La calle también existe

La calle también existe

Más de 7 mil personas viven a la intemperie, según datos del último censo realizado por organizaciones sociales. Amigos del Camino es una agrupación que recorre la ciudad para brindarles alimentos e insumos básicos. ¿Por qué no quieren ir a los paradores del gobierno?

Ezequiel se levanta la remera y muestra una panza llena de tajos. Al lado de la cicatriz más grande, que está debajo de su ombligo, tiene una bolsa de colostomía pegada al cuerpo. Tiene 28 años y vive en las calles del barrio porteño de Once desde hace dos meses y medio. El 2 de junio salió a trabajar, le robaron el celular, se metió en una pelea por ese motivo y le dieron cinco puñaladas en la panza y una en el brazo. Estuvo internado una semana en el hospital de Esteban Echeverría, porque él es oriundo de Monte Grande, aunque suele parar en Once, Congreso y Microcentro porque en esos barrios recibe la ayuda que no obtiene en la provincia. “Como me lastimaron, ahora la gente no me quiere tomar, ¿viste? Porque no puedo hacer fuerza”, cuenta Ezequiel a ANCCOM, después de aclarar que, hasta el accidente, trabajaba de albañil, pintor y electricista. 

“Acá te dejo las bolsas, fijate las dos medidas. Es número 30 la que te hace falta, ¿no? Así el jueves que viene traigo de ese número. Ahora vengo, voy a traer la comida”, dice Marina La Cordobesa Boeri a Ezequiel mientras le acerca dos bolsas de colostomía de diferentes tamaños. Ella es integrante de Amigos en el Camino, la agrupación que todas las noches, excepto los sábados, recorre desde las 20 a 00 horas varios barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para llevar alimento y conversación a quienes viven en la calle, pero también atención de primeros auxilios, como el vendaje de heridas leves. 

Un rato antes, La Cordobesa se había bajado del auto conducido por Valeria Papadópulos, su compañera de la agrupación, y había demostrado a los transeúntes su habilidad para detener el tránsito nocturno con las manos. La pechera roja con el nombre de la organización y su gesto corporal de “Por favor, deténganse, que tenemos prioridad nosotros” había hecho posible lo impensable: que en CABA los autos, que suelen ser indiferentes a todo, se detuvieran. Boeri y Papadópulos, y también Martín Carnazza, otro miembro de la agrupación que venía atrás, en otro auto, para hacer el mismo recorrido que ellas en la zona de Almagro, Balvanera y San Nicolás, estaban apurados porque tenían que llegar a tiempo a ver a los sin techo que ya se convirtieron en amigos, que estaban esperándolos como cada jueves. Cuando los dos coches de la organización pudieron avanzar, La Cordobesa se metió rápido al auto conducido por Papadópulos y los tres siguieron viaje. Los banderines rojos con la frase Amigos en el Camino, que estaban incrustados arriba de las ventanas de ambos autos, habían empezado a flamear con fuerza hasta que los tres se detuvieron de nuevo por haber llegado a la siguiente parada, donde estaba Ezequiel esperando la comida, la conversación y las bolsas de colostomía.

Las personas que duermen en la calle se enfrentan a situaciones de violencia estructural, institucional y social según el Registro Unificado de Violencias (RUV).

En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar.

Los autos frenados con los banderines quietos contrastaban con los Rappi que iban de acá para allá. En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar. En ese punto también quedó claro que esta agrupación, con los banderines, las pecheras y los gestos de “déjennos pasar”, funciona como una especie de ambulancia que, en vez de transportar pacientes, lleva comida, ese insumo vital que define si se sigue con vida o si se corre el riesgo de ir directo a los brazos de la muerte. 

Ahora Boeri, Papadópulos y Carnazza reparten a Ezequiel y sus dos compañeros de calle guiso, sopa, huevos duros y pan, todo cocinado por vecinos voluntarios que, aunque no hacen recorridas nocturnas, apoyan a la agrupación de esa otra manera. Mientras tanto, Ezequiel cuenta que después de recibir las puñaladas y quedar incapacitado para seguir trabajando de albañil, su esposa lo dejó y se fue a vivir a Rosario, su ciudad natal, y se llevó a la hija de los dos. “Fijate si te puede cuidar tu familia”, le había dicho su exesposa. Pero la familia de él vio el estado en el que se encontraba —el mismo en que se encuentra ahora— y no lo quiso cuidar, excepto su abuela, que le abrió las puertas de su casa por una semana, después de que saliera del hospital. El asunto es que, al tiempo, Ezequiel se sintió incómodo viviendo ahí porque se peleó con el novio de su abuela, dado que “era un chabón joven que estaba en adicciones”, dice. Ahora agarra la comida que le da La Cordobesa y le agradece “de todo corazón” poniéndose una mano un poco más a la izquierda que el centro del pecho, ahí donde hay cicatrices más profundas e invisibles a los ojos externos. 

Ezequiel retoma la historia y cuenta que la abuela los echó a los dos, pero después dejó que su novio volviera a vivir con ella y él se quedó sin casa desde entonces. Ahora duerme sobre la calle Belgrano, sin ninguna otra red de contención que la que brinda Amigos en el Camino. 

– ¿Y no pensaste en ir a un Centro de Inclusión Social o parador, como se decía antes? 

– Prefiero la calle-, contesta Ezequiel.

–  ¿Por qué? 

– Porque estuve en uno y era como una cárcel. Me robaron todo, me cagaron a palos, me dieron un puntazo en el brazo y en la pierna- dice. Después de una pausa silenciosa, cuenta que en estos días sobrevive a base de cuidar coches y vender pañuelos y medias en Once, dado que hacer fuerza ya no está entre sus posibilidades laborales. 

Un rato antes de que empezara esta recorrida de Amigos en el Camino, Mónica De Russis, la directora ejecutiva de la agrupación, había charlado con ANCCOM en el local de Valentín Gómez al 3.300. El lugar funciona como una base desde la cual salen los equipos todas las noches a repartir comida y otras cosas para los sin techo. Ahí hay juguetes, libros y artículos de higiene apilados en estanterías, botiquines apoyados sobre una mesada larga y heladeras a ser llenadas con alimentos cocinados por los vecinos del barrio, que se han ofrecido como voluntarios para ayudar de esa manera.

