Un papa con alma andina

Un papa con alma andina

El nombramiento como sumo pontífice del estadounidense Robert Prevost –desde ahora León XIV- fue celebrado por millones de fieles en todo el mundo, especialmente en Perú, donde fue obispo. El padre Elky Segura Gonzales, quien trabajó junto a él, dialogó con ANCCOM sobre su personalidad y su misión en su “querida diócesis de Chiclayo”.

Aunque Prevost pasará a la historia como el primer estadounidense en convertirse en jefe de la Iglesia católica, su camino hacia el papado no puede entenderse sin su profundo vínculo con Perú. Vivió más de dos décadas en el país andino. Durante los años ochenta y noventa, estuvo en localidades como Chulucanas y Trujillo, y regresó en 2014, cuando el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Chiclayo. Un año más tarde, fue designado obispo de esa ciudad, cargo que ocupó hasta 2023.

Allí fue donde conoció al padre Elky Segura Gonzáles, a cargo de la Parroquia Señor de los Milagros de la Diócesis de Chiclayo y profesor de Teología en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT), donde el nuevo líder de la Iglesia fue Gran Canciller. “Mi primera impresión de monseñor Prevost fue la de un hombre sabio, atento y muy comprometido”, aseguró, y agregó: “Entre sus muchas cualidades destacaría la del diálogo. Es una persona muy dispuesta a escuchar a todos, sin importar el momento o cuál era la inquietud. Esto, junto con los años que llevaba viviendo en nuestro país, le dio experiencia suficiente para comprender a nuestro pueblo, desde los que vivimos en la ciudad hasta los que están alejados en las montañas”.

Según el sacerdote, su obispado no se limitó al intercambio verbal, sino que también se expresó en la acción: “Él recorrió a pie y a mula muchos rincones de nuestra provincia para estar con las personas, oír sus testimonios y prestar ayuda. Recuerdo dos momentos en particular: durante la pandemia de coronavirus, que fue muy dura para nuestro pueblo, lideró una campaña para que la diócesis consiguiera dos plantas de oxígeno, y al final lo logramos. Después, cuando estaba a punto de irse a Italia en 2023, fue a Illimo —una localidad de 3.000 habitantes al norte de Chiclayo— durante las inundaciones, para asistir y comenzar otra campaña. Nunca dejó de importarle la situación de la gente”.

«En la pandemia, muy dura para nuestro pueblo, lideró una campaña para conseguir dos plantas de oxígeno; al final lo logramos», recuerda Segura, ubicado en la foto atrás de Prevest durante una misa de Chiclayo (2022). 

La llegada de Prevost al norte de Perú no fue una casualidad, sino parte de una larga tradición. “Es una tierra misionera, por lo que solemos recibir a muchos extranjeros, como españoles, italianos, franceses y, por supuesto, estadounidenses”, señaló Segura. A diferencia de otros enviados, el nacido en Chicago “fue un peruano más en la comunidad, en parte por su gran conocimiento del idioma. Como se vio en su discurso, habla perfectamente español y además conoce algo de quechua. También siempre disfrutó de las costumbres nacionales, como la cultura y la comida”.

Sobre el momento de la elección de Prevost como obispo de Roma, Segura afirmó que en Chiclayo hubo reacciones similares pero también distintas: “Para el pueblo fue una bendita sorpresa, hay un ambiente de júbilo en la calle y la gente se acerca emocionada a las misas que estamos celebrando. Por otro lado, en la diócesis también estamos muy felices, aunque unos días antes ya sabíamos que había una posibilidad concreta de que fuese nombrado, viendo sus últimos pasos en Roma”. En 2023, el entonces obispo fue nombrado cardenal por Francisco y recibió el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, lo que lo llevó al Vaticano. Su llegada a la Santa Sede lo acercó al poder y lo convirtió en uno de los candidatos al cónclave para suceder al pontífice argentino. Aunque su nombre no figuraba entre las predicciones mediáticas, dentro de la Iglesia era tenido en cuenta. “Teníamos la esperanza de que iba a suceder y nos aferramos a ella hasta que vimos al cardenal protodiácono anunciarlo por televisión”, confesó el padre.

