«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

Trabajadoras de Télam, la CGT, la CTA, la UTEP y del colectivo Ni una menos debatieron sobre sindicalismo y feminismo en un acto realizado en el acampe que realiza la Agencia Nacional de Noticias.

Ayer, lunes 6 de mayo, se llevó adelante a las 17.30 una charla debate con la consigna La deuda es con nosotras y nostores en el acampe por la defensa de la Agencia Nacional de Noticias Télam, en Bolívar 531. Asistieron representantes de la CGT, CTA, UTEP, Ni una menos y SipreBA.

Al horario convocado, se reunieron varias trabajadoras en la vereda, entre mates, saludos y algunos pañuelos verdes. Alrededor de las 19, comenzó oficialmente la charla con un homenaje a la reportera gráfica de Télam, Luciana Granovsky, a un año de su partida. Se proyectó un video que recopila registros de mujeres y diversidades que fueron coberturas de Télam. También, en la vereda, se encontraban exhibidas notas de la agenda feminista y transfeminista que fueron llevadas adelante por la agencia en los ultimos años.

 

Panel

La mesa, con carteles que decían “Defendamos Télam”, estuvo compuesta por cinco mujeres, cada una representando a una agrupación distinta. Escuchándolas se encontraban alrededor de 30 personas reunidas en la vereda de calle Bolívar, en su mayoría mujeres. Algunas gotas de lluvia caían, pero no se robaban la atención de la charla.

La primera en tomar la palabra fue Luci Cavallero, del colectivo de Ni Una Menos. Habló de la importancia que tiene en el feminismo la mezcla con el sindicalismo: La agenda del sindicalismo cambió profundamente la agenda del feminismo y le dio un contenido de clase de una manera novedosa: poniendo en el centro a las trabajadoras de la economía popular”. Y explicó: Sindicalismo no sólo como el trabajo registrado, sino un sindicalismo feminista, que tiene como horizonte abrazar distintas realidades laborales, partiendo de que trabajadoras somos todas: todas las que hacen la cama, crían. Las que crían y además van a trabajar a Télam. Las de la economía popular”.

Cavallero sostiene que ese cruce entre feminismo y sindicalismo es el que permite poner en el centro a los feminismos luchando contra la deuda:En todos los lugares en donde está el Fondo Monetario, la deuda se paga devaluando el trabajo feminizado. Ya sea el trabajo no remunerado, la economía popular, el trabajo estatal, el trabajo en general de las mujeres”. Y cerró: No sólo se hace no reconociendo el trabajo que hacemos en el presente, también no reconociendo el trabajo que hicimos en el pasado. Pagar la deuda es algo que antagoniza con la posibilidad de avanzar en la agenda de los transfeminismos y los feminismos populares”.

Continuó la charla Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. Al presentarla, le agradecen ya que junto a sus compañeros y compañeras, ha cocinado para los acampes de Télam. Al comenzar a hablar, Sánchez confiesa su angustia, y a medida que la charla avanza, por momentos se le quiebra la voz. Comienza diciendo: Hoy nos toca ver a nuestras compañeras, no solo no pudiendo llegar a fin de mes, también muy angustiadas de no saber qué hacer. Esas conquistas que fueron fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’. Y agregó que la Ley de Bases, con las moratorias y la baja del monotributo, de verdad nos pega directamente. Tenemos compañeras que trabajaron toda su vida en economía popular, y que no pueden jubilarse”. “La feminización de la pobreza es real. Las trabajadoras de la economía popular en su mayoría son mujeres. Las que sostenemos esos espacios estamos angustiadas”.

Maia Valcovinsky, cosecretaría de derechos humanos de la CGT, afirmó: «La agenda es para poder llevar el pan a nuestra casa. Es por la dignidad. La posibilidad de desarrollo nuestro y de nuestros hijos. La podemos poner sobre la mesa nosotras, porque somos las que parimos. Sabemos el valor de eso que están destruyendo”.

 

«Conquistas fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’, afirmó Dina Sánchez.

¿Qué significa?

Otra de las panelistas fue Leonor Cruz, representante de la CTA. Al comenzar a hablar promete ser breve : “Se me activa el chip de madre y veo que están todas abajo de la lluvia y digo: se me van a enfermar’’, confiesa con ternura. “La deuda es con nosotras y nosotres significa que las compañeras no comen en una mesa en su casa, comen con sus hijos en comedores y merenderos. Implica a nuestras compañeras que no pueden salir de la calle, a las que nunca van a llegar a la jubilación. Implica años de hambre en nuestros barrios. Nuestros pibes sin futuro. Nuestras pibas con violencia”.

En este sentido, Cavallero sostiene: “Cuando decimos que la deuda es con nosotras, lo que estamos diciendo es que ellos nos deben el reconocimiento del trabajo comunitario, nos deben salarios por arriba de la inflación. Nos deben el acceso a una vivienda digna. La deuda se paga a costa de nuestros cuerpos, a costa de nuestros territorios”.

