Una charla por la Paz

Una charla por la Paz

ANCCOM dialogó con activistas sobre las diferentes aristas del conflicto en Gaza. La charla reflexiona sobre la posibilidad de paz, la censura sobre aquellos que alzan la voz por el pueblo palestino y el nuevo rol de Estados Unidos tras la llegada de Trump al gobierno norteamericano.

“No other land”, una coproducción palestina–israelí que muestra el proceso de ocupación de Israel en Cisjordanía y que se hizo famosa por haber ganado el Oscar a mejor documental, muestra una relación totalmente fracturada y que parece imposible reparar. Al momento de realizar esta entrevista se supo que Hamdan Bilal, codirector de la película, había sido atacado por colonos israelíes y luego llevado por el ejército.

En ese contexto puntual y a un año y medio desde el ataque terrorista de Hamas a territorio israelí y los devastadores ataques posteriores, Anccom abrió una charla con dos integrantes del Comite Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Guido De Caria, miembro de Judios x Palestina, y Leticia Garziglia, del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), charlaron acerca del impacto de este documental, la situación actual del conflicto y la posibilidad de una convivencia pacífica entre Palestina e Israel.

¿Cuál es la situación actual en Palestina? ¿Hay posibilidad de paz?

Leticia Garziglia (LG): Hemos visto un genocidio intensificado en el último año y medio en la Franja de Gaza, mientras que en Cisjordania se han intensificado acciones de asesinatos, detenciones y ocupación de tierras. Ambos territorios están bajo ocupación israelí que, según consenso a nivel internacional, es un sistema de ocupación y apartheid.

¿Es imposible la convivencia pacífica?

LG: Es complejo porque el pueblo palestino viene siendo asesinado, torturado y desplazado desde hace casi ocho décadas y para que haya paz tiene que haber justicia que no sólo termine esta última fase del genocidio, que es el exterminio, pero donde también se garantice el derecho al retorno de todos los palestinos que fueron expulsados de su hogar.

Guido De Caria (GDC): No creo que pueda haber paz entre un Estado ocupante y uno ocupado. Puede haber una tregua o una capitulación, pero el concepto de paz implica iguales partes en iguales condiciones y no es el caso.

¿Qué porcentaje de los civiles dirían que quieren una convivencia pacífica?

GDC: Hay que ver qué significa convivencia pacífica para los israelíes porque puede ser volver a lo que era antes del 7 de octubre. Me parece que la paz se tendría que dar con un diálogo de igualdad entre las partes y mientras la población de ese Estado ocupante no se replantee su condición es complicado que se dé.

LG: La gran mayoría de la población israelí hace 3 años de servicio militar, en el que muchas veces los mandan a Cisjordania o a Gaza a matar palestinos. Antes de entender que existe un pueblo palestino que tiene derechos civiles como cualquier persona en el mundo, ellos aprenden a matar palestinos. Muchos de ellos quizás quieren la paz pero la quieren a costa de que los 2.3 millones de palestinos que viven en Gaza se vayan.

¿Cómo se puede explicar que un pueblo tan perseguido le haga este tipo de cosas a otro pueblo?

GDC: No hay aprendizaje en el horror. El horror solo embrutece a la humanidad. Plantear lo contrario es como decir que Auschwitz fue una universidad. Desde la lógica israelí ellos no están masacrando sino que se están defendiendo de un eventual genocidio que puede perpetrar Palestina de la mano de Hamas.

¿Qué impacto tuvo el documental en difundir la situación en Cisjordania? ¿Creen que logra representar adecuadamente los modos de resistencia de los palestinos?

LG: Yo creo que el mayor logro de la película es poder mostrar el sistema de apartheid que rige en Cisjordania, que es algo que no sale en los medios. En las redes sociales vemos escenas horribles todos los días de personas despedazadas por las bombas pero detrás hay una situación de ocupación que es muy clara y la película tiene la virtud de mostrarlo.

Hamdan Bilal, codirector de la película fue atacado por civiles israelíes y secuestrado por fuerzas israelíes ¿consideran esto como un acto de venganza por el documental?

GDC: Es un acto de venganza pero no es algo excepcional. Lo que muestra la película y lo que le pasó al director es una política cotidiana donde se ve el rol de los colonos y del Estado israel. Son civiles armados con asentamientos ilegales en la zona de Cisjordania los que hacen esto. Los palestinos sufren constantes agresiones por parte de los colonos y la lógica del Estado israelí es defender siempre al colono. Cualquier agresión que reciban es sancionada no sólo contra el palestino que la realizó, sino contra toda la población.

¿De qué otras maneras se censura a los palestinos y a aquellos que alcen la voz sobre la violencia ejercida por el ejército Israelí?

GDC: Una forma común de censura por parte de Israel es mostrar cualquier respuesta a la violencia de los colonos o de las fuerzas armadas israelíes como un acto terrorista que genera nuevas violencias.

LG: Tuvimos compañeros que quisieron entrar al país con una visión humanitaria y se les negó el acceso. Hay una censura clara.

¿Cómo les parece que se trata el tema en Argentina?

LG: Prácticamente no se habla de los palestinos, se habla de la guerra de Hamás contra Israel, equiparando una milicia con el ejército más grande del mundo. De esta manera se invisibiliza al pueblo palestino.

¿Cuál es el rol de Hamas en esta situación? ¿Su accionar no retroalimenta el conflicto y le da excusas a Israel?

GDC: Me parece que plantear que el accionar de Hamas es lo que lleva al genocidio en Gaza es alivianar la responsabilidad israelí. Desde mi perspectiva, la responsabilidad de lo que pase es cien por ciento de Israel que es el Estado que está ocupando ilegalmente el territorio desde hace más de 70 años. Cualquier respuesta que tome Palestina están subordinadas a su condición de pueblo oprimido.

LG: Personalmente intento no meterme en la política interna del pueblo palestino, pero considero que lo que realmente realimenta la situación es la permanente violación del derecho internacional por parte de Israel y el hecho de que no sufran ninguna consecuencia por ello. Cualquier intento de minimizar esas atrocidades buscando otros culpables es desviar el foco del problema principal.