En el lugar también hay un sillón y tres gatos sociables. Uno de ellos se había refregado en el brazo de De Russis cuando ella contó que la agrupación nació hace trece años, el 2 de octubre de 2011. También había dicho que, además de las recorridas nocturnas, la organización tiene un programa que se llama Merienda de los Sueños, que consiste en una ayuda para las familias que lograron salir de la calle, a las que los integrantes de la agrupación visitaban previamente en las recorridas. Tanto Amigos en el Camino como dicho programa recibirían, un día después de la charla con ANCCOM, la declaración de interés para la Ciudad en la Legislatura porteña. 

Mientras los voluntarios de la recorrida de los jueves empezaban a llegar de a poco al local y a organizar los elementos que utilizarían poco después, De Russis dijo que “en la semana visitamos a alrededor de 1.200 personas en situación de calle y establecemos un vínculo con ellas, que a veces es instantáneo y otras veces hay que construirlo. Sin juzgar, tratamos de ver en qué quiere ser ayudada cada persona”. 

La cantidad de sin techo asistidos por esta y muchas otras organizaciones sociales es abrumadora, y más oscuro se pone el horizonte si se tienen en cuenta las cifras arrojadas por el censo realizado en 2019 por las agrupaciones englobadas dentro de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle (APDPSC). El resultado de ese censo fue que, en ese momento, había 7.251 personas en situación de calle, de las cuales 5.412 no tenían acceso a paradores ni a establecimientos con convenio con el Gobierno de la Ciudad, lo que significaba que dormían en la vía pública. El 80 por ciento eran varones, el 19 por ciento, mujeres y el 1 por ciento, travestis o trans. Además, 871 eran niñas y niños y 40 eran mujeres embarazadas. Ya pasaron cinco años desde ese registro y las agrupaciones no volvieron a hacer otro, pero cualquier mirada atenta a lo que pasa en los rincones del subte, los cajeros automáticos y veredas varias inferirá que los números han aumentado. 

La referente también había mencionado la existencia de la Ley porteña 3706 y la Ley nacional 27654, que suponen la protección, por parte del Estado, de los derechos humanos de las personas en situación de calle y en riesgo de estarlo. De ellas se desprende el subsidio habitacional, que está en 150.000 pesos, pero De Russis había hecho hincapié en que “en la actualidad una habitación de hotel para una persona está entre 190 y 200 lucas”, por lo que ese financiamiento estatal no alcanza para quienes duermen en la calle y aspiran a vivir debajo de un techo. Amigos en el Camino también ayuda a las personas en situación de calle a realizar ese trámite, pero “lo más difícil es que el gobierno les exige la presentación del presupuesto de un hotel en un documento membretado, cosa que los hoteles no suelen hacer. Ahí aparece el mercado negro de los que venden las tarjetas aunque los hoteles no tengan habitación”, había contado De Russis.

«El Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”, dice Leo.

 De vuelta en el auto de Amigos en el Camino, Boeri y Papadópulos hacen un repaso en voz alta de las cosas que tienen que llevar el próximo jueves a la ranchada de Ezequiel y sus dos amigos —así se le dice en la jerga de la calle al lugar en donde duerme siempre el mismo grupo de personas sin techo—. Enseguida ese listado queda plasmado en el celular de La Cordobesa, a la que no se le pasa ningún detalle, algo que quedará demostrado en el transcurso de la noche, en varias ocasiones, pero más cuando le cante el feliz cumpleaños a una mujer joven —cuya casa es literalmente un colchón tirado sobre la calle Rivadavia y compartido con otra chica— y le regale algo dulce para festejar, con una velita para que pida deseos. Cuando eso suceda, a pocos metros de distancia estará Leo, el tío de la chica, contando a esta agencia que él es cartonero y que hace tres días alguien le robó el celular mientras dormía. En ese momento ANCCOM insistirá con la pregunta por la utilidad de los Centros de Inclusión Social, pero Leo responderá casi lo mismo que Ezequiel, que “en los paradores es como estar preso, convivís con gente con la cual no querés convivir. Ahí tenés que dormir abrazado con lo poquito que tenés porque te lo roban”. 

Unos minutos después, cuando el canto de feliz cumpleaños para su sobrina se termine, Leo contará más cosas escabrosas. Dirá, por ejemplo, que el año pasado Espacio Público e Higiene Urbana le quitó un carro que usaba para juntar cartón, uno más chico que el que tiene ahora. Expresará su descontento diciendo que antes había un diálogo entre los representantes de ese organismo porteño y los sin techo, pero que ahora ellos quitan las cosas sin mediar palabra, con la excusa de tener que dejar la vereda limpia. “Y te digo más —agregará Leo—: el Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”. 

 Para entender en profundidad el relato de Ezequiel, Leo y tantas otras personas que viven en la calle, es necesario tener en cuenta los resultados del informe presentado por las organizaciones sociales englobadas dentro de la APDPSC el 19 de agosto en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. En esa oportunidad, las agrupaciones habían dicho que el tercer informe del Registro Unificado de Violencias hacia Personas en Situación de Calle (RUV) demostró que entre el 16 de agosto de 2023 y el 15 de agosto de 2024 hubo 121 situaciones de violencia estructural, 104 de violencia institucional y 95 de violencia social. Ese día las organizaciones sociales habían explicado que el hostigamiento, robo, maltrato o desplazamiento forzado del espacio público que realizan las fuerzas de seguridad y otros funcionarios públicos constituyen la violencia institucional, que los ataques físicos perpetrados por ciudadanos de a pie, motivados por un simple rechazo a quienes viven en la calle, conforman la violencia social y que las lesiones físicas graves que se producen por vivir en la intemperie constituyen la violencia estructural.

Los estudiantes toman las universidades y también la palabra

Los estudiantes toman las universidades y también la palabra

Con asambleas, vigilias y tomas en todo el país, el movimiento estudiantil se pone al frente de la resistencia del gobierno de Milei ante el desfinanciamiento de la educación pública.

