Disparen a la prensa

Disparen a la prensa

Otra vez, cronistas y fotógrafos resultaron heridos en la represión ejercida por el Gobierno ante una protesta de los movimientos sociales. Balas de goma, gases y cámaras rotas.

Este miércoles varios movimientos sociales marcharon hacia la 9 de Julio y avenida Belgrano y ocuparon las calles que rodean el exministerio de Desarrollo Social, en reclamo de alimentos para comedores y merenderos suspendidos desde diciembre, y en rechazo a la baja de beneficiarios del plan Potenciar Trabajo. Durante la manifestación, hubo una docena de detenidos y varios trabajadores resultaron heridos por la represión ejercida por parte del personal de la Policía de la Ciudad y de la ciudad con tanques hidrantes y balas de goma. Cómo ocurrió en anteriores protestas desde que asumió el Gobierno Javier Milei, cronistas y fotógrafos fueron un blanco predilecto.

 El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) en conjunto a la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) publicaron en sus redes sociales un mensaje de repudio a  las agresiones que sufrieron periodistas y reporteros gráficos. “Repudiamos la represión frente al exministerio de Desarrollo Social. Otra vez, atacaron directo a la prensa con balazos de goma”, indicaron. «Nos solidarizamos con Diego Ricciardelli de Crónica TV, Antonio Becerra de la Agencia de Noticias Red Acción (ANRed), Antú Divito Trejo de La Retaguardia y con todos los heridos», añadieron.

Antonio Becerra Peoraro, reportero gráfico de la Escuela de ARGRA y colaborador en la ANRed, fue uno de los reprimidos. En diálogo con ANCCOM, Becerra señaló que la represión de la policía fue un “momento salvaje” en el que “uno intentó cubrir la manifestación pese al accionar de la policía totalmente brutal, con balas de goma, gas pimienta, los camiones hidrantes, la verdad es que fue una vergüenza”. Alterado por lo ocurrido, dijo que perdió su equipo de trabajo porque una bala de goma le pegó en su brazo y también impactó en la pantalla de su cámara.

A pesar de todo, Becerra afirmó que seguirá trabajando. “Como reportero gráfico, creo que la mejor forma de ejercer este oficio es poniendo el pecho, independientemente de cuál sea la coyuntura, como trabajador de prensa lo importante es registrar todo lo que suceda de la mejor manera”.

Paula Acunzo, es reportera freelancer y también padeció las balas de goma y los gases. “Fue muy violento, de alguna manera lo esperaba ya que todas las manifestaciones que cubrí fueron así. Vi a gente que estaba paseando con sus hijos de casualidad y tuvieron que correr con bebés a upa. Una señora que entró en pánico, compañeros heridos gravemente”, relató a ANCCOM. “A mí me lastimaron, fue atroz y violento. Había gas en el agua del hidrante”, describió.

Acunzo dijo que desconoce el plan del Gobierno pero para su entender hay algo “sistemático de generar violencia y terror para desmovilizar y destruir los vínculos de comunidad y colectividad de resistencia”. A ella la moviliza para seguir luchando “la esperanza de un país donde no haya pibes excluidos socialmente, donde no se los lleve a como única solución posible el consumo o la muerte, donde todos tengan tierra, techo, trabajo, salud y educación”.

Florencia Fosatti, periodista y locutora en Radio Continental, contó a ANCCOM lo que vivió: “Lo único que pensaba era querer correr, bronca, dolor e inseguridad. Iba gritando por todos lados ‘prensa’ para que no me hagan nada. En medio del tumulto me quedé en medio de la gente. Cuando quise escapar no había posibilidad, recibí todos los golpes. Lo viví con mucho miedo y lo único que pensaba era en salir de ahí. Viví varias represiones en la calle y ninguna fue tan salvaje como esta”.

Sin embargo, la cronista explicó que seguirá cubriendo este tipo de movilizaciones. “Quiero un periodismo libre, donde no censuren ni se naturalice el odio al periodista por ser de un medio u otro” señaló. “Me moviliza que podamos caminar por las calles, ser prensa y poder contar libremente lo que nos pasa y no tener autoridades en el Estado que festejan cuando a un periodista lo reprimen”, remarcó.