La Universidad de Columbia, que el año pasado fue el epicentro de la movilización estudiantil contra el genocidio en Gaza, se ha plegado a las exigencias del presidente Donald Trump que incluye reformar sus normas sobre protestas y disciplina estudiantil: ¿Qué valor geopolítico tiene este suceso?

GDC: Estas medidas son defensivas frente a una avanzada de protestas que está habiendo en Estados Unidos de sectores estudiantiles, donde plantean un cambio de paradigma. Es una medida que intenta frenar algo que se le está volviendo incontrolable al gobierno de Estados Unidos. Esto implica un cambio cualitativo en las políticas estadounidenses en términos de represión de la protesta que se va a acentuar en los próximos años.

¿Podemos esperar mayor involucramiento de Estados Unidos en Gaza tras el cambio de gobierno?

LG: Claramente hay un cambio de política o una radicalización. Si bien el gobierno de Biden también defendía a Israel y nunca dejó de financiar el genocidio, este gobierno se propone una avanzada bastante más radical en sus políticas relacionadas con Palestina. Eso se puede ver en la propuesta del gobierno de Trump de mudar la Embajada Estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.

GDC: Hay como un sinceramiento de parte de Estados Unidos. El gobierno de Trump admite abiertamente que están a favor de la expulsión completa y la limpieza étnica en Gaza.

¿Qué es lo que los motivó a comprometerse en una causa que provoca tanto odio?

GDC: Yo vengo de una familia judía por parte de mi madre pero no sionista. También tenía una experiencia de militancia social con perspectiva de derechos humanos. Entonces, con un amigo se nos ocurrió ir a Palestina a través de los viajes de Birthright Israel-Argentina [BRIA], una organización de la colectividad judía. Ya estando ahí, compartir experiencias con palestinos en Cisjordania me movilizó a involucrarme. Al volver a Argentina seguí con ese compromiso y empecé a militar activamente en espacios de solidaridad con Palestina.

LG: Siempre me interesó la política internacional. Cuando empecé a aprender sobre lo que estaba ocurriendo en Palestina inmediatamente me conmovió muchísimo y mientras más averiguaba sobre las atrocidades que se cometían, menos podía creer que algo así esté sucediendo en pleno siglo XXI. La indignación sobre esas atrocidades fue lo que me movilizó a mí y a la mayoría de mis compañeros a comprometerse con esta causa.

 

«El poder y la estrategia tienen que estar en la gente»

«El poder y la estrategia tienen que estar en la gente»

A casi un mes de la represión que dejó hospitalizado y gravemente herido a Pablo Grillo, Mario Santucho describe el funcionamiento del colectivo Mapa de la policía, cuenta cómo identificaron al autor del disparo que lo lastimó al fotógrafo; y se aventura a pensar otros modos de organización para la transformación social.

Mario Santucho es periodista, escritor y editor de la Revista Crisis. Es, además, integrante de la red antirrepresiva conocida como el Mapa de la policía con el que se reconstruyó como el agente policial cabo primero de Gendarmería Nacional de apellido Guerrero, disparó de forma ilegal una granada de gas lacrimógeno contra la cabeza del fotógrafo Pablo Grillo, durante la marcha que convocaban los hinchas de fútbol y jubilados. Militante social y de derechos humanos, hijo de Mario Roberto Santucho, fundador y líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores y Ejército Revolucionario del Pueblo ( PRT-ERP) y de Liliana Marta Delfino, ambos desaparecidos por la última dictadura cívico militar. Todavía busca a su hermano o hermana nacida en cautiverio durante los años 1976 o 1977.

¿Cómo hicieron la reconstrucción del disparo que permitió saber quién fue el gendarme que le disparó al fotógrafo Pablo Grillo?

Este es un trabajo que venimos haciendo desde el Mapa de la Policía que es una especie de red antirrepresiva, de cuidados colectivos, de la cual participan varias organizaciones y personas sueltas, que surgió hace 3-4 años. Sobre todo, para generar una especie de plataforma de control social de las fuerzas de seguridad, particularmente, de la Policía de la Ciudad. A partir de diciembre del año 2023, cuando asume el gobierno de ultraderecha y empieza a haber una represión de la protesta muy fuerte que no se veía de una manera tan sistemática y tan agresiva desde hace mucho tiempo, el Mapa de la Policía decide crear un grupo específico que empezó a hacer esta reconstrucción con una técnica y una forma de trabajo que se llama arquitectura forense. Es una especie de práctica periodística de vanguardia que se hace en otras partes del mundo y que nosotros empezamos a hacerla acá. 

Consiste en organizarse para recolectar muchas imágenes sobre un evento y después con la herramientas informáticas reconstruir lo mejor posible lo sucedido en ese lugar. Eso lo venimos haciendo desde enero de 2024 y venimos perfeccionando el mecanismo cada vez que hay un evento importante como el del 12 de marzo. 

Nosotros hacemos coberturas colaborativas. Nos juntamos en un lugar cerca del congreso que nos prestan los compañeros y compañeras. Ahí convocamos a fotorreporteros, fotorreporteras y a gente que quiera participar de esa cobertura para registrar imágenes, organizarnos y dividirnos los lugares de la plaza. La idea es registrar cómo son los operativos policiales, no tanto como hacen los fotorreporteros habitualmente que es registrar la marcha, los compañeros y compañeras luchando gritando, bailando, sino más bien cubrir y registrar cómo se mueve la policía, cuántos son, dónde están, cómo se organizan, qué armas tienen, quiénes son los jefes y obviamente en los momentos en que hay represión, registrar lo mejor posible. 

Esto lo hicimos ese día, por eso ya cuando terminó la marcha y vimos lo que había pasado, rápidamente empezamos a recibir imágenes, a sistematizar, clasificar. Encontramos un vídeo, que en realidad nos manda un compañero que estaba cubriendo, en donde se ve el momento en el que le pegan el disparo. Ese fue el primer video que hicimos. Ahí trabajamos con un físico que se llama Rodolfo “Willy” Pregliasco, que se ha dedicado a ser perito en causas judiciales, específicamente con esta técnica de reconstrucción de acontecimientos en base a imágenes y que ya ha trabajado en varias causas como el 19 y 20 de diciembre del 2001 y la del 26 de junio del 2002 del Puente Pueyrredón.