 

La Facultad de Ciencias Sociales votó la toma hasta el viernes, con la realización de clases públicas.  

Asambleas estudiantiles en universidades públicas de todo el país, se reunieron ayer, dispuestas a definir un plan de acción frente al desfinanciamiento. En la Facultad de Ciencias Sociales  de la UBA (FSOC), a medida que la asamblea transcurría, los estudiantes avisaban a través del micrófono las noticias que iban llegando desde afuera: “Derecho está en vigilia”, “ Se votó la toma de exactas”, “Tomaron la Facultad de Medicina”. Pronto Sociales también se sumó a la lista.

El reclamo en defensa de la educación pública, que exige la actualización del presupuesto y la suba de los salarios de trabajadores docentes y no docentes, convocó una jornada histórica por su resonancia federal y la masividad de los concurrentes. 

“Asamblea tras asamblea la escucha es distinta, la participación va tornándose diferente, no solo al interior de esta facultad sino en otras facultades donde se están tomando decisiones de vigilia o toma. Creo que es importante estar acompañando con el cuerpo, en un contexto de desgaste donde la cotidianidad se torna cuesta arriba, lo colectivo nos da fuerza”, dice Gisele Varela, estudiante de la Carrera de Trabajo Social de la UBA. “En un momento donde la violencia está tan legitimada es imposible no pensar en una acción, en un plan de lucha”,  agrega a su compañero, Braian Mansilla. Gisele y Braian son estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC), que se encuentra tomada con clases públicas hasta el viernes. Los dos acompañaron la toma mientras realizaban el Trabajo Integrador Final de su carrera.

Una imagen se repite en todo el país: estudiantes cuelgan en los edificios de sus facultades banderas que anuncian “Universidad Tomada”. “La situación de las universidades no da para más a lo largo y a lo ancho del país y también están en lucha el Hospital Bonaparte, el Garraham, los jubilados que marchan todas las semanas. Siento que esto es un primer gran freno social a lo que está haciendo Milei”, expresa Juan Martin Bravo, graduado de Ciencias de la Comunicación (FSOC).

 

El Gobierno dice

“El mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos. La universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma”, fueron los dichos del Presidente de la Nación Javier Milei, en el acto donde se cambió el nombre del Centro Cultural Kirchner por Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento.

Sin embargo, si se cruzan los datos, la  Encuesta Permanente de Hogares y Argendata-Fundar verifica que un 48% de los estudiantes universitarios se encuentran bajo la línea de pobreza y que la tasa de empleo es mayor entre quienes tienen estudios superiores (completos o no).

A ello se le suman las palabras del secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, para quien en las universidades “se inventan alumnos”. “Frente a un gobierno que habla de estudiantes fantasmas,  nosotros le decimos que hay que preguntarse qué pasa con aquellos pibes que no pueden ingresar a la universidad pública y generar políticas de acceso y permanencia”, interroga Cindy Frenkel, estudiante de Trabajo Social en FSOC: “Cuando hablamos de pintar de pueblo la universidad no es solamente un canto, es realmente una forma de decir que necesitamos presupuesto para que estas universidades sigan funcionando y entre cada vez más gente”.

Esto ocurre en un contexto de emergencia presupuestaria, donde el Presidente vetó la Ley de Financiamiento Universitario, con posterior acompañamiento de la Cámara de Diputados. Según datos del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN),  un 85%  de los docentes universitarios cobra salarios bajo la línea de pobreza; y las garantías para la continuidad del funcionamiento de las facultades son inexistentes. “Lo que molesta del sistema universitario, científico y técnico argentino es que es un ejemplo en el mundo, en democratizaciones, en conquistas de acceso y permanencia para que el sistema universitario sea abierto y federal, sea una vía de ascenso social y de desarrollo nacional”, explica Ian Quiñones, estudiante de Ciencias de la Comunicación (FSOC). “Este gobierno tiene un ensañamiento particular con la universidad pública, pero también con las Ciencias Sociales, incluso el subsecretario de Políticas Universitarias, el “Gallego” Álvarez hijo, es un ferviente militante contra la ideología de género”.

La Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) se encuentra tomada hasta el paro del jueves.

“Están queriéndonos sacar  la educación que forma personas de la ciencia, la investigación, la docencia y a los futuros profesionales que van a trabajar en distintas áreas de nuestro país. Pero claro,  no quieren gente que piense y reflexione,  quieren gente que sea monigote para el sistema”, opina Sonia Castillo, estudiante de posgrado y graduada de la Tecnicatura en Economía Social y Solidaria de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), que durante su asamblea sufrieron la agresión de un grupo de militantes libertarios. De acuerdo a lo que votó la asamblea ayer, la UNQ se encuentra tomada con clases y actividades públicas hasta el viernes.

 

Universidad de los trabajadores

“Para mí la facultad es todo. Tanto mis hermanos como yo somos la primera generación universitaria, soy consciente y he visto en mi propia familia cómo la universidad nos ha dado el ascenso social que este fin de semana Milei trató de negar, pero que es innegable”, expresa Penélope Newbery, graduada de Sociología y actual estudiante del profesorado en FSOC. “He visto a mis viejos haciendo un esfuerzo tremendo para que yo pueda venir a estudiar y voy a defender la universidad con uñas y dientes porque me ha dado todo, la Facultad es mi segunda casa”.

“Para mí la UNLAM significa la oportunidad para miles de pibes y pibas del territorio que son primera generación universitaria.  La Universidad de La Matanza para todos y todas nosotras es movilidad social ascendente, justicia social y derecho garantizado que debemos proteger y defender como pueblo y sociedad”, dice Candela Barale estudiante de Trabajo Social en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM), que se encuentra tomada desde ayer hasta el paro del jueves.

“Para mí la universidad son sueños, oportunidades, cosas por cumplir. Yo soy primera generación universitaria. Y va más allá de la movilidad social, es una cuestión de orgullo del establecimiento, de la carrera, del desarrollo del pensamiento crítico”, explica Dana Orozco, estudiante de Sociología de la UNLAM. “Yo creo que nosotros tenemos que poner nuestros conocimientos al servicio del pueblo. Ese es nuestro deber, no solamente formarnos y tener un título, también garantizar que las problemáticas sociales se solucionen y repensar otra sociedad, otro país y otro futuro”.