 

Télam y la lucha feminsita

Para Cavallero, “cuando nosotras empezamos a hablar un lenguaje que discutía con el modelo económico, que se metía con la distribución de la riqueza, que decía que la deuda se pagaba a costa de nuestros derechos, los medios de comunicación concentrados, empezaron a hacer una campaña de boicot, a silenciar las marchas, no las cubrían”. Y afirma: “Télam siempre estuvo ahí, siempre hizo todo lo contrario a lo que hacen los medios concentrados”. Sostiene que los medios concentrados, intentaron una y otra vez reducir la lucha del movimiento feminsita a la violencia de género, sin hablar de cómo la violencia de género está relacionada con la violencia económica. Sostiene: “No se puede salir de la violencia sin autonomía económica. Si el Estado no invierte en salud, en educación, si no reconoce el trabajo comunitario, no hay forma de salir de la violencia de género. Esa es la parte que los medios concentrados recortan. Por eso vamos a defender a Télam. No hay una causa más feminsita que defender a Télam”.

Feminismo combativo

Sánchez hace hincapié en la importancia de salir de lo corporativo y unificar las luchas. Afirma: “Es necesario llorar, descargarnos, pero volver a cargarnos colectivamente. Como lo venimos haciendo hace muchos años. Lo que se está jugando es el retroceso de derechos y conquistas que ya teníamos”. Y agrega: Hay que defender a Télam, a las compañeras del Estado, a las trabajadoras de la economía popular, a esas mujeres que no están organizadas’’. Y cierra diciendo: “Defendamos todo lo que haya que defender”.

Cruz sostiene: Cada una de nuestras consignas tiene sentido y valor político. Por eso es necesario y urgente salir a discutir con nuestras compañeras. El 9 tenemos un paro, debemos garantizar el paro. Nos andan preguntando: ¿dónde anda el feminismo combativo? Que vengan a Télam que les vamos a decir dónde está el feminismo combativo. ¿Dónde están las centrales? En la calle, en los sindicatos, construyendo solidaridad. Volviendo a construir ternura ante la perversidad y la crueldad de un gobierno fascista que nos viene a decir que nos salvemos solas”.

El miércoles 8, el colectivo Ni una Menos, convoca a una acción callejera en el congreso, con la consigna «Ni una jubilada menos«, que surge como una accion feminista contra la Ley Bases.

Bala a los hambrientos

Bala a los hambrientos

La Policía de la Ciudad y la Infantería reprimieron una manifestación de los movimientos sociales en las proximidades del exministerio de Desarrollo Social. Hay heridos y ocho detenidos. Las organizaciones reclaman la emergencia alimentaria y luchan en unidad contra el ajuste de Milei.

Unas 20 mil personas, desde las 10 de hoy, se concentraron en la Avenida 9 de Julio para marchar hasta el Ministerio de Capital Humano en respuesta al ajuste y recorte presupuestario que sufren los comedores populares. En diálogo con ANCCOM, el abogado y dirigente de Unidad Piquetera, Matías Gayol, relató cómo fueron los hechos, antes y después de la llegada violenta de la Infantería que finalizó con manifestantes y periodistas heridos y ocho detenidos.

El conjunto de las organizaciones sociales y piqueteras nos movilizamos para responder al Gobierno que está mintiendo abiertamente, diciendo que auditó a los comedores y merenderos de toda la Argentina y que la mitad eran comedores fantasmas, que no existían. Es ridículo, ¿cómo hicieron  para auditar los 44 mil comedores inscriptos en el RENACOM en solo cuatro meses? Nosotros, como Unidad Piquetera, organizamos 209 comedores en 10 provincias del país y solamente visitaron 16”.

“Al mismo tiempo, el Gobierno sigue mintiendo cuando dice que a los comedores que sí existen, según ellos, los estarían asistiendo. No los están asistiendo, porque todas las organizaciones sociales, piqueteras, religiosas, ONG, están diciendo lo mismo. Estamos todos los sectores, al unísono, diciendo que no están dando asistencia desde el 10 de diciembre pasado”.

¿Qué otros reclamos llevaron a la marcha?

Se suma el congelamiento del Potenciar Trabajo en 78.000 pesos, cuando hoy debería estar arriba de 100.000. Además, eliminaron el Fondo de Integración Socio-Urbana que permitía las obras en los barrios populares. Ya no existe el programa Mi Pieza. Las obras de servicios en los barrios populares también fueron eliminadas. Han reducido incluso en términos nominales el presupuesto para el servicio alimentario. Según la encuesta interna que nosotros mismos realizamos, los compañeros cuentan que las raciones del servicio alimentario escolar son mucho menores en cantidad y en calidad. El Gobierno está protagonizando un genocidio económico. Literalmente, es el ajuste más rápido y más profundo de la historia económica de este país. Estamos transitando un escenario tan grave como nunca hemos vivido.

¿Cómo surgió la convocatoria para hoy?

Nos hemos unido con organizaciones y frentes de lucha con los cuales antes no nos unimos por estar en desacuerdo y ahora sí. Entendemos que tenemos que estar unidos contra el Gobierno de Milei porque atacan a todos por igual. Estamos haciendo marchas con el Polo Obrero. Por supuesto que antes no, no hacíamos ninguna movilización juntos o casi ninguna, y ahora sí, sin dudas. Hay una unidad que no tiene precedentes también en los movimientos sociales.