Cada foto del video se descompone en 25 fotogramas. Él va fotograma por fotograma analizando y detectó en el siete u ocho fotograma diferentes momentos en que se veía el proyectil y la trayectoria. Fue el primer descubrimiento importante porque demostramos que habían tirado el proyectil de manera irregular, en vez de tirarlo para arriba en un ángulo de 45 grados. Después nos propusimos detectar quién había sido el que había disparado, sabiendo de dónde había salido el disparo por un humito que se veía en el video. Entonces buscamos otras imágenes, videos, fotos y ahí pudimos ver una imagen en la que se veía a la persona que disparó. Se sincronizan las fotografías, con los videos y el archivo de la imagen y de la metadata (que dice qué cámara lo sacó, en qué fecha y hora, y en qué lugar). En un video veíamos que quien había disparado tenía una ropa distinta a la del grupo. Obviamente buscamos cientos de imágenes de ese grupo del cual había salido el disparo. 

Con otras fotos detectamos quién era y en una de las fotos de alta resolución (nosotros trabajamos todo en alta) se veía la identificación. Hicimos zoom y ahí vimos el apellido y demás. Ese fue el segundo video que hicimos el fin de semana y lo publicamos el lunes.

¿Cómo participó la ciudadanía en esta reconstrucción?

Sobre todo, con el primer vídeo para mucha gente fue muy impactante y nosotros tratamos de transmitir que es un trabajo colectivo y ciudadano, que no era el trabajo de una persona o un grupo. Sino que era eso que nosotros llamamos inteligencia colectiva, comprometida, cooperando con muchos saberes, multidisciplinario. Eso para mí funcionó como una invitación. Incluso hubo gente que había estado ahí y se puso a hacer reconstrucciones ellos mismos y a buscar. 

Nosotros tenemos muchos insumos para hacer el trabajo. Unas son las fotos que sacan nuestros reporteros y reporteras que es importantísimo y es lo que nosotros más intentamos organizar porque ellos son los que están en primera línea. Ese es el insumo principal pero después es muy importante también las coberturas en vivo de los canales de televisión. El video que nos permitió ver quién era el gendarme que disparó a Pablo Grillo, era uno de un dron de Todo Noticias. Eso lo puede hacer cualquiera desde su casa agarrando las coberturas mirando y viendo en el momento y el lugar. Después están las imágenes que saca la gente con sus celulares y que mandan. Nosotros motivamos eso también. Hay toda una campaña pedagógica en el que cualquiera puede ser un productor de evidencia.  

Patricia Bullrich, después de la marcha del 12 de marzo, dijo que iba a prohibir el uso de drones. ¿Qué medidas tomaron a partir de esta declaración, desde el Mapa de la Policía para poder seguir registrando los episodios represivos? 

Para nosotros fue muy interesante porque te das cuenta en qué sentido estos contrapoderes desde abajo y de la sociedad ponen nerviosos a los poderes que intentan torpemente impedir nuestra construcción de verdad colectiva. Porque fue una clara reacción. Pero finalmente ellos no inhibieron los drones, no quiere decir que no lo vayan a hacer, pero en la marcha del 19 no lo hicieron, y nosotros sacamos una consigna que fue “Si no hay drones hay balcones”, y luego organizamos en diferentes balcones que dan a la plaza congreso para desde ahí filmar nosotros. Nos pusimos en distintos lugares y logramos cubrir incluso mejor que con los drones. La organización colectiva y sobre todo la capacidad de responder creativamente a las medidas represivas del poder, para mí es infinita. Creo que lo más importante de esto que hicimos fue crear esa capacidad colectiva y el desafío ahora es que sea irreversible. Nuestro desafío ahora es que cada hecho represivo nosotros lo vamos a reconstruir y lo vamos a denunciar y vamos a mostrar quién es y esto para mi va a impactar. De hecho, esta semana salió la indagatoria al policía que gaseó a la nena en una movilización de jubilados.

En este sentido ¿Qué resultados obtuvieron en la justicia con toda la información y evidencia que recabaron?

Este es el primer hecho que se indaga. Eso ya es interesante porque además es el agente que había sido ascendido por Patricia Bullrich. Entonces ahora la justicia lo va a indagar, es posible que lo impute y después habrá que ver. 

Eso es bien interesante porque hoy, más allá de que en la conducción de las fuerzas de seguridad haya básicamente personas que son neofascistas que van a estimular y a premiar la violencia estatal, la disputa es más a mediano plazo y a largo plazo y no solo a corto plazo. Creo que los efectivos y los agentes, ya no los mandos políticos, van a empezar a tener como cierto cálculo sobre el tema y de eso se trata en general para mí la lucha antirrepresiva. Se trata de demostrar que hay un poder social, que no permite cruzar ciertos umbrales de violencia estatal. 

Y concretamente la justicia, nosotros ahora a partir del 12 de marzo están habiendo más casos además del de Pablo Grillo como el de Jonathan, un pibe que le sacaron un ojo con una bala de goma. En cada uno de esos lugares, nosotros estamos aportando evidencias. Específicamente este trabajo de reconstrucción que nosotros pusimos AHORA y es el Archivo Histórico de la Represión Argentina, estamos reuniendo las imágenes y almacenándolas de una manera que sirva como evidencia para causas judiciales.

Y en líneas generales, ¿Cómo puede colaborar la ciudadanía al Mapa de la Policía? 