“Lo que se vive constantemente en una universidad es democracia, por eso hay una mixtura de militantes, una mixtura de partidos y me parece que eso hace que sigamos formando, en democracia, personas para nuestra sociedad, y hoy está peligrando eso”, retoma Sonia Castillo. 

“Para mí Sociales es un lugar de pertenencia, la educación pública me acompañó toda la vida. Yo estoy terminando la carrera y  quiero seguir aportando a la educación pública después de recibirme. Me parece que es parte de devolverle a la sociedad todo lo que me ha dado”, reflexiona por su parte Ian Quiñones.

“Para mí la facultad es el punto de conexión de un montón de gente que viene de un montón de lugares y donde somos estudiantes,  somos trabajadores, somos artistas y ponemos todo en función de esta comunidad que nos sostiene. A mí la Facultad de Arte me sostiene”, declara Ema Restivo, estudiante de teatro en la Facultad de Arte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, cuyo Rectorado está tomado desde el miércoles último.

 

Facultades tomadas

En la UBA, la Facultad de Ciencias Sociales votó la toma hasta el viernes. La Facultad permanecerá abierta para docentes, no docentes y estudiantes sin impedir la continuidad de las clases, que se harán de forma pública. Por su parte, en la Facultad de Diseño y Urbanismo (FADU) se decidió por unanimidad llevar a cabo una toma con clases, en estado de alerta y movilización permanente, con actividades de visibilización. Ayer cortaron la calle de entrada de Ciudad Universitaria y el miércoles realizarán un banderazo, ambas actividades son en conjunto con la Facultad de Ciencias Exactas, que también votó la toma en la asamblea del lunes. “El clima general es de adhesión, incluso estudiantes que no participan tanto en las actividades vienen a preguntar qué está pasando, qué se definió, y también hay un gran apoyo del cuerpo docente”, explica Florencia Boveri, presidenta del Centro de Estudiantes de FADU (CEFADU) y agrega: “Queremos seguir cursando, que siga existiendo la universidad pública y queremos discutir cuál tiene que ser nuestra formación y  al servicio de qué tiene que estar: si al servicio de los intereses de unos pocos, o de las necesidades populares y la soberanía nacional”.

De la UBA, también se tomaron las facultades de Medicina, Filosofía y Letras, Ingeniería y Psicología. En esta última, hubo incidentes esta mañana a raíz de que la Policía de la Ciudad se presentó con camiones hidrantes para impedir las clases públicas que se están llevando adelante en la calle.

Por su parte la Facultad de Derecho votó ayer una vigilia, que tuvo la adhesión de los gremios docentes, el Centro de Estudiantes y las agrupaciones que conforman la minoría estudiantil. También llevarán a cabo clases públicas durante las jornadas de hoy y mañana y una radio abierta el jueves.  “La situación es grave  por cuestiones económicas, pero también porque hay un montón de discursos de odio, de demonización que acompañan las medidas de Gobierno, que intenta demonizar la lucha estudiantil y a las universidades públicas y eso nos parece preocupante y por eso las medidas tomadas”, explica Martina Rincón, Consejera Directiva del claustro estudiantil de Derecho. En la Ciudad de Buenos Aires, también se votó la toma de la Universidad Nacional de las Artes.

La Universidad Nacional de San Martín permanecerá tomada hasta el viernes, y la Universidad de La Matanza comenzará hoy la toma activa con clases públicas y actividades abiertas a la comunidad, hasta el jueves. La Universidad Nacional de Quilmes también votó la toma hasta el día viernes, después de un violento episodio protagonizado por  un grupo de personas externas a la Universidad, que  ingresó a la asamblea para agredir y arrojar gas pimienta a las más de quinientas personas allí presentes. En La Plata, los estudiantes tomaron las facultades de Artes, Humanidades, Ciencias Naturales, Psicología, Trabajo Social y Periodismo, como así también el Colegio Nacional y se preparan para la marcha de antorchas convocada el miércoles.

En la UNICEN de Tandil, la toma comenzó el pasado miércoles luego de darse a conocer el acompañamiento de la Cámara de Diputados al veto de Milei. Ese mismo día se realizó una asamblea interclaustro donde se votó la toma del Rectorado, que ya lleva una semana en conjunto con diferentes actividades de intervención. “Consideramos la herramienta de la toma como protesta y también como espacio de discusión en unidad del movimiento estudiantil y por la defensa de la universidad pública. Es un momento en donde tenemos que pensar estrategias para masificar esta lucha que es de nosotros, pero es de todo el  pueblo también”,  explica Ema Restivo.

Las tomas se multiplican  a lo largo y ancho del país, en las Universidades Nacionales de Córdoba, Catamarca, Neuquén, Entre Ríos, Rosario, Salta, Jujuy, La Pampa, Lujan, Mar del Plata, Tucumán, San Luis, San Juan, Misiones, Río Negro, Bahía Blanca, Santa Cruz, Trelew, General Sarmiento, José C. Paz, Moreno y Tres de Febrero. Frente al abandono estatal, el movimiento estudiantil nacional exige respuestas.

 

 

¡Qué momento!

¡Qué momento!

Bajo la consigna de recuperar lo colectivo y la construcción, en contra de los discursos y crímenes de odio y por razones de género, en contra del desguace de lo público y en reclamo por territorios y agua, se realizó este fin de semana en Jujuy el 37º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, donde confluyeron 60.000 participantes provenientes de todo el país.

“Este es un espacio de encuentro”, comenta Jorgelina Mansano, integrante de la Comisión Organizadora del 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexulaes, Intersexulaes, No Binaries que se llevó a cabo el fin de semana pasado en la capital jujeña. “Hay un antes y un después del encuentro de mujeres y disidencias plurinacionales –afirma María José Álvarez Carreras, otra miembro de la comisión–. Es un espacio para que las compañeras se encuentren y se conozcan”.

