía tres meses de haber sido restaurada, estaba como nueva y solo para nosotros. Eso es algo que te da muchas ganas de esforzarte más y competir.

 

¿Y qué recordás del día de la competición?

La verdad que en ese sentido estuve demasiado bien. Sabía que estaba para dar mucho más, yo creo que la medulla de oro se me escapa por mi ansiedad. Me veía el doble de fuerte que todos mis rivales, pero bueno, no se dio. Por suerte pudimos mejorar la marca y subirnos al podio. El tercer lanzamiento que hice fue de más de diecisiete metros, era para hacer récord olímpico pero me lo cobran nulo porque hice un pequeño roce en la tarima, cosa que no se puede. Tampoco me iba a poner a discutir.

 

Y luego de la entrega de medallas protagonizaste un momento romántico. ¿Lo tenías preparado?

El mismo día de la competencia estaba preparando mi camiseta, y se me cruzó la idea de pedirle casamiento a mi novia que iba a estar en las gradas. Nadie sabía, nadie se lo esperaba. Ni mi entrenador, que es el que está siempre conmigo. Y pensé, “Bueno, vamos a largarnos desde el último piso hasta la pileta. Si sale, sale. Si no, bueno, habrá otras oportunidades”. Y salió, obvio que salió. Le escribí en la parte de atrás de mi cartel y después de la premiación estaba muy emocionado, entonces la fui a buscar. Ella estaba en la segunda planta del estadio, y cuando la llamé haciéndole señas bajó corriendo, atropellando a mucha gente. Recuerdo a la seguridad del lugar yendo atrás de ella sin poder frenarla. Y bueno, ella me vino a abrazar, festejando el triunfo y le digo, “¿Y vos qué decís?” y me dice “¿De qué querés que te diga?” Y ahí le muestro el cartel, y ahí es donde explotamos los dos de alegría, y bueno, me dijo que sí. Los que nos rodeaban estaban más eufóricos que nosotros. Fue genial.

 

Y ahora ¿cómo sigue tu carrera?

La semana que viene empezamos a entrenar de a poco, el objetivo no es parar tanto, porque después cuesta volver. Así que ya empecé a moverme. Vamos a parar para las fiestas, y después apuntar a Los Ángeles directamente. Sé que vienen algunas giras mundiales, panamericanas, muchas cosas, pero bueno, yo siempre apunto al próximo juego olímpico directamente. Quizás es medio difícil, pero yo trato de pensar en lo más alto y prepararme para eso. Y para llegar, todavía somos muy jóvenes, voy a cumplir ahora veintiocho años, y mis rivales tienen alrededor de cuarenta años. Todavía estamos para seguir batallando. El sueño es jugar cuatro juegos más, o tres. Y después, bueno. Dejarle el lugar a otro. El trabajo que venimos haciendo día a día creo que va a dar frutos, el apoyo de la familia, de mis hijos, son los grandes pilares que tengo, y son los que me dan el aliento para seguir. También estamos luchando por la pista profesional en Cinco Saltos, porque la que tenemos es de tierra, y para entrenar como se debe tenemos que viajar hasta Neuquén todos los días, y eso es un desgaste extra que debemos hacer los atletas de acá.

El deporte de alta competencia siempre requirió el apoyo y el impulso del Estado, ¿cómo ves su actualidad en este contexto de ajuste y desmantelamiento de los organismos públicos?

No soy de meterme a opinar respecto a la política. Gracias a Dios, mi ciudad, mi provincia y mi país me han tratado bien siempre, nada de qué quejarme. Yo estoy donde estoy y mis logros son gracias a mí sacrificio, esfuerzo, dedicación y a las personas que siempre me apoyan.

«La realización de películas argentinas tiende a cero»

«La realización de películas argentinas tiende a cero»

Cae el empleo en la industria cinematográfica actual a partir de las nuevas políticas que redujeron el financiamiento a las producciones audiovisuales.

Como consecuencia del desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y de la crisis económica que atraviesa el país, la producción cinematográfica nacional descendió a niveles mínimos y miles de puestos de trabajo corren peligro. La actividad entró en un tobogán luego de la resolución 16/2024 del organismo, emitida el mes de marzo, que congeló la asignación de financiamiento a proyectos audiovisuales, y tras el decreto 662/2024 del 27 de julio, que reglamentó que cada proyecto debe contar, como mínimo, con un cincuenta por ciento de financiamiento propio para recibir algún incentivo económico.

“La realización de películas argentinas tiende a cero en un sentido cuantitativo. Nosotros, los distribuidores, lo notamos porque si no hay largometrajes no tenemos trabajo”, remarca Manuel García, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores Independientes de Cine. En consecuencia, resalta que “es un impacto progresivo si comparamos el año anterior con este, en donde la cantidad de obras se reduce. Si no hay una política cultural activa, el 90% del cine nacional no va a tener posibilidades de hacerse”.

