«Soy trans, ¿puedo jugar?»

«Soy trans, ¿puedo jugar?»

Deportistas, militantes y un endocrinólogo reflexionan sobre la odisea que resulta para las personas trans entrenar y competir con su género autopercibido. Leyes, reglamentos, discriminación, dosajes hormonales y la difícil transición hacia a la felicidad.

Jezzabelle Carranza, 43 años, tercera futbolista trans en debutar en la máxima categoría del fútbol argentino, comenta que a menudo le preguntan si acaso se da cuenta de todo lo que ha logrado. En los últimos años, y sobre todo a partir de 2012 -cuando se sancionó la Ley de Identidad de Género-, el debut profesional de cualquier deportista trans en el país se convirtió en noticia. Fútbol, tenis, hockey y atletismo, entre otras disciplinas, han recibido al colectivo LGBT con los brazos más o menos abiertos.

El secretario de Deportes de la Federación Argentina LGBT (FALGBT), Juan Pablo Morino,  afirma que la inclusión “depende de qué letra de la sigla LGBT seas”. “Siempre los gays, al ser hombres y mayoritariamente cisgénero, tienen cuentan con privilegios que las otras letras no tienen. Las personas trans son las que menos privilegios tienen, en particular las mujeres trans”.

Un informe realizado en 2021 por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ relevó 53 delitos (asesinatos, lesiones, violencia por inacción estructural), de los cuales un 76% fue sufrido por mujeres trans. En el deporte, las federaciones nacionales se atienen a los reglamentos importados de las federaciones internacionales, luego de que, justamente en 2021, el Comité Olímpico Internacional (COI) renunció a poner condiciones a la participación de personas trans en las competiciones de alto rendimiento.

 “En el ámbito deportivo es más notorio. Es muy clara la discriminación. Sobre todo sobre las mujeres trans. Suponen que la fuerza que tienen por haber nacido genital o culturalmente como hombres les da una ventaja”, sostiene Morino, quien en la esfera local se encarga de llevar adelante acciones para el colectivo, por ejemplo, el Torneo Nacional por la Inclusión.

“La sociedad argentina siempre fue inclusiva en comparación a otros países de la región”, opina Anna Scappini, la primera mujer trans en participar de una competencia de atletismo en el país. Anna llegó desde Paraguay, donde nació y creció, en busca de oportunidades y motivada por la Ley 26743 que le permitía ser con su género autopercibido. En relación a los reglamentos de las federaciones, destaca: “No creo que necesariamente las personas que los aplican sean homofóbicas o transfóbicas, pero hay normas que están desactualizadas. El atletismo es muy lento en ese sentido”.

Mía Fedra, primera tenista trans, que tuvo menos problemas en incorporarse al deporte, se refiere a los diez años de la ley: “Me cambió la vida. Hay muchas personas que se perciben diferente y necesitan ese cambio. Todo es un poco más justo, podés plasmar lo que percibís, integrarte en la sociedad. Fue el puntapié inicial para una serie de cambios a lo largo de los años que son paulatinos y que son súper lentos”.

Mía, como Anna y Jezzabelle, son parte de las más de 12 mil personas que rectificaron su género en el DNI a partir de la sanción de la ley. “Mi balance es positivo. Si bien la ley fue impulsada muchos años antes de su sanción, a partir de su aprobación motivó a seguir más fuerte la lucha. Sirvió para que el colectivo se una más y pueda levantar la voz contra las injusticias del Estado y la sociedad”, reflexiona Mía.

Jezzabelle, si bien hoy está cumpliendo sus sueños, en el pasado sufrió, y como ella, miles de personas que no encajaban en la norma cisgénero y heterosexual. “Si esto que está ocurriendo lo pudieran ver las personas que han pasado por mi camino que hoy están muertas, se les llenarían los ojos de lágrimas. Se ha sufrido tanto… El desprecio de la familia, el destierro del hogar, no poder estudiar, la burla, el trabajo de la noche, los clientes que te usan como si fueras un pedazo de carne. Vivir de noche, dormir de día. Es muy fuerte pensar lo que fue antes de la Ley de Identidad de Género”, confiesa.