El Encuentro Plurinacional, como cuentan sus organizadoras, es una experiencia única. Este año fue el turno de San Salvador de Jujuy, ciudad que ya había sido anfitriona en dos ocasiones, una por el año 1995 y otra en el 2006, pero cuyas características habían sido muy diferentes. Para el de 2006, por ejemplo, la cantidad de participantes rondaba los 10 mil. Hoy, la convocatoria supera los 60 mil presentes. El evento nacional está pensado para reunir a mujeres y disidencias de todo el país con el fin de poder debatir, enseñar, aprender y que, principalmente, funcione como un espacio para realizar los reclamos históricos y contingentes que estos grupos vienen exigiendo. “El encuentro es un espacio de gran aprendizaje, de mucho compartir las experiencias activistas, incluso de las compañeras que vienen por primera vez”, continúa María José.

Aquí nada es casualidad. Que Jujuy fuera la sede del Encuentro 2024 refleja el apoyo a las luchas contra la Reforma Constitucional que se implementó durante el gobierno de Gerardo Morales en la provincia jujeña y que llevó al pueblo a la movilización masiva. El logo del Encuentro, el diseño de la paloma blanca que es intervenida según cada evento, este año se llenó de mujeres de las comunidades originarias, de las banderas de la comunidad LGBTQ+, de docentes, de mujeres tocando coplas, de los pañuelos del Nunca Más y de la bandera whipala. Además, el escenario principal del Encuentro se ubicó en el Playón de la Avenida 19 de Abril, lugar donde alrededor de 100 personas fueron detenidas en el 2023 debido a que se movilizaron en contra de la Reforma.

Otro de los epicentros del encuentro fue la Plaza Belgrano. Desde el 11 al 13 de octubre, la plaza estuvo rodeada de puestos de feria  por todos sus lados y diagonales, el humo de las parrillas llenaba el aire con ese gustito a lo popular y las banderas y los pasacalles colgaban con los pedidos de este encuentro. “No al RIGI. Defendamos la tierra y el agua”, se leía en uno; “Mientras este Estado desfinancia y abandona, en Argentina matan a una piba cada 28 horas”, reclamaba otro. Cada rincón estaba siendo ocupado por mujeres, disidencias, comunidades originarias y estudiantes, unidos por estos reclamos en común.

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Allí se encontraba Aranzazú con un micrófono en la mano y parada enfrente de una inmensa bandera del orgullo lésbico. Ella viene de la provincia de Salta y pertenece a la Red de Autoconvocades y Organizaciones Lesbianas. Atrás de ella, se extendía un repertorio de carteles que exigían justicia por Roxana, Pamela y Andrea, las víctimas del tripe lesbicidio de Barracas. Con el micrófono firme en su mano, Aranzazú alzaba su voz pidiendo: “Por el agua, por los territorios. Por elles, por nosotres. Reivindicamos a nuestras ancestras de lucha y seguimos sus huellas […] porque nosotras, nosotres, también sabemos de rebelión”.

Asimismo, la salteña recalca la importancia de que se haya realizado este encuentro en tierras jujeñas y de la participación de las comunidades originarias, quienes se plantaron fuertemente en contra de la Reforma del año anterior. “La represión brutal con la que esa reforma inconstitucional se llevó a cabo fue el laboratorio que permitió que hoy tengamos el gobierno nacional que tenemos. Hicieron la prueba acá y la extendieron a nivel nacional”, sentencia Aranzazú. Y cuenta que la bandera que está a sus pies fue hecha por diferentes organizaciones lésbicas en distintos lugares y que fue unida ese día a la mañana, en el Encuentro. “Para todas las mujeres, la existencia de las lesbianas también es una puerta a la liberación”, afirma Aranzazú e incentiva a todas las mujeres a que se unan a la marcha que se estaría dando unas horas más tarde en contra de los lesbicidios, los travesticidios y los trasnfemicidios.

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A tan solo una cuadra de la plaza principal, en el Centro Cultural Manuel Belgrano, se localiza el Corredor Gastronómico, una propuesta culinaria fundamental que reúne a emprendedoras y emprendedores de varias provincias argentinas. Jorgelina y María José se encuentran allí y cuentan, en diálogo con ANCCOM, la necesidad de organizar un proyecto como tal en el marco del evento. “En 2006, en el encuentro anterior que se hizo en Jujuy, sucedió que los comercios estaban cerrados y había que avisarles a las compañeras donde podían ir a comer. Este año nos pareció central organizar el corredor”, comenta Jorgelina.

El corredor se encuentra en un galpón abierto de techos altísimos que solía ser la vieja estación de trenes de Jujuy. Durante el fin de semana largo de octubre, sin embargo, estuvo repleto de mesas con manteles lisos, sillas de plástico, puestos de comida, heladeras con bebidas heladas y por supuesto parlantes con cumbia sonando 24/7. En uno de los lados, un pequeño escenario que al mediodía del viernes se encontraba desocupado. Muchas personas circulan constantemente por cada mesa, eligiendo sus almuerzos y recorriendo cada rincón del corredor.

Esta propuesta, al igual que el encuentro, es federal. La convocatoria fue abierta y llegó a varias provincias: Neuquén, San Juan, Catamarca, Buenos Aires. Ambas mujeres comparten la idea de que los encuentros plurinacionales, además de ser únicos por todas las experiencias y espacios que se generan en ellos, también les ofrece a los emprendedores una eyección económica. “Creemos que el corredor es además una oportunidad económica. La gente la está pasando mal. Nosotras seguimos trabajando para que se siga desarrollando de la mejor manera”, continúa Jorgelina.

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Durante los tres días que duró el evento, se llevaron a cabo actividades de todo tipo. Desde talleres hasta pañuelazos, desde asambleas hasta movilizaciones y marchas. En cada una de ellas se escuchaba uno de los cánticos más populares de las jornadas: “Qué momento, qué momento, a pesar de todo les hicimos el encuentro. ¡Qué momento!”, coreaban miles y miles de mujeres y disidencias. Las voces se elevaban entre edificios y montañas, bajo un cielo celeste vibrante y un sol radiante. Y, llegadas las caídas de sol, comenzaban las marchas.