La manifestación fue masiva…

Eran cuadras y cuadras de gente. Las imágenes aéreas lo muestran. La idea era llegar al Ministerio, dejar un petitorio, hacer un pequeño acto y terminar de concentrar ejerciendo el derecho constitucional a peticionar frente a las autoridades. Pero cuando estábamos marchando llegó la policía y empezaron a reprimir. Yo estaba en primera fila y vi llegar a Infantería y Policía de la Ciudad. Tiraban agua desde el camión hidrante, empezaron a tirar gas pimienta y a disparar con balas de goma. Hemos visto periodistas heridos en la cara con balas de goma. El Gobierno toma la decisión de montar un show represivo que es cada vez más grave. Cuando avanzó la policía sobre nosotros decidimos no responder con violencia. Retrocedimos ordenadamente y ellos seguían y seguían. Vimos personas con heridas en la cabeza, por golpes o por bala de goma. Fue muy caótico, cuando hasta ahí se trataba de una marcha completamente ordenada.

¿Cúal es la situación de los comedores a nivel nacional?

El Gobierno de Javier Milei creó 2.5 millones de indigentes en tres meses. La UNICEF dijo que podría cerrar el primer cuatrimestre del año con un 32 por ciento de pobreza infantil. La indigencia no para de crecer, en nuestros comedores aumenta la demanda de forma muy fuerte, en algunos se ha triplicado. De 209 comedores, tenemos 58 que están en proceso de cierre porque no tenemos más mercadería, y no la vamos a obtener. El caso más extremo es el que vive uno de nuestros compañeros de la provincia de Jujuy, que no recibe asistencia, y así 42 comedores están por cerrar. No tenemos forma de sostenerlos frente a la motosierra de Milei.

¿Qué sectores acompañaron la marcha de hoy?

Estuvimos nosotros, Unidad y Partido Piquetero. Se hicieron presentes las organizaciones que integran la UTEP, que son el Movimiento Evita, el espacio de Juan Grabois, el Polo Obrero con Eduardo Belliboni, el Frente Popular de Darío Santillán, La Patria es el otro, que es el frente de organizaciones del Cuervo Larroque. Fue sin dudas una verdadera manifestación unitaria de todos los sectores que estamos intentando hacer todo lo posible para que no haya un caos social en la Argentina. Queremos evitar el desastre. Se organizan estas convocatorias  para poner orden en Argentina frente a un gobierno tiránico.

¿Cuál es el mensaje para quienes aún no están dispuestos a participar de esta unidad?

Como Partido Piquetero acabamos de sacar un documento, escrito por nuestro diputado nacional Juan Marino, que se titula “Tesis de Abril”, en el que planteamos un llamado de atención a toda la oposición. El gobierno de Milei no escucha, y hoy se volvió a demostrar. Frente a los paros nacionales, los reclamos históricos del movimiento obrero, particularmente la UOM, y de los docentes de las universidades, el Gobierno toma la decisión de no escuchar y redobla la apuesta represiva. Es un mensaje para toda la oposición y a los famosos dialoguistas que están especulando si apoyan al Gobierno de Milei o no. A los gobernadores que están pensando en firmar el Pacto de Mayo les queremos dejar un mensaje claro: gobernador de este país que firma el pacto, gobernador que se hunde con Milei, porque el pacto implica la fundición de las provincias. La oposición le tiene que poner un límite constitucional, rechazar el DNU y la ley ómnibus. Y es necesario que en el Congreso de la Nación se vote alguna ley de emergencia alimentaria que atienda esta urgencia total que tenemos en los barrios populares y las cuestiones más graves, por ejemplo la situación de los pacientes oncológicos, que tampoco están recibiendo medicación. Tenemos gente que ya ha muerto. Necesitamos una oposición unida que atienda los reclamos de los más necesitados.

Capital, ¿humano?

Capital, ¿humano?

La UTEP reclamó alimentos frente a varias cadenas de supermercados y ante el Ministerio de Capital Humano. La ministra Sandra Pettovello no les recibió el petitorio, pero los manifestantes recibieron palos y gases de la policía.

En el edificio de Capital Humano y en supermercados de Gran Buenos Aires, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular protestó por la falta de alimentos en las ollas barriales, debido a la quita de financiación del Gobierno Nacional, a la devaluación y a la inflación, que aumentan las situaciones de vulnerabilidad. Antes de hacer el cierre de la actividad en el Ministerio de Capital Humano, fueron reprimidos.

Hasta ese momento, la concentración fluía pacíficamente en Pellegrini y Juncal. Bajo las banderas, las cocineras populares, vestidas de delantal y rejilla, colocaban sus ollas vacías en el piso. Rafael Klejzer, referente de la UTEP y dirigente del Movimiento Popular La Dignidad, les habló en semicírculo: “Están acá por ustedes, por los vecinos de los barrios que representan y por el conjunto de los sectores populares más humildes de nuestro país. Se mudaron de la 9 de julio hace una semana y nosotros ya estamos acá”. Lejos de un entusiasmo de arenga, las cocineras golpearon con seriedad las ollas con cucharones gigantes. Ocuparon la calle porque el hambre inunda sus barrios y el nuevo superMinisterio les quitó los recursos para frenar la crisis en sus comedores.