El pasado 25 de marzo, la judoca y medallista olímpica Paula Pareto, en declaraciones al programa televisivo Flor de Equipo, dijo que se sentía “disminuida en condiciones” con las mujeres trans y proponía la creación de una tercera categoría para ellas. Al respecto, Juan Pablo Morino señala que eso sería, en realidad, una forma solapada de discriminación. “Es la salida fácil para no tratar el tema. Es un planteo parecido a lo que pasa en el Mundial de Qatar, que no se permiten banderas LGBT+ para evitar que otros hinchas tomen represalias con gente de la comunidad. No deja de ser discriminación”.

El debate se reaviva en deportes individuales. Mía Fedra defiende su participación en el circuito profesional de tenis: “No somos un hombre que se puso una peluca, se vistió de mujer y entró a competir. Todas tenemos un tratamiento hormonal donde disminuimos la masa muscular, entre otros cambios corporales. A mí me dicen que tengo más fuerza por ser trans. Pero para jugar al tenis, hacemos un trabajo técnico, táctico y psicológico, no solo físico”.

Acerca de los cambios corporales en la transición de hombre a mujer, Alberto Nagelberg, coordinador de Endocrinología del Grupo de atención de personas trans del Hospital Durand, precisa: “A partir del tratamiento con estrógenos y, en algunos casos, con antiandrógenos, lo que se observa es la feminización de la piel, disminución del vello, la voz no se modifica, aumenta la masa grasa y disminuye la masa magra y la fuerza muscular”.

“Lo razonable es que una mujer transgénero esté por lo menos entre uno y dos años recibiendo tratamiento feminizante para que no haya diferencias. Es un tema discutible. En un estudio que hicimos en 2020, vimos que mujeres trans sin haber recibido tratamiento tenían, desde el vamos, en promedio menor fuerza muscular y menor masa ósea que varones cisgénero. Podría aducirse, entonces, que una mujer trans, luego del tratamiento, tiene que cargar más peso con menos potencia física que, por ejemplo, una mujer cis que ha desarrollado espontáneamente un gran volumen óseo y masa muscular”, concluye Nagelberg, quien desde 2005 trabaja en tratamientos hormonales de reafirmación de género.

Jezzabelle, que debe probar ante la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) mediante estudios médicos tener menos de 10 nanogramos de testosterona por mililitro de sangre, introduce un matiz: “Me parece justo lo que implementa el COI siempre y cuando sea un deporte de competición, profesional. Más que nada en luchas de cuerpo a cuerpo, como el boxeo, eso hay que tratarlo con cuidado”.

Anna Scappini, que corre medio fondo, comenta que al principio entrenaba para bajar sus tiempos, no para ser la primera, pero esa situación fue cambiando con los años. “Cuando me encuentro corriendo, por ejemplo, con un grupo de 400 personas que una puede presumir son cis, tengo que demostrar que las trans también existimos. Por eso quiero llevar a la trans a la mejor posición posible, a la vista de todos”.

Mía Fedra, que dejó el tenis de joven y lo retomó profesionalmente con su género autopercibido, asegura: “No hay que pensar solamente en la competencia. Hay que impulsar el deporte recreacional, amateur. Se basa mucho en la alta competencia para justificar la exclusión y la discriminación, pero hay más gente trans que practica recreacionalmente que la gente que es profesional. El deporte es genial para la salud de las futuras generaciones”.