Fue en su discurso desde el balcón de la Plaza de San Pedro donde el flamante papa rompió una tradición de siglos: por un instante, dejó de hablar en italiano y en latín para dirigirse en español a su comunidad. “Si me permiten también una palabra, un saludo, en español. Y de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”, exclamó. En ese momento, la mayoría de los millones de personas que escuchaban las palabras de León XIV descubrieron la existencia de la capital de la región de Lambayeque. “Al principio fue inesperado, pero luego nos miramos entre todos y nos emocionamos. Nos sentimos bendecidos de que toda la gente en la Plaza de San Pedro y en el mundo entero pueda saber de nuestra pequeña y humilde diócesis”, expresó Segura.

«Recorrió a pie y a mula muchos rincones de nuestra provincia para estar con las personas, oír sus testimonios y prestar ayuda», subraya el párroco de Chiclayo.

«Desde el jueves estamos revolucionados por la cantidad de periodistas nacionales e internacionales que llegaron a Chiclayo. En la diócesis estamos aprendiendo sobre la marcha a dar entrevistas y a cómo salir ante las cámaras”, bromeó Segura.

La ciudad del noroeste peruano pasó a ser conocida mundialmente y se convirtió en un punto clave para comprender la trayectoria de Prevost. “Desde el jueves estamos revolucionados por la cantidad de periodistas nacionales e internacionales que llegaron aquí”, comentó Segura, y bromeó: “En la diócesis estamos aprendiendo sobre la marcha a dar entrevistas y a cómo salir ante las cámaras”.

La gran incógnita sobre el nuevo sumo pontífice es si continuará con la doctrina y las tareas de su predecesor. Para el párroco no hay dudas: “Él era cercano a Francisco; mantenían un buen contacto incluso desde antes de llegar a Chiclayo, y luego su amistad se fue fortaleciendo. Compartían la visión de una Iglesia pobre para los pobres, de que hay que ponerse siempre al servicio de ellos. No tengo dudas de que monseñor Prevost es el indicado para seguir el gran legado que nos dejó Francisco”.

Desde el 9 de mayo, monseñor Prevost es el papa León XIV. En solo un par de años pasó de recorrer los límites de la cordillera de los Andes y de la selva amazónica a liderar a más de mil millones de católicos en todo el mundo desde el Vaticano. Con su espíritu dialogante, su capacidad para hablar varios idiomas y su cercanía con la gente, el primer pontífice estadounidense y peruano buscará continuar su misión como lo hacía en la pequeña diócesis chiclayana.

“Francisco hablaba de una Iglesia con olor a pueblo” 

“Francisco hablaba de una Iglesia con olor a pueblo” 

Una militante de Católicas por el Derecho a Decidir, otra de la organización Centurión del colectivo LGTBQ+ y un activista ambientalista analizan el papado del pontífice argentino y su relación con las minorías. Su mirada sobre la casa común.

Tras su muerte, sucedida el lunes, militantes feministas, ambientalistas y del colectivo LGBTQ+ repasaron el legado del Papa, marcado por gestos de apertura, tensiones internas y un estilo pastoral centrado en el diálogo con los sectores más postergados.

La muerte del Papa Francisco generó repercusiones en todo el mundo. Consagrado como un referente más allá de la fe católica y una de las pocas personas capaces de pronunciar una voz disonante ante un arco político cada vez más inclinado hacia la derecha y enamorado del capitalismo financiero, Jorge Bergoglio supo expresar posiciones que, dentro de la institución de la Iglesia católica, con frecuencia fueron consideradas rupturistas. 

Entre sus gestos más destacados se encuentra la apertura a que las personas divorciadas puedan tomar la comunión, el apoyo a las leyes de unión civil para las personas del mismo género, la defensa del ambiente y de los derechos de migrantes y refugiados, así como sus críticas a esta etapa del capitalismo y a la explotación laboral. También supo ser abierto a los reclamos del movimiento feminista: si bien no apoyaba el sacerdocio femenino, amplió los roles de las mujeres en El Vaticano y pidió misericordia y acompañamiento para las mujeres que transitaron un aborto. 