Bala a los hambrientos

Bala a los hambrientos

La Policía de la Ciudad y la Infantería reprimieron una manifestación de los movimientos sociales en las proximidades del exministerio de Desarrollo Social. Hay heridos y ocho detenidos. Las organizaciones reclaman la emergencia alimentaria y luchan en unidad contra el ajuste de Milei.

Unas 20 mil personas, desde las 10 de hoy, se concentraron en la Avenida 9 de Julio para marchar hasta el Ministerio de Capital Humano en respuesta al ajuste y recorte presupuestario que sufren los comedores populares. En diálogo con ANCCOM, el abogado y dirigente de Unidad Piquetera, Matías Gayol, relató cómo fueron los hechos, antes y después de la llegada violenta de la Infantería que finalizó con manifestantes y periodistas heridos y ocho detenidos.

El conjunto de las organizaciones sociales y piqueteras nos movilizamos para responder al Gobierno que está mintiendo abiertamente, diciendo que auditó a los comedores y merenderos de toda la Argentina y que la mitad eran comedores fantasmas, que no existían. Es ridículo, ¿cómo hicieron  para auditar los 44 mil comedores inscriptos en el RENACOM en solo cuatro meses? Nosotros, como Unidad Piquetera, organizamos 209 comedores en 10 provincias del país y solamente visitaron 16”.

“Al mismo tiempo, el Gobierno sigue mintiendo cuando dice que a los comedores que sí existen, según ellos, los estarían asistiendo. No los están asistiendo, porque todas las organizaciones sociales, piqueteras, religiosas, ONG, están diciendo lo mismo. Estamos todos los sectores, al unísono, diciendo que no están dando asistencia desde el 10 de diciembre pasado”.

¿Qué otros reclamos llevaron a la marcha?

Se suma el congelamiento del Potenciar Trabajo en 78.000 pesos, cuando hoy debería estar arriba de 100.000. Además, eliminaron el Fondo de Integración Socio-Urbana que permitía las obras en los barrios populares. Ya no existe el programa Mi Pieza. Las obras de servicios en los barrios populares también fueron eliminadas. Han reducido incluso en términos nominales el presupuesto para el servicio alimentario. Según la encuesta interna que nosotros mismos realizamos, los compañeros cuentan que las raciones del servicio alimentario escolar son mucho menores en cantidad y en calidad. El Gobierno está protagonizando un genocidio económico. Literalmente, es el ajuste más rápido y más profundo de la historia económica de este país. Estamos transitando un escenario tan grave como nunca hemos vivido.

¿Cómo surgió la convocatoria para hoy?

Nos hemos unido con organizaciones y frentes de lucha con los cuales antes no nos unimos por estar en desacuerdo y ahora sí. Entendemos que tenemos que estar unidos contra el Gobierno de Milei porque atacan a todos por igual. Estamos haciendo marchas con el Polo Obrero. Por supuesto que antes no, no hacíamos ninguna movilización juntos o casi ninguna, y ahora sí, sin dudas. Hay una unidad que no tiene precedentes también en los movimientos sociales.

La manifestación fue masiva…

Eran cuadras y cuadras de gente. Las imágenes aéreas lo muestran. La idea era llegar al Ministerio, dejar un petitorio, hacer un pequeño acto y terminar de concentrar ejerciendo el derecho constitucional a peticionar frente a las autoridades. Pero cuando estábamos marchando llegó la policía y empezaron a reprimir. Yo estaba en primera fila y vi llegar a Infantería y Policía de la Ciudad. Tiraban agua desde el camión hidrante, empezaron a tirar gas pimienta y a disparar con balas de goma. Hemos visto periodistas heridos en la cara con balas de goma. El Gobierno toma la decisión de montar un show represivo que es cada vez más grave. Cuando avanzó la policía sobre nosotros decidimos no responder con violencia. Retrocedimos ordenadamente y ellos seguían y seguían. Vimos personas con heridas en la cabeza, por golpes o por bala de goma. Fue muy caótico, cuando hasta ahí se trataba de una marcha completamente ordenada.

¿Cúal es la situación de los comedores a nivel nacional?