Jezzabelle Carranza, que debutó en primera el pasado 29 de abril en Deportivo Español, le deja un mensaje a las niñas, niños y adultos trans del mañana que, por distintos motivos, no pueden entrenar: “La lucha real de la existencia de cada individuo es personal y es interna. Cuando nosotras nos convencemos de que podemos, hasta el que nos critica y el que nos mata con la burla y la indiferencia, se sorprende. Convencernos de que podemos avanzar sobre un sueño es el paso más grande que podemos dar. Y no tenemos que olvidarnos de que existe un ser divino que siempre nos da la chance de estar cada día mejor. Yo creo que venimos de algún lugar y venimos a esta vida para ser felices”.

«Una ley de vanguardia en el mundo»

«Una ley de vanguardia en el mundo»

Organizaciones LGBTI+ de todo el país marcharon este domingo y realizaron un banderazo en las cercanías del Congreso de la Nación para celebrar el décimo aniversario de la aprobación de la Ley de Identidad de Género.

Organizada por el Frente Orgullo y Lucha, en la movilización participaron decenas de agrupaciones que luchan por la igualdad de género en diferentes provincias del país. Les activistas remarcaron que la sanción de la Ley de Identidad Género fue clave para la aprobación de otras iniciativas como el documento de identidad no binario y el cupo laboral travesti trans, conocido como la Ley “Diana Sacayan-Lohana Berkins”, de 2021.

Las organizaciones LGBTI+ destacaron que más 10.000 personas trans fueron reconocidas con el otorgamiento del DNI y, asimismo, que la normativa también benefició a las identidades feminizadas y masculinizadas.

La música, las banderas, los carteles y hasta alguna performance artística ambientaron la jornada. Muches de les activistas se abrazaban en la profundidad de la tarde. Además de reencontrarse, rememoraban aquellos días de lucha previos a la ley, teniendo claro que la gran mayoría siguen sufriendo la marginalidad social y son víctimas de violencia institucional.

Les más jóvenes se hicieron notar en la plaza, con sus carteles y efusivos cánticos relacionados con la lucha del colectivo LGBTI+. En medio de los festejos, Noemí, una militante trans, estaba conmovida. Ella, que durante muchos años trabajó en la prostitución y padeció los edictos policiales, en diálogo con ANCCOM, afirmó: “Esta ley me cambió la vida. Gracias a ella pude empezar mis estudios y sentir que comenzó mi vida en comunidad”, confesó emocionada.

El acto central incluyó la lectura colectiva de un documento en el que les militantes LGBTI+ subrayaron los cambios que se produjeron desde la promulgación de la norma. “Es una ley de vanguardia en el mundo que permite el reconocimiento de la identidad de género autopercibida en el Documento Nacional de Identidad a través de un trámite administrativo, donde lo único determinante para acceder al derecho es la expresión de la voluntad de cada persona, sin intervenciones judiciales ni médicas”, puntualizaron.

A la vez, sostuvieron que la normativa garantiza el derecho a la salud integral y el acceso gratuito a tratamientos hormonales y/o tecnologías médicas para construir la propia expresión de género. También recordaron los momentos dificiles, la represión de las fuerzas de seguridad, la discriminación de algunos sectores sociales y las enfermedades de las que son víctimas, al estar expuestas a un sistema de salud que les fue esquivo duranbte años.

“Muches fueron expulsadas de sus hogares a muy temprana edad, echades de las escuelas y a se les negó el acceso a la salud y al trabajo formal remunerado”, enfatizó con voz elevada Florencia Guimaraez en el fragmento que le tocó leer. El pasaje más emotivo fue cuando se evocó a las históricas y reconocidas militantes del colectivo travesti trans Diana Sacayan, Lohana Berkins y Mia Pia Baudraco. “¡Presentes, ahora y siempre! ¡Ahora y siempre! ¡Ahora y siempre!”.

Además, se reclamó por Tehuel de la Torre, el joven trans que desapareció en 2021 después de asistir a una entrevista de trabajo en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. “¡Justicia por Tehuel de la Torre! ¿Qué pasó con Tehuel? ¡Exigimos una respuesta urgente del Poder Judicial!”, pidieron.