Las mujeres

Natalia Rodríguez, co-coordinadora del área de diálogo ecumémico e interreligioso de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) –una organización feminista que promueve los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el derecho al aborto legal, seguro y gratuito– afirmó que “el papado de Francisco significó una apertura al diálogo. Abrió un poco más la cancha. Hay algunos cambios que son mínimos, según entendemos nosotras, pero Francisco se comprometió desde la denuncia y desde el pedido de reparación a las víctimas. Daba la bienvenida al laicado crítico, no obediente”. 

Rodríguez destacó que desde CDD se identifican con la llamada Iglesia Profética, surgida en los años 60 con el Concilio Vaticano II. Esta corriente, señaló, “denuncia las estructuras injustas de poder y anuncia que otro mundo es posible”, y se opone al modelo jerárquico conservador: “patriarcal y machista en relación con las mujeres y las diversidades”. Dentro de este espacio se inscriben movimientos como el de Sacerdotes para el Tercer Mundo y los curas villeros. En ese marco, Francisco asumió una impronta dialoguista. “Hablaba de una Iglesia de puertas abiertas, con olor a pueblo”, recordó Rodríguez. 

Las declaraciones del Papa sobre el aborto tuvieron matices. Por un lado, solía compararlo con “contratar a un sicario para resolver un problema”, pero también impulsó gestos de apertura. En la mirada de Rodríguez, “se abrió a escuchar lo que teníamos para decir, convocó a jóvenes que venían con una posición bastante crítica de la institución. En 2016, durante el Año de la Misericordia, Francisco llamó a los sacerdotes a absolver a las mujeres que habían atravesado un aborto y acudían al sacramento de la confesión. Si bien entendemos y tenemos argumentos para sostener que el aborto no es un pecado y, por lo tanto, no necesita absolución, también comprendemos que para muchas mujeres católicas esas palabras significaron un alivio y les permitieron volver a acercarse a su fe sin culpas”.

  • Natalia Rodriguez, de Católicas por el derecho a decidir.

 

En el documental “Amén: Francisco responde” (2023), un grupo de jovenes dialogó con el Papa sobre temas complejos para la Iglesias, como el aborto, los derechos de la comunidad LGBTQ+, el trabajo sexual, la pederastía clerical y el encubrimiento. La joven santiagueña de 23 años, Milagros Acosta, miembro de Católicas por el Derecho a Decidir, le entregó al Papa un pañuelo verde en esa ocasión. Natalia expresó lo que significó ese gesto para la organización: “fue un paso muy grande, poder acercarle de las manos de una joven, de las tantas que se pusieron el pañuelo en la mochila, que lo ataron en las muñecas y militaban con compromiso, llegar a dialogar con Francisco sobre esto fue un momento de emoción”.

Sobre el futuro del activismo católico Natalia dijo que “queda mucho trabajo que hacer hacia adentro de la Iglesia, también corremos peligro de que se quiera invisibilizar todo esto y se rescaten, como lo hizo el gobierno nacional, los posicionamientos más conservadores”. Preocupa también a los grupos activistas el nombramiento del próximo Papa: “Pienso en los movimientos populares que encontraban en el Papa un interlocutor válido que acompañaba a sus luchas. Son espacios que sufrieron mucho esa exclusión social y que fueron muy escuchados por una persona en el poder y pudieron avanzar también dentro de esa legitimación.”

Gentileza Federico Mazzochi.

La diversidad de género

“Muchas veces se sufre una doble exclusión: De la comunidad religiosa por ser LGBT y de la comunidad LGBT por ser persona de fe.”, expresó Esteban Mentruyt, co-fundador del Centurión, organización de diversidad sexual y espiritual creada en 2018. “Centu” se constituyó como un espacio para generar “encuentros reales” entre personas de fe de distintas orientaciones sexuales e identidades de género y terminó volviéndose una red de contención que también acoge la diversidad espiritual. Según Mentruyt, esta apertura al diálogo e intención de generar puentes se encuentra en sintonía con los valores que difundía Bergoglio.

