Redes, polarización y fake news

Redes, polarización y fake news

Natalia Aruguete, coautora de “Nosotros contra ellos: Cómo trabajan las redes para confirmar nuestras creencias y rechazar las de los otros”, analiza el ecosistema mediático preelectoral y habla de la investigación que realizó junto a Ernesto Calvo en el libro que acaban de publicar.

“Necesitamos comprender cómo cambia la polarización cuando se interviene de forma activa para reducir la dosis de noticias falsas que se consumen o cuando se informa a los usuarios que algunos contenidos son verdaderos, y otros, falsos”, dicen Natalia Aruguete y Ernesto Calvo en su último libro “Nosotros contra ellos: cómo trabajan las redes para confirmar nuestras creencias y rechazar las de los otros”, editado por Siglo veintiuno. 

 Con el aporte de análisis experimentales en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos y México, los autores proponen analizar la actualidad de las redes sociales con respecto a los modos en que se presentan ciertos mensajes y su repercusión, en un contexto de polarización. En ese sentido, Aruguete, doctora en Ciencias Sociales, docente e investigadora del CONICET, conversó sobre la reciente publicación con ANCCOM. 

¿Cuál fue la motivación para escribir el libro?

 Este libro es la continuación de Fake news, trolls y otros encantos, donde veníamos trabajando sobre la polarización en redes sociales, y cuando se publicó el libro surgieron nuevos casos de estudio en distintos países donde incorporamos el análisis de estrategias de fake news, de recepción y amplificación de fake news, y también el análisis de cuál era la performance de los fact checkers y de los chequeadores en particular a la hora de intervenir para desactivar las desinformaciones. A partir de ese cúmulo de trabajos que fuimos haciendo en los años subsiguientes, se dio lugar a este nuevo libro. 

 ¿Qué implica la dicotomía del “nosotros contra ellos” que propone el título? 

 Significa entender la polarización social que hay en múltiples países. Nosotros analizamos varios de ellos: Brasil, México, Colombia, Chile, Argentina y Estados Unidos, y dentro de lo que era la polarización social que se da en esos países, cómo uno puede pensar la polarización política y afectiva en el espacio online, en la interacción que tenemos en las redes sociales, considerando las estrategias de desinformación pero también las estrategias de polarización en redes sociales, enfocadas en eventos políticos y políticas públicas a través de estudios y experimentos.

 En un pasaje del libro se afirma que “un mundo binario no es sólo un mundo de creencias en conflicto: se trata, además, de uno de adjudicaciones”. ¿Sería posible una ruptura de ese mundo binario?

 Por ahora no estamos viendo muy posible la ruptura del mundo binario, que para nosotros es pensar la polarización política y afectiva y pensar la polarización en redes. En alguna medida el concepto de mundo binario resume ambas perspectivas para mirar la polarización. Cuando hablamos de adjudicación decimos que en un mundo polarizado adjudicar algo es cumplir el rol de un juez, no es solamente definir si los mensajes son falsos o pueden ser verificados o dar el resultado definitivo en una elección, sino que es además, designar y calificar a los ganadores y los perdedores en una contienda discursiva. Entonces, si nosotros pensamos en las desinformaciones y las intervenciones de los chequeadores como adjudicadores no solamente en términos de constatar si un texto es falso o puede ser confirmado como verdadero, sino además poder definir quienes se sienten refutados o confirmados en sus percepciones previas, porque también es cierto que todos tenemos una forma de percibir los eventos y el mundo político y social, y eso muchas veces en las intervenciones de ciertas autoridades discursivas tanto políticas como mediáticas tiene implicancias afectivas porque uno se siente dañado cuando es refutado o entusiasmado porque es confirmado. 

Entre la preferencia por las confirmaciones y el rechazo de las refutaciones, ¿hay lugar para una despolarización o apartidismo en el ámbito de las redes? 

 En este momento estamos en un momento de alto nivel de polarización en el mundo. En el marco de esa polarización estamos en una instancia de mucha activación ideológica y afectiva de las derechas, lo cual como las derechas son muy extremas en sus posiciones, eso vuelve más difícil despolarizar. Entre otras cosas porque en los discursos que circulan tanto en el espacio offline como el espacio online, los grupos más intensos suelen estar sobrerrepresentados, entonces lo que más miramos es a esos grupos intensos sobrerrepresentados que están en las regiones más extremas de los polos. En este momento lo veo difícil, de todas formas despolarizar creo que no depende tanto de un estado de cosas, sino en qué medida determinado tipo de eventos sociales y políticos cobran mayor visibilidad y pueden llegar a ser eventos que despolaricen. Muchos de los eventos que nosotros hemos analizado en el libro anterior, por ejemplo, eran eventos que promovían una agenda de género, de recuperación de derechos civiles, y esas agendas tendían más a despolarizar, pero eran eventos puntuales, pero no es que va de suyo que despolaricemos y eso se mantenga. 