Desde Pellegrini, subió una Amarok blanca brillante a la vereda y se abrieron las puertas. Las 40 personas que estaban cerca corrieren con prisa. Sandra Pettovello, con un alisado impecable, se baja de la camioneta.

– Más allá de ustedes, ¿la gente que está acá son gente que va a comer a los comedores? – interrogó la ministra de Capital Humano- Quiero que de a uno vengan todos los que están atrás de ustedes, los que tienen hambre, a decirme lo que necesitan, no los referentes- siguió la ministra con desdén.

– ¿Y la gente que está en el interior? – preguntó una señora desde el fondo del grupo.

– Hay lista de espera en los comedores. Acá hay una política pública que hay que sostener – reclamó el Secretario de Bienestar General de la UTEP.

La ministra entró sin dar respuestas y su auto quedó estacionado frente a un mural de trabajadores protestando. Del otro lado de la reja, la imagen se refleja en cuerpos reales. El edificio del Ministerio de Capital Humano hasta hace pocos meses era la sede de la Casa Patria Grande “Néstor Kirchner”, centro para la integración latinoamericana, en especial de sus juventudes. El patio, antes lleno de recitales y actividades culturales, estaba ocupado por más de 6 camionetas de lujo: dos Amarok, un Audi Q7, un Alaskan y un Jeep.

Oficiales de seguridad llevaron un par de sillas al patio interno y la ministra se sentó, rodeada de pueblo. Del otro lado de la reja, una veintena de cocineras de delantal fucsia y verde agitaban carteles: “No al ajuste en las mesas: el hambre no espera”; “Por una argentina sin hambre”; “La única necesidad y urgencia es el hambre”; “Pettovello con el hambre del pueblo no se negocia”.

En el cantero, una señora de unos 50 años con gorra blanca debatía con un señor usando un tono de Maestra Ciruela.

– ¿Para qué voy a pasar? Si van uno o dos es darle la razón. Acá estamos todos.

Con un megáfono, alguien agitaba: “Señor, señora / no sea indiferente / nos quitan la comida en la cara de-la gente”. Las cocineras de primera línea apilaban las ollas y les ponían otros carteles. Luego de cuatro minutos al sol, la ministra entró a las oficinas. Con todo su aire un señor de cuarenta años bramó:

– ¡Eh,caradura! ¡¿No ibas a atender uno a uno?! -su remera tiene las caras de Evita y El Che con la firma de la UTEP.

Tras las ollas de alumnio, arengaban: “Pettovello, Pettovello / que amargada se te ve/ entregá los alimentos/ los pibes quieren comer”. Algunos manifestantes aplaudían, otros golpeaban las ollas.

 

“Yo creo que a mí me va a llamar porque dirijo un comedor. Le voy a contar cómo la pasamos en los comedores: nos faltan ollas, heladeras, aires acondicionados…”, decía Miriam del Comedor de Pie de Retiro, sin enterarse de que la ministra ya no estaba dispuesta a atender a nadie. “Estamos reclamando más mercadería para los comedores. Yo tengo un comedor asistido. Nos dan cupos para 57 personas, pero nosotros asistimos a 100. Es muy poca la mercadería y está viniendo en mal estado”. 

Con la voz quebrada, Miriam agregó que tiene una lista de espera cada vez mayor. “Vienen muchos jubilados con la mínima. A las personas mayores me cuesta decirles ‘no tengo más lugar’. Así es cómo a veces les cedo mi porción de comida. Las cocineras no tenemos un sueldo. Trabajamos por solidaridad, por amor a la gente. Desde la pandemia no hemos descansado nada, somos las creadoras de ‘lo esencial’”, apuntó deseando que alguna vez el Estado reconozca su labor.

En otros puntos del Gran Buenos Aires, la UTEP convocó a concentrarse en diferentes cadenas de supermercados para que estas empresas con ganancias al alza desde la pandemia aporten solidariamente a los comedores que no dan abasto. Carlos de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) Anibal Verón, acercó a lo concreto la idea: “La necesidad y la falta de alimento nos obligan a estar acá a todos los vecinos porque nada alcanza. No se puede comprar ni un paquete de fideos ni de arroz y encima nos sacan las entregas a los comedores y a los merenderos. Hasta acá estamos pudiendo, pero más adelante, si sigue así, no vamos a tener para comer nosotros ni para darle a nuestros chicos”.

 

Las columnas más cercanas a Juncal tomaron la posta de los cánticos: “Milei, compadre / la olla está que arde/ bajá los alimentos que los pibes tienen hambre”. La bandera de Nuestra América se agitaba con los saltos de los que cantaban.

Tras una hora y media, a las 11.30, el que estaba usando el megáfono tocó un botón erróneo. En medio del repiqueteo de las ollas, sonó “Para Elisa” de Beethoven. Se rieron. “Es música de espera”, apuntó una cocinera con los ojos chicos de la risa. Con una leve sonrisa, el del megáfono imitó a una máquina: “En este momento no podemos atender su reclamos. Manténgase en línea”. Con rapidez, activó la música de espera. “Aconsejamos resolver entre privados”. Otra vez el viejo conocido Beethoven.

Abriendo una botella de agua, una señora con remera azul se quejó a los gritos hacia el edificio: “A ver, ministra, atiéndanos que hace calor… y háganos entrar a su oficina con aire”. Entre risas, especuló pícara: “¿Que habrá en su menú ministra?”.