“Centu nace en un contexto de pleno debate sobre la legalización del aborto. La sociedad no permitía matices, si eras creyente, entonces tenías que ser pro-vida. Y si eras de la comunidad LGBT, entonces tenías que ser pro-derecho. Nos sentíamos divididos por las dos instituciones que nos representaban y entre nosotros tampoco nos podíamos encontrar”, explicó Mentruyt. Teniendo en cuenta los orígenes y metas de la organización, Esteban enfatizó en la importancia del diálogo y de tender puentes aun y especialmente con quienes piensan distinto.

“Me parece que si Francisco hubiese conocido Centu estaría orgulloso”, afirmó su co-fundador mencionando iniciativas de inclusión que había impulsado el Papa, tales como Escolas. “Esta fundación tenía el anhelo de transformar la educación a través del encuentro y la aceptación de otras miradas, de la multiculturalidad”.

En cuanto a las enseñanzas del Papa, Esteban resaltó tres bien marcadas. La primera es que “anteponía a la persona más allá de los dogmas”. Esto se refleja en sus gestos con la comunidad LGBT ya que “si bien tenía ideas distintas, nos defendió en muchos casos y denunció la criminalización de la homosexualidad”. El joven recordó que Francisco “dijo que no era nadie para juzgar a un homosexual y criticó a los padres que echaban a los hijos de sus casas al enterarse de su orientación sexual, todo esto a pesar de haber estado en contra del matrimonio igualitario cuando era obispo de Buenos Aires. Como Papa, nos hospedaba a pesar de pensar distinto”. La segunda es que “nos incluía en los hechos, no era solo un discurso. Creo que hoy la estructura de la Iglesia Católica es mucho más inclusiva, lo ves porque hay mujeres en puestos eclesiásticos muy importantes y porque abría la puerta a todos”. Y la tercera es una “promoción de la diversidad”, entendiéndola como un factor que trae crecimiento y madurez. 

Esteban afirmó que esta promoción de la diversidad despertó reflexiones que sirvieron como brújula para ampliar el entendimiento al interior de la propia comunidad LGBT. “Nosotros ¿podemos decir todos, todas, todes? ¿o tenemos que también ganar en inclusión? A veces caemos en elitismos, en racismos, en transfobia ¿hay en la comunidad LGBT miembros de segunda clase? ¿o somos todos iguales?”, se cuestionó.

Nicolas Gallardo, de Jóvenes por el Clima Argentina. Foto: Gentileza Julieta Cabrera

La casa común

Por su parte, Nicolas Gallardo, abogado y referente de Jóvenes por el Clima Argentina, afirmó que  “el Papa Francisco, lejos de esconderse en el manto de su investidura, fue valiente y aprovechó su lugar de poder para denunciar la depredación de nuestra casa común. Y lo hizo con una fuerte impronta argentina, con una mirada desde la periferia del mundo.” Y agregó: “No se limitó a pedir por el cuidado del planeta, haciéndonos a todos igual de responsables, sino que denunció un sistema en el que unos pocos poderosos lucran con el sufrimiento de las mayorías. Puso el foco en la desigualdad en los niveles de consumo y contaminación, así como también en el padecimiento de los efectos del cambio climático, que golpea más fuerte a quienes menos culpa tienen.”

Poniendo el foco en el legado del Papa Francisco, Gallardo manifestó que “quizás lo más valioso es que nos llamó a hacernos cargo, a mirar al otro y a construir comunidad. Y nos alentó a hacer lío. Creo que es nuestra responsabilidad continuar el proceso que inició, tal y como reza uno de sus principios: el tiempo vence al espacio.”

Mientras que grupos de militancia feminista como Católicas por el Derecho a Decidir reconocieron que el mayor logro de Francisco fue que logró abrir el diálogo sobre la ampliación de derechos, desde el movimiento Jóvenes por el Clima destacaron el coraje del Papa y su “llamado a responsabilizarnos por los cambios que queremos generar”. Finalmente, referentes de la organización el Centurión, en defensa de la diversidad de género, vieron en su legado un cambio estructural dentro y fuera de la Iglesia católica. Para ellos, grandes sectores de la comunidad LGBT se sintieron “recibidos y acogidos” por el Papa, debido a sus iniciativas inclusivas y a su defensa de que “en la Iglesia hay lugar para todos, todos, todos”. 