Hay muchas formas. Por un lado, el Mapa de la Policía tiene una parte fundamental que es la denuncia de casos de violencia policial. Es una página web que tiene un formulario de denuncia. El Mapa de la Policía promovió la figura del testigo o la testigo. Normalmente la violencia policial la denuncia la víctima, pero ese es un proceso complejo porque no es fácil que una víctima denuncie por todo lo que ya sabemos de la revictimización que implica la denuncia institucional. Entonces, cuando surgió el mapa y empezamos a decir que podés denunciarlo, mucha gente que por ahí pasaba y veía un caso de violencia policial, lo empezó a registrar y a ver que podía hacer algo. Cualquiera puede registrar con sus celulares lo que ve, ya sea un caso de violencia policial que nosotros le llamamos más de los habituales, de los que tienen que ver con la gente que ocupa la calle de una manera cotidiana, ya sea para trabajar, divertirse, para lo que sea y es reprimida. Vendedoras ambulantes, trabajadoras sexuales, migrantes, jóvenes. Cualquier caso de violencia policial que pasa en un barrio puede ser filmado y denunciado. Eso se visibiliza y ya visibilizarlo es una manera de denunciarlo.

El mapa es una red abierta ciudadana con lo cual es muy importante que participen. También hay muchas tareas para hacer, muchísimas. 

A su vez, esto nosotros lo estamos haciendo en Buenos Aires y nuestra idea es que se haga en todo el país. Ya hay un Mapa de la Policía en La Plata, está por salir el mapa de la policía en Córdoba y esto se tiene que hacer en todos lados. 

¿Crees que los mecanismo represivos de la policía están teniendo efecto sobre la población o se está perdiendo el miedo?

 Creo que estamos en un momento en el que hay tendencias contradictorias y que se está un poco definiendo qué va a pasar. Ha sido muy eficaz esta estrategia represiva para disciplinar a los de sectores más organizados. Por ejemplo, la CGT, los gremios en general, los estatales que salieron a defender a la gente que estaba despedida, los movimientos sociales que eran básicamente los organismos colectivos con más capacidad de movilización durante todo el siglo. Creo que a esos sujetos sí los han logrado, por ahora, disciplinar. En base al miedo y en base a que les han cortado la capacidad de movilización, porque son sujetos que históricamente estaban muy acostumbrados a movilizarse y lograr conquistas. Ahora no logran conquistas y además son reprimidos y no están acostumbradas a un nivel de violencia represiva como la que estamos viviendo. Durante todo este siglo no se había visto en Argentina. Sí en otros países de la región. Pero acá no. Entonces una, dos, tres marchas en donde van, nos reprimen salvajemente y encima no lográs cosas. Entonces la gente ya no moviliza, empieza el miedo. Creo que el año pasado hubo mucho eso. Pero este año es como si la gente aprendiera y empezara a haber formas de reacción frente a eso. Por ejemplo, la marcha LGBT Antifascista del primero de febrero que fue una reacción muy fuerte, eficaz, rápida y muy masiva, y que no hubo capacidad represiva. Hay algunos tipos de movilizaciones que descolocan a las fuerzas represivas, que las desbordan desde el inicio como la marcha universitaria.

Después el otro elemento clave fue el de los jubilados que no se atemorizan, que les dan y siguen, que tienen mucha valentía y que además es un ejemplo para los demás. La aparición de los hinchas ese 12 de marzo, fue también la aparición de un sujeto que no estaba en los planes y que tuvo mucha fuerza de resistencia y de capacidad de enfrentamiento. Te das cuenta que ahí hay capacidad de enfrentamiento, no tanto en las organizaciones. Es gente que se enfrenta a la policía en la cancha en los barrios que tienen una potencia mayor y se notó muchísimo. 

¿Es un quiebre en la democracia?

Sí, creo que hay un riesgo grande. Creo que ellos quisieran hacerlo, de hecho, están tratando de hacerlo con esto de la calle, es un ejemplo claro. 

Es posible que las elecciones de este año le vaya bien, pero cuando eso empieza a variar, no tengo dudas de que ellos pueden intentar una ruptura del orden constitucional como intentaron en Brasil la ultraderecha y no lograron. Pero yo creo que hay un elemento nuevo que es muy potente y es la aparición de un gobierno de ultraderecha también en Estados Unidos, el gobierno de Trump. Creo que eso puede ser un factor que anima tendencias autoritarias de parte de la ultraderecha. 

No creo que la ultraderecha tenga convicción democrática. Por lo tanto, sí pueden hacerlo lo van a hacer y esa es mi hipótesis.

Por supuesto que están los resortes democráticos de las sociedades, pero también hay factores como Estados Unidos que no es menor si está a favor o en contra de un golpe de Estado. En Bolivia sí lo apoyó cuando estaba Evo Morales. En Perú también lo apoyaron. En Brasil no. Hoy, yo creo que un golpe de estado en Argentina dado por Milei, Estados Unidos lo apoyaría muy probablemente. Entonces creo que es un aval también para ellos. Creo que tenemos que pensar en esa posibilidad y ante un desafío como este, que es lo que podríamos hacer y no reaccionar de manera, inmediata o escandalizados o sorprendidos.

¿Cómo viste las movilizaciones del 24 de marzo?

Hay dos cosas para destacar. Una es que, en muchos lugares, por ejemplo, Buenos Aires y Tucumán, se logró hacer una sola marcha que no me parece menor. Hacía 18-19 años que no se hacía y es un elemento de madurez en cierto modo. Lo otro que me pareció muy impactante fue la cantidad de gente que hubo. Más gente que el año pasado. Nosotros hicimos un cálculo y debe haber habido cerca de medio millón de personas acá en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país más de un millón de personas. 

Me parece que contribuye también a desarmar el miedo. Se puede salir y cuando somos muchos no hay represión. Yo diría, como déficit o espinita que me quedó clavada, es que eso fue un lunes y el miércoles 26 hubo una nueva marcha de jubilados que tuvo muy poca gente, después de lo que había pasado. Entonces creo que queda como desafío para esas grandes movilizaciones democráticas que tienen que ver con la memoria, cómo se ponen a disposición y pueden ser un insumo, una conciencia y una reserva democrática para los conflictos actuales. Eso me parece que es un gran desafío.

¿Cuáles son los desafíos que se vienen para la militancia?

A diferencia de otros momentos yo creo que hay una necesidad de recrear el pensamiento político emancipador y para eso una de las cosas fundamentales es romper con la idea de que la construcción de una estrategia política transformadora la tienen los partidos de vanguardia y los dirigentes. Eso para mí no va más. El poder y la estrategia tienen que estar en la gente, en la sociedad, en las organizaciones libres del pueblo, en los movimientos sociales. El motor es este. Tenemos que construir la capacidad social de crear comunidad, imaginación política múltiple en todo el país y en todos los ámbitos. Yo creo que, si hoy ganáramos el gobierno, no sabríamos qué hacer. Las formas fáciles como estatizar o el control obrero de la producción son todas consignas. Necesitamos un poder social, gente que conozca realmente cómo funciona, con imaginación, que genere ideas y fuerzas concretas.

También hay que reconstruir la capacidad utópica, el deseo de cambiar las cosas en serio. No podemos ser tan positivistas, tan conservadores. Lo que falta no es cambiar una coma o un cargo. No, lo que tiene que cambiar es enserio.

Yo creo que el desafío es ese: construir un sujeto colectivo popular, múltiple y fuerte, priorizando siempre lo estratégico y no lo táctico. A su vez, para mí hay que recuperar una radicalidad y una rebeldía mayor. 

Después el proceso va a ser muy interesante si lo logramos hacer, muy lindo y sino lo otro va a ser un garrón, seguir como estamos, defendiendo lo indefendible, teniendo los candidatos que tenemos. No solo es ineficaz, sino que es aburrido, triste.

«La comunicación es parte de la acción política»

«La comunicación es parte de la acción política»

La investigadora Natalia Aruguete desmenuza la construcción del discurso que realiza Javier Milei. ¿Qué estrategias utiliza para imponer agenda? ¿Por qué busca polarizar todo el tiempo? La afectividad política por sobre la racionalidad ideológica.

Natalia Aruguete es doctora en Ciencias Sociales, investigadora, periodista y docente. En esta entrevista analiza las estrategias comunicaciones de Javier Milei y La Libertad Avanza, de qué manera interpela a su electorado, cómo logra dominar la agenda y qué rol juegan en eso las redes sociales. 

 

¿Cómo observas la comunicación política de Javier Milei? 

Hay una estrategia comunicacional, una construcción discursiva, que está muy marcada por un “Ellos” asociado a la casta, a los privilegios de la política tradicional y un “Nosotros” que se identifica con el espacio liberal libertario, que es presentado por la comunicación gubernamental como el pueblo libre, los ciudadanos de bien, que de alguna forma buscan salir de la opresión estatal. En ese sentido, si bien es un relato que simplifica la complejidad de los acuerdos y desacuerdos entre sectores y comunidades, resulta muy efectivo para ese sector afín al gobierno porque genera una identificación entre esos sectores que de alguna forma el sistema, la democracia o las promesas de la democracia, los dejó afuera. En este tipo de discursividad juega un rol clave la polarización afectiva, no solo porque refuerza la identidad propia sino porque intensifica el rechazo y la desconfianza hacia aquellos con los que se confronta, percibiendolos como los responsables de la exclusión y del abuso de las prebendas del Estado. Si bien ello muchas veces convive con la polarización ideológica, en contextos como el actual esa dimensión afectiva suele tener una mayor fuerza, en tanto las emociones negativas hacia el otro grupo se ponen por encima de un debate más racional sobre políticas públicas. 

 

¿Desde qué estrategias interpela a sus votantes?

Milei intenta construir una identidad como la de ese ciudadano libre que se emancipa del Estado, concebido como una carga opresiva y corrupta. Ese tipo de identidad es fuertemente individualista, que hace una exaltación de la autonomía personal, del esfuerzo meritocrático y del rechazo a cualquier intermediación estatal. Eso interpela a las juventudes porque en algún punto coincide no solamente con sus experiencias laborales, también con sus experiencias comunicacionales, con las identificaciones que tienen con los influencers a los que siguen, es decir ahí hay algo que está también encausado por el entorno y por una cultura de época. Al mismo tiempo en este tipo de identidad la impronta emocional es muy potente, porque no se trata solo del emprendedor que progresa por mérito propio, sino que también es alguien que se rebela contra el abuso y los privilegios de la clase política. Esa dimensión afectiva implica también algo del combate, de la confrontación, con una carga cuasi épica en donde el ciudadano en algún punto protagoniza esa lucha por recuperar su libertad.

«Las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella.»

Natalia Aruguete

¿Cómo marca agenda el espacio liberal libertario?

La Libertad Avanza tiene una gran capacidad de instalar agenda en el nivel político, mediático y de la opinión pública. Los temas de los que se habla y alrededor de los cuales se discute son los que impone el gobierno y el principal protagonista es Javier Milei. Hay una búsqueda por instalar agenda que se ha logrado muy claramente. Milei impone el tema del día, por un lado, por las políticas que implementa y si no hay políticas que implementar, saca temas de la galera para identificar a determinados sectores con los cuales confrontar de forma espectacularizada, para instalar eso en la agenda de discusión alrededor de la cual se arman un sin fin de deliberaciones. Cada vez que Milei insulta a un dirigente, a un periodista, a una celebridad de la cultura o reaviva cualquier tipo de polémica, logra que todo el sistema político y mediático gire en torno a ese evento que él dispara y a su figura. Ahora, esa capacidad que tiene de instalar la agenda no se explica sólo por su actitud combativa, sino también por su estética política y comunicación disruptiva, es beligerante y en muchas ocasiones también es sumamente cruel y eso en algún punto rompe con cualquier tipo de código tradicional de la comunicación gubernamental. Sus intervenciones, tanto en redes sociales como en actos públicos, construyen una puesta en escena permanente que combina la transgresión verbal con el agravio personal y el desprecio abierto hacia cualquiera de sus adversarios que son construidos como enemigos a liquidar. Ese tono que llega a niveles extremos en ocasiones y que algunos interpretan como una demostración de autenticidad y valentía, en realidad lo que hace es reforzar su centralidad mediática y lo posiciona como el actor que dicta el ritmo y el contenido del debate público pero esa estrategia puede volverse en contra.