“Tendría que estar acá afuera, tendría que estar en los barrios. No sabe de la problemática. Con un BMW en el estacionamiento, con aire acondicionado y comiendo sushi nunca va a entender lo que pasa de este lado”, alegó Macarena de la agrupación Frente Máximo Paz Cañuelas. Decidieron unirse al petitorio de la UTEP para que Nación regularice la situación con los comedores porque no están recibiendo alimentos. “Queremos una respuesta porque hay miles de familias y muchas niñeces que se están quedando sin su plato de comida”, agrega con gravedad.

 

Desde la puerta secundaria del Ministerio, ofrecieron vasos con agua fresca. La emergencia es tanta y es otra que los vasos no apagaron el enojo encendido por la falta de comida diaria.

– No queremos la limosna del Ministerio del Hambre, queremos derechos. Necesitamos Estado Presente. La buena onda se termina cuando nuestros pibes no pueden ir al colegio y tienen hambre. No alcanza con el esfuerzo de las familias – exclamó ofendido Klejzer desde la columna de La Dignidad.

Mientras uno de los agentes del Ministerio se reía burlonamente, algunos manifestantes se acercaron a la puerta secundaria del edificio. Ahora los zapatos de punta pulidos miraban con preocupación a las alpargatas y zapatillas gastadas que les hacían frente. Desde la multitud, explotó un comentario: “Devaluaron: nos estamos muriendo de hambre”.

“El señor presidente no piensa en esto, en el hambre, porque no lo necesita, no le hace falta. No piensa en la gente pobre ni de clase media. Un día el pueblo va a levantarse y, así como lo puso, lo va a sacar”, anticipaba Miriam de Retiro. La puerta abierta exhalaba a un metro y medio una agradable temperatura de 20°, mientras que en la calle los 36° aumentaban en sensación.

 

Los manifestantes le cantaban en la cara a los custodios: “U-ni-dad de los trabajadores / y al que no le gusta/ que se joda / que se joda”. Cada tanto, alguien sumaba algo más a la sinfonía: “¡Ratas!”; “¡La gente tiene hambre!”; “No les cuesta nada recibirnos el petitorio”. Indignada, una jóven le preguntó al aire: “¿Cómo puede ser que el Gobierno nacional le garantice la comida a los perros de Milei y no a la gente?”

– ¡Que la ministra baje y de la cara! – increpó una mujer, ya cansada.

Los movimientos sociales volvieron a la puerta principal para hablarle de frente a la ministra. Las 120 personas reanudaron los cantos. Y entonces, llegó la policía.

A unos escasos diez metros de la concentración en la puerta secundaria, la Policía Federal había armado un cordón. Los efectivos entraron en formación por la puerta ahora liberada.

Por la entrada principal, no salió la ministra, sino gas pimienta. Después, las cachiporras. La esquina de Juncal y Pellegrini se nubló y las columnas empezaron la retirada. Las canciones se ahogaron, pero el gas no hiere la profunda miseria que azota en los barrios y que llevó a que más de cien personas pongan el cuerpo a pesar de una ola de calor. “Seguiremos luchando porque la necesidad se siente, se nota”, destacó Carlos de la CTD.

Más de cinco manifestantes terminaron hospitalizados por la inhalación del aerosol. “Mientras los gerentes de hipermercados prometieron entregar alimentos para los comedores, la ministra Pettovello mandó a toda la Policía para que nos reprima”, denunció Norma Morales, dirigente de la UTEP. Al hambre ni siquiera se le recibe un petitorio.

 

No los une el amor sino el ajuste y el FMI

No los une el amor sino el ajuste y el FMI

Los movimientos sociales oficialistas y de izquierda marcharon por primera vez juntos para repudiar al FMI y cuestionar las políticas que recortan los gastos sociales. Las voces de los manifestantes.

 La movilización en repudio al “ajuste del FMI”, la denuncia de las políticas que implementa el Ministerio de Desarrollo Social que encabeza Victoria Tolosa Paz, y la falta de abastecimiento de alimentos para los comedores barriales fueron algunas de las consignas que inundaron las calles del Centro porteño, acompañadas por una convocatoria multitudinaria de distintos sectores sindicales, políticos y sociales encabezados por Unidad Piquetera y la UTEP). Dessde las 11 de la mañana de este jueves, y animados por el clima soleado y cálido, hicieron oír con fuerza su reclamo.

La Unidad Piquetera marchó al frente de la movilización sobre la Avenida 9 de Julio, desde Avenida de Mayo hacia Avenida Belgrano, junto a diferentes agrupaciones de izquierda. Con distintos cánticos, batucadas y banderas, se dirigió hacia el punto de encuentro con las agrupaciones que conforman la UTEP. La confluencia de estas organizaciones se trata de un hecho inédito hasta hoy, cuando por primera vez convergieron en un reclamo.

Rosana Gomez, de 44 años, delegada del Movimiento Evita de Esteban Echeverría, dijo: “Hoy nos movilizamos por la gran inflación que está atravesando todo el pueblo argentino y por más y mejores condiciones en los alimentos que se entregan para los comedores y merenderos que tenemos en nuestros barrios. Nosotros sabemos que estamos atravesando una crisis, pero también sabemos que tenemos que contemplar principalmente a estos espacios más empobrecidos para poder también ver a dónde se envían más recursos”.

