Veintisiete cuadras de hambre

Veintisiete cuadras de hambre

La semana pasada la ministra Sandra Pettovello dijo a viva voz que quien tiene hambre se acerque con su DNI que le solucionaba el problema. Miles de personas hicieron fila desde Retiro hasta Constitución esperando infructuosamente que ella los atienda.

Los movimientos sociales, nucleados en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), volvieron a manifestarse en el Ministerio de Capital Humano para reclamar que se decrete la emergencia alimentaria y que se vuelva a entregar mercadería a los comedores barriales. El jueves, antes de reprimir a los manifestantes, la ministra Sandra Pettovello había convocado “a quienes de verdad tengan hambre” a presentar su documento y tener una reunión personal con ella. Una fila de personas que se extendía a lo largo de veintisiete cuadras de largo esperó infructuosamente, debajo del sol, que la titular de la cartera las atendiera.

“Pettovello vas a tardar 43 años en atender a las 4,5 millones de personas que asisten a comedores”, le contestaba un cartel que sostenía una cocinera de una olla popular. Este lunes por la mañana las veredas de Pellegrini se vieron afectadas por una fila que iba desde la calle Juncal en Retiro hasta la Av. San Juan en Constitución con la esperanza de poder llevarle los reclamos particulares y contarle la situación a la ministra.

“Los jubilados están sufriendo especialmente porque no tienen actualización y la mitad de su salario mínimo se les va en medicamentos. Los comedores les dan la única comida que tienen en el día. No se están alimentando nutritivamente porque no les alcanza. Ahora nuestros comedores corren riesgo porque Pettovello nos está negando la comida para que sigamos con la asistencia alimentaria para nuestros jubilados, los hogares monoparentales, en las mujeres jefas de hogar”, denunciaba Daniela Chacón, referenta de Marea de Almirante Brown.

“Somos trabajadores de la economía social y popular. Cada compañera que revuelve la olla día a día, se levanta y trabaja para tratar que a nadie le falta ese plato de comida tan necesario, que ahora corre riesgo. Tiene hambre también la gente que tiene un trabajo registrado y tiene que pagar alquiler, impuestos… La heladera vacía la tiene todo el país”, sentenciaba Chacón. Un cartel, un par de metros más allá, decía: “El hambre no se tolera. La dignidad no se negocia”.

China, referente de Proyecto 7, una organización que trabaja con y para personas en situación de calle desde la crisis de 2001, analizó: “Todo va tornándose más parecido a ese momento. Si bien la coyuntura es distinta y los motivos por los que se llega hasta ahí, las medidas son similares en varios aspectos”.

“Hay un montón de comedores que sostienen, no es la solución, pero es un parche muy necesario porque hace que la gente no caiga desmayada, que los chicos puedan seguir yendo al colegio, que los padres puedan alimentar a sus hijos… Familias enteras vienen al nuestro con un tupper gigante para cinco. Todo lo que juntan es para pagar una habitación en un hotel familiar”, relataba China. En diagonal al puesto donde Proyecto 7 repartía a los manifestantes pan dulce de su fábrica y fruta, está el hotel de lujo Four Seasons.

En Arenales y Pellegrini, un contingente de turistas europeos se bajaron de un taxi y con sus grandes maletas entraron a uno de los hoteles internacionales de Retiro. Algunos miraban hacia el cielo, otros hacia las baldosas, pero ninguno a los ojos de la larga fila contra el hambre o a los de dos hombres que dormían en la esquina, sin percatarse de que formaban parte de la hilera. Su colchón era una caja de cartón desarmada para compartir y una mochila vacía oficiaba de almohada. Por fuera de lo puesto, su única pertenencia eran las 10 ciruelas entregadas por Proyecto 7.

En la puerta secundaria del Ministerio de Capital Humano, tres personas que habían asistido a la jornada de protesta anterior con su documento en mano agitaban: “Pettovello, Pettovello/ ya tengo el documento/ la gente tiene hambre/ vos no estás atendiendo…”. María, jubilada de Dock Sud, sostenía un cartel en el que decía que no llegaba a fin de mes y tenía que trabajar para poder ayudar a criar a su nieto. “Cada vez hay más personas para retirar la vianda y no tenemos mercadería”, contaba.