Seguidamente, solicitaron “protección, asistencia y medidas de prevención de los travesticidios y la erradicación del travesticidio social” y “una profunda reforma judicial transfeminista, con una justicia sin prejuicios racistas, de género, ni de clase, para investigar y castigar los crímenes motivados por el odio a la libre expresión de las orientaciones sexuales e identidades de género no heterocisnormadas”. Y, por último, que en el Parlamento se debata una normativa de “reparación histórica de la violencia institucional por motivos de identidad de género”, exclamó Marcela Tobaldi, fundadora de la organización travesti trans “La Rosa Naranja”.

“Por nuestro derecho a una vida libre de violencias, al acceso al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda”, concluyó el documento y empezaron todes a cantar: “Lo dijo Lohana y Sacayán / al calabozo no volvemos nunca más».

Tras el acto, les participantes se dirigieron enfrente de las escalinatas del Congreso, sobre la avenida Entre Ríos, y allí realizaron un banderazo donde sobresalían los colores rosa y celeste, y una fotografía colectiva con un cartel que decía “Reparación”.

La lucha más inmediata es la reparación histórica -expresó Marcela Tiboldi entrevistada por ANCCOM-. Hay muchas personas travesti trans, mayores de 50, porque esa gente no puede trabajar, no puede hacer un recorrido, son personas desgastadas por la lucha, por el sistema y por el encarcelamiento”.

Los movimientos sociales conmemoraron el Día del Trabajador

Los movimientos sociales conmemoraron el Día del Trabajador

Las organizaciones populares se reunieron en el centro porteño. A pesar de respaldar al gobierno, no dejaron de manifestar sus reclamos.

Con un cielo despejado de nubes y un sol que entibiecía la tarde, la cumbia de Pablo Lescano se enrocaba con el grito desaforado que clamaba “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”. Trapos blanquicelestes, azules, negros, rojinegros, con los rostros de Evita y del Che. Banderas blancas, celestes, violetas, verdes. Paraguas con el dibujo de una América del Sur policromática. Los militantes sociales asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki también estaban presentes en los trapos. Flameaban, además, wiphalas y rostros cansados. Esa imagen resumía el comienzo del acto de los movimientos sociales por el Día de los Trabajadores, en 9 de Julio y Avenida de Mayo.

En el corazón de la marcha, las tacuaras parecían elevarse más altas que los edificios circundantes. UTEP, Corriente Clasista y Combativa, Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, Frente Popular Daría Santillán y Movimiento Nacional Campesino Indígena fueron algunas de las organizaciones presentes. Movimiento Libertad, Movimiento Aníbal Verón, Frente 22 de Agosto, Movimiento Trabajadores Organizados, Movimiento Villero, Corriente Pueblo Unido y el Movimiento Inclusión Popular desfilaban por las calles multicolor.

La Virgen y el Negrito Manuel sobre la tarima principal. Mates de mano en mano, botellas de agua, porciones de torta y sandwiches. Una marea de trabajadores y trabajadoras interminable ocupó la 9 de Julio, desde la avenida Independencia hasta la Avenida de Mayo. Brotaban del escenario las consignas, los reclamos, las causas y las aspiraciones, dichas por quienes hacen la locución del acto: “No falta trabajo. El trabajo lo hacemos siempre. Lo que faltan son derechos laborales”; “exigimos el derecho a trabajar, vivir y ser felices”; “reconocimiento político e institucional de la Economía Popular”; “por el derecho a la tierra, el techo y el trabajo”; “salario básico universal”; “conquistar el Buen Vivir”.

 

El otoño parecía diluirse y entre el humo, el canto, el bombo y la trompeta que caldeaban la jornada, algunos manifestantes buscaban reparo en plantas, gorras con visera o banderas. José, perteneciente a Misioneros de Francisco y emocionado por la enorme convocatoria, afirmó que el 1º de Mayo lo representa. “Es nuestro día; nacimos trabajadores y moriremos trabajadores. Es el día en que homenajeamos a quienes dieron la vida por nuestros derechos”, dijo.