 

¿Qué rol juegan las redes sociales en el espacio libertario y cuánto afecta a la investidura presidencial que Milei sea un presidente twittero?

Por un lado, el espacio de las redes hoy es central. Las redes claramente no son una plataforma de discusión sino que son una arena de disputa del sentido común, porque no solamente amplifican discursos sino que moldean liderazgos y tensan dinámicas democráticas. En los últimos años en Argentina y en el mundo vemos que quienes tienen mayor dominio de esas lógicas digitales también ganan en esa capacidad de marcar la agenda. Ahora, las redes y centralmente la plataforma X, no sólo es una herramienta de comunicación sino que es un espacio donde Milei ejerce poder y construye identidad definiendo enemigos e imponiendo las propuestas del tipo programáticas que está queriendo forjar tanto a nivel gubernamental como parlamentario. Además, las redes son una forma de construcción de vínculos directos con sus seguidores, vínculos profundamente afectivos e identitarios porque dan a su base la sensación de cercanía al tiempo que reconfiguran el tiempo y el ritmo de la política. Por otro lado, cuando se producen eventos críticos se activan otros procesos, ya que distintos actores tanto políticos como sociales y mediáticos, se vuelcan a la arena pública para interpretar y disputar el sentido de ese evento, para darle un determinado significado. Ese despliegue contribuye a una amplificación del interés social, la gente se informa más sobre el tema, es por eso que estar muy arriba, en un nivel de tanta exposición y centralidad también tiene sus riesgos porque cualquier traspié puede afectarlo directamente y a gran escala. La intensidad con que se domina la conversación pública puede volverse en ciertos momentos en su contra, amplificando los costos políticos de esos errores o escándalos.

 

¿Qué consecuencias considerás que está dejando en la comunicación política la experiencia libertaria?

Me parece que pone de manifiesto un cambio cultural que excede a Milei y que es un cambio que vino para quedarse. Una de las razones es material: las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella. La realidad es que no hay política por fuera de lo comunicacional, hay algo que creo que el espacio liberal libertario comprende muy bien y que sus principales dirigentes políticos transmiten de manera muy eficaz, que es que la acción política y la comunicación política están profundamente imbricadas, no van por lugares distintos. La concepción tradicional de que primero se hace política y después se difunde eso, es una forma muy falaz de comprender la comunicación política. La política es con comunicación y la comunicación es parte de la acción política.

Una mirada sobre el suicidio de los pueblos

Una mirada sobre el suicidio de los pueblos

Rita Cortese dirige «No tiene un desgarrón», una adaptación propia de una obra de Thomas Bernhard de 1988 que denuncia al neofascismo.

No tiene un desgarrón, obra escrita y dirigida por Rita Cortese, es una síntesis y adaptación de la polémica Heldenplatz (“Plaza de Héroes”) del austríaco Thomas Bernhard. La obra original trata sobre la desolación y la pérdida en los últimos ecos del régimen nazi: el suicidio del profesor Josef Schuster, intelectual judío quien, al regresar del exilio, advierte que el antisemitismo es aún peor que cuando escapó 50 años atrás en épocas del nazismo. La versión argentina hace foco en la señora Zittel (Julieta Cardinali) y Herta (Vera Spinetta), ama de llaves y sirvienta del profesor, y da forma a un drama íntimo en permanente juego con lo social.

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Los espectadores se acomodan en sus butacas. En el escenario flanquean tres grandes biombos tapados por trajes oscuros. En el centro de la escena, una ventana: al otro lado estaría la plaza donde el pueblo vienés aplaudió el discurso de Hitler, gritos que todavía atormentan a la viuda del difunto profesor. Julieta Cardinali y Vera Spinetta trabajan alrededor de esta ventana, frente a otro público que, más tranquilo, cada tanto devuelve los chistes, ensaya una risa y trata de establecer paralelismos entre la Austria de Bernhard y la Argentina de hoy; las plazas que esperan afuera del escenario.

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En diálogo con ANCCOM, Rita Cortese, actriz, cantante y directora de la obra, reflexiona sobre el rol del teatro, la actualidad y estos paralelismos, siempre con un pie en el texto del que fue su primer proyecto directorial:

¿Cuál fue tu primer acercamiento a la obra de Thomas Bernhard y cuándo se empezó a gestar la idea de hacer una adaptación de esta obra?

Bernhard es un autor que me conmueve mucho. Hace muchísimos años hice los tres actos de Heldenplatz, “Plaza de Héroes”, en el Teatro San Martín. También hice Un almuerzo en lo de Ludwig W, dirigida por Roberto Villanueva; y Antes del Retiro o Antes de la Jubilación. Esta obra, Heldenplatz, tiene una estructura muy particular, y con una cantidad de personajes que solamente se podía hacer en el teatro oficial (hoy en día sería imposible). Pero además a mí me importaba realmente el primer acto de los tres, que trata de lo que les pasa a estas dos empleadas ante el suicidio de este profesor, teniendo en cuenta que siempre un servicio doméstico de las clases altas, muy altas, cuando esa casa desaparece por alguna razón, también ellas corren el riesgo de no tener más cama, ni comida, ni agua caliente; o sea, también se pierde una cierta manera de vivir. Estoy hablando de clases muy, muy adineradas, la clase a la que pertenecía este profesor Schuster, el protagonista ausente de la obra. Y me importó eso: ese vínculo entre ellas dos, lo que ocurre y lo que pude imaginar desde esta situación. Entonces hice la adaptación, hace ya muchos años. Un día vino Julieta Cardinali a casa, le mostré mi idea y le encantó. Por supuesto, luego terminamos la adaptación con Carito (Carolina) Santos. Y bueno, ahí estamos, muy felices de hacer la obra en este momento en el Teatro Picadero.

El título enfoca un elemento muy concreto que es el traje del profesor. ¿Por qué focalizar en un traje entre tantos otros elementos que se podrían tomar de la obra original?

Sí, porque es como que… ¿Cómo puede ser si no hay una herida ahí? ¿Por qué? ¿Por qué pasa todo lo que pasa? Hay un doble sentido ahí. Además, me parece que el término “desgarrón” es un término muy, muy argentino, ¿no? En un momento en que estamos muy, muy desgarrados.