A su lado, estaba Andrea, también con delantal y un cartel: “Soy cocinera en un comedor. La gente hace fila para poder comer”. Sumaba a lo que decía su compañera: “Lamentablemente cada vez somos más en el barrio. No llegamos. Me rompe el corazón que no todos puedan llevar un plato de comida a su casa. Hay gente que viene con criaturas”, puntualizaba. Pero la incertidumbre y la angustia también está en su vida personal: no sabe si va a poder mandar a sus dos hijos adolescentes a la escuela. “Es una lucha que venimos dando y la fe es lo único que nos queda”, suspiró Andrea.

Walter Córdoba, Secretario de Bienestar de la UTEP y coordinador de Barrios de Pie CABA, declaró: “Lo que hizo la ministra fue un acting. No quiso dar respuesta y planteó que era un caso individual de la familia, no una situación estructural del país, de pobreza, de desequilibrio económico, de inflación”. Además, agregó: “No ejecutaron las partidas que tienen del presupuesto: no hay asistencia alimentaria y están amagando con el pago del Potenciar Trabajo y están frenando todos los proyectos”. La puerta principal del Ministerio está vallada y la secundaria está llena de efectivos de la Policía Federal. “Es una política social la de reprimir a los pobres. Son duros con los humildes, pero no con las empresas y las élites”.

Máximo Viedma de Merlo se sentó en la vereda de un local de comida colombiana: “Estamos acá para reclamar que no siga el ajuste para los que menos tienen. Está ajustando a los más vulnerables”. En su comedor atienden a 67 personas mayores para la olla popular y a 138 chicos. Beti, estudiante de FINES y trabajadora en un merendero, dijo con lágrimas en los ojos: “Abastecemos a 30 chicos, pero no tenemos mercadería suficiente para toda la semana. Si los chicos tienen hambre, no pueden pensar para hacer la tarea”.

“Tengo 60 años y no tengo estabilidad laboral, lo que puedo hacer, lo hago. El tema es que no es una situación normal, para todos los que no tenemos un ingreso mensual, la situación empeoró. No podemos planificar nada y la mayoría tiene que comer algo en los comedores”, describió Viedma. “Esta es una economía informal: es gente trabajadora que no tiene estabilidad laboral. No es de ahora. Con la dictadura se ha implementado con golpe de Estado, uno de estos sistemas en los que dejan a la mayoría de la gente afuera para lograr una mano de obra barata, esclavizante o, directamente, esclava”, analizaba Viedma.

En los parlantes de los movimientos sociales, ubicados a pocos metros de la puerta secundaria, comenzó a sonar “Sos botón”. Los federales con su chalecos y con sus armas listas se reían. Dos de ellos salieron hasta la camioneta a buscar algo cantando sonrientes: “Vos ya no sos el vago, ya no sos el atorrante/ Al que los pibes lo llamaban El Picante/ Ahora te llaman botón”.

La semana anterior, Miriam del Comedor de Pie de Retiro se había corrido a la sombra cuando desde adentro del Ministerio empezaron a arrojar gas pimienta. Tardaron en darse cuenta y en conseguir leche para detener el ardor, en especial de los ojos, por lo que algunos compañeros tuvieron que ser hospitalizados. Con un cartel que de un lado rezaba “la casta no es el pueblo”, ahora decía en el reverso: “Acá seguimos en la lucha hasta que nos atiendan y que normalicen la situación en los comedores”.

“Cuidado, compa, que ahí viene la virgen”, avisó un chico rubio liberando un espacio de la vereda. Esta vez, los movimientos sociales sí pudieron hacer un acto de cierre. Los Misioneros de Francisco llevaban en sus hombros tres vírgenes María. Frente a la puerta secundaria y sus federales, Alejandro Gramajo, Secretario General de la UTEP, tomó la palabra: “Hemos hecho una jornada de lucha pacífica, como siempre. Nos movilizamos con masividad acá, pasando la Av. San Juan, y en muchas provincias. La semana pasada vinimos ante este Ministerio de Capital In-humano y nos recibieron con palos. El pueblo está acá no por deporte, sino porque se está cagando de hambre”.