En esta línea, Gildo Onorato, secretario gremial de la UTEP, pidió efusivamente desde el escenario celebrar esta fecha: “Siempre nos negaron nuestra identidad como clase trabajadora. Por eso celebramos, porque niegan nuestra existencia como trabajadores”. A su vez, exhortó a funcionarios y legisladores a “laburar con el oído en el territorio y así resolver los problemas reales”. Por último, anunció que esta jornada da inicio a un plan de lucha nacional para lograr la agenda que falta, porque “la democracia es plena solo con los trabajadores a la cabeza”.

Dando apertura al acto se entonaron las estrofas del Himno Nacional argentino. Continuado por el grito de “¡Patria sí, colonia no!”. Sucesivamente, se realizó un homenaje a Fredy Mariño, histórico dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), fallecido el pasado 2 de abril. Cada persona que tomó el micrófono se encargó de hacerlo presente, de hacerlo parte de la jornada de lucha: “Fredy, hermano, hoy tu pueblo te bendice”, dijo Esteban “Gringo” Castro, secretario de la UTEP, el primer sindicato conformado por movimientos sociales. Posteriormente, también se transmitió un saludo de Milagro Sala en el cual hacía el pedido expreso de “recuperar la Patria”.

 

Otro dirigente que tomó la palabra sobre el escenario fue Juan Carlos Alderete, diputado nacional y líder de la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Sostuvo que en cada 1º de Mayo “honramos a los mártires que dieron su vida por los derechos de la clase obrera”, y hoy, sobre todo, la marcha representa una “respuesta a la oligarquía, a la derecha reaccionaria, a los monopolios, a los del tractorazo, a los del Llao Llao. Hoy salimos a la calle reivindicando nuestros derechos y a pelear la agenda que queremos. Es un pedido al presidente de medidas para combatir la inflación. Los que la fugaron son responsables de la deuda y la tienen que pagar, no nosotros”.

Este testimonio se concatenó con la pregunta y el pedido vehemente de Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la UTEP y vocera del Frente Popular Darío Santillán : “¿Cuándo vamos a discutir la riqueza del uno por ciento de la población? Necesitamos que se avance en la discusión de un desarrollo humano. Y eso es trabajo de la UTEP. Tierra, techo y trabajo para todos y todas”. Este sentimiento también es compartido por Norma Morales, secretaria adjunta de la UTEP y dirigenta nacional de Barrios de Pie, quien con voz quebrada afirmó: “El pueblo nos necesita más que nunca. No podemos regalarle a la derecha nuestro pueblo”.

 

Cerrando la serie de oradores, Esteban Castro aprovechó para homenajear a todos los trabajadores de la Economía Popular que, desde los clubes de barrio, comedores, merenderos, centros culturales, entre otros, realizaron la “gesta patriótica que garantizó la vida durante la pandemia, demostrando qué es el amor al pueblo”. Por último, con mucho ímpetu insistió en recalcar que esta no es una marcha de apoyo y que presentaban y reclamaban la aprobación de la Ley General de Tierra, Techo y Trabajo. “Presentando esta ley, el día de hoy, estamos haciendo un aporte a la unidad de parte del movimiento obrero popular para que el Frente de Todos gane las elecciones y podamos seguir dando las discusiones que queremos dar”. Castro se retiró dándole un beso a la estatua de la virgen y persignándose.

Entre los aplausos de culminación, aferradas a un vallado, Vanesa, trabajadora estatal, y su pequeña hija Malena saludaban alegremente a familiares y compañeros que ocupaban la grada sobre el escenario. “En una fecha como hoy es necesario estar en la calles. Siempre trato de estar presente en estos días, siento que son días que nos fortalecen y dignifican como trabajadores. Hoy tenemos que estar más que nunca. Hace 20 años yo estaba cortando una ruta y nos planeamos ser trabajadores desocupados, veinte años después hablamos de trabajadores de la Economía Popular”, dice orgullosamente Vanesa.