La Legislatura porteña declaró de interés cultural a la parroquia San Patricio

La Legislatura porteña declaró de interés cultural a la parroquia San Patricio

En ella se cometió el mayor acto de terrorismo de Estado contra miembros de la Iglesia católica. La causa judicial que investiga los cinco asesinatos aún está abierta.

La parroquia San Patricio, ubicada en el barrio de Belgrano, donde se perpetró la masacre de cinco religiosos durante la última dictadura militar, fue declarada patrimonio cultural por parte de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto fue impulsado por el legislador Claudio Ferreño.

El 4 de julio de 1976, un grupo de represores ingresó a la parroquia y asesinó a los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Dufau y a los seminaristas Salvador Barbeito Doval y Emilio Barletti. Además, colocaron alrededor de los cadáveres una imagen de Mafalda señalando el “palito de abollar ideologías” de un policía, y escribieron en las paredes del templo: “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes” y “Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal. Venceremos. Viva la Patria”.

 “Nosotros venimos trabajando la causa en sus distintas aristas -expresó Ramiro Varela, fundador de la agrupación Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia- , y la colocación de la placa que la declara patrimonio cultural fue un acontecimiento más dentro de la construcción de la memoria. Es importante dejar huellas en el espacio público porque continúan dando testimonio de lo que aconteció, mantiene viva la llama de la memoria, pero también presiona en la búsqueda de verdad y el reclamo de justicia. A nosotros nos moviliza el reclamo de justicia, porque esta causa no es solo de la comunidad palotina, sino de toda la sociedad. Fue el mayor hecho de sangre cometido contra la Iglesia católica en Argentina, y es uno de los crímenes más resonantes que perpetró el terrorismo de Estado”. A 48 años de la masacre, la causa continúa en etapa de instrucción, sin responsables identificados ni condenados.

La causa que investiga los crímenes se inició horas después de los asesinatos, bajo la instrucción del juez Guillermo Rivarola, con la intervención del fiscal Julio César Strassera. En octubre de 1977, el caso fue cerrado a pedido del fiscal. En agosto de 1984, la causa se reabrió por solicitud de la congregación palotina, y el expediente quedó a cargo del juez Néstor Blondi. En 1986, el fiscal Aníbal Ibarra procesó a dos efectivos de la Comisaría 37 por considerarlos partícipes necesarios al liberar la zona para la masacre: al entonces comisario Rafael Fensore y al oficial principal Miguel Ángel Romano, por ese entonces jefe de calle. Sin embargo, en 1987 la medida quedó sin efecto por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y Blondi clausuró la instrucción.

La causa entró en punto muerto durante 18 años, hasta el 2005, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad de las leyes que garantizaban la impunidad de los represores. En ese año, se incluyó en la Megacausa ESMA, ya que dos sobrevivientes del excentro de detención, tortura y exterminio declararon haber escuchado al represor Antonio Pernías atribuirse la masacre junto a otros miembros del grupo de tareas 3.3.2. Varela afirmó: “Para nosotros siempre fue una línea de investigación un tanto inverosímil tomando en cuenta el modus operandi. Dejar los cuerpos en el lugar no se correspondía en absoluto con la forma de operar que tenían los marinos de la ESMA, que secuestraban para extraer información, y luego los aniquilaban a través de los vuelos de la muerte u otra metodología, pero nunca ejecutaban a alguien y lo dejaban en el lugar”.