¿Y qué significa para usted esta “presencia ausente” de Josef Schuster?

Un orden casi te diría dictatorial, ¿no? El no-movimiento de la vida. Él es un hombre que ha quedado solo.

En la obra hay una dicotomía muy marcada entre una élite intelectual y la masa.

Exactamente. Lo que ocurre es que los textos son geniales. La obra tiene una actualidad brutal. Y habla del pueblo. La mirada que tienen este hombre y estas mujeres respecto de lo que está pasando. Cuando ellas dicen: “Bueno, viven en condiciones terribles y, qué se yo, pero evidentemente a esta gente no le importa vivir en esas condiciones terribles”. Es un poco lo que está pasando.

Ellas hablan de una “ceguera” y una “sordera” colectivas.

Claro, es no saber reconocer el mal vivir. Es un pueblo el que se suicida.

Decidir hacer esta obra, en este contexto político, ¿fue una decisión puramente artística?

Mirá, yo esta obra la quiero hacer hace mucho tiempo. Pero lo que ocurre es que es una obra de un presente… Digamos, éste presente que tenemos, esta ruptura de la comprensión de lo que es la vida, se viene gestando desde hace muchos años. Esta ruptura de la palabra, esta palabra que está amenazada, estos cuerpos que están fuera de escena. En este momento los cuerpos están fuera de escena para que tomen lugar las máquinas. Hasta llegamos a hablar de la inteligencia artificial como si uno realmente supiera lo que está diciendo; o sea, un absurdo, por un lado. Y, por otro lado, la ausencia de los cuerpos. La pandemia, las pandemias que hemos tenido, porque también tuvimos el VIH primero, donde la sexualidad era la muerte; en este tiempo, esta pandemia fue donde el otro era un contagio. Este es el mundo que se está viviendo hoy en la Argentina —y vale la metáfora: este mundo que está metido hoy en la Argentina— donde la posibilidad de felicidad está muy lejana, donde los cuerpos no están… entonces es muy difícil generar un mundo mejor con el otro.

En ese sentido, el teatro es también un lugar de encuentro físico.

Claro, el teatro es un hecho vivo. En el teatro somos cuerpos puros. El teatro no está mediatizado ni siquiera por un instrumento: el instrumento somos nosotros. Entonces es muy chamánico. Por eso siempre es tan peligroso.

¿Qué peligro representa el teatro? ¿Para quién?

Contra cualquier régimen que busca achicar el pensamiento y achicar el mundo, el teatro —¡no todo el teatro, por supuesto! algún teatro…— siempre es atentatorio, porque abre posibilidades de crecimiento y encuentro. Fijate vos lo que pasa con los pobres viejitos que somos (yo también lo soy). Jubilados que van a la plaza y los castigan porque van a reclamar un dinero pacíficamente. Gente de 75, 76, 77 años: ¡Qué peligrosos que somos frente a los poderes que quieren oprimirnos! Estamos en un proceso de mundo de una voluntad franca de achicamiento de la especie humana. Porque el proyecto que tenemos hoy es un proyecto de exterminio.

¿Y el tipo de público que va al teatro crees que va con esa conciencia también? ¿O va con una aproximación más ingenua al espectáculo?

El pueblo va a ver a sus actores. Este es un pueblo muy teatrero, un pueblo de un acervo cultural y teatral muy importante. Y el teatro es lo que está perdurando en este momento. El teatro, la danza y la música. ¿Viste la cantidad de música que hay? Me refiero a la cantidad de grupos que hay, cómo los jóvenes sacan y sacan grupos nuevos. La necesidad de vida es la que manda. Y es una fuerza vital. ¡Por eso es tan peligrosa también! Para quienes quieren la muerte, una pulsión vital es el enemigo.

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Termina la función. La sala se llena de aplausos. Julieta Cardinali, todavía con lágrimas en los ojos, y Vera Spinetta, más sonriente y descontracturada, hacen una reverencia frente al público. Desde un pasillo adyacente, mientras empezaba el murmullo en las butacas, Rita Cortese se sube al escenario y dice: “Como equipo queremos manifestar nuestro dolor por el tiempo que estamos viviendo. Pero también decir que éste seguirá siendo un pueblo musical.” El público se retira, lentamente.

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No tiene un desgarrón se presenta en el Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857) todos los sábados de marzo a las 18 y los días jueves y viernes 3 y 4 de abril a las 20. Entradas disponibles en Plateanet.

 

«La educación pública es fundamental para construir un futuro más equitativo»

«La educación pública es fundamental para construir un futuro más equitativo»

Karina Sarro, docente secundaria y de grado de la localidad de Moreno, fue finalista del Global Teacher Prize –conocido coloquialmente como el Premio Nobel de Educación- y viajó a Dubai a compartir con el resto de los seleccionados experiencias educativas. En diálogo con ANCCOM reflexiona sobre educación, tecnología e inclusión, luego de recibir el Diploma de Honor del Senado de la Nación.

“Los estudiantes son los verdaderos protagonistas de este reconocimiento”, expresó la docente Karina Sarro minutos antes de recibir esta mañana el Diploma de Honor del Senado de la Nación por su nominación al Global Teacher Prize, conocido como el “Premio Nobel de la Educación”.

Karina estuvo entre los diez mejores docentes del mundo, sobre cinco mil profesores y profesoras que se postularon para recibir el reconocimiento que otorga la Fundación Varkey en colaboración con la UNESCO. El jueves 13 de febrero fue la gala de ceremonia en Dubai, a la que asistió la profesora oriunda de Moreno, provincia de Buenos Aires, junto con una comitiva argentina. El galardón finalmente fue otorgado a Mansour Al Mansour, docente que se dedica principalmente a la enseñanza en las cárceles de Arabia Saudita.

La representante nacional, en conversación con ANCCOM, dice que fue “una experiencia muy enriquecedora a nivel personal. Pude participar de capacitaciones brindadas por la UNESCO, además de tener contacto con colegas de distintos países con diversas visiones y experiencias de las cuales aprender”.