El Gobierno de Javier Milei creó 2.5 millones de indigentes en tres meses. La UNICEF dijo que podría cerrar el primer cuatrimestre del año con un 32 por ciento de pobreza infantil. La indigencia no para de crecer, en nuestros comedores aumenta la demanda de forma muy fuerte, en algunos se ha triplicado. De 209 comedores, tenemos 58 que están en proceso de cierre porque no tenemos más mercadería, y no la vamos a obtener. El caso más extremo es el que vive uno de nuestros compañeros de la provincia de Jujuy, que no recibe asistencia, y así 42 comedores están por cerrar. No tenemos forma de sostenerlos frente a la motosierra de Milei.

¿Qué sectores acompañaron la marcha de hoy?

Estuvimos nosotros, Unidad y Partido Piquetero. Se hicieron presentes las organizaciones que integran la UTEP, que son el Movimiento Evita, el espacio de Juan Grabois, el Polo Obrero con Eduardo Belliboni, el Frente Popular de Darío Santillán, La Patria es el otro, que es el frente de organizaciones del Cuervo Larroque. Fue sin dudas una verdadera manifestación unitaria de todos los sectores que estamos intentando hacer todo lo posible para que no haya un caos social en la Argentina. Queremos evitar el desastre. Se organizan estas convocatorias  para poner orden en Argentina frente a un gobierno tiránico.

¿Cuál es el mensaje para quienes aún no están dispuestos a participar de esta unidad?

Como Partido Piquetero acabamos de sacar un documento, escrito por nuestro diputado nacional Juan Marino, que se titula “Tesis de Abril”, en el que planteamos un llamado de atención a toda la oposición. El gobierno de Milei no escucha, y hoy se volvió a demostrar. Frente a los paros nacionales, los reclamos históricos del movimiento obrero, particularmente la UOM, y de los docentes de las universidades, el Gobierno toma la decisión de no escuchar y redobla la apuesta represiva. Es un mensaje para toda la oposición y a los famosos dialoguistas que están especulando si apoyan al Gobierno de Milei o no. A los gobernadores que están pensando en firmar el Pacto de Mayo les queremos dejar un mensaje claro: gobernador de este país que firma el pacto, gobernador que se hunde con Milei, porque el pacto implica la fundición de las provincias. La oposición le tiene que poner un límite constitucional, rechazar el DNU y la ley ómnibus. Y es necesario que en el Congreso de la Nación se vote alguna ley de emergencia alimentaria que atienda esta urgencia total que tenemos en los barrios populares y las cuestiones más graves, por ejemplo la situación de los pacientes oncológicos, que tampoco están recibiendo medicación. Tenemos gente que ya ha muerto. Necesitamos una oposición unida que atienda los reclamos de los más necesitados.

Veintisiete cuadras de hambre

Veintisiete cuadras de hambre

La semana pasada la ministra Sandra Pettovello dijo a viva voz que quien tiene hambre se acerque con su DNI que le solucionaba el problema. Miles de personas hicieron fila desde Retiro hasta Constitución esperando infructuosamente que ella los atienda.

Los movimientos sociales, nucleados en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), volvieron a manifestarse en el Ministerio de Capital Humano para reclamar que se decrete la emergencia alimentaria y que se vuelva a entregar mercadería a los comedores barriales. El jueves, antes de reprimir a los manifestantes, la ministra Sandra Pettovello había convocado “a quienes de verdad tengan hambre” a presentar su documento y tener una reunión personal con ella. Una fila de personas que se extendía a lo largo de veintisiete cuadras de largo esperó infructuosamente, debajo del sol, que la titular de la cartera las atendiera.

“Pettovello vas a tardar 43 años en atender a las 4,5 millones de personas que asisten a comedores”, le contestaba un cartel que sostenía una cocinera de una olla popular. Este lunes por la mañana las veredas de Pellegrini se vieron afectadas por una fila que iba desde la calle Juncal en Retiro hasta la Av. San Juan en Constitución con la esperanza de poder llevarle los reclamos particulares y contarle la situación a la ministra.

“Los jubilados están sufriendo especialmente porque no tienen actualización y la mitad de su salario mínimo se les va en medicamentos. Los comedores les dan la única comida que tienen en el día. No se están alimentando nutritivamente porque no les alcanza. Ahora nuestros comedores corren riesgo porque Pettovello nos está negando la comida para que sigamos con la asistencia alimentaria para nuestros jubilados, los hogares monoparentales, en las mujeres jefas de hogar”, denunciaba Daniela Chacón, referenta de Marea de Almirante Brown.