En 2005, el juez Sergio Torres, a cargo del expediente ESMA, ordenó medidas de prueba y tomó declaraciones, incluso dictó el procesamiento de 18 marinos. Sin embargo, la Cámara Federal porteña revocó los procesamientos en 2006 y 2007 por falta de mérito. Varela afirmó que Torres no terminó de avanzar porque estaba siguiendo una línea de investigación errada, y compartió: “Nosotros siempre creímos que los responsables fueron de la Policía Federal. Dos días antes de la masacre estalló una bomba en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, y cuando se produjo la masacre de San Patricio se encontraron pintadas que hacían referencia a ese hecho. El modus operandi, la fecha, las pintadas y el cuadro de Mafalda de alguna forma pueden tomarse como una suerte de firma de autor del hecho. Nosotros tenemos como más plausible la línea que apunta hacia los efectivos de la Policía Federal, o miembros no oficiales de ella que formaron parte de la estructura represiva”.

En 2022, el juez Sebastián Casanello incorporó a Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia a la causa como amicus curiae, lo que les permitió aportar información de valía y sus investigaciones al expediente. La causa pasó de Casanello a Ariel Lijo, quien tras el testimonio de un arrepentido del centro clandestino de detención de Coordinación Federal, que afirmó haber escuchado a un miembro de la patota que operaba allí atribuirse la responsabilidad del hecho, decidió deslindar su competencia sobre la masacre palotina dentro de la Megacausa ESMA. De esa forma, la causa llegó al juez Daniel Rafecas, que actualmente investiga el hecho como parte de los crímenes de Coordinación Federal, en el marco de la Megacausa del Primer Cuerpo del Ejército.

Pablo Llonto, abogado querellante de la Causa Palotinos, confirmó a ANCCOM que, hasta el día de hoy, no hay responsables identificados del grupo de tareas culpable de los asesinatos, pero sí de los partícipes necesarios, aunque no están condenados. Además, el abogado sostuvo en la Mesa de Discusión Institucional y Social que es necesario profundizar la investigación sobre los pedidos de “zona liberada” que recibían sistemáticamente las comisarías de la Policía Federal durante esa época, dado que este accionar era frecuente y estuvo presente en otros crímenes perpetrados por las fuerzas en el mismo año.

Para concluir, Varela destacó: “Si bien la causa no termina de reactivarse, estamos en la mejor posición que podríamos haber llegado a estar a lo largo de todos estos años. Tenemos mucha expectativa, no obstante le pedimos al magistrado que haya mayor celeridad en la instrucción, porque el peligro es la impunidad biológica, ya que los culpables empiezan a envejecer y mueren impunes, sin pagar por sus responsabilidades. Por eso, le pedimos a Rafecas que acelere la instrucción, cite a indagatoria a los efectivos de la Comisaría 37 que siguen vivos y que actuaron en esa dependencia policial al momento del hecho, ya que podrían tener alguna responsabilidad. Estamos a la expectativa de que parte de los responsables, al menos los que liberaron la zona, paguen por su accionar y den explicaciones en la justicia”.

“Finalmente, al que le rezan es al dios dinero”

“Finalmente, al que le rezan es al dios dinero”

La periodista Paula Bistagnino habla de «Te serviré», su investigación sobre el funcionamiento del Opus Dei, una organización definida como secta, partido político y multinacional, caracterizada por la manipulación espiritual y el apetito patrimonial.

“Los miembros célibes, que viven en las casas del Opus Dei, llamados numerarios o numerarias y las numerarias auxiliares, tienen una rutina diaria que comienza con el ‘minuto heroico’, que consiste en salir de la cama apenas suena el despertador, ponerse de rodillas en el piso, besar el suelo y decir, serviam en latín o acá en Argentina lo traducen como te serviré”. Lo explica Paula Bistagnino en Te serviré. Fe, poder y disciplina: el plan del Opus Dei para beneficiarse de una de las mayores fortunas de América del Sur, su nuevo libro, en el que reconstruye la historia de la familia Gianoli Gainza, que sirvió al desembarco de la organización en la región: empresas, herencias millonarias y sus propias vidas entregadas a una institución que los obligaba a vivir en la extrema pobreza.