Karina trabaja en cuatro instituciones educativas ubicadas en la zona oeste del conurbano bonaerense, y centra su proceso de enseñanza en la integración tecnológica para un desarrollo pedagógico diferente a lo convencional. “La implementación de herramientas tecnológicas para la educación hace que las clases sean dinámicas y principalmente más inclusivas. Funciona como un refuerzo y me parece que es muy importante que lo podamos aprovechar”, asegura. ”La implementación de estas nuevas tecnologías tiene un montón de características positivas. Te permite flexibilidad, diversidad y principalmente la inclusión de todos los alumnos”, finaliza. 

Los proyectos que Sarro lleva a cabo con sus alumnos van desde la creación de aparatos electrónicos con fines ecológicos, pasando por la realización de videojuegos, hasta el trabajo con inteligencia artificial para mejorar el proceso didáctico.

¿Cómo fue que llegó la nominación de los premios y cómo fue tu estadía en Dubai?

Para poder participar del Global Teacher Prize hay que hacer una postulación. Puede hacerla cualquier integrante, por ejemplo, de tu familia, de tu comunidad educativa, un vecino, hasta inclusive uno mismo. Luego de esto, el 15 de enero nos enteramos que estaba dentro de los 50 finalistas, y más tarde que ingresaba en el Top Ten del concurso. Después, en la cumbre de gobiernos mundial en Dubai, se supo quién fue el ganador. Ese fue todo el proceso, en el que hubo entrevistas con miembros de la Fundación, donde me comentaron sobre los criterios de evaluación, como por ejemplo que las prácticas sean sumamente innovadoras, activas, dinámicas y con resultados demostrables.

 ¿Cómo fue tu inicio como docente, ya que estudiaste Comunicación Social en la Universidad Nacional de Moreno?

Sí, me licencié y luego hice la Maestría en Tecnologías Educativas y Competencias Digitales. Ahora estoy comenzando mi doctorado relacionado también a estas temáticas. Con la apertura de la Universidad Nacional de Moreno, hice la Licenciatura en Comunicación, que ineludiblemente es necesario para todo lo que fui desarrollando. Más tarde, con el Plan Provincial de Robótica Educativa de la Provincia de Buenos Aires, participé como tallerista para impartir clases de robótica educativa, y me di cuenta que la llegada a los estudiantes era mucho más enriquecedora, las clases se podían abordar desde otra manera con la implementación de recursos o alguna herramienta tecnológica. Entonces ahí arranqué y no paré.

 ¿Cuán importante fue para usted la educación pública, para su formación como profesional y también como docente?

En todo lo que vengo desarrollando, ya sea la formación docente, la Escuela Secundaria Politécnica, que depende de la Universidad Nacional de Moreno, y la Escuela Nº 50 de Francisco Álvarez, me parece que la educación pública es una herramienta fundamental para construir un futuro más equitativo. Creo que garantiza el acceso a la enseñanza a todas las personas, independientemente de su origen económico, cultural o social. Es un espacio en donde se pueden reducir las brechas sociales, ofreciendo la igualdad de oportunidades, para que cada uno de nuestros estudiantes, como yo les digo, mis amados “peques”, puedan desarrollar su máximo potencial.

La educación pública fomenta valores esenciales, como la inclusión, la solidaridad, la diversidad. Por supuesto, siempre haciendo foco en preparar a los jóvenes para ser ciudadanos críticos y responsables en una sociedad en constante transformación.

Karina Sarro

Qué beneficios tiene la implementación de la tecnología en el diseño curricular educativo?

Primero que nada, para poder implementar herramientas tecnológicas, es necesario que cualquier docente se capacite y sepa cuál es el alcance de cada una de ellas. Por supuesto que todo se va modernizando, todos estos entornos tecnológicos están, existen, y está muy bueno poder hacer uso de los mismos. El uso de herramientas tecnológicas para la educación hace que las clases sean más dinámicas y principalmente más inclusivas. Funciona como un refuerzo y me parece que es muy importante que lo podamos aprovechar. Esto tiene un montón de características positivas para el aprendizaje. La posibilidad de colaboración, que se trabaje en equipo, fomentando, por supuesto, un ambiente de apoyo mutuo y respeto. Tampoco es que mis clases dependen netamente de herramientas tecnológicas. Hay algunas cuestiones relacionadas a la reflexión en los alumnos que nacen en el quehacer cotidiano dentro de tu aula y también son importantes.

 Y, actualmente, ¿Cómo ve el apoyo estatal con respecto a la tecnología en las escuelas? ¿Cuáles son las barreras que impiden el desarrollo tecnológico en la educación?

Siempre es necesario el apoyo del Estado, lo que pasa es que en algunos casos que es más viable, otros no tanto. Ante el avance te tenés que aggiornar. No solamente en capacitaciones, sino en las cuestiones técnicas. Sí, necesitamos capacitar a los docentes, pero también debemos abrir espacios aptos en los cuales se pueda aprender y prepararse para dar clases. Luego ir adquiriendo lo que se necesite en cuestiones de soporte técnico.

  ¿Cómo ve el futuro de la educación pública en Argentina?

Mirá, yo creo que la educación pública fomenta valores esenciales, como la inclusión, la solidaridad, la diversidad. Por supuesto, siempre haciendo foco en preparar a los jóvenes para ser ciudadanos críticos y responsables en una sociedad en constante transformación. Es también en la escuela pública donde nuestros estudiantes tienen la posibilidad de hacer proyectos colaborativos que le permiten conectar con sus comunidades, entender problemáticas reales y buscar soluciones creativas y sostenibles en el tiempo. Creo que es importante apostar por un futuro donde todos tengan las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo, contribuyendo, por supuesto, a una sociedad más justa, solidaria, y con mayores posibilidades de progreso colectivo.

 

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Mercedes Pombo, cofundadora de Jóvenes x el Clima, cierra el ciclo de entrevistas “Los derechos que supimos conseguir”. La joven militante analiza la política del gobierno de Milei en clave ambientalista y la dimensión social del movimiento ecologista. El cambio climático como una realidad que ya llegó.