El viernes 11 a las 19 comenzó la Marcha contra los Travesticidios, Transfemicidios, Transhomicidios y Lesbicidios. La columna a la cabeza salió de Gorriti y Avenida 19 de Abril y rodeó todo el centro jujeño. Las voces se alzaban pidiendo justicia por el reciente travesticidio de Ana Paula Costas, una mujer trans de Jujuy, y por todos los crímenes de odio que ocurren en nuestro país contra estos colectivos.

Sher Lescano es travesti, sindicalista y activista de Derechos Humanos y se encuentra marchando para reivindicar sus experiencias. “Esta marcha reivindica no solo nuestra lucha sino también nuestro derecho humano esencial a vivir. Hoy nos abrazamos todos los feminismos para decirle basta al fascismo anti derecha de esta persona que nos está condenando todo el tiempo a muerte”, expresa decididala activista en diálogo con ANCCOM. Sher también manifiesta su apoyo y agradecimiento a la Ley de Cupo Laboral Tras, la cual le permitió entrar al Ministerio de Salud de la Nación: “El cupo laboral no es un privilegio. Es un derecho esencial que se nos niega solo por el hecho de existir y expresar nuestra identidad”.

Sher es parte de la Comisión Organizadora del Basta de Travesticidios, Transhomicidios y Transfeminismos desde hace cinco años y está convencida de que la lucha hoy no se tiene que hacer entre los feminismos ni entre los partidos políticos. “Hoy la diferencia no es entre nosotres y nosotras. El feminismo es político, pero no es un partido político. El feminismo es transversal a todo”, finaliza.

El recorrido de la movilización acabó en el escenario principal, con muchas de las compañeras y compañeres reivindicando el Encuentro como algo hermoso pero igualmente doloroso. Y es verdad que en el aire se siente esa pesadez, se siente la ausencia de aquellas que ya no están. Todas y todes gritamos a coro: “Presentes. Hoy y siempre”.

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“El Encuentro es la historia material del feminismo, de un movimiento que ha logrado en las calles organizadamente derechos fuertemente adquiridos”, expresa eufórica Lili, militante feminista de la Asamblea de Flores, en la marcha final del sábado 12. Las consignas eran claras: en contra de los discursos y crímenes de odio por razones de género; en contra del desmantelamiento de lo público; pidiendo por la tierra y los territorios; pidiendo por el cupo laboral trans-travesti; y exigiendo una respuesta sobre dónde está Tehuel.

Lili comparte su preocupación: “Lo que no estamos teniendo es una articulación de las luchas. Las feministas le podemos proponer al pueblo esto”.  Ella sabe, porque vivió en carne propia, todo lo que el feminismo es capaz de lograr.  “Este encuentro fue muy importante en momentos de crisis como los que estamos viviendo –concluye–. Hoy el movimiento feminista puede proponer un modelo de organización y articulación donde conviven organizaciones y partidos políticos. Logramos una unidad. Hoy el saber está en construir”.

Un primer paso es seguir construyendo estos espacios de encuentro. Por ello, el evento no podía finalizar sin la votación para establecer cuál sería la próxima sede del Encuentro Plurinacional. A través del “aplausómetro”, las decenas de miles de mujeres y disidencias presentes en San Salvador de Jujuy decidieron que en el 2025 el evento se realizará en la provincia de Corrientes. Cantando al unísono: “Por la trata y por Loan, próximo Encuentro en Corrientes vamos a estar”, se dio por finalizado el 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexulaes, Intersexulaes, No Binaries. Que el próximo nos encuentre en Corrientes.

                ¡Jallalla!

El golazo del Juje

El golazo del Juje

La Escuela de Fútbol Base El Pueblito atrae a chicos del barrio de Pompeya como un imán. Su magnetismo no solo se debe a la enseñanza de buenas prácticas deportivas. También ocupa un lugar preferencial en evitar consumos problemáticos, embarazos no deseados entre adolescentes, y peleas callejeras.

Juan Manuel «el Juje» Porcel administra la Escuela de Fútbol Base El Pueblito, ubicada en la villa homónima, a orillas del Riachuelo. Este lugar, construido por él a pulmón junto a los profes Quique Hernandez y Anahí Puca, se construyó para llenar un vacío de contención que a muchos pibes del barrio no les llega de ninguna otra forma. Realizan un esfuerzo constante para que los chicos se sumen, o no lo abandonen, porque saben que en la medida que se alejan de El Pueblito se acercan a vidas más problemáticas. “Todos son de Pompeya” recalca orgulloso el Juje, señalando el espacio que ocupan un par de docenas de niños y niñas, de edades y alturas dispares, jugando al fútbol bajo el sol de una mañana impecable de septiembre. Los sábados a primera hora sin falta, salvo cuando la lluvia cae demasiado, la escuela de fútbol hace de imán para los pibes, pero el magnetismo de la academia no está únicamente en enseñar a jugar a la pelota. 

La cancha se extiende en el medio de la plaza Obispo Enrique Angelelli, en la parte en donde el barrio de casas bajas se presenta en trío con el Riachuelo y unas soñolientas fábricas que vivieron días más prósperos. El lugar de entrenamiento original está en El Pueblito, una villa que ya cuenta varias décadas de existencia sobre el lado este del Puente Alsina. El Juje explica que a partir de la presencia de un grupo de personas que se juntaban a consumir drogas cerca del lugar, decidieron trasladar las prácticas a la plaza Angelelli, que está a unas cinco cuadras pasando la Avenida Sáenz. Además, por la falta de alguna malla o red de contención, con frecuencia las pelotas terminaban en el agua, y era peligroso para los chicos. 

El devenido entrenador llegó a Buenos Aires hace unos treinta años sin saber “si la pelota era  redonda o cuadrada”, pero entendiendo muy bien lo que significa el deporte para cualquier comunidad. “En esta zona, como en todos lados, tenemos problemas -señala-: el flagelo de la droga, embarazos prematuros, los celos entre parejitas…” Entonces, los profes -como les dicen- son para los chicos un oído infalible, también un consejo y una palmada en la espalda.