Además señaló: “Nosotros tenemos otros espacios, no solamente de comedor y merendero, también de contención de familias, de niñeces y de juventudes, que atraviesan una situación crítica. En la época de pandemia los hemos sostenido de una manera heroica, cuando nadie estaba en contacto en el barrio y, además, nosotros trabajamos todos los días, en distintas obras en todos los barrios. Somos conscientes del momento que estamos atravesando como país, pero también vamos a defender nuestro lugar y nuestra tarea cotidiana. La mayoría de las compañeras que formamos estas organizaciones somos mujeres las que salimos adelante, las que salimos con la olla, porque en muchos barrios hay pibes que no están comiendo o tienen una alimentación muy escasa”.

Otro de los reclamos pasa por el alto costo de los insumos de trabajo. En este sentido,  Abraham, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), militante de base y costurero de nacionalidad boliviana, que prefirió no dar su apellido, sostuvo: “En pleno momento en el que el FMI está exigiendo en el país un ajuste económico, está exigiendo medidas que van a empobrecer al pueblo trabajador.” Y cerró: “Nosotros trabajamos en la rama textil y todos los insumos de producción están muy caros. También la canasta básica. Los alimentos cuestan mucho y el salario se licúa. Directamente lo que cobramos, lo perdemos al comprar cosas de primera necesidad. La mayoría de nosotros somos padres o madres de familia. Estamos en contra de las medidas de ajuste económico”.

Por su parte, Ezequiel Chaile, de 32 años, referente del movimiento Corriente Popular Eva Perón, de Lanús, afirmó: “ La situación económica se agudiza y quienes más pagan el impacto de la crisis son los más humildes. Tenemos una situación crítica en los espacios comunitarios porque no llega la mercadería para abastecer a las familias en los merenderos, en los comedores. La gente tiene menos capacidad de compra, o sea, de consumo, porque todo aumenta como estamos viendo, entonces tampoco se le puede dar una respuesta desde los espacios comunitarios”.

“Lo más urgente que nosotros planteamos, tiene que ver con la emergencia alimentaria, el derecho básico de cualquier ser humano de acceder a la alimentación. Y después, hay un conjunto de otros reclamos que están más vinculados al laburo de la economía popular, a proyectos que están charlados con el Ministerio para que los compañeros puedan hacer obras en los barrios, para que los compañeros puedan fortalecer sus unidades productivas, las diferentes ramas de reciclado, textil, etcétera. La gestión de Massa es, para nosotros, bastante controversial, porque es parte de un gobierno popular, pero no termina de defender los intereses del conjunto del pueblo.” declaró Chaile.

Claudia Salinas vino desde Corrientes. Desde hace un mes no recibe los alimentos para su comedor.

Por otro lado, las agrupaciones de izquierda agrupadas en Unidad Piquetera también marcharon. Daiana Cordero, de 31 años, delegada del Polo Obrero de La Matanza, dijo que la gestión de Sergio Massa es más de lo mismo y sentenció: “El reclamo es el de siempre, el ajuste que hay hoy en día en el país. También el reclamo a los alimentos, a los comedores, que cada vez es menos y de muy mala calidad. Nos mandan una polenta con gorgojo para los chicos” y finalizó: “Yo invito a la ministra a que consuma eso o que le dé a su familia ese alimento. Este gobierno es más de lo mismo, la verdad que no hay nadie que venga a decir que algo va a cambiar. Es todo el tiempo lo mismo. Ajuste, ajuste, ajuste. Así que vamos a seguir reclamando hasta que alguno de los ministros o el mismo presidente se haga cargo de la situación del país”.

A la lista de reclamos se suma el pedido por el aumento del Potenciar Trabajo. Sobre esto, Julieta de 42 años, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos MTE, expuso: “Reclamamos la suba del Potenciar Trabajo de los compañeros. Esto no alcanza para vivir dignamente, ellos trabajan también en el merendero, no es que no hacen nada, también se desempeñan en otras ramas: el cartoneo, como costureros, en construcción, herrería. No nos regalan nada. Ayer escuchaba a Tolosa Paz, decir estar abierta al diálogo, pero parece que no, porque hace meses que no se entregan mercaderías a los comedores y las escuelas no tienen alimentación. Estaría bueno que baje y mire la realidad de los humildes.

Ana Gamarra, en tanto, militante del Frente organizaciones en Lucha (FOL) del Bajo Flores, afirmó que, aun teniendo varios trabajos a la vez, el dinero no alcanza para comida, ropa y otras necesidades, y manifestó: “Trabajamos muchísimo y no nos alcanza la plata. Por ejemplo, yo tengo dos trabajos. Estoy en la cooperativa y aparte soy masajista profesional y no me alcanza la plata para mantener a mis hijos. Hay comedores que están cerrando y justo en una crisis económica que estamos viviendo muy, muy fuerte. Estamos haciendo lo que podemos en los barrios. Trueques, nos regalamos la ropa entre compañeras. El Estado no ve con claridad la situación en la que estamos viviendo. La economía va bajando y la inseguridad va creciendo. Nos matan por nada.”