Los manifestantes vitorean, sintiendo las palabras como suyas, y los federales y administrativos tratan de mantener un temple serio. “Si el pueblo sufre hambre, ante la ausencia del Estado, nos vamos a seguir movilizando, pero sobretodo vamos a seguir trabajando solidariamente con el conjunto del pueblo argentino. Vamos a luchar pacíficamente, pero no por eso vamos a ser menos determinantes a la hora de seguir construyendo acciones. Una vez más nos movilizamos acá y la respuesta es de espaldas al pueblo”, apuntó marcando las palabras.

Cuando terminó de hablar, de los parlantes empezó a sonar el himno nacional. En las primeras notas, la gente cantó “U-ni-dad de los trabajadores/ y al que no le gusta/ ¡se jode, se jode!”. Todos los manifestantes lo vitorearon con ganas. Un hombre que sacudía con emoción una bandera gritó “Cantálo, vendepatria” a los ojos de uno de los oficiales, recordándoles que antes de ser vigilantes, también fueron pueblo.

 

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

Los movimientos sociales y la izquierda se manifestaron por el Día del Trabajador

En sendos actos reclamaron por aumentos salariales, políticas para bajar la inflación y rechazaron el programa del FMI.

Hoy en el centro de la Ciudad de Buenos Aires se llevó a cabo la conmemoración al Día de los Trabajadores. En esta ocasión, los movimientos sociales se congregaron en 9 de Julio y Avenida de Mayo y el Frente de Izquierda-Unidad marchó hacia Plaza de Mayo.

Las manifestaciones tuvieron como objetivo mostrar el apoyo a la lucha por los derechos laborales, y entre los temas que se destacaron estuvieron los pedidos de aumento salarial, la lucha contra la precarización laboral y la situación de los trabajadores informales. Los manifestantes portaron pancartas y banderas en las que se podían leer consignas como «Por trabajo digno y salario justo», «Trabajo es dignidad» y «Contra la precarización laboral».

A medida que los manifestantes avanzaban por las calles del centro, se escuchaban cánticos y gritos exigiendo justicia laboral. La presencia de diferentes líderes sindicales y representantes de organizaciones sociales permitió que el mensaje se escuchara con fuerza y se generara un ambiente de solidaridad y apoyo mutuo.

En el acto de lo movimientos sociales, Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), afirmó: “O te apoyás en los movimientos populares y en el movimiento plural organizado, o te apoyás en el Fondo Monetario Internacional. Dios quiera que nos estén escuchando y que se apoyen en los movimientos populares”.

“Necesitamos el apoyo del Gobierno. No importa si faltan seis meses, y no importa si, como dicen, cuesta mucho construir unidad. La unidad se construye mirando y fortaleciendo lo que se viene planteando desde abajo”, agregó. En el acto también tomaron la palabra Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán, Alejandro Gramajo, del Movimiento Evita, Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa, Norma Morales, de Barrios de Pie, y Huigo “Cachorro” Godoy, titular de la CTA Autónoma.

En tanto, en el acto convocado por el FIT, hablaron el obrero ferroviario francés Clément Allochon, Myriam Bregman, del PTS; Celeste Fierro y Alejandro Bodart, del MST, Alejandro Crespo (secretario general del Sindicato Unido de Trabajadores del Neumático de Argentina (SUTNA)), Gabriel Solano, del Partido Obrero, Mónica Schlotthauer (delegada del Ferrocarril Sarmiento) y Juan Carlos Giordano, de Izquierda Socialista.

Myriam Bregman, diputada nacional y dirigente del PTS-Frente de Izquierda, afirmó: “Estamos viendo una película repetida, una película que pinta de terror: todos preparan un nuevo zarpazo contra la clase trabajadora.” La legisladora agregó: “Hace unos días las escuchábamos a Cristina Fernández hablar como que no tuvo nada que ver. Se desentiende. Como si ella no fuera la vicepresidenta, como si ella no fuera el principal sostén del ministro de Economía, Sergio Massa, que está aplicando el ajuste del Fondo Monetario”.