Mientras las banderas eran plegadas, las militancias abandonaban serenamente la ancha avenida. A un costado del escenario se oía el ruido perdido de algún redoblante solitario y una bandada de jóvenes se abalanzaba sobre Onorato, Castro, Fernando “Chino” Navarro y otros dirigentes para tomarse fotos. Sobre un cordón, un hombre formaba un asiento de cartones para una mujer que denotaba mucho cansancio. Luciano Álvarez, miembro del Movimiento Popular Los Pibes, describía felizmente la jornada como “única y hermosa, con miles de laburantes defendiendo y exigiendo derechos”.

30 años y ningún culpable

30 años y ningún culpable

Este jueves se cumplió un nuevo aniversario del atentado contra la Embajada de Israel en Argentina que dejó 22 muertos y más de 200 heridos.

A 30 años del atentado terrorista contra la Embajada de Israel, se realizó un acto conmemorativo  donde se ubicaba la delegación diplomática, en el cruce de las calles porteñas Arroyo y Suipacha. La jornada comenzó con un minuto de silencio y los himnos argentino e israelí. «Carlos Baldelomar Siles, presente. David Ben Rafael, presente…” recordaron los asistentes a cada uno de los veintidós fallecidos y acercaron ofrendas florales.

Durante la conmemoración, Martín Goldberg, exfuncionario de la Embajada y sobreviviente, rezó el kadish en nombre de los muertos y el Padre Rodrigo Valdez, de la parroquia Madre Admirable, también afectada por el ataque, oró pidiendo el fin de la violencia. Miri Ben Zeev fue otra de las oradoras, quien recordó a su marido Eli Ben Zeev, que murió por el ataque con solo 35 años. “Sobre Eli se derrumbaron cuatro pisos del edificio y sobre nosotros la vida”, dijo la mujer.

“Hoy es un día difícil para el Estado de Israel y para Argentina. Hace 30 años sabemos quiénes son los responsables del atentado: su nombre es Hezbollah y su apellido Irán” comenzó su discurso Galit Ronen, embajadora de Israel, y continuó exigiendo justicia y memoria: “Hace 30 años que esperamos justicia y tarda. Es casi tan silenciosa como aquel silencio feroz que siguió segundos posteriores a la explosión. Es nuestro deber como Estados democráticos mantener viva la memoria”, remarcó.

En representación del gobierno nacional estuvieron presentes los ministros de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, de Interior, Eduardo Wado de Pedro, de Defensa. Jorge Enrique Taiana y de Justicia, Martín Soria. Este último fue quien dio el discurso, ante la ausencia del presidente Alberto Fernández. Soria recordó los dos atentados terroristas ocurridos en este territorio argentino y apuntó contra el Poder Judicial: “En ambos casos el denominador común es el nulo avance de las causas judiciales, lo que genera dolorosa impunidad”. También se refirió a la gestión macrista, ante la mirada del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta, que estaba presente en el acto: “Hemos reactivado la Unidad Especial de Investigación del atentado a la AMIA que había sido desmantelada en 2018”. El funcionario nacional finalizó su discurso asegurando que “el Estado argentino está comprometido para lograr justicia que, aunque sea lenta, debe llegar necesariamente a la verdad”.

El cierre del acto estuvo en manos del viceprimer ministro israelí, Gideon Sa’ar, que denunció que “Irán atacará siempre que pueda”. Además, se refirió a la relación de su país con Argentina como la de  “dos pueblos unidos en memoria de las víctimas” y reconoció importantes decisiones como la incorporación del atentado a la AMIA dentro de los contenidos curriculares del sistema educativo y la creación en 2019 del Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de Terrorismo y su Financiamiento, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación.. “Como único Estado del pueblo judío no nos apartaremos del deber de defenderlo”, concluyó Sa’ar.