Lo que refiere al entrenamiento físico está a cargo de Quique Hernández, compañero de trabajo del Juje en una fábrica, y su compañero como entrenador en la escuela de fútbol. Hernández está orgulloso de haber jugado en la primera en Perú en sus tiempos mozos, y se percibe rápido que su preocupación es el esfuerzo desde lo técnico en los jóvenes futbolistas. El profe detecta, con solo ver un par de movimientos, quien “ya la está pisando”, o aquel que “brilla con luz propia”. Porque en El Pueblito, hay talento además de garra.

Thiago Aramayo arribó de Jujuy hace unos meses para probar suerte en Deportivo Riestra, un club de Primera División, en donde la competencia es mucho más exigente que en las liguillas de inferiores del Norte. Llegó a través del trabajo de scouting de un sistema de profes y preparadores, que recorre las provincias buscando talentos ocultos, complicados por la suerte de nacer lejos del centro del país. Thiago vive en la pensión de Riestra, pero quienes lo cuidan, acompañan y aconsejan son los técnicos de El Pueblito. Con el aval de sus padres, Juje y Quique hacen las veces de sus padrinos.

El esfuerzo de Juje, Quique y Anahí llegó hasta el punto de desarrollar una buena red de conexiones para darle posibilidades a los futbolistas. Santiago Flores, de 16 años, y sentido como propio en El Pueblito, fue a probarse al Inter de Porto Alegre, uno de los clubes más grandes de Brasil. Juje, explica, “tiene buen llegue” con la gente de la filial del club gaúcho en Buenos Aires, además de conocidos en otros clubes grandes porteños, que llegado el caso, pueden abrirle las puertas a pibes de la cantera pompeyana. “Después me invitaron a jugar en Atlanta, jugaba con la sub 20, yo con 15”, dice Santiago y agrega: “Ahora estuve con unos problemas en casa y paré de jugar, pero estoy con ganas de volver”.

Pero la parte excluyente para dar clases de fútbol en El Pueblito es estar en todo. Juje mismo reconoce que “hay que ser un poco mágico” para resolver situaciones u ocupar roles que, en ocasiones, nadie más lo hace.“Los momentos más difíciles para nosotros son el día del padre o de la madre. Algunos chiquitos acá no los tienen. Y las navidades son crueles, tema regalos, vemos que al vecino le regalaron una bicicleta nueva y otros padres ni siquiera se acuerdan”. Todas las fiestas, incluyendo cumpleaños, se festejan con regalos de por medio. El Juje conoce los nombres de sus chicos uno por uno, conoce a sus familias, está al tanto de sus historias y cada una de sus virtudes y defectos.

La nube de polvo, levantada por el correteo de los pies, hace un contraste mayor con su figura, que se adentra unos pasos en la cancha, y vuelve rápidamente para no interferir en el campo de juego. El perímetro no tiene líneas, pero él se encarga igual de poner los límites. “A nosotros no nos gusta que vengan pibes o pibas atrevidas, lo que hacemos entonces es puro físico, no jugar, y ahí los que quieren jugar en serio, sobre todo las chicas, se la bancan y se quedan”. Además, el Juje, cuando van a torneos o a visitar clubes grandes, actividad codiciada por sus futbolistas, requiere previa charla con los padres para asegurarse que no se estén llevando ninguna materia. En caso de que sí, no van.

Juje y Quique se acercan a la plaza Angelelli todas las mañanas de los sábados, aunque no hayan dormido la noche anterior. “Salimos a las 6 de la fábrica, y a las 8 ya estábamos acá”, resumen. La constancia de años, el llegar frenéticamente directo del laburo sin dormir, cantidades de tiempo, y también dinero, son inversiones cotidianas de los profes para mantener en funcionamiento la escuela. Más de una vez políticos y funcionarios “han venido a sacarse fotos con los chicos, a preguntarle qué talles usan, y así como aparecen se van y no vuelven más”. El trío de instructores realiza estas acciones desinteresadamente, sin pretender nada a cambio más que ver a los pibes crecer caminando derecho en un barrio de calles laberínticas, en el que un mal giro puede llevar por un camino de problemas.

“Mi mamá y mi abuelo son evangelistas, yo veía cómo trabajaban de manera solidaria en Jujuy”, recuerda -obviamente- el Juje. “Cuando era chico, íbamos a repartir algunas pequeñeces en comunidades indígenas, y era increíble cómo salían los chicos a recibirlas, cómo la respetaban”. Hoy, los chicos festejan cuando lo cruzan por Pompeya. “El otro día pasando por acá, viene y me abraza un grandote de barba, que lo miraba y no lo reconocía”, hasta que llegó fácil la imagen a su cabeza, cuando el chico, convertido en adulto, le explicó que se acordaba de él porque hace ya unos cuantos años, era el que en el barrio “regalaba los guardapolvos”.

 

De alguna manera, en el medio de la inestabilidad de la vida cotidiana, donde parece que todo cambia antes de poder aprehenderlo, el trabajo en El Pueblito se mantiene firme ante el tiempo, como una piedra que se resiste a ser erosionada por un río insistente y cruel. “Algunos chicos tienen un buen pasar, y otros por ahí la sufren” comenta el jujeño. Acaba de atajar una pelota que se iba a la calle, pateada con fuerza por alguno de sus pibes, y su respiración se entrecorta entre la conversación, los recuerdos y las reflexiones de años de trabajo que se amontonan para salir. Mientras da indicaciones asomándose a la cancha ante la multitud de pibes que corren atrás de la pelota, dice: “Yo también fui un chico que le faltaron cosas, poder estar para ellos es todo”.

Generalmente, al terminar el entrenamiento, la caminata de vuelta al barrio incluye la parada en una parrilla sobre la vereda para compartir unos choripanes, y la posterior compañía de los profes, asegurándose que chicos y chicas se acerquen a la zona de sus casas. En este mediodía fresco de septiembre sobre la Avenida Erezcano, algunos árboles alegran la calle con sus primeros brotes verdes después de un invierno helado, que igualmente, “no fue capaz de bajarnos un sábado”.

Una universidad de película

Una universidad de película

En medio del ajuste presupuestario al cine nacional y a las universidades públicas, la Facultad de Arquitectura de la UBA reedita esta semana el Festival Internacional de Cine. “La adversidad no debe doblegarnos sino ponernos creativos y unirnos para seguir generando oportunidades” dice el director general Ricardo Alfonsín.