“Somos trabajadores de la economía social y popular. Cada compañera que revuelve la olla día a día, se levanta y trabaja para tratar que a nadie le falta ese plato de comida tan necesario, que ahora corre riesgo. Tiene hambre también la gente que tiene un trabajo registrado y tiene que pagar alquiler, impuestos… La heladera vacía la tiene todo el país”, sentenciaba Chacón. Un cartel, un par de metros más allá, decía: “El hambre no se tolera. La dignidad no se negocia”.

China, referente de Proyecto 7, una organización que trabaja con y para personas en situación de calle desde la crisis de 2001, analizó: “Todo va tornándose más parecido a ese momento. Si bien la coyuntura es distinta y los motivos por los que se llega hasta ahí, las medidas son similares en varios aspectos”.

“Hay un montón de comedores que sostienen, no es la solución, pero es un parche muy necesario porque hace que la gente no caiga desmayada, que los chicos puedan seguir yendo al colegio, que los padres puedan alimentar a sus hijos… Familias enteras vienen al nuestro con un tupper gigante para cinco. Todo lo que juntan es para pagar una habitación en un hotel familiar”, relataba China. En diagonal al puesto donde Proyecto 7 repartía a los manifestantes pan dulce de su fábrica y fruta, está el hotel de lujo Four Seasons.

En Arenales y Pellegrini, un contingente de turistas europeos se bajaron de un taxi y con sus grandes maletas entraron a uno de los hoteles internacionales de Retiro. Algunos miraban hacia el cielo, otros hacia las baldosas, pero ninguno a los ojos de la larga fila contra el hambre o a los de dos hombres que dormían en la esquina, sin percatarse de que formaban parte de la hilera. Su colchón era una caja de cartón desarmada para compartir y una mochila vacía oficiaba de almohada. Por fuera de lo puesto, su única pertenencia eran las 10 ciruelas entregadas por Proyecto 7.

En la puerta secundaria del Ministerio de Capital Humano, tres personas que habían asistido a la jornada de protesta anterior con su documento en mano agitaban: “Pettovello, Pettovello/ ya tengo el documento/ la gente tiene hambre/ vos no estás atendiendo…”. María, jubilada de Dock Sud, sostenía un cartel en el que decía que no llegaba a fin de mes y tenía que trabajar para poder ayudar a criar a su nieto. “Cada vez hay más personas para retirar la vianda y no tenemos mercadería”, contaba.

A su lado, estaba Andrea, también con delantal y un cartel: “Soy cocinera en un comedor. La gente hace fila para poder comer”. Sumaba a lo que decía su compañera: “Lamentablemente cada vez somos más en el barrio. No llegamos. Me rompe el corazón que no todos puedan llevar un plato de comida a su casa. Hay gente que viene con criaturas”, puntualizaba. Pero la incertidumbre y la angustia también está en su vida personal: no sabe si va a poder mandar a sus dos hijos adolescentes a la escuela. “Es una lucha que venimos dando y la fe es lo único que nos queda”, suspiró Andrea.

Walter Córdoba, Secretario de Bienestar de la UTEP y coordinador de Barrios de Pie CABA, declaró: “Lo que hizo la ministra fue un acting. No quiso dar respuesta y planteó que era un caso individual de la familia, no una situación estructural del país, de pobreza, de desequilibrio económico, de inflación”. Además, agregó: “No ejecutaron las partidas que tienen del presupuesto: no hay asistencia alimentaria y están amagando con el pago del Potenciar Trabajo y están frenando todos los proyectos”. La puerta principal del Ministerio está vallada y la secundaria está llena de efectivos de la Policía Federal. “Es una política social la de reprimir a los pobres. Son duros con los humildes, pero no con las empresas y las élites”.