Solano, legislador de la Ciudad y actual precandidato a presidente por el PO, dijo, a su turno: . “Llegamos a este día en un escenario de crisis terminal para el gobierno del Frente de Todos. Un gobierno que ligó sus políticas al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que profundizó la fuga de capitales y el saqueo capitalista. Y que con sus políticas ha llevado al borde de un estallido social con salarios que no alcanzan para nada, con el 50% de los niños pobres, jubilaciones de indigencia y una creciente precarización laboral.

Por su parte Alejandro Crespo, secretario general SUTNA, señaló: “En un momento en que la inflación está golpeando fuertemente los salarios, la experiencia del SUTNA es muy importante para todos los trabajadores. Porque se mostró que recuperando nuestras organizaciones sindicales y yendo a una lucha se puede recuperar los salarios, tal como sucede ahora mismo con la cláusula automática de la paritaria del neumático que garantiza 10 puntos porcentuales por sobre toda inflación, y avanzar en los justos reclamos de nuestros compañeros”.

Al finalizar el acto, los dirigentes del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) subieron al escenario con una pancarta que decía “No a los despidos de Clarín”, en rechazo a los 48 trabajadores desvinculados la semana pasada.

 

Juicio al policía disfrazado de periodista

Juicio al policía disfrazado de periodista

Se realizó una nueva audiencia en la causa que investiga al policía Américo Balbuena, acusado de infiltrarse en la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh para obtener información de los movimientos sociales. Sus abogados dicen que solo hacía pasantías formativas. El viernes se conocerá el veredicto.

El año 2001 llegaba a su fin, la crisis y el estallido social habían tocado su punto máximo y la sociedad entera estaba movilizada. Frente al conflicto aún a flor de piel y los medios de comunicación cuestionados por el nivel de desinformación, Rodrigo Grinberg decidió realizar su aporte a la lucha. A comienzos de 2002 fundó la Agencia de comunicación Rodolfo Walsh. Alternativa, popular y comunitaria, realizaba las tareas a pulmón con la finalidad de darles voz a los más vulnerables.

Por aquella época, Rodrigo se encontró con un viejo conocido. Un compañero de la infancia con quien  había coincidido más tarde en la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos (ETER). Se trataba de  Américo Balbuena quien se sumó al proyecto de Grinberg y comenzó a trabajar en la Agencia. Como señalaba en el año 2013 Oscar Castelnovo, miembro de la Agencia y en la actualidad uno de los denunciantes en el juicio, “ingresó con un grado de confianza inapelable”. 

Ejerciendo su rol de corresponsal y movilero, Balbuena se acercó al conjunto del movimiento popular y sus conflictos. Desde Cromañón, Quebracho, La Alameda hasta la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), el conocido en todas las organizaciones sociales como “El Pelado” estaba siempre presente y dispuesto a cubrir cuanto conflicto se desataba en calles y fábricas en un momento de enorme efervescencia ciudadana. Se encargaba incluso de realizar la agenda política que se anunciaba semanalmente.

Sin embargo, Balbuena ahora afronta un juicio acusado de utilizar ese rol de periodista, durante 11 años, como pantalla para ocultar sus verdaderas intenciones. Se trataba, en realidad, de un integrante del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal. De acuerdo a lo que afloró en el juicio, con la orden de reunir datos sobre integrantes de distintas organizaciones sociales, los entrevistaba profundamente y obtenía testimonios que no se veían reflejados en ninguna nota sino que eran dirigidos a Alejandro Sánchez y Adolfo Ustares, entonces sus jefes pertenecientes a la División de Análisis de Seguridad Interior de la Policía Federal. 

Si bien la Ley de Inteligencia 25.520 sancionada en noviembre de 2001 tiene por finalidad prohibir este tipo de actividad, el policía infiltrado realizaba un registro de antecedentes, trazaba perfiles y otorgaba la información que luego era registrada en las fichas de militantes políticos de la Policía Federal y que sirvieron como armado de causas contra manifestantes.