En 2013 Bistagnino realizó la primera reunión con exnumerarios –exmiembros de la organización que vivieron aislados en “centros” bajo principios de obediencia, pobreza y castidad–, y luego de cinco años escuchando las historias publicó un primer artículo que le abrió la entrada a la historia de una de las familias más ricas de América del Sur. “Me llamó un grupo de abogados uruguayos en 2019. Lo que yo contaba en el artículo estaba documentado en una causa judicial por la herencia de la familia Giaonli Gainza”, cuenta la periodista oriunda de Bella Vista provincia de Buenos Aires, un barrio de herencia católica y militar, donde funciona “La Charca”, un centro de retiro que alojó en 1974 a monseñor Escrivá de Balaguer, el sacerdote español que fundó “La Obra”, el modo en que los miembros refieren, entre ellos, a la institución.

¿Qué es la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei?

La definición del Opus Dei que mejor describe cómo funciona la organización me la comentó una exnumeraria: es una secta, partido político y multinacional a la vez. Tiene un condimento religioso muy fuerte que lo asocia con el término de secta por la manipulación espiritual principalmente. Eso está muy relacionado con otras dos cuestiones: la búsqueda de poder y la importancia del dinero para ellos. Y finalmente, la parte multinacional porque es una organización que trasciende fronteras, está en setenta países. Instalan franquicias y hacen funcionar su matriz más allá de la cultura, lengua e idiosincrasia del país.

Al ser consultada por la actualidad, ante el resurgimiento de movimientos y gobiernos de extrema derecha e ideas ultraconservadoras, Bistagnino considera que “esa idea de vida ellos la siguen sosteniendo, aunque es bastante difícil de aplicar en la sociedad actual. Les está costando sostener la pirámide de miembros que tenían: personas célibes, que quieran vivir casi en clausura, autoflagelarse, sin comunicación, separados por géneros y de su familia. Yo creo que el mensaje es cada vez más difícil de que cale en las personas, pero cuando no cala el mensaje, cala el negocio. El tejido de poder, económico y político, su acceso a la élite intelectual a través de universidades, eso sí lo siguen teniendo. Finalmente, al que le rezan es al dios dinero”.

“Hay una metáfora con la que el Opus Dei explica su visión: la sociedad es como una montaña; para dominarla hay que llegar a la cima y, desde allí, derretir la nieve hacia las bases. ‘El espíritu de La Obra es que sus socios varones ocupen cargos oficiales y, en general, puestos de dirección’, indicaba uno de los primeros reglamentos del Opus Dei”, cita en su libro Paula Bistagnino, sobre “la revolución de laicos que cambiaría al mundo, apóstoles que se mueven en medio del mundo bajo una apariencia similar a la de los demás, pero que llevan en sus vidas comunes una misión que nunca, por ninguna razón, deben manifestar”.

¿Cómo se investiga a una institución que no quiere ser reconocida o encontrada, por quienes no son sus miembros?

Como periodista lo que te moviliza, lo que te enciende la llama, tiene que ver con esa dificultad de recrear. Ellos tienen una oficina de comunicación pero nunca me dieron una entrevista, su respuesta siempre fue el silencio. De todas formas, en estos últimos años, no solo conmigo, sino que en el mundo, aparecieron muchos testimonios de personas que fueron parte del Opus Dei, así también como de otras organizaciones.

 

Lo primero que supo sobre el Opus Dei fue por “una tía que trabajaba en la escuela de mucamas”: refiere al Instituto de Capacitación Integral en Estudios Domésticos (ICIED), que funcionó entre 1973 y 2017, que prometía dignificar a la mujer y al trabajo doméstico. “Sin embargo, fue un tema que apareció tardíamente en mi investigación, cuando incluso ya estaba escribiendo el libro. Fue en 2020 que ellas, ya organizadas y con un abogado, se me acercaron para contarme sus historias” En 2021 la organización fue denunciada por 41 mujeres ante el Tribunal para la Doctrina de la Fe del Vaticano por trata de personas, reducción a la servidumbre y manipulación psicológica. “Es la denuncia más importante que tiene el Opus Dei desde su fundación en 1928”, relata Bistagnino, que reconstruye la metodología internacional de selección de adolescentes menores de edad provenientes de familias vulnerables económicamente y muchas veces extranjeras. Eran invitadas por supernumerarias –forma más común de pertenecer al Opus Dei, con vocacion de apostolado y deber de reproducción prolifera– bajo promesa de la “santificación de la vocación”. Así se transformaban en “numerarias auxiliares” o servicio doméstico y conformaban “un sistema en el que mujeres pobres servían a mujeres ricas y en el que entre todas hacían de los hombres la élite del Opus Dei”.