Máximo Viedma de Merlo se sentó en la vereda de un local de comida colombiana: “Estamos acá para reclamar que no siga el ajuste para los que menos tienen. Está ajustando a los más vulnerables”. En su comedor atienden a 67 personas mayores para la olla popular y a 138 chicos. Beti, estudiante de FINES y trabajadora en un merendero, dijo con lágrimas en los ojos: “Abastecemos a 30 chicos, pero no tenemos mercadería suficiente para toda la semana. Si los chicos tienen hambre, no pueden pensar para hacer la tarea”.

“Tengo 60 años y no tengo estabilidad laboral, lo que puedo hacer, lo hago. El tema es que no es una situación normal, para todos los que no tenemos un ingreso mensual, la situación empeoró. No podemos planificar nada y la mayoría tiene que comer algo en los comedores”, describió Viedma. “Esta es una economía informal: es gente trabajadora que no tiene estabilidad laboral. No es de ahora. Con la dictadura se ha implementado con golpe de Estado, uno de estos sistemas en los que dejan a la mayoría de la gente afuera para lograr una mano de obra barata, esclavizante o, directamente, esclava”, analizaba Viedma.

En los parlantes de los movimientos sociales, ubicados a pocos metros de la puerta secundaria, comenzó a sonar “Sos botón”. Los federales con su chalecos y con sus armas listas se reían. Dos de ellos salieron hasta la camioneta a buscar algo cantando sonrientes: “Vos ya no sos el vago, ya no sos el atorrante/ Al que los pibes lo llamaban El Picante/ Ahora te llaman botón”.

La semana anterior, Miriam del Comedor de Pie de Retiro se había corrido a la sombra cuando desde adentro del Ministerio empezaron a arrojar gas pimienta. Tardaron en darse cuenta y en conseguir leche para detener el ardor, en especial de los ojos, por lo que algunos compañeros tuvieron que ser hospitalizados. Con un cartel que de un lado rezaba “la casta no es el pueblo”, ahora decía en el reverso: “Acá seguimos en la lucha hasta que nos atiendan y que normalicen la situación en los comedores”.

“Cuidado, compa, que ahí viene la virgen”, avisó un chico rubio liberando un espacio de la vereda. Esta vez, los movimientos sociales sí pudieron hacer un acto de cierre. Los Misioneros de Francisco llevaban en sus hombros tres vírgenes María. Frente a la puerta secundaria y sus federales, Alejandro Gramajo, Secretario General de la UTEP, tomó la palabra: “Hemos hecho una jornada de lucha pacífica, como siempre. Nos movilizamos con masividad acá, pasando la Av. San Juan, y en muchas provincias. La semana pasada vinimos ante este Ministerio de Capital In-humano y nos recibieron con palos. El pueblo está acá no por deporte, sino porque se está cagando de hambre”.

Los manifestantes vitorean, sintiendo las palabras como suyas, y los federales y administrativos tratan de mantener un temple serio. “Si el pueblo sufre hambre, ante la ausencia del Estado, nos vamos a seguir movilizando, pero sobretodo vamos a seguir trabajando solidariamente con el conjunto del pueblo argentino. Vamos a luchar pacíficamente, pero no por eso vamos a ser menos determinantes a la hora de seguir construyendo acciones. Una vez más nos movilizamos acá y la respuesta es de espaldas al pueblo”, apuntó marcando las palabras.

Cuando terminó de hablar, de los parlantes empezó a sonar el himno nacional. En las primeras notas, la gente cantó “U-ni-dad de los trabajadores/ y al que no le gusta/ ¡se jode, se jode!”. Todos los manifestantes lo vitorearon con ganas. Un hombre que sacudía con emoción una bandera gritó “Cantálo, vendepatria” a los ojos de uno de los oficiales, recordándoles que antes de ser vigilantes, también fueron pueblo.

 

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

En sendos actos reclamaron por aumentos salariales, políticas para bajar la inflación y rechazaron el programa del FMI.

Hoy en el centro de la Ciudad de Buenos Aires se llevó a cabo la conmemoración al Día de los Trabajadores. En esta ocasión, los movimientos sociales se congregaron en 9 de Julio y Avenida de Mayo y el Frente de Izquierda-Unidad marchó hacia Plaza de Mayo.