 “Dar me gusta y compartir son formas de exposición pública que aumentan el riesgo social ya que quedamos a merced del juicio de quien nos lee.” ¿Considerás que se propone la perduración del dicho: “No se habla de fútbol, política, ni religión”? 

 De esos temas se habla mucho, sobre todo de política. Muchas veces incluso la religión está muy imbricada con la política. Una cosa que explica la polarización y por ende la exposición a distintos tipos de violencia virtual es el hecho de que las identidades políticas y en particular la identificación partidaria pasan a ser un vector que aglutina muchas otras divergencias. Ser conservador o progresista, ser republicano o demócrata, ser peronista o antiperonista, muchas veces eso aglutina otros aspectos o dimensiones de nuestra vida como la religión, la idea que tenemos sobre el aspecto sanitario, las vacunas, u otros derechos civiles como la legalización del aborto o aspecto que tenga que ver con nuestra perspectiva del funcionamiento de la economía o la educación. Cuando el vector político-partidario absorbe todo lo demás, tendés a una polarización que simplifica nuestras ideas alrededor de los asuntos y se vuelve un polo u el otro polo. Dentro de ese polo, todo, y fuera de ese polo o burbuja, nada, ningún tipo de contacto y total aversión contra el otro que deja de ser un adversario o un oponente político y se convierte en un enemigo con el que hay que cortar todo tipo de lazo. 

 Transitando el año electoral surgen cuentas verificadas o anónimas con gran cantidad de seguidores que pretenden lograr incidencia en la coyuntura política de las redes sociales, ¿qué rol ocupan realmente?

 En el libro anterior analizábamos a los trolls no verificados y los verificados. En ese sentido, en ocasiones podíamos distinguir después de estudiarlos de manera consistente que había ciertos influencers que tenían mucha incidencia en los discursos políticos, pero que eran cuentas no verificadas. En muchas ocasiones muchas veces eran centros mediáticos detrás de eso, que tenían mucha incidencia en el discurso y la narrativa que circulaba y se expandía dentro de una burbuja. En el marco de estas elecciones me parece que están pasando comportamientos de otro tipo, donde hay en el caso de los candidatos o del candidato que ha usado las redes de manera muy intensiva y diversificada que es Javier Milei, nosotros vemos una suerte de externalización de tareas, donde ni siquiera es él quien concentra el discurso alrededor de sí mismo, sino que son muchos otros múltiples actores que se han vuelto influencers y hablan sobre él. Eso supone que además hay una convergencia entre el espacio digital de redes sociales y el espacio de medios de comunicación masivos, que también están habitando las redes. Es más complejo lo que está pasando hoy, en el sentido que excede la distinción entre trolls que generan mecanismos violentos o de desinformación en las redes, sino que está atravesado por un tipo de discursividad, interacción y contribución de distintos actores a la narrativa que excede la distinción del influencer troll y el influencer no troll

 ¿Esto se vincula con las “fake- fake news”? 

 Sobre las fake-fake news nos referimos a aquellas cuentas fake o falsas que lo que hacen es por un lado emular ciertos criterios de noticiabilidad como si fueran medios, pero al mismo tiempo se presentan como medios que hacen sátira política o humor político. Lo que ocurre es que es muy difícil poder chequear si la información es falsa, porque se amparan en el hecho de que es humor político y por ende es muy difícil corregirlo si no se supone que tenga intenciones de ser real. Lo que pasa es que termina siendo en algunas ocasiones un mecanismo simulado de humor político para generar violencia, desinformación o atacar a ciertos actores. 

Es más complejo lo que está pasando hoy, en el sentido que excede la distinción entre trolls que generan mecanismos violentos o de desinformación en las redes, sino que está atravesado por un tipo de discursividad, interacción y contribución de distintos actores a la narrativa que excede la distinción del influencer troll y el influencer no troll

Natalia Aruguete

“Los debates presidenciales son escenas privilegiadas para medir la difusión de falsedades, así como el efecto de su corrección en los usuarios”. En los debates presidenciales, ¿dónde se tendría que poner el foco?

 Cuando analizamos el debate presidencial en el libro lo analizamos enfocados en una información falsa que circuló en las redes, en el sentido de poder observar la intervención de un fact checker como Chequeado en el marco del debate de las elecciones presidenciales de 2019. Queríamos saber qué respuesta generaba en los usuarios no solamente la circulación de esa desinformación sino la intervención de un organismo que corrige, y lográbamos ver que la intervención de un chequeador en una desinformación surgida en el marco de un debate presidencial era efectiva y lograba desactivar la desinformación porque había muchos conectados y estaba la posibilidad de intervenir desde el chequeo inmediatamente, y eso era un efecto positivo para poder desactivar una desinformación. 

Desde el rol de la investigación, ¿nuestra época implica un acercamiento entre las ciencias sociales y la computación para el análisis discursivo y de datos, en un contexto de plataformización y los debates sobre su regulación?

 Sí. Estamos en un contexto de plataformización y de inteligencia artificial también, donde parece que hubiera muchos frentes de alarma. Efectivamente está habiendo múltiples convergencias de disciplinas; no es posible seguir pensando en disciplinas como compartimentos estancos. Hace tiempo que no es posible pensarlo en esos términos. Es muy probable que la comunicación, la política y la computación están convergiendo cada vez más para retroalimentarse y tener mayor sinergia desde estas disciplinas en el estudio de distintos casos, pero creo que hay que tener cuidado, permanentemente mantener el análisis crítico y reflexivo alrededor de todos los objetos que uno estudia, y es central eso, más allá de cualquier tipo de convergencia. Que las disciplinas y las premisas que promueven las distintas líneas de pensamiento no se vuelvan autoritarias y que la capacidad reflexiva de la investigación se someta a esas directrices, para siempre mantener ese espíritu crítico como espíritu de resistencia. 

Otra Internet es posible

Otra Internet es posible

Soldati Conectada es una red de Internet comunitaria que busca escapar de la lógica de explotación comercial y crear un modelo donde los vecinos se apropien del uso de la tecnología.

En el libro Los desconectados, Natalia Vinelli y Mariano Suárez reúnen diversas experiencias que promueven la reflexión crítica sobre las políticas públicas para garantizar el acceso a Internet en zonas rurales y en barrios populares. Los casos presentados comparten la concepción de la conectividad entendida desde una perspectiva de integración sociourbana, como un servicio esencial que garantiza el acceso a otros derechos y por lo tanto contribuye a mejorar la calidad de vida de las comunidades.

Nicolás Petrungaro y Marina Rupar relatan la creación del proyecto Soldati Conectada, una red de Internet comunitaria de fibra óptica que provee de conexión al barrio Villa Soldati, ubicado en la Comuna 8 de la Ciudad de Buenos Aires. Soldati Conectada surgió como una respuesta a las desigualdades que la pandemia sacó a la luz. Según el censo de 2022, esta comuna es la que menor acceso a Internet tiene, con una diferencia de 10 puntos respecto a otras zonas de la capital. En el contexto del aislamiento, el acceso a Internet demostró ser clave para garantizar otros derechos como la educación.

La red se consolidó gracias al Programa para el Desarrollo de Infraestructura para Internet destinado a villas y asentamientos inscriptos en el Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (Renabap) de Enacom, aprobado en la Resolución Nº 726/20, que les permitió mejorar la infraestructura mediante el tendido de fibra óptica.

Petrungaro es quien diseñó la red Soldati Conectada, a partir de la militancia en la agrupación El Hormiguero, desde donde coordinó diversos proyectos de comunicación comunitaria como la radio FM Soldati, que actualmente funciona en el barrio mediante la participación de los vecinos. “El proyecto surge por la necesidad de tener una voz propia del barrio ante la concentración mediática y las notas periodísticas que siempre utilizan un mismo tono negativo para referirse al sur de la Ciudad. Queríamos contar que acá también pasan cosas buenas y darle voz a los vecinos”, reflexionó.

Soldati Conectada cuenta con once trabajadores, que recorren día a día los barrios Fátima y Los Pinos con el objetivo de brindar un servicio de Internet de calidad a los vecinos. Tal es Florencia Arancibia, tiene 28 años y trabaja en el proyecto como coordinadora de mantenimiento y de instalación. Adquirió el título de empalmadora de fibra óptica a partir de las capacitaciones que realizó junto a sus compañeros: “Arranqué de cero. Yo no sabía nada de Internet. Además, hay un tabú al ser mujer y dedicarmr a esto: es un trabajo muy masculinizado. Cuando empecé el curso éramos cinco o seis mujeres y yo fui la única que lo terminó. Insisto en que más mujeres se puedan integrar. Me dicen que ‘los chicos’, que ‘la casa’, pero yo quiero demostrar que es posible”.

Desde Soldati Conectada se refieren a quienes forman parte de la red como “socios” y no como clientes, buscando escapar a la lógica comercial propia de los proveedores de Internet de las grandes empresas, entendiendo el acceso al Internet como un derecho. Actualmente, el proyecto cuenta con 150 socios y múltiples puntos de encuentro donde se puede acceder a Internet como comedores, escuelas y paradas de transporte público, como las del premetro que circula por los barrios. 

“Nosotros lo que proponemos es contraponer al modelo de proveedor-cliente que es el típico que conocemos, un modelo comunitario donde la propia comunidad es la que gestiona su servicio. De esta manera, no se genera un rédito económico para una empresa en particular -afirmó Petrungaro- . El aporte que se realiza sirve para sostener y financiar la red, al mismo tiempo que ese aporte vuelve a la comunidad en forma de un servicio de calidad, como también de  talleres y formación que permiten apropiarse de  la tecnología”.

Cristian Coronel, vecino del barrio, compartió con ANCCOM cómo impactó la llegada de Soldati Conectado. Recordó los tiempos de pandemia y el alto costo del servicio de datos móviles para poder garantizar la escolaridad de su hija de 7 años. Ahora, es socio de la red y colabora como electricista con su construcción. Con el modelo comunitario se establece una relación de cercanía mediante la apropiación de la tecnología y se genera una construcción colectiva.

“Mediante lo comunitario, buscamos contraponer un modelo al oligopólico que domina en Argentina, conformado por grandes empresas proveedoras de telefonía, de televisión, de cable y de grandes multimedios y acercar el servicio a los lugares donde este modelo no llega por no considerarlo redituable, como son los barrios populares en centros urbanos o zonas rurales”, concluyó Petrungaro.

Prohibido usar Tik Tok

Prohibido usar Tik Tok

El Estado de Montana, en EE.UU., prohibirá el uso de TikTok en 2024 por cuestiones de seguridad nacional. La empresa china Byte Dance, propietaria de la red social, presentó cargos contra el Congreso el pasado mes de mayo. ¿Es posible prohibir el uso de una app? ¿Qué pasa con el derecho a la libertad de expresión?

El gobernador republicano Greg Gianforte decidió prohibir Tik Tok en todo el estado de Montana. El proyecto de ley fue aprobado por el Congreso de ese Estado en el mes de abril. Si bien la medida resulta drástica, llega luego de muchas discusiones y amenazas que comenzaron durante la presidencia de Donal Trump. La idea retomó fuerza en 2022, ya durante el gobierno de Joe Biden, al establecer que los trabajadores del Estado no tengan permiso para descargar la aplicación. La medida fue replicada en países como Canadá y Dinamarca en febrero de este año.

La normativa es ahora más drástica y alcanza a toda la población de Montana cuyo congreso estatal determinó que a partir de 2024 Tik Tok deberá ser borrada de las tiendas de aplicaciones para que ningún ciudadano pueda utilizarla. Quienes no respeten la normativa deberán pagar multas de hasta 10.000 dólares.

Hipocresía

 

El argumento para la prohibición se basa en que los datos acumulados por la aplicación pueden usarse para realizar “espionaje”. De hecho, como explica el gobernador de Montana, la ley propone prohibir “cualquier aplicación que proporcione información o datos personales a adversarios extranjeros”. Frente a la acusación, el pasado mes de mayo la empresa china Byte Dance presentó cargos y criticó fuertemente las medidas regulatorias del Estado republicano.

Sobre la disputa por el liderazgo tecnológico entre China y Estados Unidos, el Doctor en Comunicación Martin Becerra explica: “Ambas superpotencias dedican enormes recursos a controlar y aprovechar las ventajas tecnológicas propias y, también, a limitar el desarrollo del adversario”.

Desde que salió al mercado, Tik Tok no paró de crecer. Posee un alto nivel de influencia y masividad entre adolescentes y niños. El pasado mes de abril ya contaba con 116,5 millones de usuarios activos que comparten con la red social información sensible como la geolocalización. Este tipo de datos, así como gustos o intereses de los usuarios, son una herramienta poderosa para analizar el comportamiento de las personas, sus intereses y evaluar qué tipo de mensajes tienen más posibilidades de influir en su comportamiento.

Becerra, quien también es investigador del CONICET, sintetiza: “Esto enciende las alarmas del gobierno estadounidense, que no tiene, hasta el momento, un plan de acción claro”.

Natalia Zuazo, periodista especializada en política y tecnologías, confirma que existen investigaciones que desmienten que una supuesta filtración de datos esté afectando a los ciudadanos estadounidenses: “Esto fue investigado por Ranking Digital Rights, que es una organización norteamericana que hace mucho tiempo iestudia estas cuestiones y la respuesta es negativa respecto de las aplicaciones chinas, específicamente de TikTok”. Sin embargo, la directora de Salto Agencia aclara: “Por otro lado, hemos tenido casos de aplicaciones norteamericanas que acumularon datos de los ciudadanos y que eran usados por terceros, ya fuera por gobiernos o compañías privadas”. Un ejemplo es el emblemático escándalo del uso de datos obtenidos de Facebook por parte de Cambridge Analytica y que fueron utilizados para dirigir mensajes específicos a los ciudadanos durante la campaña electoral de Donald Trump en 2016.

Ambos especialistas coinciden en que bloquear una app puede tener consecuencias para las empresas estadounidenses ya que las “medidas de seguridad” que argumentan son las mismas que podría dar cualquier otro país respecto de las redes sociales estadounidenses.

Geopolítica

 Pero no es una cuestión simbólica la única que caracteriza este conflicto; también se presentan dificultades técnicas que amparan la violación de un derecho universal. Rodrigo Iglesias, abogado especializado en cuestiones informáticas, habló con ANCCOM sobre la dificultad para prohibir una aplicación en un solo Estado: “Es tapar el sol con la mano: uno puede utilizar una VPN y saltear fácilmente el bloqueo de cualquier aplicación o restricción por país que se implemente en cualquier lugar del mundo. Por lo tanto, la eficacia normativa y la multa a aplicar son casi abstractas”. Iglesias también agrega que ante todo se necesita de un proceso judicial que compruebe el delito: “Es necesario confirmar un delito o violación sobre la entrega y posterior venta de los datos personales que obtiene TikTok, es decir, el incumplimiento en el contrato que firma el usuario”.

En el estado de Montana, ya se dio inicio a varias denuncias de usuarios que no están de acuerdo con la implementación. Diego Rossi, profesor y especialista en políticas de la comunicación, específica que en estos casos las cuestiones geopolíticas parecen superar las garantías democráticas, que vulneran todo un esquema de derechos: “Esto no es la primera vez que sucede, las democracias occidentales con sistemas políticos más o menos liberales toman medidas que para otras situaciones uno consideraría totalmente arbitrarias, que contradicen otros derechos, como el derecho a la libertad de expresión, el derecho al libre comercio o los derechos políticos de compartir ideas”.

En este caso, el desarrollo avanzado de China en cuanto a tecnologías de la información y la comunicación ya es innegable. Es la única que no comparte con el resto del mundo el uso masivo de las aplicaciones de empresas norteamericanas. Al respecto, la actitud de los republicanos, reflexiona Rossi, parece tener como objetivo la creación de un enemigo externo: “En el plano de decisiones políticas, generar un enemigo externo tiene varios condimentos. Se le pone el condimento del autoritarismo político, pero básicamente es una tensión geopolítica y comercial”, sintetiza el especialista.

¿Influye en Argentina?

Si bien Argentina no está involucrada en este conflicto internacional, la prohibición invita a pensar en el rol de las empresas supranacionales en nuestro país: “Para nosotros, como latinoamericanos, que la empresa resida en China o en algún país de la Unión Europea o en Estados Unidos, no nos garantiza el cumplimiento de los estándares que creemos necesarios. Por eso el debate es mucho más amplio y por eso hay proyectos de ley y visiones distintas sobre estos aspectos”, explica Diego Rossi, quien también menciona el severo problema que existe en lograr que estos operadores se inscriban, tributen o respeten a las audiencias y a la libertad de expresión.

Por este motivo, es importante que países como el nuestro continúen debatiendo diferentes políticas que involucren derechos y regulaciones sobre la soberanía de datos. “Es muy importante mantener estructuradas esas políticas desde nuestro país, porque entonces cualquier intromisión o cualquier pelea externa la podés encarar desde un lugar muchísimo más soberano porque tenés tus políticas y no dependes de las otras”, explica Natalia Zuazo, quien destacó el nuevo proyecto para reformar la ley nacional de datos personales, presentado hace un mes, y el proyecto de la reforma de la ley de ciberseguridad.

Si bien las medidas que tomó el estado de Montana no se consideran viables, el auge de plataformas y aplicaciones provenientes de empresas privadas deja un mar de dudas a los países que no tienen jurisdicción sobre las compañías que las llevan a cada rincón del planeta y que deben contar con medidas regulatorias. Mientras las aplicaciones, como Tik Tok, no dejan de crecer, complejizan desde lo cotidiano hasta los conflictos políticos internacionales que atraviesan los derechos humanos.

 

 

 

 

 

 

 

«No compremos perlas truchas sin chistar»

«No compremos perlas truchas sin chistar»

“Te aseguro que a los medios concentrados los arruino, chau pauta, chau exenciones impositivas”, dijo Juan Grabois en una rueda de prensa de medios comunitarios, alternativos y universitarios. En la recta final de la campaña el precandidato a la presidencia de Unión por la Patria aseveró que, de perder la interna, apoyará a Sergio Massa, aunque no sería ministro de un eventual gobierno.

En la última semana de su campaña de las Primarias Abiertas para Presidente de la Nación, el precandidato de Unión por la Patria Juan Grabois se presentó en una rueda de prensa para medios populares, alternativos y universitarios en Barricada TV. “Para caretas ya están los demás”, dijo el abogado y activista social, que respondió todas las preguntas y, tras citar una canción del Indio Solari, se declaró ricotero. A continuación, tramos salientes del intercambio con los periodistas que participaron de la conferencia.

 Dentro de un programa de gobierno, ¿qué cosas se pueden implementar para que quienes hacemos comunicación comunitaria estemos en espacios de definiciones políticas y de contribuición a la causa popular?

Nosotros predicamos y practicamos que la gente que tiene un fuerte lugar de decisión es está embebida en la temática por su experiencia vital, no únicamente por conocimientos académicos. Promovemos una cartonera diputada y también una cartonera directora de reciclado o una villera para que dirija la organización de los barrios populares. Tenemos esa concepción doctrinaria de que sólo el pueblo salva al pueblo. En relación a los recursos que se destinan, no sé cuánto va a ir para los medios comunitarios, pero para los medios concentrados te aseguro que los arruino, chau pauta y chau extensiones impositivas. Los medios están exentos de IVA, no van a seguir recibiendo guita del Estado. Efectivamente creo que debe haber un sistema de pauta; primero que aplique un criterio de discriminación inversa, más para el más débil; segundo que sea transparente, porque se utiliza de una manera que no es ética; y tercero, yo soy muy crítico de nuestro propio movimiento de economía popular, entonces aparece el dilema sobre cuál es la función de los medios comunitarios. Si ser un canal de comunicación masiva que dispute sentido, si ser un espacio de apertura local de la consciencia y acceso al trabajo y a la formación en medios audiovisuales. Los medios comunitarios son trincheras de resistencia social que construyen a partir del acceso que tienen un montón de pibes a un mundo desconocido que es el de manejar una consola, agarrar un micrófono. Si el conjunto de los medios comunitarios va a construir una contrahegemonía comunicacional, no lo sé; y tampoco me desvela, porque tampoco creo que la economía popular tenga que competir en términos de productividad con el sector privado capitalizado. Creo que su productividad es alternativa y creo que hay una mitología gorila, meritocrática, de que todos tenemos que tener el impacto del grupo Clarín. Y si todos tuviéramos ese impacto seríamos una máquina de manipulación, porque para tener ese impacto hay que manipular, construir formas adictivas como las redes sociales.

 ¿La radicalidad de tus propuestas podrían jugarte en contra? ¿Te ves como un candidato fuerte para las próximas elecciones?

Si no hiciera las propuestas que hago sería un mentiroso, porque son las cosas en las que creo. Quiero que si la gente nos vota lo haga por nuestras convicciones e ideas y no porque la careteamos mejor; porque además para caretas ya están los demás, y les sale bárbaro. En relación a la candidatura digo lo que siento, esto lo digo y lo hago; hay cosas de las que estoy seguro, como de que no voy a ser ministro de Massa, y de que si gana Massa las PASO lo vamos a apoyar. Si a nosotros nos va muy bien, sí creo que quedará un piso armado; y si nos va muy mal lo que me corresponde es decir «che a la gente no le caí muy simpático, no le gustó la forma en que yo transmitía, busquemos otro compañero o compañera». Del resultado de esta elección depende para mí la interna, cómo queda la relación de fuerzas dentro de Unión por la Patria, porque si nos va muy mal va a quedar todo corrido para la derecha; y también depende de la construcción de un liderazgo para el futuro. Vi tanta gente que arruinó organizaciones y grupos queriendo siempre estar, con pésimos resultados… Yo voy a tratar de no reincidir en ese rol que siempre critiqué.

¿Qué valoración haces de la Ley de Equidad de Género en los medios? Y en relación a la libertad de expresión, ¿qué posición tenés sobre los discursos violentos y de odio?

Salvo en los medios comunitarios, la primera vez que vi en un medio público, en un medio grande, a una mujer con una cámara, fue en la TV Pública. Me dijeron que fue una lucha ganada por SiPreBa para que haya mujeres con cámaras. Yo creo que hay que avanzar con eso y también creo en los sistemas de cupos, siempre creí que tiene que haber un cupo para personas que viven en barrios populares, pueblos originarios, personas con discapacidad, etc, porque hay siempre un corte de clase que queda afuera, ahí sí banco fuerte. Con respecto a los discursos de odio no tengo una posición tan firme porque lo que tengo claro es que están mal en torno a las discriminación de grupos que tienen vulneraciones específicas, nacionalidad, clase; pero en términos de política, salvo que sea una amenaza directa contra la integridad física de una persona, creo que hay que bancársela; si es contra un dirigente político.

 Hay algo que aparece mucho en tu campaña, una minoría intensa que te acompaña. ¿Cuál es el mandato para esa minoría y cuáles son las tareas que se vienen en la nueva etapa de Argentina?

Es difícil contestar si no podemos caracterizar la etapa y el resultado electoral va a tener una incidencia fuerte en esa caracterización. Una etapa gobernada por Bullrich es distinta a una gobernada por Massa. Creo que la tarea fundamental de la militancia popular desde hace años es unir a los sectores excluidos. La prioridad es levantar la bandera de los que están socialmente excluidos, de los más empobrecidos y por otro lado, la prioridad es, hoy estoy un poco ricotero, no comprar perlas truchas sin chistar como dice la canción. Comprala, ¡pero chistá! Porque si no estamos en una especie de narrativa disociada, entregando y arrastrando todas las banderas, y prácticamente con una estrella roja en la boina.

Migrantes, comunicación y derechos

Migrantes, comunicación y derechos

La investigadora Wanda Fraiman publicó el libro «Derecho a la comunicación y migraciones: circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires». ¿Qué pasa cuando las radios comunitarias son comerciales?

 

La investigadora Wanda Fraiman publicó Derecho a la comunicación y migraciones: La circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires (IEALC-Editorial El Colectivo), un libro orientado hacia la indagación del ejercicio del derecho a la comunicación por parte de estos colectivos residentes en la Capital Federal, a través del estudio de la circulación informativa que tuvo lugar en las radios de esas comunidades durante el año 2014. La obra, disponible en formato ebook, fue elaborada en base a la investigación realizada para su tesis de Magíster en Investigación en Ciencias Sociales.

“Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información, como expresarse en y a través de los medios de comunicación”, dice Fraiman, quien además es docente e investigadora en Derecho a la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

 

¿Cómo surgió la idea de investigar sobre el derecho a la comunicación y las migraciones?

Mientras cursaba la Maestría reconsideré el proyecto de investigación original y cambié el enfoque; pasé de una tesis que trabajaba más sobre el discurso mediático vinculado a las migraciones, a lo que tuviera que ver con la circulación informativa, donde tienen mucha preponderancia las organizaciones y los medios pero también el Estado, que es el garante de los derechos. Años después, surgió la posibilidad, a través del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), de publicar el libro, presenté la propuesta y fue aceptada, luego fue un trabajo extenso de convertir la tesis a una publicación. Espero que no solo sea de lectura del campo académico sino general, destinada a hacer un diagnóstico de la circulación informativa vinculada a la comunidad de migrantes y así poder aportar desde mi rol a que haya un mejor desarrollo de la sociedad, más equidad y justicia y plantear algunas cuestiones que habría que modificar o ajustar para que sean mejor ejercidos los derechos; siempre basándonos en la idea de la información como un insumo primordial para el ejercicio de todos los derechos humanos.

 

¿Cómo fue esa búsqueda para llegar a estas tres colectividades en particular?

A partir de las estadísticas que nos proveían las fuentes oficiales que fueron el censo y los datos que procesa la Dirección Nacional de Migraciones, encontré que estas eran las tres comunidades que tenían mayor preponderancia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el lapso que hice la investigación que fue el año 2014. También me pareció importante hacer dialogar los medios de esas comunidades con las organizaciones que nuclean a estas comunidades de migrantes.

¿Cuánto tiempo tardó toda la investigación, y cuánto fue el proceso de escritura? ¿Fue en paralelo o la escritura fue después?

En el marco de la investigación académica se aconseja analizar los datos de manera retrospectiva, porque sincrónicamente pueden estarse modificando; si bien la investigación la hice en 2014, durante el año 2015 y 2016 estuve analizando los datos -que sería tanto lo trabajado con los medios de comunicación de las comunidades migrantes, como lo hablado con los y las líderes de las organizaciones- que había relevado para hacerlos dialogar con la bibliografía  y el marco teórico.

 

Dentro de todo el proceso de investigación, ¿hubo algún descubrimiento que le sorprendió, algo que no se esperaba encontrar?

Lo más llamativo fue encontrar la forma en que estas comunidades llamaban a estas radios “comunitarias”, puesto que no coincidía con la noción de “libro”. En el acuerdo internacional se denomina a las radios comunitarias a aquellas que son gestionadas por la comunidad;  entonces me di cuenta que esa manera de llamarle no solo era un problema de denominación, sino que también generaba un sentido que no era el esperado, ya que eran radios comerciales, con objetivos comerciales, con una organización comercial y una toma de decisiones comercial. En el marco académico, el sentido que genera el término al interior de las comunidades no se corresponde con el que se plantea en el acuerdo internacional;  la lógica de la radio comunitaria es trabajar para el desarrollo de las comunidades en las cuales se inserta y esto no era lo que sucedía.

¿Por qué tomó las radios como unidades de estudio?

Trabajé con medios radiofónicos porque me pareció que era interesante en el alcance y en la posibilidad de acceso que tenían muchos trabajadores y trabajadoras mientras llevaban a cabo sus tareas. En muchas de las zonas en donde trabajan las comunidades migrantes están puestas las radios -en los talleres, en los comercios, en las fábricas- y me pareció que eran de acceso cotidiano, algo que no sucede con la prensa escrita.

 

¿Qué problema representa para las comunidades migrantes no contar con medios de comunicación no comerciales?

La importancia de la información como un bien en sí mismo, pero además, como una condición para el ejercicio de otros derechos, nos hace dar cuenta que es necesario que circule entre y al interior de las comunidades la información necesaria para ejercer sus derechos. Si encontramos que no existen medios propios de las comunidades -medios comunitarios- ni medios comerciales que tengan como objetivo acercar esa información, finalmente el diagnóstico lo que nos arroja es que hay falta de información en el marco de las comunidades migrantes para que las personas ejerzan sus derechos. Es necesario que existan radios comunitarias tanto para el desarrollo de cada una de las comunidades a nivel colectivo, pero además, a nivel individual para que se pueda ejercer los derechos cotidianamente.

 

¿Hubo una mayor xenofobia en materia de regulación de derechos para la migración regional en comparación con el proceso experimentado por la migración transatlántica?

Sí, de hecho cuando se reformó la Constitución en el año 1994 no se quitó el artículo que recibía con beneplácito a las migraciones europeas, así que en términos normativos sigue existiendo ese enfoque. A nivel social, tanto lo que dice la literatura académica como los líderes migrantes en las entrevistas, es que es sobre todo en los momentos críticos, aquellos que ponen en jaque la tranquilidad social o la sociedad en general, que se vuelve a remitir a ese discurso xenófobo de echar culpas sobre algunos fenómenos vinculados al trabajo, la salud, la economía, etcétera.

 

¿Hace falta un mayor conocimiento sobre qué es una radio comunitaria para que los migrantes las reconozcan como tales y sepan el rol importante qué cumplen?¿La vulneración de derechos de residencia y laborales pueden relevar a un segundo plano el derecho al acceso a la información para los migrantes?

Por un lado es necesario que conozcan los trámites y los pasos para tener una radio comunitaria, pero es importante primero que las comunidades migrantes se reconozcan como sujetos de derecho a la comunicación, como sujetos que tienen mucho para decir y que tienen necesidades en torno a la comunicación. No es algo simple gestionarlos en términos de recursos y conocimientos, porque tienen su complejidad y es necesario conocer esas herramientas. También urge que el Estado los reconozca como sujetos de la comunicación. Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información como expresarse en y a través de los medios de comunicación. En la urgencia que tienen las personas de resolver situaciones críticas, no podemos pedir una reflexividad sobre distintas dimensiones del problema que tienen, por ejemplo, el del acceso a la información. Por eso es importante que el Estado trabaje con los colectivos y con las organizaciones en el diagnóstico de cuál es la información que hace falta, cómo circula la información y también en cómo los medios hablan de los colectivos migrantes. El Estado escindido de las organizaciones no va a poder cumplir con la garantía de los derechos,

 

Una de las preguntas que se planteó al inicio de la investigación fue la de cómo se da la participación de los colectivos de migrantes en el espacio público. ¿Qué encontró como respuesta?

La definición que trabajo de ciudadanía comunicacional implica que para poder ejercer los derechos individuales y colectivos es necesario que se participe en las discusiones públicas. Con esto me refiero a las áreas de debate de los temas que hacen a nuestra vida cotidiana, cuestiones vinculadas al transporte, educación, economía y a todas las dimensiones de lo social. Cuanto menos puedan participar en los distintos temas en los debates públicos, más difícil va a ser que puedan hacer valer sus derechos individuales y colectivos.

 

¿Cuáles fueron las estrategias utilizadas para dar cuenta de la circulación informativa en y a través de los medios de comunicación de las comunidades?

Fue un trabajo arduo en términos de que la materialidad de lo radiofónico no es igual a cuando trabajamos con prensa escrita. En este caso era un desafío porque implicó tanto la escucha de los medios como visitas a los mismos, en los casos qué fue posible. También hablé con periodistas que no pertenecían a esos medios, pero que me hacían conocer como circulaba la información y cómo era el vínculo entre medios y organizaciones. Después implicó largas conversaciones con los líderes de las comunidades para conocer cuál era la relevancia de esos medios al interior de los colectivos y cuál era la relación en términos de circulación e información; fueron espacios que lejos de estar aislados los tenía que poner en vinculación, pero que eran absolutamente abstractos e inmateriales y eso fue todo un desafío ya que esas vinculaciones y puntos de relación los tenía que hacer yo, porque no estaban dados de por sí en una superficie discursiva.