Desde su rol, destaca que los estrenos que se están dando este año son producciones que se realizaron durante la gestión anterior. Más allá de películas financiadas por plataformas de streaming internacionales, en este momento “no se está filmando nada”.

Así lo percibe Ramsés Tuzzio, director de Orégano: La Familia Fracaso, película independiente recientemente estrenada en el Cine Gamount: “Se producen muchas menos películas a nivel comercial y estas deben buscar otras alternativas para financiarse”.

Esta caída deja sus efectos en el mercado laboral del sector. Según Tuzzio, “el trabajo y las producciones cayeron mucho. Varios perdieron su trabajo o directamente no consiguen empleo exclusivamente en producciones audiovisuales, teniendo que mutar a otros rubros”.

Un informe del INCAA publicado en septiembre del 2023, anotició un crecimiento del 45% del trabajo registrado en la industria entre 2007 y 2022. Según el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina, el año pasado se registraron 28.565 puestos de trabajo y se realizaron 79 largometrajes de ficción. Este número de películas y empleos corren peligro y la oferta laboral ya se ve afectada.

Corina Safer trabaja como sonidista desde hace seis años en producciones audiovisuales y es su principal fuente de ingreso. Más allá de que subraya que la gran mayoría del empleo disponible es por relaciones y contactos, resalta que “del año pasado para atrás era un mercado laboral grande”.

Sin embargo, lamenta que hoy la situación “es un desastre: Hay una falta de trabajo angustiante, se vio disminuida la oferta de forma abrupta en unos pocos meses. Conozco gente grosa que está trabajando de Uber o de otras cosas por fuera del sector. Estamos todos en números rojos, hicieron mierda la industria». En ese sentido, señala que antes con sus ingresos vivía bien, dándose algún que otro gusto, pero que ahora tiene que ajustarse, restringiendo consumos por la falta de flujo de ingresos y de trabajo.

García detecta que la situación actual de la industria cinematográfica es similar a la que atravesó en la pandemia: “Hay mucha gente calificada con trayectoria en producción, técnica, actores y actrices sin trabajo. Todo eso está volviendo a pasar, pero ahora con la diferencia de que no hay un Estado presente que ayude y las políticas que se prometen a futuro no permiten pensar que esto pueda revertirse”, remarcó.

A su vez, la falta de trabajo y la ausencia de legislación laboral en el área afecta negativamente las condiciones laborales de los trabajadores. Julieta Muriel es asistente de producción de efectos visuales y destaca que, si bien en esta línea hay una buena oferta de trabajo, “es un mercado muy demandante y bastante precarizado. Es el único rubro que no tiene un sindicato. En otros hay un tarifario con el cual uno se puede regir, pero este no es el caso. Una regulación sería clave para mejorar las condiciones y el flujo de trabajo”, recalcó.

Asimismo, Safer cuenta que hay gente que se aprovecha de la crisis en el sector: “Por la necesidad que existe ahora, están acortando un montón los presupuestos y muchas veces se ofrecen salarios de hace dos años atrás. Por la necesidad de trabajo, la gente los agarra”.

Al mismo tiempo, también está siendo afectada la posibilidad de exhibición, luego de la desreglamentación de la cuota de pantalla nacional en cines comerciales. El Decreto 662/2024 también le otorgó únicamente al presidente de la institución, Carlos Pirovano, la facultad de fijar dicha cuota, aunque no especificó el mecanismo o criterio para hacerlo. Esto termina de generar un caldo de cultivo esquivo para la industria audiovisual nacional, atentando contra el financiamiento de las producciones independientes y limitando sus posibilidades de exhibición.

Según García, “no se produce y lo que está producido no tiene un impacto público. Las herramientas que tiene el cine argentino para ser exhibido las eliminaron. Es extraño porque se supone que esta era la gestión que se quejaba de que el cine argentino no tenía audiencia”. En esa línea, subrayó que la situación es una especie de profecía autocumplida por parte de la política cultural por parte del gobierno: “Decían que nuestro cine no tenía audiencia y hoy está mal financiado y está mal promovido. El cine argentino está siendo sometido a una muerte lenta”.

 

 

“Cobramos por debajo de la canasta básica”

“Cobramos por debajo de la canasta básica”

Médicos residentes de hospitales públicos dependientes de Nación realizaron un paro de 48 horas y se movilizaron a la sede del Ministerio de Salud en reclamo de un aumento salarial. Tras meses de protestas y ante la indiferencia oficial, anticipan la continuación del plan de lucha.