Las manifestaciones tuvieron como objetivo mostrar el apoyo a la lucha por los derechos laborales, y entre los temas que se destacaron estuvieron los pedidos de aumento salarial, la lucha contra la precarización laboral y la situación de los trabajadores informales. Los manifestantes portaron pancartas y banderas en las que se podían leer consignas como «Por trabajo digno y salario justo», «Trabajo es dignidad» y «Contra la precarización laboral».

A medida que los manifestantes avanzaban por las calles del centro, se escuchaban cánticos y gritos exigiendo justicia laboral. La presencia de diferentes líderes sindicales y representantes de organizaciones sociales permitió que el mensaje se escuchara con fuerza y se generara un ambiente de solidaridad y apoyo mutuo.

En el acto de lo movimientos sociales, Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), afirmó: “O te apoyás en los movimientos populares y en el movimiento plural organizado, o te apoyás en el Fondo Monetario Internacional. Dios quiera que nos estén escuchando y que se apoyen en los movimientos populares”.

“Necesitamos el apoyo del Gobierno. No importa si faltan seis meses, y no importa si, como dicen, cuesta mucho construir unidad. La unidad se construye mirando y fortaleciendo lo que se viene planteando desde abajo”, agregó. En el acto también tomaron la palabra Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán, Alejandro Gramajo, del Movimiento Evita, Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa, Norma Morales, de Barrios de Pie, y Huigo “Cachorro” Godoy, titular de la CTA Autónoma.

En tanto, en el acto convocado por el FIT, hablaron el obrero ferroviario francés Clément Allochon, Myriam Bregman, del PTS; Celeste Fierro y Alejandro Bodart, del MST, Alejandro Crespo (secretario general del Sindicato Unido de Trabajadores del Neumático de Argentina (SUTNA)), Gabriel Solano, del Partido Obrero, Mónica Schlotthauer (delegada del Ferrocarril Sarmiento) y Juan Carlos Giordano, de Izquierda Socialista.

Myriam Bregman, diputada nacional y dirigente del PTS-Frente de Izquierda, afirmó: “Estamos viendo una película repetida, una película que pinta de terror: todos preparan un nuevo zarpazo contra la clase trabajadora.” La legisladora agregó: “Hace unos días las escuchábamos a Cristina Fernández hablar como que no tuvo nada que ver. Se desentiende. Como si ella no fuera la vicepresidenta, como si ella no fuera el principal sostén del ministro de Economía, Sergio Massa, que está aplicando el ajuste del Fondo Monetario”.

Solano, legislador de la Ciudad y actual precandidato a presidente por el PO, dijo, a su turno: . “Llegamos a este día en un escenario de crisis terminal para el gobierno del Frente de Todos. Un gobierno que ligó sus políticas al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que profundizó la fuga de capitales y el saqueo capitalista. Y que con sus políticas ha llevado al borde de un estallido social con salarios que no alcanzan para nada, con el 50% de los niños pobres, jubilaciones de indigencia y una creciente precarización laboral.

Por su parte Alejandro Crespo, secretario general SUTNA, señaló: “En un momento en que la inflación está golpeando fuertemente los salarios, la experiencia del SUTNA es muy importante para todos los trabajadores. Porque se mostró que recuperando nuestras organizaciones sindicales y yendo a una lucha se puede recuperar los salarios, tal como sucede ahora mismo con la cláusula automática de la paritaria del neumático que garantiza 10 puntos porcentuales por sobre toda inflación, y avanzar en los justos reclamos de nuestros compañeros”.

Al finalizar el acto, los dirigentes del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) subieron al escenario con una pancarta que decía “No a los despidos de Clarín”, en rechazo a los 48 trabajadores desvinculados la semana pasada.

 

Juicio al policía disfrazado de periodista

Juicio al policía disfrazado de periodista

Se realizó una nueva audiencia en la causa que investiga al policía Américo Balbuena, acusado de infiltrarse en la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh para obtener información de los movimientos sociales. Sus abogados dicen que solo hacía pasantías formativas. El viernes se conocerá el veredicto.

El año 2001 llegaba a su fin, la crisis y el estallido social habían tocado su punto máximo y la sociedad entera estaba movilizada. Frente al conflicto aún a flor de piel y los medios de comunicación cuestionados por el nivel de desinformación, Rodrigo Grinberg decidió realizar su aporte a la lucha. A comienzos de 2002 fundó la Agencia de comunicación Rodolfo Walsh. Alternativa, popular y comunitaria, realizaba las tareas a pulmón con la finalidad de darles voz a los más vulnerables.