Tras ser descubierto y denunciado por sus compañeros en el año 2013, el Gobierno nacional anunció su pase de disponibilidad. Si bien la Agencia Walsh intentó superar el golpe recibido de quien consideraban un amigo y colega, dos años más tarde cerró sus puertas.

A diez años de los hechos, esta semana se está llevando a cabo el juicio que acusa a Balbuena, Sánchez y Ustares de abuso de poder de funcionario público. Como la pena se limita a dos años y tiene incluso la posibilidad de ser excarcelable, la verdadera condena debe ser y será principalmente social. Así como también supone una toma de conciencia respecto a las prácticas de espionaje y los cuerpos de inteligencia que continuaron y continúan actuando en plena democracia, orgánicos al Estado nacional.

El martes 28 de marzo por la mañana en los Tribunales de Comodoro Py se llevó a cabo la tercera audiencia del juicio que tendrá su cierre y veredicto el viernes 31. En las audiencias anteriores, encabezadas por el juez Daniel Rafecas se han escuchado los testimonios de la querella quienes señalaron los distintos episodios y actitudes que, según su opinión, dejaron en evidencia el trabajo de espionaje realizado por Américo Balbuena durante el tiempo que participó en la Agencia Walsh. Este martes tuvieron lugar los alegatos de la defensa. 

En primer lugary por las siguientes dos horas  tomó la palabra el abogado defensor de Balbuena y Sánchez, Jorge Álvarez Berlanda, quien planteó de entrada la nulidad del caso. En sus palabras, esto no responde a un “rigorismo formal” sino que es consecuencia del accionar del perito Nicolás Viamonte, a cargo de la computadora del señor Balbuena, de quien desconoce su prestigio y no lo reconoce como tal. 

Berlanda planteó que el perito no notificó a las partes antes de actuar y que prendió la máquina “pudiendo haber quitado o incluso puesto información en la misma, algo sencillo para quien es un experto en informática”.

Por otra parte, el abogado especificó para qué es utilizado el Cuerpo Federal de Información, a la que pertenecía Balbuena, haciendo énfasis en que se ocupa de la investigación criminal bajo órdenes judiciales a fines de realizar tareas en la calle. Nombró en este punto el caso específico de Mariano Ferreyra donde el trabajo de inteligencia permitió la ubicación y detención de dos personas que terminaron siendo condenadas.

Respecto al silencio de Balbuena, durante los once años que formó parte de la Agencia Rodolfo Walsh, Álvarez aseguró que no se trata un antojo sino de algo establecido y regulado, de lo contrario se estaría incurriendo en un delito. “El secreto está grabado a fuego en la piel. Es una obligación legal, no se puede hablar de deslealtad como se dijo por parte de sus compañeros.”  Más tarde, el abogado nombró a José Alberto “Iosi” Pérez, infiltrado durante 15 años en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), sede madre de la comunidad judía, para señalar que él sí violó el silencio al contarle todo a la periodista Miriam Lewin, de quien se enteró Grinberg de la infiltración y a partir de allí se inició esta causa.  

La defensa tampoco consideró la existencia de una “incompatibilidad laboral” que impida a Balbuena la posibilidad de formar parte de una agencia de noticias que señala “pudo tratarse de cualquier agencia”. 

Además, planteó que esa labor periodística que profesaba Balbuena respondía enteramente a su “vocación” que manifestaba en los estudios realizados en la escuela ETER y el Instituto Santo Tomás de Aquino. “Nadie lo obligó a estudiar periodismo. Pensaba hacer de esa profesión una manera de mantenerse activo una vez retirado. Su actuación dentro de la agencia era una forma de lograr una pasantía no rentada”, según su abogado. 

En relación a su labor periodística, Álvarez aprovechó la oportunidad para señalar que era Grinberg quien lo enviaba a cubrir cortes, manifestaciones y le daba indicaciones sobre cómo abordar las notas. “Lo cierto es que la publicación y la línea editorial eran su responsabilidad.” Respecto al tipo de preguntas realizadas por el entonces movilero que buscaba indagar sobre futuros accionares de los entrevistados, dijo que respondía a “la redacción del Boletín de actividades semanales, algo tan sencillo como eso.”

Para cerrar con la defensa de Américo Balbuena, el abogado trató el tema de la “supuesta infiltración” partiendo de la base de que es más acertado pensar que eligió voluntariamente trabajar allí por su mencionada vocación que lo había movilizado a estudiar periodismo. Planteó que de tratarse de una persona infiltrada se ocultaría la identidad para pasar inadvertida y en su caso tanto la acreditación como la firma al final de las notas estaban a su nombre. Según el abogado  “no hay pruebas que acrediten que por su trabajo se haya evitado alguna manifestación o perjudicado la vida de alguna persona”. 

Sentado a la izquierda de su abogado, el acusado no ha levantado la vista en ningún momento. Recostado en su silla, con anteojos y lapicera en mano no deja de escribir totalmente ajeno a lo que sucede a su alrededor. 

Finalizada la defensa al “Pelado” Balbuena, la audiencia continuó con Alejandro Sánchez como protagonista y luego de un cuarto intermedio concluye con los abogados de Adolfo Ustares. 

En ambos casos se hizo referencia a la falta de coincidencia en la cronología de los hechos: tanto Sánchez como Ustares ocuparon sus jefaturas años más tarde de comenzados los estudios de periodismo de Balbuena. Para la defensa, no hay pruebas evidentes que acrediten que los acusados hayan ordenado o promovido la infiltración de información.

Apelando a los tecnicismos, el abogado de Ustares, Hernán Coluccio basó su táctica en pedir la nulidad de carácter absoluto y aseguró que no sabía con certeza de qué venía a defender a su cliente ya que “no hay una claridad de qué, cómo, cuándo y dónde sucedió”. A su parecer, al no estar definida cuál era la acción específica que se le adjudicaba al acusado, no puede haber pedido de pena.

Luego de cinco horas de sesión dentro de la Sala B de la planta baja de los tribunales de Comodoro py, el juez tomó la palabra para anunciar una cuarta y última audiencia que tendrá lugar el viernes a la tarde. En esta ocasión se realizarán las réplicas, contra réplicas y por último, se dará lugar al veredicto que involucra a los ex policías federales Balbuena, Sánchez y Ustares.

El legado más vigente

El legado más vigente

En el 70º aniversario de la muerte de Evita organizaciones sociales, sindicales y políticas marcharon para recordar su legado y en repudio a «los antipatria que quieren desestabilizar al Gobierno».

ANCCOM estuvo presente en la Marcha de las Antorchas convocada por organizaciones sociales, sindicales y políticas para recordar el legado de Evita en el 70 aniversario de su muerte y en repudio a los sectores políticos y económicos que, afirman, buscan desestabilizar al gobierno de Alberto Fernández.

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Recicladores de las cooperativas buscan ser reconocidos como trabajadores

Recicladores de las cooperativas buscan ser reconocidos como trabajadores

El pasado miércoles trabajadores de recolección y recuperación de residuos sólidos urbanos, se manifestaron con el objetivo de que sean reconocidos como trabajadores y la implementación de convenios.

El pasado miércoles 20 de julio a las 17 hs, se llevó a cabo una movilización por parte de las cooperativas del Movimiento Popular La Dignidad en el local de Easy, ubicado entre Av. Rivadavia y Boedo, en el barrio de Almagro. La jornada de lucha no fue extensa pero sí contundente. Militantes, recuperadores, promotores ambientales, recolectores y trabajadores de cooperativas en Varela, Villa Soldati, Lugano, Bajo Flores, Lanús y Barracas, se unieron con el objetivo de visibilizar su lucha y muchos vecinos se quedaron a escuchar sus reclamos. Exigieron por inclusión social y laboral, el reconocimiento de los trabajadores de recolección y recuperación de residuos sólidos urbanos y la implementación de convenios para generar una relación entre la recolección y el cuidado del medio ambiente. Ante la falta de respuestas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre la formalización de la actividad, dirigieron sus reclamos a una de las tantas empresas generadoras de alto volumen de residuos.