La marcha y la medida de fuerza –del 25 al 26 de septiembre inclusive– fue convocada por una asamblea que concentra a todas las residencias que dependen del Ministerio de Salud de la Nación. “Somos más de 15 hospitales con algunas otras instituciones. Incluso algunos hospitales que no están en Provincia de Buenos Aires ni en la Ciudad, sino en otras jurisdicciones”, explica Elián Salis, residente de clínica médica del Hospital Posadas. “Conformamos esta asamblea hace tiempo, no sólo con el aumento salarial como reclamo, sino también en defensa de la salud pública, en un contexto donde vemos que se está llevando adelante un ajuste considerable en recursos y, principalmente, en la cuestión salarial”.

A través de un comunicado, los médicos residentes del Garrahan expresaron su preocupación por la crisis en el sistema médico público e informaron su decisión de ir al paro y a la movilización. “Desde abril hemos advertido sobre esta situación y fuimos  adoptando medidas de fuerza de manera escalonada. A raíz de esas acciones y sucesivas negociaciones, se logró el compromiso de una recomposición salarial a través de un bono no remunerativo desde julio de 2024, con la promesa de incorporarlo al salario a partir de enero del próximo año. Sin embargo, a la fecha, dichas promesas no han sido efectivizadas y se ha interrumpido el diálogo con las autoridades, lo que nos obliga a retomar las medidas de fuerza”.

“Nos habían prometido un 35 por ciento de aumento entre junio y julio, que nos venían pateando, diciendo que requería de algunos trámites de aprobación. Íbamos a hacer el paro de 48 horas sin guardia, ahí fue cuando se pudo movilizar la última firma que nos faltaba para conseguir el aumento prometido”, señala Matías, residente del Garrahan. “Dos horas después de que nos comunicaron que la firma final ya estaba, terminaron dando el aumento de baja porque no estaban los fondos suficientes”.

“Hace un montón que cortaron el diálogo, cuando nosotros siempre estuvimos dispuestos. La última respuesta había sido esta promesa que nunca se hizo efectiva. Meses de espera, de paciencia. De creerles, básicamente”, dice Clara, residente del Garrahan. “Lo que queremos es que (Mario) Russo nos escuche para así poder conseguir lo que estamos pidiendo”, agregó, en referencia al Ministro de Salud de la Nación y de quien depende la decisión por el aumento salarial.

Los residentes movilizaron ayer a las 9.30 desde el Garrahan y recorrieron marchando el trayecto que separa al hospital de la sede del Ministerio. Llegaron escoltados por la policía y por agentes de tránsito de la ciudad y se concentraron en la base del edificio de Moreno y Lima.

Un cordón policial se formó entre los convocados y las puertas del Ministerio. Del otro lado de la calle aguardaban estacionados un carro hidrante y dos camionetas de la Federal. Los efectivos no permitieron cortar la Avenida 9 de Julio, por lo que los médicos recurrieron a otras maneras de llamar la atención, como la ocupación de la senda peatonal cuando el semáforo se teñía de rojo o el uso de carteles con consignas como “900 mil mínima, plata hay” o “Como mal, duermo mal, cobro mal”.

 “Este es el primer paro que tenemos sin guardia”, agrega Matías. “Eso repercutió un montón porque los residentes somos una pata muy importante en los hospitales. A pesar de eso, contamos con el apoyo de los médicos de planta del hospital.”

“Lo que tiene de particular el Garrahan es que también se están sumando médicos de planta al reclamo, es decir que hay otros profesionales que forman parte de la institución que se están plegando a defender al hospital frente al recorte y el ajuste”, señala Elián.

Juan Pedro, residente del Garrahan involucrado con el reclamo, explica la razón por la cual decidieron que el paro incluya a las guardias médicas: “La medida fue para visibilizar realmente la labor de los residentes”.

 

 “El contexto es de un deterioro sustantivo del poder adquisitivo. Si comparamos nuestros salarios con el de residencias de otras jurisdicciones, los nuestros son los peores pagos”, apunta Elián Salis. “Un residente de primer año a nivel nacional cobró el último mes $721.000 en un contexto donde el trabajo asciende a casi 12 horas diarias con guardias de 24 horas cinco o seis veces al mes. La diferencia es considerable si lo comparamos con un residente de Ciudad Autónoma de Buenos Aires que, incluso a veces teniendo una menor carga horaria, estaba cobrando por arriba de los $950.000”.

“Hasta el momento seguimos cobrando por debajo de la canasta básica familiar”, denuncia Elián. “Si no hay respuesta, probablemente vayamos a una nueva medida de fuerza la semana que viene, en conjunto con otros sectores como los universitarios, los docentes de los colegios medios y otros trabajadores de la salud, para confluir en una gran manifestación en defensa de la salud y de la educación pública”.