 “Lo peor de todo es que nos dicen que somos vagos y trabajamos más de lo que tendríamos que trabajar. Y gratis, porque nadie nos da un sueldo. Lo hacemos por compañerismo, por humanidad y el Potenciar Trabajo no alcanza para nada. No piensan en el pueblo, piensan solamente para los empresarios. La plata que se lleva en subsidios empresariales son millones y millones y millones y a nosotros nos hacen cargo de que está mal el país porque nos dan un Potenciar Trabajo cuando es el 0, 6% del PBI”, expresó.

Sobre las 14, la movilización se fue dispersando, y los miles de manifestantes retornaron a sus hogares. La marcha finalizó con reclamos frente al ministerio de Desarrollo Social. También hubo un llamado a la oposición para dar marcha atrás con las propuestas electoralistas de ajustes en la asistencia social en caso de ganar los próximos comicios.

La herencia de Darío

La herencia de Darío

Una radiografía del Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán: la distribución del trabajo, la red de contención, la mayoritaria intervención de las mujeres y las tareas de cuidado. Una economía que busca más la dignidad que el lucro.

“Nosotros estamos acá hace más o menos 19 años. El espacio de arriba es el que más tiempo tiene, ¿verdad Silvia?”, decía Dina Sánchez, vocera del Frente Popular Darío Santillán, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) y “luchadora, trabajadora de la economía popular y feminista”, como se presenta en sus redes.
“Sí, antes estaba el sector de arriba no más -continuó Silvia Cano, coordinadora del Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán-. El año pasado armamos la parte de abajo porque no entrábamos más”. Había largas hileras de máquinas de coser y pilas de camperas y guardapolvos que resbalaban por las mesas en el Polo. Afuera, se escuchaba la sinfónica de sierras anunciando la ampliación de la planta baja.

Este no es el único Polo Textil, la organización tiene trece talleres textiles más en el Área Metropolitana y en la Provincia de Buenos Aires. Reparten el trabajo en ellos talleres y luego centralizan todo en el de Avellaneda.
“Hacemos el producto hasta el terminado: serigrafía, estampado, bordado… Tratamos de que todo quede en los compañeros. Acá, en el Polo Textil, es Silvia la que hace la gestión, la que va a comprar todas las telas. No tenemos economistas para hacernos los balances, así que vamos sumando nosotras centavo por centavo. Y las ganancias no se las lleva Silvia, tenemos acuerdos de trabajo. Las horas se cuentan y las compañeras ganamos de la misma manera, lo mismo se cobra en los trece talleres. Por eso siempre rajamos a buscar las telas, porque al día siguiente pueden aumentar y mientras más caminemos mejores precios vamos a encontrar. Así buscamos que el precio de la confección sea digno para que las compañeras y compañeros a fin de mes se puedan llevar una buena moneda para garantizar el alquiler y lo que se necesite”, explicaba Dina. 

“Yo tengo el mío, vos agarrate el tuyo”, insistió Silvia con una sonrisa mientras pasaba los platos de comida. Las cocineras también van de lunes a viernes y pueden preparar desde cincuenta hasta cien platos por día.  

El trabajo colectivo no se limita a las paredes del Polo, trabaja toda la organización. Silvia explicó que las asambleas que llevan adelante son fundamentales para poder charlar y poner en común lo que pasa en todo el territorio: “No es que yo soy de Polo Textil y no me importa si vos tenes que ir a barrer y no te paga nadie. No, toda la compañerada se organiza para bancar ante cualquier situación. A veces nos turnamos para ir a cubrir a las compañeras que trabajan de barrenderas en Barracas de lunes a lunes, así pueden descansar por lo menos algunos días. Después, también cuando nosotras tenemos una entrega vienen los compañeros y compañeras de herrería, de niñeces, de todos lados a darnos una mano. Las compañeras del territorio a las seis o siete dejan de hacer lo que están haciendo y se viene para acá para ayudarnos a doblar. Doblamos, ponemos todo en cajas, viene el camión, todos cargamos el camión y lo llevamos para entregar. Nos damos una mano entre todos”. 

“Nosotros no somos arquitectos, pero clavamos y construimos. Nosotros no somos contadores, pero sabemos contar con los dedos y vemos que los números no nos están dando. Nosotros no somos enfermeros, pero nos damos cuenta que los pibes se están desnutriendo. Y a todo eso le tenemos que dar respuesta”, dijo Silvia. 

Desde la organización trabajan principalmente con el Estado. “Es un tema porque vos le entregás hoy y te pagan en dos meses. Nosotros podemos trabajar con ellos porque ya hace un montón de tiempo que laburamos, ya hicimos la cadena. Este mes nos entra el pago del anterior trabajo que hicimos, el mes que viene lo de los guardapolvos, el otro el de las camperas y así se va dando. Como tenemos tiempo trabajando podemos sostener eso, si no se dificulta un montón”, comentó Dina. 

“Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki”, dice el parlante del tren Roca cada vez que llega a Avellaneda. Bajando de la estación, la variedad de texturas y colores pintan las paredes, que en sus dibujos cuentan la historia de los ya conocidos símbolos de lucha, muerte y resistencia. A un costado, sin siquiera pasar los molinetes, hay una pequeña reja que abre las puertas al Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán. Silvia explicaba que “la estación es un lugar de paso, hay un montón de gente en situación de calle que se acerca y te pide la comida y ¿le vas a decir que no? Hemos ido construyendo muchas redes en los barrios, con las salitas, las escuelas. Cuando necesitan algo vamos nosotros y  arreglamos las paredes, las sillas, los cuadernos, traemos las carpetas a las carpinterías para arreglar, todas esas cosas. Es un laburo de todos los días, porque todos los días hay una nueva necesidad. El construir estas redes y estar en los barrios nos ha permitido que sepan quienes somos. Y quién nos conoce sabe que no somos lo que dicen en la tele.”
El asegurar espacios para el cuidado de las niñeces fue un punto importante en el que trabajaron a través de los años. Con eso buscan asegurar que todas las mujeres que trabajan en la organización que están a cargo de la crianza de sus hijos o nietos, puedan adaptar sus horarios para poder trabajar tranquilas. Dina explicó que “en la economía popular el 80 por ciento somos mujeres y cuando hablamos de la feminización de la pobreza nos referimos a esto. Nosotras hace mucho tiempo que venimos construyendo poder popular y eso es porque muchas de nosotras entendimos que somos sujetas políticas y tenemos que pelear por nuestros derechos, nadie se va a acordar de nosotras si nosotras no lo hacemos. Estar en los territorios ha permitido que las compañeras den discusiones que antes no se daban. Siempre decimos que vengan a conocer para darse cuenta que en todos nuestros espacios la mayoría somos mujeres”.

“Al final, las planeras trabajamos, y trabajamos mucho. En nuestra organización en su gran mayoría somos mujeres las que estamos al frente de los espacios como responsables políticas. Empezamos a entender que nosotras podemos hablar y no vamos a permitir que los varones hablen por nosotras”, agregó Silvia. 

Las personas que se acercan a la organización ya no lo hacen solamente por un plato de comida sino en busca de trabajo. “Cuando se dice que ahora no podría ser un 2001, es porque ahora la gente ya está organizada -afirmó Dina-. En los barrios ya hay muchas organizaciones, la persona que se queda sin laburo sabe que hay una organización en su barrio que, por lo menos, te va a garantizar la comida. Y hoy, cuando comer es un privilegio y donde la especulación en los precios de los alimentos es constante, acortarlo inclusive a decir ‘por lo menos va a haber comida’, ya es un montón, garantizar comida todos los días en tu casa es un número que para muchas compañeras es una ayuda enorme”.

El cuidado de las niñeces, los comedores y merenderos, el acompañamiento a personas con problemas de adicción, el bachillerato popular, “cosas que en otras economías pareciera no ser importante, pero para nosotros es fundamental -dijo Silvia-. No venimos a decir que las otras economías, tanto la privada como la pública, sirven. Nosotros creemos que las tres economías pueden convivir tranquilamente. Pero la diferencia valorable es que la economía popular no busca el lucro, busca el cuidado, busca el buen vivir. Y el buen vivir no es llenarnos de guita, es justamente un buen vivir que nos permita tener una obra social, una ART, aportes jubilatorios”. 

Dina afirmó que los salarios sociales complementarios no alcanzan para vivir. “¿A quién le alcanza 22.000 pesos? Dicen que los planeros viven del Estado pero para las compañeras que tienen el Potenciar Trabajo les sirve solo como una base, un programa de empleo, pero igual tienen que trabajar para conseguir más ingresos porque no alcanza”.

 “‘El planero’, ‘el negro’, ‘el piquetero’, ‘el cabecita’, hay instalado un odio de clase bastante fuerte”, dijo Silvia. 

“Con eso de los planeros se quedaron 20 años atrás -siguió Dina-. Los gobiernos tienen que hacerse cargo porque las políticas sociales, es decir los mal llamados planes, aparecen cuando ellos se mandan una cagada. ¿Por qué Macri fue el mayor planero? Porque cerraba todo el tiempo empresas, cerraban fábricas. Y a esa gente les daba un plancito para que se quedaran tranquilos mientras él se la llevaba en pala. Nosotras entendimos que nadie vive con un plan. Por eso empezamos a tener nuestros espacios productivos”.

Dina explicó que “el sistema hoy no tiene capacidad para generar empleo. Hay políticos que te dicen, nosotros estamos pensando en la creación de dos millones de puestos de trabajo de acá a 10 años ¿A diez años? Hoy tenemos en la Argentina a 7 millones de personas que están por fuera de lo que es un empleo formal. ¿Tienen trabajo? Por supuesto, la gente no vive del aire, pero no es empleo formal. Entonces, hay que reconocer que emerge otra economía y que cuando decimos que la economía popular llega para quedarse es tal cual. Porque por ejemplo, a la gente que la echan a los cuarenta o cincuenta años del trabajo, ¿qué hace esa gente? juntan sus ahorros, se compran un autito y salen a hacer ‘Didi´, la gente no se puede quedar en su casa. Lo mismo los pibes, que los tenemos dando vueltas en moto con sus mochilitas laburando de delivery. Eso también es economía popular. Nosotros desde la economía popular organizada exigimos que reconozcan que existimos y que venimos dando respuestas cuando ellos no las dan”.