Juan, militante de MP La Dignidad, indicó a ANCCOM por qué se encontraba en la movilización: “Pedimos que se reconozca a los trabajadores de reciclado de las cooperativas como un trabajo más, que podamos tener obra social y un sueldo, que podamos ganar como otras personas que trabajan para un reciclado de empresas grandes. Venimos a reclamar porque todos los residuos que tiran las empresas de gran renombre se los terminan dando a recicladoras grandes, cuando se los podrían dar a las recicladoras pequeñas para que crezcan y se pueda fomentar el trabajo de las cooperativas”. Por su parte, Natalia Molina, coordinadora del área de reciclado de La Dignidad en la Villa 21-24, expuso la problemática por la que son juzgados muchos de los trabajadores del reciclado: el Gobierno de la Ciudad no los reconoce y la sociedad los estigmatiza. “Venimos con una propuesta muy concreta: que nos reconozcan como servicio, desafiando el ninguneo y los relatos de exclusión que se difunden desde los medios diciendo que nosotros somos choriplaneros. Acá tenemos la prueba concreta de que los compañeros subsistimos con un material que recogemos de las calles y en los basurales. Nosotros queremos trabajar, que nos den trabajo que es lo que nos dignifica. No somos vagos y no queremos planes. Pedimos reconocimiento y que contraten nuestros servicios, de poder presentar lo que hacemos y que se pueda ver la calidad y capacidad que tenemos. Trabajamos en la precariedad: no tenemos ni condiciones ni recursos y, sin embargo, lo sacamos adelante”, argumentó Molina.

Betty, trabajadora del reciclado en Almirante Brown, expresó: “Buscamos un trabajo digno, que las empresas grandes nos reconozcan como trabajadores y nos den el reciclado como corresponde”.

Por otra parte, se habló acerca de la educación ambiental y de la importancia que tiene para los vecinos informarse acerca de estas cuestiones. Marcela, de Promotores Ambientales de Barracas, informó cómo es su trabajo y por qué es necesario que se preste atención al tema: “Trabajamos de lunes a sábados, de puerta a puerta, educando al vecino y enseñando en nuestras casas que somos parte de un circuito y solamente tenemos un planeta, que tenemos que cuidarlo y si no lo hacemos nosotros ahora nadie lo hará”. Aquí se plantea otro de los ejes de la movilización, la de generar convenios para que se cumpla con la ley de Basura Cero, que nunca se termina de concretar. Al respecto, Natalia Molina sostuvo: “Somos capaces de armar estructuras, como las Promotoras Ambientales, que son las que reeducan a la sociedad. El Gobierno de la Ciudad tiene programas estructurales para contratar a promotores ambientales, separadores y recuperadores, pero no lo hace porque no nos consideran trabajadores. Nuestro trabajo da infinitas posibilidades, porque lo desarrollamos en los barrios, pero el único que nos ve y no nos da posibilidad es el Gobierno”.

Las cooperativas no son reconocidas por las grandes empresas lo que hace que su trabajo su trabajo sea muy flusctuante: “Sobrevivimos a pulmón. Hay muchos comedores que la gente banca con su bolsillo, con rifas. Cuando no hay trabajo, no hay comida. No estamos recibiendo ni siquiera mercadería que nos ayude. La forma que tiene la gente de subsistir es ir a las recicladoras y hacerse unos mangos. Pero estas grandes empresas terminan llevándose todos los reciclables y nos quitan las posibilidades”, indicó Juan de La Dignidad.

Natalia Molina, explica la preocupación que tienen las cooperativas por esta situación, pero que nunca se dan por vencidos y logran sobrevivir. “Ante la ausencia sistemática de los malos gobiernos que fueron pasando, que no asumen la responsabilidad civil que tienen con nosotros, como habitantes de este país y con crisis cada vez más acrecentadas, la gente sale a buscar nuevas oportunidades. En nuestro caso, nosotros somos parte de la economía popular y ahí, hay ejemplos clarísimos de subsistencia. Nos autogestionamos”, dijo.

Y Juan enfatizó: “Ahora nos estamos haciendo visibles, antes se ocultaba el tema de las cooperativas, no le interesamos a nadie. Y entonces no nos queda otra que salir a las calles y luchar por nuestros derechos”.