Elina Gianoli Gainza fue la numeraria más importante de la organización: referente, líder, santa y heredera de una enorme fortuna. La menor de los cinco hermanos Gianoli Gainza, fue la única que pasó toda su vida en distintos centros del país cumpliendo con el “Plan de Vida” de La Obra. “Las personas son complejas, yo intenté mostrar todas esas caras, como autoridad, como persona, con su fe y vocación, su carisma y cercanía con los miembros que la conocieron –cuenta Bistagnino–. Pero también es una persona acusada de cometer delitos que le costaron el vínculo con su familia de sangre –el Opus Dei se vuelve la verdadera familia de sus miembros, que se alejan de su familia de sangre o biológica–. Elina, por momentos, puede parecer una victimaria y otros una víctima de eso mismo. Porque, finalmente, ella dejó su vida ahí adentro”. La periodista reconstruye su historia a partir de testimonios de aquellos que convivieron con Elina en los distintos centros: “Donde la mayoría era milicia, Elina era familia”, cita en su libro a una exnumeraria. “Evidentemente, ella les servía por muchas razones: era muy simpática, tenía un gran carisma que le permite atraer gente, era una lideresa, ¿no?”, aunque aclara que esta palabra les parecería “horrible” a la organización ultraconservadora.

Posterior a la publicación del libro hubo un “giro de guion”, debido a una revocatoria sobre el testamento de María Luisa Gianola Gainza, hermana de Elina, declarada incapaz, de la cual era curadora legal, aunque la justicia uruguaya comprobó que el dinero fue maniobrado, mucho antes de dicha declaración. “Su último testamento, estimado en decenas de millones de dólares, que también podrían ser cientos, irá a las arcas de la Asociación Legal y Técnica de Montevideo. Solo con esto, la familia Gianoli Gainza sería la mayor benefactora del Opus Dei en el mundo, en toda su historia”. Son estas últimas palabras del libro de Bistagnino las que le valieron un comunicado en el que el Opus Dei la acusa de publicar información falsa, que “eligió no verificarla o, deliberadamente, omitirla”. De cara a futuras novedades la periodista promete será “incorporada en un epílogo por supuesto y voy a publicar artículos sobre la información nueva que aparezca” sobre esta causa judicial.

“Es una institución que funciona como una matriz en la que las personas ingresan y son manipuladas, sometidas –sosiene Bistagnino–. Y en ese sentido mi juicio apunta contra los comportamientos de esa institución y no de las personas. Hasta ahí llega mi trabajo, el periodismo. Después está la instancia judicial, de la que yo no formo parte”. Cuando en un artículo adelantó parte de esta investigación, el vicario regional del Opus Dei, Juan Lavallol, indicó que estaba obsesionada con La Obra: “No tengo ninguna obsesión con el trabajo: me gusta, me apasiona el periodismo, pero no tengo ningún tipo de obsesión con el Opus Dei. Sé que no es la única institución que tiene este tipo de prácticas. Es mi tema de investigación y nada más”. Para intentar quitarle seriedad a su trabajo le achacaron que dijera que “combate a la Iglesia igual que a la astrología”. “Es que cada vez que me preguntan de qué signo soy, yo digo que no me hablen de signos ni de Dios”, concluye Bistagnino.

De las topadoras en los barrios populares a la integración urbana | Estuve ahí

De las topadoras en los barrios populares a la integración urbana | Estuve ahí

El Padre Pepe, José María di Paola, del Movimiento de Curas Villeros, repasa el trabajo de los últimos 40 años. El 2001, la edad de imputabilidad, el rol del Estado, el narcotráfico y los movimientos sociales. Los barrios populares como cuna de los policías.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini