Por Angie Tovar
Fotografía: Tina Brisky

La investigadora Wanda Fraiman publicó el libro «Derecho a la comunicación y migraciones: circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires». ¿Qué pasa cuando las radios comunitarias son comerciales?

 

La investigadora Wanda Fraiman publicó Derecho a la comunicación y migraciones: La circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires (IEALC-Editorial El Colectivo), un libro orientado hacia la indagación del ejercicio del derecho a la comunicación por parte de estos colectivos residentes en la Capital Federal, a través del estudio de la circulación informativa que tuvo lugar en las radios de esas comunidades durante el año 2014. La obra, disponible en formato ebook, fue elaborada en base a la investigación realizada para su tesis de Magíster en Investigación en Ciencias Sociales.

“Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información, como expresarse en y a través de los medios de comunicación”, dice Fraiman, quien además es docente e investigadora en Derecho a la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

 

¿Cómo surgió la idea de investigar sobre el derecho a la comunicación y las migraciones?

Mientras cursaba la Maestría reconsideré el proyecto de investigación original y cambié el enfoque; pasé de una tesis que trabajaba más sobre el discurso mediático vinculado a las migraciones, a lo que tuviera que ver con la circulación informativa, donde tienen mucha preponderancia las organizaciones y los medios pero también el Estado, que es el garante de los derechos. Años después, surgió la posibilidad, a través del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), de publicar el libro, presenté la propuesta y fue aceptada, luego fue un trabajo extenso de convertir la tesis a una publicación. Espero que no solo sea de lectura del campo académico sino general, destinada a hacer un diagnóstico de la circulación informativa vinculada a la comunidad de migrantes y así poder aportar desde mi rol a que haya un mejor desarrollo de la sociedad, más equidad y justicia y plantear algunas cuestiones que habría que modificar o ajustar para que sean mejor ejercidos los derechos; siempre basándonos en la idea de la información como un insumo primordial para el ejercicio de todos los derechos humanos.

 

¿Cómo fue esa búsqueda para llegar a estas tres colectividades en particular?

A partir de las estadísticas que nos proveían las fuentes oficiales que fueron el censo y los datos que procesa la Dirección Nacional de Migraciones, encontré que estas eran las tres comunidades que tenían mayor preponderancia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el lapso que hice la investigación que fue el año 2014. También me pareció importante hacer dialogar los medios de esas comunidades con las organizaciones que nuclean a estas comunidades de migrantes.

¿Cuánto tiempo tardó toda la investigación, y cuánto fue el proceso de escritura? ¿Fue en paralelo o la escritura fue después?

En el marco de la investigación académica se aconseja analizar los datos de manera retrospectiva, porque sincrónicamente pueden estarse modificando; si bien la investigación la hice en 2014, durante el año 2015 y 2016 estuve analizando los datos -que sería tanto lo trabajado con los medios de comunicación de las comunidades migrantes, como lo hablado con los y las líderes de las organizaciones- que había relevado para hacerlos dialogar con la bibliografía  y el marco teórico.

 

Dentro de todo el proceso de investigación, ¿hubo algún descubrimiento que le sorprendió, algo que no se esperaba encontrar?

Lo más llamativo fue encontrar la forma en que estas comunidades llamaban a estas radios “comunitarias”, puesto que no coincidía con la noción de “libro”. En el acuerdo internacional se denomina a las radios comunitarias a aquellas que son gestionadas por la comunidad;  entonces me di cuenta que esa manera de llamarle no solo era un problema de denominación, sino que también generaba un sentido que no era el esperado, ya que eran radios comerciales, con objetivos comerciales, con una organización comercial y una toma de decisiones comercial. En el marco académico, el sentido que genera el término al interior de las comunidades no se corresponde con el que se plantea en el acuerdo internacional;  la lógica de la radio comunitaria es trabajar para el desarrollo de las comunidades en las cuales se inserta y esto no era lo que sucedía.

¿Por qué tomó las radios como unidades de estudio?

Trabajé con medios radiofónicos porque me pareció que era interesante en el alcance y en la posibilidad de acceso que tenían muchos trabajadores y trabajadoras mientras llevaban a cabo sus tareas. En muchas de las zonas en donde trabajan las comunidades migrantes están puestas las radios -en los talleres, en los comercios, en las fábricas- y me pareció que eran de acceso cotidiano, algo que no sucede con la prensa escrita.

 

¿Qué problema representa para las comunidades migrantes no contar con medios de comunicación no comerciales?

La importancia de la información como un bien en sí mismo, pero además, como una condición para el ejercicio de otros derechos, nos hace dar cuenta que es necesario que circule entre y al interior de las comunidades la información necesaria para ejercer sus derechos. Si encontramos que no existen medios propios de las comunidades -medios comunitarios- ni medios comerciales que tengan como objetivo acercar esa información, finalmente el diagnóstico lo que nos arroja es que hay falta de información en el marco de las comunidades migrantes para que las personas ejerzan sus derechos. Es necesario que existan radios comunitarias tanto para el desarrollo de cada una de las comunidades a nivel colectivo, pero además, a nivel individual para que se pueda ejercer los derechos cotidianamente.

 

¿Hubo una mayor xenofobia en materia de regulación de derechos para la migración regional en comparación con el proceso experimentado por la migración transatlántica?

Sí, de hecho cuando se reformó la Constitución en el año 1994 no se quitó el artículo que recibía con beneplácito a las migraciones europeas, así que en términos normativos sigue existiendo ese enfoque. A nivel social, tanto lo que dice la literatura académica como los líderes migrantes en las entrevistas, es que es sobre todo en los momentos críticos, aquellos que ponen en jaque la tranquilidad social o la sociedad en general, que se vuelve a remitir a ese discurso xenófobo de echar culpas sobre algunos fenómenos vinculados al trabajo, la salud, la economía, etcétera.

 

¿Hace falta un mayor conocimiento sobre qué es una radio comunitaria para que los migrantes las reconozcan como tales y sepan el rol importante qué cumplen?¿La vulneración de derechos de residencia y laborales pueden relevar a un segundo plano el derecho al acceso a la información para los migrantes?

Por un lado es necesario que conozcan los trámites y los pasos para tener una radio comunitaria, pero es importante primero que las comunidades migrantes se reconozcan como sujetos de derecho a la comunicación, como sujetos que tienen mucho para decir y que tienen necesidades en torno a la comunicación. No es algo simple gestionarlos en términos de recursos y conocimientos, porque tienen su complejidad y es necesario conocer esas herramientas. También urge que el Estado los reconozca como sujetos de la comunicación. Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información como expresarse en y a través de los medios de comunicación. En la urgencia que tienen las personas de resolver situaciones críticas, no podemos pedir una reflexividad sobre distintas dimensiones del problema que tienen, por ejemplo, el del acceso a la información. Por eso es importante que el Estado trabaje con los colectivos y con las organizaciones en el diagnóstico de cuál es la información que hace falta, cómo circula la información y también en cómo los medios hablan de los colectivos migrantes. El Estado escindido de las organizaciones no va a poder cumplir con la garantía de los derechos,

 

Una de las preguntas que se planteó al inicio de la investigación fue la de cómo se da la participación de los colectivos de migrantes en el espacio público. ¿Qué encontró como respuesta?

La definición que trabajo de ciudadanía comunicacional implica que para poder ejercer los derechos individuales y colectivos es necesario que se participe en las discusiones públicas. Con esto me refiero a las áreas de debate de los temas que hacen a nuestra vida cotidiana, cuestiones vinculadas al transporte, educación, economía y a todas las dimensiones de lo social. Cuanto menos puedan participar en los distintos temas en los debates públicos, más difícil va a ser que puedan hacer valer sus derechos individuales y colectivos.

 

¿Cuáles fueron las estrategias utilizadas para dar cuenta de la circulación informativa en y a través de los medios de comunicación de las comunidades?

Fue un trabajo arduo en términos de que la materialidad de lo radiofónico no es igual a cuando trabajamos con prensa escrita. En este caso era un desafío porque implicó tanto la escucha de los medios como visitas a los mismos, en los casos qué fue posible. También hablé con periodistas que no pertenecían a esos medios, pero que me hacían conocer como circulaba la información y cómo era el vínculo entre medios y organizaciones. Después implicó largas conversaciones con los líderes de las comunidades para conocer cuál era la relevancia de esos medios al interior de los colectivos y cuál era la relación en términos de circulación e información; fueron espacios que lejos de estar aislados los tenía que poner en vinculación, pero que eran absolutamente abstractos e inmateriales y eso fue todo un desafío ya que esas vinculaciones y puntos de relación los tenía que hacer yo, porque no estaban dados de por sí en una superficie discursiva.