Por aquella época, Rodrigo se encontró con un viejo conocido. Un compañero de la infancia con quien  había coincidido más tarde en la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos (ETER). Se trataba de  Américo Balbuena quien se sumó al proyecto de Grinberg y comenzó a trabajar en la Agencia. Como señalaba en el año 2013 Oscar Castelnovo, miembro de la Agencia y en la actualidad uno de los denunciantes en el juicio, “ingresó con un grado de confianza inapelable”. 

Ejerciendo su rol de corresponsal y movilero, Balbuena se acercó al conjunto del movimiento popular y sus conflictos. Desde Cromañón, Quebracho, La Alameda hasta la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), el conocido en todas las organizaciones sociales como “El Pelado” estaba siempre presente y dispuesto a cubrir cuanto conflicto se desataba en calles y fábricas en un momento de enorme efervescencia ciudadana. Se encargaba incluso de realizar la agenda política que se anunciaba semanalmente.

Sin embargo, Balbuena ahora afronta un juicio acusado de utilizar ese rol de periodista, durante 11 años, como pantalla para ocultar sus verdaderas intenciones. Se trataba, en realidad, de un integrante del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal. De acuerdo a lo que afloró en el juicio, con la orden de reunir datos sobre integrantes de distintas organizaciones sociales, los entrevistaba profundamente y obtenía testimonios que no se veían reflejados en ninguna nota sino que eran dirigidos a Alejandro Sánchez y Adolfo Ustares, entonces sus jefes pertenecientes a la División de Análisis de Seguridad Interior de la Policía Federal. 

Si bien la Ley de Inteligencia 25.520 sancionada en noviembre de 2001 tiene por finalidad prohibir este tipo de actividad, el policía infiltrado realizaba un registro de antecedentes, trazaba perfiles y otorgaba la información que luego era registrada en las fichas de militantes políticos de la Policía Federal y que sirvieron como armado de causas contra manifestantes.

Tras ser descubierto y denunciado por sus compañeros en el año 2013, el Gobierno nacional anunció su pase de disponibilidad. Si bien la Agencia Walsh intentó superar el golpe recibido de quien consideraban un amigo y colega, dos años más tarde cerró sus puertas.

A diez años de los hechos, esta semana se está llevando a cabo el juicio que acusa a Balbuena, Sánchez y Ustares de abuso de poder de funcionario público. Como la pena se limita a dos años y tiene incluso la posibilidad de ser excarcelable, la verdadera condena debe ser y será principalmente social. Así como también supone una toma de conciencia respecto a las prácticas de espionaje y los cuerpos de inteligencia que continuaron y continúan actuando en plena democracia, orgánicos al Estado nacional.

El martes 28 de marzo por la mañana en los Tribunales de Comodoro Py se llevó a cabo la tercera audiencia del juicio que tendrá su cierre y veredicto el viernes 31. En las audiencias anteriores, encabezadas por el juez Daniel Rafecas se han escuchado los testimonios de la querella quienes señalaron los distintos episodios y actitudes que, según su opinión, dejaron en evidencia el trabajo de espionaje realizado por Américo Balbuena durante el tiempo que participó en la Agencia Walsh. Este martes tuvieron lugar los alegatos de la defensa. 

En primer lugary por las siguientes dos horas  tomó la palabra el abogado defensor de Balbuena y Sánchez, Jorge Álvarez Berlanda, quien planteó de entrada la nulidad del caso. En sus palabras, esto no responde a un “rigorismo formal” sino que es consecuencia del accionar del perito Nicolás Viamonte, a cargo de la computadora del señor Balbuena, de quien desconoce su prestigio y no lo reconoce como tal. 

Berlanda planteó que el perito no notificó a las partes antes de actuar y que prendió la máquina “pudiendo haber quitado o incluso puesto información en la misma, algo sencillo para quien es un experto en informática”.