La segunda edición del Festival Internacional de Cine de la Universidad de Buenos Aires (FIC.UBA) se llevará a cabo del 16 al 22 de octubre, con el fin de recorrer la historia del cine, promoviendo un diálogo entre su pasado, su presente y su futuro, y apostando por la cultura nacional, en un contexto de crisis. Organizado por La Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), a través de la Secretaria de Políticas de Diseño e Innovación Tecnológica, la Secretaría de Relaciones Institucionales, Cultura y Comunicación y la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido, se realizará de manera gratuita en la sede central de FADU, y su estacionamiento; en el Cine Gaumont; el Centro Cultural San Martín, y el Cine Cosmos. La edición está dedicada a la memoria de Manuel Antín, Honoris Causa de 2023.

“El FIC.UBA es un orgullo y un triunfo en medio de las adversidades que enfrenta la comunidad universitaria y del cine. En momentos como este, un festival internacional de calidad es una apuesta al futuro que nos negamos a perder de vista. Es un ejemplo de gestión de política pública. Más que nunca necesitamos que nuestros alumnos accedan a oportunidades formativas y de intercambio como esta, que sigan poniendo en los más altos lugares los proyectos gestados en la FADU”, expresa Ricardo Alfonsín, director general del evento, en diálogo con ANCCOM.

El festival contará no solo con la proyección de más de medio centenar de producciones audiovisuales, sino también con la entrega de Doctorados Honoris Causa a Mirtha Legrand, por su paso por 36 filmes de la era dorada del cine nacional, a Héctor Olivera, director, productor y guionista argentino de Patagonia Rebelde (1974), celebrando los 50 años de su lanzamiento, y a Marjane Satrapi, historietista, pintora y directora franco-iraní de películas como Persépolis (2007). También habrá seminarios dictados por Marjane Satrapi, Daniel Burman, Demián Rugna, el colectivo español Little Spain, Leonardo Sbaraglia, Diego Lerman, Diego Cagide, Diego Lucero, Nicolás Couvin, Gonzalo Gutiérrez, Jorge Pinarello, y Luis Ortega, que buscan la participación, durante seis clases magistrales, de personas dispuestas a conversar y reflexionar sobre cuestiones alrededor de la práctica cinematográfica.  Al programa se suman homenajes a Daniel Tinayre, a 30 años de la muerte del director, guionista y productor de largometrajes remarcables como La Mary (1974), película que también celebra su 50º aniversario, y a Argentina Sono Film, estudio cinematográfico fundado en 1933 y que actualmente sigue funcionando con el objetivo de producir, preservar y difundir la industria cinematográfica nacional.

Además, se inaugurará el ciclo de cine al aire libre “Terror a Cielo Abierto”, proponiendo exhibir la filmografía del director y guionista Demián Rugna, con películas como Cuando acecha la maldad (2023), una experiencia audiovisual en tendencia. “Queremos reconocer un género en auge que encuentra receptividad inmediata en nuestros estudiantes. Responde a un pedido de la comunidad. Además la figura de Demián Rugna, un director que representa la vocación, el talento y la tenacidad para desarrollar proyectos, que han recorrido los mercados y festivales del mundo hasta consagrarse entre los mejores. Representa un faro para los nuevos realizadores. Queremos darle un marco de celebración colectiva que apunta a los jóvenes que componen en su mayoría el público de FIC. UBA, con una propuesta que se completa con foodtrucks, maquillaje FX, cosplayers y una feria del terror que convertirá el estacionamiento de la FADU en un gran cine al aire libre”, cuenta Alfonsín.

El festival en ascenso contó con el doble de postulaciones que en la primera edición. Alfonsín concibe al festival como un espacio para potenciar a los nuevos realizadores, por lo que se da prioridad a óperas primas. “Haber sido seleccionado es una alegría para mi porque es en donde estudié. Siempre es un orgullo que existan estos espacios. Soy venezolano y me encanta el nivel de cultura cinematográfica de Buenos Aires, su forma de contar cine es algo muy propio de acá, y que puedan existir esta clase de festivales en estos tiempos caóticos me pone muy contento. Lo único que se puede rescatar de este caos es que cuando estamos a punto de perder algo nos empezamos a preocupar más, a notar los llamados de atención. Siento que mis círculos cercanos han consumido muchísimo más cine nacional del que normalmente consumían, y espero que esta alerta sea lo suficientemente fuerte para que la situación cambie y se apoye más el cine nacional”, reflexiona Nathaniel Pacheco, egresado de la carrera Diseño de Imagen y Sonido en FADU y realizador de la música de Vellichor, cortometraje de la Competencia de cortos UBA. El mejor cortometraje de esta competencia recibirá $1.500.000 y una vacante para participar del Programa de Capacitación del Campus MÁLAGA TALENT, en el mercado de industria del Festival de Cine de Málaga (MAFIZ). Se otorgará a la Mejor Dirección un viaje a Colombia para participar del programa de jóvenes talentos BIFF BANG!, del Festival de Cine Internacional de Bogotá, en la edición 2025. La Asociación del Personal de la UBA (APUBA) financiará la dirección de un proyecto audiovisual a desarrollar en el primer semestre de 2025, con $1.500.000, al corto ganador.

“El FIC UBA es la respuesta a lo que queremos lograr para el futuro. Es un momento difícil, pero la adversidad no debe doblegarnos sino ponernos todavía más creativos y unirnos para seguir generando oportunidades. No es fácil sostener un festival de esta magnitud en estos momentos, pero lo hacemos precisamente porque creemos en el futuro de nuestros alumnos y del cine. Como docente de la carrera de Imagen y Sonido, y desde la dirección de este festival, creo firmemente que el cine es mucho más que entretenimiento; es un vehículo para la cultura, la identidad y los valores que como sociedad compartimos. Siendo la producción audiovisual un vehículo tan importante para la promoción de los valores que uno quiere promover en la cultura, no es una actividad de la cual el Estado deba desentenderse. Debe comprometerse con ella a través de la definición de una política orientada a enriquecer y dotar de valores democráticos, humanistas, a la cultura”, concluye el director general.

La programación completa del festival puede consultarse en su página web.