Por otra parte, el abogado especificó para qué es utilizado el Cuerpo Federal de Información, a la que pertenecía Balbuena, haciendo énfasis en que se ocupa de la investigación criminal bajo órdenes judiciales a fines de realizar tareas en la calle. Nombró en este punto el caso específico de Mariano Ferreyra donde el trabajo de inteligencia permitió la ubicación y detención de dos personas que terminaron siendo condenadas.

Respecto al silencio de Balbuena, durante los once años que formó parte de la Agencia Rodolfo Walsh, Álvarez aseguró que no se trata un antojo sino de algo establecido y regulado, de lo contrario se estaría incurriendo en un delito. “El secreto está grabado a fuego en la piel. Es una obligación legal, no se puede hablar de deslealtad como se dijo por parte de sus compañeros.”  Más tarde, el abogado nombró a José Alberto “Iosi” Pérez, infiltrado durante 15 años en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), sede madre de la comunidad judía, para señalar que él sí violó el silencio al contarle todo a la periodista Miriam Lewin, de quien se enteró Grinberg de la infiltración y a partir de allí se inició esta causa.  

La defensa tampoco consideró la existencia de una “incompatibilidad laboral” que impida a Balbuena la posibilidad de formar parte de una agencia de noticias que señala “pudo tratarse de cualquier agencia”. 

Además, planteó que esa labor periodística que profesaba Balbuena respondía enteramente a su “vocación” que manifestaba en los estudios realizados en la escuela ETER y el Instituto Santo Tomás de Aquino. “Nadie lo obligó a estudiar periodismo. Pensaba hacer de esa profesión una manera de mantenerse activo una vez retirado. Su actuación dentro de la agencia era una forma de lograr una pasantía no rentada”, según su abogado. 

En relación a su labor periodística, Álvarez aprovechó la oportunidad para señalar que era Grinberg quien lo enviaba a cubrir cortes, manifestaciones y le daba indicaciones sobre cómo abordar las notas. “Lo cierto es que la publicación y la línea editorial eran su responsabilidad.” Respecto al tipo de preguntas realizadas por el entonces movilero que buscaba indagar sobre futuros accionares de los entrevistados, dijo que respondía a “la redacción del Boletín de actividades semanales, algo tan sencillo como eso.”

Para cerrar con la defensa de Américo Balbuena, el abogado trató el tema de la “supuesta infiltración” partiendo de la base de que es más acertado pensar que eligió voluntariamente trabajar allí por su mencionada vocación que lo había movilizado a estudiar periodismo. Planteó que de tratarse de una persona infiltrada se ocultaría la identidad para pasar inadvertida y en su caso tanto la acreditación como la firma al final de las notas estaban a su nombre. Según el abogado  “no hay pruebas que acrediten que por su trabajo se haya evitado alguna manifestación o perjudicado la vida de alguna persona”. 

Sentado a la izquierda de su abogado, el acusado no ha levantado la vista en ningún momento. Recostado en su silla, con anteojos y lapicera en mano no deja de escribir totalmente ajeno a lo que sucede a su alrededor. 

Finalizada la defensa al “Pelado” Balbuena, la audiencia continuó con Alejandro Sánchez como protagonista y luego de un cuarto intermedio concluye con los abogados de Adolfo Ustares. 

En ambos casos se hizo referencia a la falta de coincidencia en la cronología de los hechos: tanto Sánchez como Ustares ocuparon sus jefaturas años más tarde de comenzados los estudios de periodismo de Balbuena. Para la defensa, no hay pruebas evidentes que acrediten que los acusados hayan ordenado o promovido la infiltración de información.

Apelando a los tecnicismos, el abogado de Ustares, Hernán Coluccio basó su táctica en pedir la nulidad de carácter absoluto y aseguró que no sabía con certeza de qué venía a defender a su cliente ya que “no hay una claridad de qué, cómo, cuándo y dónde sucedió”. A su parecer, al no estar definida cuál era la acción específica que se le adjudicaba al acusado, no puede haber pedido de pena.

Luego de cinco horas de sesión dentro de la Sala B de la planta baja de los tribunales de Comodoro py, el juez tomó la palabra para anunciar una cuarta y última audiencia que tendrá lugar el viernes a la tarde. En esta ocasión se realizarán las réplicas, contra réplicas y por último, se dará lugar al veredicto que involucra a los ex policías federales Balbuena, Sánchez y Ustares.